La conquista del Popocatépetl 1287

Parte superior del Popocatépetl, lado norte.La ruta marcada con el número 1 es la de Las Cruces, por donde subieron Montaño y su grupo.
Libro: Relaciones originales de Chalco Amaquemecan
Autor: Chimalpahin
Fondo de Cultura Económica (México- Buenos Aires)
1965
Tiene 5,452 m.s.n.m.
La primera ascensión documentada al Popocatépetl fue en el año de 1287. Este dato está consignado en Relaciones Originales de Chalco Amaquemecan. Fueron escritas por Don Domingo  Francisco de San Antón Muñon Chimalphain Cuauhtlehuanitzin, nacido el 27 de mayo de1579, en Amecameca. “Era descendiente de familia reinante  en Amaquemecan, a la llegada de los hispanos”.

 Escribió una historia que lleva el título de Relaciones Originales de Chalco Amaquemecan. En 1965 fue editado por el Fondo de Cultura Económica, México- Buenos Aires. En la página 147 refiere con toda precisión que este volcán fue subido en el año 3 caña, que corresponde al 1287 del calendario gregoriano.La ascensión, por motivos religiosos, la llevó a cabo un habitante de Amecameca que se llamaba Chalchiuhtzin. Pero Chimalphain tampoco dice que haya sido la primera vez que se subía el Popocatepetl. La conquista en realidad puede corresponder a fechas anteriores  al siglo trece pero  hasta la presente tal hecho no está documentado.

 En la ladera norte de este volcán existía un serie de adoratorios que iban de Tlamacazcalco hasta, posiblemente, Teopixcalco (se conserva la toponimia), en los 5 mil. Lo que todavía se puede distinguir es el adoratorio Nexpayantla, en el lado sur, bajo la la cumbre de la Torre Negra.

El francés José Deseado Charnay exploró, en el siglo diecinueve, esos lugares encontrando abundante testimonios arqueológicos de ofrendas a Tláloc, dios del agua. Algunas del  Arcaico.  Con esto estaríamos mencionando tiempos muy remotos. Como remotos es el adoratorio por excelencia a Tláloc, en la cumbre de la montaña del mismo nombre, arriba del pueblo actual de Río Frío, camino a la ciudad de Puebla. Algunos historiadores, como  el padre Francisco Clavijero, lo hacen de la época tolteca aunque, dice, los mismos toltecas   cuando empezaron a arribara esta cumbre de 4,150  de altitud, ya encontraron ahí ofrendas.

Apoyado en el trabajo de Charnay, José Luis Lorenzo llevó a cabo un serie de ascensiones localizando estos adoratorios de la ladera norte del  Popocatépetl y otros en la ladera oeste de la Iztaccihuatl. Publicó un trabajo muy  valioso para la arqueología de alta montaña que tiene por título Zonas arqueológicas de los Volcanes Iztaccihuatl y Popocatépetl. Fue editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia,México, 1957.

Bajo la Calzada de los Muertos, en Teotihuacán, hay restos de edificios de hechura olmeca. Y la montaña Tláloc está en el paso del sureste del país, en donde está ubicada la zona olmeca ( considerada la civilización madre del pensamiento precristiano del mundo indio), hacia el valle de Teotihuacán. Es todo un asunto para investigar. Como sea, estamos hablando de tiempos muy lejanos que pueden saltar más allá de la época antes de Cristo. Nada más Teotihuacán se considera, para su primera etapa  de construcción, un siglo antes de nuestra era.


La cita mencionada de Chimalphain dice: “Y ese Chalchihuitzin fue el que trepó arriba del Popocatépetl buscando propiciar la lluvia, porque por entonces sol y sequía habían cobrado fuerza y había hambre y necesidad, según el saber de los ancianos. Allá (arriba) s e flageló el Chalchihuitzin. Según refieren los ancianos, llegó bien hasta la mera cabeza…En el año 3 Caña, 1287”

Una roca  grande, esculpida, circular, que hay en el centro de Amecameca,al pie del kiosco, data del año 1299. Es probable que conmemore la ascensión de Chalchiuhtzin (hipótesis por confirmar).


 Las altas montañas  mexicanas fueron subidas en tiempos prehispánicos bajo la concepción religiosa del Tepehiluitl,o fiesta de las montañas. Los trabajos de Fray Bernardino de Sahagún y Fray Diego Durán, ambos cronistas españoles del siglo dieciséis, de los días inmediatos posteriores a la conquista, dan información de ello.

Tezcatlipoca como Tepeyollotl (Códice Féjerváry-Mayer)= Corazón de la Montaña.La figura que Tezcatlipoca sostiene en la mano derecha es una montaña que humea.

