Pascal piensa en una “humanidad
humana”.
Que pueda vivir entre la tierra y el
cielo.
Como Coatlicue fuertemente aferrada a la tierra y en actitud de
emprender el vuelo hacia los cielos espirituales.
Es una hermosa escultura del período
mexica y se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia,
Chapultepec, Ciudad de México.
De hecho todos los naguales, o
avatares, de las épocas teotihuacana-tolteca-azteca, en el México precristiano,
tienen esta antinomia. Garras para aferrarse al suelo y plumas para volar.
Toda representación de animal que
tenga plumas, en escultura o en pintura de los códices, serpiente, coyote,
águila, oruga, es un avatar o nahualli,
de alguna divinidad azteca.
No es zoolatría, y sí un avatar, como la paloma
lo es del Espíritu Santo en el cristianismo. O el Ángel (no cualquier ángel) de
Jehová en el Antiguo Testamento.
La idea la expone Blaise Pascal en su
obra Pensamientos. Un individuo,
hombre o mujer, que sea de la tierra y también del cielo.
No como las criaturas de Dante que al
final son demonios o ángeles (con excepción de Dante, el único mortal en la
Divina Comedia).
Con Pascal el hombre no es sólo una
bestia, también es ángel y no es ángel solamente, también bestia:
“Es peligroso hacer ver demasiado al
hombre cuán igual es a las bestias, sin
mostrarle al mismo tiempo su grandeza.
Es también peligroso hacerle ver su grandeza sin su bajeza.”
El hombre no es una cosa o la otra, es las dos.
“Que el hombre se estime ahora en lo que vale.
Que se ame porque hay en él una naturaleza capaz del bien.”
Puede llegar a ser un santo de la
Iglesia, o un laico santo, si puede hablarse así, mediante sus obras para con
la comunidad, pero fracasará si quiere llegar a ser ángel.
Por eso Pascal observa que si se
empeña en una sola cosa, será la otra:
“El hombre no es ángel ni bestia, y
la desdicha hace que el que quiere hacer el ángel hace la bestia.”
De hecho en los sistemas filosóficos,
como en los teológicos, el hombre es como el que Pascal busca, una criatura de
carne y hueso que libre su mejor batalla
por trascender ese fenomenismo.
Como Quetzalcóatl, la serpiente que deja atrás
su vieja piel para remontar el vuelo.
Para Pascal una criatura sólo empírica,
o sólo espíritu, será piedra o será idea, pero no humano.
Copleston anota que "Hume se dio cuenta claramente no sólo que el hombre no es una maquina calculadora, sino también de que sin los apetitos y aspectos emocionales de su naturaleza dejaría de ser hombre."(Historia de la Filosofía, tomo V, capítulo XVI)
Copleston anota que "Hume se dio cuenta claramente no sólo que el hombre no es una maquina calculadora, sino también de que sin los apetitos y aspectos emocionales de su naturaleza dejaría de ser hombre."(Historia de la Filosofía, tomo V, capítulo XVI)
Ahora bien, el hombre ya nació como
él es. Es como el campamento base de la expedición alpina. Pero los factores
ambientales pueden hacerlo cambiar de parecer o hasta
aniquilarlo.
Si se descuida la sociedad lo
moldeará como a ella le convenga para sus intereses inmediatos. Aunque esa
sociedad se suicide para los mediatos.
Lo alabará tanto que ese individuo
acabará deformado, al estilo de algunos (no generalizamos) políticos o
secretarios generales de sindicatos.
O también, al revés, la sociedad señalará tanto a ese individuo
que éste acabará sintiéndose apaleado.
En un caso, como en el otro, es la
sociedad fabricando Frankstein para su propia destrucción.
Perdida toda mesura, lejos de todo término medio aristotélico, ya sea sobre
elevado o hipostasiado, ese Frankstein acabará cobrando le factura a la
sociedad que lo deformó. O que le impidió formarse.
El buen ciudadano no es la figura burguesa tan denostada en cierta
corriente novelística.
En el fondo todo obrero sueña y trabaja para
llevar una vida desahogada económicamente. El que diga lo contrario está
mintiendo.
Esa novelística de sufrimiento, del
obrero que se duele de la vida hasta niveles patológicos, es sólo un ingenioso juego de la mercadotecnia
para incrementar la venta de libros.
Muchos de los personajes obreros, de
las novelas, son la creación de escritores que jamás han sentido el hambre.
Se vale como recurso literario, sólo que ese resentimiento social es peligroso pues es el metal con el que se fabrican los Frankstein de todos colores.
Se vale como recurso literario, sólo que ese resentimiento social es peligroso pues es el metal con el que se fabrican los Frankstein de todos colores.
Es, ese buen ciudadano, por el contrario, el fino equilibrio provisto de
valores cívicos, éticos y morales que trabaja, estudia y, cuando puede, se va de vacaciones con la familia a la playa
o a las montañas o a los museos o al parque.
Frederick Copleston anota, cuando analiza la teoría filosófica de Hume, lo que experimenta el humano, hombre o mujer, al ser excesivamente homenajeado o al ser absurdamente hipostasiado:
"En el caso del orgullo (sobre apología) es una sensación de placer, en el caso de la "humildad" o desprecio de sí mismo (hipostasiado o humillado) se produce una sensación de dolor."
Un mal manejo de estas pasiones (ir más allá de la justa apología, lo mismo que de la justificada reconvención), es lo que incuba la aparición de Frankstein. Que de una manera u otra impactará negativamente a la comunidad.
Frederick Copleston anota, cuando analiza la teoría filosófica de Hume, lo que experimenta el humano, hombre o mujer, al ser excesivamente homenajeado o al ser absurdamente hipostasiado:
"En el caso del orgullo (sobre apología) es una sensación de placer, en el caso de la "humildad" o desprecio de sí mismo (hipostasiado o humillado) se produce una sensación de dolor."
Un mal manejo de estas pasiones (ir más allá de la justa apología, lo mismo que de la justificada reconvención), es lo que incuba la aparición de Frankstein. Que de una manera u otra impactará negativamente a la comunidad.
El reverso del molde del buen ciudadano no necesita descripción.
Lo vemos todos los días como personaje central en las notas rojas de los
noticieros de la pantalla televisiva.
De ahí que Pascal termine, esta parte
de su capítulo III, de la siguiente manera. Con la idea que la sociedad misma
se cuide de seguir fabricando a Frankstein:
“Yo censuro igualmente a los que
toman el partido de alabar al hombre, y a los que toman el de vituperarlo.”
PASCAL |
“Blaise Pascal fue un polímata,
matemático, físico, filósofo cristiano y escritor francés. Sus contribuciones a
la matemática y a la historia natural incluyen el diseño y construcción de calculadoras
mecánicas” WIKIPEDIA
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