Novela
EL RUMOR DEL GLACIAR
Registro Público del Derecho de Autor
Número 03-2008-030410220500-01 México,
D. F. a 24 de marzo de 2008
1
I
Escribir una novela empezando por el
final y retroceder hacia el principio. No es que le gustara hacer experimentos con la literatura. Este return
to the beginning sólo se lo leía con placer al Hombre que fue jueves, de Chesterton. O a Quentin Tarantino en el
western de 2015 Los odiosos 8.
La idea le había llegado un día
soleado y frío de diciembre del año anterior. Observaba la pirámide de
Tenayuca, en el noroeste de la ciudad capital. Lo primero que ve el visitante
es la última fase del edificio. Y el corte que dejaron los arqueólogos mostraba
las otras cinco fases primeras, retrocediendo en el tiempo y la historia. ¡Como
un viaje hacia los orígenes! ¡Como un escapar del presente! En total seis
pirámides, una cubriendo a la subsecuente por medio de una capa de material
blando para proteger hasta los más finos, salientes y delicados detalles de la
anterior. El relato de la sociedad que edificó cada una de las fases haría una
historia completa. Y se llegaría a los principios de ese pueblo. De pie frente
a la escalinata de la fachada parecía el procedimiento más lógico.
Por lo demás, esa era la técnica
periodística, donde todo se dice en el principio y después se puede extender a
lo largo de las cuartillas que se quiera.
Empezar la biografía de Julio Cesar en
el momento que es apuñalado y terminar en sus días de niño cuando jugaba con
otros niños en las orillas del Tiber…Con una sonrisa regresó al desierto.
Sabe que el desierto es un mundo spengleriano en el
que sólo es posible seguir con vida en la medida que se mata. En cualquier
matorral están al acecho las pulsiones de Nietzsche más allá de todo
razonamiento. Criaturas simples que, después de todo no conocen el pensamiento
de un Marqués de Sade. Para ser perverso primero hay que ser humano. Una víbora
sólo busca comer. Los ángeles, allá entre las nubes, están más cerca de la perversidad que los animales del desierto.
Y entre todo ese panorama de mandíbulas y tripas hambrientas va el confiado
Cork que mira hacia las estrellas “Cabrillas”, donde los viejos de su etnia le
han dicho que está el Paraíso…
Sabe que tener sed tiene más complicaciones de las que
cualquiera se imagina. El organismo necesita mucha agua. Ahora que se encuentra
en el desierto empieza a entender el pensamiento de la gente de su etnia, en el
sentido de su agradecimiento que sienten de la naturaleza lejana y cercana en
todo momento. Cada vez que alguien orina, defeca, copula o come, levanta los
ojos al cielo y da gracias. Cosa absurda en la ciudad. No se dan cuenta cuándo
están sanos. Solamente hasta que han enfermado. En este momento del día, de
todos los días, los hospitales del mundo están llenos de gente que no puede
orinar y en los lechos del amor muchos ya no alcanzan la erección. Tener
conciencia de esas funciones fisiológicas es mostrar agradecimiento con nuestro
propio cuerpo. Como eructan los nepaleses de satisfacción después de una buena
comida. También en Michoacán se eructa en tal situación. El que padece de
hemorroides se levanta de la taza y la ve llena de sangre en tanto siente un
dolor inmenso que llega hasta el alma. Y con infinita nostalgia recuerda, ahora
sí, cuando gozaba de salud. Es hasta que
perdemos la salud que pensamos en la salud.
Regreso al tema de los filósofos, me
dice, y digo que, en lugar de reunirse en
congresos, a seguir con su eterna guerra florida entre los opuestos, mejor
practicar la diáspora voluntaria. Agarrar la mochila e irse cada quien por su
rumbo. Como los antiguos califas que, disfrazados de mendigos, se mezclaban con
el pueblo del mercado. Sospechaban que sus consejeros y aduladores no les
decían la realidad de la calle. En el mercado escuchaban...Conocían esa
realidad. Se ejercitaban en el verbo
escuchar. Sería el secreto de Oscar
Wilde como escritor. Estaba atento de lo que
la gente decía. Cuando pasaba volando la idea la aprehendía. Y la
moldeaba. Lo anterior me hace pensar en un mundo lleno de filósofos de valía y
de asombrosas filosofías. Pero que navega en...
No hacen caso de los maestros de las diferentes Edades. Algunos pensadores son parricidas. “¿Es que ni los
muertos nos hacen buena compañía?” se pregunta Eduardo Nicol cuando recuerda a
su maestro Husserl. Se la pasan matándolos en los congresos. Se quiere inaugurar una Edad pero consideran
que para ello es necesario sepultar al rey que acaba de morir. El pueblo maya
veía en el cadáver, del soberano que
bajaba al submundo, un ente nutricional que aun muerto seguiría alimentándolo.
Sócrates, en cambio, ha recibido más cicutas que arenas tiene el desierto.
Alegoría tras alegoría. Porque sucedía en ocasiones que el trono se quedaba
vacío. O éste quedaba muy grande para el sucesor. Cada vez que veo en la calle
a un muchacho, dentro de un enorme pantalón de los llamados “cholos”, me
acuerdo de esos filósofos parricidas de los congresos.
Como sea, el hombre no puede vivir
sin un mundo, observa Emerson. ¿Qué soy yo sin mi microscopio, mi contexto
académico y social y mi tarjeta mágica? Ha, ¿y sin teléfono celular? La verdad
debo confesar que el desierto amenaza apabullarme. No tanto por su inmensidad
si no porque, de pronto, me he visto aislado de mi hermoso contexto citadino.
Aquí, un correcaminos o una serpiente y no se diga una águila, están en su
elemento. Por millones de años sus mecanismos de adaptación se han
desarrollado. Un hombre no debería ir a ningún lugar al que no pueda llevar
consigo toda su esfera o sociedad,
agrega cruelmente Emerson. En la ciudad se sigue considerando a la Edad Media,
y a la Reforma religiosa, como episodios antitéticos de la historia. No me
gustaría seguir escuchando ese cuento de aldea a mi regreso del desierto. Ya sé
cómo soy allá. Me pregunto ¿cómo seré aquí? Por lo pronto voy con mi mochila a
cuestas como el cangrejo lleva su concha. Es toda mi casa, mi cocina, mi
recamara y mi sociedad. Todo eso en una simple bolsa. De pronto me abruma la
consideración de la doble tarea. Descubrir el mundo del desierto y el
descubrimiento que no me conozco cabalmente a mí mismo. En un mismo mundo
vivimos hombres rudos y otros refinados. Las grandes ciudades- Estados
sucesivas del Valle de México, de la antigüedad, se habían degenerado y caído
mucho antes porque se volvían muy refinados. O se tiraban a la molicie. Como
los ejércitos germánicos cuando eran mercenarios de los romanos. Llegaban
fuertes a Roma y, cuando algún tiempo después dejaban la ciudad, eran unas
piltrafas. Así los chichimecas. Eran las
sucesivas aportaciones de hombres bárbaros de la estepa norteña los que revitalizaban a esos “reinos” del gran valle.