Mitología

Una noticia más relacionada con  el Popocatépetl y esta procedente de la antropología: el dios de dioses de la religión mexica, Tezcatlipoca, está relacionado con este volcán al desaparecer dentro de él ( Tezcatlipoca, autor Guilhem Olivier, FCE,2004,Pág 131).Tezcatlipoca fue mutilado en el interior del volcán. Citando a Las Casas, este autor opinan que tal acontecimiento está en el orígen del nombre Popocatépetl y su nombre fue puesto desde ese día.

No está por demás recordar que Tezcatlipoca es llamado "El Señor del Espejo Humeante" y se le representa mediante un espejo de obsidiana. Y la obsidiana, vidrio volcánico, sólo viene del volcán, en este caso, del Popocatépetl.
Tezcatlipoca

El otro dato es que Tlamacazcalco (el lugar  conocido como "Tlamacas", al pie del lado norte del volcán (3,980 m.s.n.m), y que es hasta donde llega en la actualidad la carretera asfaltada, en la puerta misma de un  amplio albergue), significa su nombre : " En la casa de los sacerdotes de la orden  Tlamacazque. Los que están consagrados a Tezcatlipoca. Lo cual se aplicaría, si evocamos que Tezcatlipoca desapareció dentro del Popocatepetl.

Recuerdese que en el siglo diecinueve el viajero francés, José Deseado Charnay , localizó una línea de adoratorios partiendo de  Tlamacazcalco hacia el volcán. En el lado sur ,inmediatamente debajo de la cumbre de la Torre Negra, están los restos del "Adoratorio Nexpayantla". Estos datos se encuentran en la publicación de José Luis Lorenzo: Zonas arqueológicas de los volcanes Iztaccihuatl y Popocatétel, editado por el INAH, México, en 1957.

Aun le queda  por desentrañar a la ciencia antropológica el lugar conocido como Teopixcalco.  Se localiza en  el collado  entre la cumbre de la pared del Abanico y la ladera final del Popocatepetl., hacia el Pico Mayor. Se encuentra en una altitud de 5050 m. En la actualidad, y desde hace más de medio siglo, hay ahí un refugio con cupo para una seis personas.  
Tezcatlipoca (Codice Borgia)

Dios Popocatépetl en la actualidad

Este volcán sigue considerándose Dios Popocatépetl. Sus nieves se funden,  el agua que desciende  riega los campos de sembradío y da vida a la gente.

 Las comunidades campesinas subyacentes ya están en el ciberespacio del siglo veintiuno pero, dice sus jóvenes, los países del primer mundo con su alta tecnología también tienen su Dios. ¿Cuál es la diferencia?
Como en todo rito religioso no se adora a la imagen o a la montaña sino que ésta sólo es una manera de representar la idea. Sucede en las grandes religiones y en las chicas.  Aun en las que adoran a Dios en el lugar donde no hay imagen alguna. Hay que recordar que en la religión mexica el vacío central del Nahui Ollín representa al Quinto Sol.
Tres siglos de celo cristiano durante la colonia española no lograron acabar con esta adoración a Dios Popocatépetl que viene de la religión de Tezcatlipoca-Tlaloc. Desde las arcaicas comunidades campesinas de miles de años de antigüedad. Tampoco la sociedad laica- cristiana mexicana no pudo doblegarla a lo largo de dos siglos a partir de la independencia. Los numerosos cristianismos liberales, procedentes de Estados Unidos, bajo distintas denominaciones sectarias, tampoco lo han logrado

En la actualidad los intereses detrás de la pantalla han decidido continuar con la labor desarraigadora pero ahora  de manera por demás sutil. Los medios ya no le llaman “Popocatépetl” sino “Don Goyo”. Los diferentes nombres nahuas del volcán señalan características vulcanológicas (Popocatépetl= montaña que humea. Popocatzin= Humeadorcito. Xalliquehuac= el que arroja ceniza. Su fiesta era celebrada en el mes mexica de Teotleco, mes 12 del Calendario Azteca).
 Don Goyo no quiere decir nada. Ni toponímico ni religioso. Sólo el tiempo dirá si esta arremetida de los medios logra acabar con el culto a Dios Popocatépetl. La primera etapa del proceso es cambiarle de nombre…

H. Bergson llama "zenonizar" al proceso de traer a escala humana las cosas divinas.

(ver en este mismo blog "El pensamiento de Bergson)

Conforme  avanzan las investigaciones de antropología, en especial de las poblaciones del lado sur, al  pie del Popocatépetl, como sería Tetela del Volcán, con el monte  Teocuicani, en los 3150 m. y  otras en el sureste, hacia Izucar de Matamoros, dios Popocatépetl podría señalarse como avatar de Tezcatlipoca. Hasta ahora esto es una mera hipótesis nuestra.

Sin pretender sacar conclusiones apresuradas, la idea del Popocatépetl como "imagen"  de Tezcatlipoca es que este dios, "el más grande de los dioses", era adorado de especial manera en Tlalmanalco y en Chalco, poblaciones cercanas al Popocatépetl en su vertiente del noroeste. Para los que no estén familiarizados con la  geografía de esta región diremos que Matamoros, está en el SE, Tetela del Volcán en el S, Tlamacazcalco (paraje de adoratorios cercanos) en el N  y Chalco- Tlalmanalco en el NW.Con lo que de hecho toda una cadena de lugares de adoración le da la "vuelta "al Popocatépetl.

A esto hay que agregar que hay también una relación cercana entre Tezcatlipoca y los que son heridos, lisiados o muertos por el rayo. Recordamos que, de manera particular, el mencionado monte Teocuicani, en la cota 3,150 de la ladera sur del Popocatépetl, debe su nombre de "Cantor Divino" (teotl; dios y cuicani cantor o cantar) por la cantidad de rayos que caen en ese lugar. Tantos que, hemos constatado personalmente, hay toda una organización (centenaria) de gentes, habitante de los pueblos subyacentes cercanos, que llevan una lista de nombres de los que han sido tocados por el rayo. A estos, ellos mismos les llaman "rayistas".Y en los caminos y senderos que ascienden, a partir del pueblo de Tetela del Volcán, por su lado este, hay numerosas cruces de los muertos por el rayo. Todo esto: rayos y  lisiados, repetimos, están íntimamente ligados con el dios del Trueno (, que en este caso no se trata de Tlaloc sino de Tezcatlipoca.Ver Tezcatlipoca, de Guilhem Olivier).


Hernando Ruiz de Alarcón ( Tratado de las supersticiones y costumbres gentílicas que oy viven entre los indios naturales desta nueva España) al describir uno de los conjuros acostumbrados por los mexicas, dice que el espejo ( A Tezcatlipoca se le conoce como "El Señor del espejo humeante" )que Tezcatlipoca trae en algunos códices, que se trata de "El espejo que sólo emite humo", y, más adelante, "el espejo cuyo atavío facial está emitiendo vapor".Y emisiones de humo y de vapor son propios del Popocatépetl.La propia etimología del nombre "Popocatepetl" quiere decir: "Montaña que humea". Tezcatlipoca Tlatlahuqui es Tezcatlipoca Rojo y refiere al color del sol antes del ocaso pero también a la incandescencia de esta montaña cuando está en actividad volcánica.


                                                Los primeros europeos que subieron el Popocatépetl, por orden de Hernán Cortés, fueron Montaño y otros españoles en 1521.Su motivación fue la extracción de azufre que necesitaban para confeccionar pólvora. Algunos cronistas, como Bernal Díaz del Castillo, dicen que fue un grupo comandado por Díaz Ordaz. En efecto, estos fueron los primeros enviados por Cortés pero no consiguieron llegar al cráter. Cervantes de Salazar relata la ascensión de Montaño. Fue un gran logro de orden psicológico si se toma en cuenta la mentalidad europea que a la sazón prevalecía con respecto a las montañas.

Ofrecemos, en facsímil, un material  publicado en el libro nuestro Alpinismo Mexicano, publicado en 1972 por la Editorial ECLALSA, México) que ayudará conocer el contexto orográfico en la que se desarrollaba la religión de Tezcatlipoca- Tlaloc, en especial en Tepehiluitl, la fiesta de las montañas.
En especial nos referimos a la primera ascensión llevada a cabo por los españoles en el siglo dieciséis.




 Montaño y su grupo subieron por Las Cruces y descendieron al cráter en busca de azufre para confeccionar polvora. No fue la primera ascensión al volcán pero sí el primer descenso al cráter. Una empresa de mucho mérito para su tiempo. En la actualidad, aun para gente de montaña,  no es frecuente realizar ese descenso.En el alpinismo mexicano de los años cuarentas del siglo veinte era frecuentada esa bajada, aun con rudimentarias cuerdas de henequén. Pero en el alpinismo actual ha caido en desuso. Hasta hubo una compañía, a mediados del siglo pasado que, siguiendo los pasos de los españoles de la conquista, se dedicaba a extraer azufre del cráter.

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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