Platón y Aristóteles eran vistos con
recelo durante el primer tercio de la Edad Media:
En especial el segundo, por su
inclinación hacia lo natural. Y, como contradicción, al primero se leía por su acercamiento a lo que el
cristianismo vivía en lo espiritual. Como sea, no se perdía de vista que ambos eran ¡paganos!
Para acabarla de enredar algunos, por
no decir muchos, pensadores, por los motivos que fueran, malas traducciones,
enfoques propios, o intereses de grupos, metieron mano en las obras de aquellos
y tales escritos circulaban en las universidades proyectando distorsiones que
los hacía no sólo confusos sino contradictorios.
Podemos imaginar una “rueda de prensa” en la
actualidad, en la que participan cincuenta medios, y el presidente de la
republica hace una declaración sobre un tema concreto. Al día siguiente el
público tendrá en los periódicos cincuenta versiones distintas de lo que dijo el
presidente.
Así con los intelectuales del medioevo. Respecto de temas como la Creación, la Eternidad, las almas, el tiempo, el espacio, el cielo mismo como Dios, la naturaleza como Dios, el hombre que se hace Dios…
Así con los intelectuales del medioevo. Respecto de temas como la Creación, la Eternidad, las almas, el tiempo, el espacio, el cielo mismo como Dios, la naturaleza como Dios, el hombre que se hace Dios…
Finalmente algunos intelectuales de
la Iglesia, y otros en las universidades, empezaron a traducir a Platón y a
Aristóteles y fueron encontrando las heterodoxias de los otros con respecto de
las obras originales. ¡No en todo eran como los pintaban!
Los filósofos platónicos de la alta
Edad Media buscaban
“un modo de ver que reuniese los
elementos valiosos de la Antigüedad pagana y, sin embargo, que fuese al mismo
tiempo cristiano. Lo que atraía
particularmente a los platónicos era el
aspecto religioso del neoplatonismo, así como su filosofía de la belleza y la
armonía, y lo que les desagradaba particularmente en el aristotelismo era la
tendencia al naturalismo que detectaban en éste.”
grabado de la Edad Media |
Como sea, a Platón y a Aristóteles,
por medio de santo Tomás de Aquino, san Buenaventura, san Alberto Magno, entre otros, se le empezó
no sólo a traducir sino a estudiar con
detenimiento tanto en los conventos como en los centros laicos de las
universidades europeas, más en la de Paris.
“La literatura antigua fue considerada como el principal medio de
educación.”(F. Copleston, Historia de la
filosofía, Vol. II, Cap. XIII).
Agrega:
“La primera fase
del Renacimiento fue la fase humanística, que comenzó en Italia… En la medida
en que Renacimiento significa o supone un renacer de la literatura y una devoción por la
erudición y el estilo clásico, puede decirse que comenzó ya en el siglo XII, la
centuria en que Juan de Salisbury, por ejemplo, había declamado contra la
barbarie en el estilo latino, la centuria que contempló el humanismo de la
escuela de Chartres.”
La Edad
Media fue, en contrario de pareceres poco informados, el crisol donde se
preparó el caldo de cultivo, en el mejor sentido, del que surgiría el
Renacimiento. Generalmente a través de tesis por demás encontradas. Esta
valiosa práctica dialéctica es la que se ha tomado como un “oscuro bizantinismo”.
Frailes que
se hacían sospechosos de panteísmo para desembocar en el ateísmo. Otros
furibundos heterodoxos acababan ingresando en los conventos llenos de fe y aceptaban
la Creación.
Visto a la
distancia de los siglos, este “batallar o guerrear” entre los heterodoxos y los ortodoxos,
tanto en el interior de los conventos, como en las universidades, o conventos contra universidades y universidades contra conventos,fue como una
especie de yunque en donde las teorías filosóficas, las metafísicas y las
teológicas, se fueron poniendo a prueba.
Cuando los Padres de la
Iglesia abrieron las puertas a la antigüedad clásica, las ideas recibieron un
nuevo aporte de oxígeno y evitaron caer en el modo fosilizado de ver las cosas
y las ideas. Todos, religiosos y laicos, estaban aprendiendo a escuchar al otro. Fue esto un largo proceso.
Pero el
Renacimiento italiano, apunta Copleston, no se limitó a la recuperación y
difusión de textos de la antigüedad filosófica sino que avanzó hacia un nuevo
estilo e ideal de la educación representado por pensadores como Vittorino da
Feltre y Guariano de Verona, ambos del siglo catorce:
“El ideal
educativo humanista a su más alto nivel fue el del pleno desarrollo de la
personalidad humana. La literatura antigua fue considerada como el principal
medio de educación; pero la formación moral, el desarrollo del carácter, el
desarrollo físico y el despertar de la sensibilidad estética no fueron
descuidados; y el ideal laico de educación no se vio en modo alguno como incompatible
con la aceptación y practica del cristianismo.”
