CARTAS DESDE LOS ANDES -novela


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



novela

 

 

ARMANDO ALTAMIRA GALLARDO

 

Registro Público del Derecho de Autor Número  03-2008-030410220500-01 México, D. F. a 24  de marzo de 2008

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era una agradable aldea hohokam, al norte de  la carretera 70, entre Bylas y Globe. Después de caminar días en la llanura sureste de Arizona,  con temperaturas cercanas a los cincuenta grados, a mi amigo Cork le pareció que había llegado al cielo.

Así deduje del correo que me llegó  por la noche, cuando acababa de levantar su tienda entre la noche y la inmensidad del desierto del suroeste de Estados Unidos. Y así se lo reenvié enseguida a Toci, que esa noche helada de treinta grados bajo cero vivaqueba en los cinco mil de una montaña del sector central de los Andes, del lado argentino.

Las casas estaban  construidas sin interrupción, decía el correo,  como una especie de herradura, haciendo una comunidad fraterna,  de todos a la vista de todos. En el centro del gran espacio un árbol frondoso y bajo el ramaje fresco una choza en la que la comunidad podía conseguir sodas. Una liebre cruzó parsimoniosamente, como si en ese lugar no corriera peligro su vida.

 Nadie se alarmó porque aquel desconocido se metía en la intimidad de la aldea. Tampoco nadie salió a preguntarle algo. Con esa ausencia le estaban diciendo que era bienvenido. Si ese intruso necesitaba algo ya se los haría saber y entonces ellos acudirían. O si alborotaba, también acudirían.

Se sentó en la mesa bajo el árbol y pidió una taza de café. Enfrente le pusieron un plato con azúcar y otro con sal. Tomó unos granos de sal para el jarro y movió el líquido. Es uno de los recursos que utilizan los habitantes de la llanura ardiente en la batalla contra la deshidratación. Era  entrada la tarde y el calor empezaba a descender considerablemente. Vio el pequeño termómetro que colgaba de su mochila  marcar la raya 38.”Casi en el paraíso”, se dijo.

Un muchacho se acercó para preguntarle  si podía charlar un rato. Estudiaba filosofía en una escuela del condado. Desarrollaba a la sazón la tesis sobre las pulsiones en la filosofía de Nietzsche. Además era su autor favorito. Lo había descubierto hacía dos años y desde entonces no lo soltaba. Habló con entusiasmo por largo tiempo.

Cork dijo que coincidían pues a él también le interesaba Nietzsche. Le habló de manera general del sistema de este pensador y se detuvo en algunos puntos para ampliarlos tales como los instintos fundamentales y las grandes necesidades como el hambre, la respiración, la sexualidad…

-La vida no es fácil, señor- le dijo Cork aunque al parecer el hohokam era diez años más joven-, somos jaloneados entre el estar inmanente y el inquieto trascender.

-Para la ciencia parecen nuestras acciones determinadas y quedamos como encerrados en el positivismo sin magia. En un mundo matemático, no mundo sensible.

-Estamos en lo metafísico y en lo moral fuera del tiempo, ya que somos cosas únicas toda vez que podemos definirnos, como somos, tenemos capacidad de percibir valores prácticos y valores esenciales. De tener tiempo daríamos una  mención detenida a los valores de que habla Plotino, siglo tercero de nuestra era.

-De lo que carecen los animales.

-Es lo que hace nuestro drama, o nuestro privilegio. Ni somos ángeles pero tampoco  animales irracionales.

-Me gusta eso. Los ángeles no pueden copular y los animales piensan, como nosotros  entendemos eso de pensar.

-El acto libre es lo que hace nuestra particularidad como persona. Ni el ángel ni el animal  están en posición de realizar un acto libre.

-¿Nosotros sí’

-Ese asunto nos llevaría muy lejos. Mejor lo dejamos ahí.

-Entiendo. Para el animal hay cosas, no valores esenciales. Para el ángel hay valores, no cosas. Entonces nosotros somos…

Cork ya no alcanzó a escuchar  lo que somos.

El muchacho estaba entusiasmado y se felicitaba por haber encontrado con quien intercambiar puntos de vista de su autor favorito. Hablaba como hablan los que expresan ideas, no sólo conceptos.

Faltaba poco para que oscureciera. Cork agarró su mochila y se despidió del joven hohokam. Este casi se alarmó y le dijo que pasara la noche en su casa, su familia estaría gustosa de darle alojamiento. Quería seguir platicando de Nietzsche.

-Debo seguir mi camino-dijo en tanto se acomodaba el tirante del hombro derecho que estaba torcido-. Saluda a tu familia de mi parte.

Había dado cinco pasos entre la noche cuando se detuvo y, todavía alzando el brazo del lado del tirante, agregó:-Todo lo que te  dije es de Schopenhauer, no de Nietzsche.

-¿Imposible!-exclamó el muchacho, se lo he leído a Nietzsche, tal como te lo escuché…

-Te creo. Sólo que algunas cosas de él las dijo antes Schopenhauer, y lo publicó cuando a Nietzsche le faltaban 25 años para nacer.

El hohokam se quedó atónito. Cork sintió que debía ampliar su comentario:

-Nietzsche es un pensador original. De tener tiempo te contaría de otros grandes pensadores que, a su vez, siguieron a Nietzsche…Estos pensadores son causa y efecto y efecto que a su vez se convierte en causa…

Se detuvo a los  otros pocos  pasos, ahora ya casi perdido entre la oscuridad:

 -Los filósofos de todas las épocas siempre se están refiriendo a los trabajos de  otros filósofos. Freud atisbó en Schopenhauer y en Nietzsche. También entre los místicos, Santo Tomás de Aquino a Aristóteles. En fin, debo seguir mi camino. ..Una última. Si alguna vez lees a Schopenhauer no le creas todo, acabarías viendo con prevención a las mujeres. No es que fuera gay, sólo las trataba con pinzas. Y, según he visto, aquí hay lindas mujeres hohokam. Con Johanna, su culta e intransigente madre, y con Caroline Marquet, su vecina de vivienda que lo chantajeó y vivió a su costa durante veintiséis años, Schopenhauer tuvo suficiente para conocer las oscuras potencialidades femeninas. Tal vez su trabajo filosófico más importante versa sobre la omnipotencia del impulso sexual, que en Nietzsche se acerca a las pulsiones. Con la diferencia que en lo sexual parece que se tratara de una elección rigurosamente personal, cuando lo que Schopenhauer advierte  que, en realidad, lo que  decide es el “espíritu de la especie”. El gobierno de poderosas fuerzas biológicas. Ese “espíritu de la especie” que ve no por ti ni por ella, sino por un tercero que todavía no existe. ¿Qué te parece?

-Razonablemente increíble!

-Sí. Razonablemente increíble porque, el asunto del tercero, nada tiene que ver con la razón. Con siglo y medio de anticipación Schopenhauer dijo muchas cosas que después serían del  psicoanálisis. Este diría: “Todos busca en la calle lo que no tienen en su casa” y ya Schopenhauer había dicho en aquel lejano siglo diecinueve: “Todos aman aquello que les falta”.

-¿Vas solo en el desierto?

-En ocasiones un coyote me precede…

-¿No temes que te ataque?

-Temerías que Jesucristo te atacara?

-No entiendo. ¿Es zoolatría?

- El coyote es una especie de avatar de Tezcatlipoca, lo que en México conocemos como nagual.

-Explícame eso de avatar.

-La paloma es el avatar del Espíritu Santo. La paloma no es el espíritu Santo, solamente su avatar. Olvídalo. Esta es otra historia…

-Creo que lograste interesarme en Schopenhauer.

-Si alguna vez quieres leerlo él mismo te advierte, te pone como condición propedéutica que, para entenderlo, antes debes  conocer a Platón y a Kant. De lo contrario que ni siquiera gastes tu dinero en comprar el libro...Es reiterativo al decir que él escribe para el tercero, ese  que todavía no nace, no escribe para nuestro siglo…Eso dice el muy atrevido.

                                                                        II

 

 

Selina Kyle llegaba a su casa, aturdida por la monotonía y la mediocridad de su vida en la oficina, y decía: “¡Ya llegué querido!” Y añadía en seguida: “Olvidé que soy soltera”. Un día no  soportó más y destruyó todo lo que estuvo a su alcance. Fue cuando nació Gatúbela. La mujer detrás del gato. Pero sólo para dar inicio  a un romance entre una gata y un murciélago.

Eso recordaba Toci mientras observaba, desde su tienda de campaña, las altas cumbres nevadas que formaban el panorama que tenía enfrente y en el que vivía desde hacía dos meses

Salió a quitar la nieve sobre el techo romo que había caído en la última hora de la tarde. Era un ambiente extraordinariamente dinámico. Grandes montañas en la diaria trasformación. Cork le había dicho que la palabra “diaria” pertenece a la escala humana porque  cada día las laderas se derrumban  aunque  en una mínima parte.  Y las erosiones por el viento y agua haciendo lo suyo para echar abajo los bloques monolíticos más grandes. 

En un café del centro de Mendoza, con mesas en la banqueta, encontró, unos días antes, a varios alpinistas mexicanos. Los trabajos en la montaña habían terminado y sus risas estaban libres de tensión. Heriberto Salazar era piloto de vuelos internacionales de pasajeros. Se encontraba en la ciudad en tour antes de volar otra vez para México, desde Santiago. Hacía tres años escalaron juntos la Torre Negra de Nexpayantla, en el Popocatépetl. Una pared salpicada de nieve y hielo, con roca tan erosionada de la que se sale en dos horas o no se sale nunca. Carlos Camacho, en el otro extremo de la mesa, acababa de regresar de la sur del Aconcagua. Raymundo Luna Rangel había subido a la misma cumbre por la vertiente norte: “La  ladera más fácil de la Cordillera y la más sembrada de cadáveres de escaladores”. Raymundo se hizo célebre en el alpinismo mexicano por haber acampado una noche en el fondo del cráter del Pico de Orizaba, en los 5,500 metro d altitud.

La muchacha se  dijo que estos mexicanos eran gente ruda de montaña y recordó a Mummery, el escalador inglés del siglo pasado: “tarde o temprano morirán en la montaña, víctimas de su pasión”. De niña había leído las escaladas llevadas a cabo por María García, muchacha alpinista pionera del alpinismo mexicano y a partir de aquel momento María había sido su modelo deportivo.

Sentada en la puerta de su tienda, Toci podía mirar en tan sólo una hora, cambios climáticos, escuchar las aguas subterráneas que el sol manda del glaciar hacia abajo por medio de las fisuras en las rocas. Gases de invernadero de la actividad volcánica.

Se había acostumbrado a ver  las manifestaciones de la otra escala del tiempo como sedimentos lacustres de lagos tectónicos  encerrados entre montañas y los asociados a la actividad de los aparatos volcánicos que hablan del pasado y permiten la predicción.

Podía ver     presente y porvenir  sin moverse desde su tienda en lo alto de aquella atalaya perdida por completo entre un panorama vertical inmenso y gigantesco.

Toci bajó el cierre de la tienda y observó el hielo agrietado del glaciar.

La pendiente huía  vertiginosamente hacia el valle lejano.

 Me había descrito que era una franja muy amplia y aprisionada por grandes torres de roca que contrastaban por sus trazos verticales. También que su color oscuro se destacaba con la deslumbrante superficie de la ladera helada en la que había instalado el refugio de tela. Hasta me decía que su casa  pesaba escasamente ochocientos gramos pero que era capaz de resistir las tormentas más fuertes de hielo, arriba de los seis mil metros sobre el nivel del mar, cosa que había sido probado varias veces en las semanas anteriores.

La semana pasada la tormenta de nieve, arriba  de los cinco mil, la obligó a permanecer en su tienda los dos días seguidos

 Pero esta mañana era diferente.  Observó unas nubes blancas algodonosas que se movían lentamente hacia la provincia de San Juan y la región de los ranqueles… Fue cuando me escribió:

 - Guillermo, ¡estoy hasta las nalgas de tanta soledad!

Pero yo sabía que  no era verdad. La  muchacha   podía permanecer entre las montañas de ese sector central de la alta cordillera de los Andes, por lo menos dos semanas más sin siquiera pensar en descender a algún pueblo de la precordillera. Tenía dos meses que  bajaba  a Punta de Vacas,  cerca de Puente del Inca, para llenar su mochila de provisiones y volvía  a partir hacia las alturas. En otras ocasiones iba a Cuevas donde pasaba más días. Hacía de voluntaria con la dueña de la casa en las tareas de la cocina. Sabía que no se puede vivir mucho tiempo en la región de los dioses, arriba de los cinco mil. Para volver a encontrar la cordura era necesario volver a las cotas donde viven los humanos.

De todas maneras me contaría ese mismo día que fue cuando formuló un pensamiento más directo: Si al menos Cork estuviera aquí... ¿Dónde se encontraba esta mañana? Guillermo, ¿Sabes dónde se halla? ¿Seguirá metido en el desierto norteamericano? Tenía días tratando de “hacer contacto” con él pero la pantalla  seguía cerrada. Ese nómada sabía  de sus intentos por comunicarse, pero nada todavía.

 La semana anterior Cork le dijo  que había dejado  Dam Page y Kaibitos y seguía caminando en dirección sureste. Calculaba que veinte kilómetros atrás había  cruzado la carretera 160. Si estoy en  lo cierto, le decía,  ahora  me encontraré a la mitad de distancia de Chinle, en la 191. Casi no tengo  agua pero espero hallarla en alguna de las depresiones que drenan hacia Painte Desert, en el suroeste.

 Miró un mensaje de Cork   pegado a la entrada de la tienda. Le había llegado en el principio de la temporada de montaña. En la primera oportunidad que tuvo bajó a Santiago y   ella misma hizo del disco  la  copia más grande que podía la computadora. La había leído tantas veces al meterse en la bolsa de dormir que  sabía de memoria el texto. Le prometía que al final del verano argentino se reunirían en un punto del estado de Chihuahua. O si prefieres en el Bolsón de Mapimí.

No tenía idea dónde se encontraba Mapimí pero se imaginó el páramo más desolado del mundo. Era el mundo de Cork.

 También amplió una foto en la que se veía subiendo la cresta de una elevada duna  rojiza contra el cielo azul profundo.

  Se lo había prometido el verano pasado encaramados en la pirámide de Ehecatl – Quetzalcoatl de Calixtlahuaca. A sus pies estaba Mazahuatitlán, como él le decía a la tierra donde Toci naciera. Luego irían de turismo a varias partes del extranjero. “Y, para cerrar con broche de oro, sé que te gustaría, sobre todas las cosas, conocer la pequeña iglesia de peregrinación llamada La Pradera. Te preguntarás dónde queda esto. Nada menos que en medio de la soledad de las  montañas de Baviera. Sí, Baviera, en el sureste de Alemania. ¿Te acuerdas?  Reino de la antigua confederación germánica…La Pradera es un recinto ovalado con un coro amplio de dos cuerpos… Ver desde el interior cómo el sol va pasando por el recinto en las diferentes horas del día. En tanto en el órgano de la iglesia se toca música de Bach…Al anochecer cenaríamos en una hostería de la aldea. Las muchachas que atiende el lugar se peinan como las vikingas de los tiempos de la leyenda. Ahí pasaríamos una semana. Y por las noches mis manos acariciarían tu trasero… Y, ya que estemos en Alemania, iríamos a visitar los monasterios benedictinos de Ottobeuren y Melk. Créeme, son la realización de grandes sueños  espaciales expresados por medio de la arquitectura…”

La temperatura había descendido todavía más pues el viento pasaba con más fuerza allá afuera. No le preocupaba en su bolsa de dormir que era para los ocho mil. De todas maneras encendió la estufilla y calentó agua para el café.

Entre tanto tenía necesidad de bajar de vez en cuando a alguna ciudad chilena o argentina para volver a balancear su dieta. La mochila para la alta montaña y sus incursiones como parte de algún plan de ascensión expedicionario le obligaba llevar sobre todo latería o víveres como carne seca. En efecto, su grupo pertenecía a una de las  etnias del Altiplano, al oeste del Valle de México, y su organismo consumía vegetales en un ochenta por ciento desde hacía por lo menos cinco mil años. Frijoles, tortillas de maíz, chile y tamales. Ni siquiera en la Constelación Toro podría haber algo mejor. Eran delgados, sanos y no se conocían las enfermedades de las ciudades mexicanas en las que se comía mucha grasa animal, harina de trigo y azucares. Sus senos pequeños apuntaban siempre hacia delante y no tenía necesidad de usar corsé. Y sus alzadas nalgas eran tan firmes que si alguien hubiera mandado un fuerte golpe a puño cerrado se habría lastimado. Corría durante horas a través de las planicies de los tres mil metros. Cork le agarraba las piernas y al constatar su reciedumbre le decía” ¡No te ablandes!”.  Y ahora, sobre las montañas argentinas, consumía ochenta por ciento de  carne y el escaso porcentaje restante  de verduras. El  estreñimiento y las temibles hemorroides podían aparecer en cualquier momento. No iba a esperar hasta entonces y en cuanto concluía sus compromisos con alguna  expedición  alpina  baja a Mendoza o a Santiago. Se volvía vegetariana de tiempo completo  y el regreso a Cuevas llenaba su mochila de verduras.

La última tarde  en Mendoza se había metido a un café antes de ir a su hotel. La expedición de neozelandeses que la había contratado como guía para  varias cumbres,  arriba de los  seis mil, en el sector de San Juan, se despedía y en agradecimiento la había invitado a cenar el hotel Sol Andino, avenida Godoy esquina 9 de julio. Mientras fumaban y tomaban café o cerveza, uno de ellos recordó una lectura que había hecho recientemente. Se sabe que los hombres después de alguna ascensión prolongada quedan sensibilizados para hacerse preguntas por temas que rebasan la rutina diaria en la ciudad.         

Era Balzac y el tema de la libertad.  De la libertad y de otras cuestiones  como el dinero, el poder, la salud, el matrimonio...Hay que trabajar duro  para conseguirlos. Pero, luego, ¿cómo gastarlos? Se lucha para conquistar todo eso, y disfrutarlos, no para encerrarlos en un baúl. 

En realidad el tema de esta novela célebre de Honorato de Balzac, decía el muchacho alpinista,  no es tanto cómo conseguir las cosas, sino cómo se utilizan  una vez que se tienen. Y muchas veces,  a eso que con tantos anhelos y esfuerzos se consiguió, se le da el más inútil y tonto, cuando no el más errado, de los empleos. Luego de un trago de vino tinto de San Juan, agregaba que  un preso puede soñar, cada minuto, con el día que vuelva a ser libre, y una semana más tarde estará de regreso en su celda. Estaba convencido que la ciencia libera a la humanidad, pero también que ésta desaparece medicamentos, por sus peligrosas contraindicaciones, que durante o dos décadas fueron abundantemente recetadas y llenaron el mercado. El dinero, decía, puede llevar la felicidad a propios y extraños, pero preferimos darle un enfoque utilitario...En todo caso esta obra es la metáfora que observa cómo, de tenerlo todo, a partir de ahí, se va gastando, o reduciendo, por el uso, bueno o malo, correcto o no. Como el humano en el día que nace. Tiene una vida por delante. A partir de ese día su existencia se irá  aproximando a su fin... O un ejemplo menos pesado y de una realidad más inmediata y cercana a nosotros es el cheque de la quincena. Después de salir del banco, en el que lo cambiamos, empezará a gastarse, día con día, minuto tras minuto. Inexorablemente. El guión de esta novela es sencillo pero abunda en consideraciones de toda índole. Ese es el estilo de Balzac. Poco diálogo y mucha reflexión.  Escritor, francés, del siglo diecinueve, tiene una fecunda imaginación, una minuciosa observación de las cosas y de la conducta de los humanos. Rafael Valentín O´ Flaharty es el personaje, joven, que quiere ser famoso entre los hombres de ciencia y a la vez gustar la vida en su vertiente hedonista. Pobre de recursos, se encierra durante tres años escribiendo sobre algo que está seguro que lo hará célebre…No quiere ser uno del montón.

Toci hacía contrastes. El cumplimiento comunitario de un rito, en su etnia, no quería decir  la nivelación general del espíritu de la gente. En la idea de la cosmovisión de los habitantes de la ciudad, tal vez ello pueda darse por algún tiempo, bajo regímenes políticos alejados de la democracia. Pero entre los indios la cronovisión es la que propicia las individualidades. Cada persona es un individuo irrepetible bajo el signo del Tonalamatl. Y la fiesta ritual es una reunión de individualidades, no de semejanzas. En su pueblo sólo hay una “Toci de las Nieves”, otra “Toci de las Flores”, otra “Toci de la Tierra”, otra “Toci de la Laguna”.Ella había dado un paso más hacia la individualidad de esa comunidad: nada más se llamaba “Toci”. Esto es incomprensible en la civilización industrial. Tan inexplicable  como que una mujer  pueda orinar estando de pie o, más inexplicable aun, que no lleve teléfono celular…

Animado, otro de la expedición comentó algo de D. H Lawrence: En las luchas de liberación de la mujer, empezó diciendo, este poeta desarrolla  un trabajo de rectificación, llevado a cabo por las madres, de lo que hicieron sus propias madres, con sus nietos, es decir, con nuestras  protectoras y adorables abuelas. Y en esto no hay ningún conflicto soterrado: Freud se refería a la madre, pero no a  la abuela. Es probable que esta tesis de las abuelas Lawrence la haya desarrollado ante la conocida frase de Napoleón, que en realidad pertenece a una idea de Fichte y que éste ha de haber conocido de Plotino: “Al niño hay que cuidarlo 20 años antes de que nazca”. Como conclusión un tanto propia, no de Lawrence, concluyó diciendo: pero la obra de la mujer, como educadora innata, tendrá que ser completa. No luchará contra el Estado machista hasta enderezarlo, y al mismo tiempo estar repitiendo el papel de una abuela súper protectora. Sería el cuento de nunca acabar...

Mientras escuchaba, Toci no se hacía bolas con la vida. Sabía que un guía alpino necesita conocer las condiciones si quiere prevenir las consecuencias. El mes anterior había subido con su grupo de japoneses por la ladera norte del Aconcagua (una ladera limpia y ventilada, a diferencia de otras montañas que son unos gigantescos muladares). Al menos tres cadáveres estaban a la vera del sendero en diferentes cotas. La humanidad de Toci iba tras la libertad.  ¿Un humano con toda su fragilidad jugando el juego de la libertad entre las poderosas fuerzas físicas de la Cordillera llenas de los determinismos de la causalidad? “A lo que gustan de jugar los hombres” dijo a media voz. Sólo con técnica alpina, intuición y acción ella podía moverse con éxito a través de esos poderosos fenómenos de la naturaleza. En la ciudad se pueden hacer esos berrinches contra todo pero aquí…

La velada se estaba acabando y, por educación, los neozelandeses voltearon hacía Toci para ver si ésta quería contarles algo  antes de retirarse.

Toci era una  muchacha india, de la tribu mazahua, que se había tardado más tiempo en leer el Quijote de Cervantes que la Paideia de Jaeger

Pero no fue por ahí.  En su lugar  Toci preguntó si alguno de los presentes había leído a Chaucer. Sí, Geoffrey Chaucer. Al percibir un ligero silencio (pensó  que Nueva Zelanda se encuentra, después de varios océanos y continentes de por medio, mucho más lejos de Inglaterra que México de Europa meridional) dijo:

-No importa-dijo, la semana pasada, cuando estábamos sobre el Mercedario, leía por las tardes, en los diferentes campamentos, algo de Plotino.   Este pensador nació en el principio del siglo tercero después de Cristo. Fue uno de los últimos neoplatónicos paganos. Junto con Amonio Sacas, había sido el fundador de la escuela neoplatónica. Se dice que soñó con fundar en Campania un sitio destinado a que viviera en él una comunidad exclusivamente de filósofos. En memoria de Platón a ese lugar le llamarían “Platonopolis”. Como en ese tiempo era emperador Galieno, el cual junto con su mujer Salonina, admiraban al filósofo, la realización del proyecto de Plotino se veía con muchas probabilidades de ser concretado. Sin embargo, el emperador murió en breve. Y como desde entonces la gente de estado no ve con buenos ojos a los filósofos, el proyecto se combatió y acabó por ser olvidado.

Pronto Toci agarró vuelo, bebió mate y ya no hubo quien la parara. Pero su charla era amena y más bien era una delicia escucharla:

-  Plotino se aparta de los estoicos de Zenon que obedecen solamente a la razón. Anhelan ser indiferentes al placer y al dolor. También Plotino se encuentra lejos, en un principio, de los pitagóricos que llegan a imaginar que los astros pueden regir las vidas y los destinos de los humanos. Si bien, en el siglo uno de nuestra era se dio un movimiento de acercamiento entre los pitagóricos que aceptaban la inmortalidad del alma y la trasmigración de las almas (idea que venía de Platón), con los neoplatónicos. Procedían  estos de una línea de pensamiento directa de Sócrates, Platón y Aristóteles. Entre otras cosas, Plotino acepta, como muchos filósofos de la escuela de Sócrates, la esfericidad de la Tierra.

Entre trago y trago de vino, Toci veía hacia su minicomputadora y ¡nada! ¡Nada de Cork!

                                                                   III

Estuve ocupado dos días en las últimas fases de la perforación de un pozo noventa kilómetros frente a la playa de La Güaira, cerca de Los Roques, en el Mar Caribe. Cuando por fin pude consultar mi correo encontré algunas consideraciones de  Toci. Me  decía que novelistas, sociólogos, filósofos y aun teólogos deberían probar a estar  solo alguno de ellos en medio del bosque nocturno. Esto, ciertamente, los haría diferentes pero no en el sentido de ser superiores sino de estar conscientes del valor que tiene el grupo. Agregaba que Sócrates no  es recordado como el gran paradigma  por su socrateidad que dijo que su oficio era el de un partero porque hacía parir ideas a los hombres embarazados. Es decir que sacaba a flote cosas que ya existían en los hombres. También pudo haberse clasificado no como partero sino como fotógrafo en caso de que para entonces se conocieran ya los procesos de la emulsión de sales de plata o los “pitceles”. Su socrateidad era por el respeto a la normatividad. Veinticinco siglos después de él ese respeto a la normatividad sigue martillando nuestros oídos de manera implacable. Sigue hablando al grupo, no está enfrascado en un soliloquio. Por no escuchar esa socrateidad de Sócrates muchos países en el tiempo presente han entrado en la disolución como unidad cultural y hasta política. Pero no es la soledad en la noche lo que forjaría  el molde. Será el parto, o el revelado, lo que sacará a flote  el tipo del mármol con que fue hecho por sus padres. No puedo ir más allá. Puedes nombrarle Dios o Uno, como lo hace Plotino, o cadena genética.  Todos estamos hechos  de mármol, pero cómo reaccionamos  a eso va a depender de la forma que salga ese mármol. Si su consistencia es pobre se creerá especial. En la medida que se acerque  a lo perfecto se fundirá  con esa gran corriente anónima que se conoce como “humanidad”. Pocas frases han alcanzado la profundidad de Chesterton, recordó,  cuando dijo que a todo millonario convendría  vivir al menos veinticuatro horas con un pie en la eternidad. Chesterton confiesa que este pensamiento  lo pudo construir  después de haber leído a Tomás de Aquino.   

Toci volvió a lo de Plotino y recordó que  en 1923 la Universidad Nacional de México (todavía no era autónoma) publicó una obra de las Enéadas de Plotino, que es propiamente el ideario de este filósofo, y relatadas por el gran filósofo judío Porfirio (recuerden que Plotino era griego nacido en Egipto). Al final, el trabajo de la universidad hace un estudio del neoplatonismo por Eduardo Zeller.

En Mendoza les recordó a los alpinistas que Plotino es importante porque aparece como el último gran filósofo que produjo el mundo griego de la antigüedad. Para el cristianismo, su existencia fue de tal modo esencial, que, como dice Eucken, exceptuando a San Agustín, en el tiempo antiguo ningún pensador ha influido tanto en el movimiento cristiano como Plotino. A diferencia de Bergson, que creía que la conciencia está caracterizada por su duración creadora, Plotino asegura que el movimiento es circular, siempre presente como el círculo en movimiento  de los indios norteamericanos o como el olin de los aztecas. “El equilibrio del círculo expresa muy bien el del espíritu, porque, sea cual sea la expansión del radio, jamás se separa de su centro generador. Y su fin no es otro que su principio,” les dijo que  decía Plotino.  Les comentó que tenía un amigo llamado Cork  y siempre  le decía que esto se parece al eterno ciclo de las rocas.

-Me parece que, sin duda- agregó Toci por último-,   en su tiempo fue una verdadera tragedia que, ¡precisamente en Atenas, se prohibiera enseñar filosofía! Por lo demás, exactamente por eso mismo, el cristianismo lleva en su seno todo el tesoro de la filosofía griega. Véase, por ejemplo, esa fusión o ecumenismo del “Dios Desconocido” de los griegos con el “a Dios nadie lo ha visto “de los cristianos. Y al leer al poeta romano Persio Flaco parece que estamos sobre un escrito de Santo Tomás de Aquino.  Al prohibir que se filosofara, la Iglesia se hizo heredera y responsable  de tan grande tesoro cultural ofrecido por los griegos. Más tarde, ya avanzada la Edad Media, cuando en Europa de principio  el Renacimiento, todo mundo empezará a hurgar en las bibliotecas de los viejos monasterios buscando los trabajos de la Antigüedad.

Pero no fue el final de su intervención, como había anunciado, y agregó:

-Pero   no sólo por lo anterior el catolicismo cristiano tiene mucho de griego. Los grandes maestros de la filosofía griega de la antigüedad: “Maestros ambulantes de sabiduría” “Peripatéticos” o caminantes, dice Antonio Gómez Robledo, entre ellos Plotino, habían elaborado abundantes temas que, andando el tiempo, chocarían con  las  enseñanzas que irían predicando por aquel mundo los sencillos pescadores de Galilea. Pero más tarde se irían fundiendo unas y otras. Así fue como empezó un deslumbrante eclecticismo ideológico. La mezcla del mortero se llamaría San Agustín. Y, más que Agustín, Plotino. Y más acá, en el siglo trece Tomás con su conocimiento de Aristóteles.

                                                            IV

Cuatro días más tarde, de vuelta en su vivac, arriba de los cinco mil metros sobre el mar, y como parte del  glaciar este del monte Tolosa, en su tremenda juventud, Toci se puso la mano sobre la región púbica y recordó que las cosas se hacen para ser usadas, no para esconderlas. Volvió a pensar en Cork.

Para las once de la noche la tempestad  había vuelto. “Sólo se oía  el rumor de los torbellinos, que saltaban y oscilaban en círculos ante mis ojos”, recordó al bagabundo soñador Peer Gynt.

La última vez Cork le había escrito  que se encontraba  en el desierto de los hohokam. ¿Por qué diablos no me pone el meridiano? En tres días estaría encima de él. Lo encontraría así se metiera debajo de todas las arenas hohokam o navajo. El otro le envió una foto sentado cerca de una fogata, en medio de la noche, mientras asaba la segunda mitad de una víbora  que había agarrado ese día. “Estuvo a punto de morderme pero la vi cuando se me lanzó y pude esquivarla. Y en el desierto el que falla acaba en el plato del otro”. Toci recordó haber visto, junto con Cork, en el Museo de Antropología de la Ciudad de México, una escultura en la Sala Mexica, de una serpiente que al parecer engullía a un hombre del que ya sólo asomaba el rostro. Para tranquilizarla, Cork le dijo que era una representación antropomorfa de Quetzalcoatl. De todas maneras Toci se hizo la reflexión si  las víboras del desierto hohokam podrían desplazar a tal modo sus mandíbulas como para tragarse a un humano. Le pareció inverosímil pero de todas maneras ese pensamiento la acompañó  esa tarde.

La foto dejaba ver un mundo despiadadamente solo. Recordó que el verano pasado le decía aquel muchacho que la individuación es relativa al observar desde su microscopio a un individuo dentro de una colonia de hormigas. Basta con que le de una vuelta a la torreta  y ponga una lente de más amplitud o gran angular para que esa individuación quede perdida entre los otros miembros. Esa hormiga podría “pensar” diferente  a las otras, pero  esa referencia “respecto de las otras” la hace tener lasos estrechos con la comunidad. Podrá declarar, pensar o soñar que es diferente a las otras hormigas, pero su individuación no podrá ir muy lejos.

Otra cosa sería que su individuación, como con Ibsen, se fuera apartando racionalmente de la sustancia o parámetros de los otros hasta convertirse en un paradigma. Y sabido es que los paradigmas no son cánones inalcanzables. Son metas por demás temporarias que fácilmente son alcanzables y asimiladas por el grupo. Alguien escaló por primera vez el monte Everest, cien años más tarde llegar a su cumbre merece el comentario de lunes por la mañana en la taza de café que se asistió a una corrida de toros  y que el público se portó así o asá. Lo mismo pasó con el Matterhorn, Mont Blanc o con el cerro de la capilla de San Miguel en el vértice de las Sierra de las Cruces, al suroeste del Valle de México. Entre tanto pensadores como Ingenieros o  Nietzsche no pasen una noche  solo en el bosque, no lograran entender, vivir, la inmensurable dimensión que tiene el valor de la universalidad. Se piensa en la multitud como factor de subversión del orden constituido, para acabar con una normatividad y hacer otra normatividad. De ahí viene todo el alboroto que se ha hecho por estos filósofos  respecto del individuo y de la masa. Pero solo, en medio de la noche, se aclaran muchas de estas respetables construcciones académicas.

Una noche solo en el bosque, con el viento ululante entre las ramas, es como un regreso brutalmente rápido hacia los tiempos de la antropología. Como si alguien se elevara en un vuelo hasta los veinte mil metros en un avión que careciera de presurización….El general Lucio V.Mansilla  estuvo en la región de los ranqueles, en el siglo diecinueve, y anotó en su diario que pocas cosas hay tan impresionantes como pasar una noche solo en las montañas.

Por la mañana resplandece el sol y el espíritu es mejor que anoche. No es que sea más fuerte pero al menos sabe que  otra noche  así ya  no lo doblará. Pero como cada día trae sus afanes,  ahora, después de esa noche, le gustaría pensar en un “cielo diáfano y puro” distinto a los cielos que tienen las ciudades.

 Cork le ha dicho que ese bellísimo azul de los poetas no es otra cosa que un fenómenos físico entre los que abundan las nubes volcánicas de las regiones sísmicas que le dan la vuelta al planeta montadas en sus altas corrientes de aire. Sus gases y sus cenizas con sus bióxidos de carbono y azufre y sus lluvias ácidas….  Todo esto afecta a personas, plantas y animales. Tal vez afecten el clima global como lo hizo el Chichonal en 1982. ¿Quién creyera que éste solo aparato volcánico haya enviado  unas tres mil toneladas de cenizas que disminuyeron la temperatura terrestre. Muchas plantas no soportan variaciones mínimas en el clima y mueren. Lo mismo sucede con algunos animales. El mismo mercado de las medicinas  juega en la Bolsa  pues con un grado que baje la temperatura llegan las epidemias de catarros…  

 Cork le había sugerido, en un tono despiadado, que cuantas veces quisiera comunicarse con él lo hiciera a través de un relato: “En tu etnia se acostumbra desde hace miles de años el relato oral y tu debes de haber llevado un diario desde niña. Esto, y la lectura diaria,  es suficiente para que escribas  ¿O te la pasas pintándote las uñas y viendo televisión?”

No era verdad, desde luego. Con sus veintitantos años y montañista de profesión, Toci era más bien un volcán a punto de explotar que un catálogo de enfermedades. Pero al otro le gustaba cargarle la mano de esa manera. 

Después de haberle escrito por lo menos una veintena de relatos, comentando obras literarias, y ella contestado otras tantas, una de esas le preguntó qué sabía de la Batalla de Waterloo. Nada sabía ella de esa maldita batalla.

No le dio importancia pero pronto de se dio cuenta que  no volvería  a conseguir comunicación. El otro dejó de contestar. Simplemente la ignoró.

¿Con que no quieres contestarme, he?, dijo mientras sacaba  su mano de entre las piernas. Enseguida,  apretó una tecla de la computadora, al tiempo que decía:- Allá te va, hasta ese desconocido lugar del desierto en el que te encuentres- .

Y desde la helada vertiente  de la cordillera andina,  a través de invisibles canales etéreos, ella le envío su aportación. Deliberadamente escogió un tema que sabía  le gustaba sobre manera:

Veinticinco años promedio de vida tenía el humano en el siglo cuarto del Imperio Romano después de Cristo. Treinta y cinco años en el siglo catorce. Había mejor alimentación y existía más higiene. Las obras de canalización de los cursos de agua habían reducido la acción destructora de esa criatura molesta llamada Anófeles, transmisora del paludismo.  Hasta ahí, en lo que se conoce, los ejércitos habían diezmado o fortalecido a las poblaciones, todo de manera selectiva. Más o menos bien alimentados los del imperio y sus aliados y desnutridos los que tenían que pagar tributo. Era, sin embargo, una situación sobre la que, de alguna manera, se tenía bastante  control.

Es el momento de este siglo catorce  en que entran en juego unos seres microscópicos desconocidos llamados más tarde “bacterias” que, producirán en el agua  muy contaminada enfermedades   infecciosas.

 Del Medio Oriente habían llegado, desde varios siglos antes, los ejércitos del Islam  a asolar a Europa y también con ellos aparecía ahora la peste bubónica. Como el viento, y en parte cabalgando sobre el viento, recorrió campos,  se metió a los  pueblos, pasó y recorrió las calles de las ciudades europeas. Tras de sí dejaba poblaciones totalmente diezmadas. Algunas de plano llegaron a desaparecer. Los conocimientos de la higiene personal y estructural a nivel de sociedad conocidos  hasta entonces no eran suficientes. Y se vio la casi imposibilidad médica para enfrentar al destructor invisible que  cortaba cabezas desde el sencillo labriego al señor feudal, pasando por intelectuales y señores de la guerra y príncipes de la Iglesia…

Un estruendo  espantoso se escuchó en la pared rocosa de enfrente. Un bloque del tamaño de una casa de dos pisos acababa de desprenderse de la montaña y ahora rodaba haciendo toda clase de sonidos mientras recorría la ladera hacia el fondo entre la noche. Por un momento interrumpió la escritura y se quedó pensando en otra cosa ajena el asunto que estaba tratando. No obstante, logró agarrar otra vez el tema:

… Los historiadores de este periodo europeo se refieren a él no como una reducción de población si no  como un verdadero “vaciamiento demográfico”. Igual que pasó en México a la llegada de los españoles que desaparecían las poblaciones no tanto por la pólvora de sus arcabuces o las flechas de sus indios aliados, si no por la viruela que traían pegada a sus armaduras.  En efecto, y tú lo sabes bien, a mediados del siglo catorce a los europeos, por causa de los árabes, les pasó lo que a los mexicanos en el primer tercio del siglo dieciséis  por causa de los europeos: sucumbieron más por falta de defensas en su organismo ante los nuevos gérmenes, que por efecto de la espada. Recuerda  que Cuitlahuac, el héroe de la Noche Alegre, moriría semanas después (1520) por causa de la viruela. Y que pocos años más tarde de la conquista de México - Tenochtitlán  la población del Anáhuac había casi desaparecido. De quince millones de habitantes quedó medio millón…

Lo que estaba pasando, entre tanto, en Europa, era un verdadero derrumbamiento de las relaciones feudales de producción. Ahora el señor feudal tenía que comprar trabajo. Antes hacía, por la fuerza,  que se le regalara, a cambio de protección contra los otros señores feudales,

Ante tan espantoso cuadro causado por la peste bubónica, que dejaba las calles europeas llenas de cadáveres, los que podían se iban apresurados a vivir al campo. Pero en los campos también había desolación. Faltaba la mano de obra, tanto la libre como la que conservaba la categoría de esclava que se había originado en la antigüedad en los tiempos de los grandes imperios y  trasladado a los mil reyezuelos de la Edad Media.

Aquí es el momento en que la peste bubónica va a crear condiciones políticas inesperadas:

En las ciudades había hambre porque los campesinos poco podían trabajar las tierras feudales o arrendadas. Había carestía y subían los precios. Pero de todas maneras debían de bajarlos por escasez de dinero. O por el peligro de que la turbamulta se diera al saqueo. El señor feudal pagaba salarios bajos pero, ante la poca  mano de obra, él mismo se ofrecía a subirlos. Era una buena oportunidad para los campesinos que al fin podrían imponerle condiciones al señor feudal. Por lo pronto éste se veía precisado a arrendar sus tierras, a precios cada vez más bajos, a los campesinos que quisieran aceptarlas. Tampoco podía  siempre negarse a las exigencias de salario, cada vez más altas, de los trabajadores. Fue cuando la dialéctica patrón - obrero empezó a funcionar. Es lo que ahora  llamamos “negociar”, o “mesa de negociaciones obrero- patronales”. Sólo que los filósofos le llamaron (ya conoces cómo es esa gente)  dialéctica a la voluntad de acercar intereses encontrados.

Además, el avance de Europa hacia Oriente es sustituido por un movimiento inverso y las condiciones generales del comercio, que habían prevalecido en los últimos cincuenta años, se detienen. Y al cabo del tiempo, cuando los señores feudales voltean la cara, se dan cuenta que, en lo interno, su enemigo natural, el soberano, ha ganado terreno. Ha adquirido carácter nacional en tanto ellos siguen con su influencia local. Esto los obligará a buscar, con el tiempo, maneras de organización hasta entonces no pensadas. Por lo pronto les da por lo que se conoce como “bandidísimo”. La película Robin Hood es un eco de aquellos tiempos, si bien con un guion romántico e idealizado por la industria cinematográfica. Por medio del caos controlan una región y tratan de vivir a expensas de lo que le puedan arrebatar al “estado” o al soberano. Después  seguirán el camino de organización superior que, antes que ellos, recorrió el soberano en el plano nacional.

                                                     V

-La historia es una porquería, dijo Cork.

¿Por qué la historia era una de las materias favoritas de Cork  aparte de su profesión de las rocas. ¿Cork,le contó, tenía veinte años de edad cuando tuvo la idea de releer la historia. Se encontraba en ese momento parado recargado en el barandal viendo la pintura de Hernán Cortés en el pasillo superior del lado este de Palacio Nacional. Le llamó mucho la atención, cambiaba de sitio y volvía a observarlo. Era exactamente como lo describía la historia oficial que se enseñaba en las escuelas de primera enseñanza. Un individuo maltrecho, pálido verdoso, con cara de cochino y de un aspecto general que proyectaba la imagen de alguien que padeciera alguna grave enfermedad de las llamadas “secretas”. Una cosa llevó a la otra. Se preguntó cómo aquella infeliz criatura maltrecha había logrado vencer a los sanguinarios, valientes y fuertes aztecas. Algo no encajaba. Esa imagen que tenía enfrente de seguro no correspondía al conquistador de la fantástica México - Tenochtitlán. Fue cuando se propuso volver a leer la historia. Con el tiempo supo que toda historia tiene al menos dos caras. La que escribe uno de los enemigos en cuestión y  la que escribe el otro enemigo. Y la academia no puede escapar a esta regla. Por lo demás es natural, se dijo. En escribir la historia, igual que pintar sobre el lienzo, se hace desde la subjetividad del individuo. Los mismos  volcanes que pinta Diego Rivera son distintos a los que pinta el Dr.Atl. Y con el tiempo también se encontraría con algo que dijo Chesterton respecto  de los libros de historia: “Es fácil ver por qué una leyenda es tratada, y debe ser tratada, con más respeto  que un libro de historia”. Bueno  Diego Rivera, dijo en esa ocasión desde el barandal de Palacio Nacional, ya contaste tu versión de enemigo del otro  enemigo. Pero sabía que, como reza el dicho “nada personal” Rivera no se alza contra el individuo sino contra el sistema que esclaviza, llámese  como se llame.

Cerró la computadora y  volvió a preguntar: “¿En qué meridiano vives?” Y, aunque sabía por la latitud, desde la que Cork le escribía,  que se encontraba metido en  Desierto Navajo, de todas maneras pensó que en el paralelo treinta y siete hay muchos desiertos alrededor del planeta. “¡Al menos dime en que longitud te encuentras! 

Recordó enojada las palabras que Cork le dijera en broma: “paquete de hipocondrías”. ¿Qué se habrá creído ese…Podría escalar con él arriba de las seis mil paredes de roca, nieve y hielo durante días y más días. ¡Atrevido!

Entonces pensó en el estruendo de la parte desgajada de la montaña. Se dijo que si una mesa convertida en fragmentos deja de ser una mesa, la especie humana convertida en individuos, como era su caso de aislamiento en las montañas, ¿por qué tendría que seguir siendo especie humana?

Mientras Robinsón Crusoe se vio separado de su comunidad no contaba para ésta. Y el mismo Robinsón soñaba con reintegrarse a la comunidad. En tanto no lo llevara a cabo no era parte del grupo. El otro caso fue Nietzsche que tampoco vivía dentro de la comunidad por más que fuera de posada en posada llenas de gente y a la hora de la comida debía sentarse junto de los otros habitantes de la casa de huéspedes. Y aun podría referirme a Hölderlin…En estos casos, por voluntad o sin ella,  eran diferentes. Es una unidad individual, un mundo en sí mismo. Un mundo que va entre otros mundos sin apenas tener que ver algo con ellos. La multitud está compuesta de uno´s. Juan, pancho, Otto. Pero en cuanto sienten que tienen relación uno con otro  ya se hizo la universalidad, el mundo, la masa, la comunidad, plural, múltiple. Toci no era un individuo sólo viviendo en las montañas. Era plural porque estaba “conectada” con la comunidad de Cuevas, con la de Mendoza y con su lejana   Mazahuatitlan. Por eso no se sentía sola pérdida prácticamente en ese sector central de la cordillera de los Andes. ¿Alguien solo en un planeta dejaría de ser individuo y convertirse en multitud?  ¿Dónde existe algo así? Se acordó de alguien: el Farolero de El Principito.       

Miró hacia el exterior y vio a la gran cordillera, toda blanca, hasta los planos inferiores que alcanzaba a distinguir,  por la fuerte nevada de la noche anterior. El siguiente pensamiento que formuló ese día fue cómo o de qué manera iba a meter su realidad humana en la realidad natural que la vida le planteaba. Y se confesó que cada vez eran más frecuentes y más intensos los sueños eróticos. Y aunque tenía meses encaramada sobre ese sector andino, dijo: 

“Creo que he visto muchas películas. Extraño las manos de Cork sobre mis nalgas".

Enfrente de ella el gran geosinclinal  y su profunda deformación por los movimientos andinos. Altísimas  torres góticas de roca enmarcadas por grandes capas de sedimentos brutalmente retorcidos y elevados hasta los seis mil metros de altitud. Se acordó de Milán Kundera y la orgasmomanía, como él decía, a la manía norteamericana bastante ridícula de Kaufman, director de cine, que había llevado una novela suya a las pantalla, a obligarnos no solamente a ver actores desnudos que simulan un acto sexual, sino además a escuchar sus gemidos en voz alta, imitando ante la cámara el punto culminante del placer.

Se la pasó ese día explorando la parte media del glaciar  hasta entrada la tarde. En el centro de la ladera las paredes de hielo eran de unos veinte metros de profundidad. Hizo varias entradas en ambos extremos, que es donde las grietas presentan su menor profundidad antes de dibujar un arco descendente hacia el centro del talud helado en su camino hacia el valle. En caso de que la tormenta de nieve volviera a golpear aquella ladera, y el mal tiempo amenazara con prolongarse, podría trasladar ahí su tienda. En ella estaría a salvo del huracán más violento. Una grieta amplia de glaciar es como un iglú artificial de hielo.  Si en el techo la nieve tapaba la salida, mejor. Le bastarían unos golpes con el piolet desde abajo para poder alcanzar la superficie. Sólo debía poner atención de que el piso para la tienda no fuera un puente sobre el vacío.

Hacia las ocho de la tarde, con el sol iluminando tomó el camino de descenso, llegó de nuevo a su refugio de tela. Estaba instalado sobre una plataforma de hielo que había conformado a punta de piolet y aprisionado con las botas. La había asegurado por medio de dos buenas clavijas que pudo meter a golpe de martillo en la ladera de la roca cercana. La observó por un momento y encontró  que aquel era un buen sitio. Seguro y bien ventilado. Y el panorama que tenía enfrente era de una belleza agresiva que llenaba la imaginación más exigente. Su colchón inflable la aislaba del frío del piso.

 Clemencia, la mujer Krisna de la Ciudad de México, que se pasaba los eones de tiempo buscando a Cork, decía que en la montaña nada tiene permanencia. Todo sale del vacío y todo regresa al vacío. Por su parte Cork argumentaba que nuestro modelo simbólico tiene como base las cosas sensibles. Las rocas no desaparecen. Se transforman en un eterno retorno. Toci tuvo que reconocer que Clemencia era una mujer bella, fina y elegante. Con senos atrayentes. Pero con frecuencia perdía el control de las cosas. ¿Para qué despertar los sentidos por medio del mandala sino  se va a la necesidad de la humanidad? Se recluía en un espacio físico eminentemente yoico y se desligaba de la corriente viva de la gente. Eso llévalo al plano de la economía, le decía, y verás qué sucede. Toci buscaba como mujer un punto a su favor  y decía que las muchachas de Mazahuatitlan no tienen halitosis. En cambio las mujeres de la ciudad consumen alimentos con exageración de grasas animales, harinas blancas y azucares.

Lo mismo que las rocas, la comunicación entre los humanos tiene varias capas. En especial cuando se trata de hombre y mujer. Una sonrisa, un gesto adusto, un rictus amargo. Hay toda una historia detrás de cada expresión. Saber leer y actuar en consecuencia evitaría muchas palabras y actitudes fuera de lugar. Podemos hacerlo pero nuestro ego se empeña por llevar la contraria. Hace mucho los que entienden de estas cosas llegaron a la conclusión que los mismos chimpancés en la actualidad pueden expresarse a través de gesticulaciones respecto de la rabia, la solicitud, la satisfacción, el deseo, la desesperación. Son manifestaciones para llevar la vida. Los humanos, en cambio, quieren conducirla.

                                                       VI

Toci quería adueñarse de la vida de Cork pero, como en una carrera de relevos, necesitaba correr en la misma dirección que él lo hacía. No había conflicto en los fines pues así era la costumbre en sus etnias. Una vez que el hombre había levantado la falda de la muchacha ella pasaba a ser la dueña de él para toda la vida. Noventa de cien así lo aceptan. Es un entendimiento tácito. El otro diez por ciento eran indios ladinos que habían aprendido las costumbres de los de las ciudades.

Toci para Cork no era sólo el sujeto. El sujeto es esta o aquella o cualquier mujer. Toci para él tenía predicado, porque los predicados son eternos. Le decía Toci bella, Toci mujer valiosa o Toci muchacha mazahua. Esto último era lo que ella más apreciaba pues reconocía el  carácter milenario a su etnia.

-Me gustan tus nalgas y tus pechos y tus labios.Pero todo esto pasará con los años y quedará la Toci que siempre querré. ¿Sabes que el nombre Toci está grabado en las estrellas?

¿Cómo atraparlo? Correr la carrera de relevos de Cork quería decir saber lo que está detrás de la historia. Historia de su pueblo, de su país, de los países del mundo. Para qué quiero practicar una inmersión en el mandala junto con Clemencia, decía Cork, si la población humana que lleva el planeta es como las placas tectónicas allá en el fondo del mar. Están en constante movimiento. Quiero ser parte de ese movimiento, seguirlo de cerca. ¿Dónde quedaron la tecnología y el arte? Occidente ha creado una manera yóica monumental como el mandala tibetano. Se llama poesía. Además ha inventado un juego que tiene mucho colorido. Consiste en ir de la magia a la tecnología. Se cansa de una y va a la otra. Después regresa a la anterior. Inventa combinaciones de tuercas, tornillos y combustibles. Cuando se fastidia vuelve a los misterios de una noche caminando solo entre las montañas. Mientras eso hace mira con insistencia hacia la brillante luna y las estrellas…

Nada tan democrático como una novela. Pero los sistemas democráticos prefieren la poesía…

  Se dio cuenta que en la última grieta que visitó había olvidado uno de sus mitones de lana. Color rojo y dibujos oníricos huicholes bordados con hilo blanco.  Era una de sus prendas de protección que le gustaba más que sus guantes de pluma. Antes de introducirse en la tienda pensó en volver a remontar la pendiente para recogerlo. Después de todo había quedado a la entrada de la grieta. Pero era tarde. El sol estaba por hundirse tras las cumbres de la provincia de San Juan. Y como no lo necesitaba de manera vital, pues disponía de otro par de guantes, decidió que al día siguiente subiría por él.

Ya en el interior de su recinto de tela de dos metros por tres, sintió lo agradable de la pequeña estancia. De pronto todo el salvaje panorama helado y vertical había desaparecido. El lugar era cálido. Su bolsa de plumas para dormir era en realidad para los ocho mil metros y ella estaba en los cinco mil cien, de manera que, al introducirse en ella, quedaba a salvo hasta de los descensos de temperatura más violentos que pudieran acontecer en toda esa alta cordillera. El resto de sus enseres de cocina se encontraba en orden. Encendió la pequeña estufa para preparar la sopa y asar un trozo de carne. De inmediato el calorcillo, que se desprendía de la quema del combustible, llenó el espacio y se vio precisada a quitarse la chamarra y recurrir al mosquitero de su pared lateral para disponer   de ventilación

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                               

 

 

 

 

                                                                               2                                                               

 

 

                                                                                    I

Luego de tomar una taza de café negro se metió al sleeping. Consultó el correo y nada. Agarró su libro y leyó: “Marchitase la virtud sino tiene adversario. “Séneca lo leía desde la edad de diez años. Y pensó: “Pues mi virtud seguirá intacta porque mi adversario anda perdido entre las dunas del desierto de Arizona”.

 Como se había hecho de noche y estaba cansada por el ejercicio desarrollado en aquella jornada, pronto se quedó dormida. Una   noche  Cork le había dicho que le iba a revelar el secreto del por qué, en su grupo del desierto chihuahuense, había matrimonios que aun a los sesenta años de vivir juntos, seguían copulando como el primer día. Más o menos. Esa era la explicación del por qué en ese lugar resultaban excepcionales las parejas que no eran monógamas. En este  asunto no se trataba de una posición intelectual, Federico Engels o Desmond Morris, le dijo, si no de una insatisfacción sexual. Pero, le había dicho también, que al que no sabe hacerlo con una mujer tampoco  va a saber hacerlo con otras. No son los grandes problemas de la mente, como se maneja por ahí, si no el simple desconocimiento mecánico del cuerpo...

    - ¡Bueno, ya dímelo!

   - No se dice, se hace! No quieras parecer como los pintores europeos del siglo diecinueve.

     - ¿Qué hacían?

     - Pintaban naturalezas dentro de sus confortables buhardillas. O como los escaladores del valle, encerrados en un gimnasio donde  ya no saben qué es el viento, la lluvia, el frío y el sol. Y mucho menos la altura y la soledad del panorama alpino. Mejor haz como los impresionistas que se iban al campo.

 - ¡Déjate de pendejadas y házmelo, pues!

   -Desde luego  provocarlo  a su pareja. Si bien aquí hay que recurrir al mismo tiempo a un trabajo integral pues con frecuencia la pareja en ese momento está pensando en las espinacas que tiene que comprar en el mercado. Lo que se dice de cuerpo presente y alma ausente. Me gustaría saber en qué piensas cuando estás muy sentadita en la sala Nezahualcoyotl mirando muy atenta hacia la orquesta en tanto ésta ejecuta la Séptima de Mahler.

 - ¿Es todo?

  - No necesitas más. Ahora guarda silencio, no pienses en la escalada ni en las verduras que comprarás mañana o en la crema para quitar las arrugas de las manos y concéntrate. Piensa en  eso y siente.

Y cuando Toci se bajaba las pantaletas, despertó y se encontró en medio del hielo del glaciar a muchos kilómetros de distancia del Uspallata argentino y de Los Andes chilenos. Se asomó a través del mosquitero de la parte superior de la tienda de la entrada. Pudo ver, dos mil metros más abajo, y muy lejos hacia el este, algunas débiles luces de la calle principal de Cuevas. Ahí duerme la gente, se dijo, que vive y ama.

Pensó que los animales que han nacido en la sabana necesitan mucho espacio para vivir. ¿Y los que hemos trasladado nuestro hogar para las apretadas ciudades? Algo en nuestro sentimiento necesariamente debe de ser triturado. Varios conocidos suyos habían terminado con el hígado destrozado por el alcohol. Se le ocurrió que al leer esa obra vieja que es la Odisea hay  gente que  no ha acabado, y tal vez ni siquiera empezado, a comprender que vivimos en un mundo lleno de símbolos. Con frecuencia la voluntad del humano no tiene la fuerza suficiente para oponerse a lo que, de tan delicioso, puede destruirlo. Ulises comprendió y aceptó con ejemplar humildad que hay seducciones imposibles de enfrentar con éxito. Sabedor de lo anterior, pidió que lo ataran a aquel poste del barco para estar imposibilitado de arrojarse de cabeza hacia la seducción. ¿Dónde están las ataduras que salvarían al fumador definitivamente derrotado y postrado ante el tabaco y su humo. Puede haber participado el viernes anterior en una gran manifestación a través de la ciudad en defensa de la libertad de esto o de aquello. Pero el tabaco lo mantendrá prisionero de la manera más efectiva. El alcohólico, el comedor compulsivo, el adicto a los estupefacientes. La sociedad por medio de la ciencia médica les arroja un salvavidas pero no son tan obedientes como lo fue Ulises. Tres mil años tiene esa obra y se lee sin detenerse a escuchar su mensaje de oro. Bueno, se dijo, cada quien tiene sus problemas. El mío se llama Cork.    

Cuando Toci no  pudo “entrar” en su computadora, como lo venía haciendo, fue cuando pensó en comunicarse conmigo. Hasta entonces me enteré de ese diálogo electrónico que estos dos sostenían encontrándose a casi quince mil kilómetros uno del otro. Me  hallaba entonces trabajando en una compañía que perforaba el piso oceánico frente a El Salvador, en busca de petróleo.

-¡Guillermo, envíale   un correo electrónico a ese necio presumido y dile que vuelva a entablar comunicación conmigo!

- ¡No emplees los adjetivos – le dije en plan de broma.

- ¡Déjate de esas tonterías de escritores melancólicos, que  iban a emborracharse a Paris, y escríbele.

Yo, un mexicano de cabeza llena de cabello rojo, que sabía más de San Patricio y de la grande y hermosa  “isla” al sur de la Tierra del Hielo, había pasado la mitad de mi vida, es decir como quince años, conviviendo con estos dos “mexicanos, mexicanos…”. Debido a eso, sobre todo, sabía más de Chicomecoatl – Guadalupe que de San Patricio. O de Tezcatlipoca que de Jesucristo.

En México hay mexicanos. Y mexicanos, mexicanos. Y mexicanos, mexicanos, mexicanos. Y mexicanos, mexicanos, mexicanos, mexicanos... Entre más “mexicanos” tengan se acercan a la pureza del término “indio”. Se trata de una cuestión de ácido desoxi pero sobre todo a un asunto de economía. Entre más “mexicanos” menos dinero ni tierras aprovechables poseen. ¡Y habrá quien se alegre de ello! Es la versión de los historiadores. Magnifican un ingenioso pleito ya centenario entre liberales y conservadores para mantener soterrado el “problema indio”. Son historiadores con un solo “mexicano”. Seguían escribiendo el lugar común  que, perdida la guerra, el perdedor es la suma de todos los adjetivos negros: sádico, depredador, cruel, arbitrario, asesino...Entre tanto, el que venció al cruel, pasa bajo el arco del triunfo como hijo predilecto de su nación y es tenido como poco menos que un santo. 

Le prometí que lo haría antes que la noche acabara. En efecto, tan pronto estuve esa noche de regreso en mi camarote de aquella plataforma en medio del mar, le escribí. Pero era necio.  Dijo que se comunicaría con ella hasta que supiera de la Batalla de Waterloo. Terminó de la siguiente manera: “¡Cómo es posible que una mujer no sepa de este tema vital de la historia contemporánea! ¡Quiere decir que ignora todo el proceso  y sus antecedentes que arrancan de la misma Edad Media, pasando por  la Revolución Inglesa! Y si se desconoce eso cualquier merolico puede venir y contarnos lindas historias en lugar de darnos una información que comprenda una visión original de los acontecimientos. ¿Sabes que hay constituciones políticas  que pasan por  documentos originales pero que en realidad son una mala copia de las ideas que se manejaron en  aquellos acontecimientos? Me he quedado corto. Se trata de un pleito que empezó con los senadores de la Roma imperial y su soberano, como éste se llamara”.

Ahora recordaba. Una noche leyó en su computadora algo que Cork le preguntaba: ¿Sabes por qué Su Majestad, el Rey Luis XVIII, nombró embajador a su Excelencia, José Fouché, duque de Otranto, en la corte de Dresde?

De inmediato ella contestó:

-¿No tengo la menor idea de las pendejadas que me estás preguntando-. Cerró su computadora  y esa noche durmió profundamente, sin acordarse más del asunto.Más bien pudo rescatar, cuando despertó, algo  del sueño y fue una frase que Daisy le hiciera a Gatsby: “¿Qué haremos los treinta próximos años?”

Cuando le dijo lo de Waterloo hasta entonces supo por qué Cork le mencionaba algo de José Fouché, como ministro del emperador. En una ocasión le había preguntado si estaba enterada de la animadversión que había entre este y Napoleón. Toci no sospechaba entonces que Cork estaba preparando el terreno para finalmente hacerle la pregunta de la batalla de Waterloo.

                                                       II

 Toci abrió la tapa de su computadorcita y vio que tampoco esta vez había “mensaje”. En Internet encontró que en la Torre Eiffel había huelga de trabajadores del lugar. La SETE, Trabajadores de la Sociedad de Explotación de la Torre, protestaban por la inseguridad que vivían en el lugar provocado por las bandas de “carteristas” que proliferaban  en el lugar. Y lo mismo robaba a los turistas que a ellos los amenazaban si no los dejaban “trabajar”.

Junto, la otra noticia que en Tanhuato, Michoacán, México, acababan de morir baleados muchos civiles y 2 policías. Se trataba de un enfrentamiento contra un convoy de la Policía Federal mexicana. Seguían las marchas, mítines y enfrentamientos, entre   la policía y la población, por la desaparición de  43 estudiantes del pueblo de Ayotzinapa, Estado de Guerrero, México. 43, ¿será un número cabalístico?

“Qué hicimos mal en las generaciones pasadas”, se preguntó Toci en voz queda.

Tuvo la sensación que  seguía tan aislada como la aguja de roca que tenía enfrente. La palabra “Waterloo”  procedía del hombre que a ella le interesaba. Era una relación virtual pero tenía el valor que la  “conectaba” con el cálido mundo de la gente de allá abajo, que ríe, se preocupa y vive.  De pronto las mil pequeñeces que circulan en las oficinas de la burocracia del planeta le parecieron que, en efecto, tenían mucha humanidad. El “chisme” de los escritorios era una manera de comunicarse de las personas. Se dijo que si la gente conociera estas soledades de las montañas, sabría lo formidable que es vivir entre la gente. Esas cálidas relaciones de los escritorios se despojarían de la neurosis que las envenenan. Intuyó que los matrimonios “para siempre” también necesitan de esas soledades…

 Tan pronto regresó a su habitación en Cuevas, Esperanza, la dueña del lugar, le entregó una nota. Era de una expedición de suizos que la contrataba para ir a las Tórtolas. Se comunicó por teléfono al hotel Promenade, de Mendoza y convinieron en el precio y demás detalles. A la mañana siguiente bajó a Mendoza y empezaron los preparativos.

En el restaurante  había investigado respecto de la altitud de los lugares en los que habitualmente sus clientes vivían en Suiza. Necesitaba saber si podían ir directamente a la cumbre. Dependía del tipo de aclimatación que tuvieran a la altura. Desde luego sabía  que la altitud promedio de este país no ayudaba mucho para el caso pero como se trataba de un pueblo montañero por necesidad, y alpinista por deporte amateur y profesional desde  el siglo diecisiete, casi todas las expediciones acostumbraban ir a otras montañas o lugares del planeta a “ganar altura” para finalmente dirigirse a la ascensión que les interesaba. En esto residía que la subida final a la montaña Las Tórtolas   fuera para ellos un éxito o no. Más aun: que pudieran disfrutar la subida o que  se convirtiera en una penitencia. Efectivamente, necesitaban llevar a cabo un acercamiento gradual para lograr una efectiva aclimatación a la altitud. Algo rigurosamente técnico, más bien científico, les hubiera llevado casi dos meses. Sin embargo conocía los múltiples factores que trae consigo los trabajos de una expedición, tales como la prisa de alcanzar la cumbre cuanto antes y aliviar de esa manera la tensión que ha venido pesando en el ánimo de los alpinistas desde un año, o dos o tres,  desde el día en que echaron a andar el proyecto. Otro, el temor de que el tiempo, ahora en buen estado, se pueda descomponer. También el conflicto eterno que puede aflorar en los componentes del grupo si esa unión forzada se prolonga mucho. Y, finalmente, aunque no menos importante, son los gastos de la expedición como trasporte, víveres, hoteles, sueldo del  guía...  Les propuso una semana de subida. Cada día pernoctarían en algún caserío, ganando altura y caminando unas tres horas. El equipaje iría en vehículos motorizados y en mulas al final.

Efectivamente, los otros hubieran querido marchar directamente. Se trataba de gente de montaña habituada a las caminatas fuertes. Ella les puntualizó que no era problema de resistencia si no de altitud, con lo que tenían que vérselas. Eran montañeses y entendieron que el plan de Toci, para ir adaptando su metabolismo a la altura, tenía su lógica y la aceptaron de buena gana. Agradecido, el jefe de la expedición le aseguró que tendría su paga con cumbre o sin cumbre. “Llegaremos, le dijo ella”. Ah, y les explicó: soy guía de base a cumbre. Voy por delante en la subida y al último al regreso, cuidando la cuerda en los pasos difíciles o expuestos. No soy guía hasta el Campamento Base y después arréglenselas como puedan ¿Convenido? ¿Entendido que los llevaré hasta la cumbre?

 -¡Por supuesto- exclamó el jefe de la expedición, gratamente complacido por aquella manifestación de profesionalismo. Ellos podían resolver los problemas de la escalada pero les había gustado la manera en que Toci se había presentado.

A decir vedad, se sorprendieron que alguien, aun tratándose de un guía, les prestara tanta atención a ese fenómeno de adaptación. Necesariamente se trataba de un (una) guía responsable.  Toci explicó que los tiempos de echar carreras haber quién llega primero a la cumbre ya habían quedado atrás y ahora era necesario un periodo de acercamiento más cuidadoso. Si en el pasado se hubiera prestado atención al  fenómeno de la aclimatación – dijo ella -,  las montañas de esta cordillera  tendrían en su haber una veintena de muertos en ascensión, en lugar de los cientos que se han contado.

En efecto, cuando acamparon en Laguna Helada, en los cinco mil doscientos, se encontraron con que las molestias por la altura eran bastantes soportables. El campamento lo instalaron en los seis mil, en la playa de una laguna congelada. Desde ahí harían salidas a las dos cumbres de la montaña. Concentraron su atención en la cumbre principal, trescientos treinta metros arriba de las tiendas.

En el valle pensar en trescientos metros es cosa agradable como caminar por el parque.Pero a los seis mil es peor que llevar botas y mochila llenas de plomo.

En la cima más elevada se encontraron un adoratorio de la época prehispánica. Los suizos iban para todos lados tomando fotografías de diferentes ángulos. Hacían travesías abarcando las dos cumbres, distantes una de otra un poco más de un kilómetro y medio.

 El tiempo se mantuvo en buenas condiciones los ocho días que permanecieron en las alturas. Con veinticinco grados bajo cero y un cielo azul profundo, podían ver desde ahí el magnífico espectáculo de las cumbres de la frontera chileno- argentina. Cada travesía de esa distancia, de una cumbre a la otra, en esa altura que se encontraban, exige un esfuerzo correspondiente a  quince kilómetros corriendo  a nivel del mar. Hacia el cuarto día el campamento olía a león. Toci se resignó, por lo que a ella correspondía, diciéndose que Plotino, el líder de los pensadores neoplatónicos, tampoco se bañaba.

En realidad la expedición estaba compuesta por dos arqueólogos. Era una ascensión de reconocimiento científico que tenía como objetivo desarrollar un proyecto integral para su exploración y, en una segunda fase y con buen presupuesto, su reconstrucción. Se había firmado  un convenio con la universidad de Santiago y con el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la misma entidad.

Desde 1956 los chilenos habían buscado sobre el terreno y las piezas halladas entonces se encontraban ahora en el museo de La Serena. El grupo suizo llevaba el relato que en julio de 1968 había sido publicado en la Revista Andina, en Santiago. Una parte decía “...los indígenas de la época incaica construyeron en la cumbre un muro de contención o pirca de forma elíptica con ejes de 8 por 4 metros y paredes de 80 centímetros de alto, integrado con piedras hasta de 25 kilogramos que trasportaron de más abajo, unos 100 metros; el conjunto es de 30 metros cúbicos con el ripio, completando unas 90 toneladas que los hombres debieron trasportar esforzadamente en 4, 500 subidas, venciendo las adversas condiciones de clima y equipos a la fantástica altitud de 6, 330 metros”.  Sólo la fe en algo superior pudo lograr tal epopeya”.

El  jefe  comentó que cargar bloques de roca de veinticinco kilos cada uno, en 4,500 viajes, a esa altitud, habían requerido un desgaste de calorías – hora  -hombre,  semejante que el que se necesitó para construir la pirámide de Keops en Egipto. Esto sin tomar en cuenta, efectivamente, las condiciones climáticas tan salvajemente heladas que prevalecen en la cordillera.    “Y la misma convicción que el dios, al que  estaban dedicados  aquellos trabajos y aquellas ofrendas, existía en realidad” comentó Lucy, la muchacha suiza de la expedición.

Toci les contó que la primera expedición  a las cumbres de Las Tórtolas la habían llevado a cabo Heinz Koch y Edgar Kuasel, del Club de Excursionismo Alemán, de Valparaíso, el diecinueve  de enero de mil novecientos cincuenta y dos. La segunda ascensión correspondió a Bion y Oscar González, durante la expedición de Krahl, el diecinueve de enero de mil novecientos cincuenta y seis.

La última noche uno de los jóvenes expedicionarios llamó en su tienda. Le preguntó si podía pasar ahí la noche. Afuera el  viento pegaba con fuerza de unos treinta y cinco grados fríos.

-Quieres dormir conmigo?

  -Sí - le respondió el alpinista. Sentía que sino abría pronto, su miembro se enfriaría.

    -Dos cosas. La primera: Traes condones?

     -Sí -contestó el otro y su voz era manifiestamente animada.

-La segunda: ¿te gusta leer libros?- su miembro ya estaba helado.  -Sí dijo el otro todavía más animado en tanto se frotaba el rostro del lado derecho, que era el que recibía el golpe del ventarrón y, al parecer, se le empezaba a congelar.

-Dime si has leído a Chaucer.

-¿Chaucer? ¿Quién es ese Chaucer?

Y eso fue todo. Antes de subir el cierre del mosquitero de la tienda, Toci gritó:

- ¿Ve a acostarte con tu abuela!

El alpinista no insistió. Toci volvió a hundirse en su confortable saco de plumas y, con una sonrisa pícara, que dibujó entre la oscuridad, se quedó dormida. Dos minutos más tarde roncaba.

De regreso a Cuevas, Toci descansó tres días y volvió a la montaña, ahora con un grupo de japoneses. Se dirigieron a la Provincia de Jujuy, en el norte de Argentina. Permanecieron en ella tres semanas. También en esta cumbre, de seis mil ciento treinta metros, se habían encontrado algún tiempo atrás restos de ofrendas prehispánicas.

Conocía el  interés de Cork por las ascensiones  de los indios de la época antigua. Había escrito y publicado un trabajo de las altas montañas en México que tituló: “Paleomontañismo”. “Esa extraña excitación provenía de raíces primitivas”, recuerda haber leído en Arnoldo José Cronin, un escritor con el que Cork había dialogado mucho desde su niñez a través de las novelas del inglés.  En realidad pertenecía al orden del arte la afición de Cork por seguir la huella del hombre antiguo sobre las montañas. Las montañas, decía, montañas son. Pero una vez que el humano ha pasado por ellas, se han convertido en otra cosa. Como el oro que ha dejado la piedra y luce en hermoso brazalete. En ambos casos ahora se ve el afán creador de la Estética. Desde que hace un millón de años el humano talló una piedra, empezó ese afán. Esa piedra ya no fue piedra nada más, si no herramienta, la manifestación de un pensamiento cognoscitivo. Lo que quiere decir contemplación. ¿Contemplación? ¡Para que carajos quieres hacer una obra de arte sino la contemplas después? Con la contemplación se cierra el ciclo cosa, obra y contemplación.  Hasta ahora ninguna otra criatura del reino animal ha hecho, de manera consciente, una modificación a la naturaleza. Ni la más mínima. Ahora bien, la importancia de estas construcciones sobre las cumbres significan otro hito en el humano: puede meterse en las esferas metafísicas, no solamente en las del pensamiento lógico.

La muchacha abrió su  computadora Alaska,  del tamaño de una caja de cerillos. Puso atención en su diminuta compañera eléctrica pues, cuando en alguna ocasión cometía alguna falta de ortografía o su Alaska pegaba dos o más palabras, la respuesta de Cork no se hacía esperar: “¿Acaso eres discípula de Plotino? Sabía a qué estaba haciendo referencia. El celebrado pensador de la antigüedad no solamente no se bañaba nunca sino que se preocupaba únicamente de perseguir las ideas y no separaba las palabras ni atendía a la ortografía. Porfirio, su discípulo, fue el que puso orden en todo este lío.  Escribió:

“Cordillera de los Andes.

Hasta un lugar ignoto de ese maldito desierto de arena y con todos los soles quemando tu encantador rostro, te envío estas líneas en la seguridad que te interesará por la razón de que aquí también puedes encontrar un desierto, si bien a una altura que ni te imaginas.

“Chañí, la montaña que subí con los japoneses está en la Puna de Jujuy, cerca de Moreno. La Puna es una meseta elevada y rodeada de altas cumbres que se extiende en una dirección este- oeste sobre varios kilómetros a ambos lados de la longitud 66 grados limitada al norte por la latitud 22 grados y al sur por la 24. Insisto  que te encantará conocer esta región. El largo total del desierto es de unos doscientos kilómetros y su ancho mayor de unos cincuenta. La altura sobre el mar varía de los tres mil cuatrocientos a tres mil ochocientos. Las cadenas serranas que lo rodean se elevan a más de mil metros sobre la llanura. ¡Casi el Paraíso!

Ahora que si quieres una ascensión te diré que el  Chañí, la más alta cumbre de  la localidad, se alza más o menos dos mil quinientos metros sobre la Puna y su altura sobre el nivel del mar es de seis mil ciento treinta metros. El límite de las nieves queda aquí a los cinco mil novecientos. Parecer ser que sólo por la falda sur de la cumbre hay nieve todo el año. Las laderas norte y este son las más escarpadas. En los meses de enero a febrero caen fuertes lluvias sobre la Puna, pero aseguran los habitantes de la región, que son de poca duración. Estas lluvias generalmente van acompañadas de violentas tormentas eléctricas. ¿Te acuerdas del Teocuicani - Cempoaltepetl, al sur del Popocatépetl?,  pues es semejante en cuanto a la cantidad de rayos que caen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                  

 

 

                                                                     3

 

 

                                                                        I

En una revista del Club Andino de Chile del año mil novecientos sesenta y ocho había encontrado información relacionada con la actividad mística alpina  de las gentes de los tiempos precristianos. Dice – siguió escribiendo en su Alaska -  que el primero en dar cuenta de la actividad alpinística religiosa  india fue el geógrafo y explorador chileno F. San Román, en su libro “Desiertos y Cordilleras de Atacama”, en mil ochocientos noventa y seis. Posteriormente Sir Martín Conway dio otros informes sobre cumbres peruanas en mil novecientos uno. Informaciones recientes se han obtenido  de andinistas estudiosos como el polaco Witold Paryski y de andinistas de Chile, Argentina, Suecia y Australia, que han visitado cumbres andinas con el propósito declarado de investigar el alpinismo incásico. El resultado ha sido una especie de alpinismo paleontológico.

Las razas quechua y aymará, que formaron el núcleo del imperio Incásico, con sus vasallos los indios del norte de Chile y noroeste de Argentina, fueron los alpinistas del mundo, anticipándose dos o tres siglos a la conquista del Monte Blanco ítalo-francés. El propósito de tales empresas fue primeramente religioso y orolátrico, adorar a las montañas. Se sacrificaban en las cumbres principalmente a humanos y animales. Igual que en las cumbres del sector azteca de México. Posteriormente, o quizá al mismo tiempo, se usaron las cumbres con fines prácticos ya que los restos de leña hallados  en ellas indican su posible uso para señales de humo, siendo por lo tanto atalayas para los indios con fines sobre todo militares.

La región donde los indios practicaron el alpinismo, o si quieres decir andinismo,  es la Puna. Es decir la región volcánica andina, desértica, que corre desde Arequipa hasta Chañaral y que incluye territorio del sur del Perú, del suroeste de Bolivia, del norte de Chile y del noroeste de Argentina. La mayor cumbre ascendida por los incas fue la del Llullaillaco, de seis mil setecientos veintitrés metros, a fines del siglo quince. Está por demás comentarte que semejante altura no había sido alcanzada hasta mediados del diecinueve por los topógrafos ingleses en el Punjab - Himalaya. No creas que es una fantasía esto del Llullaillaco pues se han encontrado construcciones como cabañas que fueron permanentemente habitadas a los seis mil seiscientos metros de altura y también a los seis mil setecientos veinte metros. Tenían escaleras de piedra y techos de paja. Restos de tejidos de colores brillantes, cerámica y alimentos. También se ha excavado y en una cumbre secundaria hay una plataforma con un cerco o corral, lo que indica claramente que también se hacían sacrificios de llamas en ella. La gran cantidad de material arqueológico encontrado en esta elevada montaña parece demostrar que esta ha sido una de las principales dentro de la orolatría y la religión incaica - atacameña.

 

                                                                               II

Dejó a los japoneses instalados  en el Promenade y se despidió. Vagaba por las calles del centro de la población. Quería comprar algo para leer. Tal vez algo de Tom Wolfe. De pronto se encontró con la cordada Mario Campos Borges – Salvador Alonso Medina, dos escaladores de la Ciudad de México. Habían abierto una ruta en el sector derecho de la pared sur del Ameghino.

 No la reconocieron. Tenían cuatro días festejando su ascensión y vagaban por la banqueta con la vista perdida y la camisa saliendo en parte del pantalón. Los dejó pasar. Cuando hubieron  dado cinco pasos sintieron un fuerte golpe que la muchacha les daba en la espalda con su pequeña mochila de ataque. Salvador estaba mal parado y fue a dar media calle.  Pero a pesar de su torpeza etílica dio un brinco de gusto al ver a Toci. Se fueron a tomar otro vaso de vino tinto de la región de San Juan.

-¡Ni siquiera en el cielo hacen un vino tan delicioso como éste! ¡Salud!- dijo Mario en tanto levantaba su vaso. Hasta el anochecer estuvieron contando sus peripecias en la pared.

- Subimos cien metros a la derecha de donde Cork y Guillermo estuvieron la temporada pasada…

Dos horas más tarde se despidió. A la mañana siguiente volvería a Cuevas y aun no tenía su “Wolfe”.

Temprano, después del baño, y el desayuno, marcó el teléfono de la habitación de los juerguistas. Quería despedirse. Le contestaron que no habían llegado en toda la noche.

- Espere, aquí hay una nota  – dijo el administrador  mientras leía el recado. Dijo en seguida: - Señorita, durmieron en la cárcel. Se los han llevado para cuidarlos…  empezaban a escandalizar y, corrían peligro en la calle…

Toci pagó la multa y salieron al restaurante más cercano. A medio día volvieron a despedirse.

- ¿Se encuentran bien?

- ¡Perfectamente – dijo Mario -  pero… estaremos mejor después de otro vaso de vino…

  Con la mención del vino se acordó de Cork.

                                                                            III        

  Toci lo conoció  en un torneo de fútbol americano.

 A juzgar por el estado en que se encontraba el equipo de protección, más bien parecía rugby. En la Facultad de la Universidad Nacional, donde estudiaba la licenciatura, había cuatro equipos. Los “Big Bangueros”, campeones en los últimos cuatro trimestres. Los encuentros eran cada tres meses. Al final los integrantes de los grupos debían beber, así rezaba en los Estatutos, quince cervezas cada uno.

Después de eso empezaba la fiesta. El “15” era simbólico. Correspondía, según decían cuando todavía podían hacerlo, para conmemorar no sabemos que pendejada de explosión que tiene lugar en el universo cada quince mil millones de años.

Por tres trimestres los del grupo “Crecimiento Continuo” habían sido subcampeones. Pero ahora, cosa inusitada, el campeón fue el último de los cuatro grupos que eran “Los Implosionistas”. Y el subcampeón, “Los Anti Mundos”.

 Cork era el presidente “de número” de “Los Implosionistas”. La primera medida que tomó, tan pronto tuvieron en sus manos el trofeo, fue convocar a un Congreso General Extraordinario. El único punto a discutir era la “Actualización de los Estatutos”. Las cosas en el universo, dijo Cork, tienen sus gemelos. Por lo tanto, en lugar de quince cervezas, deben ser treinta. Se abre la discusión. No hubo discusión. Aun los acérrimos enemigos políticos, “Los Big Bangueros”, apoyaron la propuesta, por unanimidad.

Al cuarto día de fiesta, Toci se dio cuenta que Cork no podría emborracharse jamás, tomara la cantidad de cervezas que quisiera. El único comentario del muchacho fue, al señalar el campo lleno de jugadores inconscientes y vomitados, que llenaban el piso: “Tomaron al tamaño de su ego”.

 No le dijo nada pero ella intuyó que permanecer incólume tenía que ver con el Tonalamatl…

Los “correos” que le enviaba Cork desde el desierto de Arizona en ocasiones abandonaban el terreno cultural y la comunicación tenía un carácter didáctico. Como si su cuerpo o su masa física fuera un campo de experimentación con respecto al medio en el que se movía. Toci le reconocía su valor ya que en México pocos deportistas dejan consignados sus experiencias. Si consiguieron su objetivo lo que vendrá después será una especie de embriaguez de alegría. Sino lo obtuvieron tratarán de escurrir el bulto. Visto con detenimiento, un fracaso deportivo es como un arrecife en el mar del que se puede extraer muchos beneficios para el futuro. Un deportista que no ha logrado  la meta debería tener tras de sí a un ejército de especialistas, empezando por los psiquiatras.

Decía que el mejoramiento de la textura de la masa muscular, encaminado  a darle mayor oxígeno, se puede conseguir en la ciudad. Más todo eso sufre una prueba enorme ya sobre la estepa cuando escasea el agua y  los tejidos empiezan a echar mano de toda humedad. Las partes en las que el cuerpo acumula más agua son  los intestinos. Estos son como una cuenta bancaria de la que se van extrayendo las reservas. Los resultados finales de la deshidratación, extrema, son casi fatales. Tal vez se tenga al final una deshidratación con estreñimiento severo.  Además la fatiga permanente puede traer la reducción de ácido láctico en la sangre ocasionando con ello más fatiga. Manuel Sánchez, un amigo suyo, perteneciente al grupo de peritos deportivos de la Universidad Nacional, le recomendó que probara con la vitamina B para reducir la  acumulación de cansancio. También que cuidara de ingerir algún tipo de bebida alcohólica junto con carbohidratos porque le podían producir, horas más tarde, la Hipoglucemia que es una sensación de fatiga marcada.

Los atletas de la universidad disponen de los mejores cuadros de entrenadores del país, quienes son respaldados a su vez de sicólogos, especialistas en dietética y fisioterapeutas. Por desgracia, en el desierto todo ello va perdiendo su efectividad en la medida que el agua va desapareciendo de los envases. Más aun, le dijo su amigo, si sobrevives, con el tiempo el desierto de todas maneras se tomará su desquite. Necesitarás cuidar la piel de tu cuerpo. Tendrás una deshidratación de efecto retardado. Este músculo, que recubre el organismo, puede sufrir un desequilibrio. Quizá llegues a sentir micro descargas eléctricas hasta en las pestañas. Finalmente le recomendó que se auxiliara de los sueros fisiológicos. De esa manera contrarrestaría el gasto de minerales por medio del sudor tan abundante que provocan las altas temperaturas propias de los desiertos calientes.

Quiso hacer una metáfora y le  dijo que donde no hay árboles es desierto.

Y Cork le contestó: Y donde no hay metafísica es filosofía. 

Toci estaba consciente de su libertad. Podía ir a Tierra del Fuego, regresar a México, volar sobre Desert Navajo. “estaba consciente” no era una frase sin sentido. Pensaba en las mujeres del mundo que están detrás de las mil versiones de la cárcel. Atarse a Cork no amenazaba esa libertad. El quería que ella fuera libre. En todo caso, él era el que quedaría  atado a su yunta de las Mil y Una Noche. ¿Se cansaría de ella? ¡Sabía que no! Los que están contra rutina no pueden descifrar que bañarse en el mismo río no quiere decir bañarse en las mismas aguas...Muchas rejas. Mujer de la ciudad sometida a la hipnosis: recuerde el origen de su neurosis. ¡Bien, está usted curada de su trauma reprimido!¿Sigue enferma? ¡Hable! Dos, tres, cinco años! Acabará diciendo lo que ni siquiera bajo la hipnosis se atrevió. ¿Qué soñó usted? Recuerde que lo gordo puede ser delgado o lo alto bajo o lo negro blanco. ¿Veía de cierto modo a su papá o a su hermana? ¿Se resiste usted? ¿Cree que originalmente tenía pene y por voluntad consciente de sus padres ahora tiene vagina? ¿Se siente más importante si está enferma de cualquier otra cosa que no sea la menstruación? ¿Si se cura ya no será importante para nadie? ¿Es atea y sufre por no ser de espíritu creyente? ¿Es creyente y duda y eso le trae desazón? ¿Se porta socialmente bien pero sufre por esta moral reprimida? ¿Siente aversión por los espacios abiertos? ¿Se siente en el centro de un combate entre la emoción y la razón? Pobrecita mujer, ¿qué te hicieron en la ciudad después de haber dejado la etnia? ¿Te sentirías mejor si la economía mundializada hiciera llegar más dinero a tus manos? ¿Después de tanto tiempo de “esclavitud amiga” qué harías si tuvieras poder? “Pregunten a Schopenhauer”, respondía para sí.

Toci sintió el aire de la cordillera que venía de lejos y se iba quién sabe para dónde. Ella era libre y podía dar a  su vida el giro que se le antojara. Lo que tenía que hacer era conseguir someter la voluntad de Cork, no ceder la libertad propia. Sólo las pendejas piden igualdad, yo exijo exclusividad...Las mujeres de la ciudad hacen al revés. Después no pueden desatar el Nudo Gordiano. No lo quieren más, no lo soportan y tampoco quieren deshacerse de él. Los hijos... ¡Como si ese hijo de… supiera algo de cómo querer y educar a los hijos! ¿Qué motivos tendría después para seguir sufriendo si se cura...? No se preocupe, hable y acabará diciendo lo que ni siquiera bajo la hipnosis se atrevió a decir. Pero no se distraiga hablando las horas en el teléfono celular. Ni siquiera a sucedáneo llega. Al final del mes la compañía es la que saldrá ganando y usted seguirá tras las rejas.  Plántese frente al espejo de Tezcatlipoca y diga: ¡Esta soy! ¿No sabe? ¡Le estoy hablando del psiquiatra o del sacerdote! ¡No huya! ¡No se esconda en una de esas religiones donde la comunicación es directamente con Dios! ¡Es como si dijera me comunicó directamente con mi yo y para qué me sirve el psiquiatra! ¿Por qué debo decirle mis cosas a otro humano? Mejor yo y mi Dios, mejor yo y mi otro yo. ¡El sacerdote y el psiquiatra que se vayan a la…!

Se río sola en la noche. Y al escuchar su risa se acordó de la risa frecuente de la película de Shane. Una risa de fondo.  La risa de esta película es como un personaje más de la trama. Como el coro de las tragedias griegas. También se acordó de Kundera que creía que Dios reía cuando veía al novelista que pensaba. Kundera se reía frente al racionalismo de Voltaire y Dios se reía de cuando Kundera escribía.

Entre la novela y la filosofía hay diálogo, recordó haber leído por ahí. Entre la poesía y la vida hay monólogo. Cork siempre le repetía que para Kundera escribir una novela requiere por lo menos de tres exigencias y son pensarla, contarla y escribirla. Lo que es un absurdo en el siglo veintiuno de la televisión al que no le gusta ya pensar. Y que por lo tanto ha desplazado al lugar común. La televisión nos hace expresarnos a base de fórmulas estereotipadas e ideas preconcebidas.

Se volvía a reír cuando pensaba en el determinismo dentro del marco de las ciencias naturales que no pueden ser alteradas por el humano. Ni siquiera el escéptico  puede perder esos diez kilos que le sobran a su vientre. Después de la temporada Tocí se sujetaba a un régimen de ejercicios propio de los aztecas. Por razones históricas, en el que los indomables aztecas conquistaron Mazahuatitlán, ella hubiera preferido decir: ejercicios propios de espartanos. Pero la disciplina tremenda de los griegos antiguos no había alcanzado nunca la guerra como deporte de los aztecas. En rigor, y resentimientos aparte, Tocí decía “propio de los aztecas”. Los  espartanos mataban a sus enemigos en el mismo campo de batalla. Los aztecas se los llevaban vivos hacia México - Tenochtitlán. Ahí les sacaban el corazón y lo ofrecían a sus dioses. Principalmente al  Agua y al Sol. Después destazaban el cadáver y se lo repartían entre los miembros de la familia del capturador y se preparaba en tamales que se comían en ceremonial comida. No era el canibalismo a ultranza sino solamente ritual. Cuando los ejércitos aliados destruyeron la ciudad de los aztecas, en el siglo dieciséis, había cadáveres por todas partes en tanto sus moradores morían de hambre...

El régimen de control de su peso corporal comprendía la dieta y el correr y caminar por valles y montes chicos. Pero también algunas visitas al gimnasio de masoterapia, de Manuel Sánchez, en  las instalaciones de la salud del deporte de la Universidad Nacional. Era instructor especializado en masaje de casi todo el mundo. Su especialidad era el masaje mexica que empezaba por el ritual del temascal. De tal manera que la muchacha estaba en forma al principio de la temporada de montaña. Y desde luego se acentuaba el contraste entre su busto pequeño y sus nalgas de las Mil y Una Noche...

                                                                      IV

En las largas horas que permanecía en su sleeping pensaba mucho en el futuro. En Cork, en ella, en la ascensión, en su familia. Cork le decía una y otra vez que se trataba de un mecanismo de sobrevivencia pero que, en realidad, de  esas premoniciones pocas son las que tienen lugar. Le recomendaba que procurara gozar ese día sin pensar mucho en el futuro. Además le recordó que la religión aconsejaba no tener temor por el día que está por venir. Pero ella era necia y procuraba penetrar en los días y los sucesos que creía estaban por llegar. El otro insistía que pensara más en las realidades como preparar la mochila, para el ataque a la cumbre del día siguiente, sería una manera responsable de ir hacia el futuro. Insistir era vivir en el mundo de las posibilidades. “La acumulación de datos sensibles te ayudará tanto a preparar convenientemente la mochila como resolver los obstáculos conforma se vayan presentando”. Pero que anticiparse con insistencia le podía quitar el sueño. Acababa pensando en muchas cosas  que  tiene relación con la vida social. ¿Qué puede aportar una vida solitaria en las montañas como la suya? ¡Comunicar sus experiencias existenciales y técnicas relacionadas con el alpinismo para que de ella se aprovecharan en la universalidad! De sus éxitos pero sobre todo de sus fracasos. De sus ratos de incertidumbre.  De otra manera su vida sería un mero yoismo.

Se había escuchado y sabía que tenía la capacidad de reír y por eso estaba racionalmente comprendida como humana. Se preguntaba en ocasiones si las hienas también eran humanas. ¿O no era risa la que salía de su animalidad? En todo caso faltaba la situación propiciatoria con otro humano para reír. Pero como en su caso tampoco  lo había, entonces se obligaba a reír en  ocasiones, en plena noche y se oía su risa hasta las grietas más lejanas del glaciar. O pronunciaba los nombres de las montañas que conocía: Mercedario, Ameghino, Aconcagua… En alpinismo mucho nombres de las montañas y rocas son nombres adjetivos porque señalan un rasgo especial: Popocatépetl es la montaña que humea. La roca de Hidalgo la Pezuña tiene forma de tal extremidad de caballo, visto al revés. Las Ventanas es una pared que tienen varios “agujeros”. El Abanico, por el viento fuerte y helado que recorre su pared. Los Panales, vistos desde el sur, parece que ésta roca, con sus corredores, fuera un colmenar. Pero también hay nombres propios que por lo general  los designa algún montañista. Como la pared Rosendo de la Peña, arriba de Chico. La ruta Eduardo San Vicente, en la norte de la cabeza de la Iztaccihuatl.

 Toci creció en un medio donde se carecía de la oportunidad de conocer a los grandes pintores. Supo de su existencia gracias a los  cerillos La Central. En cada cajetilla venía la reproducción de un cuadro famoso en una de sus tapas, el nombre del autor y fechas de nacimiento y muerte del mismo. Procuraba aprender de esas pinturas en lugar de criticarlas. Distinguió desde un principio los temas comunes que contenían  elementos inusitados. La gente cortando el trigo es una escena familiar pero no así el cielo verde

O  asuntos excepcionales y por lo tanto increíbles como Eneas penetrando a aquella gruta que prefiguraría el Infierno de Dante.

Desde niña consideró que sería un momento afortunado de su vida si alguna vez pudiera ver el original de alguno de ellos. Hasta que ese momento no se diera sería una pintura… No sabía cómo llamarla. Creía en el universo de la imagen. Sabía que esa imagen imperfecta la llevaría a una mejor imagen y ésta a otra mejor. Cada vez a una mejor. Hasta alcanzar el centro mismo de su actualización… “Probablemente haya muchas personas que, como yo, en las noches de insomnio, se entretienen pensando en paisajes imaginarios”, como ella hacía leyendo de C.S.Lewis.

El valle donde  Toci vivía en México estaba rodeado de montañas tan altas que con frecuencia se nevaban, detalle extraordinario para tratarse de un país tropical. Era tan grande este valle que ahí cabían con holgura su etnia y los “mexicanos”. No los aztecas sino el pueblo que  en la actualidad  tiene una rica  formación de todas las razas del planeta además componentes de cincuenta grupos étnicos del país.

Ellos no eran mexicanos sino mazahuas. Pero desde hacía  doscientos años que se les había sobrepuesto el gentilicio de “mexicanos”, precisamente los  otrora acérrimos enemigos que llevaban a sus guerreros hasta la ciudad del lago y en lo alto de su gran pirámide les sacaban el corazón con cuchillo de pedernal y luego se los comían. ¡Qué ironía! Tan absurdo como si en la actualidad los iraquíes y franceses y alemanes y panameños tuvieran que llamarse “norteamericanos”…Pensaba que a los ranqueles tampoco les haría mucha gracia que les llamaran “argentinos”. O que a los argentinos les llamaran “ingleses”.

Los “mexicanos” eran los que criticaban la preferencia de Toci por los novelistas extranjeros. En especial de los norteamericanos. Cosa inexplicable para la muchacha que sabía que, el principal socio comercial de México, es Estados Unidos,  y que en Estados Unidos viven treinta millones de mexicanos….  Francamente no entendía. Ellos vivían en El Álamo y se escandalizaban  porque el novelista Lewis es de su preferencia. Tan pronto lo descubrió gozaba con aquellas  palabras suyas  cuando se refería a los interrogantes de cierta clase de literatura:. “¿Qué valor tiene interesarse con tanto entusiasmo por unas historias que narran cosas que nunca han sucedido, y participar indirectamente de unos sentimientos que no nos interesarían en absoluto experimentar en nuestras vidas? ¿Qué valor tiene concentrarse para imaginar cosas que nunca podrían existir, como el paraíso terrenal de Dante, el paisaje de la Riada en que Tetis surge del mar para consolar a Aquiles, la Dama naturaleza de Chaucer o de Spencer, o la barca esquelética de la balada del viejo marinero…” Cork le había dicho en alguna ocasión que buscamos un ampliación de nuestro ser. Queremos ser más de lo que somos. Por naturaleza, cada uno de nosotros ve el mundo desde un punto de vista, y con un criterio selectivo, que le son propios. E incluso nuestras fantasías desinteresadas están llenas de peculiaridades psicológicas que las condiciona  y limitan…No podemos creer que los raíles se estrechen a medida que se alejan…En el amor salimos de nosotros para entra en otra persona. En el ámbito moral , todo acto de justicia o caridad exige que nos coloquemos en el lugar de otra persona y, por lo tanto que hagamos a un lado nuestros intereses particulares…Esto es lo que hacemos cuando amamos a alguien, cuando realizamos un acto moral o cognoscitivo y cuando “recibimos” una obra de arte”.

 Y Toci volvía a ver la caja de cerillos La Central. No le gustaban las viejas encueradas de Goya.

 Y fue gracias a esas populares cajetillas de cerillos que Toci de niña se enteró que había un mundo diferente al otro lado de las montañas. Todavía no conocía la literatura y fue la pintura la que primero la lanzó a los brazos de la fantasía. Después de todo, se preguntaría más tarde, en esta probabilidad hipotética, si Hamlet se encontró con un fantasma quería decir que en el terreno de la fantasía todo está permitido y, quién sabe, a lo mejor alguna vez se hacía realidad. ¿No se viajaba ya por el fondo del mar y por encima de las nubes? ¿Por qué negar la posible realización de los dioses solares, antes humanos, que en noviembre regresan a México para comer sabrosos tamales y panecillos con tibias de muertos con sabor a canela y unos buenos tragos de cerveza? ¡Que aburrida sería la eternidad si esto no pudiera suceder! También los blancos son capaces de tener  estas fantasías. John Steinbeck soñaba con algo más sencillo, que en los rincones de las casas de la eternidad hubiera telarañas y una escoba para entretenerse en limpiarlas. ¡La fantasía! La fantasía se necesita hasta para imaginar a la realidad pura. Después de todo, si un caballo conquistó una ciudad, si Carlomagno conquistó todo un fantástico continente árabe con sólo un golpe de espada sobre un nudo. Había sido la  fantasía de los cuentos de hadas que conquistó a las estrellas y movió a los continentes en todas direcciones. Las matemáticas tuvieron que ponerse al servicio de los sueños… “Los cuentos de hadas no engañan a los niños; las que sí suelen engañarlos, y mucho, son las historias que escuchan en la escuela. La ciencia ficción no engaña a los adultos: las que sí pueden engañarlos son las historias que leen en las revistas femeninas. A ninguno de nosotros nos engaña la Odisea, ni El Kaleva, ni Beotvulf, ni las historias del rey Arturo compiladas por Malory. El peligro real acecha en las novelas de aspecto muy sobrio donde todo parece muy probable pero, en realidad, está concebida para transmitir determinado comentario social, ético, religioso o antirreligioso sobre la vida´”.

Fue en las cajetillas de cerillos La Central donde Toci conoció mucho del mundo antes que en la literatura del que le hablaría Lewis: “ Entre los doce y los veinte años casi todos hemos extraído de las novelas, junto con no pocas informaciones falsas, gran cantidad de datos verdaderos sobre el mundo en que vivimos: sobre las comidas, la indumentaria, las costumbres y los climas de diferentes países, así como sobre las características de diferentes profesiones, las maneras de viajar, la moral, el derecho y los mecanismos políticos”.

Desde esos tempranos días de su vida desarrolló un sentimiento hacia el arte pictórico que, luego descubriría, significaba una empatía con Lewis. Más que el Gutierrez Nájera decimonónico y que el Juan Villoro contemporáneo. ¿Qué le vamos a hacer? Toci siempre se preguntaba sobre la realidad en la que había sido plasmada la imagen de la tela. Si esta escena es bella, ¿cómo será en la realidad? Encontraba bello aquello de “¡Quiero morir cuando decline el día, en alta mar y con la cara al cielo…” pero le encantaba también  lo de Lewis: “  “Me interesaba muchísimo lo que el cuadro representaba, y casi nada lo que el cuadro era”. Luego reparaba en que estaba poniendo  la  poesía junto con la filosofía. Consideraba que en estas pocas palabras el novelista resumía toda una antología compuesta por G. van der Leeuw, Schopenhauer y Ernst Cassirer. Y, como en el caso de la novela que, igual que Cork, gustaba de leer una y otra vez la misma obra, así sucedía con la pequeña imagen del cuadro sobre la cajetilla. La miraba y volvía a mirarla...

Anterior a la aparición masiva de la televisión, había dicho uno de los expedicionarios de Mendoza, los grupos de la sociedad se distinguían por sus preferencias intelectuales. Los poetas, los novelistas, los del género policíaco, la literatura para niños, los temas de la filosofía, la literatura del género erótico, la de viajes, la biografía…Los sociólogos y los editores podían hacer “sondeos” o “muestras” en la población, por grados de escolaridad, edad, regiones, religiones, etc. Pero la vida cambió. Ahora un niño que anda de canal en canal, buscando el de las caricaturas, puede encontrarse de pronto con una pareja desnuda haciendo los más escandalosos movimientos de la cópula. ¡Y con los gritos orgásmicos que el cine norteamericano puso de moda! Tal vez el niño quede impresionado para siempre creyendo que el tipo está matando a la mujer. O la promoción de tal novela, desde la televisión, hará sentir obsoleto al lector sino la compra…

Se trata de grupos sociales reducidos  que hablan como si fueran “todo el mundo” y hacen un mutis de desdén cuando se trata de otras preferencias ideológicas. Lejos del espíritu de democracia se acercan a una dictadura intelectual monotemática. “suele suceder que la gente, por temor a parecer anticuada, se convenza a sí misma de que tiene ideas avanzadas”, escribió Schücking y agrega: “La vida del arte no es tan diferente de la vida comercial como a primera vista parece. También con ella se logran con medios exteriores  muchas cosas que el lector o espectador no podrían sospechar. ¡Con cuánta habilidad no se prepara y encarrilla aquello que los inocentes críticos literarios y artísticos denominan después solemnemente “curso inevitable del acaecer espiritual”. Tratan de aclarar con profundas investigaciones, aduciendo su entronque filosófico con el “espíritu de la época”, algo que en realidad corresponde sólo a la concepción de un grupo determinado, que no tiene por qué considerarse representante de todo.

Toci recordó que hacía algún tiempo los editores, libreros, críticos y medios del planeta, en una verdadera conspiración mundial, se pusieron de acuerdo y presionaron para que el público lector comprara un ejemplar de Don Quijote, con motivo del cuatrocientos aniversario de la primera edición de la primera parte de esta novela. O serie de novelas metidas en un mismo trabajo. Por un año no existieron Manuel Gutiérrez Nájera, Milton, Shakespeare, Fadanelli…Hasta los que no eran lectores sintieron la presión y compraron su ejemplar  siquiera para no desentonar en las reuniones y poder el menos decir; “Ayer compre un ejemplar del Quijote”.

Las sectas intelectuales suelen hacer esta clase de presión social para incrementar las ventas de sus trabajos. “Muchos libros cargan pero no enseñan”, había señalado ya Séneca hace veinte siglos. En el siglo dieciocho el sabio judío Samuel Richardson escribió al respecto: “Estamos obligados a leer cualquier libro estúpido que la moda convierte en tema favorito de las conversaciones”. Y la muchacha agregó que, en los países donde existe el “humus” de lectores, se puede ser selectivo como proponía Richardson. Pero que en los eriales, como hay tantos países en América, donde hay lectores de cuatro libros por mes y miles sin un libro en toda la vida, sí se necesita ese ariete de los editores e intelectuales para derribar el muro y poder acceder al paraíso de los lectores. Y otro de los expedicionarios dijo: "Si la televisión lo permite…"

Sabía que cinco temas y dos subtemas ocupaban la mente de Cork. La cultura de leer todos los días tan biológicamente como el comer o el dormir. Pensar en la fusión de parte de los grandes casquetes polares que inundarán  islas, atolones, poblaciones y ciudades. El efecto invernadero que intensificará la evaporación y proyectará más sequía. La gran evaporación del Sol en el setenta por ciento de la superficie terrestre formada por mares y océanos y el aumento de pluviosidad que azotará a las poblaciones. Por último, sólo en último lugar, pensaba ella, su trasero…Cómo hacer que ella y su cuerpo fuera considerado en el primer lugar de esa lista. No podía competir con los casquetes polares, el efecto invernadero ni con la gran evaporación del agua marina. Solamente podía librar su lucha en el terreno humano de la cultura. Para acabar de complicar el asunto del agua tenía los dos subtemas. Primero la urgencia de construir grandes presas en el mundo para regular la sequía y beneficiar la agricultura y la ganadería. En contra de esto estaba el criterio de concentrar la distribución del agua en unas cuantas manos ya fueran financieras, políticas o guerreras. También el enorme desequilibrio que una presa significa en la naturaleza. Además de la expulsión de millones de humanos de sus sitios en los que se construyen esas presas.

 ¿En qué lugar, entonces, quedaba ella en el pensamiento de Cork? ¡Ojalá no se le vaya  a ocurrir distraerse con los temas de la sobrepoblación, la contaminación, la basura  y los minerales no renovables…!

Tendría que ser  capaz, como mujer, para rescatarlo absolutamente de todo eso, al menos una hora cada día. Estaba segura que lo lograría si mantenía lejos el sedentarismo…Para hacer el amor con éxito en la cama hay que ser más fuerte que un atleta que corre en la  montaña...

 

 

 

 

 

 

                                                                            4                       

                                                                             1

 Me decía aquella mañana, un poco antes de empezar a caminar,  a través de una zona de dunas, que la vida de la etnia es tan simple como la pintura de Velázquez conocida como Las Meninas. De un vistazo se le abarca. Sólo cuando se intenta penetrar su contenido ambas, vida y pintura, nos sorprenden por su complejidad. Carl Lumholtz, Preuss y Robert M. Zingg tuvieron que vivir por largas temporadas entre los huicholes para tratar de asomarse al panorama cosmogónico indígena. A un indio, la mujer le inspira sensualidad,  en contraste con el habitante de la ciudad que, en la misma situación, quiere convertirse de inmediato en ginecólogo. Cuando finalmente se logra penetrar el intríngulis del pensamiento étnico, es para descubrir, como en la pintura del maestro, que lo que se propone plasmar en la tela el pintor no se ve. El rey Felipe IV y su esposa Mariana, en torno de quienes gira todo el tema del pintor, no se ven de manera directa. ¿Qué está detrás del silencio del indio? Una mirada hecha para seguir las estrellas y el tiempo del cosmos. Pero lo que nosotros vemos, que él ve, es el perro que en ese momento cruza la calle. No es el perro  sino descubrir en los ojos del indio la representación de una idea: el movimiento a través del perro. Si suprimimos esa mirada, desaparece la idea y queda el mundo de la representación. En cada etnia  que muere en Estados Unidos y en México, desaparece una lengua y una cronovisión. Y únicamente queda lo real. Como el día que se fue El Principito. Sólo quedó el desierto...

Dice que interrumpió sus cavilaciones para sacudirse una hormiga que le subía por la pierna. Agregaba que no solamente las alimañas pueden resultar mortales sino también criaturas tan familiares como las hormigas. En los desiertos de Sonora y Chihuahua las hay en abundancia y será mejor no hacerles confianza.  En 1930 llegó a Estados Unidos, seguramente en algún barco  que transportaba fruta, la “hormiga de fuego”. Se le encuentra sobre todo en Arizona. En veinticuatro horas su pequeña mordida produce una pústula que puede llegar a ser mortal sino se le atiende. Está reportada en estos paralelos norteños pero desde el paraje conocido como La Purísima, en el Golfo, sur del desierto de Altar, hasta Arizona, se trata del mismo desierto con idénticas condiciones de temperatura y, se dijo Cork en voz alta, las hormigas no conocen de líneas internacionales...

Después volvió a sus cavilaciones. Cork estaba convencido que el mundo está compuesto de etnias. Algunas ocupan un país inmenso. La suya era de los hopis-irritilas. Se divertía cuando yo le mencionaba compañías transnacionales y organismos financieros internacionales. Cuando le decía que la economía, el viento y la ciencia le daban la vuelta al mundo todos los días. Pero él seguía asegurando que yo mismo pertenecía a la etnia de los mexicanos.

-Tú miras como los irlandeses, no como indio. Muchos mexicanos del siglo veintiuno no miran como indio. En literatura Goethe es el más grande escritor para los alemanes. Dostoievski para los rusos. Juan Rulfo para los mexicanos. Shakespeare para los ingleses. Kundera para los checoslovacos. Cervantes para los españoles. Mailer para los norteamericanos. Saramago  para los portugueses. Víctor Hugo para los franceses...Tal vez no te has dado cuenta pero tu color favorito en la ropa de vestir es verde. Tú automóvil es color verde y tu casa de Cuernavaca está pintada de verde. Te la pasas silbando música celta. Cuando vayas a Irlanda veras que…

La sed está presente en todo momento. Cuando duerme parece acrecentarse la necesidad de beber agua. Acababa de recibir un correo electrónico mío que parecía una ironía. Le decía que en Oaxaca, en la parte  angosta que queda entre dos mares, habían coincidido el huracán Lester y la tormenta tropical Madeleine. Ocasionaron el cierre de 23 puertos del país. Solamente unos paralelos al norte y todo está abrasándose y otros paralelos al sur y todo se pudre por exceso de agua. Hubo desbordamientos de ríos, lagunas y arroyos, dejando un saldo de varias decenas de damnificados y desaparecidos. Todavía en los momentos que recibía este correo los últimos efectos del huracán, asociado con el aire marítimo del Golfo y el del Pacífico, seguían provocando nublados y lluvias en territorio oaxaqueño. Una persona adulta ha muerto, un menor está desaparecido y decenas de familias siguen incomunicadas.

Y mientras entra en la región del sueño, me contaría después, piensa en los miles de asteroides que en estos momentos salen de quién sabe qué sector del espacio y se dirigen hacia acá. Algunos factores los detendrán, confía, pero sabe que  no a todos. En el Palacio de Minería, de la Ciudad de México, hay en exhibición unos enormes trozos de hierro y níquel. El  Manicougan, en Canadá, es el cráter de impacto  más grande del planeta. Al llegar a la Tierra se fundieron sus componentes acrecentando la superficie del planeta. Y en Yucatán cayó uno de tal tamaño que sus efectos en la atmósfera, se dice, acabaron con los dinosaurios. ¿A dónde vamos montados en este planeta? El camino que sigue es siempre cambiante por la cantidad de factores de peligro que se interponen en la eterna elipse imaginaria. ¡Somos la inteligencia en el cosmos! Eso no quita que pesadas masas de roca hayan emprendido su viaje, en dirección a nuestro planeta, desde hace un millón de años a la velocidad de cincuenta kilómetros por segundo.  ¡Y eso es lo último que ve antes de perderse en la inconsciencia! Cometas entrando en nuestro sistema solar procedentes de lejanas regiones desde antes que la Tierra misma existiera. ¡Hermosos sueños!

