En el
mundo hay valores morales positivos como los del inspector Javert. Pero no muchos.
El concepto
de responsabilidad moral en Max Scheler radica en que un policía no es
únicamente un uniforme vacío que cumple artículos del reglamento. Es, también,
una persona con responsabilidad moral con él mismo.
De hecho la profesión de policía es (como la
del militar y la del bombero) de una alta entrega al servicio de la sociedad
que requiere una vocación más allá de la
fuente de trabajo. Y los hay al grado que entregan su vida a cambio de un,
siempre miserable, sueldo mínimo!
Cuando se
desatiende este aspecto, de vocación al servicio de la sociedad, es cuando predomina el utilitarismo salvaje y la descomposición social circula libremente por los pasillos del
edificio policiaco.
Schopenhauer
dice que en todo esto juega la virtud. El asunto es que la virtud no se enseña
(el viejo tema de Sócrates y Parménides).Se trae o no, y a eso se reduce todo.
No cuentan para Schopenhauer sistemas pedagógicos.
Una
circunstancia pone a prueba la validez
de las opiniones de este filósofo. Ahora las policías de los países del mundo
ya no son empíricas. Todas pasan el examen de la academia antes de ejercer la
profesión en la calle. Y, sin embargo, miles de esos policías son luego cesados
de su trabajo porque no pasaron lo que se llama “prueba de confiabilidad”.
Había academia, pero no virtud.
Schopenhauer agrega que ningún sistema de la ética o de la moral puede hacer un santo, como ningún tratado de estética puede hacer a un poeta o un curso de gramática a un novelista.
Lo dice con
estas palabras: “No se enseña la virtud como no se enseña el genio. Esperar que
nuestros sistemas de moral y nuestras éticas lleguen a hacer nacer personas virtuosas,
nobles y santas, es cosa tan insensata como imaginar que nuestros tratados de
estética puedan producir poetas, músicos y pintores.”(Schopenhauer, Los dolores del mundo)
Max Scheler
se detiene para ver más de cerca este tema. Recordamos el conocido caso del
inspector Javert, de la novela Los
miserables, de Víctor Hugo. Policía que cumplía de manera implacable (podríamos
decir, ejemplar) la letra de la ley, ahí donde estaba el malhechor.
El caso es
que un día se topa con que Jean Valjean ya no es el malhechor que él creía y perseguía
tan denodadamente. Es más, en una ocasión le debe a Valjean haber salvado la
vida cuando lo rescata de entre las barricadas de los revolucionarios. Aun así,
sigue persiguiéndolo. La ley no va a ser burlada porque a él le haya hecho un
favor personal. Así de implacable era el inspector Javert.
Cuando
Javert comprueba que Valjean es inocente, del delito que todavía se le imputa, no puede dar un paso más allá en
la persecución. Pero a la vez siente que ha traicionado a su institución
policiaca, a su reglamento.
No es de los policías que inventan culpables o
que pecan de omisión. No puede mandar a prisión a un inocente. Estaría
prostituyendo a la institución, que para él es sana. La entidad que se encarga
de sanear a la sociedad para que la gente pueda progresar en paz en el trabajo,
el estudio, la cultura y la diversión, no puede ser sospechosa de mancha
alguna.
Con su
suicidio, hundiéndose en las aguas del Sena, Javert nos deja una ensordecedora,
casi brutal, lección de moralidad o, como dice Schopenhauer, de algo parecido a
la virtud. O como se llame esa cosa que no se puede aprender en las escuelas.
La teología cristiana católica tiene su
particular punto de vista de este asunto del suicidio, sólo a resolver en última instancia por Dios Y tal vez en
algún tiempo futuro no lejano también por la
Iglesia (a semejanza de los temas antes tabús de la homosexualidad, el
divorcio, etc. que en estos días de octubre del 2014 están en las agendas de
trabajo del Vaticano).
Eso en teología, pero en filosofía la cosa tampoco va mejor. Más parece a primera vista un nudo gordiano. O una aporía.
Eso en teología, pero en filosofía la cosa tampoco va mejor. Más parece a primera vista un nudo gordiano. O una aporía.
El punto de
vista de la filosofía scheleriana es que la persona es responsable de sus actos
en el exterior tanto como en su intimidad.
En esto radica el drama del militar en guerra que tiene que matar a alguien que ni siquiera conocía. Que le decían que era su enemigo… Y lo mató porque cumplía de esa manera, exteriormente, con su nación. Pero él nunca olvidará que lo mató…
En esto radica el drama del militar en guerra que tiene que matar a alguien que ni siquiera conocía. Que le decían que era su enemigo… Y lo mató porque cumplía de esa manera, exteriormente, con su nación. Pero él nunca olvidará que lo mató…
Cuando
Scheler habla de la responsabilidad moral anota que: “Este concepto radica en
el vivir de la persona misma, y no se forma únicamente sobre la base de una
observación exterior de sus acciones. En esta reflexión exclusivamente se
cumple el concepto de responsabilidad. Por esta razón la persona es responsable
de todos sus actos que se refieren a su ser absolutamente íntimo y no sólo de
sus actos como persona social. En cambio, sólo estos últimos le pueden ser
imputables.” (Max Scheler, Ética,
capítulo segundo).
Sólo estos últimos le pueden ser imputables,
no su intimidad. Su responsabilidad íntima, en el caso que exista. En el caso
de Javert sí existía, y no pudo enviar a un inocente a la cárcel. Antes buscó
las aguas del Sena.
Otros, como
dice Joaquín Sabinas en una de sus canciones, buscarán la jeringa o la receta…
M.SCHELER |
“Max Scheler (22 de agosto de 1874, Múnich – 19 de mayo de 1928, Fráncfort del Meno) fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de lafenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la
filosofía de la religión” Wikipedia
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