EL MARTILLO DE THOMASIUS


 


DIÁLOGOS EN LA TABERNA: “EL MARTILLO DE THOMASIUS”

 
En el fondo un grabado de Christian.


Más abajo un letrero de la casa: “A nadie se le puede pedir coherencia después de cinco tarro del cerveza”

Juan: Si en el mal hubiera algo positivo ya no sería mal. Lo positivo depende si el humano puede aprender, por contraste, o yuxtaposición, algo del espectáculo del mal.

Aquel: Ahora que lo dices, recuerdo que san Agustín tiene un trabajo pedagógico del mal.

Toci: Hay cosas malas pero son por las que te das cuenta que existen las buenas. Esto lo dice alguien en la película En busca del destino.

(Esta bella muchacha escaladora es la única del grupo que citaba sus fuentes. Los  otros o no las sabían, o no las recordaban o si lo hacían no estaban seguros. No es que quieran pasar como pensadores originales ni como plagiadores de textos, es sólo que, luego de unos tarros, no se acuerdan. Pedimos comprensión a los autores originales).

Otro: ¡Como han desaparecido todos mis años! ¿He soñado mi vida o fue verdadera?

Esto lo escribió el  tirolés Walter von der Vogelwede (1170-1230)

Yuma: Con ser casi el padre del racionalismo (Bacón abonó el terreno un poco antes), Descartes fue en peregrinación al santuario de la Virgen de Loreto. En Italia, para agradecer “al inmenso favor de haber tenido una noche del año 1619 la primera intuición de su Método.

El Alpinista: Leer en la naturaleza  tiene su lectura rápida, como leer en el periódico. Más rápida aun, y se llama intuición. Hasta ahí la semejanza. Después hay que hacer una lectura lenta, en detenimiento, en retroceso, como en un libro de filosofía, para mejor entender. O muy lenta, para  gustar lo que se tiene enfrente.

Juan: Algo así  dice Ortega y Gasset de la novela: Necesitamos una novela prolongada, porque una breve no nos sabe.

El Alpinista: Por eso cada vez que vamos por los mismos caminos, que recorrimos hace cuarenta años, encontramos cosas nuevas que ya estaban ahí cuando la primera vez.

Aquel: Como en filosofía  todos  hacen su filosofía, yo tengo la mía. Lo que en un libro de filosofía entiendo, es que está bien escrito. Lo que no entiendo  el autor no supo expresarse o él mismo no tenía claridad lo que se proponía  decir. ¡Que no me vengan con cuentos de exquisitez epistemológica!

Yuma: El estilo de escribir sigue siendo el testimonio de la persona que escribe. Antes era la letra manuscrita, tanto que era prueba, casi como ahora el ADN, de tomarse en cuenta para casos judiciales. En la actualidad la palabra que va apareciendo en la pantalla de la computadora no dice nada del que la “teclea”, pero sí el estilo, ese modo que le es por completo ajeno a la  compu.

Aquel: Nadie me preguntó si quería nacer, es decir, vivir en este mundo. Nadie, asimismo, por lo que veo, me va a preguntar si quiero morir. Si a eso le agrego la gravedad atmosférica, la ley civil suprema de este país en el que me tocó  nacer, y más de cincuenta patologías que debo evitar, mismas que fueron dichas en el Sermón de la Montaña, ¿puedo hablar de libertad?


El Alpinista: Más que fatalismo parece un terreno de juego como no podría encontrarse en ningún otro lugar del universo, al menos de la Vía Láctea. Todo escalador habrá oído que hay montañas, o lados de las montañas, que son inescalables.¡ Y sin embargo, se han escalado! Quiere decir que siempre es lícito ir más allá de lo empírico, de lo material.

"Anoche perdí unos derechos de autor aquí.
¿Alguien recuerda de qué diablos estuve hablando?

Viñeta tomada de Internet 

     

Toci

: Una de las ideas de

 

Tomás de Aquino es que “el fin de la vida humana es el logro de la felicidad; pero ésta, una felicidad propia del hombre, no la consigue uno aisladamente.”







Aquel


: La fuerza de la  

religión está en los valores esenciales que contenga y practique, no en el número de adeptos. El cristianismo empezó con  Uno… Recuerdo quién fue pero no quién lo dijo.





Otro: Cada generación inventa el hilo negro, en esto de las ideas, pero la Dialéctica “pagana”, de la que se ocupa Plotino, ya hablaba de la moral que hace nacer las buenas costumbres, así como  de las virtudes racionales que se ocupan de las cosas materiales.

Otro: ¡Salud! Veinticinco siglos de cultura occidental nos observan(a ver si nos ponemos a leer).San Agustín en el siglo tres hizo una síntesis del platonismo con la religión cristiana y en el trece santo Tomás de Aquino la hizo con Aristóteles.

Yuma: ¿Dijiste haber o a ver?

