Iztaccihuatl, flanco occidental

1-Teyotl 2-roca  Solitario (adoratorio) 3-roca Yautepemes 4-Cabeza 5-pared "Inescalables" 6-Laminas
7-Cuello 8-Corredores 9-Pecho 10-glaciar Ayoloco 11-Rodillas.
foto tomada de Internet el 21 /2/2018


La vía de aproximación, desde la ciudad de México,
es a San Rafael. Ahí se empieza a subir.

Si no los asaltan por el camino, llegarán al
atardecer al refugio Chalchoapan.
 


“Abrir” rutas es lo tradicional en la práctica del alpinismo. Pero también hay rutas que se “cierran”. Las causas son diversas. El ambiente social se vuelve inseguro, como en el caso del flanco oriental del cerro del Chiquihuite, en la Sierra de Guadalupe,  extremo norte del Distrito Federal. O cambia el contexto alpino y los individuos se quedan escalando en unas cotas y no conocen las otras, etc.

Los Corredores Occidentales del Pecho de la  Iztaccihuatl se cerraron por causas subjetivas. En los años setentas se dieron ahí   accidentes alpinos que cubrieron con el manto de la tragedia esta bella ruta  y los alpinistas dejaron de ir.


Normalmente esta ruta es poco frecuentada, no obstante su belleza y su atractiva estructura de roca, nieve  y hielo visible desde muy lejos. La razón es que se requiere estar familiarizado con problemas alpinos arriba de los 4,500 metros sobre el nivel del mar. Manejo de cuerda, talla de escalones…Empero, su dificultad no es tanta como para pensarse en un trabajo de colocar clavos, pero sí hay que ir preparados para esa eventualidad.
Refugio Ayoloco, Iztaccihuatl W

Esta  ruta había sido abandonada, repetimos, por cuestiones subjetivas. Precisamente lo más difícil del alpinismo no son las montañas sino el alpinista. Su predisposición filosófica, más que psicológica, para enfrentar el mito, es lo que le va a permitir seguir o detenerse.

 Esta ruta la trazamos en el otoño de  1954, con Felipe Sosa, Ubaldo Martínez y Jorge Rivera (ver Alpinismo Mexicano,  Editorial ECLALSA, México, 1972, Págs. 190-191). Volvimos a recorrerla al finalizar  el otoño de 1973 con una cordada de la Preselección Nacional al monte Aconcagua. Ver informa Pág. 10 (   Informe del trabajo  expedicionario sobre el monte Aconcagua que la Federación Mexicana de Excursionismo rinde al C. Luis Echeverría Álvarez, presidente constitucional  de los Estados Unidos Mexicanos.
México, D. F.
1974
30 páginas)

Refugio Ayoloco ("En el corazón del agua") 4,600 m.s.n.m.Su ubicación es al sur próximo de los Corredores Occidentales. En la morrena del glaciar del mismo nombre.

Las rocas del fondo son un excelente terreno de practica para escaladores de  las cotas altas.


Malcom Oliva y yo la subimos de nuevo al finalizar el otoño del año 2008.

Ésa había sido la época del año, pero de 1975, que seis alpinistas habían perdido la vida en ese lugar, el 2 de noviembre. Con la idea de colocar una cruz, en el sitio del accidente, Juan Medina, excelente escalador y otro escalador, del cual no conservamos su nombre, emprendieron la ascensión exactamente un año después, el 2 de noviembre de 1976. Y, de la misma manera, se precipitaron y perdieron la vida. En las dos ocasiones no hubo sobrevivientes y nadie conoce las causas. El misterio se hizo más grande si atendemos la gran experiencia que algunos de ellos tenían en el alpinismo tanto nacional como en el internacional.

Tiempo después Enrique Andrade me envío los nombres de los accidentados en ambas ocasiones, lo cual agradezco pues así el dato histórico es más preciso.
Para la primera fecha, que fue la de 1975: Juan José Oñate Ocaña, Berta Monroy de Pereda, Enriqueta Magaña de Palomé, Vicente Pereda Monroy y  Zenón Martinez. En 1976: Juan Medina Saldaña  y Miguel Angel Chacón Gutierrez.

