los
pobres son ricos.
Es la tesis de Aristófanes en su obra Pluto, del año 388 a C.
Y los ricos
son pobres.
El público
griego de los días de Aristófanes ya conocía su otra obra, La asamblea de las mujeres, donde el comunismo no funcionó porque
ya nadie quería hacer algo y todo lo esperaba del Estado. A su vez, el Estado
regulaba la manera, no sólo de vestir
sino, hasta de copular. Implosionó.
Pluto es la contra
tesis. Si todos fueran ricos tampoco nadie haría nada. Todos querrían que les
hicieran. La vida implosionaría también, empezando con el individuo. Ante tanta
inmovilidad la vida se volvería un desastre.
Aristófanes
tenía ante sus ojos los modelos de ambos extremos. En la sociedad que vivió la
esclavitud se veía como la situación natural. Esclavos y ricos. Los que no
tenían ni manto conque cubrirse y los que no se ponían el mismo manto dos
veces.
Fue cuando Aristófanes
encontró el aristotélico término medio: la pobreza. Pero no la pobreza al
estilo del siglo veintiuno, sin fuentes de trabajo, o trabajo en el outsorcing sin prestaciones de obreros
sin contratos colectivos, etc. Eso sería para Aristófanes la mendicidad.
No la
mendicidad profesional como ahora la vemos, pedir limosna por la mañana y por
la tarde depositar en la cuenta bancaria.
Se refería a
la mendicidad que pide porque, verdaderamente, se está a punto de morir de hambre.
Para tal
efecto aparecen en su obra de teatro dos númenes antitéticos, la Pobreza y
Pluto, el dios de la abundancia. Sólo que Pluto
es un numen ciego.
Carión y
Cremilo son dos individuos que conocen a Pluto y descubren que es el dios que
reparte las riquezas. Lo encierran en un templo para obligarlo que haga ricos a
todos. Es cuando la obra revela un amplio grupo de patologías en la conducta
humana “Algunas de vivencia perenne y universal.”
Poros, el dios ciego de la abundancia
Estos dos individuos preparan un remedio que aplican a los ojos de Pluto con el fin de que el dios pueda ver y, en adelante, reparta las riquezas con sensatez porque por ahora todos eso está desbalanceado.
La misma Pobreza les advierte:¨¡que barbaridad acaban de hacer!Poros, el dios ciego de la abundancia
Estos dos individuos preparan un remedio que aplican a los ojos de Pluto con el fin de que el dios pueda ver y, en adelante, reparta las riquezas con sensatez porque por ahora todos eso está desbalanceado.
Los primeros que protestan son los ricos ¿quién nos va a servir?
Y los pobres dicen que, efectivamente, en adelante no servirán a nadie. Que su plus valía amañada se la metan por…
Will Durant: "es difícil ser revolucionario cuando casi todas las familias tienen riqueza suficiente para mantener su propia casa y cuando los automóviles son tan comunes...Frente a esa prosperidad desvergonzada y desproporcionada ha quedado herido o muerto el petirrojo que antes cantaba el himno de la revolución."(Filosofía, Cultura y Vida, tomo II,1960)
Blepsidemo, otro personaje, es el que desconfía de la riqueza ganada de ese modo. Algo hay en ello que no permite felices amaneceres: “Mal me parece el negocio. No me gusta mucho. Eso de hacerse rico de repente y luego andar con miedos, es de gente que no tiene muy sana la conciencia.”
Se considera
que, igual que en La asamblea de las
mujeres, en Pluto el problema humano queda sin resolver.
En realidad ambas obras nos revelan el gran secreto: sin el esfuerzo humano todo es amenazado por la ruina.
En realidad ambas obras nos revelan el gran secreto: sin el esfuerzo humano todo es amenazado por la ruina.
La
mendicidad y la riqueza son dos extremos peligrosos para la salud psicofísica y
espiritual del individuo y de la sociedad. Las dos tesis las dice Aristófanes
con su peculiar modo de expresión que enseñaba, aun las más crueles realidades, haciendo que la gente se
riera.
Cremilo le
echa en cara al alegórico personaje de la Pobreza: “¿Y tú qué puedes darnos? ¡Quemaduras
en los baños, parvadas de chiquillos muertos de hambre, viejitas macilentas! Y
no te diré nada de las muchas chinches y pulgas y piojos y mosquitos que va y
vienen rodeando nuestras cabezas.”
Penia, diosa de la pobreza |
La Pobreza
toma su propia defensa y replica a Cremilo: “¿Qué hace Pluto? Hombres
reumáticos, panzones, de piernas tardas para andar, gordinflones y grasosos.
Pero yo los tengo esbeltos, como avispas en ligereza.”
Hasta aquí ambos
personajes han esgrimido valores
hedónicos, valores de civilización. El leit
motiv de la obra en realidad no es quien tiene más o quién tiene menos,
sino quién vive mejor, en la perspectiva de los valores esenciales.
Ricos que saben vivir bien, pobres que saben viven bien. Ricos que viven mal. Pobres que viven mal.
Ricos que saben vivir bien, pobres que saben viven bien. Ricos que viven mal. Pobres que viven mal.
Habla la Sabiduría
por medio de la Pobreza: “Sepan ustedes que la moderación y la templanza vienen
conmigo, mientras que la soberbia y desorden están con Pluto.”
Aristófanes
conocía de primera mano las teorías filosóficas de su tiempo. Le servían para
encontrar temas de sus obras de teatro. Es probable que para Pluto se haya
inspirado en una idea del Libro Primero de La República,
de Platón.
En ella el
acaudalado Céfalo le dice a Sócrates, después que éste le ha hecho la pregunta
cuál es el beneficio más grande que se obtiene con las riquezas. Céfalo
responde que cuando se ha llegado a la vejez:
“Entonces se empieza a hacer un recuento de lo
vivido, para verificar si se ha dañado a alguien. Quien examinando su proceder
se da cuenta de que cometió arbitrariedades, se atemoriza, cae presa de la
ansiedad, y el miedo lo despierta en el trascurso de la noche y lo llena de pavor,
como a un niño. En cambio el que no siente inquietud alguna, vive una dulce
esperanza que será nodriza de su
ancianidad.”
“Aristófanes
(en griego Ἀριστοφάνης; Atenas, 444 a. C. - 385 a. C.) fue un famoso
comediógrafo griego, principal exponente del
género cómico Vivió durante la Guerra del Peloponeso, época que coincide
con el esplendor del imperio ateniense y su consecuente derrota a manos de
Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del resurgimiento de la
hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a. C. Leyendo a Aristófanes es
posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas,
filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella época. Su postura
conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos
religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica.
Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su
comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de
insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se
caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como
una degradación del teatro clásico.”
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