El verano pasado Cork traspuso la puerta de la casa de Toci por primera vez. Una construcción de arquitectura propia de la provincia de México, sólida (algunos muros todavía de adobe con paja), pintada de blanco con delgadas franjas de grecas color rojo quemado. Ubicada en la orilla de la población, se veía sin obstáculos la zona arqueológica de Calixtlahuaca.

Interiores espaciosos con dos corredores que hacían ángulo de novena grados en el lado este y dejaban entrar libremente, por las tardes, el sol poniente. Enfrente un jardín en cuadro con variadas clases de flores que emergían de la tierra y otras en derredor sembradas en macetas. Había rosas amarillas, rojas, blancas, azules y una negra.

También  tulipanes pero las rosas estaban colgadas por todas las paredes, y columnas de los corredores.

Cork sabía que ese gusto por las flores es ancestral en los mexicanos, y más tratándose de los pueblos étnicos, como el de Toci. Para ella vivir entre flores  era tan natural como observar que en el cielo pasan las nubes. Pero para Cork, habitante del desierto más desnudo que alguien pueda imaginar, aquello era un espectáculo abrumador de colores y deliciosos olores. Tan exquisitos perfumes naturales que sentía dolor de cabeza. Muchos dioses mexicas son tutelares de alguna faceta relacionada con las flores. El resto de los inmortales son del área de los mantenimientos, principalmente lo relacionado con el maíz. Agua, tierra, sol y semillas. “¿Qué más se necesita para vivir feliz?- acostumbraba decir Toci-. ¡Sólo cinco días al año nos falta el sol intenso, hay mucha agua, bosques, montañas nevadas!”

En cambio sólo una vez al año, en el invierno, el desierto se cubre de florecillas de colores. Lo verdaderamente bello para Cork era lo que resiste al viento y puede vivir  todo el año bajo temperaturas de cuarenta y cinco grados. Ahí todo está diseñado para retener el agua hasta la última gota. Y muchos animales están adaptados a no beber nunca  agua, mientras pueden beber la sangre de sus víctimas. En cientos de kilómetros los cerros desnudos sólo albergan un agave pequeño achaparrado que llaman lechuguilla. El desierto tiene otro olor que para Cork era muy caro: arenas. Y un color ocre de tal extensión que podría cubrir media Europa.

Cada corredor mostraba varias puertas de habitaciones. Una estancia amplia servía de sala de reunión en la que se congregaba la familia en ocasión de alguna festividad. En una de las paredes se levantaba un estante de madera basta que albergaba  unos doscientos libros. Por algún detalle, tal vez porque estaban un tanto aislados, dos libros voluminosos le llamaron la atención. La guerra y la Paz de Tolstoi y, en inglés, Gone with the wind, de Margaret Mitchell.

Abrió ambos y vio que sus hojas estaban “trabajadas”. No eran libros de adorno. De todos modos preguntó:

-¿Los leíste ya?

-De cabo a rabo.

-Los dos hablan de guerra.

-Pero sólo uno busca la libertad.

-¿Cuál te gustó más?

Agarró el de Mitchell y se lo llevó al pecho.

-Lo he leído tres veces. Es un poema con estructura de novela-guardó silencio con la emoción reflejada en su rostro. SE volvió hacia Cork y le dijo:- Tal vez alguna vez quisieras acompañarme a Oakland, Atlanta.

-¿Qué hay en Oakland?

-Un cementerio.

-¿Por qué ir hasta allá? En todas partes hay cementerios.

-Pero en ninguno de ellos  está Margaret Mitchell.

Cork abrió el libro al azar y empezó a leer: “Los pendientes originaban pequeños…”

De memoria, ella siguió en voz alta:

-…tintineos que le parecieron muy satisfactorios, y pensó que tendría que acordarse de sacudir la cabeza con frecuencia cuando estuvieses sola con Rhett. Los pendientes saltarines siempre atraían a los hombres y daban a las chicas un aire de animación.”

-¿Qué tal?-preguntó Toci.

-¡Increíble…Son mil páginas…!

Más adelante Toci abrió una puerta y un lugar casi lujoso, como de cuatro metros por cuatro, dejó ver una cocina equipada con todos los aparatos modernos como horno microondas, estufa, refrigerados…

-Todo es nuevo sin estrenar-observó Cork.

-Así es. Aquí viviremos tú yo. Pero, hasta entonces-dio un jalón a la puerta y agregó:-hasta entonces permanecerá cerrada.

-¿Es decir que viviremos en la casa de tus padres?

Toci sabía que Cork no era como  los muchachos neoliberales de la ciudad. Hacedores de familias de treinta  años, que son llamadas a desaparecer en la gran ciudad, porque los hijos no tardan en marcharse para, a su vez, empezar otra familia de treinta años…De todas maneras quiso dejar bien claro el asunto, ya que se presentaba la oportunidad:

-Hasta donde la genealogía alcanza a ser registrada en la memoria de la familia, aquí, en esta misma casa, vivieron nuestros tatarabuelos, los abuelos y los padres.  Aquí vivirán nuestro hijos y nuestros nietos y nuestros bisnietos… ¿Y eso no admite discusión!¿Quieres decir algo al respecto?

Era el carácter de la mujer mexicana étnica. Desde antes de formalizar  siquiera las relaciones de apenas noviazgo ya está poniendo las bases del tipo de convivencia, por lo menos para el siguiente medio siglo.

 -Sí, quiero decir algo-dijo Cork y notó que el bello rostro de la muchacha adquiría la frialdad de los dioses de piedra-. Lo mismo pensamos en Tlamatzinco. ¿De manera que cómo le vamos a hacer?

La muchacha volvió a sonreír.

-Ya lo tenga: en otoño viviremos en Calixtlahuaca y en invierno en Tlamatzinco.

Cruzaron el patio y Toci lo condujo a otro recinto pero este  como de diez metros por diez. Era una cocina a la vieja usanza campesina. Con cazuelas y jarros de barro, dos tiznadas por fuera por su mucho uso. A una de ellas se le había roto un asidero, que en la tierra le dicen “oreja”. Mesa enorme de madera basta y sillas que ya tenían a lo menos dos siglos. En el centro de la sala el fogón con un círculo de piedras para sostener las ollas del guisado y el enorme comal. Era el mítico fuego en medio de la cocina.

Inclinada sobre el metate, Lena, la madre se apuraba con la masa del maíz para hacer las tortillas. En la prestación apenas se enderezó, le dio un beso en la mejilla a Cork y siguió con su tarea.

-Esta muchacha nos dijo que vendrías. De modo que  te estoy preparando en el comal una gorditas que espero te gusten. Mi marido y mi  otro hijo fueron al pueblo a comprar provisiones y más tarde nos reuniremos todos.

-¿Cuántos hermanos tiene usted, Lena?

-Seis. Siete conmigo.

Toci entendía la intención de la pregunta e intercambió una mirada de entendimiento  con Cork.

Al medio día, al partir para la zona arqueológica, Lena les dijo:

-No lleguen tarde, la comida estará hacia las cuatro. ¿Te gusta la gallina en caldo, Cork?¿Con sopa de arroz?

-Me encanta el menú.

-Bien. Antes de partir ayúdame.

Le alargó una gallina que había  seleccionado de su granja. Le indicó que sujetara bien la cabeza del animal. De un solo golpe de cuchillo le cortó el pescuezo. Cork sabía l que vendría. En efecto, Lena no dejó que se desangrara en ese sitio del sacrificio. La mujer fue regando la sangre por todo el amplio patio. Al enfilar por el sendero que los llevaría a las pirámides, Cork comentó:

-No era cuchillo de cocina. Era de pedernal.

-Toci se limitó a decir:

-Al regreso te enseñaré una estatuilla labrada en piedra.

-Déjame adivinar. Tiene el cuello cercenado y siete rebordes en su lugar. Pude ser una de las tres diosas del mismo mito.

-No es la nieta ni la hija.

-¡Chicomecoatl! La abuela primordial.

Toci hizo un alto al superar la última colina. Acercó su cuerpo al de Cork y lo besó con ternura y ardor. Pegó sus senos al pecho de Cork y, tomando  las manos de él, las llevó a sus nalgas, bajo la tela del vestido.

Los pueblos étnicos de México son uno con la naturaleza en eso del amor. Lo que tiene de victoriano, los mexicanos de la ciudad, llegó montado en el siglo dieciséis.

Con un control sobrehumano Toci se separó de Cork, al tiempo que decía, no sin rubor en sus mejillas:

-Tú y yo ahora somos una pura potencia de algo que todavía no existe.

-Entiendo- dijo Cork cerrando el mito-:la planta de maíz todavía no brota.

Por la tarde, sentados en la cumbre de la pirámide redonda, con el sol rojo sobre sus rostros, Cork comentó:

-Por alguna razón el número siete aparece en varias religiones del planeta. Continente original en todo, dado su aislamiento y desconocimiento, y con rastros de veintidós mil años Clovis,  encontrados en la región hohokam…

- Ni siquiera existían visos de Ur, la antiquísima ciudad de los caldeos. El mito de Chicomostoc, origen mexica de las siete cuevas, se pierde en el pretérito. Recuerda que siete son las estrellas, las cabrillas, en cielo, paraíso espiritual final de las tribus nahuatlacas.

¡Asomarse a través de la malla! Así es en el desierto. La natural incomodidad para dormir en las noches de montañas hace que con frecuencia se despierte para dar la vuelta. En una de esas se enganchan los pensamientos y ya no se puede dormir. Se dio cuenta de lo absurdo que es el insomnio. La preocupación es, ¡volverse a dormir! Esta preocupación impide dormirse...El insomne en la ciudad puede  muy bien levantarse a desarrollar actividades que su lugar le permite hacer. Leer o escribir. O artesanía manual o tarea casera. Comer un bocadillo o preparase un café. Navegar un poco en los canales de la televisión. Para la noche siguiente este individuo dormirá como oso en invierno. En las montañas es agradable salir a contemplar las estrellas. Volver a preguntarse si están encima de nuestra cabeza o nuestra cabeza encima de ellas y las botas arriba de todo esto, pegadas apenas por dos centímetros de suela al planeta. Se trata de una práctica que el hombre de la ciudad casi ha olvidado. Encender la fogata. Hasta levantar el campo y caminar otro kilómetro, hacer alto y levantar otra vez la tienda. Las  tiendas modernas, como las de tipo iglú,  aun de precio modesto,  sólo requieren cinco minutos para volver a levantarse. En el desierto no se puede hacer nada de eso. ¡Sólo asomarse por la malla! Dar un paseo fuera de la tienda es quedar expuesto a los peligros  de la fauna nocturna, tan abundante y mortal. Basta recordar que en la noche la serpiente se orienta utilizando  sus censores de calor y con su lengua bífida percibe los sabores de sus virtuales  víctimas. Desde luego sabía que el mayor peligro de vivir en el desierto es ser presa de esa enfermedad conocida como “aprensiva”. La sed y la serpiente son dos figuras asociadas bajo los cincuenta grados arriba del cero. En el Códice Laud la diosa del maguey permanece sentada sobre una tortuga y ésta, a su vez, reposa en una serpiente. Es como  una advertencia. La ingesta del alcohol y demás sicotrópicos deberán hacerse bajo los términos de la espiritualidad si no se quiere acabar tirado en la banqueta o en la lujosa alfombra. La droga laicizada... Ver en la ladera de las rocas o de los vegetales, opuestos al Sol, las entradas de los nidos de víboras. Sabía que en algunos de esos sitios puede haber hasta veinte crótalos. De noche, ya con el fresco, salen a buscar su cena...  En este caso no le queda a Cork más que encender la vela y ponerse a leer. Como compensación, en las montañas, al menos las de México, no se puede encender luz ni fogata porque los depredadores la distinguen aun de muy lejos, y abajo, pero en caballos pueden remontar mucho terreno…En el desierto, en cambio, es como estar en medio una inexpugnable ciudadela.

Por la mirilla de tela ve  hacia la oscuridad pero es inútil. De pronto se le  figura que las más diversas criaturas se arrastran por las arenas. Vuelve al  libro. Relata la proverbial melancolía de Hölderlin. Pues como no, se dice. Para él la vida vulgar no merecía ser vivida. Fuera de los momentos de entusiasmo, todo le resultaba insípido y sin alma. Más ruidos sobre las arenas. Le ha sucedido muchas veces al caminar solo en la noche a través del bosque. Se ven las más espectaculares y aterradoras formas. Sólo son ramas de los pinos pero la imaginación trabaja de manera alocada. Empero, si bien es cierto que al amanecer una cana más aparecerá en la cabeza, también es cierto que se tratará de una de las mañanas más hermosa. Y la voluntad será un poco más fuerte.  Y quedará la lección de enfrentar nuestros miedos aunque sea de vez en cuando. Muchos de ellos desaparecerán como globos que se pinchan con una aguja. ¡Pura imaginación! Al final todo quedará como cuando se “vacía” la tarjeta de memoria fotográfica en la computadora. Algunos miedos quedarán para siempre con nosotros, como llevamos el bacilo de Koch, sin hacernos daño, protegiéndonos. De cien pensamientos insomnes angustiantes tal vez ninguno tenga efecto pero entre tanto ya dejó su huella. También él sabía que Chesterton consideraba que sería muy saludable para los millonarios si, de vez en cuando, permanecían veinticuatro horas con un pie en la eternidad. Bueno, resulta que Hölderlin acabó desencantado con Goethe y con Schiller, los dioses de su romántica juventud. Hölderlin siguió soñando como poeta, impertérrito, aun en su desgraciada vejez. En cambio los otros se fueron ajustando al mundo de la comodidad material y los puestos burocráticos... Una historia que Cork ha visto de cerca muchas veces en la vida real.

Los labios resecos por la deshidratación le hacen pensar que el  agua que se lleva  a las ciudades siempre será insuficiente. Lo que ya se hace en algunas de ellas, es transportar el  líquido de sitios cada vez más retirados. Se está provocando así alterar las cuencas de otros lugares, de los cuales seguramente depende su vida de la agricultura de temporal. Se imaginaba una ciudad como si fuera una enorme secante (de esos secantes que se usaban cuando se escribía con pluma de manguillo y tintero), de cuanta humedad encuentre aun en lugares lejanos. Hay desesperación en los que hacen las estadísticas de consumo. Con la idea de hacer conciencia del asunto y también de justificar presupuestos solicitados o ya concedidos, han llegado a publicar los siguientes datos. Nada románticos pero muy reales. Una persona, dicen, orina un cuarto de litro cuatro veces al día. Para desalojar esa cantidad del excusado se necesitan, si se trata de hombres, cinco litros del agua en el mingitorio. Las mujeres requieren treinta litros. Para defecar treinta litros en cada caso. Es decir que sólo para eliminar lo que se bebió en café o cerveza o alimentos, el promedio es de unos cien litros al día, incluido el baño de regadera de diez minutos de duración. ¿Multiplica por veinte millones de habitantes por día para una ciudad como México.  Duplicaba esta cifra por las llaves de los mingitorios de las cervecerías que están abiertas veinticuatro horas los 365 días del año. Advertía que no incluía en estas cuentas el agua que se emplea en la cocina y en la industria. Por si fuera poco, el recurso de tratar las aguas negras todavía es costoso. Una hora más tarde seguía pensando en el agua. En algunas partes del planeta ya empezaron las guerras por el control del agua, tal como sucedía con el petróleo o el uranio. En el desierto sucede que la idea de satisfacer la sed nos hace pensar en el agua. Pero resulta esto de tal manera obsesionante que no se puede pensar en otra cosa. Ocasionalmente la singular belleza del horizonte ocupará  nuestra mente, pero enseguida se vuelve a pensar en la sed. Y en satisfacer a la sed, es decir, en el agua. Había intentado poner en práctica la solución que recomendaba Kant para cuando se tuviera tos. No pensar en ella, simplemente. No le daba resultado. Pero  se daba    cuenta que de manera inesperada había topado con el mecanismo que dirige la vida tanto de hedonistas como de los santos. Una idea dominante hace que lo demás de la vida se desvanezca y tanto que en ocasiones desaparece. Un alcohólico sólo piensa en que no se acabe el contenido de su vaso. Si esto sucede, se irá llenando de angustia. En la calle encontramos a personas que no cesan de comer cualquier cosa, por más que su organismo delate un deterioro de la salud. Y en la mirada de algunos hombres se descubre que su pensamiento, febril, único, a través de todos los estadios de su existencia biológica, son las mujeres. Los científicos y los místicos no se salvan de quedar incluidos en el cuadro del pensamiento único. No se busca desarrollar con empeño la tarea si no que se acaba por perder la mesura y la variedad en la vida. ¡Y llega el desequilibrio! Si se acumula mucha hambre después habrá un hartazgo. Fausto se pasó su juventud pegado al microscopio y acabó en los grandes aquelarres de Walpurgis. O al revés. Francisco vivía en la gran juerga de la vida y, arrepentido, pasó los últimos años de su vida en la meditación, la pobreza y la caridad. Muchos alpinistas viven empeñados por subir la montaña más alta del país o del continente. Ya no reparan en las mil montañas que hay incluso más difíciles de subir o más bellas. Sólo piensan ya en la más alta. Hasta ahí quedó su mundo. Si al fin la subieron pasarán el resto de sus días recordando esa ascensión. Si no la subieron emplearán el resto de sus vidas flagelándose porque no la subieron. Pero esta serie de golpes de la bola empezó con la primera jugada de billar. Si no se encontrara en un medio en el que hay que beber agua no estaría pensando en el agua de manera incesante. ¿Qué deseo va a desarrollar alguien que decide ir a vivir a un burdel? Piensa en el agua de tal manera que ya no se  detiene  a percibir la Estética que habita en este horizonte arenoso. Ni siquiera a pensar  quién dio la primera jugada de billar que lo empujó hasta el corazón de este desierto. Si el ideal es hacer lo que uno quiere, le parece que en este razonamiento también hay una trampa. La cuestión es resolver por qué lo quiso.

 

 

                                                                                II

Los medios de información dan la noticia que los indios mueren por lo agresivo de la geografía en los lugares en los que construyeron sus viviendas. En el desierto mueren de sed por esa causa. En Oaxaca veinte personas murieron el mes pasado bajo una ladera que se desgajó por efecto de las persistentes y torrenciales lluvias y sepultó sus viviendas. Los medios no dicen que los indios fueron empujados, hasta esos lugares, por habérseles despojado de sus lugares originales en los valles amplios y fértiles.

Como sea, las tribus indias del norte del continente tienen la posibilidad de un mejor futuro en cuanto a aspirar a una educación a nivel universitario. Las tribus al sur del Río Bravo esa posibilidad están selladas por la realidad. Las poblaciones mismas de las ciudades, al menos la de México, cuentan con una gran universidad pública a la que de manera endémica no le llega el presupuesto necesario. No es cuestión de economía, sino de política, dijo hace poco tiempo Beatriz Paredes,  senadora del partido político más fuerte. Por si eso fuera poco, esta universidad conoce de una existencia centenaria por demás accidentada, muy complicada, en la que cada verano estalla una revolución y cierran sus puertas por medio año “para protegerla  de sus enemigos”. Entre tanto el nueve por ciento, de la población entera del país, apenas sabe algo de la lectura y la escritura...

Cuando cierra el libro y apaga la vela y se  dispone a dormir, tiene  que aceptar que el silencio es parte del habla. Como la muerte de la vida. Como la sombra lo es de la luz en la fotografía. De tal manera que si no se tiene a la mano un interlocutor, entonces es cuando da inicio un modo de hablar sin siquiera abrir la boca. Es el “habla silenciosa de la silenciosidad”. Se le ocurre que el habla fuera un sentido más del equilibrio. Algo así como las ondas emitidas y recibidas del sonar que se usa en el levantamiento topográfico del suelo marino. Pero que en este caso ya no regresan. ¿Qué le pasaría a los murciélagos que no recibieran respuestas de  sus ondas emitidas...Robinson Crusoe permaneció veinte años sin poder hablar con alguien en la Isla de la Desesperación.

También se acordaba de  Mark Twain. Le complacía descubrir que la vida no lo había hecho tan pesado como para  no encontrar ya  interés en Mark Twain. “Desconfía de los sabios que han olvidado leer literatura para niños -  le había recomendado mi compañera Carmen Swan, un día que bebíamos cerveza en Coyoacán. -. Es más fácil que encuentres filosofía en Alicia en el País de las Maravillas, que en un libro de esta disciplina”. Y Holderlin casi ve morir su inspiración de poeta por tanto leer filosofía. “¡Cuantas complicaciones!”, exclamaba. Es sabido que el libro se recomienda por el tipo de lectores que lo leen, lo decía Ezra Pound. Por lo visto seguía siendo niño. ¡Y volvía a viajar, como la primera vez que lo leyó, cuando era un niño cronológicamente, en la balsa, hacia la Isla de Jackson, en compañía de Tom Sawyer, Huckleberry Finn y Joe Harper. Lo del libro y sus lectores puede aplicarse a los programas de televisión. Supone una  preparación o falta de ella. “Jugar” con el control remoto es un ejercicio de libertad. Nos detenemos en los programas que están en el nivel de nuestra preparación. Los otros simplemente los desechamos. Puede verse   nada más durante dos segundos la opera sobre el tema de Fausto. Pero, en cambio, dejarle una hora en el programa de la banalidad. No tan rápido. No es que nosotros busquemos la verdad, si no que la verdad nos busca a nosotros. ¡Le gusta imaginarlo como un impenetrable determinismo! La cultura nos busca. Así como la lluvia busca el páramo. No al revés. ¡El páramo por sí no tiene posibilidades de atraer la lluvia! El libro excelente está ahí, esperando a su lector,  como la telaraña de la araña...Como el libro en el anaquel de la librería. Sin prisa, por esa concordancia que hay entre la verdad absoluta y la eternidad. Podrán pasar multitudes por el páramo...Pero un día, alguien, en alguna parte, preguntará ¿qué es la verdad? Entonces la telaraña  se moverá. Y unos ojos, desde una montaña lejana, observará  al preguntón.

Le encantaba fumar su cachimba  de olote, ¡como la de Tom! Pero le tenía miedo al cáncer de garganta. Entonces se le antojaba más. ¡Y volvía acordarse de Tom! Cuando Tom Sawyer ingresó en aquella orden de vistosos ropajes y grandes ceremonias, en las que se prohibía fumar, beber y decir groserías, se dio cuenta que entonces, más que nunca, quería fumar, beber y maldecir. Por fin renunció fastidiado a la orden. ¡Quería ser libre! Entonces descubrió que ya no tenía ganas de fumar, beber ni maldecir...¡Por fin era libre!

Un rato leía a Tom Sawyer y al otro rato a Huckleberry Finn. Un par de pilluelos. Definitivamente le conmovió la descripción que Twain hace del segundo. Escucha una parte de su retrato: “Huckleberry  iba y venía según su santa voluntad. Dormía en los quicios de las puertas cuando hacía buen tiempo, y si llovía, en los galpones vacíos; no tenía que ir a la escuela o a la iglesia y no reconocía amo ni señor ni tenía que obedecer a nadie; podía ir a nadar o a pescar cuando se le daba la gana y estarse todo el tiempo que se le antojaba; nadie le impedía andar a trompadas; podía trasnochar cuanto quería; era el primero en ir descalzo en primavera y el último en ponerse ropa limpia; sabía blasfemar prodigiosamente. En una palabra, todo lo que hace la vida apetecible y deleitosa lo tenía aquel muchacho”. A este niño te lo puedes encontrar  en todas las coordenadas de este planeta y en todas las épocas. Empero, no sabemos cómo fueron Tom Y Huck cuando crecieron…

Una mañana empezó a caminar por la superficie plana de la estepa en un área amplia en la que abunda la gobernadora. El piso contenía una cantidad impresionante de rastros de víboras que iban en todas direcciones saliendo de un escondite bajo los arbustos. La tarde anterior había caído un chubasco en este sector del desierto. Era una de las trombas violentas que en cinco minutos ya formaron una corriente de agua que va por el piso arrasando todo lo que encuentra. A este tipo de tempestades se deben las superficies como franjas o calzadas niveladas que hay en la maleza del chaparral.

Al suspenderse la violenta caída del agua no tarda más de una hora en que toda humedad se haya  resumido y en el cielo no se vea nube alguna. Sin embargo, el piso todavía conservará cierta cantidad de humedad. La suficiente apenas para registrar en su superficie el paso de las víboras que salen una vez que ha caído la noche. Muchas rayas en un área de cincuenta metros que van en  todas direcciones. ¿Cuántas podrían haber en cien kilómetros cuadrados?, se preguntaba.  Con el apoyo de ese registro, que normalmente no se percibe, cuando la arena está seca, piensa que en el hábitat hay millones de serpientes. En el día no se les ve debido a la alta temperatura que las obliga a permanecer en sus frescas madrigueras debajo de la superficie de la tierra. Y sus rastros de la noche anterior tampoco las delatan porque el material del páramo es seco y un tanto endurecido y no deja rastro. Lo que sí sucede en la arena de las dunas. Por eso se sabe que la víbora es sobre todo parte de la fauna nocturna, más que un animal del día. Resulta arriesgado en extremo internarse caminando en la estepa sin llevar una buena dotación de sueros anticrotálicos. En cualquier momento puede llegar la mordida, fatal por la naturaleza de su veneno. Esta sustancia  es de tal modo activa que no da tiempo para pensar en ninguna clase de salvamento que no sea la inmediata inyección del suero. Pero no todos los sueros resisten las altas temperaturas del desierto, caso que los haya. Otros animales como el escorpión y el monstruo de Gila son igualmente mortales, pero  el primero puede ser predecible en su pequeñez y su desplazamiento, rápido en sí pero lento para la escala humana. El otro, con ser una especie de lagarto de más de medio metro de extensión, es muy lento en sus movimientos. Y no muerde con la rapidez de la víbora a través de enterrar los colmillos  sino mediante sus mandíbulas amplias y planas. Como sea, el caminante  necesita mantener en todo momento la atención registrando el área inmediata  por la que transcurre su desplazamiento. Dentro de la tienda no hay peligro alguno pues basta con que suba los cierres de la entrada para estar a salvo.

Cork me pidió le enviara la relación de las revistas de divulgación científica que pudiera haber en México. En el país se encuentran revistas de la farándula y de la industria de la belleza con millones de ejemplares cada semana. Pero los de ciencia frente al público están casi en cero. Hay pocas y son universitarias. Su distribución es de precaria y pésima comercialización. Es flaco el enlace entre la investigación científica y los sectores amplios de la población. Ni siquiera se tiene una idea aproximada del número de publicaciones de este campo. En realidad Cork  no se preocupaba mucho por tal deficiencia. Siempre sostuvo que quien lee la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma tiene una abundante difusión  popular de calidad epistémica a que se puede aspirar. Exponiendo un amplio panorama de los campos del saber. Por lo demás,  la casi totalidad de las revistas que salen hacia el público difícilmente llega al número diez y desaparecen para siempre. De todas maneras le envíe lo que encontré a la mano. Incluidas las revistas  que son foros  de intelectuales que gustan autodenominarse de alguna manera para poner distancia de por medio respecto a los que no son de su círculo: el Grupo del Sena, la Escuela de Nueva York, Los Ocho, la Generación Virtual...Los escuchaba con atención  porque estaba seguro que tenían cosas de valor. Pero se apartaba.

Siempre se acordaba Cork del gallo que Sócrates mandó ofrecer al  griego  Asclepio, o Esculapio romano, dios de medicina. Sócrates no era médico de cuerpos. ¿Sabes por qué lo del gallo? Yo extraigo hidrocarburos del subsuelo y no sé nada de gallos, de Sócrates, contesté. Pues agárrate: Porque Apolo, padre de Asclepio, fue el que declaró a Sócrates el hombre más sabio de todos. Como tardaba en contestar me volvió a preguntar que me parecía el asunto. Lo único que acerté a decir fue que en toda mi vida esa película ya la había visto muchas a veces. Cada presidente de la republica sin nombre declara, para su sexenio, al hombre de letras más sabio de todos.

Me gustaba comentarle otros temas y le escribí que en los mexicas antiguos,  huicholes, mazahuas, hopis y  navajos de América del norte, zoques y tzeltales de Chiapas,   así como  en los mexicanos actuales naturales, no inmigrantes, prevalece la figura femenina. Dioses y diosas. Caudillos y caudillas. La figura mexicana  más amada de cristianismo sincrético es femenina. En el hogar el régimen es matrilineal con la figura central como madre y educadora. Educa con amor y con una vara en la mano. Los mexicanos nacionalizados, es natural, traen otros valores y los conservan por varias generaciones y entre tanto son ajenos a las cuestiones del lugar. Si la mujer mexicana en lo general  después fue salvajemente lastimada por el hombre en lo existencial, social, económico y laboral, hay que señalar como actor principal el espíritu individualista de competencia que nos llegó en el siglo dieciséis. Como digo, yo sacó hidrocarburos y pocos libros he leído, sólo lo que oigo por ahí, mayormente en la televisión. Cork no tardó en contestarme: Maravillosa cultura occidental espiritual monoteísta, dijo, científica y humanista, pero que para el punto de vista indígena es incomprensible cómo se ve a la mujer. Valiosísima como esclava y amante pero  susceptible de ser eliminada  a la  menor sospecha de... Y como la mujer  dependería de un hombre, el padre o el marido, ni siquiera había que permitirle la posibilidad de educarse y con el tiempo no podía competir con el hombre en lo laboral...Irónico, me defendí, pero las guerras mundiales del siglo veinte les dieron la oportunidad de oro. Los hombres fueron a la guerra y ella a las fábricas y oficinas. El poder económico le dio autosuficiencia. Y la contestación del hopi me dejó sin argumento: Con la autosuficiencia las mujeres  conocieron el bien y el mal. Fumaron y, como dice  Pound, se emborrachaban al atardecer. Veinte años más tarde conocieron, a su vez, el camino que los hombre ya habían recorrido, unos destrozados de los pulmones y otros del hígado...C´est la vie.

Estaba seguro que esto sucede porque el pensamiento lógico occidental no alcanza a penetrar todos los niveles de la acción totémica donde lo inhibe la fea forma y no pasa a la unidad de contenido. Tribus rudimentarias de eternos trashumantes que concibieron al cielo espiritual lleno de deidades  al mismo tiempo que tallaban su mortífera punta clovis, miles de años antes que en Babilonia existiera Ur, la primera ciudad. Y en tal diversidad de criaturas celestes las había femeninas actuando en los mismos niveles. No eran vírgenes, eran diosas.

La fuerza del pasado es lo que los mantiene en pie y regenera las heridas históricas y las cotidianas. Por eso los que componen el grupo del Consejo Indio  deben ser hermeneutas. Y al caer la tarde leen en sus dibujos. Para que la tradición oral, que es el relato de todos los días, no se deforme, es que deben consultar esos testimonios pictóricos llenos de imágenes muy propias. Como entre nosotros le hacen los huicholes. De esa manera saben para dónde van. En los siglos anteriores los recién llegados emprendieron la tarea de borrarles su historia. La idea era ofrecerles un presente sin pasado y luego venderles la idea de su futuro. Sucedió donde había poca resistencia cultural.  Fue cuando los niños entendieron por qué los indios son introvertidos. Siempre tienen enfrente de su pensamiento  a las fuerzas de la naturaleza. Los semáforos de las esquinas  les ofrecían un divertido solipsismo que no les permitía ver hacia las estrellas. De la maravillosa tecnología occidental sólo habían sido convocados como mudos espectadores de una lista interminable  de dislates. Los tlacuilos y  hermeneutas  habían sido relevados por gente que escribía guiones para la televisión.

 

                                                                       III

Aun encontramos gente en el norte de América y entre los mexicanos, como los huicholes, que viven en la creencia que todo está animado por sí. Los bosques, el agua, el viento...Su respeto es enorme. Son fuerzas que dan sustento al tótem. Fuerzas que viven entre la gente en forma de mito. Un nombre para un dios. El nombre rodea al dios y lo aprisiona. Se podría decir que el nombre describe una función especializada. Tláloc es el numen de los campesinos pero también de los filósofos. Quetzalcóatl  espiritual. Es la metáfora del humano miserable en el terreno moral que, tocado por Quetzalcóatl, remonta el vuelo. Tlazolteotl comedor de basura. Era el Jesucristo mesoamericano que cargaba con las faltas de los humanos.  Tezcatlipoca  el de muchos nombres, por eso se dice que es el más grande. Si necesitan servirse de alguna de estas fuerzas les hablan mediante una persona de su etnia que sabe las fórmulas introductorias. Lo hacen como antes los aztecas: “no queremos hacerte daño ni disponer de este árbol nada más por hacerlo. Pero es que en verdad lo necesitamos para...” El pensamiento moderno sabe ya que no son tiempos para esas actitudes. Las sierras eléctricas de los aserraderos se escuchan hasta en las cañadas de las montañas más lejanas. Trabajan día y noche aún mucho después de haber acabado con la armonía natural. Los pueblos tienen que pagar su pasividad cruzando las fronteras del  norte como un recurso para sobrevivir. Abandonaron la idea de estudiar en la universidad y de permanecer en este país.  Saben que no van buscando nuevos horizontes porque jamás podrán amar el nuevo lugar como la tierra suya y la de sus ancestros. Lo que buscan ahora son leyes que legislen y sistemas que funcionen en la defensa de eso nuevos bosques. La ciudad es una forma de organización social para lograr la sobrevivencia pero... Antes de llegar a eso, los del campo practican el desplazamiento. Es mayor el número de gente del campo que se viene a Estados Unidos que habitantes de las ciudades. Si bien, cada individuo que cruza la frontera, en esas condiciones, provoca un desdibujamiento de lo que los antropólogos llaman Indoamérica y los historiadores Latinoamérica. Sé    que  también los pueblos occidentales creían en la mitología de la naturaleza. Pero ellos, en cambio,  aprendieron pronto que no podían cortar la rama del árbol en la que estaban sentados.

 

 

Luego pasó a decirme que en  su aldea hopi de Tlamatzinco  estaban tratando de cultivar una de tantas plantas de la familia Amaranthaceae. Sabía que  crecen en todas partes ya sea en el trópico y lugares templados o calientes, pero no sabía  que pudieran hacerlo en el desierto.  Es el gran alimento nutricional cuyo género Amaranthus se da en el sur de la Ciudad de México. Conocido como amaranto sus semillas tienen una alta cantidad de proteínas. Excelente fuente de calcio y otros minerales. Los que saben ponderan la buena calidad de su aceite y la ausencia de colesterol. La gente lo come poco porque lo identifica de alguna manera “con lo indio”. Se le busca por lo general como golosina y poco como alimento. Se trata de uno de esos recursos alimenticios que vienen de los tiempos precristianos en México que han sido desplazados por las harinas hueras como el pan blanco o la sopa de fideos.

Tiempo después me diría que en ese momento fue cuando se dio cuenta que no se dirigía a Toci ni a Xyster ni a mí. Gradualmente llegó al conocimiento que  le hablaba a lo que tuviera enfrente. Lo que tenía enfrente en ese momento era una cuetzpalin.  Lo que conocemos como lagartija. Otro  se hubiera alarmado seguramente creyendo que se estaba volviendo loco.  Personalizar a las cosas era una práctica natural  de siempre en su grupo. Pero se percató como cuando se habla en inglés y tiene que pensar desde el español, no en el inglés.

Cork parecía hablar solo hacia la oscuridad. Sentado en la puerta de su tienda de campaña, con una hoguera  cerca. Ayer noche  hable con Coyote, me escribió. No li vi pero sabía que estaba ahí, enfrente, mirándome, escuchándome, desde lo profundo de la noche. Me pareció verlo en algún momento sobre la arista de arena, recortada su figura con la inmensa luz de las estrellas. ¿Has visto una noche oscura pero a la vez iluminada por las estrellas? ¡No! Tendrías que estar en el desierto! En tu mundo sólo hay semáforos.

Con el tiempo me habló tantas veces de Coyote que, alarmado, me comuniqué con Toci. Creo que está perdiendo el juicio entre tanta soledad, le dije. Te apresuras a comunicarte con él o vamos tu y yo y lo reportamos a las autoridades del pueblo más cercano que creamos que se encuentre. Lo buscaremos en helicóptero o en avioneta.

Me desconcertó su respuesta. Empezó con un “ja, ja,ja”.Sabes, Guillermo, por qué Cork no me dice sus coordenadas? Me deja tarea a resolver y siempre me promete que es la última. Sé que la última, en efecto, llegará, pero mientras tanto... Lo que  quiero decirte es que, a mi vez, te voy a dejar una tarea, si es que quieres descifrar el misterio de Coyote, del que Cork te habla. Te voy a dar una clave. Descifra  lo siguiente: a quién se adoraba en Coyoacán, Ciudad de México, en tiempos precristianos, y por qué el emblema es “coyotes”. Por lo pronto no te preocupes, recuerda que Cork es un O´otham, gente de arena, gente del desierto de Yuma. Tampoco te asustes si alguna vez te dice que está atrapado entre la mónada  y el punto.

-¿Qué diablos es eso?

-Nada complicado. Son los principios  de…bueno será mejor que él te lo diga.

Cork se sintió mejor después de platicar con Coyote. De pronto era como si se encontrara caminando entre viejos conocidos. La fauna y la flora y la cosmogonía volvían a hacerse presentes. Las cosas físicas adquirieron de nuevo su personalidad. O su esencialidad. Para él sólo había sido un brinco. Como pasa el ciclista la rueda de velocidades de su bicicleta a otra velocidad...

En pocos días Cork pudo constatar la manera tan decisiva en que se puede transformar el paisaje natural. Una aldea hohokam  tenía las calles amplias. Árboles plantados muy frondosos que ofrecían densa y amplia sombra. Sus casas no eran altas y estaban construidas con material que no retenía mucho calor. Y se había puesto cuidado en multiplicar las áreas verdes. Se veía la mano de los arquitectos paisajistas.

Esto lo percibe con facilidad alguien que viene de la Ciudad de  México donde existe, de manera acentuada, lo que se puede llamar la “arquitectura por omisión”.  Cometer el ilícito por no haber  hecho algo por  evitarlo. No hubo reflexión arquitectónica integral que incluyera apreciaciones estéticas, ideológicas, artísticas y éticas sobre la arquitectura. Nadie les hizo caso a los arquitectos.

Los registros térmicos a lo largo del último siglo arrojaron que las nevadas ya no se ven en el centro de la capital del país debido al aumento de temperatura. Hay más temperatura ahí que en la temperatura global.

Un lugar que tuvo más belleza que el paraíso mismo. México- Tenochtitlán  lo edificaron los aztecas en medio de una laguna de ochenta por sesenta kilómetros. Ahora el suelo natural se ha sustituido por elementos artificiales como banquetas. Calles estrechas que son como cañones de fuego pues sus edificios y casas  almacenan mucho calor. Sus áreas verdes casi no existen. Creció su área construida y aumentaron los millones de habitantes permanentes. Además los  cinco millones de gente que diariamente van de pasada pero mientras tanto ya impactaron con su gasto de calorías y contribuyeron a producir cien  mil toneladas de basura  cada día. Y consumieron millones de litros de agua, también por día, en excusados y baños de regadera por las que nadie paga. Los materiales de construcción son gruesos con la consecuente acumulación de calor. La tala incontenible de los bosques que la rodean ya no provoca lluvias abundantes como antaño y las nubes estériles hacen un tremendo efecto invernadero.  Ahora la gente espera las conmociones atmosféricas de julio a octubre para poder refrescarse aunque inunde ciudades en el país y derrumbe casas.

La arquitectura ecologista sagrada de los aztecas en la que se aprovechaban las energías solar, eólica y pluvial,  fue cambiada por otra. Otra  que debe ser acertada en lugares en donde existen diferentes requerimientos urbanísticos, una situación económica diferente, otra estructura social y cultural. Además de la situación climática. Nadie puede construir una choza de bambú entre los hielos  del Polo Norte  ni un iglú con bloque de hielo en el desierto de Altar.

En la actual capital, incluido el antiguo México- Tenochtitlán, que ya quedó perdido  en el centro de todo este bodrio urbano, los problemas sociodemográficos y ambientales rebasan a todo intento amplio de planeación. Avanzan devorando el entorno natural por sobre valles, cañadas y montañas hasta cristalizar en ese monstruo urbanístico que se ha llamado  “mega ciudad”. Pachuca, México, Cuernavaca y Puebla  “ya entraron en contacto” desde hace mucho tiempo...

Estoy  en el desierto de los navajos, le escribió a Toci.  Todavía es otoño. Salí de Kaibito y camino en dirección sureste. Pienso llegar a Chinle, en la carretera 191. Tal vez ciento cincuenta kilómetros de desierto. Si logro hidratar otra vez  mis tejidos y  restablecer en este lugar  mis pies, en una o dos semanas, me gustaría intentar el desierto de  Yuma, pero desde el Golfo de California, a través del desierto de Altar.  En Chinle necesitaré hacer un gran esfuerzo de voluntad para seguir. Me conozco, como se conocía el hombre de negocios que le dijo al Principito “El ejercicio me hace falta. Pero no tengo tiempo para moverme”. Por ahora tú te congelas en esa montaña argentina y yo me quemó en este desierto.

Muchas veces  he quedado situado, de buenas a primeras, en las proximidades de algún animal. Pero igual si fuera halcón que serpiente o Monstruo de Gila. Su mirada era la de un depredador, acostumbrado a matar para comer. En especial los ojos de la serpiente me recuerdan las formidables esculturas aztecas talladas en roca. Parece  que un hombre es engullido por la serpiente. Empezó a tragarlo por los pies, no por la cabeza. Si eso se dio alguna vez, y no es raro teniendo en el país desierto y selvas, el desarrollo de tal drama debió superar los horrores de cuanto haya imaginado Horacio Quiroga. Logro desterrar de mí esos pensamientos recurriendo a la cosmovisión india mexica. ¿Una serpiente alada tragándose a un humano? ¿Qué más bella metáfora de un hombre envilecido que se arrastra en el fango como serpiente y se eleva tocado por lo espiritual? Mi peligrosidad, mi sabor y mi fragilidad eran medidos de inmediato por ella con el sólo acto de sacar la lengua bífida.

“Me miraba en los ojos, como si recordara haberme visto antes”, pensó Robinsón Crusoe cuando regresó a su morada y vio al gato montés sentado en uno de sus barriles. En cambio, cuando se trataba de una liebre o algún animal indefenso, su mirada tenía una gran resignación. Como de un instrumento que hubiera sido enviado ahí para, con su sacrificio, facilitara a otro que siguiera viviendo. Otros tenían la mirada, como la lagartija o el correcaminos, de esos que se saben difícilmente alcanzados porque en sus pies tienen el secreto de la velocidad. Y de los escorpiones o tarántulas, de los que no atinas por dónde están sus ojos, si acaso los tienen, puedes observar que se mueven de acuerdo a la distancia que se encuentren de ti. Como si tuvieran un sistema de sonar o algo así. Siempre febriles. Si están cerca te atacan veloces como el paso de la electricidad. Si consideran que no te tienen “a tiro”, se alejan lo más veloces que pueden. Igual hacen los pinacates.

 

                                                                       IV

Caminar en el desierto es una práctica en la que se tienen encuentros con la Estética, sin lugar a dudas. Se sanea el cuerpo por medio del ejercicio mecánico. Y como no hay seguridad que se vuelva a estar con vida en las siguientes veinticuatro horas, se piensa mucho en los bienes materiales y vitales que se tienen. Por escasos que estos sean, constituyen un verdadero caudal. Cada vez me acuerdo de Chesterton pensando en el bien que resultaría el que un rico pasara, de vez en cuando, veinticuatro horas con un pie en la eternidad. Llegado a la situación extrema, el individuo hace un inventario de lo que aún le queda. Al contrario que cuando se vive en la ciudad, donde hay la tendencia de confeccionar listas de los pesares reales e imaginarios. Y contemplar de lejos el proceso de desertización por el que pasa el planeta.

 Una enfermedad que afecta a la humanidad, no a la Tierra. Esta volverá a reverdecer y sus árboles y ríos llenarán de nuevo bosques, selvas, montes, valles y cañadas. Su aire correrá otra vez limpio. El desierto mismo podrá recuperarse y lucirá otra vez de verde. Sólo que el tiempo en que se da la vida en el planeta es diferente que la escala en la que se mueve el humano. Cortar la rama en la que se está sentado es una metáfora del humano no de la naturaleza. En la actualidad la desertización afecta a mil millones de personas en todo el mundo. Las pérdidas económicas por esta causa son de más de cincuenta mil millones de dólares al año. África, Asia, América en su mayor parte, Australia y el sur de Europa, sufren por esa causa. Lo peor es que cuando este fenómeno de desertización alcanza un estado avanzado ya es difícil que el humano lo haga reversible. Devolver la fertilidad es posible con procesos laboriosos y muy caros. La depredación, la ignorancia, la falta de voluntad política y la indiferencia de las naciones   son las causantes de tal enfermedad.

Como sea, ¿te acuerdas del acrilato de potasio? Algún día volveré a recorrer, en helicóptero, el camino que ahora estoy trazando a pie. Al menos cada treinta kilómetros dejaré un depósito de agua en la que mezclaré acrilato de potasio. Durante años habrá humedad en ese lugar. Y eso podrá dar pie para que empiece ahí una pequeña zona verde. Señalar una ruta de verde natural, en pleno desierto desnudo y tórrido, parece interesante. Las Secretarías de Turismo de los países, que siempre andan a la búsqueda de clientes, deberían intentarlo. Con imaginación sería el gran negocio. Altar captaría mucho dinero.

Entre tanto sigo observando en los lugares habitados, escasos y reducidos, que me encuentro,  que cuando el matrimonio indio se termina el hombre regresa a la familia de la madre. Son como en tu etnia del Nevado de Toluca.  La mujer, con todas las pertenencias del matrimonio deshecho, incluidos los hijos, también vuelve a la casa de su madre. El hombre es el que debe partir de cero para empezar de nuevo. Beegin to beegin. La mujer, como de hecho ya era dueña de todo cuando estaba casada, el único cambio que experimentó fue el de librarse del marido. En adelante, entonces, la vida le será más fácil y alegre, incluso para encontrar un nuevo compañero. Tomando en cuenta esta posesión de los bienes materiales de la mujer en donde era dueña de los campos, las cosechas y las casas y que por tal situación su preeminencia era indiscutible, el que debe andarse con cuidado es el hombre. No puede darse aires de duro en el seno de la familia porque en cualquier momento será dejado fuera de su grupo familiar, al menos por el lado de la suegra.  Aquí la suegra y la mamá y la abuela y la bisabuela no son trastes viejos como en la ciudad. Aquí tienen poder y hay que andarse con cuidado. Se trata de una autoridad perenne pues ésta no se basa en cómo amaneció hoy la Bolsa de Valores.

Los jefes mismos de cada grupo tribal, o clan, eran nombrados por la mujer con más autoridad entre todas las mujeres del grupo. Y ellas se encargaba de comunicar tal nombramiento a las mujeres guías de los otros grupos. De ahí para el futuro  el jefe era el que mandaba, no la mujer que había recomendado su nombramiento, pero si el jefe no cumplía con las obligaciones propias del cargo, era la mujer la que buscaba el apoyo de las otras mujeres para quitarlo de su puesto. Aquí sucede como en la idea de D. H. Lawrence que habla de las abuelas. El indio desde niño se acostumbra a ver en su abuela toda la autoridad imaginable.  Cuando posteriormente hay algún conflicto entre los padres y se inicia el regreso a la casa de los abuelos, todo es natural. Además, como en las mejores utopías de los blancos, desde Platón, pero que nunca han logrado materializar, el grupo familiar pasa a ser el tutor de la educación y cuidado de los niños. ¡Aquí no hay niños de la calle!

Las mujeres participaban en el aporreamiento de que eran objeto los cautivos en la guerra de otros clanes al llegar  a la aldea que había vencido. Como hicieron con Matho cuando llegó a Cartago. Todas las cosas suyas  que pueden ejercer en el nuevo orden, ya bajo el gobierno de los blancos, las siguen desempeñando. Otras han tenido que modificarlas. Algunas más permanecen soterradas en algunos grupos, no en todos, como la poliandria - poligamia. Pero la autoridad de la mujer sigue siendo determinante. Cuando una pareja busca ir a vivir al mundo de la ciudad, el hombre estudia cómo resolver las cuestiones económicas y, con el tiempo, la mujer empezará a perder su autoridad. Aunque aun así las cosas no serán como con los occidentales. Acuérdate que entre los indios  que venden sus chucherías en Coyoacán, la mujer sigue siendo el centro en derredor del cual giran los niños y aun el marido. Él tocará la flauta para pedir un peso y los niños buscarán que les den limosna en tanto ella confecciona sus cuentas de abalorios para su venta que tenderá sobre la banqueta. Y otra vez, una y otra vez, todos regresarán  cada rato hacia la madre.   La banqueta pasa a ser el campus indio femenino dentro de la ciudad. Un panorama  indio milenario, que era y sigue siendo tanto en las etnias norteamericanas como en las indias mexicanas.

Todo esto me hace pensar en el ambiente de la ciudad. No es raro. Así como la idea y la necesidad real de pensar en el agua está en el desierto en todo momento, así el asunto de la soledad.

 Nació en el seno de una familia cristiana. Pero para ser cristiano, ortodoxo o no, se necesita la necesaria disposición de ánimo y pasar desapercibido  dentro de una masa de mil millones. Llegado el momento cada uno de estos anónimos podrá refrendar su fe con el más grande de los heroísmos. Entre tanto nadie jamás lo conocerá.

No te asustes. Por más que pienso en la soledad te aseguro que esta mañana mi estado de ánimo es bueno. Disfruto más el panorama del desierto. La inmensidad de las dunas doradas por el Sol lejano. Noradrenalina, serotonina y dopamina se encuentran en sus cifras adecuadas que me permiten colgarme la mochila al hombro y, con las manos en los bolsillos, echar a caminar despacio. Como si fuera a beber una cerveza en el bar de la esquina y después regresar a ver un programa  de la televisión que empezara hasta las seis de la tarde. Ni manía neurótica ni depresión. Un paso, otro paso. El piso blando se hunde y mis pies aprecian esa delicia. Dejo atrás una franja de arena de superficie nivelada por algún torrente  que cayó en este lugar.

Hay belleza en el hecho de vivir en comunidad. Y nosotros lo sabemos bien, tú en tus montañas andinas y yo metido en los desiertos norteamericanos. Pero todo eso puede convertirse en un infierno si no se tiene cuidado. Como cuando tienes enfrente un delicioso pastel confeccionado con tres leches. Sabemos que, si comemos más allá de una modesta rebanada, todo empieza a ser suicidio. Las revistas científicas del área médica informan de la frecuente presencia de la cefalea tensional que conocemos como gastritis y que tanto padece la población. Si retrocediéramos la película hasta los años mozos de nuestra vida, encontraríamos que todo eso empezó en la niñez misma con la cefalea tensional que creció tanto que se convirtió en estrés negativo. Las  principales y mayores fuentes de estrés para los humanos provienen de otros humanos. Eso es provocado por las altas concentraciones de población que vive la gente en un kilómetro cuadrado. Casas habitación saturadas. Dicen que incluso se presenta este estrés de cifras ya  negativas en los neonatos. En las clases reducidas privilegiadas económicamente  hay aburrimiento y hastío. Y en las colonias populares la privación se encuentra por todos lados. Acaban diciendo los médicos que si desde niños los individuos  agarraran  su mochila  y se fueran a las montañas...Nadie les hace caso. Tampoco a Thoreau le hacían caso. Los adelantos genéticos corregirán todas estas anomalías. Entre tanto no hay porque dejar problemas a los que ocuparán nuestro lugar. Acuérdate que la conciencia colectiva de las hormigas no se anda con tonterías. Almacenan alimentos de valor para sus bisnietos que nunca verán. Podríamos ir aprendiendo de ellas. No se quedan en el hoy.

He encontrado, mientras voy  por la estepa, algunas cosas parecidas a las de los paralelos mexicanos que vienen de tiempos prehispánicos. Una de ellas, por  ejemplo, un templo del  suroeste, arriba de Sonora, lo que viene siendo Nuevo México y Arizona, que semeja una pirámide pero en escala reducida y no escalonada en su edificación por basamentos como las de Yucatán.  Además lograda  con material en el que entran en juego, para su construcción, madera  cubierta con alguna clase de estuco. Y sus proporciones son sumamente reducidas. Imagínate apenas una capilla junto a una catedral.  Puedes agregar las pipas de diverso material, por ejemplo de barro como las de Teotihuacán. O los tejidos con dibujos  simbólicos y colores vivos como los de los huicholes de Nayarit. Las máscaras desfiguradas que representan dos etapas de la vida como la juventud y la vejez o la vida y la muerte. O el Palo Ensebado  que en la punta contiene cosas que  se llevará como premio el que logre llegar hasta arriba. Así también el “Koshare de Taos” en que los payasos sagrados de los indios pueblo lleva a cabo durante la fiesta anual del día de San Jerónimo. Me pregunto si aquí también hubo canibalismo ritual.

Escriben los historiadores que la extraña crueldad que desarrollaron en aquellos  tiempos, algunas tribus norteamericanas, fue una influencia de los aztecas. Y no creas que están tan lejos de la realidad. Lo que hace parecer a estas muertes deliberadas, rituales,  tan crueles, consiste en que son un tanto personalizadas. Los blancos del siglo dieciséis entraban a saco en algunos asentamientos indios y mataba a hombres, ancianas, niños, enfermos.  Todo. No quedaba absolutamente nada. Después, como si no fuera suficiente, prendían fuego a los restos de las chozas y quebraban cuantos trastos encontraban.  Y, sin embargo, comparado con lo que los indios le hacían a algunos prisioneros blancos, no parece ser tan cruel. Lo agarraban y lo ponían a asar durante horas. Cuando el cautivo se desmayaba por el tormento, suspendían la operación hasta que volvía en sí. Después continuaban quemándolo. Hasta doce horas llegaban a aguantar antes de expirar. Tenían cuidado que el acercamiento al fuego no fuera tan intenso que provocara en tiempo corto su muerte. Algunos cronistas dicen que después lo destazaban. Se lo repartían y se lo comían. Así de increíble como parece, acuérdate que encontramos una ceremonia semejante en los aztecas relacionado con el culto a Xiuhtecuhtli, dios  del fuego. Arrojaban al prisionero de guerra a la hoguera y lo sacaba para que no muriera de inmediato. Los cronistas relatan un detalle de los que recibían el tormento. Dicen que en determinado momento, ya medio asados, los cautivos empezaban a vomitar. Y todo aquel que ha sufrido quemaduras de cierta gravedad sabe que esta sensación o necesidad de volver el estómago es real. Se mencionaba  a los aztecas porque son los más documentados en las crónicas de los españoles, algunas de ellas verdaderamente soberbias en cuanto a su contenido que fue plasmado, ya en el siglo de la conquista,  con verdadero método científico, sobre todo por Fray Bernardino de Sahagún. Pero basta darse una vuelta  a Tepantitla, en Teotihuacán, para encontrar ahí, plasmados de una u otra manera, los cuchillos de obsidiana y los corazones humanos ofrecidos en sacrificio.  Y ya estaríamos hablando de quince siglos antes de los aztecas. Los aztecas también extendieron su influencia cultural hacía grupos del norte, que ahora es Estados Unidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                            

 

                                                                   5

                                                                     I

La evocación del gran lago central, asiento de los aztecas,  me ha hecho pensar en el agua. El lugar es ahora un salitral ocupado por casi veinte millones de personas. Con sus cinco mil litros disponibles al año por persona, México no es una potencia del agua, como sí lo es Canadá, con cien mil litros por persona en ese mismo rango de tiempo. Te estoy hablando de un país de fuertes contrastes. Sabes que Chiapas cuenta con más de cincuenta ríos que llevan una cantidad de agua que ni en el Paraíso se imaginan. Algo tienen que ver los Montes Azules pero sobre todo las montañas de lado norte que después vierte hacia la selva, a través de las grandes cañadas, y antes que esa agua se escape, es detenida por la Sierra Madre de Chiapas  y encajonada en lo que se conoce como  Depresión Central.

Pero ¿quieres detalles?  No lo vas a creer. En los paralelos del norte de México se concentra el ochenta por ciento de la población, la cual aporta el noventa por ciento del Producto Interno Bruto y sólo cuenta con el treinta por ciento de agua. En cambio en el sureste vive el veinticinco por ciento de la población, genera el dieciséis por ciento del PIB y concentra el ochenta por ciento del recurso del agua. Otro contraste de este país es que el noventa por ciento no tiene disciplina de pagar las tarifas de agua que le cobra el gobierno. Tarifas, por cierto, bajísimas, porque es un recurso subsidiado. Pero en cambio paga seis pesos por medio litro de agua embotellada. Si sólo utilizara doscientos litros al día, esa persona habría pagado mil doscientos pesos cada vez que  se pusiera el Sol. Y en México se gastan  doscientos litros de agua  nada más para lavar las llantas del automóvil.

El agua es sinónimo de vida y debería considerársele sagrada, dijo Roberto Moreno, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, en la mesa redonda que asistí: El Agua en la Ciudad de México, un Recurso Castigado. Cinco siglos atrás así se pensaba. Más llegó la conquista y se burlaron de tan animista manera de ver hacia la naturaleza. El que persistía lo mataban por idólatra. ¡Y aquí estamos! Preguntándonos, como Gloria Valek, también se preguntó en esa ocasión. ¿Cómo es posible que una ciudad edificada sobre una cuenca (la de México o Valle de México) bañada por cinco lagos, alimentada a su vez por once ríos e innumerables arroyos, sufra hoy aridez y enormes problemas de abastecimiento de agua potable? Y otro académico, al hacer la referencia de la increíblemente  hermosa ciudad azteca edificada en medio del  agua, expresó que el espacio que antes estuvo ocupado por agua, vegetación y diversidad de especies animales ahora, desecado y lleno de salitre, está poblado por dieciocho millones de personas, más de cuatro millones de vehículos, y miles de viviendas, fábricas e industrias. Y cientos de edificios que se están hundiendo y perdiendo la vertical porque sus acuíferos están casi vacíos, se  extrae el agua y se les impide recargarlos porque en las montañas vecinas se talan los bosques. Se fueron los árboles, se fue el agua, se fueron los pajaritos y demás fauna del monte.

Cork se preguntaba desde hacía un rato, cuando despertó por el ruido de unos minúsculos pasos de alacrán que buscaba el modo de introducirse en la tienda,  si ser, o siendo, es acto y potencia y si sólo ser es también acto y potencia. ¡Diablos! exclamó en voz alta. Se incorporó y abriendo su microcomputadora le escribió a Toci.

Te cuento que los navajos son diestros en fabricar collares, pulseras y mil cosas para el adorno personal. Lo combinan con metal  y piedras preciosas como la jadeíta. Desde el primer momento llama la atención, al que no es de aquí, la manera profusa que tienen de embellecer su vestimenta con estas joyas. Todo esto sobre ropas preciosamente bordadas y tejidas con dibujos que procuran ser simbólicos. Es un hecho que la manera de trabajar las piedras de ornamentación, dicen, se las enseñaron los mexicanos en tiempos precristianos. Pero después de la conquista también los españoles  proporcionaron mucha información de este arte. Y como los españoles, a su vez, lo aprendieron de los árabes del norte de África, se puede decir que ya desde aquellos siglos había empezado el fenómeno de mundialización. Me refiero al lado bonito del asunto. También en la  cestería logran los navajos verdaderas preciosidades. En punto de la alfarería hay piezas con destino suntuoso y otras para fines prácticos como cazuelas y ollas. Pero aun estas están tan bien terminadas que es necesario  pensarlo dos veces si pones la pieza sobre la estufa o la cuelgas en la pared como adorno. Igual sucede con los cestos. Los pequeños recipientes que tejen para albergar en ellas las tortillas mejor se usan para guardar cosas como hilos, agujas o las alhajas mismas. Imagina las ollas de los hohokam,  con fondo rojo y dibujos negros, ¡preciosas!

Lo que también aprendieron de los mexicanos, y esto no lo trajeron los españoles, y los moros mucho menos, fue el papel preponderante que tiene la mujer no solamente en la familia si no en la manera en que vive el grupo social de la localidad. Fíjate en lo que leo por las tardes, después de cenar, del excelente libro ilustrado de Oliver La Farge: “Indios Americanos”: “Los hombres corrían con el gobierno y controlaban las ceremonias, pero las mujeres tenían mucho que decir sobre todos estos asuntos mucho más de lo que aparentaban. El hombre tiene que vivir con su mujer, y como él era el que tenía que ver con el gobierno, podía resultar desagradable para él si decía o hacía algo equivocado...Los campos eran propiedad de los clanes, subdivididos en propiedades familiares que pertenecían  a la mujer cabeza de la casa. La cabeza del clan es el “clan madre”. La mujer más anciana no tiene autoridad oficial, pero cuando ella habla, todo el mundo escucha”. Al perder la propiedad personal, por efecto de la conquista  del siglo dieciséis, la mujer perdió también su preeminencia en el grupo. En pocas partes se conservó esa autoridad femenina por sobre todas las situaciones políticas y económicas, como es el caso de las mujeres juchitecas, en el sureste de México y las mazahuas, del altiplano toluqueño.

Tengo ya varios días caminando en el erg. En el medio día me abría paso entre los cuarenta y nueve grados calientes de manera que  no hagas mucho caso de las ocurrencias que entonces me vinieron a la mente. Xyster, el individuo que conocí en una la cervecería de Nueva York, del que luego te contaré,  dijo que Marco Tulio Cicerón era un senador romano tramposo. Cito sus palabra donde dice que si él hubiera tenido la desgracia de estar entre la masa... Imagínate a Nietzsche pero veinte siglos atrás. Dijo al bajar su cerveza y limpiarse la boca con el antebrazo:

Toda la elegancia en ese libro y el cabrón, ya para  terminar, hizo como esos grandes analistas que se desgarran las vestiduras. Defienden a la multitud y terminan de asesores de las autoridades en contra de los trabajadores en huelga. Alabando la idea de aldeanizar al mundo, empezando por los individuos haciéndolos más individuales no al estilo de Ibsen sino de Heidegger. Hay mucha confusión en las ideas, se me ocurrió  decir entonces.

-¿Ideas? ¡Intereses! Pero esto viene desde más arriba. Arranca de los filósofos. La pugna entre el idealista y el materialista hace que surja un tercer partido y es el escéptico.

-Esto lo dijo Emerson hace dos siglos.

-Sí. Son pensadores que vivieron hace mucho tiempo. Son las mismas ideas pero con nombres diferentes

-Igual puede aplicarse a la política  actual. El escéptico es crítico de primera línea para analizar, a través de cuestionar. Pero esta actitud, llevada al terreno de las urnas, para votaciones políticas, conduce al abstencionismo.

Estábamos sentados cerca de la pared del local. Veíamos tras los grandes ventanales pasar a la gente.

-El mundo necesita comer más verduras y frutas y hacer ejercicio - dijo mirando hacia la distancia.

-En México, con ser un país de baja economía, las fuentes oficiales consideran que la tercera parte  de su población es anémica - obesa. Esto quiere decir treinta y cinco millones de individuos. - Agregó una frase de Gregory Peck - Henry Street, en Las Nieves del Kilimanjaro, que se había puesto de moda: - No porque el armón vaya más rápido que el caballo, quiere decir que avanzamos. 

 Xister se echó medio litro de cerveza de un jalón y luego de limpiarse la espuma con el antebrazo dijo que era novelista.

-¡Interesante! ¿Qué te dio por escribir?

-Porque soy historiador de profesión.

-No entiendo.

-El poder teme más a la novela que a una obra de historia. Por eso trata de desacreditarla. Cuando me di cuenta de eso dejé de escribir sendos libros de historia y empecé con la novela. Su fluidez y su temática sin barreras se le escapan de entre los dedos de las manos. Puede estar hablando de otro tiempo, como Traven ¿has leído a Traven?, de otro lugar y de otro nombre. Y, sin embargo, alguien muy concreto será el indiciado. La historia de tratamiento epistémico le dará muchas vueltas para señalarlo. Y la historia mercenaria levantará  tanto humo como sea necesario para velar el panorama. Se trata de un juego de perseverancia. La novela histórica requiere de una investigación. Pero el poder ya se adelantó y dejó sólo lo que le conviene en los archivos antes de irse. Más no pudo hacer lo mismo con las bibliotecas del mundo...San Juan lo hizo con éxito hace  dos mil años y Dante en el siglo trece. Los romanos ni idea tenían de la comunicación que habían desarrollado los cristianos a través del Apocalipsis. Y en plena Edad Media,  la Divina Comedia, pudo decir cosas impensables para su época.

Luego de otro medio litro, agregó:

-Te voy a contar algo de México que tu linda historia no te ha revelado. Estamos en el principio del  siglo diecinueve. “Viajeros”, “Expediciones científicas”, “Gambusinos”...Todos quieren conocer las potencialidades de México apenas Hidalgo ha dado el grito de independencia frente a Francia y que en seguida se dirigirá contra España. Procedentes  de países anglos, los nuevos visitantes incluían siempre, como requisito para decidirse a invertir en México, el tema de la libertad de cultos. Casi todos los insurgentes eran católicos, y abundaban los caudillos – sacerdotes, pero necesitaban dinero para reconstruir minas y presas...En este panorama social mexicano  llega Henry George Ward, Encargado de Negocios de su Majestad de Inglaterra, a las costas de Veracruz. Los caudillos mexicanos del momento lo esperan con los brazos abiertos. Necesitan reconocimiento político y también esperan que invierta su capital. Los caudillos tienen tan sólo una década en la lucha y se revelan, a pesar de eso, como  experimentados negociadores. Empero, los otros, los extranjeros, tienen mil años de experiencia...

 

                                                                       II

Otro medio litro de cerveza.

-Créeme, la prosa de Ward, elegante, sencilla y culta, descubre una educación de las mejores universidades europeas de su tiempo. Aun en pleno siglo veintiuno es agradable leerlo. Sobre todo si recordamos que a la sazón, en el diecinueve, algunos de  los  mejores  escritores mexicanos  se esforzaban por llenar sus escritos de citas en latín y un español muy rebuscado.  Ward mezcla, con cuidadosa dosificación, el dato exacto y la sabrosa  anécdota. Deberías leerlo… Puedes imaginar una pequeña expedición inglesa que atraviesa el bárbaro y muy pobre territorio mexicano, carente de caminos para carruajes. Sólo senderos para animales de carga, llevando consigo tiendas de campaña, camas de latón y sirvientes. Además  un surtido vestuario para cambiarse de ropa a la hora de tomar el té, lo que hacen en pleno campo abierto o entre la agreste montaña. Evita describir el absurdo de cómo hacían sus necesidades fisiológicas en un país donde no se conocían los elegantes “retretes” de Inglaterra… Sobre todo es muy cuidadoso en sus expresiones que escribe de las gentes, los lugares y costumbres de México. Al final,  como a Lawrence de Arabia le pasó con las arenas del Cercano Oriente, parece que Ward fue conquistado por México. Llegó a tomar, con agrado, pulque y pidió al conde de Regla que fuera su compadre (ya sabes que en México todos son compadres) y le llevó a bautizar a una de sus hijas…Pero me apresuro recordarte que, junto con los demonios del dinero, también  llegó la gran cultura europea con un abanico más amplio que había sido durante la colonia.

“Amado Cork-le interrumpió Toci en la pantalla, siempre interrumpía_  te recuerdo que idiomáticamente recibimos el español pero que, genéticamente, tenemos una porción de herencia europea porque en ese continente el  flujo y reflujo de las poblaciones es ancestral, ya sea  por las guerras de conquista, o bien por emigraciones  motivadas  por lo económico en tiempos de paz. Esto último también se puede decir del aspecto cultural”.

…Este erg presenta las más grandes dunas que te puedes imaginar y tan extensas que siempre que llego a la cima de una de ellas veo el panorama infinito de arena.  Enormes dunas en los 360 grados de horizonte. Si no fuera por mi brújula y el mapa  y por los recursos empíricos que tengo para orientarme en el día y en la noche, puedo asegurarte que enloquecería por el temor a estar dando vuelta en una misma área sin avanzar en línea recta. Como suele suceder a los alpinistas en el Pecho de la Iztaccihuatl, cuando la montaña se cubre de niebla.

En mi grupo social se ve a Peyote desde que somos niños. Si más tarde decidimos iniciarnos se le conocerá de cerca. Pero también desde niños se nos enseña a respetarlo. No se puede correr y brincar llevando un vaso lleno de nitroglicerina en la mano. Peyote laicizado mata el cerebro, el alma y el cuerpo, repetían los viejos. No es lo mismo comerlo en medio del pueblo para el bien estar de la comunidad, que en una onánica ingesta individual. A ti que tanto te gustas el cine norteamericano recuerda cuántos grandes actores y actrices han quedado en la ruina física y económica por no haber respetado a Peyote.

Paso por zonas de la llanura en las que vive Peyote. En la emergencia, lleno de sed y de Sol, podría comer uno o dos trozos. Más lo saludo con respeto y me alejo. Tenemos mecanismos que más vale no despertar… Siempre recuerdo lo que dice Marco Tulio Cicerón y es  que el mayor absurdo sería suponer que el hombre tiene dominio sobre el vicio.  Y en la actualidad más de un psiquiatra, armado con las mejores luces de la Academia, estaría dispuesto a suscribir el dicho de Cicerón. Entre tanto podemos señalar que muchos que levantaron desafiantes la espada contra el vino laicizado o contra esto y aquello, acabaron indigentes  bajo los puentes de Taxqueña y de Nonoalco.

Hay alpinistas que consiguen sus cumbres a base de doping. También pintores, cantantes, atletas... Sus finales desastrosos poco se conocen.  Hay “comas” provocadas que al final se prolongan mucho tiempo y tienen este origen. Nietzsche pagó con diez años de vivir inconsciente semejante abuso. Era en bien de la poesía, aseguraba.

En la última aldea que estuve vi que los hopis son de las pocas tribus norteamericanas que practican desde la antigüedad el matrimonio monógamo. Se parecen en esto a la costumbre de la ciudad  que pueden separarse o divorciarse y volver a casarse. Otras tribus, aunque de organización polígama, muchos de ellos prefieren vivir con solo una mujer. Es decir, creo que son ellas las que deciden que sea una. O admiten que sean varias. Es probable que esta costumbre de ellos, por estar tan cerca, haya inspirado en Joseph Smith la idea del matrimonio múltiple entre los mormones, más que las referencias bíblicas.

También pude observar que, igual que  los cristianos, consideran a los santos como hermanos cuya vida ejemplar es necesario imitar, y a la vez los invocan como intercesores de ellos con Dios. Así los pueblos de las Llanuras del Este, tienen sus kachinas o seres divinos. Sus representaciones  de estos seres divinos las hacen  en madera, piel, barro o bordándola en sus telas de lana. Pueden parecernos, por su aspecto, que las kachinas se trata de seres cuya misión fuera infundir temor en los humanos, pero en realidad son benéficos y amables. En la manufactura llegan a ser unas obras de arte. Sobre todo en lo que se refiere tanto a sus colores como a su manera de pintarlos y la profusión que en ellos plasman de dibujos. Es una iconografía en realidad muy rica en representaciones simbólicas. No olvides que en la actualidad la psiquiatría recomienda que se dialogue con estas representaciones, buscando una solución terapéutica. De otra manera se habla al viento y se corre el riesgo de acabar perdiendo  la cordura. Como si se hablara solo frente al espejo. Un diálogo entre el consciente y el subconsciente. Igual  hacen los que, a base de inhalantes, acabaron con sus neuronas.

Entre tanto subo y bajo por las largas y hermosísimas crestas de arena que se pierden en el cielo azul profundo totalmente exento de nubes, pienso en Koren Boxen,  esa escritora adorada por ti que llena sus novelas de personajes burgueses que gustan de imaginarse pensamientos revolucionarios desde la elegante terraza de su mansión. No te enojes. Burguesía y revolución van de la mano desde la misma Edad Media. Sólo que entonces se llamaban feudales y, en la actualidad, después de largo recorrido por la historia estrenando etiquetas, neofeudales. Ah, y Koren  adoraba a corsarios depredadores, del siglo diecinueve, a los que hacía dignos descendientes de Odiseo, el luminoso pirata de la antigüedad. Es correcto decirle también corsario ya que su actividad depredadora era aplaudida por la sociedad de su tiempo.   Ya habrás notado que no te sigo mucho en eso de quemar copal a algunos de  los luminosos griegos antiguos y su gran puesta en escena de la democracia que será cantada por todos los siglos venideros. No estoy contra la democracia sino  con ese manejo que se hace de ella. Lee los discursos de los grandes oradores de la Revolución Francesa y encontrarás abundantes citas a aquellos pensadores atenienses.  Te cuento lo que a ese respecto escribe Gilbert Murray en ocasión de la conquista de la isla Melos, del Egeo, por los atenienses: “Tal fue la captura de la pequeña isla de Melos por los atenienses, la matanza de todos sus varones adultos y la esclavitud de todas sus mujeres y niños”. En realidad, dicen Eurípides y otros escritores griegos de ese tiempo, aquella isla carecía de poder militar, su comercio era modestísimo y apenas lograban sostenerse con su desmedrada agricultura  doméstica. Ante el saqueo, las violaciones, el espectáculo morboso de la sangre derramada, y la imposición de la esclavitud, estos griegos  cultos no eran  diferentes a los bárbaros hunos incultos de Atila.  ¿Y qué dicen de esto los historiadores? Bueno, para muchos la historia sigue siendo una manifestación de las bellas artes y les vale un cacahuate la exactitud. Para otros es cuestión de versión política y les importa nada la veracidad.

El famoso adjetivo “indio” ha sido aceptado en estos paralelos de Las Grandes Llanuras norteamericanas como una cosa propia y natural. Esto al margen de toda aquella vieja historia de Cristóbal Colón que se dirigía a la India pero que, navegando hacia el oeste, se topó antes con las Antillas y después con todo un nuevo continente.

También el adjetivo sigue siendo utilizado por otros en sentido peyorativo. Y puedes jurar que así será por siempre. Lo mismo sucede con los adjetivos de negros, blancos, amarillos, rojos. Con “chilango”, de la Ciudad de México, si lo dice alguien que vive en los estados: “Has patria matando un chilango”.  Chilango dicho por un chilango (que nace en la capital del país) hasta es motivo de chascarrillos bien intencionados. En la televisión de la capital sale en estos tiempos un spot  que dice: “¡Estoy orgulloso de ser chilango!”. Lo que es cierto es que respecto a estos adjetivos se puede descubrir la cultura, los prejuicios e intereses que tiene el que los aplica.

No solamente hay que luchar en el desierto contra la sed. Te comento que es necesario  tener especial cuidado con el verdadero peligro que es la deshidratación. La sed es una señal que algo grave puede suceder. Y es que el organismo vaya echando mano de la humedad que lo  mantiene en buen funcionamiento. Si alguien quiere tener idea de la sed profunda de la que te estoy hablando, puede hacer el experimento de ir a caminar a Teotihuacán, en la primavera, unas cinco horas bajo el sol. Que le de vuelta a su circuito por fuera y después suba las pirámides, incluida la  Ciudadela. Al final  tendrá una idea de la sed que se experimenta en el desierto en un solo día. De paso podrá observar, en ese Valle, la conjunción de aires.  Fríos arriba y abajo los cálidos, formando remolinos en todas direcciones. Esto también lo encontrará en el chaparral del desierto.

Agua y temperatura aquí es un binomio omnipresente. La pérdida del agua por la piel, el pulmón y la vejiga en el desierto es más acentuada en la gente que, como yo, procede de la ciudad, en comparación de un habitante de las poblaciones de estos paralelos con  la adaptación al menos desde niños y por generaciones. Y no hay que olvidar que en cualquier caso se pierde líquido  debido a las altas temperaturas y precisamente en un medio geográfico en el que no hay agua.

                                                                                     III

Te digo que la  gente de la ciudad debería considerar que se trata de una cosa seria el paulatino aumento de temperatura en el planeta debido a la utilización de gases de efecto invernadero, tan utilizados en la industria,  que son los que causan  el cambio climático. Pero  que en la escala casera también son muy usados. Hasta ahora parece que en el último siglo no ha aumentado un grado la temperatura pero se considera que en cien años puede llegar hasta varios grados más de lo que tenemos ahora. Esto ya está dado de manera local en ciudades como México en donde ha habido primaveras de hasta treinta y cinco grados. No creas que me lo cuentan, yo los he medido.

Te estoy hablando de la Ciudad de México pero que generalizada traería como consecuencia efectos realmente catastróficos. Derretimiento de casquetes polares y glaciares de las montañas continentales lo que está provocando cambios en el ciclo hidrológico. Lo sé porque es mi profesión. Los científicos de la Universidad  se desgañitan todos los días diciendo esto mismo en conferencias, a todos los públicos,  que sustentan en  sus diversos campus o por televisión. ¡Y quién les hace caso! Como diría un gallego que conozco: ¡mierda con este mundo! Siempre estamos esperando que las grandes industrias hagan algo al respecto. Nos desentendemos del hecho que con sólo encender un cigarro también se está participando en este asunto.¡ Millones de cigarros en el planeta cada minuto! ¡Temperatura y aire sucio! A nosotros nos manda al hospital con severos edemas pulmonares y a la biodiversidad la termina en el corto plazo.

 Entre tanto, en el segundo año del  siglo veintiuno, en la Huasteca, la temperatura alcanzó cuarenta y nueve grados por causas especiales regionales como son los fenómenos conocidos como Niño y Niña. Se considera que hacía ya un siglo y medio que no se tenían semejante temperaturas. Pero también porque ahora contribuye a eso la tala de bosques, los grandes incendios de los mismos y el uso de esos otros gases causados  por la urbanización. Me consta en las travesías por las montañas que hay mucho descuido en la gente. Provoca con ello los grandes incendios en los bosques. En las grandes cañadas del Eje Neovolcanico las sierras eléctricas de la tala  funcionan todo el día, en las cotas hasta de los cuatro mil. Pero también las condiciones huracanadas de los “Niños” desprenden, con sus fuerzas, mucha cantidad   de ramas y hojas que quedan depositadas en el suelo. Cuando llega la primavera esto se incendia solo y con suma facilidad. Es imposible no pensar en estos fenómenos climáticos, regionales y globales, cuando se camina en el desierto envuelto en temperaturas cercanas a los cincuenta grados. Lo irónico es que en las poblaciones, al abrigo de las sombras, los ventiladores y el agua embotellada, que se puede obtener con sólo estirar la mano, no se piensa  así. Pero la paulatina deshidratación también me hace recordar cosas agradables. Ester Echeverría es una cantante de temas regionales en los que está presente al agua. Canta en español y en náhuatl.

Creo que el sol empieza a afectarme las meninges. Pienso en el tiempo y en el “Sol peregrinante” como le llamó Heidegger.  Y en sus sucesivas ahoras. Me está permitido moverme subiendo o descendiendo la arista de la duna en este ahora. El ahora cuando llegue a su cima será otro. La imagen de la eternidad. Esto lo vive cualquier pinacate o alguna otra criatura del desierto. Es tiempo de observar  a los grandes pinacates y toda clase de animales que cruzan en mi camino. O yo en el de ellos. No lo sé. Hay algunos pinacates enormes y empecinados que ven que me aproximo y no detiene su paso. Entonces debo hacer alto y esperar...Me pregunto si en realidad  solamente  los humanos somos criaturas que, al pensar, se piensan en sí mismos. Ser que se concibe. Que habla solo consigo mismo, como si fueran dos. Que tiene conciencia que al final morirá. O será que en el cerebro del humano se nos ha colocado una tarjeta, una “memoria”, mediante la cual podemos relacionar los ahoras pasados como los posteriores. ¿Es por lo que podemos imaginar un final? ¿Quién sabe si una hormiga sea capaz de esta clase de conexiones? Pero tú, en cambio, en tu campamento de altura de los Andes, en tanto ves el cadáver de  la alpinista norteamericana, semisepultado por la nieve, y movido su anorak azul por el viento, desde hace varios años, sabes que hay un final.

La última vez que estuve en México asistí a una conferencia de los filósofos en Ciudad Universitaria. No es por medio de la filosofía por la que se conoce a la vida, dijeron. Es al revés. Y luego vino lo de la verdad. Dios es Dios para todos o no lo es para ninguno. Esto quiere decir que Dios no es exclusivo para uno. Los aztecas, dijo uno de los filósofos, cuando aseguraban que eran poseedores de la verdad, y los demás estaban en el error, lo que estaban exponiendo era que eran dueños de su verdad, pero no de la verdad universal. ¡Si había pueblos que se lo creyeron, peor para ellos! Y, en realidad, como todo pueblo colonialista, les importaba un pepino la verdad universal a la que anteponían su verdad. Y con los aztecas  se acabó esa verdad pero no la verdad. Durante tres días estuvieron hablando los filósofos de la verdad.

Salieron estos filósofos y entraron  por turnos los estoicos, los dialécticos, los académicos,  los peripatéticos, los husserlianos. Los nietzscheanos nada querían saber de los otros. Los husserlianos se reúnen, en ciclos de conferencias, cada cincuenta años para recordar el fallecimiento y las ideas del filósofo. Los nietzscheanos, que les gusta matar todo, decían  que es necesario  matar a la tradición. Pero desde la tradición para que en los próximos cincuenta años volvamos a reunirnos para que las ideas del maestro sean recordadas...Otro, muy joven por cierto (no lo volverá a hacer cuando ya esté viejo), tomó la palabra y, como un moderno Zaratustra, dijo que algunos filósofos deberían encontrarse desde el primer semestre, en la Facultad, con la materia obligatoria de escribir al final una novela. Humanizar la idea, nosotros que siempre estamos hablando de humanismo. De esta manera se corregiría a tiempo toda esa deformación en el planteamiento que encontramos en nuestros propios escritos. El pueblo estándar, decía, necesita con urgencia de la calidad de pensamiento de los filósofos. ¡Hay ya mucha basura ocupando el casillero de “cultura”. Entre tanto, los pensadores hemos formado una secta, por medio de nuestra manera de expresarnos, de tal modo que nada más entre nosotros nos leemos. Hace años los geólogos, geógrafos y aun los astrónomos universitarios, han emprendido ese camino  conocido como divulgación científica. Lo mismo tendríamos que hacer nosotros pero ahora   con el gran soporte del Humanismo en la literatura, que es el que puede ser frecuentado hasta por los habitantes de las colonias precaristas (aquí elevó la voz y empezó a manotear como un orador al final de su discurso en el mitin callejero). “Si de cara a la democracia el voto de un ignorante vale lo mismo, para conducir los destinos de la nación, que los de un decano universitario, entonces apresurémonos a elevar la calidad de ese voto, no a eliminarlo. Ni a rebajar la del emérito”.

Después entraron al auditorio los filósofos del pensamiento racionalista y a estos les sucedieron los que criticaban el pensamiento lógico. Sin faltar los heurísticos que aseguran que no  hay  tal Platón después, del primer Platón, sino que en el trasiego filosófico ha habido mucha interpolación y los apócrifos pasan como los originales. Y que lo mismo sucede con Aristóteles.

También me escribió  preguntando:

-¿No se la pasan de lo lindo los filósofos desmenuzando tales asuntos, Guillermo Stenbergeen?  ¿Crees que valió la pena  que hayas decidido suspender, por unos días, tus actividades de perforar pozos en el fondo del Golfo de México, para acompañarme  a esas conferencias en Ciudad Universitaria?

-Sí – le contesté en su oportunidad -. Ahora sé menos de la verdad que el verano pasado. Y de la realidad ya no sé por dónde quedó. ¡Y casi me desparecieron a mi tiempo y a mi espacio! Hasta este día no sospechaba que en la filosofía suceda como en la economía, en la religión y en la cultura. Cada grupo tiene su verdad y eso es lo que lo caracteriza. Pero debe haber una verdad universal. Y de existir esta verdad universal  sería peligrosa toda vez que amenaza la verdad de cada pueblo...

-No te preocupes tanto – me contestó con desfachatez -. El año que viene volveremos a ese congreso mundial de los filósofos en Ciudad Universitaria y de seguro ya encontraron otra verdad…Schopenhauer dice que se la pasan tejiendo una telaraña. Y a cada nuevo sistema filosófico las arañas salen apresuradas a devorarlo.

Pero en seguida se puso serio en lo que me estaba escribiendo:

- No creas que se la pasan en la pura elucubración. Así como  ves, estos son los que marcan las directrices. De aquí se filtra todo este afán intelectual a los diversos niveles de la literatura como son la poesía, el ensayo y la novela. De la novela llega a los partidos políticos en donde es procesada según intereses concretos de los grupos que forman la sociedad. Sólo que para entonces   ya hay una interpretación en la perspectiva de los intereses, no de las ideas, y es lo que conoce la gente. El estándar se acerca a las urnas por temas cercanos tales como la economía, seguridad frente a la delincuencia, lucha de géneros, fuentes de trabajo, educación pública y gratuita, democracia... Y acaba por perder de vista el panorama pues todos los partidos con puntos más, o puntos menos, le ofrecen cuestiones análogas. Sobre todo cargan el punto en lo que los otros no hicieron. O, en lo que según ellos, hicieron mal. Así es como nos encontramos  en el pleno surrealismo de  gente religiosa que vota por los partidos políticos cuya declaración de principios es el laicismo anti religioso. O militantes del pensamiento racionalista que van devotos a la Basílica de Guadalupe....  Como sea, no pierdas de vista que    esas ideologías empiezan ahí, precisamente, en el lugar en el que el verano pasado  nos encontrábamos parados tomando café.

                                                                IV

Para el día siguiente ya había olvidado a los filósofos y seguía contándome de su travesía en el desierto navajo.

-Al dejar la aldea algún anciano se me acerca y, a manera de despedida, me dice:

-Si tienes fe puedes alcanzar la otra orilla del desierto.

-La tengo - le respondo.

-Entonces que Orenda, que siempre está cerca, te ayude.

Si te das cuenta,  es la misma posición de Jesús respecto de la fe. Les preguntaba: ¿Tienes fe  que yo pueda curarte? Cuando acudes al psicólogo o al médico general ya llevas la fe  por delante. De otra manera no darías un solo paso en  dirección del consultorio.  De esta manera toda la libertad de decisión correspondía hace veinte siglos  al hombre y a la mujer. ¡Libre albedrío! En realidad el asunto  está pleno de  antropocentrismo. Supongo que el cielo se reserva la decisión  de intervenir, dándoles la gracia a los individuos verdaderamente necios. San Pablo, por ejemplo. O Robinsón Crusoe. Es una simple cuestión de proporción entre autosuficiencia y fe. Si aquella ocupa todo el panorama la fe no va a encontrar la entrada a ese lugar por ningún lado. Ahora no te estoy hablando de aquellos tiempos remotos en que empezó el  Evangelio. Aquí mismo,  en Estados Unidos, un individuo en pleno siglo veinte, que era corredor de bolsa en Wall Street, sintió que necesitaba ayuda externa a su voluntad para poder vencer su obsesión frente a la droga del alcohol y, según él, se le concedió.  Toda su vida caminó en la ilusión que él solo podía habérselas con el poderoso númen espirituoso…Este es un caso muy documentado y no voy a entrar en detalles hablándo de ello. Sobre todo las clínicas contra las adicciones requieren de fe.

Dice que la noche anterior un grupo de muchachos indios navajos le pidió, después de la cena, que les contara una película de vaqueros. Le preguntaron si había visto “Shane”. El prototipo de los filmes de ese género cinematográfico. Por supuesto  la vio en el cine pues el tiempo de la película en cuestión data de mediados del siglo veinte. En ese remoto  tiempo la gente no había metido aun el Caballo de Troya de la televisión a su casa. Todos iban al cine. Había salas de enormes proporciones físicas. Algunos cines en México hasta parecían palacios. En la capital precisamente uno se llamaba así, Palacio Chino, en la calle de Iturbide, a la vuelta del Reloj,  el Metropolitan, de avenida Independencia o el Encanto, de tres pisos o niveles, en la calle Serapio Rendón.

-Hasta puedo citarles – les dijo-  las palabras con que empieza  la novela de Jack Schaefer: “Bajó cabalgando a nuestro valle, en el verano del 87...”  Y entonces en el film se ve a Alan Ladd cabalgando sobre su caballo que baja hacia el hermoso valle donde se va a desarrollar la trama y en el que lo esperan Jean Arthur, Van Heflin, Jack Palance... Las esperanzas, las amenazas, las frustraciones, las alegrías, las muertes...

Las comunidades indias que pueden enviar a sus hijos a estudiar se inclinan por carreras científicas. Pude observar que desde niños les enseñan a jugar con figuras geométricas. Cuando van en la media superior no les tienen miedo a las matemáticas. Esto en México arroja resultados de sólo el dos por ciento en las carreras de las ciencias exactas. Tan exiguo porcentaje se dedicará a carreras de la arquitectura, la astronomía, ciencias de la tierra, química, y las ingenierías. Ahora en la Universidad Nacional Autónoma de México la matrícula femenina es superior a la masculina. Pero pocas mujeres se van a las ciencias exactas. Entre los indios  muchas vocaciones científicas se enfocan ya, desde el nivel elemental, al área de la investigación que tienen inclinaciones con la enseñanza de los números. Algunos muchachos, de la más variada gama de grados escolares, le preguntaban cuestiones relacionadas con la geometría, la aritmética, álgebra y trigonometría. Lo cual no es nada raro. El pensamiento indígena siempre ha estado cerca del desarrollo matemático. Otros lo llevaban  a su casa y frente a la pantalla de computadora veían fórmulas y ecuaciones. Pero lo hacían de tal manera que se daba cuenta que estaban tan familiarizados con la historia de las matemáticas como en otras partes se conoce la trayectoria del fútbol. El sistema educativo nacional aquí  está diseñado para un mundo de tecnología e investigación científica. “Al otro lado del canal están en el siglo que viene”, diría George Eliot. “Van más de prisa que nosotros”.

-El pensamiento indígena es matemático por méritos propios – dijo cuando se retiraba a dormir  a su tienda -. Tenían la costumbre de estar mirando a las estrellas y familiarizados con el tiempo. En ellos no es cosmogonía sino cronogonía. Bueno, esto sucedía en los lugares del desierto navajo en los que todavía no había televisión...

-¿También los mexicanos…?- inquirió un jovencito algo escéptico.

Cork apretó unas teclas y apareció en pantalla el título de un trabajo que desarrollara Guillermo Garcés Contreras, profesor del Politécnico Nacional de México: “Pensamiento Matemático y Astronómico en el México Precolombino”. Había sido publicado hacía muchos años, en 1983, y el autor mismo había  fallecido desde el siglo pasado.

-¡Formidable! – exclamó con sinceridad el muchacho.

Por lo aislado que viven estas comunidades, en algunas partes se ha recurrido a la tele - enseñanza. La gente todavía no descubre en plenitud, por más que la tenga desde hace tiempo, esta posibilidad para hacerse de una buena educación tanto científica como humanística. Es un recurso frente al incremento constante que la población experimenta en las ciudades. Las aulas de la enseñanza directa jamás  volverán a ser suficientes. La población crece pero los presupuestos de la Universidad Nacional siguen magros. Sus aulas son las mismas que hace medio siglo.    Además que en la universidad pública la función docente no se ha valorado como debe,  con respecto a sus percepciones económicas, y esto crea conflicto de manera permanente, en detrimento de la excelencia académica. La región tiene graves compromisos económicos  internacionales que no permiten invertir en educación, como necesita hacerlo y como lo señalan los organismos mundiales. En México a la gran Universidad Nacional le dedicaban por ahora el 4 por ciento cuando la Organización de las Naciones Unidas recomendaba el 8.

 La auto enseñanza empieza a tomarla en cuenta los países que han comprendido que la economía está sustentada en el conocimiento universitario a nivel masivo. ¿Universitario a nivel masivo? ¡Un acertijo que ni siquiera Batman podría resolver. Tal vez lo haga el sistema de universidad abierta. Por conveniencia propia de los indios. Porque la economía es desconfiada y no se desarrolla en lugares que carecen de cultura humanística. Acuérdate que el Humanismo, del Renacimiento, fue obra precisamente de los señores feudales que ya se estaban trasformando en burgueses y se perfilaban, a la velocidad del rayo, a partir del siglo dieciocho, en los capitalistas de la actualidad. Provocan la precarización pero exigen cultura para fijar sus lugares de inversión. Y lo que hace falta para que despeguen  las comunidades, sin dejar de ser ellas mismas, como lo han venido siendo a través de los milenios, es la proyección con destino social. Una especie de cronovisión que siguiera  mirando hacia las estrellas pero  también que fuera ahora como palanca cultural, económica y política. Aquí, como en los paralelos del sur inmediato, el pensamiento indio sigue sin conocer a Platón. Lo occidental no les va a abrir los brazos sino empiezan desde los griegos antiguos. Así como ellos no acogen en su seno al que no hable de Orenda o el Popol Vuh.

En alguna comunidad me han preguntado por mis logros académicos. Algunas  consideraciones me hacían guardar silencio al respecto o bien negarlos. Uno era que siempre recordaba las palabras con las que Fitzgerald empieza su Gran Gatsby: “Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas”. La otra era que mis excelencias académicas, más que acarrearme amistades, me arrojaban a un individualismo cuyo aislamiento de la sociedad era el inevitable resultado. Y, por último, ¿qué sabía yo en realidad? Los sabios que yo conocí y admiré en los libros, cuando era estudiante de la media superior, dos décadas más tarde estaban obsoletos frente a los que habían echado raíces activas en el campus universitario. Aquellos seguían creyendo que la Tierra no se movía, que era un solo bloque, en cambio los otros ya la llevaban y la traían por todos los océanos.

Prefería abordar el asunto con palabras llanas. Pero dejando en claro, para que la comunicación les fuera útil, que esto de la ciencia empieza con la observación, análisis y descripción de un organismo o fenómenos desconocidos para la ciencia, hasta culminar con la publicación en una revista especializada. En el proceso será necesario comunicar los resultados tanto en informes de trabajo, como en conferencias y eventualmente en el campo de la docencia.

Más, ¿para que todo este barullo de estudiar? ¿Estudiar por estudiar será una moda como bailar o hablar en la calle desde el celular? Me interesaba decirles que un muchacho indio científico necesita también ser culto. Tiene mayor responsabilidad que un científico no indio. Debido a que, para conservar la cultura india y comprender la cultura occidental, hay que leer.

-¿Cuánto?

-Al menos dos horas diarias durante noventa años... Los padres indios hicieron la epopeya de conservar la tradición original en el brutal choque con el blanco y su superior tecnología que traían desde la Edad Media europea. Si ustedes ahora, por medio del conocimiento de la técnica y las culturas, no llegan a ser excelentes indios, seguirán como una abstracción de seres anacrónicos.

Llegado a este punto me dirigía a las muchachas.

- El mundo indio, por si no lo saben conscientemente, es esencialmente femenino. Será más fuerte si las niñas  se meten a las aulas. La cultura occidental tiene muchos recursos de conquista. Donde las armas de fuego no penetran, envía a sus guerreros ideológicos. Las sectas religiosas espirituales van por delante. Estas borran toda huella de cultura original. Lo primero que hacen es arrojar  a la figura femenina a un lado. Empiezan por decirles Marimachos, destrampadas, frígidas... Por eso a la cultura occidental hay que conocerla. Es bella y peligrosa. Cuando se le conoce y se conjura su peligrosidad queda su insospechada belleza. Un militar vence por medio de matar o esclavizar. Pero un guerrero religioso vence, alecciona al vencido y lo envía a conquistar para él a otros. Es como la avispa que inutiliza, sin matar, a la tarántula en la que depositará sus larvas y que estas, a su vez, sí devoran a la tarántula al servirles de alimento en tanto se desarrollan y crecen. Precisamente lo que se busca por medio del conocimiento es que nadie sea larva de nadie.    Y los creyentes sean creyentes de veras. Un laicismo bien fortalecido por su filosofía correspondiente y un espiritualismo puesto en práctica frente a las necesidades de la calle precarista. Fuera de esto lo demás es basura.

Xyster, que así se llamaba mi amigo ocasional de Manhattan, me decía:

-Aquí aparece lo necesario que es que  un país  cultive a nivel masivo la lectura y la escritura. El que lee tendrá que acabar escribiendo. Es una de las características del mundo causal. En los países en los que se lee mucho se escribe mucho y se publica mucho. Las industrias editoriales son abundantes y fuertes. Desde la escuela y en la calle lo practican. Y la consecuencia es que son cumplidos y generosos  en los presupuestos para sus universidades públicas. Son como un grupo de leñadores que se juntan para construir una casa en el bosque. Así es la construcción del genio por un pueblo. Y en la medida que esos leñadores están bien alimentados, los resultados serán mucho mejores. Pero, para decirlo con Thoreau, “¿Cómo podemos esperar una cosecha de pensamiento si no hemos tenido una siembra  de carácter?”.Tenía razón. Los presupuestos para educación no son  ni siquiera la mitad de lo recomendado por los organismos internacionales. Y los medios de comunicación masiva se dedican a darle espacios a los pleitos de los partidos políticos. O se afanan en hacer a la nota roja todavía más roja. O de publicitar a alguna estrella de la escena. Están para vender, no para educar, dicen una y otra vez. La Universidad Nacional Autónoma de México carece de un fondo de estabilidad económica y cada año tiene que batallar para que le aprueben su presupuesto. Es la carne del sándwich entre los  dos poderes que son el presidente de la república y el Congreso. La universidad siempre está en peligro que  le pase lo que a la Piel de Zapa de Honorato de Balzac. Cada vez que pide su presupuesto podría ir perdiendo una parte de su autonomía. ¿Conoces a Thoreau, supongo?

                                                                         V

Dijo que Xyster resultó un buen conocedor de las cosas de México. Le había comentado:

-Me parece que todo mexicano tendría que conocer a Thoreau. En Ciudad Universitaria hay, todos los días, conferencias de las más diversas disciplinas científicas y sociales. Son verdaderas cátedras porque una charla de estas constituye toda una actividad académica. Pero, por importante que sea el papel educador de la Universidad Nacional, todavía es como un foco de diez vatios tratando de iluminar un vasto territorio en una noche cerrada. De otra manera, cuando, empujado por su ADN, surge el genio, se encuentra con que cayó en una tierra fértil y el resultado es una bella obra como Romeo y Julieta o unos Ensayos o un Fausto. Justo Sierra y José Vasconcelos casi  surgieron en un erial. Tuvieron que empezar a reconstruir desde muy atrás, cuando deberían haber  dedicado más de sus potencialidades a la producción original. Querido amigo, la ciencia y la cultura son como una carrera atlética de relevos…

Al sabor y olor de la cafeína le contó una anécdota:

-Cuando salí de New Harbor, una playa frente al Golfo de Maine, ya llevaban dos semanas los medios de información diciendo a todo el planeta los detalles del problema de Michael Jacksón. Se le acusaba de pederasta y se decía que tenía líos con la justicia. En suma eso no le importaba absolutamente a nadie más que a Michael Jackson - me lo decía en tanto se jalaba los pelos de la cabeza de desesperación- .Pero no hay modo de evitar encontrarse con el comentario, a todas horas, y en todos los idiomas. En la prensa escrita, la radio y la televisión y hasta por Internet. Me huele  a una  de esas propagandas publicitarias que la gente del espectáculo suele inventarse... Como sea, resultaba insoportable. Pero – se seguía jalando los pelos- ¿qué hacer? Es más fácil evitar un dolor de muelas que encontrarse de nuevo con el escándalo de vodevil. La solución sería tirarse de cabeza en el Hudson y que sus aguas nos liberen de este suplicio. Pero somos tantos los que estamos bajo la metralla que pronto llenaríamos el río.

Le contó que él venía de un país en el que la cantante “Lucerito” había saltado de pronto a esos increíbles niveles de popularidad. Uno de los de su equipo de seguridad había agredido a los periodistas, pistola en mano. Durante un mes todos nos desayunábamos y nos acostábamos escuchando comentarios del guardaespaldas de Lucerito. Por  todos los medios de información masiva. Por absolutamente todo un mes no existieron los hombres de ciencia de la universidad, ni Cámara de Diputados ni la guerra de Irak...Cuando la noticia se gastó y por fin fuimos liberados...La moneda de adquirir cosas, que flotaba y flotaba, entre tanto, se había ido hasta el sótano...

Xyster le  comunicó que conoció una tribu de los hopis.

-Una vez al año, al llegar el invierno, esta tribu visita en masa el lugar en el que está sepultado Nube Blanca. Fue uno de sus grandes guías de los tiempos preanglos. Por la noche se encienden fogatas y se danza por grupos en las cercanías de la tumba. Como los rusos visitan la tumba de Lenin o como los cristianos el Santo Sepulcro en Jerusalén.

-Como lo finlandeses la tumba del obispo Magnus Tavast, en la capilla del Santo Sacramento en la catedral de Turku- dijo Cork.

Xyster había regresado a los medios de información.

Cincuenta medios ponen sus micrófonos en la boca de un funcionario de primera línea del gobierno. Un solo punto de vista que mañana tendrá por lo menos tres versiones. Parado frente al puesto de periódicos, al día siguiente un individuo puede ver los encabezados de esos diarios. Tres verdades que correspondían  cada una de ellas a los tres partidos políticos más grandes. Si hubiera cuatro partidos fuertes, tendríamos cuatro verdades.

También él regresó al tema de la universidad. Como no es posible que el pueblo en masa se meta a los auditorios universitarios, la Universidad Nacional tiene un medio informativo periódico de carácter general dentro de sus campus. Le aseguró que en todo el país no encontraría una publicación de contenido didáctico, temática tan variada, como la Gaceta. Cada número contiene dos o tres resúmenes de conferencias de especialistas en cien disciplinas científicas y otras tantas humanísticas. Con sólo su lectura, la gente estaría informada como ningún otro pueblo en el planeta.

Cincuenta y dos grados y es cuando pensaba que así como la conciencia despierta tras el error cometido, así la silenciosidad de sí mismo es lo que permite que el oído se agudice y perciba hasta el veloz pasar de los correcaminos. Se acordó que Schopenhauer soñaba con tener orejas de murciélago para escuchar mejor al enemigo que se acercara. Tal vez pensaba en Hegel.

Se le figuraba que debe ser  parecido en el manicomio. En ambos lugares se usa mucho el “mí mismo”, “yo”, la “voz” y un eterno “ustedes” que desde luego no existen más que en la imaginación.  Los tiempos son de hablar en singular  hasta que se consigue la suprema meta  del manicomio. O los pensadores anti masa que caen en coma sus últimos años como Nietzsche y Hölderlin.

Pensaba  también que  esa silenciosidad del desierto  es la que nos permite ver que en el mundo real la  cháchara estorba el atento percibir de las cosas que nos llega de otros.

Te digo estas cosas, le escribía a Toci, porque en tu aislamiento, actual en las montañas andinas, estás en posición de entenderme plenamente.  También habrás notado que aquí se perciben los cambios de estado de ánimo. En la ciudad el constante encontrarse con las personas los hace aparecer menos marcados. Los sentimientos son el arrobamiento frente a la belleza de “abajo y de arriba”, tanto en el día como en la noche. Y, de manera alternativa, pero en ocasiones atropellada, se desemboca en el sentimiento agudo de la soledad y la nostalgia de la gente. Querer estar solo y a la vez anhelar platicar con alguien. La mercadotecnia lo resolvió de manera formidable. De pronto nueve partes de la humanidad tuvo necesidad urgente de hablar por teléfono. Puso de manifiesto esta  necesidad durante algún tiempo y después vendió  incontables millones teléfonos celulares. La gente sigue estando felizmente sola y a la vez puede hablar desde cualquier lugar con alguien en el momento que quiera. Ver la figura del interlocutor que ríe y gesticula y, cuando oprime el botón... Creo que el equilibrio estriba en poder lograr cualquiera de estas cosas. La decepción  está en no poder  alcanzar la realización de ese mundo virtual. Yo podré estar solo en el desierto, el tiempo se me pegue la gana, pero al fin llegaré a algún lugar habitado, y platicaré y me platicarán. Y, ¿el que se encuentra entre la multitud sin poder alcanzar la soledad? ¿O el que está confinado a alguna clase de celda sin poder comunicarse?

Déjame contarte un episodio que contiene más sustancia que algunas obras de filosofía que yo conozco. El  autor del relato es Mark Twain. Y es que Joel el Indio quedó encerrado  en aquella cueva conocida como  de Mac Dougall, a la que el juez Thatcher había ordenado sellar la entrada con una reja de hierro, sin saber que alguien estaba en su interior. Tom Sawyer, el muchacho vagabundo, se imaginó, al saberlo, en su justa dimensión la angustia y desolación del indio, “con sus facultades potentes y enloquecidas”, en los días antes de su muerte. El desventurado había muerto de hambre. Cerca de la entrada, se había ido elevando lentamente desde el suelo, durante siglos, una estalagmita construida por la gota de agua que caía de una estalactita en lo alto. El prisionero había roto la estalagmita y sobre el muñón había colocado un canto, en el cual había tallado una ligera oquedad para recibir la preciosa gota que caía cada veinte minutos con la precisión desesperante de un mecanismo de relojería: una cucharadita cada veinticuatro horas. Aquella gota estaba cayendo cuando las pirámides de Egipto eran construidas; cuando el sitio de Troya; cuando se fundó Roma; cuando Cristo fue crucificado; cuando Guillermo de Normandía, el Conquistador, creó el imperio británico; cuando Colón abandonó el puerto de Palos... Está cayendo ahora; caerá todavía cuando todas esas cosas se hayan desvanecido en las lejanías de la historia y en la penumbra de la tradición, y se haya perdido para siempre en la densa noche del olvido. Mark Twain acaba preguntándose: ¿tienen todas estas cosas una finalidad y una misión? ¿Ha estado esta gota cayendo pacientemente cinco mil años para estar preparada a satisfacer a  la necesidad de este efímero ser humano, y tiene algún otro importante fin qué llenar dentro de diez mil años?

Tú y yo, en nuestro confinamiento actual, aunque voluntario, podemos entender en el episodio de Joel el Indio, la necesidad de poder entablar comunicación con los demás.   ¡Y poder hacerlo! Desde esta posibilidad puedes muy bien escoger la soledad. Me pregunto qué clase de soledad tuvo que conocer Pound cuando se pregunta ¿de  qué sirve  hablar? Y agregaba que hablar  no lleva a ningún sitio...Seguramente estaba pensando en oídos sordos. No en soledades geográficas.

Leí por primera vez a Emerson desde que era niño y seguí, desde entonces, sus costumbres de guardar “entre comillas” las frases acertadas de otros hombres. En ocasiones a este pensador le arrebata el pensamiento de no  leer a nadie y lanzarse a inventar el mundo y la vida por cuenta propia. Nada de Sócrates ni de  Escolástica ni de  Lógica. Pero la verdad que  pocos como Emerson (es probable que nadie) llegaran a acumular en su vida tal cantidad de citas de otros pensadores. Decía que tales pensamientos, ajenos, eran diamantes que mezclaba con su polvo. ¿Conoces un ejemplo de humildad como éste entre los escritores? Por mi parte nunca pude, ni quise, olvidar ese arte suyo de hacer citas. De tal manera que te pido hagas lo mismo. No quieras aparecer original con ideas de otros. En especial tú, que perteneces a una etnia, sabes la delicia que es repetir los pensamientos de los antecesores. Es el meollo de la tradición oral. Los indios cuentan sus cosas mil veces en su vida sin variar ni una sola palabra.  Y no conoceríamos la maravilla de La Ilíada si a Homero le hubiera dado por hacerse el exquisito y no repetir todas esas bellas tradiciones que nos cuenta. La tirada de mil ejemplares de un libro es la repetición de mil relatos idénticos, de los que todos vamos aprendiendo. Ya sabes que, por mi parte, hasta cinco  veces o más  vuelvo a leer un mismo  libro. En este momento me acuerdo de El Gran Gatsby, las comedias de Aristófanes, La Ruta del Dr. Shannon… Bueno, se han escrito tantos deliciosos trabajos a lo largo de los siglos…Nada más por eso bien valió la dicha haber nacido…

No lo tomes como regaño pero es que en cultura no se puede partir de cero. Sólo los escritores de partido lo intentan para su molino. Pero en un panorama universal hay que conocer primero  a los líderes occidentales como Platón, Aristóteles, Zenón, San Alberto Magno, Goethe, Shakespeare, Flaubert, Víctor Hugo, Tolstoi...Y a los americanos  empezando por Fray Bernardino de Sahagún, Fray Diego de Durán, Nezahualcoyotl, Chimalphain...Si bien, no para quedarse en la contemplación. Sólo como peldaños para la propia obra. Hay, ciertamente, espíritus originales bien intencionados que en todas partes quieren empezar de cero pero...pronto se encuentran  que hay que  volver a recorrer las Edades de Piedra, Hierro, Bronce... ¿Quién sabe si alguna vez llegarán  a nuestros días? Y, cuando lo hagan, ¿en dónde andarán los que se apoyaron en la tradición? Kurt Salamun dice que Kierkegaard ha influido, en el concepto de la vida y en la imagen del individuo de Jaspers.                                                                                                   

                                                                             VI

Cork  había participado en un concurso de bebedores de pulque. Eso fue la temporada pasada de montaña, en la Sierra de Hidalgo. Teníamos  dos semanas escalando en el Circo del Crestón, del Macizo de las Monjas. Más tarde nos trasladamos a una cordillera de paredes y agujas que está inmediatamente al sur de este lugar. Cerca del “Valle del Muerto Sin Cabeza” (en la época  que la gente de estos pueblos serranos vivían de vender madera a las minas, desde mediados del siglo dieciséis,  se dio mucho movimiento de aserradero en estos altos bosques, entre Estanzuela y Chico. Un día encontraron una  cabeza de humano en este valle alargado,  pero nunca hallaron el cuerpo).

 Se nos terminaron las provisiones y bajamos hacia el noroeste. En una tienda de Capula vendían de todo. Desde un tractor hasta víveres, sombreros, aparejos y sillas para caballos, refrescos light, tornillos sin fin, agujas, hilos… Algunos niños ya veían televisión a esa hora temprana. Al verlos, Cork hizo el comentario que los niños normales saben que los ochenta mil asesinatos que ven en la televisión es pura ficción. Pero que para los niños enfermos de la mente eso puede ser real. Algunos buscarán emularlos cuando crezcan…

Estábamos por echarnos las mochilas al hombro y empezar a remontar la vertiente del sureste y regresar a nuestro campamento del Valle del Muerto Sin Cabeza, después de comprar los víveres, cuando escuchamos a alguien que decía:

-Ustedes, que no son de aquí, deberían participar en el CLVII Magno Concurso de Bebedores de Pulque. Es anual. Compiten quince pueblos serranos de la región. Vienen desde Actopan. La sede del  Concurso para el siguiente año se lo lleva para su pueblo el que gane. Los últimos cinco años han ganado los de San Juan. Por una contingencia de última hora, este año tendrá lugar aquí, en Capula. La Magna Sala del Concurso, de aquel pueblo, está en etapa de reconstrucción.

-¿Cuándo tendrá lugar la competencia? – pregunté en tanto miraba a Cork que en ese momento guardaba silencio y veía hacia el oeste, en dirección a las agujas de Los Frailes, que por la lejanía casi se perdían entre la bruma  azul y la fuerte luz solar. Cork era algo así como un  ser especial para eso de beber. Había nacido bajo el signo de Ome Tochtli. Es decir, predispuesto para beber cuanta cosa tuviera alcohol. Y también señalado para morir con el hígado destrozado por la cirrosis. Pero Kiva, su madre, lo llevó, apenas  a los cuatro días de haber nacido, con los ancianos de su grupo perdido en el desierto de Chihuahua. Practicaron el exorcismo y cambiaron el sino. “Debe ser abstemio por completo” había pedido la madre. Pero un sacerdote de los presentes, se guardó de pronunciar la formula. De esa manera no sería abstemio pero tampoco  se emborrachaba  ni moriría por ello. Así está escrito en el Tonalpohualli.

Cork después miraba a una muchacha del pueblo. Bella y bien puesta. Pero sólo fue un momento y después apartó la vista. Ante estas situaciones siempre me recitaba lo que Gregory Peck había dicho a su sirviente negro al pie de Las Nieves del Kilimanjaro: “Ustedes los africanos sí saben tratar a las mujeres. Cambian vacas por mujeres. Si no funcionan las regresan al dueño. Nosotros usamos emociones. Sino funciona no nos regresan nada”. Sólo queda el indeleble trauma.

-Sería jugar con toda la ventaja de mi parte - dijo cuándo se lo propuse. El premio en metálico era tentador. Se calculaba que para los festejos, pre y pos certamen, se gastarían cien millones de pesos para una semana de fiesta. Y otro tanto sería el premio para el ganador.

-Con ese dinero podríamos pasarnos escalando en estas montañas los próximos veinte años de nuestras vidas. Conquistaríamos cuanta cumbre, arista y pared hay. Escribiríamos un libro de sus fichas técnicas...Bajaríamos cada dos semanas a descansar a un buen hotel de Chico y de vez en cuando iríamos a nadar a Amajac. Volveríamos a remontar la cuesta hasta nuestro campamento de altura. Invitaríamos  a nuestras amigas a que nos visitaran en las tiendas...

-No me interesa – dijo en tanto se echaba la mochila al hombro. Y ya empezábamos a caminar por la empinada calle del principio, cuando entró al tendajón – almacén un tipo alto, bien vestido  de mirada insolente. En efecto, resultó ser un fanfarrón. Las palabras que pronunció cambió todo el cuadro.

-Alcancé a oír que los invitabas a participar en el Concurso – dijo al tendero al tiempo que dibujaba una cruel sonrisa -. ¿Cómo se te ocurre tal cosa? Se ve que son de la ciudad. Y, por si fuera poco, de México, ni siquiera de Pachuca...Con que los subas a la Rueda de la Fortuna ya podrás ver cómo bajan vomitando. Aquí puro tomador fuerte.

 

 

El individuo que estaba hablando era  el campeón de los últimos cinco años. Y lucía más fuerte que todos. Era de un pueblo de la profunda cañada al norte de Capula.

En algo tenía razón. Previo al Concurso, los pueblos llevaban a cabo una preselección de bebedores de pulque. El campeón local era el que iba con gastos pagados y  la cantidad fijada para la apuesta. Por lo general los ganadores en todas partes eran los mineros. Como el polvo en la garganta se acumulaba allá abajo, por efecto del taladro sobre la roca, la garganta se atascaba de lodo y este se iba a los pulmones. Para conjurar tan grave peligro, lo  que hacían al volver  a la superficie era champarse al menos un galón de pulque sin respirar. Después, ya más calmados, por haber conjurado el peligro de la silicosis, departían todavía algún tiempo cambiando impresiones respecto del eterno asunto de  la extracción de la plata. Era algo que desde tiempos de la colonia española, decían, ocupaba el primer lugar en el mundo  en cuanto a producción. Y, agregaban los eternos inconformes, que  nadie sabía por qué el pueblo era tan pobre teniendo tanta plata en metálico. Era lo que siempre se preguntaba en estas charlas...

-¡Adiós mariquitas! – dijo el campeón cuando dimos los primeros pasos afuera del local. Y, después de otros dos pasos, Cork se detuvo. ¿Se había parado para agarrarle la palabra al bravucón? El primer sorprendido fui yo. No podía imaginar que Cork fuera a competir porque su ego hubiera sido lastimado, como esperaba el otro. ¿Cómo puede ofenderse alguien que está seguro de sí mismo? Y los otros también se sorprendieron que alguien recogiera el guante lanzado por el bebedor más fuerte de toda aquella parte de la sierra.

-No tenemos tiempo para esperar a que se desarrolle  el programa del Concurso y su consecuente eliminación de competidores– dijo directamente al campeón -. Pero, podemos apostar tú y yo, la cantidad de dinero que quieras... Al menos puedes tomarlo como entrenamiento.

No lo pensó dos segundos.

-¡Va! – contestó-. ¡Cien millones de pesos!-.En esa época en México el dinero tenía tres ceros de más de lo que en realidad valía.

-¡Hecho-. Y luego se volteó hacia los otros-. ¿Aceptan?

-¿Sí! -  respondieron a coro, gustosos y picados de curiosidad que alguien se le enfrentara al insolente. Pero más sorprendidos quedaron al escuchar a Cork:

-Pido atentamente a los habitantes  de este pueblo, me permitan competir en representación de Capula. Ya cuando era niño empecé a pasar por aquí, en excursión de alpinismo,  desde San José Tepenené,  hasta Pachuca, y realmente le tengo aprecio al lugar. Y a su gente... Desde luego, nosotros ponemos la cantidad íntegra de la apuesta.

Casi no pudo terminar de hablar cuando se dejó escuchar un nutrido aplauso de los capuleños. Los quince campeones regionales, seguidos por autoridades civiles de Capula, y otros treinta vecinos, pasamos al recinto donde tendría lugar la competencia. Era una sala de  diez metros por cinco. El suelo había sido llenado de aserrín que, para seguir la tradición, estaba pintado de rojo. Tiras de papel cortado de colores fuertes atravesaban la estancia en todas direcciones cerca del techo. En el fondo cinco barriles con capacidad de cien litros cada uno. Todo olía a pulque por lo que de inmediato entramos en el ambiente apropiado. Se nombraron los jueces que debían certificar el proceso, incluido la entrega del dinero al ganador.

Para entonces  el campeón de la cañada se había envalentonado al ver la figura de Cork. Este tenía la talla alta, de la gente del norte. Pero la práctica de la escalada, y la costumbre genética de su pueblo, de correr todos los días, por todas partes, y de preferencia en la estepa, lo mantenían un tanto delgado. El campeón, en cambio, era de mediana estatura, pero grueso y fuerte como un leñador profesional de aserradero.

-Que sea el doble de millones - agregó.

Cork dijo simplemente:

-Acepto.

Casi me oriné en los pantalones. No porque tuviera duda que ganaría, sino porque nuestro capital, reunidas su fortuna y la mía, después de comprar los víveres, no llegaba a diez mil pesos. Es decir, a unos diez pesos de los de ahora.

-Vale de por medio - dijo el campeón estampando su firma en un papel que  entregó a los jueces-. Es natural pues nadie lleva encima doscientos millones. Se llamaron a sus  testigos que en todo caso quedaban como aval.

-Firmo mi cheque por la misma cantidad - contestó Cork. Y luego me señaló -. Guillermo Stenbergeen, aquí presente, es mi testigo y  aval.

-Acepto - dije pero sin entender nada. Excepto que aquella misma noche dormiríamos en alguna celda de la cárcel de Chico.

-¿Y, si hubieran descubierto que ni siquiera tienes  cuenta en el banco . O que mi tarjeta mágica apenas es respaldada por el precio de su plástico?

-En ese caso ahí hubiera acabado todo el cuento. Nos llamarían mentirosos pero nada más. Lo declararían improcedente y ya. Pero eso sí, como las deudas del juego son deudas de honor, nos llenarían no sólo las mochilas sino también el cuerpo de plomo.

El presidente de los jueces dirigió una mirada a uno de los jueces secretarios para que diera la señal y principiara la competencia. De inmediato el otro lanzó hacia los aires el “chulo”. Es el trapo que sirve para limpiar las mesas del pulque que van desparramando los comensales, pero que ocupa un lugar destacado en el ritual de toda pulquería.

 

Cuatro horas duró la justa. Sólo interrumpían de beber para orinar. Cork se mantenía dos litros atrás del campeón. Para conservar esta ventaja, el campeón apuraba litro tras litro. A efecto de que no perdieran tiempo de cruzar la estancia, los jueces habían dispuesto un orinal de madera de cedro, traída de la selva de Chiapas, para cada uno, con capacidad de dos litros. Fueron expresamente fabricados para el Concurso, por los más hábiles artesanos del norte de Hidalgo. Su tallado, bellamente logrado con una pareja de amantes haciéndose el amor,  ponía de manifiesto el destacado poder erótico del pulque. No por nada  uno de los númenes del pulque es la diosa llamada Mayahuel.

Al final un juez ayudante fue hasta Cork,  y le puso una “catrina” de vidrio azul - verdoso en la mano, que levantó en señal de triunfo. El mismo obligó a que Cork lo mantuviera en alto dando tiempo a  los fotógrafos, que habían  enviados los “medios”, hasta que pudieran estos estar seguros de haber logrado unas buenas “tomas”. Bajaron los brazos cuando el último “flash” fue disparado.

El campeón había caído como fulminado. La congestión era tan obvia que fue preciso trasladarlo en ambulancia hasta la ciudad de Pachuca. Lograron salvarle la vida después de obligarlo a vomitar, le inyectaron algo y por el trayecto le cepillaban vigorosamente el cerebro y los brazos. Y, en algún momento, cuando ya se les “iba”, le acercaron amoniaco en las narices hasta que lograron que “regresara”.

Cork estaba tan tranquilo, que uno de los médicos tuvo que examinarlo para cerciorarse de que no hubiera tomado alguna droga con la intención de contrarrestar el efecto de la bebida. Cuando dieron su fallo, Cork fue hasta la mesa de los jueces. Estos entregaron un contra recibo, con el número de la cuenta bancaria del ex campeón, para ser cobrado en cualquier momento.

Cork vio el vale, lo olió y lo sopesó. Luego de dirigirme una mirada de resignación, suspiró, y acto seguido  devolvió el documento al presidente de los jueces. Los periodistas olieron que “tenían su historia” y reanudaron los disparos del flash.  Cork escribió la siguiente nota, que tuve que avalar  con mi firma: “Los presentes doscientos millones (también con letra) de pesos, ganados en el CLVII Magno Concurso de Bebedores de Pulque, el cual ha sido debidamente observado por los señores jueces tal y tal y realizado con fecha tal en el pueblo de Capula, Hidalgo, y en presencia de la autoridad civil debidamente acreditada, ante los habitantes del lugar arriba anotado, y en el que estuvieron presentes (seguían treinta nombres de capuleños), declaramos los abajo firmantes que dicha cantidad deberá ser administrada por un Fideicomiso, que será  integrado por los individuos que el pueblo en sesión general tenga a bien señalar para el caso. Además de la parte correspondiente de la autoridad civil debidamente acreditada. Todo avalado con notario público. El mencionado dinero, en su integridad, será destinado únicamente para la alimentación de los niños de Capula. Esta  alimentación  será vigilada por profesionales con título de alguna institución educativa superior.

Firmamos, en medio del delirio de todos, entregamos el documento y nos largamos por donde habíamos llegado. No paramos hasta alcanzar el primer valle en la subida.

Y en tanto descansábamos los hombros de las pesadas mochilas llenas de víveres, le volví a preguntar:

-¿Y si hubieran checado tu maldita cuenta bancaria?

-  Conozco bien el ambiente inmediato cuando comienza este tipo de   competencias. La gente no presta atención a tales detalles. Y, por su parte, el que va a participar, sobre todo si se trata  de alguien que viene invicto, su ego es tan supremamente enorme que lo que quiere es empezar para hacer talco a su oponente.... ¿Cuánto tiempo crees que nos alcanzarán estos víveres para seguir escalando?

Dos semanas – dije algo resentido -. Después habrá que bajar al valle y… seguir trabajando para comer...Yo perforando mis malditos pozos  en el Caribe, tratando de sobrevivir a los también malditos moscos asesinos ( bien apertrechados con cargas mortíferas  de paludismo, zilka, dengue…a la araña violín…) y tú esperando que el microscopio salga de la aduana…

Reanudamos la subida y  no supe ponerme en claro contra quien estaba resentido. Sin dinero habíamos bajado a Capula y sin dinero volvíamos a remontar la cuesta. Mucho habíamos perdido pero a la vez nada habíamos perdido. ¡Gran cosa!

-Bueno – escuché a Cork, que pareció conocer mis pensamientos-, esta noche los niños de Capula tendrán una buena cena... ¡Agárralo con calma! ¿Por qué alimentos y no escuelas? ¿De qué sirven las escuelas si las neuronas están desnutridas? En la universidad hay una enorme deserción al año debido a…Pon a competir por una beca a un niño campesino junto a un niño alimentado de la ciudad y verás quién gana la beca….

Sí, Toci – le decía Cork en la pequeña pantalla por la noche-. Tú en tus heladas y solitarias montañas y yo caminando sobre ascuas y entre la soledad de las amarillas arenas. Puedo percibir tu idea y tu sonrisa pero no tus ratos neuróticos. ¡Qué importantes son esos gritos que das! No hay mejor manifestación de que vives.  Sobre todo en la computadora no puedo percibir tu aroma de mujer. En la pantalla de los celulares vemos hologramas sin olor. En la ciudad los higienistas inventaron el baño diario. Mejor aún,  ¡bañarse dos veces al día! Y la mercadotecnia  ha acostumbrado al hombre a voltear cuando percibe cierto perfume. ¡En eso quedó el olor de mujer! Alguna vez un hombre de empresa ofrecerá olor vaginal en una encantadora botellita, por intensidades. “Vaginal  Uno”, “Vaginal Dos” etcétera. ¡Deberíamos aprender de los que no se bañan…!

Regresé a México desde el centro de América y por un rato perdí contacto con los Andes y con el Desierto de los hohokam. Había a la sazón cierta discrepancia entre la compañía en la que trabajaba y un contratista respecto a la reducción del costo de perforación de pozos petroleros en el mar. El precio requerido era muy elevado en dólares. Se reduciría la cifra  en la manera de preparar lechadas de cemento e introducirlas en el subsuelo a más de dos mil metros de profundidad. Yo tenía experiencia en esa tecnología y fui requerido de manera urgente. Abrigaba la idea firme de  meterme  a un café  Internet  en cualquier momento y establecer comunicación con Cork y con Toci.

Pero cuando se coincide con el desarrollo de la Semana de la Ingeniería Petrolera y nos encontramos con antiguos compañeros de la Facultad…Procedíamos  de una veintena de países de todas las latitudes del planeta en los que nos  encontrábamos  trabajando en la industria de la extracción de hidrocarburos. Todos habíamos tenido que enfrentar el ambiente de legalidad y delincuencial imperante en los lugares de procedencia. En algunas partes la democracia había sufrido al llegar el hombre duro al poder. Simplemente mataban desde arriba a los que se dedicaban al negocio nefasto del secuestro. Sin más trámite los pasaban a cuchillo o los arrojaban a algún pozo de más de cien metros de caída libre.  Y la delincuencia bajaba de inmediato de manera considerable. En otros países los abogados de los delincuentes capturados recurrían sin perder tiempo al sistema regional  y no dudaban en apelar a la Corte Internacional de los Derechos Humanos. Con tanto éxito que pocos casos quedaban sin haber conseguido la libertad para  sus clientes. A la postre este gran recurso del país que actuaba conforme a la reglas del  Derecho entraba  en una  creciente inestabilidad social y económica. La gente buscaba cómo organizarse por su cuenta para defenderse y repeler violencia contra violencia. Y los  inversionistas se asustaban y se llevaban sus capitales para otras latitudes. Y, por eso, y por otras veinte cosas más, los viejos camaradas decíamos  ¡salud!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                    6

                                                                     I

Esa ciudad cometió el ilícito de no haber  hecho algo por  evitarlo. No hubo reflexión arquitectónica integral que incluyera apreciaciones estéticas, ideológicas, artísticas y éticas sobre la arquitectura. Nadie les hizo caso a los arquitectos de academia y ahora tiene una “arquitectura muégano”. Los registros térmicos a lo largo del último siglo arrojaron que las nevadas ya no se ven en el centro de la capital del país debido al aumento de temperatura. Hay más temperatura ahí que la temperatura global…Un lugar que tuvo más belleza que el paraíso mismo. México- Tenochtitlán, ¿recuerdas?,   lo edificaron los aztecas en medio de una laguna de ochenta por sesenta kilómetros. Ahora el suelo natural se ha sustituido por elementos artificiales como banquetas, calles estrechas como cañones de fuego, edificios y casas que almacenan mucho calor. Sus áreas verdes casi no existen. Creció su área construida y aumentaron los millones de habitantes permanentes. Además los  cinco millones de gente que diariamente van de pasada pero que impactan con su gasto de calorías y contribuyen a producir cien mil toneladas de basura  cada día. La ciudad amada por los pueblos del mundo pero que   por alguna  razón sigue fea, sucia y pobre.

- Y consumen millones de litros de agua, también por día, en excusados y baños de regadera por la que nadie paga. Y que tiene más cárceles que universidades...

 - Los materiales de construcción son gruesos con la consecuente acumulación de calor. La tala incontenible de los bosques que la rodean ya no provoca lluvias abundantes como antaño y las nubes estériles hacen un tremendo efecto invernadero. Y nadie tiene acrilato de potasio…

-  Ahora la gente espera las conmociones atmosféricas de julio a octubre para poder refrescarse.

 - Aunque inunde ciudades en el país y derrumbe casas…La arquitectura ecologista de los aztecas en la que se aprovechaban las energías solar, eólica y pluvial,  fueron  cambiadas por otras. Otras  que deben ser acertadas en lugares en donde existen diferentes requerimientos urbanísticos, una situación económica diferente, otra estructura social y cultural. Además de la situación climática.

- Tienes razón. Nadie puede construir una choza de bambú entre los hielos  del Polo Norte  ni un iglú con bloque de hielo en el desierto de Altar. La arquitectura vernácula no se aplica ya.

- En la actual capital, incluido el antiguo México- Tenochtitlán, que ya quedó perdido  en el centro de todo este bodrio urbano, los problemas sociodemográficos y ambientales rebasan a todo intento amplio de planeación. Avanzan devorando el entorno natural por sobre valles, cañadas y montañas hasta cristalizar en ese monstruo urbanístico que se ha llamado  “megaciudad”. Ciudad Nezahualcotyotl, Pachuca, México,  Toluca, Cuernavaca y Puebla “ya entraron en contacto” desde hace mucho tiempo a través de valles, cañadas y montañas. La Sierra de Guadalupe, Las Cruces, Chichinautzin y la Sierra del Tlalocan no los detendrá…Solamente Tláloc  parará esa locura...

- Me platicabas de los indios norteamericanos que conociste la semana pasada.

- En una aldea hohokam estaban tratando de cultivar una de tantas plantas de la familia Amaranthaceae. ¿Sabías que estas plantas crecen en todas partes, ya sea en el trópico y lugares templados o calientes?  Los hohokam tampoco lo sabían  pues su experimento apenas empezaba. Es el gran alimento nutricional cuyo género Amaranthus se da en el sur de la Ciudad de México. Conocido como amaranto sus semillas tienen una alta cantidad de proteínas. Excelente fuente de calcio y otros minerales. Los que saben ponderan la buena calidad de su aceite y la ausencia de colesterol. La gente lo come poco porque lo identifica de alguna manera “con lo indio”. Se le busca por lo general como golosina y poco como alimento. Se trata de uno de esos recursos alimenticios que vienen de los tiempos prehispánicos que han sido desplazados por las harinas hueras, las grasas y el azúcar. El resultado es una población en su mayoría de gordura  patológica.

- ¿Ya regresaste a la Ciudad de México...?-le preguntó a Xister pero la respuesta tardó en llegar pues el marinero estaba apurando un litro de cerveza.

- Créeme. Aunque soy norteamericano con el alma en Irlanda, te digo que no se puede olvidar esa ciudad tan fea que es la capital de México.  Conservará siempre  el leve  hechizo de la metafísica  indígena...

- Deberíamos   estudiar la dictadura. Como el cáncer, nadie habla de ella, pero ahí está.

- ¿Qué quieres decir?

Lo que siguió le hizo preguntarse si Xyster era una especie de agente de algunas de la policías secretas que hay por el mundo, por lo enterado que estaba de acontecimientos que generalmente pasan inadvertidos a la mayoría de ciudadanos.

- Hace mucho tiempo, en ocasión de un informe presidencial a la nación, el Congreso de la Unión se rodeó de cientos de elementos de la Policía Federal Preventiva. Nadie  pudo acercarse a dos kilómetros a la redonda del recinto legislativo empezando por la terminal TAPO en San Lázaro. Treinta mil legisladores en México  repudiaron esta medida en todo el país. Tan sólo cinco semanas  más tarde una veintena de diputados asaltó la tribuna del Congreso Legislativo protestando por algo. No lo llevaron a la discusión pues eran minoría y decidieron la vía bronca. Es decir que habían abandonado por un momento su papel de legisladores y se convirtieron en rebeldes extrainstitucionales. Abandonaron su papel de conciliadores por el de rijosos. La respuesta de la mayoría de los legisladores no se hizo esperar. Dos días más tarde ellos mismos pedían la presencia y resguardo del Palacio Legislativo por parte de la Policía Federal Preventiva para que los protegiera… Siempre hay fuerzas agazapadas esperando estos síntomas para dar el zarpazo y adiós democracia. “Dictadura” se llama la democracia cuando ya ha entrado en descomposición. Pero el estándar está lejos de ver el peligro…  

Pero no era su tema y dijo de pronto:

-…En Sonora hay dos millones de estrellas más que en México.

- Ahí el Sol penetra hasta los huesos. 

- No hay que ignorar la influencia de los mundos en los que se mueve la gente todos los días. Algo te empuja hacia el desierto… Hasta la manera de comportarse sus intestinos ese día, el olor de la habitación donde dormimos, la calidad y cantidad de la comida, los ruidos como la bocina del automóvil o del viento entre los árboles del bosque en el que corremos. Todos los detalles  determinan la conducta presente. El estreñimiento o su ausencia. Los sueños o los pensamientos del insomnio… En la mujer, además, la temperatura que varía constantemente a lo largo de treinta días en su organismo. En la ciudad hemos perdido de vista los ritmos circadianos. A semejanza de las mareas altas, y bajas, impactan nuestras vidas.

- Tienes razón. Las epístolas electrónicas de Toci no descubren el mismo estado de ánimo siempre. En algunas veo que quisiera tenerme a su lado ese mismo momento. En otras creo que se alegra que estemos a quince mil kilómetros de distancia.

El mundo en que Xyster vivía lo llevaba al mar. A él lo empujaba hacia el desierto

-El ambiente no nos modela, sólo descubre nuestras inclinaciones naturales. Tú eres fotógrafo y sabes que el revelador no hace la película, su misión es revelar lo que contiene la emulsión de granos de plata…  Ahora que tanto se habla del ácido desoxi... Las cosas, aun las más pequeñas, entre las que vivimos, tienen que ser consideradas con toda conciencia. En algún momento accionarán el resorte que nos mande a Tombuctú o al ruidoso ambiente de una cervecería. Que nos haga empuñar una metralleta, un libro para leer o el camino de la institución en donde se preparan para sacerdotes. En ocasiones todo eso funciona por contradicción. San Agustín y San  Francisco no vivían precisamente en el ambiente más idóneo para la vida espiritual…

-No estoy de acuerdo. Tú sabe que el deshidratado caminante del desierto es el que más piensa en el agua. Esto dos personajes de la Iglesia vivían en ambientes de riqueza y guerra…

-Duró mucho tiempo el pleito entre herencia y sociedad. O genes y “lo adquirido”. Dos grandes frentes de batalla y millones de litros de tinta para escribir las dos posiciones. Y entonces empezaron a salir los determinismos biológicos. Si perteneces a la familia de los diabéticos, a los que mueren de infarto, a los que terminan en cáncer…Y los opuestos acérrimos de antaño tuvieron que llegar a una solución de compromiso: ambos tenían razón pero era hora de ponerse de acuerdo. Entre tanto generaciones sin fin de homosexuales y lesbianas habían tenido que vivir bajo el estigma de costumbres degeneradas. Si todo lo hacía “lo adquirido” ellos eran los responsables de tan heterodoxa conducta. Fue hasta que  1945 se fue quedando atrás para que genetistas como los estadounidenses Michael Bayleil y Richard Pillard, tenidos en los ambientes de la medicina experimental, como sabios, afirmaron tener la prueba irrefutable del carácter hereditario, no social, de la homosexualidad.

- La predisposición racial podría prevenirse, retardarse o tal vez conjurarse, con prácticas de la disciplina deportiva, que alejaran el sedentarismo. También de la ciencia médica, que diseñara dietas apropiadas para cada individuo, familia o grupo. Importaba mucho el estilo de vida pero las cadenas de genes estaban ahí...

-Si en el porvenir estas cadenas pueden ser manipuladas por expertos, eso será otra historia.

-En todo eso está presente la idea de la muerte. “La muerte es tan poderosa que ha surgido un sinnúmero de religiones para contenerla”, se dice del pensamiento de Schopenhauer en una novela que acabo de leer de Irvin D. Yalom.

-Los escaladores, o bien hemos aceptado sin reticencias la realidad y la posibilidad de la muerte, o bien simplemente no creemos en ella. Como sea, para poder vivir y escalar,  los alpinistas fingimos que nos importa un pepinillo el asunto….Puede aterrarnos que la muerte se presente estando nosotros dormidos. El sueño romántico es que en plena juventud llegue la muerte y nos sorprenda con un tarro de cerveza en la mano…

-Los marineros también pensamos mucho en la muerte. De hecho la vida es lo más extraño y extraordinario como la conocemos. Somos más de “allá” que de “acá”. Los ateos antes de nacer no eran y no serán después de morir.

-Para los mexicanos, del Quinto Sol, éramos antes de nacer y seguiremos siendo después de morir.

Para el octavo tarro Xyster se puso parlanchín:

-Creo que nuestra posición respecto de la muerte depende de nuestra manera de ver la vida. Si a la hora de la muerte se piensa en la pantalla  de la televisión de sesenta pulgadas, las doscientas vacas y el departamento del quinto piso de la moderna ciudad…Claro que me aferraré a los barrotes de la cama del hospital para no ser arrastrado fue da este planeta y del aquí y el ahora…Es un tema de mucho subjetivismo. Muchos subjetivismos. ”El hombre es la medida de todas las cosas” de Protágoras  sólo quiere decir que  para cada quien el mundo es diferente. Según él es, así es el mundo.

Le recordó el experimento que puso a veinte personas a observar una pintura de Rafael. Todas opinaron diferente. Y en la cervecería no todos piden la misma marca ni la misma comida.

-Sus intestinos no funcionaban de igual manera, habían dormido de postura  distinta y tenían grados de cultura diferente.

-O necesidades diferentes.  Hasta los dioses tiene que actuar conforme su naturaleza. Jehová  se parece mucho a Zeus en lo iracundo y en su escala tribal. Con la diferencia que el primero vaga solo en la noche de la eternidad y el segundo es muy enamoradizo. En los humanos es lo mismo. Pregunta a un individuo de sesenta años  de edad cuál le parece la conquista más grande de la humanidad y dirá que haber alcanzado las estrellas. Otros que la invención del libro. Otro, de ochenta años,  dirá, sin pensarlo dos veces, que la invención de la taza del retrete.   

Cork señaló la cerveza.

- Bueno, he pasado por lugares  increíbles de tan áridos. Secos, llenos de arena y sin agua. Carentes por completo de vegetación. Pero sabes qué, está tierra tiene gente  que la habita en algunos lugares. Son los hohokam. Y todo es tan terriblemente árido que solamente ellos pueden vivir aquí. El Pacto de Paz entre los “Peregrinos” de Plymouth y Massasoyt, jefe de la tribu Wampanoaga, firmado en 1622, decía que “si cualquier objeto era tomado a los indios se les restituiría”. Esto lo juraron por la gracia de Dios y por Jacobo, rey de Inglaterra, Escocia, Francia e Irlanda, Defensor de la Fe y,  también, “Por la gloria de Dios y de la propagación de la fe cristiana”. En efecto, todo lo devolvieron, menos las mejores tierras de cultivo y pastoreo, de petróleo y oro. De haberlo hecho, los Padres jamás hubieran ido más allá de Virginia. 

- Al referirse a los indios de estos desiertos, Henry Miller dice que “Los indios aparecen y desaparecen, repentinos y milagrosos. Rondan por el campo como fantasmas, viven fuera de tu vista. Y aun así, ahora nos hemos metido a husmear en sus vidas privadas...en sus mismas almas, diría yo. Me da vergüenza acercarme, siquiera, a uno de ellos. Deben odiarnos”.

-  Bueno, tú que conoces la historia de México recordarás que aquí nos fue peor frente a los mexicanos mestizos de poder del siglo diecinueve. ¡Mira hasta dónde mandaron a los huicholes y a los tarahumaras!... Y muy semejante sucedió a los indios de esas hermosas pampas del sur de América, con los ranqueles. Yo me siento feliz entre ellos. Y también en ese macro páramo desolado. En verdad no podría imaginar la Tierra sin estos desiertos inmensos y vacíos. ¡Me largaría a otro planeta! Te pregunto a ti, a un marinero de corazón, qué sentirías si no existiera el mar. Puedo dormir, si me lo permiten, a pierna suelta dos días seguidos en esos chiki, o  chozas de indios, como el de los seminolas que tanto miedo daban a Miller. ¡Y siempre me lo permiten! Si llevo dinero o víveres les dejo algo al marcharme, o se los compro en el lugar. Y varias ocasiones ha sucedido, donde la tarjeta mágica no sirve de nada, que son ellos los que llenan mi mochila de cosas básicas para continuar mi caminata por la estepa. Por lo general me dan lo mejor que tienen pero, suelen preguntarme, con cautela, por ejemplo si podría comer carne de víbora o alguna clase de lagarto,  hormigas, ratas saltadoras, algo parecido al jabalí, clasificada como Pecari angulatus, etcétera. Lo hacen porque creen que soy ajeno a este ambiente. Les cuento que hay lugares cercanos al Valle de México, hacia Cuautla, por ejemplo, que se comen los chapulines y otras criaturas raras como las chinches de arbusto llamados “jumiles”…

- Por lo demás parece que esto se repetirá por siempre entre los que viven en el desierto. Herodoto apuntó hace miles de años que un pueblo desértico de Asia “Come serpientes, lagartos y otros reptiles semejantes”.

- Los de la ciudad no saben de la que se pierden. Desde hace varias décadas una académica del Instituto de Biología, de la Universidad Nacional Autónoma de México, investiga respecto de la gran fuente de proteína que se encuentra en muchos de los  insectos que pululan  por nuestro planeta, y que puede ser aprovechada por los humanos. Te acordarás que en nuestras etnias   comemos charales, acociles, ranas, gusanos de maguey, hormigas voladoras y de tierra, víboras... 

 

                                                                   II

Algo le recordó a Xyster el ambiente de la tierra mexicana, tal vez la evocación de esa clase de alimentos de sobre vivencia. O los aparecidos que están por todos lados después de muertos. Schopenhauer dice que no hay aparecidos.

- Me acuerdo de Schopenhauer. Este pensador es nieto intelectual de Platón, hijo de Kant, padre de Nietzsche y abuelo de hombres destacados de letras que después vendrían, tales como Wittgenstein y Kierkegaard. Nación en 1788 y murió en 1860. Fue un alemán que no le gustaba ser alemán (prusiano), pero que pensó en términos generales como alemán. Sin embargo, tan deslumbrante genealogía filosófica  no lo salva de que se le puedan señalar incoherencias en sus sistema de pensamiento.

-Si se le agarra sabor a sus eruditos escritos y se le sigue hasta el fin, en especial a través de su obra principal El mundo como voluntad y como representación, se le podrá descubrir algo parecido a lo que en cristianismo se llama “Complejo de Nicodemo”. Razonador preclaro a la luz del Sol pero que, de alguna manera, como la Voluntad de ser, considera eterna...  Con implacable rigor científico razona en tanto observa a la humanidad que ha puesto bajo el lente de inmersión del microscopio. ¡Y al final sale con que está dispuesto  a creer en la metempsicosis! En la reencarnación. Ese casi eterno retorno de vidas expiatorias que terminarán en la disolución del yo para desaparecer en el Nirvana hindú. ¿Se había vuelto viejo?

-Conozco a Schopenhauer. No te creas que sea tan rara, después de todo, esta decisión. En alguna manera se parece  al budismo, en el sentido que ahí cada quien se comunica con la divinidad de manera solitaria y particular. Schopenhauer está consciente  que ha dado este brinco de engranes entre la filosofía y la teología y dice: “es el único sistema de esta clase al que la filosofía puede atender”.

- No obstante, lo anterior lo hace confiable en que lo que escribió lo dijo con convicción y sinceridad. El había asegurado,  hablando del “carácter nato”, y el “carácter adquirido”, que el individuo es genio y figura desde la niñez hasta la sepultura. Es decir, que no cambia respecto de cómo fue desde niño. Sólo va a adecuar su actitud acomodándola según las nuevas condiciones sociales en las que se encuentre más tarde. Nada que el medio  va a modificar, sólo se va a camuflar. No le quería dejar mérito a la sociedad. Todo para el individuo.

- Schopenhauer no hace concesiones con “lo adquirido”. Se lo deja todo a la Voluntad y al  ADN, la nueva forma de leyenda de la preexistencia griega, y la actitud del individuo es una pura  simulación para con las normas sociales. La solidaridad es una mascarada.

-  Lo conozco. Se metió en el mundo de la lógica especulativa toda su vida y al final volvió su atención, de alguna manera, al universo de la sinrazón. Por otra parte, su idea del “carácter invariable” fue algo así como si este gran pensador decimonónico hubiera tenido a la mano los descubrimientos respecto del ADN que nos relatan los genetistas en el siglo veintiuno.

- Su obra es un atrayente viaje que trascurre entre el rigor kantiano y la locura de la libertad. Estuvo a  la altura de los grandes pensadores y era consciente de ello desde el principio.

- Claro que como Hegel ya era conocido y Schopenhauer apenas empezaba, los estudiantes se iban con aquel y a éste lo dejaban solo. ¡Un siglo más tarde sería al revés!

- Se necesitarían muchos años  para que el mundo lo descubriera.

- Y si la posteridad imprimiría sus obras por millones de ejemplares, entre tanto, él tenía que mandar editar sus trabajos pagando de su bolsillo (acuérdate que en este aspecto  lo mismo pasaría con Nietzsche).

- Al  sistema intelectual de Schopenhauer se le conoce como la filosofía del pesimismo. Tanto así que, se cree, Kafka, Sartre y movimientos como los hipees del siglo veinte, tuvieron influencias schopenhauerianas. Es un malentendido. Es escéptico, no pesimista. Y el escéptico va siempre en busca de la sabiduría. Es la condición que debe abrigar  todo investigador científico.

- No es escritor que sea fácilmente abordable por las mujeres. Estas no dan nada si antes no reciben algo, decía. Pero yo conozco mujeres  tan evolucionadas que lo estudian como pocos hombres lo hacen.

-La muerte de su padre, por suicidio, cuando él era joven, influyó en su pensamiento para dar puntos de vista hasta entonces desconocidos sobre el tema, como eso de que nadie ama más la vida que un  suicida pero no le gustan las condiciones en que ha sido colocado.

- Erróneamente algunos le llaman  el santo de los suicidas.

- Al suicida  no le gustan las condiciones  en que ha sido puesto y prefiere acabar con aquello que representa la voluntad de vivir, que es el cuerpo. ¿Qué te parece?

- Formidable. Te diré que, aunque  no estuviera de acuerdo con él  en absolutamente ninguno de sus puntos de vista, me pasaría, no obstante, leyéndolo toda la vida. ¡De tal calidad es  su prosa sin trampas semánticas ni ideológicas. 

- Te diré una cosa, Schopenhauer está llamado a ser más grande cada vez.

- ¿Por qué?

- Piensa en esto.  Tengo la impresión que la cultura, de la  media general del pueblo,  se está deprimiendo con eso de la televisión,  y eso hace que Schopenhauer se eleve todavía más de lo que por sí solo vale. Sucede como con esa películas de calidad que hace el cine norteamericano. Salen cincuenta mediocres y, ¿qué haces? ¡Volver a ver aquella de calidad que ya viste. Como con las novelas. Lees diez veces Gone with the wind y  El gran Gatsby porque las otras son insufribles.

Le preguntó si conocía una buena zapatería. Necesitaba buscar algo apropiado para ir al desierto. Cuidaba sus pies como pocos en este planeta. Debido a tal cosa no padecía metatarsalgia.

- ¿Qué  es eso?- le preguntó Xyster.

- Dolencia ocasionada por zapatos apretados o con tacones altos. Las mujeres sufren mucho por esta causa. Es el precio de querer demostrar un pie chico y aparecer de mayor estatura. La metatarsalgia es una de las enfermedades del siglo. De los siglos…

-No es que quieran con los tacones aparecer más altas sino mover más las nalgas. 

Cork era de los que creen que una ascensión de montaña, o travesía de desierto, empieza por cortarse las uñas de los pies. Observaba que algunos de sus compañeros de la aventura alpina no cuidaban este detalle y en veinte kilómetros de bajada de la Iztaccihuatl a Amecameca llegaban con los pies destrozados y las uñas ennegrecidas y algunas hasta levantadas. En pocos días tenían ya alojado el hongo de la infección.  Con los zapatos holgados se evitaba además la presión sobre algún punto del pie cuyo resultado sería sin remedio la aparición de un callo. En casa lavaba con particular cuidado sus pies. Les aplicaba aceite y enseguida lijaba alguna callosidad. Decía que jamás damos a los pies la atención que se merecen veinte centímetros que llevan y traen decena y más decenas de kilos de nuestro organismo por todos los caminos de la vida. Parte del cuidado de los pies era no subir de peso más allá de su estatura. Cork tenía cuidado extremo de sus pies. Los zapatos ligeros que llevaba eran varios milímetros más grandes que su pie izquierdo, el más difícil de cuidar para él. Así se evitaba dolencias y hasta lesiones. Como mucha gente, no pisaba del todo vertical sobre la planta de tal manera que con el tiempo los zapatos estaban un poco torcidos hacia fuera.  Por eso el mundo  usaba plantillas prescritas por el ortopedista. Y un consejo de su médico que le había dado, y que él observaba con disciplina,  era que al menos dos  veces al día elevara los pies en tanto el resto del cuerpo permanecía horizontal. Sería para descongestionarlos, descansarlos y ayudaba a la buena circulación del torrente sanguíneo. Estos cuidados los necesitaba observar todo mundo pero  en especial él que iba por el desierto caminando y cargando sobre los hombros una pesada mochila.

¿Por qué vas a las montañas-preguntó Xyster-.Porque debe haber una razón por lo que los individuos suben montañas, digo, sin que medie interés académico.

 -Desde luego que la hay. Como los sacerdotes de Tláloc  tenían sus razones para ir a las cumbres. Son las mismas que en el alpinismo deportivo, sólo que ahora la llamamos razón vital.

Xyster llevaba un libro y lo  había puesto sobre la mesa. Era una novela de Tom Wolfe.

- Hace cuarenta mil años el humano empezó su carrera de novelista - dijo Cork. Con los primeros trazos de las pinturas sobre la roca de la gruta - habitación hizo un relato de cómo percibía al mundo. Pero no se limitó a copiar la naturaleza. Los rasgos, al menos los de la cueva de Altamira, en España, están deliberadamente inconclusos. Como si el pintor quesera desrealizar la realidad. Y eso, aquí y en China, es arte.

-Faltaba poco para que empezaran a preguntarse sobre el destino. Muchos amigos míos, marineros, no creen en eso de destino.

-¿Tú?

-Desde luego. Para los que creen que pueden decidir su destino había que preguntarles por qué nacieron sin su consentimiento. Nacieron porque alguien o algo los programó fuera de su voluntad. Puedes llamarlo Dios o célula primordial. Si creemos en una vida futura ¿por qué no en una estancia pretérita? Después de toda la fenomenología es para adelante y para atrás.

- La comunicación mental, cuando se llegue a desarrollar, implicaría la desaparición del libro como lo ideo Gutenberg. Un adelanto de ello lo tenemos en la comunicación digital actual.

- ¿Valdrá la pena?

- No es fácil distinguir, cuando aparece una innovación tecnológica, qué es lo que se gana y qué se pierde. Fue una maravilla el invento de Henry Ford. Pero ahí fue el momento en que el humano empezó a llenarse de sobrepeso, presión alta, triglicéridos y colesterol negativo. No podía haber otro resultado con tal sedentarismo. Cierto que  nadie puede imaginar al mundo actual sin la presencia del automóvil. Pero, ya sea con la comunicación mental, o con la inalámbrica, no vamos a tener cerca el calor humano de la otra o del otro.

- En ocasiones- le contaba Cork a Xyster – una muchacha mazahua, que ahora está encaramada en los Andes, cierra los ojos, se concentra en algún lugar desconocido del Desierto Navajo donde cree que me encuentro. Y hace comunicación conmigo. Todavía es muy deficiente pero logra que yo piense en ella. ¡Lo asombroso es que yo puedo contestarle! Son diálogos auténticos, créeme. Me oye, y yo casi la veo. Pero son comunicaciones fugaces. La misma exploración cerebral por imagen del mundo digital pasa a ser un cachivache con lo de la comunicación mental a la distancia. En comparación de lo que los dos hacemos, a quince mil kilómetros, y sin necesidad de consumir droga alguna ni practicar ejercicios yoguisticos. Se trataba de una disposición del cerebro y del sistema nervioso central, seguramente que nosotros no podemos explicarnos. ¿Y eso qué?  Por extraordinario que eso pueda llegar a ser no puedo sentir su piel, oír su respiración jadeante.

- Explotar, matar y robar es lo que llevó a Nietzsche a decir esa frase. No era una profesión de ateísmo sino la descripción del resultado de por qué los hombres ya no discutían cuestiones como Dios, Inmortalidad y Libertad que antes se hacían los filósofos. Dios ha muerto para los filósofos. Aunque yo conozco a varios de alto calibre que si creen.

-Por contraste.

-¿Cómo por contraste?

-¿Qué haría la filosofía del pensamiento lógico si no tuviera enfrente lo ilógico…

-La dispersión. Un eclecticismo que no logra la unidad es un modo de dispersión artística o social.

- Con cinco horas sentadas frente al televisor nadie va a pensar un carajo. Más aún: “una idea menos cada mes.” Como casi todos eran escépticos, había que apresurarse a matar antes que lo mataran a uno. Desterradas la Ética y la Moral, el enorme dedo de Dios que ahora parecía indicar que era preciso adquirir las más modernas herramientas mortíferas.

- Nietzsche profetizó que el siglo veintiuno sería de la voluntad del poder. Frente a esto, las dos grandes guerras mundiales del siglo anterior y las cuarenta guerritas van  a ser un juego de boy scout.

- No creo, ya estaba enfermo cuando lo escribió. Además no pudo ver de qué magnitud fueron esas dos guerras. Se necesitaron los tres hombres más poderosos del mundo de ese  momento para acabar la  Segunda Guerra…

- No creas. Utilizó su lógica visionaria. Si no hay temor de que Dios le muestre  su ausencia, qué cosa podría detener al hombre en su afán de depredador. Imagina que las leyes civiles fueran desestimadas, de una u otra manera, ¿qué podría detener a la criminalidad? 

- Como decíamos, cuando  algo se pone en marcha no se sabe por dónde explotará la bola. Los planes más apriorísticos no saben cómo resultarán al final. ¿Conoces la historia de la República de Weimar? En Estados Unidos la tienen ya desde   la segunda enseñanza.

- Déjate de historias lejanas. Más cercano a nosotros tenemos el temor que los blancos sentían por la posibilidad que sus esclavos negros se independizaran.

- ¡Sí que es un lio!

- Heredamos los pleitos religiosos de Europa pero sin entender sus intereses, sus enconos ni sus beneficios históricos.

- El terreno abonado por el individualismo  que anunció Nietzsche.

-Como Heidegger. Antes se exhibía el argumento que las poblaciones más pobres eran las católicas y ricas las protestantes.

-  Los dos  países más ricos de Europa central, Francia y Alemania, tuvieron  desde siglos altos porcentajes de los dos cristianismos cada uno de ellos.

- Por eso México llama la atención ya que es un país de ecumenismo, más que de sincretismo. No intenta crear una sociedad  llena de intereses soterrados pero enfrentados que es lo que sugiere el sincretismo encerrado en sus fronteras. Intenta, y lo logra en buena medida, la conciliación de cuanto ADN haya nacido en no importa que parte del planeta y cómo piensen…

- Por eso como México no hay tres…

 

                                                                  III                                                  

Xyster, aunque marinero, tenía alguna experiencia de caminar en la estepa pero quiso saber cómo le hacía Cork ante el problema del agua en el desierto.

- No hay – le respondió simplemente. Agregó: - . Tengo práctica en detectar lugares en los que se puede encontrar agua. La otra cuestión es  si se puede beber. Y, ¿sabes qué? ¡Que te la tomas esté como esté o te mueres en termino de pocas horas!  En las montañas hay más probabilidades que en el desierto, desde luego. De todas maneras procuro aprovisionarme lo más que puedo cargar al salir de una aldea. No encontrarla ya es un riesgo inmediato con muchas probabilidades de hallar secos los sitios probables. Sucede en montañas nevadas, en los sitios que has encontrado agua por la nieve que se funde y, de pronto, ya todo está seco debido a los  calentamientos regional y global de la atmósfera. Pero hay otra clase de peligros, dependiendo de la región. Si es habitada por humanos, como aldea o ríos cercanos, las probabilidades de encontrarse contaminada con bacterias diversas que provocan infecciones gastrointestinales es alta. Diarreas, fiebre tifoidea y cólera. Salmonelosis, disentería…Hay  pozos de los que se extrae el agua y  se encuentran  cerca de sembradíos o establos que pudieran estar contaminados de plaguicidas. En otras partes el tipo de terreno por las que pasa el agua  podría contener nitrato, sodio, flúor o metales pesados. Plomo y radio. El arsénico no es tan raro. O minerales radioactivos del agua que proceden del  uranio. O bien en las excepcionales ocasiones que llego a encontrar algún estanque natural en el desierto puedes jurar que  ahí van a abrevar también los animales. Esto quiere decir que esa agua tendrá orines y excrementos de cuanta fauna de ese  desierto te imagines… Comprenderás que no puedo acudir al recurso de hervir el agua. Dispongo de suficiente leña para tal cosa pero no de agua que se pierde mucho al evaporarse en tanto hierve. Tengo conciencia de varias de estas precauciones, que debo de poner en práctica, pero que rara vez puedo ejecutar.

Otro trago de cerveza y continuó:

-No obstante lo anterior, difícilmente  te puedes encontrar dentro de otro paisaje tan bello como es el desierto de arena.

-La sola mención del desierto da pánico a muchos.

-Lo horrible del desierto que encentramos en los relatos se debe no a los andarines, por deporte, porque estos se preparan convenientemente lo mejor posible. Es a los que de manera accidental se encuentran un día dentro del desierto por equis causa. Desconocen el plató, no llevan agua, no saben orientarse, ni equipo apropiado, tiendas de campaña, etc., lo más importante, la idea o mentalidad de caminar durante días sin entrar en la desesperanza. Lo mismo para los que caen desde avión en las montañas, y no son  montañistas.

- ¿Qué demonios haces, entonces?

- Mi esperanza es  colar el agua y después alguna clase de desinfectante o microbicida. Se podría pensar en el cloro, pero sólo como recurso de emergencia,  por la sospecha de su repercusión con el cáncer y porque al parecer tampoco destruye los quistes de  muchos parásitos.

- Sin embargo no clorar el agua resulta más peligroso que no hacerlo.

Parece que al estar con este tema a Xyster se le secaba la garganta y levantaba su cerveza

- ¡Salud!

-Pero no hay una receta. En el desierto es necesario improvisar y resolver sobre la marcha en tanto las condiciones  lo permitan. Pensar en situaciones concretas como si fuera la primera vez que alguien lo hace. Porque, después de todo, es la primera vez de ese individuo. Toda la experiencia que se pudo obtener en las generaciones anteriores no aparece por ninguna parte. O simplemente no las dejaron consignadas. Esto sucede mucho en alpinismo. Ignorar las soluciones universales que se han venido practicando desde tiempo inmemorial bajo el método de prueba y error. Partir de cero, empezar desde el principio como se hace en la adolescencia. Cada reaprender necesita forzosamente espacio y tiempo para desarrollarse. Y, al menos uno de estos factores, el tiempo, es como los combustibles fósiles: irrepetibles. En las ciencias exactas se agarra la estafeta de los predecesores, por eso han alcanzado las estrellas. En algunas cosas de la vida en el desierto siguen partiendo de cero y es necesario volver a aprender. ¿Cómo encontrar agua si no conoces la región. ? Es una de las preguntas

difíciles de contestar. Por ahora se puede recurrir a google maps y dar un vistazo por anticipado desde la computadora de tu casa.

Afuera se veían, a través de las paredes de cristal,  los restos de una intensa campaña política que había tenido lugar ahí. Xyster comentó:

- En la política local acaba de ganar un candidato que carecía de popularidad.

- ¿Cómo le hizo?

- Mediante un ardid ingenioso. Los medios de información habían difundido una supuesta encuesta que le favorecía y la gente modificó su forma de actuar con base en esos datos nada confiables.

- ¿Qué sucedió cuando se supo?

- La gente se apresuró en promover el desafuero y tratar de consignar al tramposo. Pero todo eso se llevó tiempo. Entretanto metió a la sociedad en una tremolina. Cuando se iba terminando su gestión se lanzó como candidato para un puesto político mayor y, con todo el aparato estatal a su disposición, ganó, esta vez sí a la buena.

- ¿Y el desafuero?

- Nadie se acuerda de él… Lo que ves es la segunda  campaña… Lo que están viendo es a un ganador, aunque no haya sido siguiendo los caminos ortodoxos.

Xyster era un buen conocedor de la historia antigua de México y tenía un punto de vista relacionado con el triunfo o la derrota:

- Tienes razón.  La derrota es parte de la victoria de alguna manera. Y no habría que quedarse ahí. La Visión de los Vencidos es un lamento que se ha prolongado mucho. No entra ya en el juego de la guerra del Atl - Tlachinolli. En el juego se pierde o se gana. Esas son las reglas. Si se perdía había  que morir mirando al Sol. Porque la guerra después de todo no era más que un medio para alcanzar al Sol. Si se ganaba  había  que sacar el corazón y ofrecerlo al Sol. Odiar,  vengarse o perdonar es propio de las sociedades protocristianas, por eso el cristianismo le dio un giro al punto de vista de la ofensa. El que busca la venganza emplea energías que debe estar canalizando para la reconstrucción.  Si se odia al vencedor es que no  es un guerrero, sólo un buscapleitos.  El Atl – Tlachinolli era más que una guerra: era el deporte de la guerra. Hernán Cortés fue un gran conquistador. También lo fue Cuauhtémoc y supo aceptar la derrota en toda la línea del Atl – Talchinolli. El odio que ramonea en el corazón del vencido respecto de su vencedor es propio de esclavos. No era esa la concepción de los aztecas. Estos ofrecían la “nacionalidad” azteca a los  adversarios valientes como el caso del tlaxcalteca Tlahuicole. Además de pedirle que se uniera con una mujer azteca para que sus descendientes fueran también esforzados y valientes. Según esta concepción, los mexicanos descendientes de aztecas y españoles deberían ser una clase o etnia, más fuerte que los dos grupos progenitores. Durante cuatro siglos se ha elevado un lamento salido de los vencidos. Ya se olvidó al Atlachinolli donde la guerra es como un partido de futbol que se gana y se pierde y se vuelve aganar y se vuelve a perder. El Cuauhtémoc, el águila que cae, los Tezcatipocas Rojo y Negro, eternamente vencedores y derrotados de manera alternativa.   

Cork no estaba seguro de haberle entendido. Su discurso había sido una especie de justificación al pensamiento de la guerra  que a la sazón campeaba en el país de Xyster. Por eso propuso otro brindis. Levantaron los vasos de cerveza y brindaron. Brindaron por la paz, la cerveza y las chicas.

-Desde luego – dijo limpiándose los bigotes de cerveza- estoy contigo respecto que odiar no permite la reconstrucción propia…La batalla más dura de los psiquiatras es con el pasado de sus pacientes.

- Imagina cuántas parejas, recién separadas, están en el pleno odio respecto de lo que tanto amaban. Así no puede entrar la tranquilidad al corazón. Lanzan un juramento en vez de ver…

- Al alma.

- Al  yo.

- Al hígado.

-A la fe… Un desierto  se puede cruzar caminando por puro placer si todavía, como el personaje de Faulkner, es posible alimentar la fe en lo imposible. Además de sentirse parte de una comunidad aunque se esté solo dentro de la más absoluta soledad geográfica. Es necesario amar a la soledad terapéutica.

Xyster no podía pronunciar “Popocatépetl”. Pero sabía su simbolismo. Decía “Potepecatl.”

- En las fiestas que se hace a las montañas en México están presentes dos maneras de interpretar las cosas. Una es mística y otra lúdica. Ontológica y antropocéntrica. Popocatépetl corresponde a un simbolismo que habla de la actividad del volcán. Es una montaña. Una montaña que humea. Y las aguas de deshielo que bajan por sus laderas fertilizan los campos de los valles y en ellos brotan los frutos de la tierra que alimenta a los hombres. Por eso también es un dios. Es el avatar de Tezcatlipoca. Era en lo general y ahora sólo en algunas comunidades campesinas.  Su fiesta en el mes de mayo, sus cantos y su quema de copal desde el sur, en la cumbre de la montaña secundaria Teocuicani, es cuando se aproxima de manera prometedora la temporada de lluvias. Hasta aquí todo corresponde al dios llamado Popocatépetl. Este volcán es, como te digo, uno de los numerosos avatares de Tezcatlipoca, el dios supremo de los mexicanos, mexicanos. Su fiesta es el 17 de mayo, que en el Tonamatl correspondía al mes toxcatl. Algunos ahora  le llaman a este elevado volcán de otra manera, cualquier manera. La fecha es  cualquier mes y ya nada tiene que ver con el simbolismo. El rito religioso se ha trocado en un baile de danzón o cualquier otra melodía. Es gente de la ciudad que ya no está en contacto con la tierra. Una conmemoración  que se ha laicizado y es un motivo como cualquier otro para comer y reír. Una misma montaña pero  dos montañas para dos clases de gente. Dos calendarios. Ya no hay simbolismo mágico ni referencia toponímica y  piroclástica. Una gente para la deidad y otra gente para la gente.

- Como encontrarse en el fondo de la caverna de Platón en la que predominan los sentidos y falta aproximarse a la salida donde hay luz. En este acercamiento gradual hacia la luz se iría percibiendo la ciencia, el arte, la filosofía y todo aquello que nos depara el mundo ideal mesoamericano.  

- ¿Gente para la gente?

- La filosofía del alpinismo está convencida que el hombre es el que construye la ciudad para vivir, protegerse, trabajar, estudiar, hacer el amor y descansar en ella. No al revés. No le gusta la idea que el hombre de la ciudad sea producto de la ciudad.

Me contó Cork que ya para entonces se encontraba algo borrachos.

- Sería como aceptar que la obra de arte sobre la tela hace al artista.

- Las ciudades cambian, se erigen o desaparecen. El hombre sigue ahí.

- Pero como en la genética hay depredadores, hedonistas, creyentes, las calles están llenas de manifestaciones tan variadas. Cada una de esas inclinaciones provoca un rasgo muy propio en el paisaje urbano. Por eso se dice que la ciudad es un retrato de las personas  que la habitan. Un ejemplo es la Ciudad de México. En ella viven gentes de origen de todo el mundo. Es el lugar más cosmopolita que alguien pueda imaginar. En la ciudad hay cárceles, salones de baile, lugares de oración y universidades de la ciencia y otras del crimen. La educación lo que hace es tratar de poner orden en el caos. Fuera de eso siguen apareciendo cárceles, nighte clubes, universidades y templos. Increíble que esos troqueles genéticos hicieron que aparecieran al descubierto el cero entre los olmecas  de manera independiente hace miles de años. 

- Me ha impresionado lo que dijiste de la mujer navajo y su capacidad para terminar una relación con su pareja. ¡Abruptamente!

- Como contraste tenemos a la mujer casada católica que no se divorcia nunca. El juez puede anular su matrimonio civil pero ella estará considerándose casada aunque tenga cincuenta años  de haberse separado físicamente de su marido y estar viviendo con otro hombre.

- No podemos entender en la ciudad el pensamiento indígena no obstante que convivimos con él todos los días. Su terquedad nos parece ignorancia. “Su ignorancia de los tarahumaras es más terca que nuestra verdad” dijo alguien. Tal vez Lumholtz. Este científico observó que los tarahumaras, sin perder su identidad, se han transformado y familiarizado con la modernización. Un  noruego que  fue conquistado por los indios. Convivió con los tarahumaras y con los huicholes. Al partir tuvo la sentida expresión: “mi corazón siempre estará en México. País que ha sido la cima de la civilización en el hemisferio Occidental”.  Él fue el que dijo que los tarahumaras “subían” hasta los estados mexicanos que ahora son de Estados Unidos y convivían con  algunas tribus norteamericanas y algunas de ellas “bajaban” hasta México. Dejó constancia que los pertenecientes a  esta etnia no fumaban por temor a contaminar el aire. Y que ya podíamos imaginar la sorpresa que se llevaron al ver  la enorme columna de humo del primer tren movido por leña.

- En efecto,  los tarahumaras se han adaptado bien en su contacto con los demás. Han conservado sus costumbres y su lengua. Si bien no han faltado casos en que los hijos de estos ya sólo saben el inglés.

- Será necesario conciliar los conceptos de mundialización en la cultura con el de regionalización.   - Hubo un tiempo que se pensó borrar toda diversidad y pretender pensar de una manera.

- Era el racismo puro que quería borrar todo pensamiento étnico del continente. Se presentó con el nombre de mestizaje.

- Hace tiempo se creó en México una Institución  para fortalecer, preservar y desarrollar las lenguas indígenas en el territorio nacional. Trilingüe, empezando por la autóctona, el español y el inglés. La primera sólo se conocía en algunas partes de manera oral y poco sistematizada. Muchos casos se daban en los que el indígena, ya fuera culpable de ilícito o inocente inculpado, pasaba años en la cárcel debido a que no había defensores profesionales que conocieran el náhuatl, por ejemplo. Y los “mestizos” ni se aparecían por ningún lado para salir en su defensa. En Chiapas y muchas partes del sureste sigue dándose esta situación. En la colonia española se consideraba al indio como ser inferior. Por lo mismo se cuidaban de hablar náhuatl. O la lengua que fuera. Sacar de ese ostracismo a las lenguas autóctonas fue un triunfo de la mundialización.

-Mundialización conciliadora, no colonizadora. 

- Por cierto que Lumholtz tiene un grabado muy interesante para la historia del alpinismo. Era los comerciantes, descendientes de los antiguos pochtecas, que iban de pueblo en pueblo vendiendo sus mercancías. Cargaba cada uno de ellos hasta sesenta kilos de mercancía y a sí,  caminando de un pueblo a otro, a pie descalzo o cuando mucho en huaraches, en distancias de hasta cincuenta kilómetros, en una época que ya había animales de carga y carretas.

Al levantar de nuevo su tarro de cerveza, Xyster se refirió al tema del agua:

- ¡Por el agua y contra el agua! El humano muere en las guerras para obtener agua o para extraerla, y muere cuando una fuerza inmensurable líquida se viene encima. Grandes lluvias, monzones y ríos desbordados arrasan viviendas y vidas - se acordó haber leído que en diciembre del 2004 murieron cerca de doscientas mil personas en las playas del Golfo de Bengala -. En el fondo del mar alguno placas tectónicas chocan, se levantan en la superficie en un enorme tsunami,  el agua se mete al continente rebasando con mucho el nivel de las playas y, a todo se lo lleva el diablo.

- Como sea, la posesión del agua provocará guerras en tal magnitud como ni siquiera el petróleo lo ha hecho…

-¡Ya empezaron!

Un amigo negro saludó a Xyster. Mismo batalló en la Guerra del Golfo.

                                                         IV

-¿Tienes novia?

- Conozco a muchachas. Con alguna de ellas podría tener una cita. Una krisna…- Xyster iba a añadir algo pero  lo atajó: - Conocí a una. Se llama Clemencia. Perseguía el Nirvana con encomiable tesón. Para estas fechas debe estar en alguna cueva helada del Tíbet. Practicando su monólogo interior y  haciendo, como dice Woody Allen, ejercicios respiratorios y prácticos  para depurar el ego.

- Aquí algunas encontraron  su Nirvana con el metilfenidato. En especial las krisnas que pertenecían a  algún grupo de los Ritalin Head. Todavía quedan algunos aquí en Nueva Cork. Y un poco más de ellas en San Francisco…Da lo mismo. “Dios ha muerto” y también murió el yo.

- Es decir…

 - Murió el que daba el yo al hombre. Sólo queda un descomunal bazar. El mundo de los neandertales…    Recuerdo el monólogo interior, que tanto mencionan, en su epifánico despertar, algunos escritores.

-Metido en los contrasentidos del desierto no me convencen esas epifanías. Siempre me pareció  un recurso literario.

-Eso creo. Aislarse de la sociedad viviendo en su cómodo de la céntrica avenida de la ciudad…

-Con tan sólo veinticuatro horas en la soledad geográfica del mar, o del desierto, lo que se extraña es el “diálogo exterior”. Ver, oír, a a gente. Encontrar la validez de la gente en  el silencio de las dunas. ¿Sabes que el monologo interior, de los que se comunicaban con Dios en el desierto, fue cambiado por el cristianismo en el dialogo con los semejantes? Con los “organismos  inferiores de la cadena alimentaria”, como situaban jocosamente a un personaje de Pura anarquía, de Woody Allen.

-Recuerdo la famosa epifanía de Samuel Beckett-dijo Cork y fue interrumpido por el otro:

-Tengo un punto de vista de ese episodio. Fue sobre el muelle de Dun Loagaire y bajo la tormenta de una noche llena de relámpagos y truenos.En realidad había tenido lugar en su habitación que ocupaba de la casa de su madre, en Foxrock.

-Lo que inventan los escritores. Pura fantasía.

-Sin esa fantasía no habría “revelación” ni poesía, ni novela ni cuento. Puras tuercas y tornillos.

Recordando Xyster que tanto el mar como el desierto sitúan al hombre entre la naturaleza y lo aíslan, dijo haber leído de Nuria Barrios, una escritora española, “Saber quién eres tú implica saber quién es el otro. Descubrir el mundo a través de los ojos de quienes son distintos, a veces tan distintos que parecen extraterrestres.”

-Eso me gusta más que las sublimadas epifanías. Como sea, antes la gente traía un libro en la mano. Ahora trae un teléfono celular en la misma mano.

Pidieron otra ronda. Xyster cambió a la “negra” y Cork a la “rubia”.

- Es necesario estar alerta- le decía Cork-, porque el que camina por montañas y desiertos debe conocer que hay peligros que no se ven de tan pequeños. El  caso de la contaminación del agua por una serie de factores es una realidad. Te pongo por ejemplo la llamada araña “violín”, de apenas unos milímetros de extensión, puede ponernos fuera de combate en el transcurso de apenas doce horas. La presencia del mosco es otro factor que sin duda puede resultar mortal. Se da en prácticamente todo el planeta sin importar la categoría política, económica y de higiene que se le haya dado en la sociedad. El mosco es como el humo del cigarro que recorre el planeta pasando lo mismo sobre ciudades perdidas que sobre zonas residenciales. Si bien, las diferencias de su permanencia es más intensa en unas partes que en otras.  De medio centímetro de longitud, posee un inimaginable poder. Además se reproduce en abrumadoras cantidades. Y su adaptación abarca todas las regiones del planeta, desde Alaska hasta la selva de Chipas.  Se ha comprobado que, debido a su tamaño, a la velocidad de su aleteo y a su vuelo zigzagueante, algunos de ellos son capaces de volar dentro de la lluvia sin mojarse y sin ser derribados. Los mosquitos “de noche”, prácticamente sin órganos para ver en la oscuridad, tienen una facultad para localizarnos con toda exactitud y certeza. Semejantes a misiles. Lo que ellos necesitan para encontrarnos nosotros mismos se los proporcionamos. Se trata del anhídrido carbónico que exhalamos. Prolifera en aguas, preferentemente las estancadas. Son capaces de vivir por mucho tiempo sin agua y sin comer, desde la última vez que chuparon la sangre del humano o la de algún animal. Todo esto, dicen los entomólogos, lo hacen las hembras, en tanto los machos se alimentan de la miel de las flores. Las enfermedades letales que provocan son el paludismo, enfermedad que irá matando  a lo largo de  varios meses, al individuo picado. En México se le conoce como “fríos” porque el enfermo experimenta tal frialdad que aun cuando se eche encima un colchón no cesará de temblar, con todo y colchón, de frío. El otro nombre es “fiebres terciarias” porque el frío se presenta un día sí y el otro no. Pero cada tregua irá dejando tras de sí a un individuo cada vez más débil y por lo tanto expuesto a otras enfermedades para las que ya no  se tienen suficientes defensas. También se le atribuye la encefalitis. La quina, muy efectiva en otro tiempo, ahora empieza a ser insuficiente como remedio  debido a la resistencia que ha desarrollado la enfermedad ante este medicamento. Cork conocía bien sus efectos devastadores del mosquito. Una ocasión que cruzó la enorme zona pantanosa del norte de la Laguna del Carmen, Campeche, conoció de cerca el poder que sobre la mente del hombre pueden ejercer los enjambres infinitos y muy cerrados de millones  de moscos en solo un metro cuadrado. Créeme que no   es  ninguna exageración     decir que alguien puede enloquecer en medio de tanto ruido y piquete en el término de    dos horas.

Se conoce que en la Grecia clásica obligaron los moscos a los habitantes de varias ciudades, hermosas y opulentas, a abandonarlas.  En 1858 los turistas que visitaban Atlantic City (Nueva Jersey) enloquecieron por las picaduras y abandonaron el lugar de manera precipitada abarrotando cuanto ferrocarril pudieron encontrar. Y se cree que las antiguas civilizaciones de Ceilán y probablemente las de Grecia y Roma, debieron en parte su decadencia no tanto a los emperadores lascivos y a los pretorianos corrompidos, sino a los estragos del mosco. La fiebre amarilla también propagada por los mosquitos, ha desbaratado ejércitos en plena guerra en diferentes lugares y fechas. Los moscos  abundan en especial  después de una lluvia que es cuando se reavivan las miríadas de animalitos que permanecieron en estado latente.

- ¿Qué se puede hacer entonces ante semejante enemigo?

- Recurrir a los ungüentos repelentes al insecto. Así ya no sabrá para dónde dirigir sus ataques. Al menos eso se espera. Lo que  he puesto en práctica de manera efectiva, al menos para los mosquitos nocturnos, es envolverme en una especie de sleeping pero confeccionado de malla de algodón delgado y de porosidad fina. No pesa más allá de unos gramos y puedo confiar mi sueño sin peligro de ser alcanzado por el mosco, en especial el llamado Anofeles que es el que transmite el paludismo. Y hay otros mortales como el dengue y el zilka.

-Soy escéptico respecto de que un simple mosquito le dispute la hegemonía al antropocentrismo-.

Seguramente llevado por esta evocación de la naturaleza, Cork le dijo que Fedro es el que define con toda precisión el carácter antropocéntrico de la cultura griega frente a Sócrates. Le dice (inversamente a  como haría San Francisco de Asis) que sus amigos son los hombres, no los árboles o la comarca. Indagará a la naturaleza para recurrir a ella, pero su verdadera búsqueda se centrará en el humano. Ya están puestas desde entonces las premisas para la filosofía y la psicología.

-Este afán se parece al colesterol bueno.

- El humano ha apartado por un momento su vista de los dioses para posarla en el hombre. Pero no ha arremetido contra los dioses.  Por lo pronto busca el equilibrio

- Lo mismo hizo Adán en el Paraíso. Se metió en el mundo de la causa y el efecto pero no se volvió enemigo de Yahvé. Buscará en adelante el equilibrio dialéctico entre mecanicista y animista. El que se salga de ese juego será por su cuenta y riesgo. Se quedará con sólo la mitad del pastel.

- Pues sí. El Humanismo fue el gran resultado de la Edad Media que permite ver también hacia el hombre, no solamente al cielo. Su vehículo de expresión es el laicismo bueno que nos facilita ir por aquí y por allá con toda libertad a través de la filosofía, el arte y la ciencia. ¡Las autonomías de las universidades públicas!      

- Recuerda que hay un colesterol malo. Algunos países, al cabo del tiempo, y después de casi fatales experiencias, han aprendido a manejarlo. Son lo que de una u otra manera va a la cabeza de las naciones. En los países sucede como en los humanos, de una misma sociedad, que hay varias edades en un mismo tiempo. Los que estudiaron, los que no estudiaron, los adolescentes, los viejitos, los que saben ver los noticiarios o los que, como dice Norman Mailer, los que son reclutados al prender el televisor  por los generales que planifican la estrategia de la mercadotecnia. Estos países no encuentran la clave para salir del sótano.

- Para ellos el laicismo es como el “Puente Branston” de la película “El Malo, el Feo y el Bueno”. Dos veces al día chocaban sobre él los ejércitos Confederado y Unión Americana. El que ganara ese puente lograba controlar el paso del río y la región. Dos veces al día chocaban sobre él “las compañías” y, después de enormes carnicerías, se retiraban. El resultado era que ni un bando ni otro lograban su control. Hasta que el Bueno  y su compañero el Feo lograron destruir el puente. De inmediato se acabaron las matanzas inútiles.

- En México tenemos nuestro “Puente Branston”. En la Alameda Central está el quemadero de los que no pensaban como los  católicos. Y en el templo de San Juan Bautista, Coyoacán,  está una mártir de los que no pensaban como los agnósticos.   

- Ahora los norteamericanos andan por las estrellas. En tanto el resto del mundo  sigue también, como los mexicanos,   en su “Puente Branston”. Las sectas culturales…

- Son malos fotógrafos que enfocan y desenfocan y no logran el punto de nitidez. Su tiempo de experimentar en el error y en el acierto no logra la síntesis. Continúan las tesis irreductibles...

- Entre tanto sus habitantes piden limosna en las calles y muchos prefieren jugarse la vida cruzando la frontera e ingresar, aunque sea de manera fraudulenta, al principio, en un país donde se espera ya destruyeron el “Puente Branston”.

- De todas maneras no fue fácil. El pensamiento religioso, más que el filosófico, es el que norma la conducta de los individuos. Nuestras constituciones dicen, acertadamente, “educación laica” pero, algo de  esto,  solamente, se da en Preparatoria. Ni primaria, secundaria y después tampoco en licenciatura, del área “exacta”, se da realmente lo que es laicismo. No hay enseñanza religiosa en las escuelas públicas pero tampoco hay enseñanza filosófica, es decir, laica.

-Tienes razón. Se cree que por  no enseñar religión en las escuelas y universidades, ya se es laico. ¿Dónde quedaron los veinticinco siglo de la razón práctica?

- ¿Por qué no me mencionas escritores contemporáneos?

- Algunos  me gustan. De otros pronto he desistido y los he mandado a la chingada. A la tercera página me parece que estoy leyendo la inserción pagada  de algún partido político pero con portada que dice “filosofía”. Tengo la impresión que muchos de los escritores, del Río Bravo a Tierra del Fuego, siguen moviéndose en una banda sin fin que se llama  “Puente Branston”. “Las caras pálidas” ya llegaron al “cielo”, efectivamente, y nosotros todavía seguimos tirando pedradas a las ventanas de los vecinos del lado opuesto de la calle. O echando bolsas de basura en el quicio de sus puertas…

“Otra ronda, cantinero”

- El peligro del caos.

- La idea del sujeto por la dominación y la desorganización... El riesgo del individualismo altamente yoico. Desoirá la enseñanza de los siglos. Siempre hay la tentación de empezar de cero, como Platón y los grandes utopistas lejanos y cercanos.    Es como el experimento que se hizo de mezclar algo de cristianismo con algo de marxismo.  Y cuando el medio cristiano tenía enfrente al marxista “puro” ya no sabía qué hacer. Tampoco el medio comunista sabía cómo proceder con el cristiano “puro”.

- Ni uno ni otro querían saber de la dialéctica. Sólo intentaban sorprender al otro.

                                                                         V

Le comentaba a Xyster que por la mañana había recibido un correo de Toci, la muchacha de las montañas, donde le relataba algunos detalles de su guerra contra el sobrepeso. No bastaba hacer ejercicio. No quería subir de peso y era necesario observar algunos factores que la podrían inducir a comer más de lo necesario. En ocasiones debía permanecer muchas horas inactiva debido al mal tiempo o bien porque se terminaba la luz del día. En alta montaña por  más que haga buen tiempo ya no se puede permanecer en el exterior tan pronto caen las sombras sobre el campamento. Hace mucho frío. A veces comer es motivado nada más por el ocio. No hacer nada ha llevado a millones de personas al cementerio cada trimestre. Y ella estaba obligada a  la inmovilidad. Lo más que se podía permitir ingerir algo entre comidas era una taza de café o de té mate. La comida, asimismo, no debía estar a la vista. Lo perecedero no era necesario siempre llevarlo a enterrar a la nieve. Había tan bajas temperaturas que aun dentro de la tienda se conservarían bastante bien. Pero había organizado su despensa afuera para no tener a la vista la tentación de comer a cualquier hora. Ni siquiera fue necesario llevar todo hasta la nieve. Bastó en el lado sombreado de la roca próxima para tener su refrigerador natural. Aunque a ella le pegara el Sol quemante, la sombra heladísima  protegía a los alimentos. Es un experimento que hacen todos los que van a la cordillera de extender los brazos. El brazo que está en el Sol del verano tendrá cuarenta grados sobre el cero y en el otro brazo bajará hasta veinte grados. De la misma manera la muchacha era disciplinada para comer tres veces al día y a la misma hora, cuando se encontraba en el campamento. El resultado de todo eso era que se mantenía en su peso. Y ahora las duras ascensiones en los Andes le habían desaparecido algunos kilos. Por fortuna, le decía, las nalgas seguían retadoras.

Xyster regresó al tema romano diciendo que se perpetúa la interpretación de la degeneración cesárea cuando se habla de la historia de Roma. En realidad los emperadores eran tipos muy fuertes.

- Es conocido el efecto que trasforma la personalidad del que llega a tener poco o mucho poder y en este punto cargan los historiadores. De esta manera se elude la responsabilidad del Senado, cada senador era un individuo extraordinariamente rico y poderoso en influencias políticas. Auténtico señor de vidas y haciendas. Y sin embargo parecía que el Senado era una institución eternamente débil frente al soberano. Cuando sus intereses eran atacados asesinaban al emperador. Y hablaban al pueblo de libertad, pero no de comida o de seguridad o de fuentes de trabajo. Apenas una hora después del magnicidio, Bruto dijo a las multitudes que lo habían hecho en nombre de la libertad. Y más de uno de los que estaban escuchando debieron quedarse atónitos porque es sabido que Julio Cesar se preocupaba por dar pan a los más pobres y en defenderlos de los atropellos del poder. Pero Bruto seguía hablándoles de libertad. Los excesos de poder, de los que estaban llamados a defender la democracia, eran en realidad los que hacían que el populacho aclamara a Cesar.

- Como sea, se trata de un esquema que se va a repetir a todo lo largo de la Edad Media.

Xyster cambió de color de cerveza y pidió “una rubia”.                                     

- Al prejuicio le gusta levantar muros. La última vez que estuve en México asistí a un acontecimiento que se llamó “Coloquio de los Lectores”. José Vasconcelos  estaba convencido que la manera efectiva de derribar el muro de la ignorancia es la lectura literaria. El Coloquio se dio en el Plantel 8 “Miguel E. Schultz” de la Universidad Nacional. Dos universitarios, José Estévez Torres y Julieta Pérez Monrroy llevaban adelante la idea. El primero lo había empezado como programa de la Escuela desde una década atrás.                                         

- ¿Así como se juntan los hombres para jugar ajedrez?

- O reuniones de Alcohólicos Anónimos. Así estos alumnos universitarios para leer. Recuerdo que en esta ocasión los estudiantes elaboraron carteles alusivos al tema, que era el de la lectura, y decían de la influencia que los libros, aparte los de texto, han tenido en ellos. Leían desde su butaca o pasaban al frente en el lugar en el que se encontraba el atril. Cada quien leía el autor que quería. Me invitaron a leer.

- ¿Qué leíste?

- Algo de Chesterton. “Ensayos”. Es un gran proyecto ese de la Escuela Nacional Preparatoria. Hacer el hábito, sentir el placer por la lectura.

- Es apenas un foco de diez vatios – dijo Cork

 - ¿Por qué dices eso?

- Se necesita que esos jóvenes  se conviertan en abuelitos para que enseñen a sus hijos y a sus nietos… Entonces tenderemos un foco de quince vatios… Entre tanto la noche crece con rapidez y se hace más espesa. ¿Qué lees ahora? 

- Tolstoi. La Guerra y la Paz. La leí hace mucho y me pareció la cosa más árida. Desde luego que no soy de los tolstoianos pero no sé por qué diablos se me ha metido a  la cabeza que merece la pena volver a hacerlo. Las escenas de palacio y los campamentos de la guerra llenos de hambre y dolor...

Steinbeck, Wolfe y Faulkner eran los novelistas que Xyster leía con preferencia de los otros, que también conocía. Desde luego había leído mucho de la obra de Emerson “el papá de los pollitos”, gustaba de remarcar. Estaba encantado de la literatura estadounidense. A la literatura francesa le hacía la reverencia de quitarse el sombrero pero con autores tan remotos en el tiempo como Montaigne y Víctor Hugo. De algunos de los recientes famosos pensadores franceses decía que habían escrito un manifiesto de su partido político pero que en la portada del libro le pusieron “filosofía”. Para él la que más carácter debía tener era la literatura alemana pero, decía, los novelistas alemanes tienen, como los novelistas mexicanos, su Puente Branston. Con tan infinitas vivencias que les proporcionaron las dos guerras mundiales, no han sabido evitar el espíritu de secta. Recordaba con admiración  lo que para él debería ser la literatura de esta nación. Se refería a un libro que no era novela sino una especie de historia de lo que había sido el alpinismo europeo de entreguerras.

El autor era Andre Heickmar y el título en cuestión  “Los tres últimos problemas de los Alpes”.

-No inscribas en esa lista a Jean Wahl. Nace en Francia un pensador de su talla cada quinientos años.

-¿Sabes cuántas ediciones del Quijote de Cervantes tiene la Universidad Nacional de tu país?-le preguntó Xyster.

Cork  era buen conocedor de todo lo que se refiriera al Quijote y a la vida de su autor. Pero no supo lo que Xyster le preguntaba. 

-No.

- Contaba hasta hace poco, que estuve en México, con 167 ediciones. Unas en español, otras en francés y otras más en inglés. La que más me gustó fue la que está escrita en español mexicano. A mí también, como a ustedes, me cuesta trabajo leer texto del vosotros y el habéis. El primer ejemplar que llegó a las  bibliotecas mexicanas  fue en 1819.

- ¿Pero a que no sabes por qué lo escribió Cervantes tal como lo conocemos?

- Porque era un hombre de letras. Tiene la fantasía…

- Sobre todo le interesaba desacreditar al rey Arturo, mito nacional de los ingleses. Don Quijote es la figura del antihéroe. Enfermizo, desaliñado. Era valiente pero  pocas veces salía victorioso de sus batallas. La elegante dama de los torneos ingleses pasó a ser Aldonsa cuidadora de puercos y experta en fabricar chorizos…

Cork remojó otra vez la garganta y añadió:

“En literatura y en filosofía hay cosas divertidas. Para unos todo pasa para no volver, como lo que se conoce como la “flecha del tiempo”. En tanto el eterno retorno está respaldado por el “bumerang del tiempo”. Esto lo aceptan mucho los krisnas, me lo dijo Clemencia, porque con la flecha del tiempo ya no hay retorno posible a sus otras reencarnaciones.

-Otra cosa que dicen es que aceptar a Dios no es científico. Y negarlo es aceptar la posibilidad de su existencia.

-No entiendo.

- Ya sabes que la verdadera base de la racionalidad es acercarnos a lo irracional- se percató que Cork lo miraba con desconfianza y bajó su ejemplo:-. Como un fotógrafo que desenfoca para acercarse al enfoque correcto. Así lo racional y lo ilógico son los fundamentos. El esoterismo rococó es el que va a vivir en el híbrido o en el mestizaje que es la revoltura de esos dos principios. Algunos periodistas apresurados revolvieron esto al llamarlo progresista y positivista.

- ¿Todo eso dicen los filósofos?

¡Eso y más!

- ¡Sólo falta que nos caiga una meteorito y acabe con el cuadro!

- Ciencia y religión no se excluyen. Dios no va a enviar a una parte de sus hijos en una dirección y a la otra parte en la dirección contraria. Los hombres somos los que hacemos de eso un revoltijo. Aquí también vale aquello de  que el sincretismo es de piratas y lo sensato es el ecumenismo. El pensamiento lógico y el ilógico son grandes conquistas del humano y no hay porque llenarlos de lodo. Lo que la teología cristiana nos propone es un troquel acabado. En cambio el mundo de la física es siempre inacabado. Siempre superando sus propias marcas.

- ¡El bumerang y la flecha!

- El sentido común puede que no sea científico, pero a la gente  le ha servido para vivir como guía en medio del caos.

- Por las noches vemos en la montaña, y sobre todo en el desierto, un cielo sorprendentemente estrellado. Se parece a la metáfora de la flecha y el bumerang.

- Pues sí. Sólo vemos lo que ya fue. Me imagino que debe haber alguna disciplina científica llamada Paleo cosmografía.

- El cielo que percibimos es como esos museos de arte donde vemos las pinturas de artistas que ya no existen… y todavía no se exhiben las pinturas de pintores que aún tienen vida.

De pronto, y en tanto levantaba su vaso de cerveza, Xyster preguntó:

- ¿Estás seguro de cruzar el desierto?

Cork  pensó en sus amigos de montaña. Pocos vivían ya.

- Un alpinista nunca cree estar seguro. Esa seguridad lo haría bajar la guardia.

-  ¿Entonces?

 - Hay que ponerse en el comienzo, lo mejor preparados, y tirar los dados... 

- Esa muchacha que dices que está en los Andes, ¿te gusta? Quiero decir para el caso de vivir la vida juntos. ¿Qué sería la diferencia con la mujer de la ciudad?

- El fondo de la cuestión, según lo veo, es que más que el enredo socioeconómico se trata de que la mujer india se va hacia el centro del grupo y la mujer citadina tiende hacia el individualismo…La vida de matrimonio, en la etnia, al menos la de Toci, es perenne en un noventa y cinco por ciento de las parejas debido a que  se comportan como si estuviéramos hechos con plantilla. Son excepcionales las rupturas definitivas. Eso da mucha cohesión a través del tiempo. Ya bastantes cosas echaron a perder los antepasados como para que sigamos experimentando. Tienen cierta manera de comportarse que hace que las desavenencias entre la pareja no los lleve hacia el conocido “será mejor terminar esto”, como se estila con frecuencia en la ciudad. Más bien es una oportunidad para lograr una comprensión mayor que antes. Lo que en sindicalismo se llama “negociar”. ¿Qué es negociar en política? ¡Ceder, algo, ambas partes, de las posiciones iniciales!  Cada crisis superada los fortalece más. Siguen el principio de la medicina aquel que la enfermedad que no mata robustece. Visto de cerca, el comportamiento sigue los lineamientos de no discutir sus problemas en público, la pareja en conflicto. Evitar llegar a los golpes y a expresar palabras que hieren más que las acciones violentas. Lo que cuidan más son las situaciones en la que se hiere con el silencio.

- ¿Como cuáles?

- Dejar sola a la pareja cuando se está en plena discusión.

- ¿Y en materia sexual?

- No se toma a la mujer como si fuera “foca amaestrada” en el sentido de desnudarla y penetrarla casi sin su consentimiento.   Como si fuera  una muñeca sexual de plástico inflable. Cuando actúas así muchas cosas se van a quebrar, tal vez paulatinamente, pero sin remedio. Es una lección aprendida de generación en generación dejar  que la mujer tome la iniciativa y sólo entonces entrar a un terreno de preparación en un masaje lento y sensual. Sobre todo hacerla entender que no necesita fingir ningún orgasmo. No tiene que gritar como loca. Después de un tiempo corto de vivir en compañía inseparable, de “pareja estampilla”, él acepta que la mujer se haga cada vez de cierta independencia con respecto a él. Si se ventila alguna situación grave como que ella estuvo con otro hombre o él con otra mujer, no se contraataca en la discusión sino que se escucha. Si después de eso se está en disposición de salvar su relación, no se recordará más el tema como arma punitiva. Si piensas  que la situación es extraña aquí no lo es. En realidad son principios universales y no se está descubriendo nada nuevo, pero  no  todos los pueblos lo  llevan a la práctica. Este grupo matlazinca sí los vive.  

- ¿Hay gordos entre la gente de Toci – quiso saber Xyster

- Pocos. Su dieta incluye verduras y frutas. Carne de aves de corral o pescado (y orégano). Sólo los que han convivido algún tiempo en la ciudad y alteraron sus hábitos de alimentación, por regla general son obesos. Mucha televisión, menos ejercicio y más grasas en las comidas, harina blanca y azucares.

En efecto, en la etnia de Toci creían que, en materia de salud, un hombre gordo  está en riesgo de contraer al menos tres enfermedades que son diabetes, cardiopatías y apoplejías.  Su praxis consiste en sólo ver que tiene más centímetros en derredor del abdomen que en derredor de las nalgas.  Un sistema empírico indicador de la salud del sistema cardiovascular que habían comprobado a través de los siglos. A simple vista. Y lo confirmaban en algunas ocasiones en que por acciones de la guerra el abdomen quedaba abierto. Entonces veían capas gruesas de grasa amarilla mucho antes de llegar propiamente a las vísceras. Refugio predilecto de triglicéridos y colesterol. Y cuando alguien en la vida sufría mucho porque sentía que le fallaba el ritmo sanguíneo. Al morirse y sacarles el corazón como ofrenda al Sol, igualmente encontraban una gruesa capa de grasa cubriéndolo  de tal manera que era una bola amarilla la que se veía, no ya la forma de este órgano. Si pudiéramos ver esta horrible bola…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                       7

                                                                         I

Toci seguía comunicándose con Cork y conmigo. Ese afán se debía al lugar solitario en el que se encontraba dentro de las montañas. ¡Su yo enfrentado con ella misma! Creo que ahora tendríamos que decirlo femenino: su “ya”… En ocasiones hablaba sola. ¡Si la gente supiera de manera consciente lo importante que es hablar! ¡Y más leer! Leyendo se escucha los otros. Recordó algo que  había leído de  Brenda Lozano: “A quien le apasiona leer sabe que el alma nunca suelta el libro”. En el principio el solitario en las montañas  quiere mantener un resto de cordura y se pone a cantar a media voz. Ya ha descubierto que su estado de ánimo depende de lo que coma, de la hora del día o de la noche. Por alguna causa en la noche la vida parece sombría. No debía ser pues para los pueblos indios la noche tiene vida  y es un numen que la acompaña protegiéndola. Esta consciente de la baja intensidad de sus momentos de irritabilidad. Estaba obligada a permanecer inactiva dentro de su bolsa de dormir unas catorce horas por las  bajas temperaturas allá afuera. Dormía o dormitaba y se sentía bien. Vivir dentro del más salvaje panorama natural apacigua a cualquiera, por más neurótica que se sienta. Recordó aquel avión de los alemanes, dentro de la Segunda Guerra Mundial, que en sesenta segundos se elevó ocho mil metros, pero el piloto murió. La tecnología va muy adelante, se dijo, pero, paradójico, su creador, el hombre, no. La naturaleza es la más formidable, despiadada, maestra. Su lenguaje mudo enseña cómo están las cosas. Algunos lo hacen jugando solos o acompañados en una especie de frontón. Pero la mayoría no se conforma con golpear una pelota sino que golpean a las personas que pueden. Sino lo hacen físicamente buscarán hacerlo de manera verbal. Sola, entre la cordillera, la muchacha casi llegó a aceptar que los estados de cólera tienen mucho de teatral. Un ego muy lastimado querrá lastimar a otro ego. Pero que la naturaleza divina de Jesús no tuvo que probarse por la resurrección. Hubiera sido suficiente escucharlo decir que se perdonara a sus ofensores. Desquitarse es de humanos. ¡Sólo los dioses perdonan las ofensas! Veintiún  siglos más tarde no lo entendemos cabalmente. Antes Sócrates había dicho que en un conflicto el agresor es el que lleva la peor parte. Tampoco le entendieron. Un poco sí cuando conocemos el experimento que se hizo en 1955 en la Universidad de Harvard, entre 1600 víctimas de infarto, que reveló que un simple arranque de cólera duplica las posibilidades de sufrir un ataque cardiaco. Y a esto habría que agregarle los factores que por ese mismo arranque de cólera, desencadenan hasta llevarnos a la diabetes. Lograr que no se lastime el yo, o el ya, tiene mucho más de lo que parece. El resultado está a la vista porque los que gritan y golpean ya se murieron o están en alguna clase de cárcel. Y los que pusieron la otra mejilla van caminando tranquilos bajo el Sol.

 

En cierta ocasión me dio por escribir algo así como un cuento y se lo envié a los dos. Para Toci con la esperanza que se divirtiera un rato y a Cork para que me diera su punto de vista. Tenía un final como de película, con mensaje espectacular y toda la cosa.No entendí una palabra de lo que me dijo. Más bien me pareció un regaño.

-Guilermo, en composición lírica tú puedes escribir lo que se te pegué la gana y que nadie te diga lo contrario. Es tu expresión interior que busca exponerse con toda libertad. Lo que opine el mundo que se vaya al cuerno. Pero si quieres algo sólo te mencionaré que mensajes, símbolos o metáforas, pueden “llenar” el cuerpo del cuento o de la novela. Es lo que sugieren los finales orteguinos. De esta manera le das lugar al impreciso tratamiento del final de la obra, sea cuento, novela, teatro o película. Ortega y Gasset, se refiere a los cuadros de Velázquez. Dice, ojo,  los cuadros sin acabar, invitan al receptor a acabarlos.

Toci había notado que se sentía mejor cuando su temperatura corporal estaba más alta. Era fácil darse cuenta de las “causas femeninas” y pensó que los estados circadianos para los hombres deben ser más difíciles de detectar. Antes de su menstruación era cuando, según indicaba el registro de fechas de su computadora, llamaba con más frecuencia a Cork. Lo que cuidaba mucho la muchacha, siempre insistía  en eso,  era el tipo de alimentos que comía. Esas substancias químicas tenían que influir de manera directa en su estado de ánimo. El café lo tomaba por deleite pero no como alimento. Esto le evitaba irritabilidad. Unos pocos de carbohidratos la tranquilizaba de manera natural. Llegado  a este punto Cork le dice a Xyster que Toci le ha dado una pauta que al menos a él le da resultado de mucho valor. La vida, tu vida, le había dicho ayer por medio de la computadora, es como la tela en blanco del artista. Tú puedes poner el color que quieras. Si la pintas de negro después no vayas a estar buscando culpable. Yo procuro ponerle un rosa juguetón. Y antes de “cerrar” escribió estas  palabras: “¡Sueña conmigo”!

Toci encontró en su computadora una solicitud para guiar una expedición de alemanes al Cotopaxi, en Ecuador. Pagan bien y en euros. Pagaban tan bien que Cork no tardó en decirle ¡alto! No lo hagas. ¿Sabes cómo está el Cotopaxi en la actualidad? ¡A punto de hacer pum! Digo, otra vez, como la erupción de agosto del 2015. Las cenizas llegan a cincuenta kilómetros de distancia. ¡Igual que  el Popocatépetl en México. Semejante a la erupción de nuestro  Volcán de Colima del 21 de enero del año pasado, ¿te acuerdas?

Toci había subido en dos ocasiones ese volcán ecuatoriano  conduciendo la primera vez a japoneses y a franceses la segunda. Pero en la actualidad  el volcán había entrado en actividad nuevamente. Siempre estaba moviéndose pues se registraban hasta cien sismos al día, sólo que ahora se percibían aun caminando por la banqueta de la ciudad. Desde luego su ascenso estaba prohibido por las autoridades. El Instituto Geofísico lo monitoreaba desde 1976.Se advertía que para las siguientes semanas podían producirse emisiones de magma y expulse vapores y rocas. Además que los hielos de sus glaciares se derritan y provoquen flujos y la formación de lahares.

En efecto, eran prácticamente las mismas condiciones en las que se encontraba el Popocatépetl, en la esquina sureste del Valle de México. No obstante Toci había burlado la vigilancia de las autoridades llevando alemanes por la directa de los refugios, El Queretano y Teopixcalco, hasta el Pico Mayor. El regreso fue bordeando parte del cráter y bajando por Las Cruces. Cuando los vigilantes los descubrieron al descenso ya habían ganado la zona de arenas negras colindantes con los altos bosques de Tlamacazcalco.

Por eso Cork le advirtió en su pantalla:

-Ni consideres lo  del Cotopaxi. No quiero pasar la vida pensando en lo que pudo haber sido de la familia formada contigo…Sé que no tienes necesidad de hacerlo por dinero. Pero te conozco…

Algunas semanas más tarde Toci le escribió:

“No te preocupes, todo fue bien  en el Cotopaxi. Te escribo desde Quito y por la tarde tomaré el avión que me llevará a Santiago.  A la mañana siguiente  viajaré a Cuevas”.

Agregaba: En unos días subiré con un grupo de italianos al monte Ameghino, por el suroeste. ¿Te acuerdas del collado que une al Aconcagua con el Ameghino? Por ahí subiremos. Treinta kilómetros caminando hacia el norte, por la cañada de Las Vacas, luego, al oeste, por la cañada de Los Huanacos. Acamparemos en los lugares en los que tú y yo dormíamos cuando atacamos la sur del Ameghino.

-¡Estás loca! En el Cotopaxi pudiste…

-Tranquilo-fue la respuesta-, ya pasó.

Cork me escribió contándome lo de Toci en Ecuador. Agregaba:

-¿Con esa mujer caprichosa voy a vivir el resto de mi vida?

Como las computadoras de los tres estaban conectadas, por eso de los hipervínculos, la respuesta de Toci no tardó en llegar:

-¿Recuerdas Cork  mi falda de cuatro metros, de lana negra que yo me tejí el verano pasado, la misma que me da varias vueltas en torno de la cintura? Bueno, está pensada para extenderla por las noches y envolvernos los dos con ella. Ni las más grandes nevadas de la meseta toluqueña podrán enfriarnos.

A lo que me permití  escribirle un comentario a mi amigo:

-No te resistas. Sabes bien que en la etnia de Toci las mujeres son las dueñas del universo. Al menos tres mujeres estarán rodeándote de cariño. Primero Toci, luego la mamá de Toci, y más allá la abuela de Toci. Así es la mujer mexicana original. En la etnia el matriarcado nunca se fue.

-¿Cariño?, dirás que tres mujeres estarán diseñando mi vida.

-Y eso sucederá-le escribí-cuando la bella Toci, de hermosos cabellos negros y lacios, te envuelva con su falda negra de lana de cuatro metros contra las tormentas de nieve.

-Y eso sucederá pronto- Toci volvió a “hepervincularse”-.Ahora que mis óvulos todavía están vigorosos.

-¿Puedes  imaginarte esa expresión Guillermo?-me comentó-.”Ahora que mis óvulos todavía están vigorosos” ¡Toci tiene apenas 24 años!

-Es joven para una muchacha de la ciudad pero, acuérdate, en las etnias una mujer de veinte años que no se ha casado  es considerada como alguien a la que “ya  la dejó el tren”.

-Alguna vez conoceré a tu chica -Xyster suspiraba, cada vez que levantaba su vaso de cerveza, por los tiempos dorados en que el hombre fabricaba su propia cerveza. Se jalaba los pelos y exclamaba: - ¿Por qué no fabricamos nuestra propia cerveza, Cork? – pero antes que el otro dijera algo, recitó algo de El Principito: “Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Las cosas las compran ya hechas a los mercaderes”.

Cork se acordó de sus tiempos de la Facultad:

- Todos estábamos de acuerdo con eso. Sólo había un punto de discrepancia. Los Big Bangueros preferían cerveza morena y  los Implosionistas decían que rubia… ¡Qué tiempos! ¿Por qué tiene que pasar la vida? Después todo se vuelve muy serio. Solemne hasta para vestir y caminar.

- ¿Y los Anti Mundos y los del Crecimiento Continuo?

- ¡Esos tomaban hasta la loción para después del baño!

Xyster levantó su tarro:

-Yo, como dijo Aristóteles: “todas estas hipótesis son inadmisibles, pero probablemente unas lo son más  que otras.”

Xyster se refirió a la alusión que Cork hizo de   la literatura alemana:

- Eso le pasa a Alemania por alejarse de la hagiografía. A diferencia de Inglaterra, Francia, España, Irlanda y México, que tienen apóstoles, a santos y a la Virgen por patronos. Alemania tiene héroes. ¿Te acuerdas de los Nibelungos? El ejemplo del heroísmo es mensurable, manejable   y casi siempre de signo agresivo. Los santos, en cambio, y esta es la lección del cristianismo que aprendió muy bien Gandhi y que aplicó con mucho éxito, los santos pueden conducirnos a la victoria sin levantar la espada. Como la Guadalupana del siglo diecinueve en México (¿ya te enteraste que el 24 de febrero, de este 2016, una peregrinación procedente de la meseta toluqueña llegó en número de cien mil a la Basílica de Guadalupe en México, según dicen los medios?). Que San Jorge mate al dragón es sobre todo un simbolismo de valor frente a algo verdaderamente fuerte. El dragón es mucho más poderoso que un neurótico Zaratustra. En la vida de todos los días el hombre pierde batallas frente a sus dragones interiores. ¡Desterraron a  San Jorge en el siglo diecinueve y ahora tienen el grave problema! El de la sobrealimentación, la drogadicción, el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo…  Los santos laicos, como Zaratustra, es decir, los héroes, siempre pueden acabar en la catástrofe. Sólo es cuestión de haber quién tiene mejores armas bélicas. Los santos religiosos, al menos los del cristianismo apostólico romano, empiezan precisamente su gran labor a partir de las ruinas. Pues estamos hablando de un mundo espiritual que se derrumba y de otro que es potencialmente reconstruible….

-Sigue- le apuró Cork

-Otra cosa vi, cuando estuve en México. Asistí a una lectura en voz alta en Las Aureolas, en el centro ce Coyoacán. Se leyeron dos poemas de Jorge Santiago Perednik, un argentino que precisamente ese día remaba en  Xochimilco. Una de esas poesías parecía más bien un trabajo de semántica. Me pareció que Perednik era el Bukowski argentino.

Al día siguiente asistí a una conferencia a la Torre II de Humanidades, de Ciudad Universitaria.  El tema era Historia y Literatura. El ponente hacía una frecuente alusión a la Teoría de la Liberación. Pero con cierta vaguedad que tuve la impresión que o estaba dirigiendo el tema o bien que no lo conocía cabalmente.  El compuesto cultural, que es esta Teología,  la situaba por encima de los fundamentos, principalmente el cristianismo apostólico romano. Como sustituir el  morado, secundario, por  el azul, primario, hablando de colores. De ahí que una serie de alusiones resultaron faltas de precisión. La mayoría de los presentes no tenía una idea de la Teoría de la Liberación.

- ¿A qué fuiste a México en esta ocasión?

- Varias cosas. Una  buscar a un amigo que perdí de vista. Heriberto Salazar. Escalamos por años en Pachuca rocas de esas que no se escalan dos veces en la vida.

- Es cierto, ¿por qué la vida tiene que pasar? ¿Por qué la gente que se conoce deja de verse?

- Hay amigos con los que se pasó buena parte de la vida y por los que se hubiera dado hasta la camisa. Jamás se les vuelve a ver. Con los años todo recuerdo sigue vivo como en el principio.

- Los amigos que  dejaron de verse son como los muertos de un glaciar: permanecen jóvenes en nuestro recuerdo. Después de veinte años no los reconoces. Sigues imaginándolos como antes.

- Si acaso una llamada telefónica o por computadora en la noche de Navidad...

- ¿Qué caso tuvo todo eso?

-Espero que eso no me pase con Toci.

- Se ve que la quieres.

- A su trasero pero sobre todo cómo ve algunas cosas de la vida. ¡Sus muñecas de trapo! Aun en la producción en serie de las pequeñas y bellas muñecas de trapo que hacen a mano en Mazahuatitlán, y que cubrían por lo menos los mercados de México, Nueva York y Los Ángeles, le producía a ella y a sus gentes cierta incomodidad.

- ¿Por qué?

- Todo lo que salía de sus manos, todo, absolutamente todo, hasta lo aparentemente baladí, tenía su sello simbólico ontológico. ¡Y ahora había que producir en serie en las máquinas de la tecnología moderna!

-Entiendo. ¿A dónde irían esas muñecas de trapo sin la protección de sus divinidades?

- ¡Además las muñecas estaban casi perfectas! ¡Ya no tenían las pequeñas diferencias de hechuras que las hacían únicas en el universo! Hasta las figuritas  en barro de la diosa Xochiquetzal, hechas por los toltecas hace cientos de años atrás, no eran iguales. Lo eran en el molde y en los colores simbólicos, pero en este terminado era cuando se podía dar la diferencia de manera inconsciente.

Xyster conocía a México.

-La cultura mexicana actual tiene sus dos fundamentos que son la precristiana y la europea. Esta fase mestiza, de lo prehispánico y lo  europeo, está llamada a ser doblemente rica  en  cuanto que tiene tan  amplios pilares. Pero, como en la Teología de la Liberación: diferente a las que le dieron lugar.

- ¡A reserva de conocer ambas!

- Pues sí, tienes razón.  De otra manera la “tercera opción”, es decir, la mexicana actual,  será un bodrio mal cocido y mal digerido. En lugar de elevación, traerá degradación ese “tercer compuesto”. Sucede lo mismo con eso de la Teología  ¡Y es necesario abrir los ojos pues ya nada más decir cultura europea  es una cosa que va en serio por todos los elementos extrínsecos que la componen, de ahí la necesidad de entender bien el periodo llamado “Edad Media”. La suma de lo árabe, con romano, griego y egipcio antiguo.

-  Samuel Ramos se refería a la Edad Media como la “maraña de la cultura europea”. No se refería a la adquisición de hechos, lugares, fechas y nombres, sino a los elementos de las disciplinas intelectual y moral. 

-Agregaba que cuando se dominan las altas cumbres de la cultura “no se caerá en el orgullo de desperdiciar la tierra nativa”. Buscar el conocimiento intelectual del mundo, a través del caso particular, que es lo  mexicano.

- Como el geólogo que tiene en sus manos un trozo de roca que llegó de las estrellas…

-  Dos visiones del mundo para tratar de llegar a la verdad o al menos a una concepción universal, es mejor que una sola…

- Como sea me gusta Toci. Es hermosa. Lo que es esto, no lo sé…Recuerdo lo que dijo Alberto Durero, en un momento de su vida artística, al preguntarse si podía medir también a la Estética. Ahora yo digo que si no se sabe qué es la hermosura, de lo que uno puede estar seguro es que se puede sentir. ¿Cómo, quién sabe, tal vez la intuición, pero cómo  podría percibirla sino estuviera equipado para ello?

- Te felicitó que todavía tienes sensibilidad para pensar en la Estética. Yo pienso en cosas más inmediatas.

- ¿La basura?

- Entre otras. Nueva York, como México, la ciudad, con cerca de veinticinco millones de habitantes, tiene los problemas de las mega ciudades del mundo. Entre otros hay que hacer grandes erogaciones del erario para dedicarlo a la gobernabilidad, la calidad ambiental y la manutención de miles de presidiarios…No los inocentes que están presos, sino los auténticos maleantes. Nos roban nuestros bienes cuando andan en libertad y nos siguen robando el dinero, ya encerrados,  para darles de comer… Y seguirán haciéndolo cuando abandonen esa escuela del crimen…

- Pues tengo sensibilidad pero la criatura alada, con su energía anónima y abstracta, debe estar cerca del lugar en el que me encuentro. Porque debido al ajetreo de la gran ciudad, con sus millones de gentes que van y vienen, con su ritmo acelerado, no puedo verla ni oírla. Al menos se dificulta.

- Entretanto, jugadores que piensan pueden ganarle al tallador profesional de cartas o al conductor hábil de la ruleta.  Las adicciones tan fuertes también impiden ver la Estética.

- Dostoievski nos contó al respecto…

- El dilema de las singularidades…Ser responsable por los propios actos no quiere decir que tal conducta vaya a estar en armonía con los intereses de la sociedad. Cuando un ciudadano declara que él sí es libre está diciendo que le importa un cacahuate el Estatuto que rige esa ciudad. Sino, ¿con respecto a qué es libre?

- ¿Quieres decir que los legisladores son los que administran  nuestra libertad?

- Que alguien que se va por la libre es un trasgresor en potencia. Es diferente que el que decide de manera libre, sin perder de vista sus actos, ser acompañado por la conciencia y la moral.

- Ahora ya no gusta la palabra moral.

- Es obvio que no guste. Los Al Capone y los Dillinger de hace un siglo ahora pasarían por simples asalta borrachos. Cuando en la  ciudad se construyen más cárceles que templos y aulas…

- Muchos malentendieron su libertad y empezaron a comer desordenadamente. ¿Sabes que aquí mueren al año medio millón de personas por el sobrepeso y el sedentarismo? ¿Y que en el país hay cincuenta y ocho millones de personas obesas?

- Su libre albedrío los clavo frente al televisor en lugar de ponerse el tenis y echarse a caminar por un rato.

-  A Nietzsche le gustaba hablar contra  la estandarización de poca calidad. Ibsen soñaba con la estandarización de calidad. Nuestra realidad es una negativa estandarización contra la báscula.

- Esa mayoría cambiaría el concepto de “normal”…Nos urge un San Jorge con su espada mata hábitos nefastos…

- Nefastos pero sabrosos… 

Cork entendió que la charla ya había llegado a la fase en que se acercaban las incoherencias alcohólicas. Todo estaba bien hasta ahí pero cuando Xyster  recordara la “flecha del tiempo”  e insistiera en el “bumerang del tiempo”…Es cuando los individuos ya están borrachos. No dicen nada nuevo y ni siquiera lo mínimo de sensato. Daría por terminada la plática. Después del “bumerang” quedan cuatro fases y Cork las conocía bien en los concursos de bebedores de cerveza en los que había participado. La otra era la voz pastosa. Sigue el neandertal. Luego viene una sesión de explosivas y repetidas vomitadas. Finalmente el sueño salvador. Si se insiste en seguir bebiendo más allá del cuatro, del nahui, muchos ya no regresan de ese sueño…

  Los solitarios. Se dijo que la sociabilidad es propia de los humanos. La irresponsabilidad lleva a renegar de esa sociabilidad. Los solitarios viven en las ciudades y rodeados de las comodidades que estas brindan... Un solitario colocado en la descarnada soledad del desierto o de la montaña, en efecto, se mearía en los pantalones. Juntemos a todos los solitarios del mundo y se hundirían en el caos. Quinientos años de la historia europea, de los siglos quintos al décimo, es un argumento irrefutable de lo anterior. Les faltaban los habitantes sociales, comunes, de las ciudades. Hasta que llegó el calor de las ciudades feudales los solitarios empezaron a jalar oxígeno. Se acordó de la noche que estaba muy cansado en el desierto de Samalayuca, en el estado de Chihuahua, y se había dormido profundamente. Tanto que al despertar tuvo que darse masaje en el  brazo izquierdo hasta que volvió a sentirlo. Había escuchado, al cubrirse con la delgada manta blanca dentro de su tienda, el aleteo de las pequeñas pero poderosas alas desde lo alto del saguaro. Y un rato después aquellos ruidos como graznidos… Cuando amaneció la cumbre del saguaro estaba sola. Su fórmula de la mañana era “si quieres evitar la demencia no descuides la actividad intelectual”

- Los dioses hablan a un destino común- volvió a hablar Xyster -.  Ni siquiera el Imperio Romano pudo sobrevivir a la disolución…Pero no es tan fácil esto de comer mariposas, reptiles u hormigas, como tú crees, Cork. Se necesita conocer las fuentes de las que se alimentan todas ellas. Como vas de paso no tendrás tiempo para lograr un mejor conocimiento. Pregunta de todo ello a la gente cuando pases por alguna aldea. Te alertarán respecto a una mariposa que en tu país se conoce como “Monarca”. Ni siquiera los animales la comen… Las comidas sin información nutricional… planta a un niño frente al televisor y al cabo de un lustro  podrás comprobar cuál es el resultado.

-  Un campesino, sin armas culturales sólidas, se para frente a un puesto de periódicos…

- Antes que se de cuanta se encontraría envuelto en el decimonónico pleito de los partidos políticos de tu país, ¿he Cork? Alguno de ellos acabará conquistándolo y sin darse cuenta que su libertad  la habrá perdido quizá para siempre.

- Zaratustra es real como posibilidad humana. Sólo que está fuera de tiempo. Vocación para la independencia personal, inclinación a vencer con su fuerza y su voluntad a través de los sinsabores del mundo, moverse en la inseguridad de un destino, desigualdad frente a los peligros y repugnancia por lo siempre igual. ¿Qué tenemos aquí?  Todavía tendrían que transcurrir ocho largos siglos para que Carlomagno pudiera reunir en una sola todas estas rebeldes individualidades. Lo mismo que si tomáramos como paradigma para nuestra vida a un guerrero azteca de los tiempos de Ahuizotl. Lo más que se parece a los antiguos  platicadores de la Stoa es un montañista. Y es un hecho muy conocido que a los alpinistas les ha echado  ojo el psiquiatra. En la vida realista de la ciudad el comercio mundial se ha apoderado del arma de la mercadotecnia para sustituir a Odín, Alá, Jesucristo y a Tezcatlipoca. ¿Se siente solo, está aburrido y quiere acción? ¡Hable por teléfono! Así tendrá contacto con sus semejantes sin perder su soledad ¡pero tampoco estarán  reunidos físicamente! Tiene media hora para hablar. Después habrá que reintegrarse a la oficina o a la fábrica. ¡La producción! Por eso te digo que un viaje hacia el desierto no es una huida hacia la soledad sino un retorno a la cordura. Al regreso las telarañas de la ciudad industrial habrán desaparecido y lucirá en todo su esplendor comunitario. ¡Solamente un loco se pelearía con el progreso tecnológico! ¡Eso no lo hacen ni los neandertales! Sabes que no estoy hablando del gran descubrimiento de los profetas sino de algo muy conocido de los montañistas cuando dejan la cumbre y regresan al valle. Esto sucede cada fin de semana.

Ahora fue Xyster el que escuchaba.

