¿Cómo se llama el juego? pregunta el
niño
Puedes llamarlo idealismo y no
tardarán en brincar los progresistas. O llámalo materialismo y responderán los
ortodoxos.
Materialismo e idealismo son las dos
corrientes principales que ha ocupado el quehacer intelectual del humano. Por
lo menos tres mil años tiene de estar documentada esta antinomia, contradicción.
Es la diferencia. Es sano ser
diferentes, de pensamiento. Sólo que en filosofía se les conoce como
“contrarios”. Y es apropiado esta manera porque con frecuencia los
intelectuales se parecen más a peleadores de taberna que a dialecticos, es decir,
a platicadores de conceptos o, si se quiere baja la expresión, a platicadores
de opiniones.
La diferencia ayuda a conocerme, a mí
mismo, a través del trato con los otros. Es la identidad-en-la-diferencia,
que enseñaba Bernard Bosanquet, filósofo
del siglo diecinueve.
Entendimiento
y razón es el otro modo de señalar la
eterna antinomia.
O yo finito y yo absoluto. Ego
empírico y ego trascendental.
“Es el hombre simplemente hijo de la naturaleza?
¿O hay en él un principio espiritual que
hace posible el conocimiento, sea conocimiento de la Naturaleza o conocimiento
moral?”
(W. Copleston, Historia de la
filosofía, vol. 4, cap. VII)
Es una misma línea de ascenso de la
inteligencia humana pero que, sin embargo, se les separa de tajo y parecen dos
corrientes de pensamiento antagónico irreconciliables.
De no ser así, apunta Schopenhauer, moriríamos de tedio. ¿De qué escribirían ( o
de qué vivirían) los intelectuales en sus horas de oficina o estudio? ¿Cómo
llenar las horas de insomnio cuando, en la madrugada de pronto, se abren los ojos
porque ha llegado la idea que no puede dejarse escapar y más vale apresurarse a
escribirla.
¿Dónde encontrarían el concepto de
oposición los partidos políticos, contra el que está en la presidencia de la
república, y su mayoría en la cámara de diputados?
Juego absurdo como los que caminan
100 kilómetros en el desierto y al llegar al kilómetro 50 dice un “antinómico” “aquí
termina el desierto”. Y el otro
“antinómico” diga “aquí empieza el desierto”
Es la preocupación antigua de los
filósofos de la Hélade: ¿cómo llenar al día? Pregunten al reo que pasa 24 horas
encerrado en su celda de tres por dos. Acaba necesitando tratamiento
psicológico (que rara vez se le proporciona).
¿Cómo llenar el día? Con átomos dice Demócrito.
Mejor con noúmenos, dice Plotino. ¡Y ya estamos en el juego!
Es cuando el niño, que
observa eso, se pregunta ¿cómo se
llama el juego?
El juego se llama libertad para
disentir. Para pensar si aquello que se ve a la distancia es un árbol boababs
o es un elefante o un mal hábito.
Esta diferencia o antinomia, hay que insistir, es sana porque propicia el diálogo. Pero no encuentra la llave que abra la puerta de lo finito al mundo espiritual. Místicos y filósofos lo han intentado con afán pero sin resultados plenos. Al parecer nuestro ego no cabe por esa puerta. Bosanquet filósofo del siglo diecinueve, apunta: " El ego es, como sabemos, una mezcla, por decirlo así, de lo finito y lo infinito y sólo desprendiéndose, de la restringida vestidura de la mismidad, alcanza su destino."
Copleston
Ya nada más por esa libertad de pensamiento valió la pena haber venido a este mundo.
Esta diferencia o antinomia, hay que insistir, es sana porque propicia el diálogo. Pero no encuentra la llave que abra la puerta de lo finito al mundo espiritual. Místicos y filósofos lo han intentado con afán pero sin resultados plenos. Al parecer nuestro ego no cabe por esa puerta. Bosanquet filósofo del siglo diecinueve, apunta: " El ego es, como sabemos, una mezcla, por decirlo así, de lo finito y lo infinito y sólo desprendiéndose, de la restringida vestidura de la mismidad, alcanza su destino."
Copleston
Ya nada más por esa libertad de pensamiento valió la pena haber venido a este mundo.
Pero, la realidad patológica en la que el humano se
enfanga con frecuencia es cuando abandona la dialéctica, el dialogo, y trata de
imponer la idea que es un árbol.
No sólo eso sino que amenaza con pena de
muerte, o reclusión en un manicomio, al que piense que pueda ser un elefante o
un mal hábito.
