Juicio precipitado es creer que los “medios” nos “hacen”. Se
les está atribuyendo un poder de dios que no tienen.
Ni el más débil mental podría ser manipulado por el más
astuto jefe de redacción. Creer eso es uno de tantos mitos de nuestra cultura.
De manera injusta los adjetivos abundan para la televisión,
las revistas, los periódicos y, por extensión, a libros y la academia con sus diversos sistemas pedagógicos:
“amarillos”,”vulgares”,”vaciós”,”mercenarios”,”frívolos”,”corruptores”, etc. Sin faltar la contraparte del molde: “culto”, ”balanceado”, ”formativo”, ”veraz”…
“amarillos”,”vulgares”,”vaciós”,”mercenarios”,”frívolos”,”corruptores”, etc. Sin faltar la contraparte del molde: “culto”, ”balanceado”, ”formativo”, ”veraz”…
Todos se disputan el galimatías de “informativo” y
“formativo”.
Lo que los medios hacen es la oferta de su producto. Como el
que tiene un puesto en el mercado
surtido de las más variadas clases de frutas. Uno compra la fruta de su gusto.
Alguien come con delicia los kius y no le gustan las
manzanas.Está diciendo cómo es él, con el método filosófico positivo, al
preferir los kius.Y también está diciendo cómo él es,
con el método filosófico negativo, al rechazar comer las manzanas.
Con la observación que para que esto suceda es necesario
vivir en un sistema político de democracia bien cimentada, no blandengue.
Donde uno pueda decidir verdaderamente en libertad. Si no ¿para qué serviría la
democracia y su contexto de fondo que llamamos libertad?
Tal vez una manera de medir la libertad la comprendieron bien los norteamericanos Robert Adler y Eugene Polley. No mediante la encuesta o la cantidad de votos depositados en las urnas. Inventaron ( 1956) ese pequeño aparato accesorio de la televisión que conocemos como "mando a distancia" o "control remoto" inalámbico. Si no estamos de acuerdo con la programación de un canal nos pasamos al otro, así de sencillo, pronto y expedito.
Tal vez una manera de medir la libertad la comprendieron bien los norteamericanos Robert Adler y Eugene Polley. No mediante la encuesta o la cantidad de votos depositados en las urnas. Inventaron ( 1956) ese pequeño aparato accesorio de la televisión que conocemos como "mando a distancia" o "control remoto" inalámbico. Si no estamos de acuerdo con la programación de un canal nos pasamos al otro, así de sencillo, pronto y expedito.
También la democracia, es cierto, y lo han dicho muchos, es
una dictadura, la dictadura de la mayoría, pero es lo que hasta ahora se ha
podido encontrar donde se pueda respirar bien. La libertad con sus mil
opciones, de comer la fruta donde uno pueda escoger.
¿Y la filosofía, la
cultura, escribir esto o aquello, el deporte, abarrotar los cafés, las
exposiciones en las salas de arte?
Algo tenemos que hacer para no cruzarnos de brazos y morir de aburrimiento, en nuestro tiempo libre después de trabajar el turno, en la fábrica o la oficina.
Algo tenemos que hacer para no cruzarnos de brazos y morir de aburrimiento, en nuestro tiempo libre después de trabajar el turno, en la fábrica o la oficina.
Esto sucedió hace mucho tiempo, en el siglo diecinueve, allá
en 1868, cuando un periodista, urgido por su estado de salud, se trasladó a Tennessee, sur de los Estados
Unidos, y encontró trabajo en el Gloria
Matutino.
Su primer puesto fue el de subdirector del periódico. El
redactor jefe le pidió que escribiera algo. Que escogiera entre un montón de
revistas y periódicos amontonados en el local. El título del escrito sería. “El espíritu de la prensa
de Tennessee”.
En tanto busca y escribe su artículo, Twain nos ofrece lo que
parecería el más absurdo contexto de violencia imaginable: disparos de pistola
a través de las ventanas de la redacción, bombas lanzadas desde el exterior y
que explotan donde ellos escriben, brazos mutilados, violencia contestada desde
la redacción hacia el exterior, muertos, heridos, injurias…
Cuando el artículo quedó terminado el redactor en jefe le
dijo que le faltaba coraje al escrito.
-¡Rayos y truenos! ¿Cree usted que es así como pienso hablar
de ese hatajo de mulas? ¿Cree que mis suscriptores
van a tolerar semejantes cursilerías? ¡Deme la pluma!”Y sobre el escrito empezó a borronear, tachar, borrar y agregar.
El redactor jefe escribió el artículo en tanto él lo observaba:
“Nunca he vista una pluma rascando y
perforando el papel con tan mala baba, ni meterse tan implacablemente con los
verbos y adjetivos escritos por otros” pensó el periodista del norte.
Rascaba y perforaba el papel con mala baba |
Cuando el redactor jefe terminó su escrito se lo
enseñó diciendo:” Vea, así es como se escribe; echándole pimienta y yendo al grano.
El periodismo a base de merengue me pone enfermo.”
Al final el periodista del norte se despidió del redactor jefe con
estas palabras: “la escritura vigorosa ha sido pensada para elevar al público,
sin duda, pero es que no me gusta atraer tanto la atención como uno la
atrae cuando escribe así. Me cuesta
escribir tranquilamente cuando me interrumpen tantas veces como hoy. Me gusta
este empleo, es cierto, pero no me gusta
quedarme aquí para atender a los clientes.”
El redactor jefe del Gloria Matutino conocía la pasta de la gente de ese lugar, en esa época,
y lo que hacía era ofrecer la fruta que le iban a comprar.
Cincuenta periodistas cubren la conferencia del presidente de la república. Al día siguiente habrá circulando, en los diarios y canales televisivos, cincuenta interpretaciones diferentes de una misma conferencia. Un puesto con cincuenta frutas para los más diversos gustos...
Cincuenta periodistas cubren la conferencia del presidente de la república. Al día siguiente habrá circulando, en los diarios y canales televisivos, cincuenta interpretaciones diferentes de una misma conferencia. Un puesto con cincuenta frutas para los más diversos gustos...
“La llave que nos permite crear lectores es la misma
que protege los valores de la sociedad en la que vivimos.” Escribió Alberto
Manguel en Babelia, del diario español El País, del 18/04/15.
¿Por qué tiene este o aquel gusto la gente? ¿Quién
podría saberlo?
Alguien cerca
de mi casa escucha la Quinta Sinfonía de Mahler y del otro lado de la calle un
grupo baila al ritmo del hip hop.
Lo que al redactor jefe le interesaba era vender su
periódico y ofrecía lo que estaba seguro
le comprarían.
En cambio al periodista del norte le llamaba ofrecer
otro tipo de fruta, para otro tipo de consumidores…Tampoco se creía un dios que
pudiera manipular la conciencia de la gente, porque sabía que la gente es como es.
Sólo quería satisfacer otro tipo de demanda…
El redactor jefe y el periodista del norte hacían lo mismo: escribir para el público. Pero ya el viejo Terencio, 22 siglos antes de ahora, había puesto las cosas en claro:
Cuando dos hacen lo mismo, no es lo mismo.
El redactor jefe y el periodista del norte hacían lo mismo: escribir para el público. Pero ya el viejo Terencio, 22 siglos antes de ahora, había puesto las cosas en claro:
Cuando dos hacen lo mismo, no es lo mismo.
Twain |
Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de
Mark Twain (Florida, Misuri, 30 de noviembre de 1835-Redding, Connecticut, 21
de abril de 1910), fue un popular escritor, orador y humorista estadounidense.
Escribió obras de gran éxito como El príncipe y el mendigo o Un yanqui en la
corte del Rey Arturo, pero es conocido sobre todo por su novela Las aventuras
de Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn.Wikipedia
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