GRAHAM
GREENE, LA SEGUNDA MUERTE, CUENTO
Después del
milagro creemos que no fue milagro. Hasta negamos la posibilidad del milagro.
Todo se puede explicar por las leyes mecánicas o, como dicen los clásicos, por
la fenomenología.
Así pasó,
según este relato de Greene, a aquel personaje
que daban por muerto y hasta ya se encontraba en la tumba y el olor a cadáver se esparcía por el lugar.
En esa
ocasión el médico del pueblo le dijo a la gente que lo sacarán pues no había
muerto. Nadie creía que eso fuera posible en aquel caserío tan remoto.
El rescatado
de la tumba vio alejarse al médico,
rodeado de la gente, entre el polvo del camino que levantaban.
Era gente
pobre y la gente pobre se cree todo lo que le dicen ¡Milagro! En realidad había
sido un sueño. No iba a gastar su tiempo en esas cosas y mejor era disfrutar la
vida.
Se acordó de
Ruth, la muchacha de los grandes senos. Todo eso le contaba su amigo. Pero ahora, muchos años después de
aquel suceso, había vuelto a enfermar. Tenía miedo.
Seguía
recordando a aquel médico del que la gente
decía curaba enfermos desahuciados, que
a los tullidos hacía caminar. Pero eso lo decía la gente pobre. La gente rica
se mantenía a la distancia, por más que querían platicar con él. Muy pocos lo
lograron.
El amigo
estaba en verdad en muy malas condiciones de salud. Su amigo iba a llamar a la
familia del moribundo. Se dio cuenta que ya no era necesario. Al menos ya no
había prisa. Había muerto. Lo enterraron, por segunda vez lo enterraron.
Pero su
amigo no se atrevió a cerrarle los ojos. No le cerrería los ojos a nadie, ni
siquiera a un muerto. Él había nacido ciego.
Hasta que un día, de eso también ya hacía muchos
años, alguien le tocó los ojos, con un ligero golpe. Sintió como si alguien le
hubiera aplicado algo frío sobre los parpados. Fue el día, el momento, que pudo
ver. Por primera vez en su vida pudo apreciar al mundo, los colores, las cosas,
la gente.
Como era un pueblo chico, de hecho una aldea,
la gente sabía que era ciego de nacimiento. Aunque los ricos y las autoridades
decían que era un impostor.
Cuando el ex
ciego pudo distinguir con nitidez, sólo alcanzó a distinguir al médico del
pueblo. Era el mismo que le contaba su amigo, ahora muerto, que había impedido
en aquella ocasión que lo sepultaran.
Mira al
médico a la distancia, yendo por el camino polvoso rodeado de gente. Esa gente
pobre que su amigo le decía que se cree todos los cuentos que le digan.
“Henry
Graham Greene (Berkhamsted, Hertfordshire, 2 de octubre de 1904 – Vevey, Suiza,
3 de abril de 1991) fue un escritor, guionista y crítico británico, cuya obra
explora la confusión del hombre moderno y trata asuntos política o moralmente
ambiguos en un trasfondo contemporáneo. Fue galardonado con la Orden de Mérito
del Reino Unido.”WIKIPEDIA
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