Pitágoras, Eneas, Dante, Orfeo, Jesús.
Vida de los más famoso filósofos, Diógenes Laercio
Del infierno nadie regresa, dice
Diógenes. Por más que los individuos se arrodillen y ruegos que interpongan. Y,
sin embargo, varios regresaron.
Si regresaron o no lo que dicen estos
personajes es que “allá”, sea en el infierno o en el cielo, el individuo sigue
siendo eso, un individuo. Es decir que conserva su yo, su memoria, su forma. No
se desvanece ni se funde con ninguna luz ni nada que se le parezca. Él o ella
siguen siendo él o ella. Si no es así para qué las leyes metafísicas de premios
y castigos. Como en la sociedad de “acá” ¿para qué las leyes sino hay premios y
castigos? Y, en último caso, ¿para qué el Estado? Esto y muchas consideraciones
más pueden desprenderse de la sencilla
afirmación “los que regresaron del infierno”. En otras palabras, los que no se
desvanecieron, no se perdieron en el éter y sí regresaron tal como se les había
conocido.
El infierno es, para los tiempos
antiguos griegos, un lugar de
confinamiento pero no precisamente como el infierno del cristianismo, lleno de
“fuego ardiente físico”. Aparte de ese otro infierno de “ausencia de no
participar de la cercanía de Dios”.
Sí es residencia de los malos porque Mercurio,
que es quien saca las almas de los cuerpos, luego los reparte. A las almas
“puras” las conduce a lo “alto” y a las “impuras”, por contraste, los entrega a
la barca de Aqueronte para que se los
lleve allá “abajo”.
Pitágoras, Diógenes Laercio
Diógenes Laercio dice que Pitágoras
permaneció 207 años en el infierno. Al cabo de ese tiempo regresó a Atenas. Pitágoras
ha trascendido en los siglos debido a su aportación en las matemáticas y por
tener en general una filosofía que lo incluía en los grandes pensadores de su época y también
muy buscado por el pueblo ávido de escucharlo hablar. Diógenes dice que llegó a
tener 600 discípulos.
Sin embargo Pitágoras tenía sus
singularidades. Como decir que regresaba del infierno cuantas veces quería. Y
Hermipo, filósofo contemporáneo suyo, decía que hacía trampa. No sabemos si
Hermipo era enemigo de Pitágoras y, como sucede con los enemigos, se dedican a
desvirtuar aun donde la pureza resplandece como el sol. Dice Hermipo que Pitágoras
se escondía durante algún tiempo en una gruta de Italia.
Encargaba a su madre que anotara
cuanto sucedía durante su ausencia y al salir Pitágoras de su gruta, y decir
que volvía del infierno, relataba a la
gente cuanto había tenido lugar en su ausencia, con lo que la gente lo creía un
dios. Al punto que hubo una especie de orden de mujeres, dice Diógenes, que se les
conoció como Pitagóricas.
Eneida, Virgilio.
Eneas es el sobreviviente de la
destrucción de Troya que conducirá a su gente hacia Italia para, después de
guerrear con tribus establecidas ahí, tales como los etruscos, serán
cofundadores del gran imperio romano. Mientras sus compañeros exploran el país
Eneas se dirige a la gruta conocida como
la Sibila. Lo acompaña Ecates.
Es el reino de los muertos. Ahí es
donde se le revela a Eneas que será
cofundador de un reino, o imperio, que con el tiempo tomará venganza de los que
incendiaron Troya “Y vengará a los abuelos de Troya y los violados templos de
Minerva”.
En la entrada de la caverna, avatar
del infierno, la sibila Cumea le dice a Eneas. “Concebido en sangre de dioses,
¡oh troyano anquisiada!, fácil es el descenso al Averno; de día y de noche está
abierta la puerta del tenebroso Ditis; pero volver el pie atrás y evadirse a la auras
de arriba, aquí está lo difícil; lo trabajoso está aquí. Lo han podido
unos pocos, hijos de dioses.”
Pero como Eneas, aparte de ser hijo
de Príamo, también es hijo de dioses, también logra regresar y contar a cuantos
conocidos vio allá abajo.
La Divina Comedia, Dante
El subsuelo, la cueva, convertido en
submundo, en un espacio para la metafísica, viene desde la antigüedad griega
con Platón. Le siguió Virgilio que hace actuar en otra cueva a Eneas, el
personaje escapado del incendio de Troya. Siglos más tarde, Dante con su Divina
Comedia.
Vemos que desde la antigüedad griega,
con la Caverna de Platón, la caverna es un lugar de ignorancia, que se
identificaba con la maldad. Si conocieran el bien, nadie sería malo, decían
aquellos viejos filósofos, coincidiendo
con los modernos teólogos.
Se creyó que en un supremo esfuerzo por apartar al hombre
del rito del subsuelo, el cristianismo convirtió a las cuevas en puertas de
entrada del averno y espacio habitado por toda clase de criaturas diabólicas.
Es uno de tantos "milagros" que se le han
colgado al cristianismo. Ya vemos que desde la antigüedad está esa creencia en
la cultura occidental.
Como sea, esa es la dirección que Dante dará a su bello y
largo poema La Divina Comedia “producto” de la plena Edad Media. Si bien, como
sabemos, el final será el arribo al Paraíso con su cielo (la teología)
despejado lleno de estrellas. Se trata de un viaje imaginario de los poetas
Virgilio y Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Se supone
que Dante, guiado por Virgilio al principio, y por Beatriz más tarde, hizo su
viaje al Infierno en el año mil trescientos, de era crisitiana. Después pasaría
al Purgatorio y finalmente al Paraíso.
Dante nos parece como el eslabón perdido entre el Eneas de Virgilio y el
Dante (como viajero del submundo) de Dante. Nacido en el último siglo antes de
Cristo, Virgilio escribirá dentro del paganismo su Eneida. Ya vimos que en esta gran obra Eneas, el personaje principal,
después de la caída de Troya, se
introduce en una enorme cueva que, poco a poco va configurando al submundo
habitado por muertos que Eneas conoció en vida. De tal manera hay una línea
directa, literaria e histórica, entre Virgilio y Dante.
Al final Dante regresa para contar lo que en
el Infierno vio.
ORFEO, Ovidio
Las metamorfosis –Ovidio
Eurídice, esposa de Orfeo, muere
por mordedura de una serpiente y se va
al Tártaro. Ovidio nos dice cómo imaginaban los griegos que era este
lugar:”lugares llenos de espanto, de silencio y de Caos.” Orfeo la sigue y
logra convencer a las divinidades rectoras del lugar que le permitan a Eurídice
regresar con él: “he venido en busca de mi esposa. Una víbora le inyectó su
veneno y la hizo perecer en la flor de la edad”. Se le concede a condición que él no vuelva la
vista atrás. Caminan hacia la salida pero él no logra resistir y Eurídice
regresa a lo profundo del Tártaro. Orfeo sale y con el
tiempo Orfeo muere y hasta entonces
logra reunirse con su Eurídice y vivir juntos por siempre.
Tal es la leyenda de Orfeo. Cuando
Orfeo regresa del Tártaro, en su intento por sacar a Eurídice, su conducta es
mantenerse alejado de las mujeres y se le señala de haber propiciado el homosexualismo. Lo que caracteriza a Orfeo es su modo
especial de tañer la lira, pues es un don concedido por los olímpicos: “Orfeo
era hijo de Apolo, quien le enseñó a cantar” dice Ovidio.
Hasta los árboles del bosque se arrancan de sus raíces por tal de seguirlo. Mediante el sonido de su instrumento es como consigue convencer a los personajes del Tártaro para que lo dejen entrar y le permitan traer a Eurídice. Resentidas las mujeres por su rechazo, lo asesinan y desmembran su cuerpo, arrojan su cabeza al río. Finalmente los dioses lo rescatan y lo llevan al lugar en el que los hombres lo adorarán como un divinidad. Lo mismo le sucede a su lira, que paso ser objeto de adoración.
Es un relato en el que Ovidio nos
dice en primer lugar que los griegos de la antigüedad creían en la vida después
de la muerte. En segundo que del Tártaro nadie regresa. Y tercero que allá es
posible reanudar la vida conyugal y familiar.
Orfeo es un mito y una realidad. En
algunos pueblos árabes y mediterráneos existió la práctica religiosa conocida
como orfismo. El padre Garibay, erudito conocedor de la cultura de la
Helade, dice que “Es un movimiento
religioso muy divulgado en Grecia y
Roma, principalmente por los mismos días de la difusión del cristianismo.
Pretende fundarse en principios doctrinales que provienen del famoso personaje.
Se suele señalar algunas etapas y hay quien lo hace tan antiguo como para
proceder del siglo VII a C. Tiene ciertos libros que suelen llamar Escritos Órficos, de muy
diversa autoridad y antigüedad.”
Jesús,
Nuevo Testamento
“La Escritura llama infiernos, sheol o
hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque
los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios”
Y Jesucristo volvió, lo que en el Nuevo
Testamento se conoce como la resurrección:
Jesús al regreso del Infierno
“ Según el Nuevo Testamento, ocurrió al tercer día de que Jesús fuera crucificado, muerto y sepultado en una tumba.
El momento preciso de la resurrección no se describe, ni aparece como
presenciado por nadie (ni siquiera por los soldados que custodiaban el lugar);
sí su consecuencia: las miróforas[] (tres Marías o santas
mujeres) encuentran la tumba vacía[] (en uno de los evangelios,
el de Mateo, en
medio de un estruendo causado por la llegada de un ángel -en los demás evangelios también aparecen
ángeles, aunque en otra actitud-). A partir de ese momento se mencionan varias apariciones de Jesús resucitado[] en diversas ocasiones,
tanto a María Magdalena (Noli me tangere) como a los apóstoles (Tomás, que había
mostrado su incredulidad,[ ]es invitado por el propio Jesucristo
a meter la mano en la llaga del costado)[]
y a otros discípulos (a los discípulos de Emaús
y a un grupo de más de quinientos "hermanos")[“
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Comentario de Gabriel Galván 12 febrero del 20 23
"Muy interesante Gracias"
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