Setenta kilómetros es la distancia
que hay, en línea recta, de la sierra
del Tlalocan, sureste del Valle de México, a la
sierra de las Cruces, en el suroeste de la misma cuenca.
La trayectoria mítica solar este-oeste C-Coyoacán M-Capilla de San Miguel |
Al Tlalocan ahora se le conoce como Sierra Nevada.
Tláloc. El cuadro que le sirve de asiento prefigura la forma cuadrada que tiene su adoratorio en la cima de la montaña Tláloc. |
En la cumbre de la montaña Tláloc,
4,150m.s.n.m., arriba del pueblo de Río Frío, en la carretera a Puebla, se
encuentra el gran adoratorio del dios del agua. Algunos historiadores le dan
una antigüedad desde la civilización tolteca y otros, tal vez desde los olmecas
prehistóricos.
Clavijero dice que cuando llegaron a
esa cumbre los primeros toltecas, con la idea de edificar ahí el adoratorio, ya encontraron vestigios de
ceremonias religiosas al dios del agua.
Nosotros mismos (Javier Osorio y Armando Altamira Gallardo) encontramos, en 1975),en una cumbre adyacente, próxima a la cima principal del Telapón, la reproducción en barro de una diosa del agua de la civilización tolteca (ahora en el Museo Nacional de Antropología e Historia de México).
Tenían la característica que se hacían en arcilla, en molde de unos veinte centímetros por unos diez por tres centímetros y policromadas, predominando el azul. Así fueron las dos piezas que encontramos en esa ocasión.
La civilización tolteca fue del siglo X al XII. d C. Recuérdese que la montaña que ahora se conoce como Telapón es en la religión náhuatl la esposa de Tláloc y por lo tanto diosa del agua, la cual tenía numerosos nombres, uno de ellos, Chalchihutlicue.
Nosotros mismos (Javier Osorio y Armando Altamira Gallardo) encontramos, en 1975),en una cumbre adyacente, próxima a la cima principal del Telapón, la reproducción en barro de una diosa del agua de la civilización tolteca (ahora en el Museo Nacional de Antropología e Historia de México).
Tenían la característica que se hacían en arcilla, en molde de unos veinte centímetros por unos diez por tres centímetros y policromadas, predominando el azul. Así fueron las dos piezas que encontramos en esa ocasión.
La civilización tolteca fue del siglo X al XII. d C. Recuérdese que la montaña que ahora se conoce como Telapón es en la religión náhuatl la esposa de Tláloc y por lo tanto diosa del agua, la cual tenía numerosos nombres, uno de ellos, Chalchihutlicue.
Entrada al adoratorio de Tláloc, en la cumbre de la montaña del mismo nombre La orientación de esta calzada es la mítica este-oeste. Foto tomada de Internet |
Recordar que bajo la Calzada de los Muertos,
de la ciudad de Teotihuacán, hay ruinas de origen olmeca.
La cumbre más alta, en la sierra de las Cruces, es la
montaña San Miguel (no se conserva su nombre original), de 3,750 m.s.n.m.
Entre estas dos cumbres, siguiendo
una línea, casi recta, se edificaron numerosas adoratorios para Tláloc. Casi
todos desaparecidos por razones militares y religiosas de la conquista, y otros
por la urbanización, imparable, que tiene lugar desde el siglo dieciséis.
Dimensiones aproximadas del adoratorio en la cima del monte Tláloc. Medidas tomadas por el autor y Héctor García. |
Se puede intentar una
reconstrucción de la línea de esos adoratorios a partir
del Templo Mayor de México-Tenochtitlán, ahora conocido como “Zócalo”.
Capilla en la cumbre del monte San Miguel |
Recordar que toda etnia tenía su dios
tutelar pero siempre, ineludiblemente, junto, en la misma cumbre de la
pirámide, estaba el recinto dedicado a Tláloc.
Aspecto caótico actual en el que se encuentra el adoratorio en el monte Tláloc. |
Cuando la conquista del siglo
dieciséis se edificaron los templos, o conventos, sobre los basamentos de las
pirámides y con el material mismo de la pirámide.
De lo que conocemos seguiría el de
Huitzilopochtli (que los españoles pronunciaban como Churubusco), en las
orillas del gran lago, presumiblemente en el lugar en el que está asentado el
ex convento del mismo nombre, ahora Museo de la Intervenciones.
El proceso que siguieron estos
lugares fue el mismo: adoratorio a la deidad mexicana, convento católico,
encima, cuartel militar o almacén de granos, y algunos hasta burdel, según
soplaban los tiempos políticos, conservadores o liberales.