-No creas que hago retórica hablando de la libertad. Cuando el hombre de campo se fue a vivir a la ciudad fue cuando empezó a hablar de la libertad. Los muros de la ciudad antigua fueron reemplazados por los muros de la vida de la City. Lo sé porque conozco ambos lados. Nací en los desiertos del norte y conocí esa libertad. La universidad me tuvo sujeto en la ciudad por algunos años. Eran los tiempos del senequismo y a la vez de los sueños por la estepa…

-Tienes razón. Todo esto tiene que ver con la salud mental. Hace veinticinco siglos Temístocles, que según dicen tenía una facultad extraordinaria para recordar cosas, llegó a la conclusión que para que un individuo pueda conservar el equilibrio o salud mental, necesita aprender a librarse de algunas o muchas cosas que lleva guardadas en el cerebro. ¡Todo un pionero! Ahora  esto está confirmado tanto por la psiquiatría como por la computadora. El “disco duro” no funciona cuando tiene un exceso de datos. Y el médico hace que el paciente tirado en el sillín “aliviane su costal”.

                                                                    II

-Cuando alguien le dijo a  Temístocles que  le iba a enseñar un método para recordar las cosas, él contestó: “preferiría aprender a olvidar”.

- Pues claro que hay que aprender a distinguir  de lo que hay que desembarazarse. De manera innata lo podríamos hacer pero si alguien, con episteme,  lo indica, tanto mejor. Cuando algo o alguien nos gustan o nos disgusta, quiere decir que poseemos mecanismos para hacer esta distinción. Como el oído para escuchar o las narices para el olfato. Hay un principio regulador que nos hace distinguir no sólo que existe sino lo verdadero de lo falso.

- Es solamente el principio del asunto. Después viene el libre albedrío. Pertenece tanto a la teología como a la filosofía. La primera lo da y en la segunda hay que luchar por él. Los humanos tenemos libre albedrío para decidir esto o aquello. Al menos lo estamos exigiendo en todo momento.

- Aunque tal cosa la pedimos para nosotros pero no se le concedemos, o no se la comprendemos, a Dios.   Si él dispone una cosa para nosotros, nosotros, si no nos gusta, le pedimos que no se haga eso…

- ¿En qué grado de evolución estaremos? Porque si somos como los niños de tres años, que hacemos berrinches, porque no se nos concede hasta lo que nos va a perjudicar…

- Quiere decir que nuestro grado de discernimiento no alcanza a profundizar tanto…

- La mercadotecnia es el  dios moderno  que nos ordena. Ya aherrojado el grupo familiar al ámbito de la ciudad, la mercadotecnia necesita quien compre, no quien decida. El imperativo inmediato es aislar al individuo del grupo donde hay tradiciones. ¡Lo necesita solo! Y si está solo y carece de información, tanto mejor. Ibsen bregaba por un hombre solo pero informado y formado.  La preponderancia económica que la organización matrilineal   tenía en el grupo (en la etnia de Toci la conservan), en la ciudad se va a hacer polvo. El hombre es el proveedor y ahora él es que decide. La segunda manera es proyectar una imagen incestuosa en ese gobierno matrilineal. ¡La mercadotecnia no se anda con rodeos ni tampoco se tienta el corazón! ¡Hay que apresurarse a alejarlo de tales costumbres!

-Aun hay otro código en el que se expresa la estructura social de parentesco y son las reglas del matrimonio. En la ciudad todo eso se disuelve en breve tiempo. En las mesas del juzgado civil hay tantas solicitudes de matrimonio como de divorcio. Salvo los grupos que deben proteger sus fortunas económicas pasan a  practicar los matrimonios por conveniencia.

- Aquí, en algunos casos, se reinventan nuevos tótems. No importan ya los valores tradicionales de la pareja  con tal que no haya rompimiento pues entonces cada parte reclamará lo suyo y entre tanto las acciones bajan en la Banca.

- Con el Dios  del cielo o con la filosofía de la Facultad  funcionaba el aceptar o el rechazar. ¡Acuérdate que en el  cielo hasta hubo una rebelión de ángeles que tenían libertad para decidir qué camino seguir. Por otro lado Aristóteles no siguió en todo a su maestro Platón.

-Con la mercadotecnia no hay tal cosa. Te insiste cinco veces y si es necesario lo hará un millón de veces, hasta que aceptes. La Facultad universitaria misma está en la mira de la mercadotecnia.

 Xyster se había formado académicamente en una Facultad que durante más de medio siglo había impartido once licenciaturas y más acá cuatro posgrados. Este lugar universitario tenía la potencialidad para desarrollarse mucho más. Si bien, la situación presupuestal nacional no le permitía continuar más rápido. Era una Facultad que se había resistido con energía a dejarse abaratar con los términos de flexibilidad y modernidad. No modernización. Cuando amenazaba, el Consejo Técnico se reunía y no abandonaba los trabajos hasta haberlos discutido a profundidad. Pero la propaganda seguía insistiendo…

-Siempre sospeché de los ingleses hasta de su sombra. Hasta que leí que Montesqieu se expresaba encomiablemente de ellos y de manera reiterada. Como yo admiro a Montesqieu fue cuando me propuse observarlos con más cuidado. Así fue como encontré en la literatura nombres inolvidables  como Chesterton, Cronin, Greenne, Shakespeare, Lawrence, Lowry… ¿Cómo un pueblo de piratas, esclavistas y depredadores en las finanzas, podrían dar esta clase de hombres? ¡Y de mujeres intelectuales! Sólo se me ocurrió pensar que el México Antiguo   también dio grandes poetas y que en tanto fue la primera potencia de estos paralelos, tampoco habría sido una perita en dulce…Igual podría decirse de Teotihuacán. ¡Qué belleza en su dominio de la astronomía, la arquitectura y la religión! ¡Ahí vive la Estética! ¡Todos abandonaron Teotihuacán, menos la Estética! ¿Habrá una relación en los valores antitéticos de cultura y guerra para que un pueblo sea recordado por los siglos? Egipto, Grecia, Roma…   Los antiguos pueblos del Cercano Oriente y la Edad Media…?

- Esto sucede todos los días en la literatura de entretenimiento y en la literatura de texto. Yo persisto en mis hábitos de estudiante y quiero citar mis fuentes para ser honrado con los autores y también para hacerlos un poco cómplices

- ¿Cómo está eso?

- De esta manera todos estamos en el acierto o en el error. Pero sobre todo para que el mundo sepa, por si lo ha olvidado, que una vez existieron y nos dejaron sus argumentos que nosotros repetiremos o mejoraremos… Eso de cómplices es que, quien te da su punto de vista sobre el escrito, conlleva un tanto de responsabilidad en la obra… Si recuerdas aquella parte de la obra literaria de Emerson que tituló “Citas y originalidad” encontrarás que el humano descubre y redescubre muchas veces una misma cosa o situación. Así se encuentre en China y el otro en Pachuca. “La Ruta del Doctor Shannon”, de Cronin, ilustra bien esta situación. Dos investigadores científicos, con independencia uno del otro por completo, llegan a  un mismo descubrimiento al mismo tiempo. Lo hace consciente o a priori o bien a posteriori. Muchos de estos descubrimientos, al igual que se dan en la investigación de laboratorio, no tienen en efecto la menor relación en su desarrollo pero sí en su culminación. ¡La carrera final la ganará el que publiqué primero! También  en literatura leemos una frase ya publicada que apenas otros tienen en potencia, y a veces otros ni siquiera en forma de nota, se subrayan con entusiasmo en el libro. Si podemos la citamos más tarde  con toda probidad encerrándola “entre comillas”. Por eso te digo que si la humanidad volviera a empezar, concebiría y construiría otro Teotihuacán y produciría otro Platón,  otro Goethe y otro… El bumerang del tiempo…

-No se volverá a pasar dos veces por la misma ruta. Eso en el desierto no es posible, aunque se vaya exactamente por el mismo  segundo, minuto y grado de la vez anterior. En las montañas altas volvemos a encontrar las mismas huellas de las botas sobre la arena helada hasta por varios años. En el desierto el viento las habrá borrado hacia el atardecer. Cuando las mareas lejanas hagan cambiar de dirección a los vientos. Pero tampoco dos o tres caminantes verían el mismo desierto aun yendo juntos. Esto está en función de la psicología de cada individuo. Heinrich Wôlfflin,  pintor, relata la experiencia vivida con sus tres amigos pintores. Pintaron exactamente el mismo ángulo de un paisaje y el resultado fueron cuatro paisajes distintos, tan diferentes entre sí como la personalidad de los artistas. ¿Cómo podrían pensar igual todos?

- No todos podemos liberarnos de las tensiones a la misma velocidad. Entonces la percepción es diferente.

- Es cierto. Escuché en algunos medios, la semana pasada, que cultura es lo mismo que relatar los chismes de la vida de los artistas. Todo es cultura, decía la conductora del programa. Hombres de la trascendencia e individuos de negocios, todos revueltos…

- ¿Estaba diciendo la conductora que es lo mismo leer una hora a Baudelaire que ver durante una hora, por el televisor, cómo le pintan de negro los bigotes al cantante ídolo del momento…?

-Mucho del surrealismo que corre por algunos medios posee esa característica no por incapacidad sino porque está diseñada. Tiene el propósito de que la gente volteé para otro lado en tanto suceden cosas interesantes en la dirección opuesta. Conocí en la universidad a un viejo rumano. Decía a los cuatro vientos que los símbolos que se da una nación habían perdido vigencia. Dejó en su testamento que su tumba estuviera orientada hacia Rumanía…

- Thoreau vivió buscando su simbólica flor  edelweisse, pues su espíritu era una nobleza pura. Un siglo antes Novalis soñaba ya  con su flor azul.

- Es verdad en cuanto a que siempre se está redescubriendo. Pero como en algún momento se entera que eso ya se descubrió, lo que ahora hace es tratar de mejorar el tal hallazgo. Como un atleta en una carrera de velocidad. El griego Aristarco propuso que la Tierra se mueve en derredor del Sol. Copérnico, dos mil años más tarde, dijo lo mismo pero, como en la carrera contra reloj, mejoró la idea entrando al terreno demostrativo, más que en  el especulativo. Virgilio hizo entrar a Eneas a un submundo en el que había muchos personajes de ultratumba y dos mil años después Dante hizo lo propio. Ninguno de estos citó a sus fuentes…Sucede lo mismo en literatura. Si bien, se trata ya del terreno en que es difícil distinguir lo auténtico de…

-Cómo vestirse de etiqueta para asistir a un sepelio. Vestir de manera especial para asistir a la muerte de algo, es una costumbre que tiene la humanidad. Se matan los animales con fusiles de mira telescópica, chalecos de múltiples bolsas y sombreros estilo neozelandés. Se mata a los saguaros del desierto montados en resistentes y veloces vehículos protegidos de oscuras gafas y chamarras de mezclilla. O de manera elegante cuando se trata de la muerte de alguna entelequia. Nietzsche, vestido correctamente como todo un profesor alemán del siglo diecinueve, declaraba haber matado a Dios. Era el siglo de las muertes célebres.

- Otros no se contentaban haber matado a Dios, sino que  decían haber matado a la filosofía. Vestidos de la misma manera de aquel. Siguiendo el ejemplo, un grupo de personas se reunieron una alegre mañana del mes de julio, del año 1896, en un célebre panteón parisino. Vestidos también de manera solemne pusieron flores en una tumba. La lápida que habían instalado la víspera, tenía una palabra: “Filosofía”. Debajo de las letras, la edad que esta señora había vivido: 2, 425 años desglosados de la siguiente manera: 578 antes de Cristo a 1847 después de Cristo. Por la noche se fueron a celebrar el acontecimiento con champaña al Follies Berguer. Desde entonces ya no hay filosofía…Los millares de egresados  posteriores de la disciplina no se han enterado…

- Las políticas científicas que llevan la intención de procurar el desarrollo de la tecnología y la ciencia son utilizadas en perjuicio de la humanidad que las alentó. Entre tanto la pobreza de muchos países favorece el deterioro de la ya de por sí descompuesta economía. Le sigue la inseguridad política y se acentúa la desintegración de la sociedad. Los investigadores científicos de estos países ven recortados, cada vez de manera sostenida y creciente, los presupuestos para el desarrollo de sus programas y la posibilidad de ayudar al pueblo con sus descubrimientos es cada vez más lejana. Ven impotentes que el pueblo, que pagó su educación, se debata en la incultura y las desigualdades, la pobreza y las enfermedades.

Muy borracho, Xister, no obstante, estaba en varias cosas a la vez. Entre el barullo de la cervecería sus oídos captaron lo que en en ese momento decían las noticias  de la televisión. Barack Obama se había puesto de acuerdo, mediante la vía telefónica, con Hasan Rohani, el presidente de Irán para lo que puede interpretarse como el primer paso para la reconciliación después de  casi cuarenta  años de serias dificultades diplomáticas entre ambos países. Según esto se veía la posibilidad de encontrar una solución pacífica a las diferencias sobre el asunto del controvertido programa nuclear de Irán.

                                                                    III

Afuera de la cervecería, cerca de la esquina de la 5 Avenida y la W 42 St, corría la vida a ritmo cargada de alta tensión.

 

 

 

- Sería interesante conocer las estadísticas de enfermedades que atienden los grandes hospitales de la localidad

- Sería interesante. Sí. Desde luego que  un hombre con amigos puede salir ileso con más facilidad del sentimiento de angustia que provoca en él la vida de la ciudad.

- De acuerdo. Sin amigos el individuo  es como una canoa india enmedio del mar encrespado…

- La tensión es como el colesterol, las grasas y el bacilo de Koch. Grandes aliadas para vivir de manera sana y feliz.

- Pero también cualesquiera de estas, una sola, puede matarnos si la perdemos de vista.

- El sabroso sedentarismo nos hace perderlo de vista-de todos modos el marinero no podía desprenderse mucho de la formación  de cuando se ha vivido en las soledades del mar-.Me basta con estudiar al individuo. Esa “asociación” de individuos, a lo que se llama sociedad, no tiene una auténtica realidad.

 -El principio del fin… ¡Larguémonos al desierto!

Antes de aceptarse perfectamente borracho, y quedar dormido en su asiento, el duro marinero  Irlandés-estadounidense, con la mirada nebulosa, como una lente fotográfica descompuesta, dijo que con frecuencia ha sentido deseos de escribir una novela sobre un “yachtman” inglés que erró levemente su ruta y descubrió Inglaterra convencido de haber descubierto una nueva isla en los mares del Sur. Tuvo un rasgo más de ingenio, Levantó de nuevo su enorme tarro de cerveza y entonando su vozarrón con música de “Begin to begin”, le puso como letra estas palabras: “Soy el hombre que haciendo derroche de audacia, descubrió lo que había sido descubierto...Imaginó ser primero en poner pie en Brighton y como descubrí luego, que en realidad era el último.”…”-estaba briaguísimo pero, por lo visto, se conservaba todavía lucido. Guardó silencio y se me quedó mirando:-Chesterton…Te voy a decir algo de un alemán, de la Edad Media  y me dices de quién se  trata. Dijo que podría ser más agradable que felicitarse por descubrir  Nueva Gales del Sur y comprender luego, con lágrimas de alegría, que en realidad no era más que la vieja Gales del Sur. Adivina.

Pero ya no pudo oír la respuesta. Dos segundos después estaba roncando.

Cork pensó en el calor que aumenta la evaporación del agua y el efecto invernadero. Genera  más calor al retenerse en la atmósfera. Pero la humedad que hay en el desierto es muy escasa, en su mayor parte del rocío nocturno y en los primeros minutos del día se evapora por completo. Así es como los rayos ultravioleta impactan  brutalmente a todo lo que en la superficie se encuentre. Para vivir allá se necesita mucho tiempo. El caminante debe comprobar la inquietante definición: “El desierto es un lugar muy frío donde calienta mucho el Sol”. Al principio es desconcertante. No hay nada en el cielo que impida que el gran calor del día escape hacia arriba y baje mucho la temperatura cuando oscurece. Pensó en el clima de Manhattan artificialmente cálido debido a la desforestación, urbanización, industrialización y los inimaginables millones de calorías-hora que liberan  tantos individuos concentrados en una misma área. Ese calor que despide la ciudad   es tan fuerte que funde el hielo de los glaciares de las lejanas  montañas Popocatépetl e Iztaccihuatl. 

Con todo, Cork sabía que morir de sed en el desierto no es el riesgo más grande.Tal vez usted no lo crea pero hay en ese lugar millones de serpientes, millones de alacranes y millones de arañas, todas mortalmente venenosas. La muerte por piquete o mordida es sólo cuestión de horas pero de un horror que ni siquiera Quiroga lo pudo describir. El que conoce de cerca la vida del páramo sabe que hay mil posibilidades más de salir ileso de aquel lado del  campo minado por el ejército para detener al enemigo, que alcanzar la otra orilla del desierto. Internarse en él sin llevar los sueros apropiados es un suicidio, no una empresa deportiva…  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                    8

                                                                       I

¿La batalla de Waterloo? Conocía  bien lo que había sucedido con la aristocracia del siglo dieciocho en Francia, pero lo que Cork de preguntaba era algo más específico.

 Las nubes negras cubrían todo llenando de tempestad de nieve y rayos las cañadas y paredes de la Cordillera Central de los Andes. Pero la muchacha sabía que por arriba  el Sol brillaba con esplendor sobre el cielo azul intenso.

“Se siente como perdida en un confín del Mundo. La soledad es completa: en torno, el paisaje no es más que hielo y rocas, osadas cumbres, cordilleras dibujadas en sucesivos planos hasta el horizonte”. Recuerda que así se sentía Brígida, personaje de una novela de Roger Frison-Roche, en los Alpes Franceses, mientras escalaba junto con su guía, las agujas Ravanel y Mummery. “Pero mi guía se encuentra lejos, en el desierto de los navajos”, se dijo.

Al otro día  bajó a Cuevas. Saludó a la familia  que le alquilaba el departamento en el que vivía al descender de la montaña.  Platicó con ellos el resto de la tarde y se  retiró  temprano a dormir. Al amanecer del día siguiente  fue a la carretera y consiguió un vehículo que la llevara a Santiago.   Caía una fuerte ventisca y soplaba con violencia el viento del norte cuando pasó por el Cristo. Una vez que hubo empezado el descenso, el sol brilló de nuevo,  sintió calor y, de otra manera,  la vida volvía a ser bella. Después de estar tanto tiempo en las heladas alturas ahora vestía una ligera playera negra.

Después de almorzar en un restaurante del centro de la ciudad se dio a  la tarea de buscar en las librerías lo relacionado con la Batalla de Waterloo.  Para cuando cayó la noche  no tenía nada de lo que buscaba.

 Pasó la noche en un buen hotel, lleno de comodidades que, después de vivir semanas entre el hielo y los ventarrones helados de los cinco mil, aquello le pareció el Paraíso. Al finalizar la cena se bebió medio litro de vino Malbec, de la Provincia de San Juan, Argentina. Como notó un rictus en el empleado, pidió una botella de Cabernet Sauvignon.”Si estuviera  en Suiza tendría que tomar veintiséis vinos por otros tantos  cantones,- dijo al beber la última gota de la botella, ya medio  mareada-. Un trago más y mi clítoris empezaría a alborotarse”.

 No obstante, al retirarse del restaurante fue al bar y se tomó dos vasos enormes de ron con agua simple. Dice que se acordó de los escritores melancólicos que iban a emborracharse a París, de ahí volaban a África y se regresaban a una corrida de toros en Madrid, jamás lejos de su bota de vino tinto.

A pesar de su clítoris alborotado durmió sin moverse ni una sola vez. Ni siquiera soñó con Cork. Era joven pero aun así las ascensiones que había efectuado en las tres últimas semanas la habían dejado agotada.

 A la mañana siguiente fue a la biblioteca más grande que encontró. El empleado, al verla, se mostró solícito. Saltaba el tipo indígena. Morena del color del cobre, ojos rasgados,   cabello negro largo lacio. Muy diferente a “ellos”. Por si fuera poco tenía senos chicos,  cintura delgada,  amplias caderas, especiales nalgas y sus piernas recias que salían de la falda corta. Ella sabía que en los países del sur un mexicano es reconocido entre la multitud. “Bella cara mongólica y mirada de coyota”. Por pura fórmula de acercamiento alguien se acerca y le pregunta ¿Sos mexicana? O bien: ¿Sos peruana? Le pareció a ella que el empleado era más atento  de lo normal. Sí, si tenían un plano de la Batalla de Waterloo con todo los datos que era posible imaginar, le informó.

- Desde luego que te lo prestó – le dijo un tanto en broma - pero, como pertenece  al Fondo Reservado, te lo facilito si me das un beso ¿Qué te parece?

- ¿De veras te gusto?

- Sos encantadora.

Traviesa, Toci le dijo:

- ¡Y no sabes lo que hay debajo de esta falda!

 - Desde luego que se ve lo que traes ahí.

- Te doy diez besos  y tú me das un beso en el trasero si me cuentas algo de Chaucer.

El otro abrió los ojos. Cuando pasó la sorpresa que le había causado la inesperada contestación, preguntó:

- ¿El italiano de los Cuentos?

- ¿Cuáles Cuentos?

- Los Cuentos de... ¡Diablos!, ¿que te importan esos Cuentos? 

- ...de Cantorbery... y no es italiano sino inglés. Una última oportunidad: ¿Cómo se llama?

- Me rindo – dijo desalentado el otro.

- Geoffrey... ¿Cuándo vivió?

 - No sé.

- De mil trescientos cuarenta a mil cuatrocientos.

La sorprendida fue Toci pues sabía del buen nivel cultural de aquellos pueblos del continente. Más tratándose de alguien que está todos los días entre libros. Como una respuesta, escuchó que el empleado decía: 

- Pero te puedo contar de Heidegger

Heidegger, pensó Toci. Uno que supo pensar pero no escribir. Prefería la prosa de Schopenhauer.

- Haber, empieza.

- Fue un alemán nacido en Messkirch

- ¿Dónde? - El otro tuvo más cuidado después de esa pregunta.

 - Baden. El 26 de septiembre de 1889. Vivió en su patria antes de las dos grandes guerras mundiales, durante ellas y después de ellas. Además en su niñez y adolescencia había escuchado mucho de la guerra prusiana. Conociendo estos datos podríamos preguntarnos  qué de raro tiene que haya sido su modo de pensar por demás escéptico. Sin embargo…

-Lo siento, yo te pregunté por Geoffrey.

 Otra vez la cultura occidental se hacía presente….Las montañas altas, nevadas, abiertas, con bosques verdes de oscuros infinitos, de su valle matlatzinca, no permitían que se desarrollaran, entre las personas, intríngulis tan morbosamente antropocéntricos como los relata Emily Brontë en su bosquecillo nuboso, de la apartada aldea del Yorkshire, en el norte de Inglaterra. Mundos obsesionantes metidos en el yoismo en la medida que se deja de lado el panorama cíclico de la naturaleza. La sociedad de la Brontë  acaba pudiéndose  entre paredes.

Toci, en cambio, aldeana, se maravillaba de la ciudad. La encontraba llena de calidéz. Su vida profesional era de subir montañas, helados amaneceres, manejo de cuerdas, viento, sol, calor, risas de vencedores o el espectáculo terrible de alpinistas abatidos por la tempestad, el alud o el cansancio y que ya nunca volverán a descender al valle. Los alpinistas son como los personajes de la novela de Paul Auster que deciden cambiar de vida de un momento a otro. Simplemente dejan todo, hasta la billetera, y se van. A otra ciudad y con otro nombre y empezando de cero. Dejan todo a sus espaldas.  Por eso se maravillaba al observar en Santiago a la gente reír, que las mujeres se agrupaban para charlar con el pretexto de tomar una taza café. Sus atropelladas pláticas insulsas eran también una revelación. El descubrimiento que se puede reír aun con las cosas simples del día. Eran de la cultura de la cosmovisión que les permitía pensamientos abstractos y tan antitéticos como la igualdad y la libertad. Los de su etnia, en cambio, pertenecían a la cultura de la cronovisión. Ahí todo se repite con una precisión brutal mecánica y a  la vez previsible. Por eso habían logrado en el pasado construir el calendario más exacto de cuanto se había elaborado en el mundo.

Santiago era tan cálido como cuando caminaba durante horas bajo la acción inclemente del ventarrón helado con la nieve golpeándole la cara y, de pronto, al fin entraba a la sala  acogedora del albergue alpino. Era cuando descubría    que, sin la vida de los humanos, esos mil universos que de noche brillaban sobre su cabeza no tendrían sentido. Ahí están, ¿y qué?  Sino vamos montados en nuestros cohetes a explorarlos y colonizarlos y a amarnos, de ¿qué serviría todo eso? También, con el contraste de la ciudad,  descubría que el panorama de las montañas no era de humanos. La geología es la geología y el alpinismo es un invento de los humanos. Era, efectivamente, como se creía en la antigüedad, la mansión donde habitan los dioses. Nos  está permitido incursionar en ellas, pero a riesgo que los dioses nos reclamen alguna vez y ya no podamos volver al valle. De un día para otro abandonaremos  la vida que seguíamos hasta ahí y cambiaremos de giro…Abruptamente…

                                                                     II                  

Mientras Toci caminaba, el mes anterior, por el sendero que llevaba al refugio, al caer la tarde, en la alta montaña del lejano Mercedario, pensaba, con el piolet ya bajo el brazo, que la cultura occidental se reduce a religión, arte y filosofía. ¿Y sus  actores?…En cada griego había un tirano, esclavista, poeta y filósofo. Germanos que hacen poesía, filosofía, naves de propulsión a chorro, derriban imperios, pésimos colonizadores, comen salchichas y toman cerveza hasta morir de gota. Judíos revolucionarios, laicos, sociólogos, físicos y metafísicos y que a los quince años de edad ya se saben de memoria el Antiguo Testamento. Y en cada cristiano alguien inclinado a preservar los mejor de los tres. Aunque a veces reproduce los peor de los tres…

El bibliotecario seguía hablando… Heidegger no representa lo característico de su pueblo que luchó, cayó y volvió a levantarse…

Más animado, el bibliotecario la invitó a sentarse en una mesa apartada y dijo:

- También conozco a Petronio.

- Empieza.

-Tiene una producción bella de pensamientos. Pero a mí lo que más me interesa de él  que es algo así como el cronista de donde parte la leyenda del hombre lobo que tanto interesa  a los europeos y angloamericanos. Kant, Schopenhauer, Bakunin, Marx, Nietzsche...por orden de aparición. Representantes del pensamiento secular. De ahí mil variantes del razonamiento práctico. Y, sin embargo, esta misma cultura, la occidental, cree en el Hombre Lobo.

“Hace algún tiempo Jack Nicholson protagonizó el film “Lobo”. Se mueve en el mundo moderno de Estados Unidos. Actuación que corresponde a este destacado artista. Todos recordamos el montón de filmes que se han rodado y exhibido con ese tema desde hace mucho tiempo. Algunos logrados, que se podían ver, otros de plano basura.

“Un lobo muerde a Nicholson del que se ha enamorado una güera preciosa y que al final seguiría a Nicholson ya convertido en lobo. También mordida por éste y convertida en loba. Ve a un shaman, blanco. Doctor universitario y toda la cosa pero que pronto se ve que tampoco va a poder hacer algo por aliviarlo. Ante el desconcierto del mordido, el doctor ofrece una frase interesante: “Hace apenas 25 mil años que dejamos la jungla”.

Me dijo  Toci que el bibliotecario hizo una curiosa observación:

- Muy científicos, muy racionalistas, muy espirituales, pero el paquete antropológico supervive en alguna parte de nuestros ser. Apenas hace 5 mil años se inventó la rueda, la ciudad más antigua  en el Cercano Oriente, Ur, no tiene más de 10 mil años, antes, la edad de piedra y, entre tanto, la selva...

Toci había visto la película a la que el bibliotecario se estaba refiriendo y dijo, a manera de conclusión:

- La película “Lobo” tiene un final feliz pero original. No es como el monstruo Frankstein que se pierde en la soledad  ártica exigiendo a su creador, el doctor Frankstein, que le haga una compañera como él. Tampoco es Drácula que vive solo en sus fríos castillos balcánicos a través de los siglos. Nicholson ya no puede volver a su forma antropoide y adquiere definitivamente el aspecto y la naturaleza de lobo. Pero tras él va su güera, hermosa y decidida, que lo ama y que buscó a través del contacto sexual con el Hombre Lobo, volverse loba. Y como el instinto y el amor van más allá de muchas cosas, ella también se interna en el bosque buscando a su lobo Nicholson.

Después de aquel final, el bibliotecario exigió el pago de sus conocimientos pero Toci insistió:

-El trato fue con Chaucer.  Una vez Norman Mailer dijo que tal vez sea más fácil renunciar al amor que al humo del cigarro. Así digo yo con respecto de Chaucer. Primero Chaucer y después ya veríamos.

Como vio que el otro hacía un gesto de desencanto, agregó:

- Gilbert Murray, uno de los biógrafos de Eurípides, dice que siete mil atenienses habían caído prisioneros en Siracusa después de la derrota, y que muchos habían obtenido la libertad  sólo por ser capaces de recitar de memoria fragmentos y coros de Eurípides. Como ves, conocer de literatura  para algunos significa salvar la vida y, para otros, tener acceso al trasero de una dama.

- Bueno, está bien. ¡Toma tu mapa!. Pero dime: ¿Por qué ese interrogatorio de Chaucer  por un beso?-

Toci se fue a la mesa y extendió sus papeles en los que iba a escribir las notas. Sacó un espejito para observar el lápiz sobre sus labios, se quitó una ceja que había crecido en tanto subía montañas, se vio las uñas si habían crecido más allá de lo que la escalada permitía y si estaban limpias…

-¡Precisamente,  para obtener un beso del hombre que amo,  es que tengo que conocer qué diablos pasó en el Waterloo de Napoleón! Es una especie de juego.

Esa era la Europa que a Toci le llamaba. Un caldero  cultural lleno de religiones, historias, mitos, leyendas y  supersticiones venidas de todas partes cercanas y lejanas como la región balcánica, la Península  de Arabia y del  Asia Menor. Todas influyéndose y compitiendo entre sí y, cuando los grandes imperios  se hundieron, todas encontrando su punto de equilibrio a través de una larga y dramática ebullición. Y la Iglesia, como única institución organizada a lo largo  de los siglos, de cara al sol, tratando de mantener la coherencia  educándose a sí misma y educando  a través de los conventos y las universidades que ella y el poder seglar iban fundando.

Ahora el bibliotecario le hablaba de Ibsen…Una obra de teatro escrita en 1881 y seguirá vigente mientras exista la sociedad occidental, como ahora la conocemos. Es subjetivo pensar en un termómetro que pudiera medir hasta qué punto el ambiente de una familia  es sano y cuando ha dejado de serlo. Porque hay creencias religiosas, filosóficas, preparación académica, posibilidades económicas, historia individual de cada miembro del grupo, ambiente en el que se mueve y cómo va a reflejarse en la familia, adaptabilidad al medio y capacidad de tolerancia hacia los demás. Dijo que Espectros es la historia de una familia que se desarrolla lejos del sol y el entorno social es sombrío. Una especie de la Pavorosa Casa de Usher de Edgar Alan Poe…

Toci sólo dijo:

-No te pregunté por Ibsen. Como te dije, me interesa esa última batalla de Napoleón porque mi hombre me lo exige.

-¿Cómo se llama ese desgraciado’

-Los indios hopis le dicen Corkcrew.

- ¿Después?

-Después estará pegado para siempre aquí, mira,  en  mis portentosas nalgas…Pero, ¿sabes, si no contesto lo de Waterloo, jamás lo sacaré del desierto?

- ¿Atacama?

- ¡Más lejos, el de los  hohokam y navajos, en Arizona! A decir verdad no sé si a estas alturas ande por Arizona o por Sonora, o Utha, que en realidad es el mismo desierto. Es lo que se llama el Gran Desierto.

Quiso jugar su última carta. Había leído un libro de psicología. Desde entonces el bibliotecario se imaginaba a los escaladores que subían por una afilada aguja de roca como espermatozoides remontando la extensión de un falo. A los espeleólogos no les iba mejor. Eran como estafilococos penetrando los labios de una vagina.   

- ¿Eres frígida?

- ¿Por qué lo dices?

- Pones muchos requisitos para dar un beso.

- Sucede que cuando a una se la cogen dos segundos más tarde aflora lo peorcito del hombre y quieren tratarte como a un ser despreciable. Poco menos que una servilleta de papel con la que se limpian su cosa y arrojan al cesto.

- ¿Y la cultura, saber de historia, salva eso?

Se acordó de  Persio Flaco cuando dice que se dan casos de individuos  que, a pesar de su hábito reflexivo, de las cinco toneladas de cultura que hay en su biblioteca, conservan en su interior formas degradantes de su esencia, como la ambición o la soberbia.

- No es una garantía, hay bestias con ribete y toga, pero al menos  es una esperanza que así sea -  agregó: - En todo caso cada quien tiene su versión sobre la cultura, la verdad y respecto de la virtud. Eurípides decía que, no obstante, la Verdad y la Virtud existen desde que  la Tierra da vueltas en derredor del Sol, aunque los demás digan cosas diferentes. Lo cierto es que los hombres seguirán defendiendo su punto de vista aunque la Tierra y el Sol sigan y sigan.

- ¿Tú qué crees? ¿Cómo lo sabes?

-Por Platón. Por los prototipos de Platón.  ¿Libre  albedrío! Mete a veinte escaladores en una taberna a tomar cerveza y pedirán marcas diferentes... ¿Sabes de los prototipos de Platón?

-No.

-Te dicen por qué sabemos que un árbol es un árbol y cuando se es justo o arbitrario. ¿Eres casado?

-No.

-¿En verdad?

-En verdad.

-Pues te digo algo que te puede hacer feliz cuando te cases.

-Si vas a salir con las mil posturas del Kama Sutra ya la sé.

-Escucha el más valioso consejo de una dama, y va de gratis porque no te cobraré ni un centavo por el tesoro de la felicidad en el matrimonio: Lo peor para una mujer es casarse con un hombre que no lee. Si prefiere a los brutos dos años más tarde se estará maldiciendo respecto de la barbaridad que cometió.

-¿Qué tiene que ver la…?

El plano de la Batalla de Waterloo era bello, bien elaborado, con un color amarillo de fondo y los movimientos de los ejércitos enemigos indicando con flechas azules los desplazamientos napoleónicos y con rojos los de los aliados. Dos pinturas en el extremo superior derecho. A la izquierda el retrato de Wellington y a la derecha el de Napoleón. Por desgracia no tenía autor para citarlo ni fecha de elaboración, pero, salvo por una mención de la historia reciente,  el pergamino parecería  que se había elaborado en la primera mitad del siglo diecinueve. Bajo la fecha del 18 de junio de 1815 una nota explicativa: “Menos de un año después de su abdicación, Napoleón regresó de Elba a Paris como emperador de los franceses. Los países aliados declararon inmediatamente la guerra a Francia, creando una fuerza de invasión formada por contingentes militares ingleses, holandeses y alemanes, todo bajo el mando del duque de Wellington. Napoleón actuó inmediatamente, sorprendiendo y venciendo en Ligny y Quatre Bras, Bélgica, a las fuerzas prusianas que bajo el mando de Blücher se dirigían a reforzar al ejército aliado. Sin embargo Napoleón cometió un error táctico, el no perseguir y destruir a los prusianos antes de atacar al ejército aliado en 18 de junio de 1815 en Waterloo. Esta batalla se hizo al viejo estilo, lanzando columnas de infantería y caballería contra el centro de las líneas aliadas, a través de múltiples ataques, cada vez rechazados por la obstinada resistencia del ejercito Anglo – Holandés y la sangre fría del “duque de Hierro”. Al terminar el día y después de múltiples actos heroicos e increíbles bajas en ambos bandos, la batalla no se decidía. Napoleón jugó su última carta lanzando su vieja guardia al centro del enemigo para romper sus líneas, en un desesperado intento de triunfo. Pero en ese momento llegaron las fuerzas prusianas ya recuperadas, atacando el flanco desprotegido de los franceses. Los dos ejércitos juntos, ya con nuevos bríos, derrotaron finalmente al ejercito de Napoleón...Waterloo se conoce como una de las batallas más decisivas de la historia, ya que terminó con la dominación francesa en Europa y creó un equilibrio del poder, que perduraría casi un siglo”.  

Toci se retiró a una mesa y pasó las horas estudiando y tomando notas de los diversos movimientos de tropas francesas y las de los aliados.

Por la tarde se despidió y al entregar el documento al bibliotecario éste le preguntó

- ¿Volverás alguna vez? ¡Te prometo que estudiaré a Chaucer!

- De ser así te daré un beso... Y si además estudias a Shakespeare, a Dickens a Kipling y a Moro, yo misma  bajaré el cierre de tu pantalón...

-¿Y que pasará con el tipo del desierto que tanto te gusta?

- Eso es asunto mío, no tuyo. Tú ponte a leer.

Después de eso abandonó el edificio y salió a  la calle riéndose, llena de picardía,  dispuesta a dar cuenta de una buena cena. La vida entre altas montañas le había exigido quemar algo de  la grasa que tenía de reserva en su cuerpo y ahora se veía un tanto demacrada. Pero después de dar cuenta de unos generosos  bifes la balanza volvió a señalar las cifras correctas para su estatura. Un año aquí, pensó, y me muero. Su metabolismo era diferente que la de los sureños…Se acordó de Alexis Carrel, el premio Nobel de medicina. Les recomendó a los norteamericanos comer abundantes  grasas animales porque ese era el alimento de los conquistadores y, ahora… México, con ser un país de costumbres vegetarianas, desde hace milenios, ahora ocupa el segundo lugar en obesidad. Había abandonado su magra cocina de frijoles, tortillas y chile, cambiándola por harinas blancas, grasas y azucares…Cosas negativas de la mundialización… Con la obesidad no se juega…

De regreso a Cuevas no perdió tiempo y escribió en su computadora: 33º S, 70º W, Cordillera Central de los Andes, Glaciar este del monte Tolosa, 32 grados bajo cero. 

-¿Te parece que intercambiemos conocimientos de la Batalla de Waterloo? ¡Acepto! Ah, y ya deja de estar fastidiando. Me regañas como si fuera una niña. ¡Con esto de Napoleón voy a ver si de veras conoces.

Sabía que Cork poseía una cultura universal y étnica como pocos, no obstante, se atrevió a jugarle una broma y agregó:

- ¡Por favor no me defraudes y vayas a salir con un paquetito de lugares comunes, de esos que manejan las mil sectas culturales políticas y religiosas que pululan en las ciudades de toda esta deformada “canica azul”, como le llama Woody Allen! ¡Te lo advierto! Te voy a comentar lo que Germán Viveros dice a propósito de las Sátiras del romano  Lucio Flaco: “muchos resultan incapaces para realizar literalmente sus inquietudes, y se conforman  con imitar temas y estilos de otros que, por alguna circunstancia, se han convertido en prototipo literario; así, su obra es sólo secuencia de otros, y consecuentemente no merece consideración de especie alguna”. ¡No me vayas a salir con una de esas! Pero ya basta. Te pregunto  ¿cómo se llama la loma al sur de Waterloo?

Empezó el duelo.

Y, ¡maravilla! de inmediato tuvo contestación. A decir verdad, Cork aprovechaba la ventaja que le daba, a los ojos de Toci, haber leído a Chaucer, Shakespeare, Dickens, Kipling y Moro para ejercer sobre ella cierta clase de presión y era  en el panorama intelectual. Deseaba como un endemoniado sus curvas, sus nalgas, sus senos y su boca. Pero más le atraía su cultura. Empero, a ese diamante le faltaba cierto trabajo de pulido para que pudiera brillar en todo su esplendor. Si la mujer de la ciudad está destinada a dirigir la  vida de la ciudad, se decía él mismo, como sucede desde hace un millón de años en la etnia, no lo va a hacer a base de gritos neuróticos o de agregarle artículos a la Constitución. Tiene que ser con las armas de la cultura. De otra manera se encontrará con la fuerza del orangután que acabará sometiéndola definitivamente por la fuerza bruta. ¿Pero cómo va a acumular cultura si a los catorce años ya es madre y de ahí en adelante su vida va a estar dedicada a cuidar a los niños?       

                                                   III  

Tal vez fue este razonamiento el que lo hizo escribir en esa ocasión: ¿Qué sabes de la Batalla de Waterloo? La de Napoleón, naturalmente. Porque ni creas que intercambiaría mis fluidos seminales con alguien que fuera tan ignorante que no supiera los detalles de esa gran batalla. Y paso a hacerte la primera pregunta: ¿Cómo se llama la elevación que está al sur inmediato de Waterloo? En el entendido que si no sabes la respuesta ya ni te molestes de encender tu computadora. Aquí terminaríamos la comunicación. Esta volvería a reanudarse hasta que estuvieras con un buen conocimiento del tema.

Pero ahora escribió otras palabras:

37 º N, Desierto Navajo, 49 grados arriba del cero.

- ¡Felicidades! ¡Al fin te pones a estudiar! Creí que seguías pintándote las uñas y gimoteando  desgracias por falta de calcio en tus huesos. ¡La elevación que está al sur de la población de Waterloo se llama Mont Saint Jean! Ahora yo pregunto: Dime la hora que Jerome atacó a Hougoumont.

Toci:

- A las 11:30 horas.

 Cork:

-  ¿Cuál fue el error medular de Napoleón que lo haría perder la batalla frente a Waterloo?

Toci:

No haber acabado con los prusianos.

 Cork:

- ¿Qué dirección seguían los ejércitos de Napoleón, dentro de la batalla que estamos tratando?

Toci:

¡Napoleón seguía una dirección norte, ya que estaba  atacando desde el sur. Precisamente quería llegar a la población de Waterloo! Por cierto, Waterloo es un pueblo de Bélgica,  situado prácticamente en el centro geográfico del país. Esto porque algunos en América, poco familiarizados con Europa,  creen que es un lugar de Francia y otros que de Inglaterra.

Cork:

- Dos cosas: La primera es ¿cuál de las columnas de Napoleón fue la que hizo el mayor recorrido hacia el norte y contra quién iba? Segunda: ¿qué grado, dentro del ejército, tenía Hougoumont?

Toci:

- De tu primera pregunta te diré que el mayor recorrido lo llevó a cabo la Vieja Guardia de Napoleón y su ataque fue dirigido contra alemanes e ingleses. En la  segunda pregunta te has visto muy ingenioso ya que  es una “finta en falso” ¡porque Hougoumont no era una persona. Así se llamaba una granja que estaba situada en el suroeste del campo de batalla!

Cork:

- Otras dos preguntas: Una: ¿qué fuerza mandaba Ney y a qué hora atacó? Dos: ¿a qué hora atacaron los prusianos y cómo estaban conformados?

Toci:

-¡Ney mandaba la caballería y empezó su ataque a las cuatro de la tarde! ¡La otra respuesta es que los prusianos llegaron  a las siete y media de la tarde, desde el noreste. Lo hicieron en dos brazos. El  del norte era infantería y se dirigió hacia el oeste, en  dirección de la granja del monte Saint-  Jean. El brazo del sur se dirigió hacia el suroeste. Estaba compuesta de infantería y caballería!

Cork:

-  ¿A qué hora tomó Ney La Haye Sainte?. Otra: ¿A qué hora atacó D´ Erlón al centro Anglo – Holandés?

Toci:

- ¡Ney  tomó La Hayes Sainte  a las seis y media de la tarde del 18 de junio de 1815! La segunda es que D´ atacó al centro  Anglo – Holandés a la una y media de la tarde…Ahora yo te hago una pregunta: ¿En cuántos cuerpos dividió Napoleón su ejército para atacar a los aliados alemanes, ingleses, prusianos y holandeses?

¡Diablos!, exclamó Cork cuando leyó la pregunta de Toci: esta mujer si sabe mandar estocadas al corazón! Sospechó que  quiere envolverme en sus enaguas de una vez y para siempre y lo más inmediato posible. Pero respondió:

- ¡Los cuerpos en que Napoleón dividió su ejército fueron seis! El de Ney después fue dividido en dos, por lo que ya son siete. De estos uno fue enviado hacia Plancenoit, en el sur, con el objetivo de cubrir la retaguardia de los otros...

P.D.: como veo que conoces el tema de la Batalla de Waterloo, te propongo que lo dejemos en paz. Tienes un  diez de calificación…En otra ocasión platicaremos del panorama cultural, político e histórico que precedió al movimiento armado de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, de las que hemos visto el epílogo con lo de Waterloo… Envíame un resumen de lo que has leído últimamente. Sabes que te quiero mucho y pienso en ti (aunque en este momento pienso más en el agua que hace tres horas se me terminó y no veo esperanza de encontrar siquiera un sucedáneo, sea nopal o biznaga). Por último sólo te digo que todo esto de Waterloo parece una representación teatral. Napoleón hacia la guerra a Europa con dinero prestado de los ingleses. Napoleón existió en tanto la banca inglesa quiso que existiera…

El recurso novelesco de partir un cactus y sacarle el agua…En las dunas no hay cactus.

La vida cotidiana era muy apreciada por Toci. Estaba consciente de ello. No entendía por qué había gente que se aburría. Chesterton, le había contado Cork, dice que los cuerdos son los que hacen cosas sencillas y los locos son incapaces de vivir esa  sencillez... Y si se aburría, por qué no habían aprendido a aburrirse, como recomendaba  George Eliot. Al final de una salida, que bien podía durar dos o tres semanas arriba de los seis mil, añoraba su tienda en el borde del glaciar  Tolosa. La acción en medio de las violentas fuerzas de la naturaleza, en los treinta grados bajo cero y donde el horizonte  de  planos más o menos inclinados, también llegaba a ser cotidiana. La solución era buscar otra cotidianidad. Y luego volver a las anteriores. En todo caso, alternar lo cotidiano con la locura. Como el fotógrafo que enfoca y desenfoca para llegar a la nitidez.

Cuando pasaba varios días, perdida en el fondo de su saco de dormir de plumas, obligada por la tormenta de nieve, cerraba su tienda, se colgaba la mochila de ataque a los hombros y bajaba a su habitación cómoda de Cuevas. Y en cada lugar que llegaba redescubría un pequeño mundo con interés propio, lleno de color. Igual que cuando se relee un libro. Ya no se ve el tema general sino se detiene deleitándose en los

 

detalles. Personas, cosas y lugares con los que reanudar el diálogo. La montaña salvaje la arrojaba en los brazos del confort, el cual disfrutaba en plenitud. Y después el circunstancial sedentarismo la llevaba otra vez a las montañas. Entonces gozosa avanzaba entre la ventisca que le golpeaba el cuerpo y la hacía trastrabillar como si fuera a perder la vertical.

Si había tiempo descendía al Gran Santiago, por el cual sentía un gran cariño. Su gente, su cultura, sus problemas, sus afanes, sus indolencias, su vino... Vagaba también  por sus calles atestadas de gente. Comía en algún restaurante de la Gran Avenida, tomaba un tarro enorme de cerveza y regresaba caminando a la estación del metro La Cisterna. Al día siguiente visitaba el Museo Chileno de Arte Precolombino, y en otra ocasión iba a la Pontificia Universidad Católica.

Recordaba divertida lo que Jenofonte escribió en su Banquete respecto de la vagancia. La vagancia es la primera condición para hacerse filósofo. Con razón el café de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de México está siempre a reventar. Se metía a un café y por las noches, antes de irse a su hotel, disfrutaba de una sabrosa y casi sibarítica cena. Para la siguiente semana agarraba la mochila y deseaba ya estar de nuevo en su tienda del glaciar. 

Solamente su vagina le recordaba que algo le hacía falta para la felicidad completa de muchacha soltera. Estaba el bibliotecario pero no era una mujer de hábitos sexuales laxos. Y, lo peor, ¡no leía! Y entonces su pensamiento volaba hasta el desierto de los hohokams.

Dejaba al Gran Santiago, cruzaba la Cordillera y bajaba a  Mendoza.

En el soberbio camino cordillerano pensaba que aunque pasara cincuenta años copulando con Cork, siempre encontraría en él algo de interés. Después de todo, se decía, los equipos sexuales de todos los hombres eran iguales. Y cuando su zanahoria se ponga flácida seguiremos revolcándonos en el gran estante de libros de nuestra casa.

Era la capacidad de comprensión de Cork lo que lo hacía diferente. Le repugnaba la idea de ir de hombre en hombre. No por puritanismo sino porque, me decía, los hombre somos  unos “hijos” de Pancho Villa que empiezan una relación entre risas y bombones. Y la verdad yo no tengo vocación de plañidera. Después, en la tremolina de una escandalosa neurosis, se termina hasta el extremo de los golpes físicos. ¡Que los aguante su abuela!  En Cork era disposición al diálogo con ella. Tiene la idea que para conseguir una relación sexual plena se necesita involucrarse emocionalmente y esto trasciende al cuerpo. El solipsismo está bien en  la noche del viernes para preservar la especie (o para acabarla con alguna enfermedad venérea) pero para el lunes por la mañana las candilejas fáciles ya no sirven. Se dijo que ningún  hombre “hijo” de Pancho Villa  la convertiría en una neurótica.

Antes de regresar a la Cordillera, a reunirse con sus clientes neozelandeses, Toci asistió al funeral de un guía alpino de la localidad que había muerto en el lejano Mercedario. Se conocieron en los albergues de la alta montaña cuando llegaba o partía cada quien con su grupo para montañas diferentes. La madre agradeció el gesto y la invitó a su casa al regreso del panteón. Se sintió a gusto en el lugar. Era gente que todavía para comer se reunía en familia. Eso le recordó a su Mazahauatitlán.

En la parrillada, y al segundo vaso de vino, delicioso vino mendocino, el lógico de la familia le preguntó qué bien podría hacerle al muerto que se desarrollara en su nombre tanto ritual…

 La etnia de Tocí tenía al menos cinco mil años festejando a los muertos. Y cada fin de año, en el mes de Teotleco, los muertos regresaban de lejanas tierras hasta su valle mazahua donde se reunían con los que seguían con vida. Durante una semana todos convivían.  También los que seguían con vida volvían  a su valle para esa fecha  sin importar en que tierra, país o continente  se encontraran. Si materialmente se hallaba impedido por enfermedad o por prisión, hablaban por teléfono a alguno de los viejos del grupo: salúdeme en la ceremonia de bienvenida, le decía,  a… y empezaba a nombrar a sus muertos. Desde miles de años antes de Teotihuacán, Tajín, Monte Albán, Xochicalco, México- Tenochtitlán, la colonia y la independencia, esa era la costumbre…

- En mi tierra, al  nacer, alguien   pone la pelota en juego -le dijo-. Alguien muere al perder ésta su movimiento. ¿Has oído hablar del juego de pelota prehispánico? Bueno no importa. Imagina a los muñecos de Schopenhauer... ¿Qué gana un libro de la biblioteca que alguien lo lea?... Puedes jurar que  algo importante debe suceder. De otra manera   no existirían los libros y las bibliotecas…

-Esas son costumbres de indios- dijo el otro.

Toci pensó en el baile comunitario de su pueblo. La celebración puntual de la festividad en la etnia es algo esperado y llevado a cabo por todos. Los individuos con vida también regresan desde tierras lejas, a tomar parte  y con ello darle sentido y permanencia al rito. Entre los de la ciudad sucede lo mismo. Aquella vez Toci no podía regresar al panorama boscoso y helado al sur de Toluca. Se encontraba en plena faena de instalación de campamentos en la ladera sur del monte Ameghino. Pero aun así encontró la manera de participar en el alborozo de la  fiesta de su gente. Por la  noche orientó la entrada de su tienda – ratonera hacia el noroeste, que era donde se localizaba, desde Argentina, diez mil kilómetros de distancia, el valle de Mazahauatitlán, en México.    “Estoy con ustedes”, musitó.  

Por su parte la familia del guía fallecido en el Mercedario   quiso a Toci  desde el principio.

- Cuando vengas a Mendoza ni siquiera es necesario que te hospedes en hoteles. La casa es grande y nos sobran habitaciones.

 Ella lo agradeció y prometió que así lo haría.

- Aunque- les dijo-, es un poco difícil ya que mi profesión de guía también incluye mostrarles parte de la ciudad, cuando estamos, de manera obligada, esperando los resultados de algunos trámites con las autoridades. Sin esos permisos los militares de Vacas o de Inca no nos dejarían internarnos en las montañas.

Al regresar a su hotel encontró una comunicación de Cork. Hablaba del mestizaje cultural. No estaba muy segura que en ese momento tuviera ánimo para leer esas cosas. Pero después de salir de la regadera y recostarse descansadamente en la cama, pensó en “prender” la televisión. Antes volvió a la nota de Cork. Le decía que el mestizaje cultural es como los genes en la herencia. La hija o el hijo reciben los caracteres intactos de los padres, sin que se revuelvan. Cada uno por su lado. Hablando de los colores el fotógrafo diría que recibe el color rojo, el verde y el azul. Primarios en luz. Pero no el morado que sería la mezcla del rojo y el azul. El mestizaje, entonces, es la suma de dos o tres valores, de dos o tres culturas, no la mezcla  de esas culturas. Los mexicanos tenemos lo bueno y lo malo de los aztecas, lo mismo que de los españoles,  los africanos, los franceses, los irlandeses…Le decía que al hablar de mestizaje cultural tampoco pensara en que se trataba de un degradante revoltijo de valores. Somos la suma de lo mejor de esas razas. Somos mucho mejor que todas ellas. Pero también somos la suma de lo peor de ellas. Somos peor que todas ellas. Por eso necesitamos conocerlas con responsabilidad y en orden. Y no olvidar que nuestras cadenas  de genes guardan lindezas y horrores, como dice Schopenhauer que los libros de las bibliotecas conserva errores pasados, vivos y muy ruidosos…De otro modo no las entendemos. Sólo las mezclamos sin ton ni son en las necesidades de la vida diaria. Un ejemplo, fíjate. Nuestro pensamiento occidental nos hace trazar una línea recta de México a Toluca para hacer una carretera. Y la haríamos tan recta que si topamos con una montaña la perforamos y hacemos túneles. En nuestro pensamiento simbólico indígena trazaríamos ese camino siguiendo la ruta de los cuerpos celestes de Tlahuizcalpantecutli, como ahora decimos al planeta Venus. Es decir que estamos moviéndonos dentro de la tecnología y también dentro de un pensamiento mítico. Otro ejemplo. Nuestras casas habitación las construimos siguiendo las necesidades de espacio y la planificación del fraccionamiento o de la colonia popular. En lo indígena sería con la fachada hacia el poniente, lugar hacia donde se va a marchar y ocultar Tezcatlipoca. El Sol.

Después sujetó el control automático del televisor. Pero no llegó a presionarlo. Se quedó viendo hacia un punto perdido de la semioscuridad de la habitación. Por mucho rato. Antes de quedarse dormida dijo: “Dios mío, hasta dónde hemos llegado”.

Soñó que tenía un hijo y que éste se  pasaba tres horas viendo televisión. Se levantó a vomitar.

Su otra tienda de campaña, más amplia, era el espacio donde vivía, se movía y descansaba. Podía caminar de pie y sentarse cómodamente en el rincón que se le antojara, Y tenía un compartimiento para el WC especialmente diseñado de fábrica para  no salir cuando la tempestad azotara a la cordillera. Esa tienda grande era de forma redonda, como la de los habitantes del desierto de Gobi, de dobles paredes de tela rompevientos y la temperatura era al menos diez   grados que en el exterior. Y su bolsa de dormir donde transcurría su experiencia  interna de pensar, como dice Ortega Y Gasset, en tanto escuchaba el viento pasar o veía amanecer y volver a oscurecer.

Entre tanto, veía desfilar las experiencias vividas. También se imaginaba cosas y en ratos se le figuraba que hacía un indescifrable revoltijo de esos tres tiempos. Reconstruía escenas, yacía dentro de su sleeping y trazaba someras líneas de planes a desarrollar cuando volviera al valle. La canaleta que atacaría con su grupo de japoneses dentro de tres días ¿estaría libre de hielo? ¿La nieve tendría la consistencia necesaria para fijar clavos y resistir en caso de caída de algún miembro del grupo? No era lo mismo escalar con Cork dentro de la más grande irresponsabilidad que conducir a un grupo de gente de manera profesional. Ellos habían confiado su seguridad y sus vidas a la experiencia y habilidad de la muchacha. ¿Las condiciones meteorológicas del Pacífico  darían tregua para seguir hacia la cumbre y regresar al campamento más alto?

¿Hacia dónde está orientada la puerta de tu tienda?, le preguntaba Cork. Según los cánones alpinísticos debería estar hacia sotavento, como dicen los marineros. En el lado opuesto de donde llega el viento. Sin embargo esa pregunta era tramposa. ¡Hacia el oeste!¡Bien, recibía respuesta, permaneces en armonía con la naturaleza. Si bien la forma de su tienda individual era tipo iglú, para que sus dos arcos cruzados resistieran el peso de la nieve en caso de mal tiempo, su base era rectangular. Llenaba los requisitos del cuadro. Los cuatro lados del horizonte y el centro…El quincuence había sido la gran solución muy buscada pero jamás encontrada por las religiones espirituales universales. Aun el nombre de su Dios era representado por las letras escritas o pronunciadas. El quincuence era un círculo vacío en medio del cuadro. La representación perfecta. El Uno, el Todo, dentro del vacío. Todo eso era su tienda. Y por ello era feliz.

 

 

                                                                                    

 

        

 

 

 

 

 

 

 

                                                            9

                                                              I

  Cuando Toci le preguntó si puede haber una triada autónoma, independiente de la diada, Cork supo que la muchacha se había vuelto a engolfar con Aristóteles y, al menos por el momento s e había olvidado de sus besos y de sus manos. Lo sabía porque a los seis años de edad Lena, con una vara de membrillo en la mano, la invitaba a leer el Popol Vuh y la Metafísica de Aristóteles. Pero Cork sabía cómo pararla en seco con sus mismas armas de Aristóteles y le dijo:

-¿Sabes que el número cuatro se compone de dos diadas?

 También sabía que Toci nunca supo explicarse por qué  se había acordado de Ibsen cuando observa que hacer poesía es hacerla de  juez sobre uno mismo. Y la muchacha se preguntaba cuál o cuánta diferencia hay entre ser poeta y ser psicólogo. Ambos viven en la autognosis.

 Otras veces se veía como  una muestra de individualización de los occidentales. En cambio, como era costumbre en su etnia, todo se universalizaba. Ella era Toci, la hija de Lena, la nieta de Yolo, sobrina de Iztacxochitl y prima de... ¿Sócrates? ¿Qué Sócrates? Era distinto si se trataba del Sócrates esposo de Xantipa, hijo de Fenareta y  mujer de Sofronisco…En los ranchos o comunidades no extendidas es común en México, para referirse a alguna muchacha: Petra la de tío José. Y todos saben de qué Petra se está hablando. Pero dado el caso que hubiera dos situaciones iguales, que hubiera dos José que tuvieran hijas llamadas Petra, entonces se les hubiera agregado otro parentesco: Petra la de tío José el hijo de Melesio que vive por la casa de tía Juana la de tío Lencho…Toci no podía entender cómo en la ciudad la gente podía distinguirse entre sí: John Black y Sara Snopes se casan. ¿De dónde son este John y esta Sara? ¿Quién los conoce. El Estado avala su existencialidad. Peor aún: John y Sara se casan  y desaparece el Snopes. ¡Indescifrable! Era una comunidad que se reducía cada vez más hasta llegar a la indivisibilidad de la individualidad del individuo… 

 Cork tenía razón cuando decía que la conducta de Toci solía experimentar  cambios bruscos de engrane. La obra de Chaucer  era su amor apasionado. Pero dos terceras partes de su vida se las había pasado con Shakespeare. ¿Guillermo, quién entiende a esta mujer?, me preguntaba. En la cocina, de su casa de la aldea serrana, tenía un retrato en tela ahulada en proceso digital  del poeta de dos metros de alto. Era el grabado de Martín Droeshout. Leía a Shakespeare antes de levantarse por la mañana, cuando estaba defecando, en el bosque al ir por la leña se daba su rato o después de  acostada sobre su hamaca para escalar en la pared rocosa de la helada montaña. Conoció a Ovidio cuando supo que era el autor favorito de Shakespeare.

 La primera vez que Cork le bajó las pantaletas la muchacha lo dejó hacer pues era algo que deseaba de él. Pero con un control sobrehumano le dijo, cuando la prenda intima la tenía en las rodillas:

 - Primero vamos a Stratford…

 El otro se quedó desconcertado. Se acostumbra decir: “Primero nos casamos”. Se acordó de Maugham (¿o era Schopenhauer?): la mujer no da nada si antes no recibe algo. Era igual… dos misóginos.

 -¿Qué diablos es eso?

 -Un pueblo.

 -¿Un pueblo? ¿En dónde queda?

 -Inglaterra.

 -¡Inglaterra! ¿Qué hay en ese lugar?

 - Nada…para ti.

 -¿Entonces?

 - En el presbiterio, del templo de la Santísima Trinidad, de Stratford, está enterrado Shakespeare...

 La dejó decir. En realidad conocía a Shakespeare.

 Ese día, en la primera oportunidad, Cork arrojó La Tempestad al vacío. La muchacha no dijo algo. Hizo una serie de rappeles a lo largo de ochenta metros, dejando tramos fijos de cuerda para volver a subir por el “ascender”. Tres horas después estaba de regreso en su hamaca y reanudaba la lectura. Sólo una vez volteó hacia Cork:

 -Primero Stratford.- le dijo sin resentimiento. Más bien con agradecimiento a la diosa primordial Chicomecoatl. Sabía que tenía seguros a Cork y a Shakespeare. ¿Qué más podía pedir a la vida?

 Lo único que en ese momento encontró Cork, para mostrar su enojo, fue pronunciar una frase del poeta que Toci conocía bien:

 - “¡Fragilidad, tu nombre es mujer!” Dentro de dos horas, cuando oscurezca, empiece a nevar  y baje más la temperatura, estarás pidiendo que te acepte en mi sleeping.

 - ¡Stratford!

 Tres meses más tarde estaban en Stratford…

 -¿Cuándo visitaremos el primer cuadro de la ciudad capital de México?-preguntaba Toci mientras bebían un tarro de cerveza ¡caliente! en un restaurante de la ciudad-.Sabes que me encanta caminar en esas calles coloniales que van a dar al Zócalo.

 Cada año,  al finalizar el otoño, Cork volvía a la Ciudad de México, para el regreso de los dioses, el uno y el dos de noviembre, y visitaba el Templo Mayor. Sus ancestros lo hacían desde tiempos antiguos, cuando se llegaba al lugar caminado por las calzadas entre las aguas del gran lago. La otra fecha era a mediados de mayo, en el mes de toxcatl, para los festejos conmemorativos de Tezcatlipoca.

 Pero sus estancias en la ciudad eran breves. Sabía ( se lo había leído a María Carmen Leticia Caderón Ezquerro, académica de la Universidad Nacional)que ahí hay una concentración polímica nocivas para la salud muy elevada. El polen de fresno, muy abundante en el bosque de Chapultepec y en Ciudad Universitaria, afectan a una cuarta parte de la población provocando asma bronquial y conjuntivitis. Por si fuera poco han encontrado, en las paredes del polen, productos de combustión  del diésel y partículas contaminantes como el azufre, aluminio y silicio.

-Desde luego, también iremos al Centro Ceremonial-respondió Cork que nunca se refería al lugar como “Zócalo”- pero, primero Suiza, ¿qué te parece?

 -¡El trato era Stratford!- Desde luego sabía que podía ocurrírsele dejarle otra investigación.

 -¿Etruria?

 -No.

 ¿Caldeos?

 -No.

 -¡Stalingrado!

 -¡Oh, diablos! Exclamo la muchacha y sin pensarlo dos segundos aceptó:

 -¡Suiza!

 Afuera de su tienda, en el  glaciar Tolosa, el termómetro marcaba cuarenta grados bajo cero…Cuando Toci orinaba en el exterior aun no se subía las pantaletas cuando ya había en el suelo  una placa de hielo color amarillo.

 En ocasiones hacía conciencia que le era necesario estar enamorada. De Cork. Su extraña atracción que él sentía por la historia no le era del todo ajena a Toci. Desde luego le hubiera gustado más algún tema del campo del arte como la pintura o la música. Si va a ser el hombre de mi vida, o no, está por verse. Por lo pronto tenía  la seguridad que a través de ser capaz de sentir la comezón del amor, estaba funcionado, bien, químicamente. Sus neuronas alojaban  de manera conveniente sustancias químicas… Mientras esto sucediera mantendría alejadas de sí la depresión, la tristeza, la discordia. Tendría ganas de levantarse por la mañana y emprender cosas, incluidas las baladíes. Fue cuando se preguntó si enamorarse de alguien era cuestión de dos o de una para no perder piso y de esa manera guardar el equilibrio mental. ¿Eso es el amor, una función meramente química? ¿Pensar en Cork era lo que hacía que sus pantaletas se mojaran o era su humedad sexual la que le hacía recordar a Cork? ¡Estaba metida en un endiablado lío! Para solucionar lo de la humedad vaginal tenía a la mano guapos y atractivos argentinos y chilenos. ¿Por qué seguía empeñada en aquel solitario, sucio y evasivo muchacho que se encontraba perdido para ella en un desierto a  quince mil kilómetros de distancia? Un loco que en lugar de estar persiguiendo su encantador trasero mazahua… ¡De seguro estará pensando en la facturación del piso oceánico, la caída de algún meteorito, el colapso de volcanes marinos o el deslizamiento de grandes laderas podrían provocar un temblor de magnitud de 9.8 y lancen un Tsunami sobre las costas de Guerrero, cuando los más elevados en el país han rebasado apenas los 8 grados Richter. Además  abarcar una distancia de mil kilómetros. ¿Imposible? ¡Ya sucedió en Chile!...Eso era lo que debía estar pensando mientras a mi me envuelve con el tema de Waterloo que maldita  la gracia que me hace. ¿Qué tengo yo que ver con ese tema? ¿O sí?  ¿La toma de Zacatecas  por Francisco Villa tuvo algo que ver en mi vida y en la de mi pueblo o no? ¡Vaya cosa, yo pensando en la humedad de mis pantaletas y el hombre que me gusta pensando en Tsunamis y preguntando por Waterloo! Luego de considerarlo un rato aceptó.  Parece que no hay manera de mantenerse al margen. Todo nos alcanza. Como la familia de un asesino millonario. Sino es descubierto  goza de abundancia, admiración y respeto. Si lo descubren, la familia se encontrará  dentro del estigma. Uno de nuestros más remotos y trascendentales episodios históricos fue la caída de México- Tenochtitlán que lo transformó todo. Antes de eso México era algo muy distinto a lo que es en la actualidad. Tal vez tenga razón Cork en insistir en el tema histórico. Nuestro presente pudo haberse delineado en un   pasado muy lejano…  Y nuestro muy lejano porvenir está delineándose este día...

En el correo de la tarde Cork se había interrumpido de pronto… Le dije a Toci que pasando los cuarenta y ocho grados Cork se encuentra “bailando en la tablita” si acaso se diera un  incremento de temperatura por las tormentas geomagnéticas que se estaban dando desde la semana anterior. También a él le había enviado un mensaje  advirtiéndole de esa intensidad solar generada por la aparición en el disco solar de una enorme mancha en la región 0720 sobre la superficie del astro. Todo indicaba que desaparecería pronto pues se consideraba que su tiempo de vida sería  de unas semanas. “La actividad solar es moderada  pero en el rango del termómetro en el que te encuentras sería muy peligroso para ti si subiera unos  pocos grados”. Pero no contestó. Si tu puedes comunicarte con él dile que si se encuentra en alguna aldea no se mueva porque ahí puede defenderse  a base de sombra de las casas y bebiendo agua. Sino, que se apresure a alcanzar algún lugar habitado…Se trata de una burbuja  incandescente. Por fortuna, ya sabes, que el Sol tiene ciclos de actividad de once años y el actual está en descenso. Si se encontrara en subida y con esa mancha adicional…Volverá a subir su intensidad dentro de unos siete años. Ojalá que para entonces ya haya salido Cork del desierto... Es una broma.  No te preocupes sobremanera. Lo de la burbuja es pasajero, cosa de días. Toci, los fenómenos naturales no son peligrosos en sí. Somos los humanos los que nos ponemos en la esfera del peligro. La pared sur del monte Ameghino no es peligrosa para la gente. Lo que es peligroso es que la gente se  encuentre en ella. Como los terribles huracanes del sur de los Estados Unidos que son generados por    las corrientes de aire de  arriba que  tienen ciertas rutas por las que se desplazan, por así decirlo. Si la gente construye en esos caminos del aire había que preguntarse de qué lado está lo temerario. O los que construyen su casa y hasta un pueblo sobre la ladera susceptible de remojarse tanto que un día emprenderá su desliz hacia el fondo del valle llevándose  y sepultando todo. Sobre las vertientes norte de la sierra del Ajusco, rincón suroeste del Valle de México o la Cuenca de México, para ser más precisos, hay infinidad de pueblos y colonias que se construyeron sobre las laderas de volcanes que nadie puede asegurar que no vuelvan a su actividad ígnea de magnitud destructiva para el humano. Ahora Cork se encuentra envuelto en una temperatura que no admite un rango amplio de incremento. Pero él estaba consciente que  las temperaturas del desierto ya estaban ahí y él era el intruso.

Me contestó la muchacha que me dejara de pendejadas y que le dijera inmediatamente  las coordenadas exactas en las que se encontraba Cork. Ella volaría sobre el desierto en helicóptero en menos de dos días y lo sacaría de ahí  o  le arrojaría líquidos suficientes para que mantuviera su organismo dentro de parámetros tranquilizadores. Pero era el caso que Cork tampoco a mí me había dado esas coordenadas. Le dije una y otra vez  que conectara a las computadoras de ella  y la   mía  su minúsculo  “GPS” que lleva arriba de su mochila amarrado con un pequeño hilo, pero deliberadamente no lo había hecho. La señal satelital nos llegaría a ambos en todo momento indicándonos el rumbo que sigue cada día, pero es necio...¿Habría llegado a alguna aldea?

  - Te conoce y sabe que lo alcanzarías en cualquier momento. “¡Hijo de Pancho Villa…Maldito necio!” alcancé a leer que escribía Toci ese día. Pero ya Toci pensaba otra cosa: ¿En la aldea hohokam Cork conocería a alguna india y por eso no daba sus coordenadas?

 Luego me diría Cork que sabía de la mancha solar de la región 0720 y también de nuestros empeños por rescatarlo.

 - ¿Y por qué diablos no te comunicaste?- Solo dijo:

 - ¿Para qué?

 - ¿Cómo para qué? ¡Podías morir como chapulín sobre comal! Me pareció que se puso insolente al contestarme:

 - Acuérdate lo que dijo el jerarca persa cuando atacaba Grecia con su ejército de casi seis millones de personas, desglosado de la siguiente manera: un millón de guerreros, un millón de sus concubinas, un millón de cocineros y tres millones de esclavos del millón de los guerreros.

 -Bueno, ¿qué dijo?

 - Dentro de cien años ninguno de nosotros vivirá.

 - Si pero Toci estaba muy preocupada.

 - Toci, Toci, tiene tan buen trasero que encontraría otro que la pretendiera cuando todavía mis cenizas anduvieran por ahí volando. Y ella volvería a reír antes que Tezcatlipoca volviera a aparecer por el horizonte a la mañana siguiente… ¿Sabes que el mundo esta lleno de viudas, y por cierto que son muy felices, y ahora pueden ir y venir libremente por donde antaño el otro no las dejaba ir?

 Cerré la comunicación pues  no se puede estar tratando con gente tan necia. 

 Pero tuve que aceptar que Jerjes había sido certero. Dentro de cien años… Y esto es cierto para los habitantes de la ciudad. Los del campo tal vez algunos trasciendan el siglo. Su pobreza los salva de la abundancia de grasas, de las harinas blancas y de lo azucares.

                                                                      II

 

 Se volvía a preguntar qué tenía ella que ver con todas esas pendejadas. Pero en seguida se preguntaba ¿O sí tengo que ver con todo eso?

Aquella tienda grande, redonda al estilo Gobi, era su espacio primitivo donde llevaba a cabo las acciones de comer, dormir y refugiarse de los elementos atmosféricos, que en frecuentes  ocasiones se manifestaba con una fuerza inmensurable. “En México estará próximo el solsticio de invierno y  en mi pueblo ya deben haber empezado a revolver las tierras”. También se acordó de la serpiente de roca del lado norte de la pirámide de Tenayuca, en el norte de la ciudad de México. La cresta de su cabeza marcará el equinoccio de invierno cuando el Sol llegue a los veinticuatro grados más tres minutos. Y aquí  sobre la Cordillera Central de los Andes el solsticio de verano en los veinticuatro grados más tres minutos de más abajo…

 -Bueno-le escribió a Cork,-ahora que ya está resuelto lo de Waterloo, contéstame esta pregunta: ¿qué es lo que más le interesa a la mujer?

 

 En un segundo tuvo la idea general de la respuesta. Era Chaucer. Sabía su inclinación que Toci sentía por ese autor y estaba preparado. Pero se hizo el sorprendido.

 -Me agarras desprevenido. Dame tiempo para recordar… ¿Una pista del nombre del autor.

 Pero Toci no cayó en el juego pues sabía que Cork conocía bien de qué se trataba.

 -Ya, dilo-le apuró porque era para ella un recurso de estar en contacto aunque, pensaba: “contacto virtual”.

 No tuvo más que empezar:

 -Antes que le cercenen la cabeza, eso es lo que tiene que contestar aquel caballero de la corte de Londres.

 Sucedió en los tiempos del rey Arturo, cuando en el campo quedaban ya pocas hadas. Ahora por todos lados se veían a los santos frailes llevando el mensaje que sólo de Dios podía venir la felicidad y no de la magia.

 “Este relato fue contado en la posada del Tabardo, en Southwark,  camino al santo sepulcro de Canterbury,  en la que un grupo de peregrinos  se aloja para dirigirse a visitar el bendito lugar.

 La narración habla de un caballero de la corte del rey Arturo que, viendo en cierta ocasión ir hacia el río a una hermosa doncella, la asaltó y, a pesar de los esfuerzos que ella hizo por defenderse, la despojó de su virginidad.

 “El bárbaro hecho levantó mucha indignación en la corte y el rey Arturo condenó a muerte al transgresor.

 Inusitadamente, la reina y otras damas intercedieron por él. De momento el rey Arturo  detuvo la sentencia. A cambio pasó a la reina la responsabilidad de que ella decidiera el castigo que debería aplicarse al burlador.

 “Algunos murmuraron en la corte por la  tal decisión del soberano. En aquellos remotos tiempos del rey Arturo y de los santos frailes, no se acostumbraban expresiones que, después el laicismo corriente pusiera de moda en el siglo veintiuno,  tales como “manejar” o “mangonear”. No, las damas murmuradoras de la corte decía, candorosamente, y en voz baja: “El rey se dejó convencer”.

 “De la contestación a la pregunta, que  enseguida le hizo la soberana, dependía ahora su salvación: ¿qué es lo que más desean las mujeres?  ¿Igualdad, exclusividad? El caballero no supo qué decir pues cualquier respuesta fácil le costaría sin dilación la cabeza.

 “Vete, le dijo la reina, tienes un año, con un día, para investigar y encontrar la respuesta.

 “A partir de entonces el caballero fue por todos lados preguntando. Lo que escuchaba le parecía la verdad pero no le satisfacía plenamente. Algo faltaba. Por ejemplo:

  “Unos decían que las mujeres apreciaban más las riquezas; otros, que la honra; estos, que las diversiones; aquellos, que los ricos vestidos; algunos, que los placeres del lecho y enviudar una y otra vez para volver a casarse.”

 “El caballero, desesperado, acariciaba su cuello porque el tiempo se agotaba y no encontraba respuesta que le pareciera consistente para decírselo a la reina.

 “Fue cuando una vieja horrible le aseguró tener la respuesta para lo que andaba buscando .Se lo dijo y el caballero convencido regreso a la corte.

 -¿Qué es lo que más deseamos las mujeres?-le volvió a preguntar la reina y, seguro de la respuesta, el caballero dijo una sola palabra:

 -Poder.

  “Poder de mando. Con el poder llega casi todo lo demás. Por eso los que tiene poder no lo sueltan, hasta que se los quitan.

 En realidad desde el principio el caballero tenía ante sus ojos la respuesta pero no la pudo captar: la reina misma había logrado dilatar la sentencia del rey Arturo. Eso era poder.

 “Por  disputar poder la diosa azteca Coyolxauhqui fue descuartizada por su hermano Huitzilopochtli. Por haber perdido Medea el poder con su marido, al irse éste con la hija del rey, fue que en venganza decidió asesinar a sus hijos. El poder, el poder…

 “El caballero fue absuelto y quedó libre. Otra vez se le hizo presente la vieja horrible. A cambio de la ayuda que le había proporcionado le pidió que la hiciera su esposa. El caballero casi se desmaya del susto. ¿Casarse con aquella mujer tan horrible? ¿Desde luego que no!

 “La vieja le dijo que se estaba dejando llevar por las apariencias y no por los valores. Le puso una disyuntiva todavía más difícil que la pregunta de la reina. La quería fea y fiel o hermosa y deseada por todos: “

 ”Dices que soy fea y vieja. En este caso no temas ser cornudo, pues  la fealdad y la vejez son grandes guardianes de la castidad…Elige ahora una de estas dos cosas: o tenerme fea y vieja hasta que yo muera, siendo para ti humilde y fiel esposa y no desagradarte  jamás en toda mi vida, o, por lo contrario, tenerme joven y hermosa y correr la aventura de la concurrencia que acudirá a tu casa. Escoge, pues, tú mismo lo que te plazca.”

 “Ante tan sensatos argumentos el caballero se dio cuenta que aquella mujer era realmente valiosa y aceptó, ya muy sinceramente convencido y hasta enamorado, unir su vida con ella.

 “Tomada su decisión el caballero, la vieja volvió a hablar: “Como sé lo que constituye tu deleite, yo satisfaré tú humano apetito.”

 Tal parece que no era una  vieja horrible sino una hermosa hada porque agregó: “Levanta la cortina del lecho y mira:”

 “Al final todo quedó como estaba ya  en el principio del pleistoceno. La vieja horrible, ahora ya hermosa hada, no convenció al caballero mediante el hormonal recurso de la dulce sonrisa y enseñarle el trasero. Lo convenció a base de inteligencia.

 Y algo que ya le había anticipado ahora era posible: era hermosa y su casa sería visitada por sus amigos...

 “Y algunas cosas que le habían dicho, cuando andaba investigando, resultaron ciertas. La misma hada se lo remarcó al caballero cuando lo tuvo seguro:

 ” ¿Entonces he conseguido yo dominio sobre ti. Toda vez que puedo elegir y mandar como me plazca?

 Y el caballero dijo:

 -En verdad que sí esposa; porque yo lo considero como lo mejor.”

 Otra cosa que resultó cierta, de todo lo que le habían dicho, fue  que muchas mujeres rezan su santo rosario para que sus maridos no duren muchos años con vida.

  “El cuento de la posada de Tabardo, en el camino al santo sepulcro de Canterbury, termina así, refiriéndose  al caballero y al hada:

 “Así vivieron ambos en perfecto gozo hasta el fin de sus días. Y Jesucristo nos envié maridos sumisos, jóvenes y vigorosos en el lecho, así como la gracia de sobrevivir a aquellos con quienes nos  casamos. También ruego a Jesús que abrevie la vida de los que no quieren ser gobernados por sus mujeres…” ¿Qué te parece?

 -Bien-.

 Dentro de la “tocidad” de su “tienda Gobi” en ocasiones era consciente de su soledad. Era cuando entendía que escuchar palabras es  importante. Le da humanidad a la situación. La palabra fue el principio del orden en el universo. Ya su representación por medio de caracteres fue algo extraordinario, desde luego. Sobre todo los “tipos” de la imprenta. Pero oír la voz hablada en “vivo” implica una comunicación con la o las personas que le dan una dimensión a la vida difícilmente imaginable. La gente que padece sordera total de nacimiento puede tener un acercamiento por medio del lenguaje mímico, pero nada es comparable con oír la voz. Para ella había mucha diferencia cuando leía poemas de Bukowski que cuando lo escuchaba en alguna grabación. Los Diez mandamientos decían la intención de Dios pero era sólo un vehículo para comunicarse con los humanos. Pero su voz fue El mismo. Un escritor puede contar cosas pero un orador puede hacer delirar debido a esa comunicación directa. Fue la primera noticia documentada de la vez que Dios se escuchó a sí mismo.

 Para el siguiente momento ya  estaba en otro asunto pensando (en la soledad absoluta de la montaña y que en la quietud de la noche hay conciencia de la facilidad en que el pensamiento va de un tópico  a otro) que no es tan loca  la idea  que el humano es la medida de todas las cosas (que él hace) que son y de las que no son. Como hacen los arquitectos que con el lápiz frente a los ojos dibujan el paisaje y los edificios y con ese mismo ajustan las dimensiones de las persona que ponen en su dibujo. Pero por lo mismo la cuestión le pareció tremendamente subjetiva. La “corkidad” de Cork no es la misma que la “guillermoneidad” de Guillermo o la “tocidad” de Toci. Los guía suizos en el siglo diecinueve decían a Eduard  Whymper que la montaña Matterhorn era imposible de conquistar. Pero él creía que sí era posible, lo que a la postre resultó ser cierto. En el primer caso había una dimensión subjetiva con respecto a la medida de las cosas. En el  caso de Whymper había otra dimensión. No era cosa de valor sino que ofrecía diferentes escalas de ver las cosas. Gulliver una veces era gigante que andaba entre criaturas chiquitinas y otras era un pequeñín que se movía entre gigantes… 

 Y Alicia tenía que tomar pastillas para volver a ser grande.

 Dentro del silencio de la Cordillera se descubre la importancia de poder hablar y escuchar. Es una manera de decir. En las montañas no hay silencio. El viento pasa y las rocas tienen su propio movimiento y ruidos. Se deslizan, ruedan o estallan por la presión que hace dentro de ellas el hielo que logra colarse por sus fisuras. El glaciar mismo suele producir un concierto en su viaje sin fin hacia el fondo del valle donde desaparecerá el hielo al llegar a un nivel de diferente temperatura. Toci se refería al silencio lleno de ausencia de humanidad. Para entender a la gente le hubiera bastado la actividad mímica. Pero apareció el sonido de la palabra cuando todo se llenó de humanidad. El mercado de la colonia popular está pletórico de colores, movimiento y voces de la gente. Después de todo, se dijo,  la soledad ayuda a descubrir la importancia que tiene vivir entre la gente. Si bien, para alcanzar este conocimiento es necesario aislarse de la gente.  De otra manera es como ser rico sin haber conocido el hambre y la sed. Sin esto se desconoce la utilidad de ser rico. Tales pensamientos impiden al hombre  el regreso al infantilismo psicológico. Esto fue lo que hizo decir a Chesterton lo benéfico que resultaría a los millonarios pasar veinticuatro horas con un pie en la eternidad. Y Mark Twain aseguraba que el que le ha jalado la cola al toro después  no será  el mismo. Cork le contaba que el conde Tolstoi lo entendió en toda su amplitud. Para escribir sobre el hambre de los campesinos rusos se iba a vivir con ellos por temporadas. También San Agustín  le da un valor altamente didáctico a la desolación del pecado hacia la santidad. Esa era la enseñanza de la soledad geográfica. Pero sería sólo el comienzo. La verdadera riqueza consiste  en que cada manera de hablar nos relata más allá de los términos y palabras aisladas una perspectiva  cósmica y la manera de ver el mundo. Con más frecuencia que se puede imaginar, los mexicanos pensamos como mexicas y hablamos parecido a  los españoles. Esto es una confusión sino se entiende la responsabilidad y el hecho que los mexicanos tenemos dos grandes culturas que es preciso conocer. Bajo pena, en caso contrario, de haber pasado por esta vida en medio de un gran embrollo. Al final de esos pensamientos Toci añoraba “dar vuelta a la noria”, como Cronin se refería a la rutina hogareña. Y era cuando le venían a la mente las palabras de Cork: “¡No te ablandes. Si vas a ser mi dueña tienes que probarte a sí misma  que eres fuerte! Si crees que soy injusto recuerda lo que dijo Sócrates y luego repitió Plotino, y siguió diciendo Napoleón  y más tarde  calcó Lawrence, y es que al niño se le debe educar veinticinco años antes de que nazca…Tómalo como si tú, desde la Cordillera Central de los Andes, y yo metido en el Desierto Hohokam,  estuviéramos educando a nuestros hijos!” ¡El noviazgo  como un matrimonio virtual! Toci pensó: “¡Aunque no me gustaría en este momento que fuera tan virtual!”

 Había escuchado que los  hijos  podían venir por contacto directo, por clonación o por probeta. Jamás había sucedido  estando cada uno de los potenciales padres separados por quince mil kilómetros…  Se sintió  inclinada a  decir un juramento pero... Después de esa evocación la muchacha olvidó la nostalgia y se durmió feliz dentro de su confortable sleeping.   

 Antes se dijo que esa soledad no la olvidaría ni después de cuarenta años de casada. ¡Nunca dormiría con Cork espalda con espalda!...

 Fue la primera vez que Cork le prometió que, cuando se reunieran, los primeros lugares que visitarían serían algunos conventos del siglo trece en Alemania. La religión de ella era la solar de Tezcatlipoca y tenía también buena información religiosa universal. El conocimiento que poseía del cristianismo, teología e historia, eran, según él le decía, de un ocho de calificación. Del cristianismo católico apostólico romano y también del cristianismo liberal. Durante varios años había estudiado las grandes religiones tales como el judaísmo, el hinduismo, el budismo, el zen y el taoismo. Un curso aparte habían sido las tendencias actuales. Lutero, su biografía  y su movimiento de reforma, los conocía bien. Cork se maravillaba de esta parte de la personalidad de ella. Más todavía si se toma en cuenta que  México es un país en donde no se enseñan las religiones en las escuelas del estado. La Constitución marca que la enseñanza sea laica pero tampoco se enseña la filosofía. En la enseñanza de la filosofía hay que referirse a la teología… Sólo se cree que el vacío que hace el no enseñar religiones ya es laicismo... El resultado es que de ciento veinte millones de habitantes se tienen ciento diez analfabetas tanto de la religiosidad mundial como del laicismo  cultural y del político. Los nombres de Lucrecio y de  San Agustín no les dice algo. Habrá que esperar hasta llegar a las facultades del área de Humanidades para conocer estas corrientes del pensamiento universal. Y en un país como México sólo llega el diez por ciento a la Universidad Nacional y una parte de eso  a Humanidades…

 Por eso y, como premio a su dedicación por el tema, él le había hecho la promesa de ir a los castillos de Europa. En particular Tocí quería conocer Avignon, ciudad francesa a la que le corresponde un episodio interesante en la historia del papado. Siempre le preguntaba, y a mí también me preguntaba: ¿los franceses odiaban al Papa al punto de retenerlo en su país durante años o bien lo querían tanto que lo “encerraron” en aquel espléndido y enorme castillo en el que despachaba para que no volviera a Roma? Y ya no le preguntaba más por temor a que la siguiente tarea que le asignara fuera la historia del papado. Le encantaba el tema de la religión pero no al grado de que ese fuera “su” tema.

 Cork le llamaba a ese viaje un reconocimiento al talento de Tocí. La muchacha se había distinguido de esos ciento diez millones de talentos desperdiciados. “Lo más triste es un talento desperdiciado” le había oído a Robert de Niro, en una película de hampones del  barrio en una ciudad norteamericana donde los talentos se desperdiciaban en abundancia. De paso Cork recordó que Joey Orso, el malo de esa película, había dicho que en la vida de un hombre sólo se tienen tres grandes mujeres. Y éstas llegan con diez años de intervalo. Para Cork Tocí era la primera pero... el juego del amor es tan desgastante, en la fase del conocimiento mutuo, en el que dos personas se confrontan y tienen que irse adaptando uno frente al otro para que aquello no parezca, y no sea, una guerra de egos... Se acordaba de Clemencia, la krisna que perseguía mundos lejanos con el mismo empeño que lo perseguía a él...Al final siempre se hacía esta  reflexión: creo que Tocí será la primera de las tres que me tocan y, la última... volver a empezar una y otra vez es tener una inclinación muy fuerte por la tanatología...

 

                                                          III

Toci por su  parte sabía que la mujer que  se complica mucho de la mente se vuelve fría y su vagina…Su madre le decía desde chica que la vagina sólo sirve para tener niños, después de eso aparecen una serie de tumores extraños y, si a eso la expones a otra serie de riesgos venéreos…

 La etnia de Tocí utiliza los aparatos de la tecnología moderna como radio, televisión, horno microondas, teléfono celular- cámara fotográfica… Pero lo común es que se sigan conservando   manifestaciones precristianas en la vida cotidiana: molcajete, metates de piedra y barro, cerámica para preparar la comida. Tenían claro que no hay porque hacer a un lado tecnologías que por milenios sirvieron a la humanidad. Se viaja en avión pero millones de personas siguen trasportándose en burro y en bicicleta. Además los que viajan en avión están gordos y los de a pie no tanto. Se escribe en computadora y en máquina mecánica o con manguillo, pluma y tinta. Y para la agricultura no es raro ver al tractor abrir la tierra y preparar los surcos y junto alguien utilizando la coa precristiana, que es un palo con una punta endurecida a o  la que se le puso algún artefacto de metal.

  Decían que se debe estar al día en los avances tecnológicos pero no ser ser tan blando de la sociedad de consumo y deshecho. Antes la gente traía un libro en la mano. Ahora trae un celular…Es necesario el celular pero ¿por qué se olvidó del libro?¡En un celular cabe la Biblioteca de Washington!¡Como los que compran bibliotecas para adornar la sala de su casa!

  Desde luego se rechazaba en la etnia la idea de guarderías para ancianos. Sostenían que era la prueba más evidente de esa práctica de individualismo, consumo y deshecho.

 Tenían su posición con respecto de lo que se conoce como alimentación “rápida” en la ciudad. La consumían pero también gusanos de maguey, escamoles, tortillas, hongos, nopales, acociles de río de alto valor proteico. Enriquecen las viandas con tecuitlatl o alga verde espirulina. Los camiones que llevaban esas bolsitas de golosinas y los refrescos recorren los caminos apartados de la sierra. Fue cuando  la población reafirmó su  costumbre milenaria  de consumir verduras y frutas, carne de aves de corral y pescado. Todo rociado con orégano. Cero carnes rojas. Decían que la carne roja había matado más población indígena que las mismas viruelas del siglo dieciséis. Una arma terrible de los europeos traer los animales de la carne roja y la de cerdo. Tan nociva como el uso del tabaco, de origen americano, que después de la conquista  se fumaba en Europa con tanta deleite hasta alcanzar niveles cancerígenos. No tenían que insistir mucho los ancianos en privilegiar esta dieta. Veían cómo algunos, que habían seguido la dieta de la ciudad, abundante en grasas animales, a la postre tuvieron que pagar caro viviendo después un rosario de  enfermedades graves. Sobre todo les recordaban que no olvidaran agregar a sus platillos una pizca de orégano. No sabían explicar los efectos antioxidantes en los procesos biológicos y sólo decían: el orégano es lo que más se parece a la fuente de la eterna juventud.

 En el matrimonio también se llegó a buscar por algunos de la etnia   “a ver si funciona”. Y no eran desconocidos los casos de promiscuidad en donde los vecinos intercambiaban esposas. Que es lo mismo que las mujeres intercambiaran los esposos. Pero la figura del matrimonio “para siempre” seguía dominando en alto porcentaje. De ahí que poco se conociera el “trauma de la separación”. Decían que preferían la costumbre uno junto al otro, que la soledad del separado.

 Como sea, las mujeres mazahuas mandan al diablo a su hombre cuando éste se pasa de…

 Sube la pendiente en tanto ve  la impresionante cantidad de agua de deshielo que fluye de estas extensas montañas del sector central de los Andes hacia los valles. Sabe que mucha de esa agua dulce se desperdiciará inútilmente al no ser aprovechada o almacenada antes que llegue al mar y se pierda para el humano al entrar en contacto con la sal. Y veía que las marcas de los glaciares bajan cada año con el aumento de la temperatura local y global. “Pronto los guías alpinos no tendremos que tallar escalones en el hielo durante la ascensión.”

 Pensaba en las palabras que le decía a  Cork  cuando un día lo cubriría para siempre entre los incontables pliegos del vestido indígena que usa cuando está en su  pueblo. Como la araña que envuelve a la presa en su red inmovilizándola para luego poder extraer de ella hasta la última gota de líquido que hay en su cuerpo.

 -Sé que así será y me gusta ese destino al cual me entregaré con los ojos cerrados para que hagas de mi lo que quieras. Pero antes de ese delicioso final de mi vida quiero que tú y yo recorramos las calles del centro de la Ciudad de México. Están llenas de cultura. Lo que ahora se llama “primer cuadro” y que es propiamente el asiento de México- Tenochtitlán.

 Aceptar las reglas del juego con la etnia de Toci era asomarse a su vida futura. Una vida comunal llena de ritos invariables por milenios y por las noches hacer el amor. Le gustaba porque se trataba de un mundo que prefiere el jabón en lugar del automóvil, la metáfora de Norman Mailer. Después Cork no podría llamarse a traicionado, diciendo que se casó bajo unas condiciones y ya sobre la rutina fue encontrando otras. Eso provoca tal cantidad de divorcios casi como la cantidad   de casamientos. Sucede esto con mucha frecuencia en las parejas de la ciudad “no era como yo esperaba”, en lugar de decir: “así lo conocí o la conocí y el resultado es como  entonces supe”.

  La muchacha del caso hipotético tiene un novio que sabe  que es irresponsable, golpeador, malviviente y drogadicto. Ya casados ella se lamenta. Sigue siendo valedero el dicho mexicano de “no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre”. todavía resulta un juicio muy duro en nuestra sociedad referirse a esa “virtud reunitiva”, de Demócrito, según la cual los iguales se juntan. Por voluntad, por instinto o impelidos por causas externas. Los guijarros grandes, llevados por la fuerza de las olas, se juntarán con los guijarros grandes. Las personas buenas con las buenas, los venados con los venados, las pulgas con las pulgas. Rechazamos esa virtud reunitiva por el aire que tiene de predestinación que contiene, igual que las bolas del billar bajo la acción del “taco”.  Tratándose de las cosas de los humanos, se las adjudicamos al caos, al azar, y así nuestra conciencia queda más tranquila. Auto engañada. La película norteamericana Sin mi hija, no que una ocasión fue a ver ella y Cork, la muchacha norteamericana se casa con un iraní. Viajan a Irán y ella choca con la cultura de ese país y con su religión. En lugar de adaptarse a las costumbres del pueblo de su marido, ella quiere que Irán todo, junto con el Corán, cambien  y se ajusten a su modo de vida cristiano y estadounidense. Ese matrimonio fue un fracaso porque ya casados no siguieron las reglas del juego que conocieron cuando eran novios. O de novios no pensaron en lo que iban a encontrar ya de casados con tantas cosas que los separaban. Con Toci, decía Cork, ya se cuál va a ser el troquel de mi vida y lo acepto…. ¡No quiero otra  vida sino esa!!  Y con Toci la cultura formará parte de mi vida.

 Pronunciar en México la palabra “cultura” de manera consciente es conocer Ulman y Ur. El trazo  de sus edificios y la talla de sus esculturas se afanaban en ser una representación de lo que sucedía en el cielo, residencia de los dioses, según entendía su simbolismo. Esto en un tiempo que el resto de los pueblos, incluidos los mayas, los egipcios y los griegos, no eran más que unos sencillos pastores. Como los babilonios, siguiendo a su líder Abraham, empezando su epopeya religiosa. Y los germanos, que después nos darían la Novena Sinfonía y la propulsión a chorro para los viajes espaciales, vagaban  entre los Himalayas envueltos en pieles de animales.

 Después del Centro Histórico irían al Club de los Poetas a escuchar leer en voz alta alguna de la obras de Faulkner. También estaba  anunciada, con medio año de anticipación, la lectura de una conferencia que  Stefan Zweig había dado en Buenos Aires hacía ya un siglo y ahora la repetirían. Tocí pensó que toda su vida había leído con disciplina a la trinidad Tolstoi, Dostoiewski y Chejov. Pero siempre recordaría con nostalgia llena de felicidad que la formación literaria de su juventud había transcurrido entre el mal humor de Faulkner y la habilidad de Bukowski. Aquellos le parecían demasiado sombríos en  estos países americanos llenos de sol.

 Le encantaba la idea de viajar hacia el Centro Histórico pero ella quería ir antes a la región de los ranqueles junto con Cork. El le había dicho que Mansilla era un católico sincero  y fervoroso. Los argentinos llevaron las viruelas, contra las que los indios no tenían defensas. Después al ofrecerse impertérritos a ayudarlos, sin peligro de contagio de su parte, que sí tienen defensas, creían que estaban haciendo una epopeya. Mansilla carga el cuerpo lleno de la enfermedad del ranquel Linconao y...

 Grandes avances se convierten en grandes preocupaciones. La medicina ha alcanzado tal desarrollo que mueren pocos niños y pocos viejos. Nada más en México, y merced a la vacuna anti variolosa, la viruela  fue controlada  durante la mitad del siglo veinte y no hubo estragos en su población por esta causa. Te acordarás que los naturales no tenían defensas contra la viruela y esta mató más gente que la misma guerra del siglo dieciséis.

 Te preguntarás, seguía  recordando las palabras de  Cork, por qué me interesa el tema de la historia y de ahí  mi insistencia que tú también lo consideres. Mansilla es una persona culta. Para que veas su amplia formación intelectual   en determinado momento Mansilla creyó que si se quemaran todos los trabajos de filosofía, excepto la de Platón,  las ciencias especulativas poco perderían.

 La historia está llena de sucesos. O con los sucesos se hace la historia. En una guerra hay por lo menos dos bandos en escena. Frente a esto, el subjetivismo  del historiador se ve en conflicto. No es tan diferente la situación cuando escuchamos a los locutores de la radio dar las noticias. De bisoños procuran ajustarse a cierta dosis de episteme. Cuando son populares se toman la libertad de sancionar unos acontecimientos que únicamente deberían ser consignados, tal cual ocurrieron. Son conductistas de la noticia. Sucede también en la prensa escrita. El color de la nota es la que le da el dueño de la empresa editorial. Hay diarios de esta orientación ideológica y otros de otras. Son periódicos que hablan al espíritu sectario del hombre. Como en una mesa redonda que se compone de un representante de cada partido político. ¿Qué tenemos aquí?  Fantásticos apologistas de su equipo de fútbol. Mailer también tiene una referencia sobre este tema. Dice que: “Cuando uno conoce los arreglos y  vacíos con los cuales los historiadores escriben su historia- trabajan sobre diez mil hechos y seleccionan trescientos que les parecen bastantes para ilustrar las cosas- , por mucho que a eso se le llame historia todos sabemos que es ficción”. Y Cork agregaba que si esta ficción cae en terreno de poca o nula resistencia cultural ya se podrá imaginar el resultado…Coplestón escribe que el historiador de la filosofía debe tener su inclinación personal pero sin ocultar la otra teoría.

  Parece que siempre ha habido historiadores que falsean el dato. Tanto Fernando de Alva Ixtlilxochitl como Francisco Javier Clavijero, dicen que una de las ochenta leyes de Nezahualcoyotl  ordenaba la pena de muerte contra los historiadores que publicaran falsedades en sus pinturas. Tal normatividad informa que era frecuente y obvio el dato falso. Y si más tarde, cuando ya tenían la pena de muerte pendiendo sobre sus cabezas, y seguirían haciéndolo, habla de una obsesión por lo apócrifo que va más allá de toda mesura. Es probable que se tratara no tanto de falsear el dato sino de privilegiar “su” versión de los hechos y escribieran lindezas de los suyos y minimizaran los de los otros.

                                                             IV

La Universidad Nacional es una potencia editorial en lengua española, ella sola. Su producción abarca prácticamente todas las áreas del saber. En materia de historia ofrece la mayor episteme a que se puede aspirar y donde se puede hablar del “verdadero historiador”. Cork le contaba que hacía mucho tiempo  había existido un historiador alemán  llamado Ranke que decía que el historiador no es el  acusador ni defensor y no tiene que hablar como juez. Reconocía que, efectivamente, la historia universal es una historia de pasiones. Frente a ella se agarra partido con delirio como si estuviera en un estadio de fútbol. Pero que el historiador que toma partido se borra él mismo de la lista de historiadores para darse de alta en la de los apologistas. Se le encuentra por todos lados.  

 Sabía que aun el confiable Bernal Díaz del Castillo tenía expresiones tales como: “decían…”

 Recordaba el “No te ablandes” que tanto le decía Cork. Comprendía la forma de vida que ella llevaba. Alimentos y conducta. Nietzsche dijo lo que pensaba Zaratustra pero no explicó si llevaba alguna dieta en sus comidas. Al menos en este caso está evidenciado que darle de puntapiés al clavo puede llevar hasta la vida vegetativa, el coma de la noche sin fin, aun a los más preclaros como él. Una de las mayores lecciones que nos dejó el poeta de Rokken es: ¡cuidado con el cloral! Cork en cambio le recomendaba  no abandonar la dieta rural que  tenía desde niña. Fruta y vegetales, nada de azúcar, harinas blancas  y poca grasa animal. Más que dieta era un código de vida. Se encerraba en una extraña palabra que ella había inventado y repetía a diario en voz alta un minuto después de despertar: “CRAZYS + BE”. Encerraba la conducta de no comer Carne Roja, no Apoltronarse, cuidarse de Zampar o comer de prisa, acostumbrar la comida sin sal.  A esto había que agregar  algo sin lo cual toda precaución anterior era inútil: cuidar la Báscula y hacer Ejercicio físico. ¡Si quieres morir pronto de corazón come barbacoa! Lo que era un verdadero reto porque en su pueblo la barbacoa es deliciosa.

 

 Le recomendaba también, y se lo recordaba con frecuencia, que se divirtiera. Que fuera a los bailes. Que no dejara de reír. No quería encontrarla con cara agria cuando por fin se vieran. La última vez que estuvo en Mendoza Toci había buscado, junto con los de su grupo expedicionario, alguna fiesta. Cuando la encontraron se abstuvieron de entrar. Era un “toquín” de rock muy animado. Al menos mil jóvenes en un área de apenas veinte metros cuadrados. De este género sólo Bob Dylan le gustaba  por su sensibilidad frente a las cosas de la  vida. Aquellos, en cambio, invocan al Diablo. Juntos y enmariguanados se sienten muy satánicos. Sólo alguno de ellos, en el bosque, en la noche, sin marihuana, se vomitaría de miedo ante la posibilidad de encontrarse realmente con el Diablo detrás de cualquier árbol.

Seguí contando a Toci, mediante su computadorcita,  mi  relato de Joseph Conrad  donde se trata de la virtud cuando es llevada al extremo y queda convertida en una auténtica ruina moral. Tras el romántico Jim está todo el tinglado del mundo comercial que aprovecha a estos idealistas. Para Jim todo el enredo es cuestión de honor. Pero para su patrón Stein sólo se trata de una transacción financiera. Dueño de factorías en muchas partes del archipiélago malayo en las que distribuye su mercancía. La de Patusán ya no funciona. Un par de empleados llamados uno rajá Allang y el otro jerife  Alí, se han adueñado de ella erigiéndose  como dueños y señores. Hay que quitarlos de en medio. Pero Stein no encuentra la manera de destruirlos y poner  en su lugar a empleados fieles.

 Stein es la metáfora  del comercio especulador que necesita meter en orden a los que se le salen del control. Entonces es cuando encuentra a Jim. Se da cuenta que este romántico irá hasta el fin del mundo huyendo de sí mismo y de su frustración y emprenderá todos los pleitos  que sean necesarios con tal de entretener a su maltratada conciencia…

 Si te fijas, bella Toci,  se trata de un suicidio muy elaborado.

 Los que gustan de buscar metáforas en todas partes dicen que es la historia de nuestra civilización.  Otros llevan la trama al plano de la religión: la eterna lucha del mal contra el bien. O al de la filosofía: razón práctica y razón vital. Para todas estas elucubraciones sirve la vida desgraciada de Jim. La  novela  es relatada por Marlow, el alter ego de Joseph Conrad.

 Cruzaba la pendiente rumbo al sur y fue consciente que la intención fija que ella tenía por aquel muchacho no  apartaba su atención de las cosas graves de la sociedad. Sabía que los alpinistas caminan por lugares tan apartados dentro de la sierra que nadie se imaginaría que existen. Y encuentran tanta pobreza, al menos en los caminos de México, que tampoco nadie creería que existe.  No es lo mismo hablar de hambre que toparse con el hambre cara a cara. No es lo mismo tener  hambre en la ciudad que tenerla en el campo. No es lo mismo el hambre sin un centavo en la bolsa que hambre con dinero. Son dos clases de hambre. Cuando tienes la barriga llena, Guillermo Stenbergheen, me escribía (como si yo no conociera ese lastimoso  fenómeno  de nuestra sociedad), cuando tienes  la barriga llena puedes escribir verdaderos tratados para remediar el hambre. Cuando ves que veinte manitas sucias de niños y niñas desarrapadas se dirigen hacia ti, al tiempo que  sus ojos angustiosos simplemente suplican: “Dame comida”. Sino otra vez: “Dame un dulce”. Y detrás de ti un cuadro que ya solamente tu mochila puede ver, y las voces repitiendo como un eco: “dame comida”. Te darás cuenta que esos niños morirán de tuberculosis antes que el último libro para remediar el hambre salga de la imprenta. Y otros niños tendrán las neuronas atrofiadas. Si sacas una palanqueta o cualquier otra golosina, y se la ofreces, presenciarás una escena espantosa de la que se nutren   los piratas de la economía: todos a un tiempo se abalanzan sobre la palanqueta. Y se la llevará el de menos escrúpulos.

 Algún día le contaría de la conferencia sobre la antropofagia mexica que le había oído a Graulich.

 Le escribí a Tocí  tan pronto pude alejarme de la mesa redonda del país centroamericano donde se trataron los temas de hidrocarburos, tala clandestina y narcotráfico. Piensa que sobre tu tienda de campaña puede caer una meteorita. En la Tierra estamos entretenidos con nuestro mundo de la causalidad (fíjate en los filósofos), el de la causa y el efecto y, de pronto, ¡pum! Algo llegó  a meterse en nuestra vida sin que lo hayamos invitado. Digo esto porque, este día que te escribo, se cumplen años de que cayó una enorme meteoriota en suelo mexicano que conmovió al panorama científico de todo el planeta debido a que les dio otra visión  de cómo estaba eso de la composición del universo, incluido nuestro sistema planetario. El 8 de febrero de 1969 en la población de Valle de Allende iban por el campo tranquilo y sin nubes, siquiera, del estado de Chihuahua, dos juerguistas que acababan de salir de una fiesta. Oyeron un estruendo enorme de algo que golpeó la tierra. Fue tan impresionante que hasta la borrachera pesada del sotol se les “corto” de inmediato. Empezando por eso, ya fue una alteración en la composición violenta de la química de su organismo. Cuando pudieron darse cuenta supieron que era una meteorita, calcularon, de cuatro toneladas. Después que de pronto el cielo había iniciado un bombardeo en el Valle de Allende pues en una área de trescientos kilómetros cuadrados esa noche, entre la una y las dos de la madrugada, caería un chubasco de meteoritas. Se trataba en realidad de una masa fragmentada de sesenta toneladas que se desintegró casi toda por el calentamiento, producto de la intensa fricción al entrar en la atmósfera de nuestro planeta. Las meteriotas del Valle de Allende traían información muy amplia. Pero era como un libro escrito en chino mandarín frente a los ojos del  que ignora ese idioma.  Y la ciencia, de todo el planeta,  empezó a descifrar qué era lo que las estrellas querían decirnos. Empezando porque en la meteorita se descubrieron fragmentos ricos en calcio y aluminio. Hasta entonces los objetos sólidos condensados más antiguos que se han podido estudiar en  el sistema solar. También traían partículas prescolares. Es decir,¡fijate!, fragmentos que ya eran cuando nuestro sistema planetario todavía no existía. A estas partículas les llamaron nano diamantes. Sugerían ser productos de la explosión de una supernova. Se les llama nano diamantes porque las elevadas presiones y temperaturas convierten al carbón en diamante. La edad más antigua que se ha  encontrado, en las meteoritas de esta parte de Chihuahua, es de 4,568 millones de años, decían.

 

 De manera que no estés muy segura que somos tan dueños del universo como creemos. Si esta noche sales de tu tienda y te dedicas unos minutos a observar el cielo, podrás ver que allá “arriba” todo se mueve. Es una idea geocéntrica que se me vino a la memoria cuando estaba tomando un café en un restaurante de chinos de esta ciudad de El Salvador y quise comunicártela.

  A propósito de esto aprovecho la oportunidad para comentarte que el antropocentrismo no viene, con el individuo, en la Edad Media, como se pensó. En realidad esto del supremo ego del hombre está documentado desde  el geocentrismo de los antiguos griegos. Cuando creían que el Sol giraba en derredor de la Tierra. Finalmente la Tierra acabó girando teniendo a la persona en el centro...Fue el día en que la naturaleza quedó en la mira del cazador… ¡Y los glaciares de las montañas sentenciados a muerte”

 Pero también debo decirte que  ya en declarada inclinación hacia el individualismo, egocentrismo o antropocentrismo, como quieras llamarle, los griegos tenían en alta estima a los “consejos de ancianos” para gobernar a su comunidad. Fíjate, de los “Siete Sabios”, al menos tres tenían esa opinión  y eran Cleóbulo, Bías y Periandro.  Pítaco, Quilón, Solón y Tales no los mencionan en ese contexto pero tampoco los desaprueban.

 -Interesante cuestión-me contestó la muchacha- porque nuestras raíces, a partir del siglo dieciséis nos hace unos enamorados declarados y sinceros de la cultura griega. Si bien, ya entrando en detalle, no siempre seguimos en la práctica su pensamiento.

 Luego de la cena Toci  recordaba con fuerza las palabras que Cork le dijera una tarde en el primer cuadro de la Ciudad de México. “¿Quieres que nos echemos sobre la cama y tengamos una mezcla mecánica? Te lo agradecería pues mis pelotitas necesitan descargarse cada dos o tres horas. Pero creo que si vamos a copular después de haber leído libros, tú y yo, juntos o cada quien por su lado, tendremos de esa manera una relación vital.  Esta es la que nunca olvidaré. En tanto la otra será  como un almuerzo que tuve hace quince años. Sin poder recordar qué fue ni dónde sucedió. No dejó huella. Sólo el haber solucionado una inmediata necesidad fisiológica.

 No recordaba  lo que ella le había contestado pero sí lo que Cork dijo enseguida:

 -Una mujer en la perspectiva del matrimonio debería conocer con la mayor claridad  si le parece bien la idea de convivir o alejarse. Ella es la que va a cargar la criatura al menos nueve meses en su vientre y la cosa no es ningún juego de filtrear.

 Pero Toci sabía bien  una vieja historia de la humanidad, y es que el instinto se adelanta antes que los amantes empiecen a pelear...

-Las dos cosas-dijo Toci plenamente segura de lo que decía.

-¿Cuáles dos cosas?

-Libro y cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores