Urania, preferida de Platón


 

Platón prefiere a Urania pero los hombres preferimos a Polimnia.

A dos mil quinientos años, que se empezó con este tema, ahora  ya podemos ver, en nuestro siglo veintiuno, los resultados de esas preferencias.

Virtud e instinto, instinkt, que va de la mano con pulsión, son los ingredientes que Platón considera para que la vida del individuo, y la del Estado, se puedan realizar en felicidad.

Si lo que mueve es sólo lo biológico, el tren descarrilará para todos. Como en Australia una vez fue la plaga de conejos.

Es lo que este filósofo dice en su libro El banquete.

Y como se trata de un banquete, en el que se mueven los personajes de esta pieza, Platón utiliza un símil que nos puede ilustrar en lo inmediato: la comida. Es una necesidad y un placer. Igual que en el amor. Pero si no hay mesura de mi parte para administrar los ingredientes, acabaré en el hospital.

Escribió este filósofo hace ya muchos siglos: “Se requiere la misma prudencia en nuestro arte para arreglar el uso de los placeres de la mesa, de modo  que se goce de ellos moderadamente, sin perjudicar a la salud.”

Llevado el asunto al terreno del amor los griegos tenían dos afroditas: Urania y Polimnia. La  de  amores sensatos  y duraderos la primera. La segunda de relaciones ocasionales,  con graves  repercusiones para la sociedad.

Pero, ojo, está visto que  son  a los hombres a los que la diosa Afrodita Polimnia arropa más que a las mujeres. Los olímpicos protegían a los que más les rendían culto. En este caso, los hombres.

Se considera que en el planeta había, en el año 1750, mil millones de habitantes y en el año 2, 000, 7 mil millones.

En un país de 100 millones de habitantes, que ocho millones sean  madres solteras, es como para buscar otra vez este libro de Platón y leerlo con más atención. Y enseguida El zoo humano, de Desmond Morris.

Pocas de estas madres solteras tendrían  los recursos necesarios para proporcionar a sus hijos una educación que haga de él un ser humano y también, con la capacidad universitaria, que lo haga apto para las necesidades del mercado laboral, al que todos tendremos que llegar. ¡Utopías aparte!

En Paideia, W. Jaeger describe con amplitud una de las causas por las que el matrimonio debía permanecer unido: para cuidar de la educación de los hijos. Hasta hubo un modo de organización integrado por mujeres capacitadas y dedicadas al cuidado de los niños: “Recomienda (Platón) a ambas partes (esposo y esposa) que dediquen una atención especial a estos problemas  y crea una comisión de mujeres, instalada en el templo de Ilicia, diosa de los natalicios.”

Hesíodo, en su Teogonía, dice que el Amor fue el primero de los dioses que llegó después que hubo pasado el Caos y de haber llegado la Tierra:

Mucho antes de todas las cosas existió el Caos; después

La Tierra espaciosa.

Y el Amor, que es el más hermoso de todos los Inmortales.”

AFRODITA
Platón advierte de desorden si Afrodita popular logra cautivarnos: “Respecto al (amor) de Polimnia, que es el amor vulgar, no se le debe favorecer, sino tratar con gran reserva y de modo que el placer que procure no pueda conducir nunca al desorden.”

Libertarios y conservadores, con respecto del amor, acostumbran arrojarse feos adjetivos en ambas direcciones. Morris nos orienta con mirada  de zoólogo. Tiene al menos diez puntualizaciones.

Sorprendentemente, en realidad pocas veces se trata el sexo de vaginismo y de falismo. Como Morris nos ilustra más adelante, la mayoría de las veces se busca la práctica sexual por aburrimiento o por demostrar quien tiene más estatus.

Comer “palomitas”, en tanto vemos una película, no quiere decir que lo hacemos porque tenemos hambre, también, como el sexo, puede tener por lo menos diez motivaciones. Apuntamos sintéticamente lo que  Morris observa (Desmond Morris, libro: El zoo humano):

Del  sexo procreador: “Una pareja desposada no es sólo una unidad sexual; es también una unidad parental, y, cuando más parentalmente ocupada esté, mayor será su unidad.”

Del sexo formador de pareja: “El animal humano es básica y humanamente una especie formadora de parejas. Cuando entre dos consortes en potencia se desarrolla una relación emocional, ésta es fomentada y estimulada por las actividades sexuales que comparten.”

Del sexo de mantenimiento de pareja:” Cuando se ha formado con éxito un vínculo de pareja, las actividades sexuales continúan funcionando para mantenerlo y reforzarlo.”

Del sexo fisiológico: “En el macho y la hembra humanos, adultos y sanos, existe una básica exigencia fisiológica  de repetida consumación sexual. Sin esa consumación, se origina una tensión  fisiológica, y, finalmente  el cuerpo exige un alivio de la misma.”

Del sexo exploratorio: “Una de las más grandes cualidades del hombre es su inventiva. Con toda probabilidad, nuestros antepasados monos se hallaban ya dotados de un nivel razonablemente elevado de curiosidad; es ésta una característica de todo el grupo de los primates.”

Del sexo recompensador por sí mismo: “Si resulta ser un modelo recompensador, volverá a ser practicado una y otra vez, aun cuando no sea ya una novedad.”

Del sexo ocupacional: “Este es el sexo que opera como terapia ocupacional, o, si usted lo prefiere como un instrumento contra el aburrimiento…funciona como remedio terapéutico de la condición negativa producida por un medio ambiente monótono y estéril. El aburrimiento leve acarrea indiferencia y falta de dirección o de motivación. El aburrimiento intenso, en un medio desolado y vacío produce un impacto diferente. Crea ansiedad y agitación, irritabilidad, y, por fin, ira.”

Del sexo tranquilizador: “Así como el sistema nervioso no puede tolerar una acusada inactividad, así también se revela contra las tensiones de la excesiva superactividad. El sexo tranquilizador es la otra cara de la moneda del sexo ocupacional, en vez de ser antiaburrimiento, es antiagitación.”

Del sexo comercial: “La mujer (o el hombre) que se casa por dinero...”

Del sexo de status: “El sexo de estatus está referido a la dominación, no a la reproducción…para la hembra mamífera el papel sexual es esencialmente de sumisión, y para el macho es esencialmente de agresión…las acciones realizadas son todavía acciones sexuales, pero no están ya sexualmente motivadas. Han sido impregnadas por la dominación… el supuesto señor del harem actual tiene que conformarse generalmente con una larga serie de hembras, dominándolas de una en una, en vez de congregarlas a todas a su alrededor simultáneamente.”

Vale decir que el señor del harem es una figura destacada en la cifra de los ocho millones de niños sin padre del país sin nombre.

El matrimonio monógamo, sensato y duradero, que da estabilidad al hogar, a la sociedad y al Estado, es al que se aspira en el área de la cultura occidental. Ni siquiera es idea  del cristianismo.

Viene de más lejos. Lo motivan primordialmente los sentimientos de amor, pero ahora, por lo visto, en las estadísticas de población mundial, no podrían pasarse por alto las cuestiones económicas.

Penélope esperó muchos años a que su esposo Odiseo regresara de la guerra de Troya. Como ahora hacen las mujeres campesinas mexicanas, y de los países del sur del continente americano, esperando a sus maridos que se van a buscar trabajo a Estados Unidos. Medea provocó la tragedia que ha horrorizado al mundo porque su marido Jasón entra en amoríos con otra, etc.

En otras áreas del planeta operan otros modelos de relaciones sexuales como el asiático, algunas áreas de la Península arábiga, el remoto oriente, etc., con predominancia  al matrimonio múltiple, pero para occidente es lo que significan la dualidad, la antinomia, Urania y Polimnia.

Platón parece dirigirse a los hombres, y no a  las mujeres, como los principales actores de la sobrepoblación. Un hombre, dice Schopenhauer, puede embarazar a cien mujeres en un año, en tanto una mujer sólo puede embarazarse una vez al año.

Aristóteles coincide con Schopenhauer: "Lo mismo puede decirse del macho con relación a la hembra; ésta puede ser fecundada por una sola unión mientras que, por el contrario, el macho fecunda muchas hembras." (Metafísica)
 

Por eso y por otras causas más, esenciales y practicas,importantes para los individuos y para la sociedad, Platón ve con mejores ojos a Afroditas urania, la de los amores bellos porque su  causa es la virtud:

“Este amor es el de la Afrodita urania; es celeste por sí mismo; es útil a los individuos y a los Estados.”

 
PLATÓN

“Platónn. 1 (en griego antiguo: Πλάτων) (Atenas o Egina,1 ca. 427-347 a. C.)2 fue un filósofo griego seguidor de Sócratesn. 2 y maestro de Aristóteles.3 En 387 fundó la Academia,4 institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos añosn. 3 y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.n. 4 Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su original teoría política,”WIKIPEDIA

 

 

 

 

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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