Seguiría el de la Conchita, calle
Fernández Leal, San Juan Bautista, templo mayor en el centro de la delegación de
Coyoacán, Santa Catalina (con el feo nombre de “Catarina”), Pansacola, en
Francisco Sosa y Avenida Universidad, ex convento del Carmen, en San Ángel, San
Jacinto, un poco más arriba, siguiendo siempre la dirección mítica hacia el
oeste y , finalmente, el templo del pueblo de La Magdalena Contreras, en la
desembocadura misma del río que baja a
lo largo de la cañada de los Dinamos.
Esta cañada se surte de los
riachuelos que escurren tanto del cerro San Miguel, como del cerro Palmas, en
el inmediato sur de aquel. Es la corriente de agua del río Magdalena que,
descendiendo desde el lejano monte San Miguel, pasa por los Viveros de
Coyoacán.
Por cierto, sus aguas cristalinas, ya mezcladas con las aguas negras de la ciudad. Y lo que allá arriba, en el cuarto dínamo, esa agua es una belleza donde todos quieren tomarse la foto, en Coyoacán es ya una porquería.
Por cierto, sus aguas cristalinas, ya mezcladas con las aguas negras de la ciudad. Y lo que allá arriba, en el cuarto dínamo, esa agua es una belleza donde todos quieren tomarse la foto, en Coyoacán es ya una porquería.
El también gran adoratorio de Tláloc,
en la cumbre de San Miguel, fue destruido cuando los carmelitas del Convento
del Desierto de los Leones, edificaron ahí una capilla al arcángel San Miguel.
Para así desterrar al demonio llamado Tláloc. Por cierto que los
pueblos subyacentes, de origen autóctono, jamás dejaron de frecuentar este
lugar de adoración.
Plano general de la zona del Desierto de los Leones en la que se encuentra el otro gran adoratorio de Tláloc, ahora la capilla de San Miguel. |
Al menos cien veces hemos llegado
caminando a ese lugar desde La Venta, en el norte, en la carretera a Toluca, o
desde Santa Rosa Xochiac, en el este. La mitad de esas ocasiones hemos
vivaqueado en la cumbre y, a lo largo de más de medio siglo, presenciamos tales manifestaciones religiosas de
los pueblos indios: flores, copal, adornos de papel…
La capilla, de piedra, tiene forma
hexagonal pero la base conserva la mítica forma cuadrada.
Empero, el lugar de señalada importancia histórica, es el centro de
Coyoacán. Cosmopolita, extraordinariamente concurrido todos los días de la
semana, porque ahí subyace la magia indígena. En los restos arqueológicos sobre
los que se edificó el templo de San Juan Bautista, está la base de la gran
pirámide en la que se adoraba a Tezcatlipoca.
Coyote es el
avatar de Tezcatlipoca.
La extensión que tiene en la boca, semejante a la lengua, es lo que en los códices mexicanos se conoce como vírgula voz. Es decir, los dioses aztecas no son meras representaciones fenoménicas de las fuerzas naturales con formas antropoides.
Por el contrario, es la divinidad que habla, que se comunica.
La extensión que tiene en la boca, semejante a la lengua, es lo que en los códices mexicanos se conoce como vírgula voz. Es decir, los dioses aztecas no son meras representaciones fenoménicas de las fuerzas naturales con formas antropoides.
Por el contrario, es la divinidad que habla, que se comunica.
Fue el primer sitio que habitaron los
españoles en tanto los tlaxcaltecas derribaban los adoratorios del coatepantli
de México-Tenochtitlán.
Se dice que en esa época Coyoacán,
como “reino” independiente y bajo la egida de México-Tenochtitlán, abarcaba hasta
la sierra del Ajusco por el sur, hacia el oeste a la sierra de las Cruces y al
norte a Tacubaya. Más extenso que algún país de Europa en la actualidad.
El indio Ixtolinque era dueño de una
gran cantidad de tierra de ese reino. Colaboró con los españoles cediéndoles
mucha tierra, incluida donde se edificaría el templo de San Juan Bautista, en
lugar de la gran pirámide, y fue gran promotor para instalar la religión
católica.
Cuando en 1529 la corona española
otorgó el título a Hernán Cortés de marqués del valle de Oaxaca, y para su uso
personal una enorme extensión de tierra en el Valle de México, entre las cuales
se encontraba Coyoacán, a todos los que
colaboraban con los españoles, a la postre
se quedaron tapándose con una mano por delante y con la otra mano
tapándose por detrás.
Habitaron los españoles Coyoacán no
porque estuviera más seco (pudieron habitar cualquier otro lugar también seco:
Tacuba, Iztapalapa, etc.).La razón de peso es que en la pirámide de
Coyoacán se adoraba al dios de la
guerra, Tezcatlipoca.
Tezcatlipoca |
Los españoles querían estar seguros
que los aztecas no se reagruparan en Coyoacán, bajo la bandera de Tezcatlipoca,
el más grande de sus dioses y dios de la guerra.