Copleston
anota que “La figura más grande del Renacimiento nórdico fue Erasmo (1467-1536)
que promovió el estudio de las literaturas griega y latina, incluidas las
Escrituras y las obras de los Padres y dio un gran impulso al desarrollo de la
educación humanista.”
Una actividad riquísima de tesis y contratesis Grabado de la Edad Media |
Muy
temprano, en el siglo tres, San Agustín ya había empezado ese proceso al estudiar
a Platón. Luego santo Tomas y san Alberto Magno, en el siglo XIII ¿entre otros, hicieron lo propio con
Aristóteles.
Desde la
física, o la materia, se pedían pruebas de la metafísica. Lo concerniente a las
almas, por ejemplo. Y la teología disentía con la eternidad, sostenida por los
aristotélicos, que negaban la Creación.
Las aguas se
revolvían y parecía perderse de vista quién era de aquel bando y quién del otro.
El mismo santo Tomás, tal vez el más grande Padre de la Iglesia, estuvo un tiempo bajo sospecha por estudiar a Aristóteles.
"Él solo (Tomás de Aquino) ha iluminado a la Iglesia más que todos los otros doctores, y en sus libros aprovecha uno más en un año que estudiando toda la vida la doctrina de los otros."(Suma Teológica, selección, por el P. Ismael Quiles, S. I. Espasa-Calpe Mexicana S.A. Núm. 310, octubre 1996)
"Él solo (Tomás de Aquino) ha iluminado a la Iglesia más que todos los otros doctores, y en sus libros aprovecha uno más en un año que estudiando toda la vida la doctrina de los otros."(Suma Teológica, selección, por el P. Ismael Quiles, S. I. Espasa-Calpe Mexicana S.A. Núm. 310, octubre 1996)
Cuando se
descubrían las teorías inocentes o mal intencionadas, los concilios condenaban
o absolvían. O los mismos autores rectificaban. Otros sostenían sus puntos de
vista, a riesgo de su vida, y se refugiaban en el castillo del príncipe que les
daba acogida.
Así se forjó
la belleza de la cultura occidental, de tesis y contra tesis.
Ejercicio dialéctico que tiene su lado nada romántico. Es uno de los modos en que el humano se demuestra, a sí mismo, que lo "más" importante no siempre es la vida, sino las ideas que en él viven. Los cristianos morían en el Foro romano envueltos en las llamas por sostener su fe. Y los ateos morían en las hogueras de las Inquisiciones, católica y protestante, por sostener sus ideas.
Tesis y contra tesis.Empero, se necesitaba un punto de referencia tanto en el bando del pensamiento laico como en el religioso. O se caería en el eclecticismo sin síntesis para terminar perdido en el laberinto.
Se perdería el individuo “En el poder disolvente de la inteligencia”, dice H. Bergson.
Ejercicio dialéctico que tiene su lado nada romántico. Es uno de los modos en que el humano se demuestra, a sí mismo, que lo "más" importante no siempre es la vida, sino las ideas que en él viven. Los cristianos morían en el Foro romano envueltos en las llamas por sostener su fe. Y los ateos morían en las hogueras de las Inquisiciones, católica y protestante, por sostener sus ideas.
Tesis y contra tesis.Empero, se necesitaba un punto de referencia tanto en el bando del pensamiento laico como en el religioso. O se caería en el eclecticismo sin síntesis para terminar perdido en el laberinto.
Se perdería el individuo “En el poder disolvente de la inteligencia”, dice H. Bergson.
De ahí que
Jean Wahl, filósofo marsellés del siglo veinte, escriba: “En la exposición de
los diferentes sistemas tropezamos con
las supersimplificaciones y confusiones engendradas por los términos
filosóficos tradicionales. No hay términos más peligrosos para el pensar
filosófico que “realismo”, “idealismo, “racionalismo”,
“empirismo”, etc.”
Copleston
cita a Marsilio Ficino (1433-1499), del movimiento neoplatónico, que aparece
como elemento sincretístico muy marcado entre toda esta amplísima y enriquecedora
gama de pareceres y teorías:
“No había
necesidad de escoger entre la belleza del pensamiento clásico por una parte y
el cristianismo por otro: se podía gozar de ambos.”
F.Copleston |
“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907,
Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un
sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se
convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el
autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once
volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador
inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en
la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el
positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”WIKIPEDIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario