De la novela Lo que el viento se llevó.
Inglaterra
no apuesta nunca a favor del perro o del caballo que está en condiciones de
inferioridad; y esta es su fuerza.
La guerra
sería una excursión si no fuera por los piojos y la disentería.
¡Scarlett!
¡Usted ha leído un periódico! No lo vuelva a hacer; es una lectura que crea
confusión en el cerebro de las mujeres!
Los momentos
buenos para ganar dinero son dos: cuando se construye un país y cuando se
destruye. Lentamente en el primer caso, de prisa en el segundo.
Con
frecuencia los hombres después de un beso se enamoran ciegamente y hacen cosas absurdas, siempre que la
muchacha tenga la habilidad de resistirse después del primer beso.
Es más fácil
caminar con una pierna herida que con la
disentería.
Las guerras
se hacen siempre porque hay hombres que aman la guerra. Las mujeres no, pero
los hombres…sí, y ese amor es más fuerte
que el amor a las mujeres.
Una semana
pasa pronto y la guerra continúa siempre…
La guerra
amenazaba prolongarse mucho. Ya había muchos muertos, muchos heridos y
mutilados, muchos huérfanos y muchas viudas. Y no obstante, faltaba por
realizar un esfuerzo aun mayor y más
duro, que significaría más muertos, más heridos, más huérfanos y más viudas.
La situación
era ideal para especuladores y ventajistas, y no faltaban gentes que procurasen
enriquecerse a cosa de tal estado de cosas. Cuanto más escaseaban víveres y
ropa y más fabulosamente subían los precios, más energía y virulencia adquiría
el clamor público contra los especuladores.
Una guerra
de ricos hecha por pobres.
En la guerra
no hay gloria si no suciedad y miseria.
Margaret Mitchell |
“Margaret
Mitchell (Atlanta, Estados
Unidos, 8 de noviembre de 1900 – Ibídem, 16 de
agosto de 1949)
nació y murió en Atlanta,
ciudad que influiría en su única obra Lo que el viento se llevó, una de las
novelas más populares de la historia de la literatura, que el director de cine Victor
Fleming inmortalizaría en la pantalla en 1939.”
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