“El Medioevo
no fue una época de oscurantismo y de superstición”, dice Ikram Antaki, en su
obra El banquete de Platón.
El imperio
romano se derrumba en los primeros siglos de la era cristiana y la gran cultura
de Grecia, de la que Roma se había hecho heredera, aprendiendo de ella y
aportando a su vez con pensadores como
Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Plotino…es dispersada. Como una biblioteca que se
derrumba y sus rollos y pergaminos se los lleva el viento. Pero no para
perderse sino, como el polen de las flores, ir a fertilizar otros campos.
Europa es a
la sazón una inmensa olla donde coinciden pueblos vencedores y vencidos. Todos
llevan de sus tierras sus religiones
locales, sus leyendas, sus mitos y supersticiones. Manifestaciones culturales
que en conjunto hacen un acervo cultural de inmensurable valor para la vida práctica
y espiritual. Cada pueblo, cada etnia, cada lengua o dialecto, es una valiosa manera de ver la vida empírica y emocional. Insustituible por ser original, creación del
individuo insustituible a su vez en su
individualidad.
Sus
artesanías, su manera de relacionarse entre sí y con los otros. Ante la
diversidad hay una conservación estricta de lo suyo, para no caer en el
eclecticismo disolvente, pero a la vez se da el deseado mestizaje o la disposición
ecléctica que catapulta el movimiento cultural, lo que los filósofos llaman devenir,
movimiento, en todos los planos.
En medio de
este nihilismo cultural la Iglesia,
única institución centenaria abierta
que vive organizada, en medio del valioso caos cultural, trata de
darle coherencia y, entre el Papa y el Rey, empiezan a fundar universidades.
Grandes universidades aparecen en los países del centro de Europa. Y de alguna
manera esto se reproduce en las lejanas tierras que van ganando por las armas, como
la Real y Pontificia universidad de México.
Este es el
contexto cultural, histórico y geográfico en el que reaparece Aristóteles. En
el principio visto con desconfianza por la Iglesia. En la obra de este pensador
de la antigüedad griega tiene un peso considerable el pensamiento atómico de Demócrito
y de Parménides pero, al fin y al cabo discípulo de Platón, también las ideas
vitales llenan su pensamiento. Paul Johnson escribe en su valiosa obra El Renacimiento: “Los primeros padres de
la Iglesia habían mirado a
Aristóteles con recelo, tachándolo de materialista,
a diferencia de Platón, al que veían como a un pensador más espiritual y como el precursor genuino
de la ideología cristiana.”
En parte es cierto cuando se dice que la Edad
Media fue oscurantista. Esto se dio
cuando los príncipes del poder político empezaron a meter la mano en las
cuestiones de la Iglesia. Celosos del
poder de organización de la gente en derredor
de su Iglesia, empezaron a confiscar edificios y conventos
que pronto convirtieron en cuarteles, almacenes y hasta en burdeles. Algunos de
estos inmuebles con el tiempo las universidades los rescatarían para
convertirlos en bibliotecas o museos.
Ikram Antaki
dice: “La Iglesia entra en una crisis mayor por causas de orden político (Guerra
de los 100 años, conflictos internos en
Italia y Alemania, gran cisma de
Occidente de 1378 a 1417).Los príncipes se apropian de la nominación de los obispos, los bienes
de las diócesis, los monasterios, etc.”
Señala el papel formativo que tuvo la Iglesia en el
mundo occidental: “En los tiempos carolingios, este pueblo estaba
educado en una relación moralizadora y litúrgica…A partir del siglo XII los
laicos ganan especificidad; la Iglesia moraliza el oficio de las armas,
dignifica a la mujer, trasforma a la nobleza, suscita élites espirituales de laicos piadosos.”
Hay un sano
equilibrio. El famoso término medio es de Platón pero Aristóteles le dio un
acabado fino. Es una de las primeras
manifestaciones contra la peligrosa abstracción
filosófica. Ahora el conocimiento parcial
busca ser conservado e integrado a la corriente universal sin perder su
identidad.
Nunca faltó
el pensamiento genocida de acabar con las culturas locales pero ahora ya están
las universidades que garantizan la conservación de la cultura étnica y
universal. En México lo que pudo
salvarse del genocidio étnico y cultural en que habían sido sometidas
más de cincuenta etnias, tales como los huicholes, tarahumaras, zoques…se debió
en gran parte a la presencia directa universitaria o a su influencia.
A Aristóteles
se le acepta plenamente en la Edad Media hasta que dos pilares de la Iglesia lo
descubren entre los árabes. Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno. Denotan
en sus obras filosóficas y evangélicas marcadas influencia de Aristóteles.
Ya para
entonces la vida cultural ha sido encabezada por la presencia universitaria y a
Aristóteles se le estudia con rigor científico. Paul Johnson escribe: “La creación de las universidades
trajo consigo el momento y el lugar
oportunos para la recuperación de
Aristóteles, el mayor filósofo enciclopédico y sistemático de la antigüedad:”
Y
Aristóteles es plenamente aceptado en la
Europa del Medioevo, dice Johnson: “ La incorporación de ideas y métodos
aristotélicos debe ser considerada el primer gran capítulo más o menos complejo
en el largo relato de la recuperación de la cultura de la Antigüedad, y esto sucedió
en el siglo XIII, antes que empezara el
Renacimiento propiamente dicho.”
Ikram Antaki |
Ikram Antaki “Nació
en la ciudad de Damasco,
Siria, el 9 de julio
de 1948. Su madre
era experta y amante de la literatura rusa del siglo XIX y
su abuelo fue el último gobernador turco de Antioquía
y tuvo el valor de salvar a miles de armenios durante el genocidio
armenio en Turquía. A los cuatro años ingresó a una escuela de monjas
franciscanas francesas
donde cursó la educación básica y el bachillerato. Posteriormente emigró al
país galo para estudiar literatura comparada, antropología
social y etnología
del mundo
árabe en la Universidad
de París VII(7) Denis Diderot. En 1975, según palabras de
la escritora, se propuso viajar "hasta el fin del mundo". Abrió un
compás y colocó uno de los extremos en su ciudad natal y la otra en el punto
más alejado posible, el cual resultó ser México, país
del cual adoptaría la ciudadanía y en el cual residiría hasta su muerte.[“
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