Los imperativos son órdenes.
Los obedezco o no. Lo primero es
categórico y el segundo
hipotético.
Los imperativos (con énfasis en la
filosofía de Kant) no son asunto de la otra galaxia. Los encontramos en cada
situación de nuestra vida.
“todo acto, en el momento de
iniciarse, de comenzar a realizarse, aparece a la conciencia bajo la forma de
mandamiento: hay que hacer esto, esto tiene que ser hecho, esto debe ser hecho,
haz esto. Esa forma de imperativos, que es la rúbrica general en que se
contiene todo acto inmediatamente posible, se especifica, según Kant, en dos
clases de imperativos; los que él llama imperativos hipotéticos y los
imperativos categóricos.”
(Manuel García Morente, Lecciones
preliminares de filosofía, lección XX)
Necesidades de diversa índole me llevan
a cruzar el desierto chihuahuense, subir al cerro de San Miguel, en
el Desierto de los Leones, Distrito Federal o cruzar la sierra de Pachuca Hidalgo a Los Frailes de Actopan).
Si alguien me lo impone es categórico. Lo mismo que la orden de un superior, hacia su subalterno, no admite discusión en
los ejércitos no contaminados, es imperativo categórico.
“Otros imperativos son categóricos;
aquellos justamente en que la
imperatividad, el mandamiento, no está puesto bajo condición ninguna. El
imperativo entonces impera, como dice Kant, incondicionalmente, absolutamente; no
relativa y condicionadamente, sino de un modo total, absoluto y sin limitaciones.
Por ejemplo, los imperativos de la moral
se suele formular de esta manera, sin condiciones: “honra a tus padres”;
“no mates a otro hombre”: y, en fin, todos los mandamientos morales bien
conocidos.”
Si corresponde a necesidades subjetivas y
fisiológicas propias, y puedo desatenderme de ello, si tengo opción para
decidir, es imperativo hipotético. En el hipotético hay opción, en el categórico no:
“Haga ejercicio-me dice el médico-tiene
sobrepeso y la diabetes está tocando a sus puertas”. Es imperativo pero yo
tengo opción de convertirlo en hipotético. Hago caso omiso en nombre de mi
libertad de decisión, lo cual a la
postre no me salvará de la diabetes…
Lo que caracteriza la vida de la
etnia huichol (“Los
Huicholes se encuentran en la Sierra Madre Occidental Mexicana, en la
confluencia de los estados de Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Durango sobre un
territorio de 3,921.07km 2.” WIKIPEDIA) es un absoluto imperativo categórico aceptado por el
individuo y el grupo.
Nadie duda si el dios venado (en
otras palabras, el venado como avatar de la divinidad, como la paloma en el
Espíritu Santo del catolicismo), existe. ¡Existe y es, asimismo, un imperativo categórico emprender
la caminata hacia la mítica Virikuta.
La astucia del humano, sin embargo,
suele enredar conscientemente las cosas
para conseguir algún premio o bien para tratar de evadir algún castigo:
Obedezco el imperativo categórico de la naturaleza Desierto de Chihuahua. Al fondo la Sierra de Samalayuca En la foto: Armando Altamira Areyán y Luis Burgos Peraita |
“En vez de escuchar la voz de la conciencia moral, que dice “obedece a
tus padres”, “no mates al prójimo”, conviertese ese imperativo categórico en
este otro hipotético: “si quieres que no te pase nada ninguna cosa desagradable,
si quieres no ir a la cárcel, no mates al prójimo.” Entonces el determinante aquí
ha sido el temor; y esa determinación del temor ha convertido el imperativo
(que en la conciencia moral es categórico), en un imperativo hipotético, y lo
ha convertido en hipotético al ponerlo bajo esa condición y trasformar la
acción en un medio para evitar tal o cual castigo para obtener tal o cual recompensa."
El hipotético está directamente relacionado con la moral del individuo, que exige se viva en libertad. Y esto a su vez con un mundo inteligible de cosas "en sí" más allá de este mundo sensible o fenoménico. El desarrollo de todo ello nos llevaría lejos de las proporciones de esta nota.
El hipotético está directamente relacionado con la moral del individuo, que exige se viva en libertad. Y esto a su vez con un mundo inteligible de cosas "en sí" más allá de este mundo sensible o fenoménico. El desarrollo de todo ello nos llevaría lejos de las proporciones de esta nota.
El alpinismo como deporte, que se
practica una equis cantidad de tiempo pero que
a la postre deja de hacerse, está enmarcado en el imperativo hipotético.
¡Voy cuando quiero!
El alpinismo que se practica como
plan de vida, es decir, toda la vida, es categórico.
Una pregunta:¿Quién lo ordena?
Una serie de cuestiones subjetivas, volitivas y hasta espirituales. Y otras tan objetivas que podríamos ponerles nombre como la diabetes, la hipertensión o el síndrome citadino, señor de las megalópolis, más comúnmente conocido como paranoia…
Una serie de cuestiones subjetivas, volitivas y hasta espirituales. Y otras tan objetivas que podríamos ponerles nombre como la diabetes, la hipertensión o el síndrome citadino, señor de las megalópolis, más comúnmente conocido como paranoia…
Ante eso, mejor obedezco al
categórico, agarro mi mochila y me voy a cruzar el Bolsón de Mapimí.
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