“En otras palabras, se nos invita a
escoger entre el idealismo y el materialismo,
como si las exigencias antagónicas de ambos no pudieran reconciliarse. Además
está el hiato ahondado entre la conciencia religiosa y la fe, por un lado, y la
perspectiva científica por otro.”
Copleston
“El Romanticismo
se comprende como una reacción y oposición a las doctrinas mecanicistas.”
I.M.Bochenski, La filosofía actual
José Ortega y Gasset se declara lejos de
la abstracción, sea esta la que sea: “al filósofo no le interesa cada una de
las cosas que hay por sí, en sus existencia aparte y diríamos privada, sino
que, por el contrario, le interesa la totalidad de cuanto hay…”
Por medio de la dialéctica el hombre se
completa al oír, del otro, la otra parte de su propio pensamiento. Es un
dialogo revelador, integrador, no disociativo.
Es lo que Chesterton dice en sus Ensayos: “La moraleja del Dr. Jekill y
el señor Hyde no es que el hombre puede ser dividido, sino que el hombre no puede ser dividido en dos.”
Aristóteles, que conocía la pasta
humana, y el mito que en el principio el humano fue dividido en dos y desde
entonces busca su media naranja, se adelantó a los abstraccionistas con este
pensamiento: “el hombre liberal y generoso, siendo como es, acreedor a la
alabanza y encomio, es el que sabe
guardar una posición intermedia entre estas dos”.
Gran ética, capítulo XXII
En este contexto de libertad es como
consideramos el tema del Romanticismo,
como corriente de pensamiento. Vital en sí, como el ácido ascórbico, para el organismo,
pero por fortuna uno de tantos modos de pensar. Frente a él se yergue el
materialismo.
No todos podemos, o tenemos, que pensar
en la Creación, ni todos en la Evolución. Que cada quien agarre su pizza y sea
feliz comiéndosela como mejor pueda.
Refiriéndose a la riqueza del
pensamiento filosófico alemán, entre los siglos dieciocho y diecinueve, Ramón
Xirau escribe, en su obra Introducción a la
historia de la filosofía:
“Para apreciar esta riqueza piénsese en
los nombres de Goethe, Schiller, Novalis, Holderlin, Lichtenberg, Moritz, los hermanos
Schegel, Hamman, todos ellos en la raíz del romanticismo y del idealismo.”
Algo semejante concluyó Ralph Waldo Emerson que veía en el pensamiento humano un todo, distante de la abstracción, y que gusta, a este pensamiento humano, dar rodeos para fundirse, a la postre, en un mismo modo de pensar y vivir.
Inicialmente hombre de religión, luego conocedor de los pensamientos de Platón, Coleridge, Carlyle y Goethe, Emerson sabía lo que le estaba diciendo a su "sociedad, joven, fuerte y competitiva.":
"El materialismo y el idealismo, así, aparecen profundamente opuestos. Pero en cuanto empezamos a preguntarle al materialista cuáles son en realidad los hechos básicos, su mundo sólido tiende a desmoronarse. Y con el fenomenismo todo queda reducido en último termino a los datos de la conciencia. Así, después de pasar por la crítica, el materialismo tiende a convertirse en idealismo."
Algo semejante concluyó Ralph Waldo Emerson que veía en el pensamiento humano un todo, distante de la abstracción, y que gusta, a este pensamiento humano, dar rodeos para fundirse, a la postre, en un mismo modo de pensar y vivir.
Inicialmente hombre de religión, luego conocedor de los pensamientos de Platón, Coleridge, Carlyle y Goethe, Emerson sabía lo que le estaba diciendo a su "sociedad, joven, fuerte y competitiva.":
"El materialismo y el idealismo, así, aparecen profundamente opuestos. Pero en cuanto empezamos a preguntarle al materialista cuáles son en realidad los hechos básicos, su mundo sólido tiende a desmoronarse. Y con el fenomenismo todo queda reducido en último termino a los datos de la conciencia. Así, después de pasar por la crítica, el materialismo tiende a convertirse en idealismo."
ARISTÓTELES |
“Aristóteles (en griego antiguo Ἀριστοτέλης,
Aristotélēs) (384 a. C. – 322 a. C.)1 2 fue un polímata: filósofo, lógico y
científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia
sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200
tratados (de los cuales sólo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de
temas, incluyendo lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía
política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1 Aristóteles
transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó. Es
reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien
existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de
Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al
respecto.”WIKIPEDIA
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