F.COPLESTON, ATORADOS
Avanza el cerebro muy veloz pero el
corazón casi se ha detenido.
Viajar en tren de la ciudad de México
a Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua (2 mil kilómetros), y recorrer
montado, en burro, la misma distancia...
Es la idea de Tom Wolfe cuando
considera el, casi increíble, desarrollo de la tecnología con relación al
humanismo.
Vamos más allá de la luna pero, en
cambio, todavía estamos atorados con lo que Jesús dijo.
Sacerdotes, poetas y filósofos se empeñan en ontologizarnos, pero…
“Ontología significa el estudio del ser. La ontología es una parte o rama de la
filosofía que estudia la naturaleza del ser, la existencia y la realidad,
tratando de determinar las categorías fundamentales y las relaciones del
"ser en cuanto ser". Los filósofos de la Grecia Antigua, Platón y
Aristóteles estudiaron este concepto que muchas veces se confunde con la metafísica.
“WIKIPEDIA
En las ciencias dos más dos son
cuatro, pero al humanismo no se puede imponer ese imperativo.
Unos sueñan con la uniformidad
impuesta por el Estado, estilo La
república de Platón (y caricaturizada por Aristófanes).
Otros, ante este panorama, de imperativos, agarran la primera diligencia
que pasa por la mañana y se marchan en busca de los valles altos donde circulan
vientos mejores de libertad. Al menos que haya democracia.
La democracia, por medio de la mayoría de los legisladores, trátese de partidos o de sindicatos, también es una maquinita de dictar imperativos, pero hasta hoy es el menor de los males que hemos encontrado.
La democracia, por medio de la mayoría de los legisladores, trátese de partidos o de sindicatos, también es una maquinita de dictar imperativos, pero hasta hoy es el menor de los males que hemos encontrado.
Copleston se refiere a esta dicotomía
en la manera de ver la vida:
“Sabido es que algunos escritores han
visto en el desarrollo de la sociedad moderna un proceso de nivelación que
tiende a producir una uniforme
mediocridad dañosa para la personalidad individual, mientras que otros han encontrado la identificación, según ellos
la interpretan, del individuo con su función social.”
Frederick Copleston, Historia de la filosofía, 2011, Vol.4,
tomo IX, tercera parte.
El punto es que la tecnología le está
ganando la carrera a cuantas teorías de uniformidad, o de singularidad, se les
haya ocurrido a los intelectuales.
(Con más exactitud no la tecnología,
sino lo que algunos señalan como la segunda
intención. La primera es cómo algo sale del laboratorio, la segunda el uso
que se le dé a ese invento).
Para Tom Wolfe esa modernísima
comunicación, no es tal comunicación-información sino una simple cháchara. Él
la llama infoverborrea. Para los que
creen que los modernos medio de
comunicación han contribuido a un mayor acercamiento de la humanidad, dice:
“Lamento tener que dar una mala
noticia a la tribu, a esta Digilandia mágica, pero la pura verdad es que la red,
Internet, sólo cumple una función. Acelera la búsqueda y la difusión de la
información, ahorrándonos algunas molestias como la de salir a revisar el
buzón, trasladarnos para encontrar literatura pornográfica o marcar un número
de teléfono para llamar al agente de bolsa o a un amigo con quien charlar de
trivialidades. Esa es la única aplicación del Internet.”
Tom Wolfe, El nuevo periodismo.Wolfe |
“(Thomas Kennerly Wolfe; Richmond, Virginia, 1931) Escritor
y periodista estadounidense. Fue el creador, junto con Rex Reed, Hunter S.
Thompson y Jimmy Breslin, del llamado «nuevo periodismo», destinado, según él,
a suplantar al moribundo género de la novela. Expuso tales ideas en su libro
The New Journalism (1973), en el que afirmó que los periodistas pueden adoptar
técnicas reservadas tradicionalmente a la ficción y originar así una nueva
forma de narrativa.”WIKIPEDIA
El científico va a la comprobación
del dato empírico, para tratar de establecer una verdad general, que haga
obsoleto el modo anterior. Busca la uniformidad.
El poeta va a lo suyo. Busca la
individualidad. Igual el filósofo.
Aun los filósofos del materialismo,
en pos de la uniformidad, no se salen, entretanto, de la abstracción.
Lo mismo el espíritu religioso. Religión que
busca ser universal. Entretanto, es su
religión. Es su abstracción.
Uno, el científico, “dispara”,
literalmente, el cohete a Saturno, en tanto el otro, se queda viendo, sin ver, inmóvil,
como Ernest Hemingway, a través de la ventana, buscando personajes para su
novela. Está más allá del tiempo, de los
átomos y sus espacios.
Nada más por eso, por la imaginación,
valió la pena haber nacido, pero.
Pero la generalidad son esas
“comunidades periféricas de la economía y la cultura”.
(Expresión del Papa Francisco ante
los líderes de la Unión Europea en marzo del 2017)
Aquí es donde estamos atorados todavía, en los días de Jesús, hablando ya desde
entonces a esas mismas “comunidades periféricas de la economía y la cultura”.
Ya vamos en Saturno pero seguimos atorados en el Sermón de la montaña.
La inseguridad social, en varios
rublos, que prevalece en los países del planeta, no es como para echar las
campanas al vuelo.
Seguimos atorados. Pero Copleston no
quiere echarle leña a la hoguera, de ese
frente de batalla, artificialmente inventado, de ciencia vs arte:
“Pero aunque la ciencia y la poesía (o el arte en general) manifiestan
la actividad creadora de la mente, lo hace en diferentes direcciones. En el
arte proyecta el hombre sus sueños, los
productos de su imaginación, sobre las cosas, mientras que en la ciencia moderna
la mente trasciende al sujeto y al
objeto para ir a buscar relaciones matemáticamente formulables.”
Wolfe se refiere, de manera más directa, a esa patológica actitud que estorba alcanzar
una mayor humanidad, tanto en economía, cultura y seguridad social:
“¿Me permiten conectarme con el
pasado por un instante? Desde 1830, los habitantes del mundo occidental han
estado oyendo que la tecnología reduce el tamaño del planeta, una teoría que da
por sentado que no existe mayor bien que el encogimiento. Maravillada por la
invención de la locomotora a vapor, en la década de 1830, la gente comenzó a
decir que el tren reducía el mundo al aproximar poblaciones geográficamente distantes.
Cuando se inventaron el teléfono, el cable transoceánico, la telegrafía, la radio,
el automóvil, el avión, la televisión y el fax, la gente volvió a maravillase y repitió esa palabras hasta la saciedad.
Pero si estos inventos, sin duda notables, han mejorado la mente humana o
disminuido el salvaje afán de agruparse
con seres de la propia raza para luchar contra otras bestias humanas, yo no me
he enterado.”
Copleston |
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