Poema El Cantar de los Nibelungos




El Cantar de los Nibelungos

Traducción al español  e introducción de Marianne Oeste Bopp
Editorial Porrúa, México, Serie Sepan Cuantos… Núm.285
2012

El Cantar de los nibelungos (en alemán Nibelungenlied) es un poema épico de la Edad Media, escrito sobre el siglo XIII, anónimo, de origen germano. Este cantar de gesta reúne muchas de las leyendas existentes sobre los pueblos germánicos, mezcladas con hechos históricos y creencias mitológicas que, por la profundidad de su contenido, complejidad y variedad de personajes, se convirtió en la epopeya nacional alemana, con la misma jerarquía literaria del Cantar de mío Cid en España y el Cantar de Roldán en Francia.

Este es el relato de cómo los pueblos persisten en el origen de sus creencias. En su “origen original”.


El Cantar de los Nibelungos nos dice cómo son los pueblos, antes  del cristianismo y ya dentro de él. Una religión internacional, la que se trate, puede ser  el islamismo o el budismo, por lo general se impone por haberle abierto camino la espada, el libro (nuevo  libro) o la propaganda.

La jerarquía intelectual es eliminada (ponemos el caso de México) y  su lugar lo ocupan los nuevos evangelizadores. El pueblo común, sin luces suficientes, y bajo el peso de la conquista militar e intelectual, se encuentra en la disyuntiva de fingir o perecer. Y como hay que seguir viviendo, se finge que se cree. Lo mismo sucede con las ideas laicas o ateas. Fingir o morir. Pero no cambiar.

La “tozudez” de las etnias  supervivientes de América india, desde Alaska hasta Patagonia, de conservar sus ancestrales costumbres y creencias, pese a la conquista, de la espada y el nuevo libro, es por lo que filósofos de la talla de Frederick C. Copleston, han  dicho: “al tomar en cuenta la filosofías de otras culturas quizá contribuiríamos a corregir cierta miopía prevalente.”(Filosofía y culturas, Fondo de Cultura Económica, México, 1984)

La realidad es que a pesar del  ocultamiento forzoso, o libre,  ese pueblo no puede cambiar de fondo  ni por la espada ni por el nuevo libro. Porque las creencias anteriores son producto de su idiosincrasia, de su idioma, y las nuevas creencias son ideas  de otro pueblo con otro contexto  geográfico,  otra historia, otro idioma, otros mitos y otras leyendas.  

De tal manera que, si como hacen los arqueólogos, se practica un corte vertical  en la tierra, se verán capas o estratos con diferente contenido. El estrato mayor o profundo corresponde   a  la creencia original y, arriba de todo, una somera capa reciente impuesta. Es un humus muy delgado el que sustenta la nueva manera de vivir. El inconsciente colectivo pugna en todo tiempo por seguir manifestándose. Pueblos ya cristianos, y en ocasiones profundamente cristianos, pero sin abandonar la playa del pasado.

México es un lugar en el que, merced a su política de dar la bienvenida a los perseguidos del mundo, puede observarse el fenómeno de los trasterrados que van hacia otra cultura pero llevando en su mochila el molde que los vio nacer. Sus mitos, sus leyendas. Es la patología del éxodo. Vivir en otro lado y recordar en todo momento su lugar de origen.

Los pueblos del mundo entran a México  mediante la conquista o por solidaridad. Traen un gran aporte cultural y el pueblo mexicano se occidentaliza y los que llegan con el tiempo se mexicanizan. Pero todos los occidentales y asiáticos que llegaron siguen suspirando por la tierra que dejaron.
Igual sucede con los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos o regados por el mundo. Dueños ya de otros modos de pensar, según la cultura del lugar que habiten, cada año, si pueden, volverán en el invierno al terreno que los vio nacer y la ciudad o el pueblo junto a la ancestral pirámide.

Mitos arcaicos el de los Nibelungos  que se conservan a través de los siglos, las circunstancias y los modos posteriores:”Leyendas de un remoto tiempo heroico por siglos trasmitida únicamente por tradición oral, que sufrió infinitos cambios y transfiguraciones.”

 Llegará el cristianismo  y las gestas medievales pero el carácter de los germanos apenas se alterará: “el cristianismo, la caballería y las costumbres del tiempo, en que las antiguas leyendas se funden, sólo pueden transformarla exteriormente. Siguen siendo mitos arcaicos, tragedias de un pasado lejano.”

El Cantar de los Nibelungos es la manifestación auténtica de los pueblos germanos de la antigüedad y su proceso de aceptación del cristianismo y la consecuente fundición de ambas creencias. Ya fuera “absorbiendo” directamente el cristianismo  del Impero Romano cuando la conquista germana de occidente o bien por el avance del cristianismo desde Bizancio-Constantinopla con dirección  norte y oeste.
Estatua de Sigfrido en Bremen,en lucha con el dragón

Uno de los grandes pensadores alemanes, Schopenhauer, diría sin darle vueltas al asunto: “El hombre es como es” y así los pueblos. Y Goethe, otra cumbre  de la cultura alemana, dice del Cantar, junto con Guillermo Schlegel: “es fundamentalmente pagano.”

El germanismo se hizo protestante porque protestaba  contra el mundo romano,en ese momento del siglo diecisés,objetivizado por el Vaticano.Los germanos no protestaron contra Jerusalem (o el Antiguo Testamento) sino contra Roma. Expresamente es lo que dice G.Santayana": "Protestaron contra el mundo romano." Lo hiciern durante centenares de años por medio de las armas y despué siguieron haciendolo en el terreno intelectual.(Tres poetas filósofos,Editorial Porrúa,México,1994.


Se le reconoce a Leibniz como pionero de la filología comparada al apuntar una serie de mezclas y combinaciones de lenguas, de los pueblos de la antiguedad, que tienen en común un fuerte ingrediente de las lenguas germánicas que conllevan una abundancia de mitos y leyendas: "También los antiguos  llamaban celtas tanto  a los germanos como a los galos, y remontandonos más para encontrar  los orígenes tanto del celta como del latín y del griego, que tiene muchas raíces comunes  con las lenguas germánicas." ( NuevoTratado sobre el entendimiento humano)


Ese es el proceso o contexto en el que se van a mover sus personajes. La gesta de Sigfrido, cazador de dragones, casi inmortal, de la corte de los burgundios, que gana la mano de la princesa Krimilda.Pero una indiscreción femenina desencadena una serie de conflictos y Sigfrido es asesinado.

 El traidor Gunter descubre que Sigfrido es vulnerable en una pequeña porción de su espalda, donde la sangre del dragón no bañó su cuerpo, debido a que una hoja de tilo lo impidió, y la sangre no tocó su piel. Por ahí entra la lanza asesina.

 Krimilda se refugia en la corte del Atila con la intención de ganar tiempo y pode ejecutar la venganza. Llega a ser esposa de Atila y un día  este temible guerrero amanece muerto en su cama. Se cree que Krimilda lo asesinó. Al final Gunter y su esposa Brunilda también  perecen.

“Se trata de una epopeya popular, es decir, de una tradición oral y escrita, preformada  por poetas alemanes desde hacia setecientos años más o menos.”

Complicada porque, como se dijo, es el resultado de una compleja combinación de mitos, hechos y leyendas, que abarcan los tiempos del paganismo, y llegan y se funden con los hechos a la luz del cristianismo, pero sin cambiar su esencia germana.

 “esto es más claro  todavía en el campo de lo religioso. En su alma, los héroes del “Cantar de los Nibelungos” son guerreros germánicos, la creencia sigue siendo pagana, aunque los godos, francos, y las otras tribus del sur, ya eran cristianos desde el siglo IV. El Norte, empero, profesaría el paganismo  todavía por siglos.”

El Cantar de los Nibelungos es, para la cultura de la humanidad, lo mismo que la Ilíada de los griegos  o el Popol Vuh de los mayas.






















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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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