Otro: A ver

Yuma: ¡Correcto, puedes seguir diciendo salud!

Toci: Las letras son como los números, según el lugar que ocupen tienen sentidos diferentes: “Las palabras diversamente ordenadas producen diversos sentidos”, lo dijo Pascal.

Juan: “Hagamos lo que hagamos, el verano tendrá sus moscas”, es de Emerson.

Aquel: Recuerdo una   de Schopenhauer: “Es indiferente jugar al ajedrez con figuras de oro o de madera”.

El Alpinista: Cuál fue primero el huevo o la gallina, trasladado al terreno de la filosofía, es de la manera siguiente: en la montaña, como en el amor y en la guerra, la intuición pura va por delante y le sigue la inducción, con su modo de razonar (aquí viene), cuál es la consecuencia de la causa o ésta de aquella.
Primero la intuición y en seguida la inducción

Del libro Técnica Alpina
 de  Manuel Sánchez y Armando Altamira.

Aquel: Mas despacio.

El Alpinista: La ascensión a una montaña se puede medir en dificultad en relación con la capacidad psicofísica y técnica que tenga el montañista. Es como dice Kant de la existencia, o no, de los espíritus, que está "en la limitación de nuestro conocimiento. Puesto por la naturaleza a la razón humana." 

Juan: Séneca no cae en el garlito que muchos filósofos (y periodistas, historiadores y conductores de televisión) de los siglos que estaban por venir, utilizan y es una actitud conductista. Dirigir conductas. Séneca se concreta al más puro ejercicio de la filosofía que es observar y consignar la vida. No interpreta los hechos según la “línea” de la redacción del diario.

Toci: F.Copleston es de semejante opinión, dice : "La labor del filósofo consiste en entender la realidad y en hacer que los demás la entiendan y no en construir o sugerir significados por medio de imágenes poéticas."
(Historia de la filosofía, Vol. 3 Cap. XVI).

Otro: Ni el sacerdote ni el psiquiatra "meten" miedo, sólo lo ponen sobre el tapete para "normalizarlo", como el médico hace con el colesterol.

Aquel: Para hablar así necesitas no necesitar de nadie. Ser por completo independiente, al estilo de Séneca o Schopenhauer, o de algún personaje de Enrique Jardiel Poncela que se muere su abuelita y le deja una herencia suficiente.

Toci: Scheler y el dicho callejero “cada cabeza es un mundo” corresponde a que cada quien ve la vida a su modo, según él es. Max Scheler lo dice de esta manera: “La verdad metafísica o la verdad misma, debe tener un contenido diverso para cada persona, a  causa de que el contenido del ser mismo del mundo es distinto para cada persona”. Está en su Ética.

Otro: Hay individuos muy cuidadosos que llevan su coche al servicio cada cuatro meses. Pero ellos, para ellos, no van nunca al médico.

Juan: De lo que estabas diciendo el que no escribe con claridad en filosofía, y sí rebuscado, dice Schopenhauer, está exhibiendo que no las tiene todas consigo (pensaba en Hegel) del tema que está tratando, o bien, que su modo de escribir no puede seguir la claridad de su pensamiento. Por eso Aristóteles trata estas cuestiones “sin grandes desenvolvimientos”. Agrega, para el caso que el punto sea dificultosos de explicar, recurrir a las analogías. Aristóteles mismo gustó o necesito echar mano de las analogías.

Aquel: Ortega y Gasset dijo que un elemento presente, en todos los tiempos, es precisamente el fluir del tiempo, el cambio.

Toci: De Ortega está la idea que preguntes a un artista plástico sobre su obra y casi siempre parecerá un individuo muy limitado. Pero ve su obra y parecería imposible que él la haya realizado. Su lenguaje de expresión era el cincel o el pincel, no la palabra. Sucede parecido con los que se expresan escribiendo.

Yuma: Estudiando a  Kant, Copleston parece haber encontrado la manera de escabullirse del determinismo que insinúa Aquel. Dice "Que el hombre pertenece al orden o esfera sensible es cosa evidente. O sea, es evidente que pertenece a la clase de los seres físicos orgánicos. Y como tal, el hombre está sometido a las leyes de la causalidad determinada. Pero su vida moral manifiesta su libertad; y, en cuanto libre, el hombre pertenece al orden nouménico, o esfera nouménica. El hombre, que es un ser del mundo es al mismo tiempo un ser que posee libertad, propiedad que se encuentra fuera de los principios causales del mundo, pero que, sin embargo, pertenece al hombre. Y poseer libertad es poseer  espíritu. Hay pues un ser por encima del mundo, a saber, el espíritu del hombre, Más ser libre en virtud de un principio espiritual es ser una persona. El ser corpóreo vivo es animado. Si es una persona, es un ser humano. El hombre es persona en cuanto es un ser libre, autoconsciente, moral."
 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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