“Mejor me
instruyo por oposición que por semejanza”, escribió Montaigne en una parte de
sus Ensayos.
Y agrega una cita que toma de Catón: “Los cuerdos
tienen más que aprender de los locos, que no los locos de los cuerdos.”
Aprender con
el ejemplo, no con amonestación, es el modo empírico que Montaigne desarrolla
para aprender.
Se hacen
visitas guiadas para los estudiantes de arquitectura y ver las construcciones
de palacios o edificaciones de épocas recientes, estilos, materiales y técnicas
de edificios que se vinieron abajo por sismos,
reblandecimientos de laderas o desbordamientos de los ríos, por el uso de la técnica y el empleo de materiales
inapropiados.
De la misma
manera, para seguir la idea de Montaigne, se aprendería mejor con visitas
guiadas a los hospitales y ver los estragos, por ejemplo, que hace el sobrepeso
por no haber cuidado la dieta y el ejercicio físico.
Otra visita
guiada a la cárcel, con fines didácticos, nos enseñaría, más que los sendos discursos de sociólogos y políticos, respecto
de cómo prevenir la delincuencia.
No es tan utópico. En realidad
muchos hemos experimentado esa sensación de alerta cuando visitamos a un
enfermo, asistido a un funeral o a visitar a alguien en la cárcel.
Más loco, pero más efectivo, sería la permanencia,voluntaria, planeada, de unas horas en una celda. Se comprobaría que ahí una hora equivale a un día.
Esto tampoco es una idea loca. Esto lo podrían suscribir los que, en la actualidad, en México, han permanecido encerrados día y medio por no pasar la prueba del alcoholímetro.
Entonces se tendría conciencia que el sacrificio de la libertad es lo más tonto que se puede cometer en la vida.
Pues el tema de la libertad es lo que está en el fondo de estas consideraciones de Montaigne.
Más loco, pero más efectivo, sería la permanencia,voluntaria, planeada, de unas horas en una celda. Se comprobaría que ahí una hora equivale a un día.
Esto tampoco es una idea loca. Esto lo podrían suscribir los que, en la actualidad, en México, han permanecido encerrados día y medio por no pasar la prueba del alcoholímetro.
Entonces se tendría conciencia que el sacrificio de la libertad es lo más tonto que se puede cometer en la vida.
Pues el tema de la libertad es lo que está en el fondo de estas consideraciones de Montaigne.
Ver los
errores que llevaron al desastre del matrimonio del vecino.
¿Qué mejor medicina preventiva contra el
alcoholismo que hacer conciencia del infierno que vivió la familia que habita
del otro lado de la calle?
Marco
Aurelio, emperador romano, ya en el segundo siglo de la Era cristiana, parece
señalarnos el mismo modo de aprendizaje de Montaigne, lejos de sermonear, dice que se piense sobre
las acciones de los otros:
“Reflexiona con particularidad en qué
necesidad tan dura los ha puesto su mismo modo de pensar, y con cuánta ostentación
y pagados de su dictamen prosiguen en sus errores.”
Es
una especie de aprovechar el a posteriori
de la experiencia ajena y no esperar experimentar
con el a priori de mí mismo.
Montaigne
dice que sería torpe condenar al que incurrió en delito. El delito ya está
hecho y nada lo puede cambiar. Se castiga por parte de las autoridades para que
los otros se abstengan de hacer lo mismo: “A fin que no se incurra en falta
análoga, o de rehuir el mal ejemplo, se cultiva la justicia.”
Tomado de la obra La psiquiatría en la vida diaria, (The inside story) de Fritz Redlich, 1968.
Sería lo
mismo con la vista guiada al hospital. Ya no se puede hacer nada por el que
yace sobre la plancha del anfiteatro debido a la cirrosis alcohólica. Es esa
imagen la que tiene un fuerte poder
didáctico capaz (no siempre) de impactar correctivamente el componente narcisista del adicto.
En el
Antiguo Palacio de Medicina, de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Ciudad de México (plaza de Santo Domingo, “centro” o “primer cuadro”), hay una
exposición permanente de órganos afectados por las enfermedades venéreas. Todas
las campañas comerciales, encaminadas a vender condones, no son tan efectivas como una visita a este
lugar.
En otro
sentido también aprendo, por contraste, con el descubrimiento de mis
deficiencias. Como cuando veo que el otro escribe la palabra aprender y yo,
queriendo decir lo mismo, la escribo como aprehender, cocer en lugar de coser,
etc. O cuando el otro llega primero a la
meta en la carrera de cien metros.
Montaigne
pone otro ejemplo: “No se corrige al que se ahorca, sino a los que contemplan
al ahorcado.”
La ciencia
psiquiátrica empieza a alertar (verano de 2014) contra el uso de la tecnología
de comunicación individual tal como el teléfono celular, o la práctica del
autorretratarse con las cámaras digitales, cuando de la necesidad racional se
pasa al hábito.
Por la cantidad frecuente de dopamina que se
libera, y su efecto en los
neurotransmisores cerebrales, se puede llegar a una situación patológica, igual
o, semejante, a la adicción a la morfina.
Ante la
violencia generalizada que se vivía en la época de Montaigne, individuos con
hábitos patológicos, autoridades corruptas, sociedades comerciales defraudadoras
y sociedad criminalizada, este filósofo escribió, en la obra que estamos
citando:
“Este tiempo
que vivimos es propicio para enmendarnos por inconveniencia mejor que por
conveniencia.”
MONTAIGNE |
“Michel Eyquem de Montaigne (Castillo de Montaigne, Saint-Michel-de-Montaigne, cerca de Burdeos, 28 de febrero de 1533 - ibíd., 13 de septiembre de 1592) fue un filósofo, escritor, humanista, moralista y políticofrancés del Renacimiento, autor de los Ensayos, y creador del género literario conocido en la Edad Moderna como ensayo.”Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario