Estas raíces
se encuentran en la antinomia por excelencia de la cultura occidental, aquella
que dice que el hombre es la medida de todas las cosas pero que Dios hizo al
hombre.
Racionalismo
y misticismo son las dos magníficas piernas con las que vamos caminando, trotando
o corriendo por la vida.
El hombre
mismo fue dotado del poder de hacer milagros si tiene suficiente fe para creer
en los milagros. Y cree en los milagros porque cree en el curso normal de la
naturaleza.
Aun para brincar el arroyo se necesita fe en que lo lograremos.
Aun para brincar el arroyo se necesita fe en que lo lograremos.
No hay modo
de escapar de esta antinomia. Pifiando como caldera vieja, aunque se tenga
veinte años, sudando hasta por las bolas, mientras se sube por esa pendiente
que se antoja interminable, el alpinista piensa en todo esto, si bien de manera
atropellada.
Ese es
nuestro juego. “Por nuestra propia cuenta y riesgo, imaginamos una realidad,
fabricamos una realidad imaginaria, puro invento nuestro.” Este invento nuestro
se llama alpinismo. El pensamiento es de Ortega y Gasset En torno a Galileo.
Del libro Técnica Alpina UNAM,1985 Dibujo de Manuel Sánchez |
El pragmatismo-empirismo natural, citado por Jean Wahl, floreció en
Gran Bretaña y en Estados Unidos de Norteamérica, con William James, consignado
en su libro La libertad de creer:
“Según
él-dice Wahl, en El camino del filósofo-,nuestra
fe tiene una gran influencia sobre la posibilidad de nuestras acciones, y así
como nuestra fe en nuestra aptitud para saltar un arroyo nos hará capaces de saltarlo,
de igual manera si creemos que el mundo es bueno, será el mundo mejor por el
simple hecho de creerlo nosotros así.”
Este pragmatismo
natural, sabemos, tiene su lejano antecedente en Protágoras y fue sistematizado,
en el siglo diecinueve, sobre todo por filósofos ingleses.
El empirismo
natural es uno de los resortes en el que
se desarrolla el alpinismo como deporte, establecido, como tal, en los Alpes
europeos desde mediados del siglo diecisiete.
El inexplicable afán del humano por alcanzar una
cumbre de montaña. Amateur o profesional el fondo es el mismo. Vendiendo
naranjas en el mercado se puede ganar lo mismo sin necesidad de ir a las montañas.
El caso es que el individuo escoge ir a
las montañas como guía profesional…
El mercado es el lugar donde hay lo necesario
para alimentar al cuerpo. En las montañas, en cambio, es el campus donde, “Los dioses lanzan sus
dados”, según canta Agnetha Fältskog.
El alpinista
goza en el esfuerzo que hace en tanto se mueve y trata de aligerar el peso de
los tirantes de la mochila que parece partirle en dos cada clavícula.
Tirado en el
cómodo sillón de su casa pensaba en este movimiento. Ahora que está en el
movimiento piensa en la génesis del movimiento…
En su cómodo
sillón era una circunstancia que no le decía mucho de él. Necesita otra circunstancia,
de frontera, para poder asomarse a otra posibilidad (brincar el arroyo puede ser esa situación de frontera).Para poder tener conciencia del
inmensurable valor de su vida común. La
“vida común” es un tesoro pero los humanos,al no tener conciencia de la misma,
se aburren de ella.
Necesitan meter, como dice Graham Greene, una
pierna dentro de la eternidad siquiera por veinticuatro horas. Si no se asoma a
esa ventana hay el alto riesgo que proliferen las patologías psicofísicas.
Scott Fitzgerald murió de un ataque al corazón con un alcoholismo muy avanzado.
Ernest Hemingway…
El empirismo, con orientación a lo religioso, arranca desde los Presocráticos y se afirmó muy tempranamente con Platón. En América
precristiana el alpinismo-andinismo religioso arrancó desde tiempos remotos que
sólo la arqueología nos ha ido revelando gradualmente.
