Cinco escritores y un pintor

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Autor: Armando Altamira Gallardo
Editado por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México
Serie: Cuadernos de Comunicación Sindical, número 66
 Fecha: 2002
27 páginas

Contenido:

Balzac
Plotino
D. H. Lawrence
Heidegger
Bakunin
Rembrandt


Más cultura, más humano.

Esta expresión ha desatado grandes tormentas entre los educadores y los genetistas. Unos se imaginan un bloque de cantera sobre la que se puede esculpir atendiendo la idea del escultor.  Autorretrata el escultor su fantasía en su obra. Otros consultan la constitución de la roca y con base en ello proyectan la obra. No es lo mismo esculpir en una andesita que en un vidrio volcánico.

Pero el antropoide no es una roca inerte. Si puede, él decide de qué manera se hace humano o si se queda antropoide. En las sociedades libres el individuo tiene la oportunidad de escoger su panorama cultural. Los grandes intereses detrás de la pantalla buscan extraviarlo. En cambio el antropoide, frente a un estante de libros,  él decide su lectura. Una lectura que lo remitirá a otras lecturas. Y esas otras a otras. Cuando se de cuenta ya está en el juego dialéctico de la cultura universal. El libro que saque del estante es su decisión. Hace tiempo N. Abbagnano tuvo la misma idea: “Que sea una u otra cosa depende de mí, de mi decisión. Como decidiendo de mi decido de la apariencia o de la realidad del mundo del que formo parte, así en la misma decisión decido también de la solidaridad que me liga  a los otros o de la lucha y la ruptura entre los otros y yo… Si no me comprendo a mí mismo, no comprendo a los otros ni los otros me comprenden”.

El problema es que en México se leen dos libros al año, como promedio, y en cambio se ven miles de horas de pantalla. Pocos leen muchísimo, muchísimos leen poco y la mayoría nada. Parece una batalla perdida y el individuo no podrá decidir por él. Los magos del conductismo están pensando por él desde el otro lado de la pantalla.

Los 6 relatos que ofrezco persiguen la esperanza de lograr el hábito de la lectura. Son  sinopsis de reconocidas obras de la literatura universal. No compartimos el criterio de esconder el desenlace de cada una de ellas. Sería absurdo creer que dos cuartillas puedan quitar el encanto de las mil páginas de  la obra de Plotino, por ejemplo.

Esa idea de fomentar la lectura libre, entre los trabajadores universitarios y sus familias (estamos hablando de más de cien mil implicados: treinta mil por cuatro), fue la que siempre abrigó el espíritu emprendedor de Alberto Pulido Aranda, secretario de Prensa del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien fue el creador de esta serie de Cuadernos de Comunicación Sindical. Como entre los trabajadores no se acostumbran los homenajes, le ofrezco desde aquí un reconocimiento por su revolucionaria intención en el terreno de la cultura.

BALZAC

En esta novela Balzac trata el tema de la libertad. De la libertad y de otras cuestiones como el dinero, el poder, La salud, el matrimonio.. .Hay que trabajar duro para conseguirlos. Pero, luego, ¿cómo gastarlos? Se lucha para conquistar todo eso, y disfrutarlos, no para encerrarlos en un baúl. “no se enciende una candela para esconderla debajo de la mesa” dice la Biblia para darnos a entender que La Luz tiene el fin de iluminar no de permanecer escondida. En realidad el tema de esta novela célebre de Honorato de Balzac no es tanto cómo conseguir las cosas, sino cómo se utilizan una vez que se tienen. Y muchas veces, eso que con tantos anhelos y esfuerzos se consiguió, se te da el más inútil y tonto, cuando no el más errado, de los empleos. Un preso puede soñar, cada minuto, con el día que vuelva a ser Libre, y una semana más tarde estará de regreso en su celda. La ciencia libera a la humanidad, pero también desaparece ciudades, con todo y habitantes, como sucedió en Japón. El dinero puede llevar la felicidad a propios y extraños, pero preferimos darle un enfoque utilitario...