Es probable que Cortés, que según refieren algunos historiadores, no era ajeno la cultura, conocía de hechos históricos y hasta le daba por escribir poemas, se inspirara para pedir se erigiera un gran templo en el lugar de la pirámide de Tezcatlipoca, dios de la guerra, en Coyoacán, en el hecho histórico que en la ciudad de Florencia, en la que se veneraba a Marte, dios de la guerra, fuera substituida la estatua de este dios pagano por la de San Juan Bautista.
Es probable que Cortés, que según refieren algunos historiadores, no era ajeno la cultura, conocía de hechos históricos y hasta le daba por escribir poemas, se inspirara para pedir se erigiera un gran templo en el lugar de la pirámide de Tezcatlipoca, dios de la guerra, en Coyoacán, en el hecho histórico que en la ciudad de Florencia, en la que se veneraba a Marte, dios de la guerra, fuera substituida la estatua de este dios pagano por la de San Juan Bautista.
Esa fue la razón, también sustantiva,
de emprender la ascensión al volcán Popocatépetl (5,452m.s.n.m), cuando apenas
se dirigían, por primera vez, de Tlaxcala hacia México-Tenochtitlán. El
argumento era que necesitaban azufre para confeccionar pólvora para sus
cañones.
Popocatépetl, el avatar y lugar de residencia de Tezcatlipoca |
La realidad es que fueron informados
que esta montaña es otro avatar de Tezcatlipoca (ver al respecto el interesante,
extenso y bien documentado trabajo de Guilhem Olivier: Tezcatlipoca, publicado por el Fondo de Cultura Económica, 2004) y
quisieron hacer manifestaciones de valor, ante los tlaxcaltecas.
Por lo que a lo aztecas se refiere,
en el lado norte de volcán se encuentran restos de varios adoratorios que suben
por esa ladera desde tiempos toltecas, según trabajos de José Deseado Charnay, francés que realizó una
serie de exploraciones en ese lugar en el siglo diecinueve.
Tezcatlipoca La esfera humeante que sostiene en la mano es el Popocatépetl, su residencia (Códice Fejërváy-Mayer) |
En la base norte del Popocatépetl se
encuentra el paraje (en la actualidad hay varios albergues para montañistas)
conocido como Tlamacas. Esto porque ahí se encontraba un importante centro de
reunión y adoración de la orden tlamacazqui, de los aztecas. Tlamacazqui era la
orden de los sacerdotes de Tezcatlipoca.
Tlamatzincatl es uno de los numerosos nombres que tiene Tezcatlipoca.
Tlamatzincatl es uno de los numerosos nombres que tiene Tezcatlipoca.
José Deseado Charnay realizó en el
siglo diecinueve una expedición (en esa ápoca había que subir caminando,
o a lomo de mula, veinticinco kilómetros, con un desnivel de dos mil
metros desde Amecameca) para localizar los adoratorios precristianos de lado
oeste tanto de la Iztaccihuatl como del Popocatépetl.
Le siguió en este siglo José Luis
Lorenzo, con su libro Zonas arqueológicas
de los volcanes Iztaccihuatl y Popocatépetl, con un trabajo publicado por
el Instituto Nacional de Antropología e
Historia, México, 1957.
Como se mencionó, Coyoacán en la
actualidad es una delegación, una plaza, un centro, con mucha vida, muy
concurrido. Cosmopolita. Muchos van a tomar una taza de café, otros a la casa-
museo de Frida Y Diego y otros más al museo-casa de León Trotsky.
Los más, así tengan una sola gota de
sangre indígena, su inconsciente colectivo los lleva a ese lugar. Al sitio
donde está el avatar coyote. O coyotes de bronce bañados por el agua-Tláloc de
la fuente redonda.
Tláloc y el avatar de Tezcatlipoca Fuente de los coyotes en Coyoacán foto tomada de Internet |
El que pueda observar más al fondo de
tanta concurrencia, verá que en ese alegre y moderno Coyoacán, se da el “fenómeno
tinaco”. Llegan pobladores mexicanos de origen extranjero, por arriba, porque
generalmente estos tienen relaciones políticas, de trabajo o de comercio.
En tanto los pobladores mexicanos indígenas,
hipostasiados, se van subrepticiamente, por abajo, de contrabando, en el tren
La Bestia, con la esperanza cruzar la frontera para no morir de hambre.
Los que logren salvar la vida y
establecerse en Estados Unidos, Canadá o Europa, volverán a Coyoacán en el mes
Toxcatl, mayo, que es el mes en el que se adora a Tezcatlipoca. Y darán vueltas
en la fuente redonda de los coyotes, nagual muy querido de ellos.
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