 
 
Reproduzco el correo que Juan Pico me envió en el 2013:
 
Sr. Armando Altamira, soy Juan Blásquez Pico, uno de los pocos que reconocieron los cuerpos de los seis compañeros acaecidos en dos cordadas aquel día de muertos del 74 y no del 75 en la Cruz Roja de Polanco. El nombre que falta es Juan José Oñate (hijo), yo tenía 19 años y pertenecía al Club de Exploraciones de México - Grupo de Roca. Por el error de fecha, también hay que recorrer la de Juan Medina y Chacón al 75, ya que en el 76 Gustavo Díaz Rosas y su servidor subimos por la misma ruta."









Nosotros subimos, esta vez, como siempre, saliendo del  refugio de Chalchoapan, ganamos el extremo norte  del Corredor Superio, recorrimos este trayecto en sentido horizontal hasta llegar al principio de la rampa (2). Luego ascendimos directos (8) hasta la cumbre del Pecho. Nada había cambiado en la montaña que pudieran señalarse.







SECCTOR NOROESTE  DE LA IZTACCIHUATL





La entrada al corredor superior


Como sea, con nuestra ascención,  esta ruta volvía a “abrirse”. Ese fue nuestro propósito. Debido a la escasez de información en nuestra literatura, en lo que concierne a sus vías de acercamiento, a la Iztaccihuatl, proporcionamos los siguientes planos. Es deseable que el alpinismo poblano hiciera lo propio para la vertiente oriental.

La salida del corredor superior

 La Rampa de Oñate (8 en nuestro esquema), más conocida como Rampa Occidental, ya había sido recorrida con mucha anticipación, desde 1940, según encontramos en el interesante libro de Alfredo Careaga Pardave Iztaccihuatl, 1984 (de la literatura que conocemos es hasta ahora el libro más completo que se haya escrito y publicado sobre la montaña Iztaccihuatl. Una autentica joya de consulta). En 1980 Sergio Fich y tres personas volvieron a recorrerla (página 15).










Sistema completo de la Iztaccihuatl vista vertical Hoja Iztaccihuatl 14 Q-h(107) Secretaría de la Defensa Nacional !:25,000

7: La Joya,5-Amacuilecatl (Cinco Señores del Agua),3-Ref. República de Chile, 4-Ref.Esperanza López Mateos,2-Ref. Ayoloco,9-Glaciar de Ayoloco(En el Corazón del Agua),10-Cumbre Pecho,8-Corredores Occidentales,1-Ref. Chalchoapan,6-Cabeza. Un cuadro es 1 (un kilómetro).












Para llegar a Chalchoapan es tradicional subir desde el pueblo de San Rafael (ver plano). La otra manera, aunque menos frecuente, es llegar en vehículo al paraje de la Joya en el sur de la montaña. Subir al refugio de República de Chile y cruzar la ladera occidental, hacia el norte, en una altura promedio de los 4,300. En ese trayecto se encuentra el refugio de Ayoloco, al pie del glaciar del mismo nombre. Un poco más al norte está Chalchoapan.
En el plano de las cañadas occidentales el número 4 señalala ubicación de Chalchoapan.

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Una última consideración (exclusivamente para novatos, los expertos no la necesitan) es la relativa a la aclimatación a las alturas. Este aspecto es algo  que golpea  y,  con tal fuerza, que el montañista debe dar marcha atrás (después de vomitar o desmayarse) y en ocasiones morir ahí mismo o en breve tiempo a consecuencias de lo mismo. En México ese asunto se le conoce como “mal de montaña”.Es el precio que pagamos por subir en pocas horas lo que debería llevarnos días.
Lo más propio es consultar a la ciencia médica del deporte respecto de este tema. Aquí damos una noticia sucinta del asunto. La intención es despertar el interés para que el individuo se documente más sobre este tema del mal de montaña.
Adolf Mokrejs, en su Guía practica del excursionismo II, (ediciones Roca, México, 1986, Pág. 112) dice que “El “mal de montaña o altura no es una enfermedad sino un indicio de que la aclimatación no ha tenido lugar”. Da enseguida unos datos. Se pueden dividir las diversas zonas de aclimatación. Abarcando cada una de ellas 1,500 metros de altura. Y exigiendo una semana de adaptación. Para la zona entre los 3,000 y los 4,500 se requiere una semana. Para la situada entre los 4,500 y los 6,000, dos semanas.
Es decir que para ir, de la Ciudad de México (2,200m.s, n. m.), a la cumbre del  Pico de Orizaba, necesitaríamos  ir subiendo, acercándonos,  gradualmente, de población en población, dos semanas. Como lo hacemos es en dos días. Uno de acercamiento y el otro para subir a su cumbre. Imagínese la tremenda deficiencia en nuestro modo de subir altas montañas. ¿Qué de raro tienen todos esos dramas originados por el mal de montañas que vemos con frecuencia?
Para subir al Popocatépetl, partiendo de la Ciudad de México, necesitaríamos una marcha de aproximación- aclimatación de  al menos una semana.  Lejos de eso,no es raro que salgamos en la mañana en automóvil de la ciudad, dos horas después estamos en Tlamacazcalco y tres horas más tarde en la cumbre del volcán. Cinco horas lo que necesitó una semana…



OJO
En la actualidad hay una enorme inseguridad en las montañas mexicanas  para los alpinistas.
El 5 de marzo del 2012 salió publicada esta nota en el diario El Universal. Se trata de un asalto a montañistas en la Iztaccihuatl. En esta caso, como en el del Nevado de Toluca, las autoridades castigan a los montañistas impidiéndoles  el acceso a esos lugares, en lugar de buscar y sancionar a los delincuentes.
TLALMANALCO, Méx., marzo 5 (EL UNIVERSAL).- La zona boscosa de San Rafael, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, es muy peligrosa para montañistas que visitan el lugar ya que operan bandas de delincuentes que fuertemente armados los asaltan y violan a las mujeres, advirtieron los propios excursionistas.

Según las propias autoridades municipales, se presentan hasta ocho atracos al mes en contra de deportistas extremos que acuden a este lugar, sobre todo los fines de semana, porque no hay vigilancia de ninguna de las corporaciones municipales, estatales y federales, ni de los ejidatarios que controlan el parque.

Juan Carlos Durán Gutiérrez, director de Protección Civil de Tlalmanalco, reconoció que cada fin de semana se registra un robo en diferentes parajes del ejido, pero hay ocasiones que son hasta dos, principalmente en “Las Trancas”, el más alejado de la caseta de vigilancia del área que administran ejidatarios que cobran una cuota a los visitantes.

El domingo 26 de febrero, 60 personas que acampaban y comían en el paraje “Nexcoalanco”, fueron asaltadas por 25 hombres armados y encapuchados que golpearon y causaron heridas a más de 20, incluyendo a un niño de ocho años y abusaron de tres mujeres.

Los ladrones, vestidos con ropa camufleada, cubiertos de la cara con pasamontañas, salieron de entre los matorrales armados con rifles, escopetas, pistolas y machetes para rodear primero a un grupo de aproximadamente 40 personas que acampaban y comían.

Luego sometieron a otras más que venían bajando, amarrándolas a todas, hasta sumar más de 60, incluyendo niños y mujeres.

Los encapuchados hicieron disparos al aire y a casi todos los hombres les pegaron con machetes y pistolas, causándoles lesiones a por lo menos a 20 en cara, cuerpo y cabeza, entre ellos Fernando, de ocho años, a quien le pegaron en la espalda.

A Alejandro, de 27 años, le fracturaron la nariz con la cacha y a Salvador lo hirieron de una pierna con una pistola de diábolos.

Un perro bóxer que acompañaba a campistas de Cuautitlán fue baleado en el cuello con una escopeta.

“Entregamos celulares, carteras, dinero, relojes, cámaras, equipo de montaña y luego nos quitaron los zapatos que aventaron a una camioneta Chevrolet para luego amarrarnos de pies y manos con las agujetas”, recordaron.

La misma suerte corrió un profesor y 11 alumnos de la primaria Juan Jacobo Rousseau, del Distrito Federal, que acampaban en la zona.

El jueves pasado, el ayuntamiento clausuró el parque ecoturismo “Dos Aguas” por carecer de licencia de funcionamiento y por falta de medidas de seguridad para protección de los paseantes.

El lugar se mantendrá cerrado, hasta que la empresa no regularice su situación administrativa ante el gobierno local y tome medidas internas para garantizar la seguridad de quienes semanalmente visitan el sitio.












16 comentarios:

  1. Sr. Enrique Andrade

    Gracias por esta nota. Me sirve de mucho porque la verdad no tenía a la mano varios nombres de las cordadas accidentadas en la flanco oeste de la Iztaccihuatl. El libro Iztaccihuatl de Alfredo Careaga Pardavé es una joya de información. En seguida incorporaré esos nombres en su respectiva ficha. Sólo conservaba en la memoría con los que conviví como fueron Juan Medina, Zenon Martínez y Juan José Oñate.
    Aquí aprovecho para comentar que a raíz de haber participado Juan José Oñate en la preselección al filo noreste del monte Aconcagua, y siendo éste un gran compañero de montaña y una fina persona, yo, como resonsable directo en el aspecto tecnico de esa expedición, fuí el que le puse su nombre a esa rampa ocidental: "Rampa de Oñate". eso fue en el invierno de 1973. Por una extraña circunstancia un año más tarde Juan José Oñate moría en esa rampa que ya llevaba su nombre. Lo que intento destacar es que sucede al contrario. Se pone el nombre en memoria de alguien cuando ya ha muerto. Aquí aconteció al revés.. varios amigos míos escaladores se asustaron y me pidieron encarecidamente que jamás se me ocurriera poner el nombre de ellos a alguna montaña...

    También en lo de Hernando Manzanos consigno los rasgos generales de su muerte porque escalaba mucho con escaladores del Club Exploraciones de México (Juan Medina, Manuel García, etc.) . Fue, efectivamente, a consecuencia de un edema pulmonar, que por lo visto le permitió vivir algunos días más, que contrajo su afección en la Iztaccihuatl. Por lo demás, el que conoce su ruta en la pared Rosendo de la Peña sabe que fue todo un escalador.

    Las publicaciones de Cuadernos de Comunicación Sindical que menciona se agotan tan pronto salen y es dudoso que queden algunos números. Pero yo conservo algunos ejemplares y se los obsequió con mucho gusto. Indiqueme a qué direccció se los envío por correo y lo haré de inmediato. Para eso son esas publicaciones. La idea es compartir información.

    Saludos,

    Armando.

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    1. Oscar Alvarez Aguilar1 de julio de 2013, 22:07

      Hola Armando Altamira Gallardo, he leido comentarios hacerca de las publicaciones de los cuadernos de comunicacion de su sindicato, fuera tan amable de mandarme , una copia del mismo, se lo voy a agradecer infinitamente.para acompletar mi poca literatura informativa de las altas montañas de mexico,si es de caracter electronico le envio mi e mail,
      sierranevadaoscar@hotmail.com
      soy Oscar Alvarez Aguilar de la Cd de Orizaba, Ver

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  2. hola soy un novato en el montañism vivo en el edo de mex frente a esta hermosa montaña quisiera saver si me podrian mandar informacion sobre esta montaña en cuanto a las rutas refujios etc. y claro mas aun informacion sobre la historia alpina en el iztaccihuatl mi correo es rebelrockpunk@hotmail.com gracias

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  3. ¿Donde puedo conseguir ese libro "Iztaccihuatl" del autor Careaga Pardave. Fui a la libreria porrua y no lo tienen.

    No sean malitos diganme donde puedo conseguirlo.

    omarctercio@hotmail.com

    Gracias

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    1. Oscar Alvarez Aguilar1 de julio de 2013, 22:10

      Yo lo tengo, te puedo mandar fotocopias
      oscar.
      sierranevadaoscar @hotmail.com

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  4. hola buen blog felicidades he ido pero solo he llegado asta laminas mas no quisiera llegar asta la cumbre, por favor me podria mandar un mapa para saber llegar con exatitud ya que un dia me perdi y no quiero que se repita. epion@live.com.mx

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  5. Me gustaria tener mas informacion de los accidentes ocurridos en el '75 y el '76, soy sobrino del Sr. Juan Medina y tengo algunos datos que me comfunden un poco, alguien me puede ayudar? flizardim@hotmail.com

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    1. yo soy hija de Miguel Angel Chacón y mi correo es sandracahcon@gmail.com a tus ordenes

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    2. Sr. Andrade mi nombre es Sandra V Chacón González y soy hija de Miguel Angel Chacón Gutierrez quien en coordada con Juan Medina Saldaña ascendieron a los corredores del Iztaccihuatl el 25 de Noviembre de 1975 donde en los corredores de Oñate habiendo asegurado la ascención por la rampa con una clavija de cola de cochino, les sobrevino un alud y cayeron 400 metros con un rebote a la mitad del camino, al salirse la clavija no hubo que los detuviera, ambos experimentados alpinistas y excelenters hombres, padres y amigos se les sigue recordando con respeto y mucho cariño, quedo a sus ordenes mi correo es sandrachacon@gmail.com

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    3. Sandra V. Chacón González
      Tengo una novela de alpinismo que está en este blog.
      En una parte de ella recuerdo a Miguel Ángel Chacón Gutiérrez.
      Como toda novela, esta es una composición lírica, fantástica, que se apoya en algunos hechos verídicos, como es el caso de Miguel en su ascensión a la Iztaccihuatl.
      Es una novela de amor y alpinismo, muy extensa y de ritmo suave. Si quiere evitarse su lectura y le interesa la cita a la que me refiero, puede ir directamente al lugar donde recuerdo a Miguel. Está en la cuarta parte, en el capítulo 49.
      Se llega a la novela dando un clic en “novelas”, arriba de la barra de la columna de los países que consultan mi blog.
      Saludo,Armando

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  6. Hola Fernando yo soy Sandra Chacón hija de Miguel Angel Chacón quien falleció jjunto a tu tio en 1975 mi correo es sandrachacon@gmail.com a tus órdenes

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  7. donde puedo conseguir esa joya de libro...?
    mi nombre es Victor Martínez, mi correo vicmarmir@hotmail.com

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  8. Mis felicitaciones Armando, es un gusto saber de ti despues de muchos años, tal vez no te acuerdes de mi, ya que no soy un montañista destacado, pero te conoci en la U.N.A.M. con Manuel Casanova, un abrazo.
    Gilberto Velazco.

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  9. Sr. Armando Altamira, soy Juan Blásquez Pico, uno de los pocos que reconocieron los cuerpos de los seis compañeros acaecidos en dos cordadas aquel día de muertos del 74 y no del 75 en la Cruz Roja de Polanco. El nombre que falta es Juan José Oñate (hijo), yo tenía 19 años y pertenecía al Club de Exploraciones de México - Grupo de Roca. Por el error de fecha, también hay que recorrer la de Juan Medina y Chacón al 75, ya que en el 76 Gustavo Díaz Rosas y su servidor subimos por la misma ruta.
    Mi correo es j_r_soporte@hotmail.com, desde hace 27 años vivo en Jalisco y tengo siempre en mi alma los recuerdos de aquellos lares y con gran dolor saber de la violencia que ronda en mis queridos lugares, empecé a escalar a los 12 años en la Coconetla en 1967, actualmente apenas voy en los 58. Un saludo y para lo que pueda ayudar quedo pendiente

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  10. Soy hijo de Alfredo (Eduardo) Manjarrez "El Whymper" compañero de Cordada de José Merediz que Fallese este dia en la ciudad de México. DEP el ya logro hoy su mas grande cima. Adios a un grande de los pricipios de la escalada en roca en el país.

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    1. Hola:
      Puedes estar seguro que tu padre fue uno de los más grandes escaladores. En una época que se escalaba en libre, a pura fuerza, nervio y coraje.
      No te creas todo lo que ves en las películas de alpinismo. Hay mucho cuento, Tu padre fue un escalador de verdad, casi una leyenda.
      Dejé de verlo hace muchos años, tal vez 45, pero lo recuerdo como si fuera hoy, sus gestos, sus risas, sus berrinches. Era muy berrinchudo. Lo estimaba mucho pero dejé de verlo porque simplemente un día perdí su huella. Él ya no fue a la montaña y no supe como localizarlo.
      La roca El Colmillo, en especial, fue donde desarrolló todas sus potencialidades de escalador. Era tan difícil que pocos la podían escalar una vez. Él la escaló cinco veces y una en solitario. Fue la primera vez que alguien la subía solo.
      El Colmillo era tan peligroso de subir que puedo asegurarte, sin exagerar, que varias veces estuviese a punto de no haber nacido nunca.
      El tiempo que viviste con tu padre fue una concesión que el cielo te brindó. No lo olvides nunca.
      Él, yo, y otros, realizamos varias escaladas ya conocidas, y otras que nosotros abrimos por primera vez. Algunos de estos murieron jóvenes.
      Tengo un blog, este por el que te estoy escribiendo, y en el publiqué hace tiempo una ficha técnica de cómo subir el Colmillo. En él hago una especie de reconocimiento, homenaje. A tu padre por sus méritos de escalador.
      Puedes encontrar el blog entrando en Internet, escribiendo la palabra Tlamatzinco y luego buscas El Colmillo.
      Me gustaría que me enviaras las fechas de su nacimiento y su fallecimiento para integrarlas a la ficha que te comento.
      Siento inmensurablemente la muerte de mi amigo y compañero de escaladas.
      Saludos.
      Armando

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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