En México la
primera ascensión documentada fue al volcán Popocatépetl (5,452m), en el año de 1287. Este dato está consignado
en Relaciones Originales de Chalco
Amaquemecan Fondo de Cultura Económica. México-Buenos Aires, 1965. Fueron
escritas por Don Domingo Francisco de
San Antón Muñon Chimalphain Cuauhtlehuanitzin, nacido el 27 de mayo de1579, en
el pueblo de Amecameca, actual Estado de México.
En el
montañismo religioso suramericano, según el material de que disponemos, citamos
al monte llullaillaco, de 6,739 msnm en
los Andes. República Argentina-Chile. Estratovolcán. 24°43’47’’ S._68°32’45’’
O. Primera ascensión religiosa probablemente
a principios del siglo XV. Primera deportiva: diciembre 1952, por Bión
González y Juan Harseim.
Pero hay
testimonios de la conquista
alpina religiosa precristiana, de numerosas cumbres, que también pasan los 6
mil. Ver el material publicado en la Revista Andina, en Santiago de Chile, en
julio de 1968, en relación al Llullaillaco.
Todo esto es
posible, sin importar la época ni el continente, por lo que dijo William James,
sólo con la fe necesaria para saltar el arroyo.
La existencia que encuentra el caminante por medio de la resistencia que el arroyo le opone para ser brincado. También la montaña le presenta al alpinista una serie de obstáculos que deben ser resueltos.
En rigor la montaña ni el arroyo oponen nada, sólo son, como dice Ortega, situaciones del juego que nosotros inventamos. Por lo que la conclusión nuestra es que la dificultad está en el alpinista, no en la montaña.
La existencia que encuentra el caminante por medio de la resistencia que el arroyo le opone para ser brincado. También la montaña le presenta al alpinista una serie de obstáculos que deben ser resueltos.
En rigor la montaña ni el arroyo oponen nada, sólo son, como dice Ortega, situaciones del juego que nosotros inventamos. Por lo que la conclusión nuestra es que la dificultad está en el alpinista, no en la montaña.
Pero el
“simple” hecho de saltar el arroyo tiene motivaciones insospechadas. La intuición va por delante. Sólo que la intuición no se compra en el mercado ni
en parte alguna. Por ella sabemos que podemos brincar el arroyo, o bien, que,
al menos por esta vez, no lo lograremos.
Para saltar
el arroyo es necesario, dice James, no suprimir el miedo ni la alegría. Ambas
tienen su función reguladora, como los sentidos de la vista, el olfato y el
oído, lo tienen para que guardemos el equilibrio al caminar. Así son el miedo y
la alegría.
En la
bandolera o cinta, pues, del escalador, es imprescindible que vayan, junto a
los mosquetones y las clavijas, el miedo y la fe.
Es una manera de decir que aquí es donde se juntan los empirismos natural y el empirismo con orientación religiosa. O, para los de la jerga filosófica, racionalismo y misticismo.
Es una manera de decir que aquí es donde se juntan los empirismos natural y el empirismo con orientación religiosa. O, para los de la jerga filosófica, racionalismo y misticismo.
En su bello
libro Las variedades de la experiencia religiosa,
James dice de la intuición:
“Si tenemos
alguna intuición, proviene de un nivel más profundo de nuestra naturaleza que
el nivel verbal donde reside el racionalismo. Toda nuestra vida subconsciente,
nuestros impulsos, nuestras creencias, nuestras necesidades, nuestras
intuiciones han preparado las premisas y nuestra conciencia siente ahora el
peso de los resultados; algo dentro de nosotros sabe con certeza que estos han de ser más verdaderos que ninguna
otra charla racionalista deducida por la lógica, por más inteligente que sea,
que los pueda contradecir.”
W.JAMES |
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