La mujer
mira para todos lados, de pie en la
esquina de la avenida, y no se decide por el rumbo a seguir. Escucha el móvil
pero al contestar no recuerda la voz. Del otro lado se comprende la situación y
dice: “Fíjate en qué calle y cuál otra te encuentras y no te muevas de ahí,
enseguida vamos por ti.”
Otra situación,
no rara por cierto, es que el hombre de más edad de la familia hizo sus
necesidades corporales y siguió yendo y viniendo por la casa sin alterarse lo mínimo.
Ha olvidado que en la casa hay taza de excusado. Ha olvidado que comemos y descomemos,
porque a la hora de ir a sentarse a la mesa también es necesario ir por él. Pueden
pasar días sin acordarse de que hay que comer para seguir viviendo. De hecho se
ha olvidado de vivir.
Leibniz ya
se refería a esta situación y escribió algo sobre la retentiva. Consiste en un ejercicio
mental empírico, o intelectual, tan necesario, o tan insoslayable, como, para
el cuerpo, caminar o trotar para “mantenerse en forma” física.
En la etapa
agrícola había poca información y se podía pensar más sobre pocas cosas. La era
de los relatos tautológicos, contados en torno de la hoguera. Eran relatos de
fogón, como dicen los argentinos. O platicas de cocina-comedor , en México.
En la era de
la información masiva, de la televisión, la radio, los diarios y el móvil, hay desbordamiento
de datos. La noticia de la mañana ya se ha olvidado bajo una montaña de otras
noticias por la tarde ¡y todavía faltan las de la noche! Hay demasiada
información y no sabe cómo seleccionarla. El individuo ya no piensa. Se ha acostumbrado
a que piensen por él. Ya no hay interacción, retroalimentación, con lo que
sucede frente a él.
Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria De Fritz Redlich,1968 |
La facultad
por la cual se avanza más en el conocimiento de las cosas, escribe Leibniz, es
por retentiva. Porque es la facultad que conserva los conocimientos recibidos
por los sentidos o por la reflexión. “La retentiva procede de dos modos:
conserva en acto la idea presente que yo llamo contemplación, y guardando el poder
de reproducirla, que es lo que se llama memoria.”
Un amigo mío
inventó su propia tautología. Pegó en la pared de su recamara siete párrafos
sacados de libros de autores de su preferencia. Evitó poner en el papel el
nombre del autor. Los leía por las noches. Treinta años después, a los ochenta de edad, sigue con esa práctica.
Al final de la lectura dice en voz alta el nombre de la obra y el del autor.
Párrafo 1:
“Convenían
los dos en que más hubieran querido ser
un año bandidos en la selva de
Sherwood que presidente de los Estados
Unidos por toda la vida.”
Párrafo 2:
“…lo que
hablaba era desconcertado, elegante y bien dicho, y lo que hacía, disparatado,
temerario y tonto.”
Párrafo 3:
“Ellos
engendraron a los hombres, a las tribus pequeñas, a las tribus grandes. Ellos
fueron nuestro tronco, de nosotros los hombres quichés.”
Párrafo 4:
“Esto es
algo maravilloso. Y el hombre moderno les hace el amor con música a todas las
mujeres, como si fuesen una sola…Cuídense oh mujeres modernas, de los cincuenta años.
Entonces, cuando la comedia ha terminado, el teatro se cierra y a una la echan
a las tinieblas de la noche. Si han dado un gran espectáculo con su vida, todo
por su propio esfuerzo y como gran señora de su destino, muy triunfalmente,
el reloj de los años da los cincuenta y la comedia ha terminado. Han tenido su
oportunidad en el escenario. Ahora deben irse, salir a la noche común, donde
pueden hallar o no refugio seguro.”
Párrafo 5:
“La novela
es el alimento y la alegría que encuentra la imaginación. Todo lo demás lo
sujeta al suelo; de ahí que los hombres vuelen a resarcirse a Byron, Scott, Disraelí,
Dumas, Sand, Balzac, Dickens, Thackeray y Reade. La educación se abandona; pero
las bibliotecas circulantes y el teatro, lo mismo que la pesca y las
excursiones por montes y paisajes, hacen todas las enmiendas que pueden.”
Párrafo 6:
“…mientras
los otros dioses permanecían quietos en su palacio, construido en los valles
del Olimpo, despotricando contra Zeus, el dios de las tenebrosas nubes,
empeñado en conceder la victoria a los troyanos.”
Párrafo 7:
“Es un
contacto vivo, un toma y daca: la grande y sutil relación entre los hombres y
las mujeres, entre el hombre y la mujer. En esto y mediante esto, nos
convertimos en auténticos individuos: sin ello, sin el contacto real, seguimos
siendo más o menos unas nulidades.”
En estos 7
párrafos había seis autores. La tarea era saber cuáles dos párrafos
correspondían a un mismo autor.
“¡Lawrence!”
decía. Pero se obligaba a decir el nombre completo: “David Herbert Lawrence”.
Al final
todo pasará, por eso de la irrigación de sangre en el cerebro, se decía, pero recordaba lo de Leibniz: “Confieso que
para pensar en estas verdades innatas y para analizarlas es preciso discernimiento;
más no por eso dejarán de ser innatas.”
Leibniz |
Gottfried
Wilhelm Leibniz, a veces von Leibniz1 (Leipzig, 1 de julio de 1646 - Hannover,
14 de noviembre de 1716) fue un filósofo, lógico, matemático, jurista,
bibliotecario y político alemán. Fue uno de los grandes pensadores de los
siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último genio
universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de
metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como a la
matemática, física, geología, jurisprudencia e historia.
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