En todo caso La Piel de Zapa es La metáfora que observa cómo, de tenerlo todo, a partir de ahí, se va gastando, o reduciendo, por el uso, bueno o malo, correcto o no. Como el humano en el día que nace. Tiene una vida por delante. A partir de ese día su existencia se irá aproximando a su fin... un ejemplo menos pesado y de una realidad más inmediata y cercana a nosotros: el cheque de quincena. Después de salir del banco, en el que cambiamos, empezará a gastarse, día con día minuto tras minuto. Inexorablemente.

EL guión de esta novela es sencillo pero abunda en consideraciones de toda índole. Ese es el estilo d Balzac. Poco diálogo y mucha reflexión. No hay que olvidar que en Papá Goriot hay un personaje que va a cruzar la calle. De cuando esta persona está en una banqueta, para cuando llega a la otra acera, ya han pasado veinte hojas de texto. Escritor, francés, del siglo diecinueve (nació en 1799 y murió en 1850), tiene una fecunda imaginación, una minuciosa observación de las cosas y de la conducta de los humanos.

Rafael Valentín O’ Flaharty es el personaje, joven, que quiere ser famoso entre los hombres de ciencia y a la vez gustar la vida en su vertiente hedonista. Pobre de recursos, se encierra durante tres años escribiendo sobre algo que está seguro que lo hará célebre. Un amigo de farra de otro tiempos lo introduce en un ambiente de lujo de la alta sociedad. Como también anhela ser rico, pretende a Fedora, una condesa que se las sabe de todas todas para esquilmar incautos.

Desesperado, Rafael decide llevar a cabo el recurso romántico, muy en boga en la sociedad europea: suicidarse. Va al puente y, una vez que ha escogido el sitio desde dónde se habrá de echar de cabeza al Sena, se retira con La idea de volver. Es temprano el sol está en lo alto y el momento no llena la atmósfera apropiada para morir. En tanto se hace de noche se mete a un bazar. Sobra decir que, haciendo reflexiones de los objetos que va observando, le da una repasada a historias, civilizaciones y personajes sin fin. Conoce al dueño del bazar, un personaje que, podemos decir, es el mismo Diablo. Este le sugiere que compre una piel curiosa, que viene siendo de una especie de cuero de burro, propio de los países árabes. Tiene la singularidad de satisfacer, a quien sea su dueño, cuantas cosas quiera. Pero a cada deseo la piel se contraerá. Cada vez más chica. Llegada al límite, el poseedor morirá y se irá al infierno.”

Rafael no cree, pero La compra. En el principio la tiene como una simple curiosidad. Sólo que a la salida misma del bazar, cuando se dirige al puente desde el que se va a echar de cabeza, las cosas empiezan a irle de maravilla pronto va a ser inmensamente rico, famoso y va a tener cuantas cosas y mujeres quiera. Y aquí es donde, apenas a los veintisiete años de edad, se da cuenta, un día, que ha quemado su vida. - todo lo posible para ya no experimentar ningún deseo y así evitar una nueva contracción de la piel. Pero es inútil. La vida hay que vivirla aunque no se quiera. Es un proceso irreversible Muy bien puede decidir no levantarse ese día y pasársela sedado bajo las cobijas, inconsciente, pero el hecho es que ya decidió como vivir ese día ¡y cuenta en el conteo regresivo. Despierto o dormido, Lúcido o narcotizado, hay que seguir con el nuevo día! ¡El infaltable nuevo día! Y ya el propósito de no levantarse es un deseo y esto va a provocar un nuevo achicamiento de la Piel de zapa. La vida Lo va llevando de modo tal, que él, con poder disponer a su antojo, debe seguir el curso de Los acontecimientos. Para salir airoso de ellos, tiene que experimentar otro deseo. Así hasta el fin.

Balzac no recurre al expediente salvador que utilizó Goethe en su Fausto. O como en la Leyenda del Holandés Errante. En estos casos un amor inocente y apasionado, hasta el mismo sacrificio, salva al que está destinado al infierno. Aquí también existe ese amor, pero al final Rafael no puede evitar, por más que haga para cambiarlo, el destino que él aceptó con tal de tenerlo todo en abundancia. Igual que Oscar Wilde hará con su Dorian Grey, que lo presenta todo consumido físicamente y con un aspecto de lo más horrible, y al final ¡crack! Así hace Balzac con su personaje. Increíblemente rico, Rafael tuvo que descubrir que para Los enfermos, el mundo comienza en La cabecera, y acaba en tos pies de su lecho”. Y una frase de Balzac, bien pudo servir de epitafio en La tumba del personaje central de La novela: El poder nos deja tal como somos.. Rafael pudo hacerlo todo y no hizo nada”.

PLOTINO

Nació en 205 y murió en 279 después de Cristo, fue uno de lo últimos neoplatónicos paganos. Junto con Amonio Sacas, había sido el fundador de La escuela neoplatónica. Se dice que soñó con fundar en Campania un sitio destinado a que viviera en él una comunidad exclusivamente de filósofos. En memoria de Platón a ese Lugar le llamarían “Platonopolis”. Como en ese tiempo era emperador Galieno, el cual junto con su mujer Salonina, admiraban al filósofo, la realización del proyecto de Plotino se veía con muchas probabilidades de ser realizado. Sin embargo el emperador murió en breve. Y como desde entonces la gente de estado no ve con buenos ojos a los filósofos, el proyecto se combatió y acabó por ser olvidado.

Ptotino se aparta de Los estoicos de Zenon qu obedecen solamente a la razón. Anhelan ser indiferentes al placer y al dolor. Nietzsche viviendo conscientemente su enfermedad terminal, Lawrence de Arabia en aquel episodio, del film del mismo nombre, de encender un cerillo y ponerlo directamente en la mano, son dos ejemplos de lo anterior. También Plotino se encuentra lejos, en un principio, de los pitagóricos que llegan a imaginar que los astros pueden regir Las vidas y Los destinos de tos humanos. Si bien, en el siglo I de nuestra era se dio un movimiento de acercamiento entre pitagóricos que aceptaban la inmortalidad del alma y la transmigración de las almas (idea que venía de Platón), con los neoplatónicos. Procedían estos de una línea de pensamiento directa de Sócrates, Platón y Aristóteles. Entre otras cosas, Plotino acepta, como muchos filósofos de la escuela de Sócrates, La esfericidad de La Tierra.

En 1923 la Universidad Nacional de México, (todavía no era autónoma) publicó una obra de las Enéadas de Plotino, que es propiamente el ideario de este filósofo, y relatadas por el filósofo judío Porfirio (Plotino era griego nacido en Egipto). Al final el trabajo de la Universidad hace un estudio del neoplatonismo por Eduardo Zeller. Más reciente La editorial Siglo XXI publicó la Historia de la Filosofía con más de 10 volúmenes. El volumen número 3 comprende un estudio del neoplatonismo por Jean Trouillard.

Plotino es importante porque aparece como el último gran filósofo que produjo el mundo griego de la antigüedad. Para el cristianismo, su existencia fue de tal modo esencial, que, como dice Eucken, exceptuando a San Agustín, ningún pensador ha influido tanto en el movimiento cristiano como Plotino. A diferencia de Bergson, que creía que la conciencia está caracterizada por su duración creadora, Plotino asegura que el movimiento es circular, siempre presente. “El equilibrio del círculo expresa muy bien el del espíritu, porque, sea cual sea la expansión del radio, jamás se separa de su centro generador. Y su fin no es otro que su principio” (J.T.).

Desde luego Plotino aboga por un pensamiento universal y destierra los sectarismos. En su tesis sólo hay fecundidad en la conjunción de principios antitéticos o contrarios. Es una condición para la vida equilibrada y asegura que si no hay luz, no hay tampoco sombra”.

Zeller nos relata el fin del neoplatonismo pagano: “pero ya en el imperio romano vuelto cristiano, la filosofía no podía conservar por más tiempo una posición independiente de la Iglesia victoriosa. El año 529 Justiniano prohibió por un edicto que en Atenas se enseñara filosofía.. .Poco después de mediado el siglo VI se extinguieron los últimos platónicos que no habían pasado a la Iglesia cristiana”.

Sin duda que en su tiempo fue una verdadera tragedia que, ¡precisamente en Atenas, se prohibiera enseñar filosofía! Por lo demás, exactamente por eso mismo, el cristianismo lleva en su seno todo el tesoro de la filosofía griega (véase, por ejemplo, esa fusión o sincretismo del “Dios Desconocido” de los griegos con el “a Dios nadie lo ha visto de los cristianos). Al prohibir que se filosofara, la Iglesia se hizo heredera y responsable de tan grande tesoro cultural ofrecido por los griegos. .Lo mismo sucedió en México cuando se prohibió La religión mesoamericana( recuérdese la figura altamente sincrética de la Virgen de Guadalupe, católica, que se funde con la adoradísima Diosa Tonantzin, de la religión deTezcatlipoca). No hay religión en el mundo que sea tan “mexicana” como el cristianismo católico. Así como no hay religión que sea más “griega” que el cristianismo romano. Empezando porque el Nuevo Testamento ni se escribió en arameo, que era el que hablaba Jesús, ni en hebreo, lengua de Jerusalén, sino en griego, que era la lengua dominante de ese tiempo, en aquella región del Cercano Oriente. Pero no sólo por lo anterior el catolicismo cristiano tiene mucho de griego. Los grandes maestros de la filosofía griega de la antigüedad: Maestros ambulantes de sabiduría” dice Antonio Gómez Robledo, entre ellos Plotino, habían elaborado abundantes temas que, andando el tiempo, chocarían con tas enseñanzas que irían predicando por aquel mundo los sencillos pescadores de Galilea. Pero más tarde se irían fundiendo unas y otras. Así fue como empezó un deslumbrante sincretismo ideológico. Por eso se puede hablar de filósofos neoplatónicos de antes y de después de Cristo.

D. H. LAWRENCE

En Las luchas de liberación de la mujer, este poeta desarrolla un trabajo de rectificación, llevado a cabo por las madres, de lo que hicieron sus propias madres, con sus nietos, es decir, con nuestras protectoras apapachadoras y adorables abuelas. Aun ahora, cuando la madre regaña al niño o quiere darte sus nalgadas, éste sabe que ante la autoridad de esa madre, por arriba hay otra autoridad, y es esa abuela. No hay hombre en este mundo, y en todo el universo, que no adore a su abuela. Y en esto no hay ningún conflicto soterrado: Freud se refería a la madre, pero no a la abuela. Corre a refugiarse a sus brazos y cuando la madre se acerca enojada, la abuela simplemente le dice:” ¡Déjalo!. Todos conocemos el siguiente cuadro. En tanto el otro queda a salvo, atisbando entre los brazos de la abuela, la madre se retira enojada diciendo: “tú tiene la culpa que ese escuincle sea así!”.Es probable que esta tesis de las abuelas Lawrence la haya desarrollado ante la conocida frase de Napoleón: “Al niño hay que cuidarlo 20 años antes de que nazca”. Pero la obra de la mujer, como educadora innata, tendrá que ser completa. No luchará contra el Estado machista hasta enderezarlo, y al mismo tiempo estar repitiendo el papel de una abuela súper protectora. Sería el cuento de nunca acabar.

La materia de libro: “Haciendo el Amor con Música”, es el resultado de una prolongada y detenida reflexión con respecto a las relaciones del hombre y la mujer. El autor nació en el último tercio del siglo diecinueve en un país, Inglaterra, en el que a la mujer no se le permitía votar y aun hoy pierde hasta su apellido al casarse. Por lo tanto, no es raro que en este lugar se hayan dado las actuaciones de Las “sufragistas”. Como habitante original del lugar (testigo presencial), y como intelectual, se encontró dentro del ambiente donde haría crisis la situación de la mujer con respecto al “status” o estado legal de ésta frente a su sociedad.

Ella tiene que salir a la calle y, por revertir todo esto, Llega a ejecutar lo que se conoce como el asalto al Parlamento inglés en 1908. Las primeras manifestaciones son atacadas por los protestantes que, con Las biblias en las manos, trataban de detenerlas. Al mismo tiempo que los periódicos oficialistas y “chayoteros” las señalaban como “La revolución de las enaguas”, “El descanso del guerrero”...

Y cuando las mujeres adoptaron la prenda de vestir llamada blomer (pantalones anchos) como distintivo de lucha, se les señaló como “marimachos”. Y entre policías, puritanos y chayoteros, se apresuraron a crearles un ambiente de “destrampadas” y protagonistas de escandalosos aquelarres. y, como estaban solas, las mujeres que luchaban por el reconocimiento de sus derechos, amén de oportunidades de todo tipo, acabaron aliándose con otros grupos, también marginados, de la sociedad, como era el de los homosexuales y las Lesbianas. En últimas fechas surgió otro grupo al que de entrada se le marginó y, de la misma manera, pasó a ser parte del panorama de las feministas: los enfermos del sida.

No es el terreno en el que se mueve Lawrence. Para él esta rebelión es el efecto, y La causa hay que buscarla en otra parte. Una de sus frases puede darnos idea del modo en que discurre su trabajo: “La necesidad de lucha con el hombre la domina, inexorablemente”. Pero se equivocan los que se aprestan a inscribir el nombre de Lawrence en la lista de Los misóginos clásicos tales como Schopenhaur, Níetzsche, Somerset Maugham. . . E! autor reconoce el enorme, casi dominante, peso que en la sociedad, la historia y en La naturaleza tiene la mujer. Sólo que no la idealiza. Ni tampoco se trata de un hombre que defiende el feminismo más que las feministas. El prefiere ofrecernos u retrato matutino de las abuelas, cuando estas aun no emprenden la tarea de maquillarse.

En realidad se trata de una historia de Liberación de ambos sexos. El enemigo común es el pasado que ha jugado sus cartas tales como las conocemos. Somos como nuestras abuelas quisieron que fuéramos: “Es curioso, pero las ideas de una generación se convierten en los instintos de la siguiente. Todos nosotros somos, en gran parte, las ideas materializadas de nuestras abuelas y, sin saberlo, nos comportamos de tal forma. Es extraño que el injerto obre tan velozmente, pero así es... Nos convertimos en lo que pensamos. Peor aun, nos hemos convertido en lo que pensaban nuestras abuelas. Y los hijos de nuestros hijos se convertirán en las cosas lamentables que nosotros estábamos pensando”. Pero Lawrence no se queda en la cómoda posición de buscar culpables y encontrar a las abuelas. También externa la esperanza en un mundo diferente: “Si las ideas cambian con rapidez, habrá una trasformación correlativamente rápida en la humanidad”.

HEIDEGGER

Fue un alemán nacido en Messkirch( Baden) el 26 de septiembre de 1889. Vivió en su patria antes de las dos grandes guerras mundiales, durante ellas y después de ellas. Además en su niñez y adolescencia había escuchado mucho de la guerra prusiana. Conociendo estos datos podríamos preguntarnos qué de raro tiene que haya sido su modo de pensar por demás escéptico. Sin embargo no representa lo característico de su pueblo que luchó, cayó y volvió a levantarse.

Espíritus como él tienen que bucear en el profundo océano del desencanto. Con este escepticismo se identificarían, por cierto, millones de individuos a lo largo de varias generaciones e influirían muy directamente a gente de letras como Sartre y Kafka. Heidegger, tenido por algunos pensadores como “el mejor filósofo alemán” al parecer tampoco pudo desenredar la madeja y se dice que su “filosofía de la existencia es la expresión de la gran desilusión por la cultura y La técnica modernas”.

Deslumbrado por la firmeza con que el nacionalsocialismo defendía sus puntos de vista, respecto de un resurgimiento de la cultura, fue decidido defensor del nazismo. Sin embargo se trató de su postrer intento de agarrarse a algo concreto de dimensión grupal. Después dejó de creer en casi todo.
Ante el espectáculo de la abundancia de planes, que surgían por todos lados, prometiendo una fórmula salvadora, en la primera posguerra, se retrajo al plano de lo individual para pasar a creer sólo en la acción que tuviera lugar en el compromiso personal estaba justificado”. Esto lo dice Ernest Friedich Sauer en su libro Los Filósofos Alemanes”. Se defenderá en lo sucesivo contra la angustia y el sentimiento de culpa promoviendo la vida y La utilidad objetiva.

Pero, cosa curiosa, a pesar de todo su escepticismo sigue siendo un tipo creyente o religioso: De todas maneras siempre he rechazado que se me cuente entre los ateos” dijo en cierta ocasión. Sin embargo será como una esencia religiosa, al estilo del cristianismo liberal, donde la relación con la divinidad es de tipo personal y no comunitario, más allá de los muros del templo.

Retraído a Lo individual, Heidegger ha dejado de creer en lo comunitario: Hay una escuela del pesimismo moderno”. Se cree que su filosofía va producir un hombre cuidadosito, un “hombre pálido”, un individuo que va a florecer lejos del sol. Siente aversión por el número y asegura que, tanto en Rusia como en Estados Unidos, prolifera “el signo de lo siempre igual y de lo indiferente, hasta que esta cantidad se cambie en auténtica cualidad”.

Al no creer ya en la comunidad, este pensador hace del individuo el punto central del mundo, y pasa a ser un decidido defensor del etnocentrismo. La manera de pensar de Heidegger, “el más grande filósofo alemán”, es incierta, como el que da garrotazos en la oscuridad haber cuándo pega en el blanco. Sabe que aun la idea más rara, o disparatada, encontrará su público entre los millones de lectores asiduos de este planeta. Sauer hace una analogía de su pensamiento, comparándolo con la actividad de un alpinista que efectúa una azarosa ascensión y pierde el rumbo en la noche, encontrándolo en ocasiones, y en otros ratos lo vuelve a perder.

BAKUNIN

Todos podemos imaginar como Bakunin, el gran rebelde, se ha ido poniendo tieso, sentado en su palco, en tanto escuchaba a esa orquesta de la Opera Real de Dresde. Esta, bajo la dirección de Ricardo Wagner, se encuentra ejecutando la Novena Sinfonía de Beethoven. Su mirada se hace brillante, casi al punto de las lágrimas y su rostro se transforma al grado que no puede contenerse. Y brinca, bajo el delirio, encaramándose al podio de esa orquesta, hasta llegar a Wagner bajo la expectación del público, también delirante...

Quizá el jazz con su amplia libertad para la improvisación pudiera satisfacer a los anarquistas, cuando hablan, con ese gran anhelo de la vida renovada, de derribar Lo establecido. Los cantadores de sones huastecos con su extraordinaria facilidad para componer versos, sobre la marcha en el borde mismo de la mesa del cliente, también debe decirles mucho.

El ir siguiendo una partitura que se escribió hace mucho tiempo es una cosa absurda, horrible, falta de imaginación, de poder creativo. Esforzarse en reproducir fielmente La Gioconda una aberración para el genio creador que hay en los humanos. La reproducción idéntica de los rasgos de Tlaloc, por los tlacuilos, en Los códices a través de los milenios o en las estelas de roca, es igualmente absurdo, decadente.

Para el pensamiento anarquista en esto no hay nada de revolucionario. El arte debe ser sustituido por la artesanía. Un pueblo no se puede dar el lujo de tener solamente uno o dos genios. Cada hombre y cada mujer deber ser artistas, artesanos. El arte del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Para Proudhon es mejor que un pueblo tenga 10 mil artistas pintores a que tenga un genio de La pintura. En realidad el antiautoritario Luchador social (igual que Lo dice Totstoi) intuye que en todo esto hay mar de fondo y de manera instintiva se rebela. Lanza anatemas y condena aun antes de saber con certeza de qué se trata. Pero un día lo descubre. Proudhon no se chupa el dedo, sabe y va al grano con ejemplar honestidad intelectual: El artista tiene poder sobre nosotros, como el hipnotizador sobre el hipnotizado”.

Al condenar el anarquista a esa obra maestra condena al artista genial y anuncia la desaparición del museo de arte. La sociedad de ahora ya no es la misma de hace medio siglo ni menos de hace 300 años. Cada tiempo tiene su sociedad y cada sociedad tiene sus gustos y sus necesidades. El pintor o el músico o el escultor o el ebanista no puede ignorar el presente y estar reproduciendo los mismos rasgos que alguien pintó en siglos pasados.

La figura del bombista irreverente se ríe del adusto edificio de gobierno, que sabe que lo puede hacer volar en cualquier momento. Pero, ¿cómo hacer volar en mil pedazos la tradición cultural que desde el nacimiento de esa sociedad se ha venido depositando en La mente de los humanos? Se necesita otro tipo de bombista. Pero ni Ibsen, Nietzsche, Wagner, lo han logrado. Ni Bakunin.

Miguel Bakunin, la encarnación misma del espíritu de rebelión, tiene que aceptar, ya casi en su lecho de muerte que, después de todo, hay algo que sobrevivirá a Las bombas y al mismo final de los finales. Ni el nuevo diluvio universal lo dañará. Según la religión babilónica y La de los judíos, solamente Dios sobrevivirá a toda catástrofe universal. Bakunin sabe ya que otra cosa, que no es Dios, también sobrevivirá. Dice: Todo pasará, y el mundo perecerá, pero La Novena Sinfonía sobrevivirá”.Recuerda, pues es algo que no ha olvidado ni jamás ha querido olvidar, aquel día en la Opera Real de Dresde que llegó hasta Wagner para gritarle: Si toda la música estuviera condenada a perecer en la conflagración universal, por venir, nosotros ( él y Wagner) tendríamos que salvar esa Sinfonía, aun a riesgo de nuestras vidas, si fuera necesario”.

Y con esto quiso decir que también tendrían que salvar la partitura y la orquesta, el elemento humano, Los músicos, para que la ejecutaran, igual que como Beethoven la escribió, sin variar un ápice Y también construir un museo para resguardarla. Y a la Sala Nezahualcoyotl para escucharla...

REMBRANT

Lo raro fue esa extraña inclinación del pintor por los temas bíblicos, tanto del Viejo como del Nuevo Testamento. No se sabe si lo hizo por encargo o como motivación interior. Temas bíblicos pero también rostros, paisajes, manos y autorretratos fueron los motivos de Rembrandt.

En los pintores holandeses, de la época, había predilección por lo cotidiano para llevar a sus telas, como un niño espulgando a un perro, una ama de casa vaciando la teche, los holgazanes, los extraños paisajes sepias con nubes también sepias...

La Holanda del siglo de Rembrandt estaba apartada del tema religioso. Rembrandt fue de los pocos pintores que incursionaron en él. Se cree que, entre pinturas y dibujos, el pintor tuvo una producción de unos 800 cuadros de asuntos místicos. Sin embargo estas pinturas nada tienen que ver con las iglesias. No van a dar a la iglesias católica ni a ninguna cristiana liberal que acepta la representación de La idea metafísica por medio de las imágenes.

Rembrandt nació en 1606, holandés, protestante calvinista y después menonita. En sus templos, pues, no hay imágenes y su inusitada inclinación debe tener un simbolismo de su tiempo que ahora ya no entendemos. Hay austeridad en el misticismo de sus pinturas religiosas. Las figuras, Jesús, no son heroicas sino humildes.

También se destacan en sus obras las manos. Tiene éstas una expresión especial. Como si fueran una unidad aparte del cuerpo a las que pertenecen. Recuerdan las manos de Teotihuacan por medio de las cuales se representa a la divinidad. En La escena del Hijo Pródigo parecieran las manos del mismo Dios las que están cubriendo al hijo que regresa derrotado al hogar y necesitado de comprensión y amor, y no tanto las manos del padre terrenal. El reproche del hijo bueno, el que jamás abandonó el hogar, queda perdido entre la oscuridad.

Muy propio del barroco Los claros oscuros que tanto utiliza. Pómulos y puntas de la nariz iluminadas drásticamente. Se destacan más sobre el hecho que el resto de la cara, o de la escena, se encuentran sumergidas en la oscuridad, a la que poco le falta para ser completa. Son pinturas a base de sombras, no de luces. Sólo el detalle que importa está iluminado y el resto se diluye en la negrura. No falta quien haya creído que esa oscuridad se deba a la inclinación protestante de identificar a las sombras con el Mal, muy al contrario de Rubens, el pintor católico, en cuya obra abunda la luz, alegoría del Bien.

La pasta, demasiado gruesa, que el holandés utilizo en sus pinturas, fue sobre todo en los rostros de personas ancianas. También en esa obsesión que mostró por sus autorretratos ( 64 autorretrato se hizo). Tal vez sea muestra de un superego, o bien esa inclinación casi científica por llevar el registro del paso del tiempo descubierto en sus propias arrugas de su rostro, como un moderno Huehueteotl.

Notas tomadas por el autor en una conferencia que dio Rita Eder, del instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, titulada ‘El significado de La Luz en la obra de Rembrandt” en el Colegio de San Ildefonso, de Justo Sierra, en el centro histórico, hace algunos años, no recuerdo La fecha exacta.

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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