Generaciones más tarde, cuando estos también conocían cierto nivel de finura,
llegaba otra oleada de salvajes y a su vez eran barridos…
La conquista española fue lo que
salvó a los aztecas de un final humano…
II
Al fin cae la noche y, en este
universo de soledad que va cruzando, ve que
hay cosas reales que jamás se alcanzarán. Están las impresionantes
miríadas de estrellas que cuelgan sobre
la cabeza y el techo de la tienda. Su número es de tal modo abrumador que
parecería la obra de un pintor al que se le hubiera pasado la mano con la escenografía
y cayera en la exageración. Y, si presta atención y se queda viendo por un buen rato hacia la sima negra
del cosmos, ve que éste está más vivo y
con un movimiento mayor que la gente al cruzar atropelladamente las atestadas
avenidas de la ciudad. Dado que nos encontramos alternativamente parados en
este planeta y suspendidos apenas de los pies con la cabeza hacia abajo y otras
veces hacia arriba o en posición horizontal, podemos escribir la palabra “cielo” de manera indistinta como
sima o cima. Una serpiente luminosa, de
por lo menos mil universos, se retuerce arriba. ¿Cómo es que somos parte de
ella y nos es dado observarla al mismo
tiempo? ¡Así de grande es! Cuando cruzamos el mar en barco sólo podemos
apreciar un horizonte lejano pero al fin y al cabo reducido con respecto a cómo
es en realidad. Esto lo sabemos por los días que dura la travesía o al
consultar el mapa. Pero aquí podemos ver la inmensidad del cielo de un solo
vistazo. Se pregunta qué tiene de extraño que la pirámide de
Tlahuizcalpantecutli, en la Ciudadela de Teotihuacán, muestre una enorme
serpiente de roca al pie del tablero. Y que la figura de la serpiente sea
omnipresente en el México antiguo. Cree Ernest Jünger que para Nietzsche la
serpiente tiene una gran significación y
que éste la nombra como el más
inteligente de los animales. Pero debemos advertir que aquí ya se cambió la jugada toda vez que se trata de la cultura occidental. Allá es un sabio y
acá un ente divino.
A través del mosquitero de su tienda Cork,
tendido en el piso, bajo cuarenta y ocho grados, veía el cielo “Aquí sí que hay
estrellas- le decía a Toci en el “correo-.¡Impresionante, casi tengo miedo!
¿Qué ves tú sobre los Andes, arriba de tu cabeza en noches despejadas? ¿O te
ocupas en pintarte las uñas?”
La muchacha miraba a las estrellas
y contestaba: “Casi siento nostalgia por
el siglo catorce europeo. Por las encantadoras polémicas de los filósofos y
teólogos medievales que se preguntaban si la tierra es la que se mueve o son
las estrellas y nuestro planeta permanece fijo. Me acuerdo sobre todo de
Nicolás Oresme. Pero Heráclito ya había tenido esa intuición que la tierra es
la que se mueve”.
De inmediato se arrepintió de haber
escrito la palabra “intuición” porque el otro, desde el desierto de los
hohokams, podía soltarse con una parrafada de veinte cuartillas sobre el tema
de la intuición. Por lo que se apresuró a decirle: “¡Ya deja de estar molestándome
con eso de que me paso los vivaques pintándole las uñas”.
-¿Sabes por qué- me preguntaba, a mí,
hasta mi isla del centro de América- a la cultura y al mundo occidental,
estando en el este, se le llama occidental? Porque así se le decía desde China.
Acuérdate que China está en el mismo paralelo que la bota
italiana, pero en el este…Es decir en el oeste, visto el asunto desde China.
Te aseguro que hay personas que, sin
estar acostumbradas a ver el cielo del desierto, se impresionan de tal manera,
al observarlo, que llegan a experimentar mareo y se apresuran a bajar el ángulo
de visión. A mi me sucede cada vez que levanto la vista en la noche hacia la increíble serpiente de luz, pienso en esa
cosa que nos contó Newton. Y también que si tan sólo un segundo esa fuerza
aflojara, caería yo como manzana hacia la sima sin fin. ¿Puedes imaginar la
carretera llena de vehículos que va de México a Pachuca llevando sus
“quemacocos” hacia el vacío y sus llantas pegadas y rodando a toda velocidad hacia
“arriba”, como una hilera de hormigas que recorrieran la parte inferior de la
rama de un árbol? Te escribo desde la insolación, no bajo la sombra del peyote.
Y en tanto el desierto y estos
paralelos se abrasan por falta de agua, sabes que en el sureste del país el agua se vuelve
letal. Grandes laderas se desgajan y sepultan pueblos debido al
reblandecimiento de sus laderas. La naturaleza distribuyó el agua de una manera
y los hombres la llevamos de manera distinta. Muchos conflictos por su distribución
están estallando entre los países y otros peores siguen gestándose. En México
se busca crear una “cultura del agua”.Se abusó de la tala de bosques y no se
enseñó a la gente a leer libros. Parecen temas tan lejanos uno de otro...El
petróleo, la electricidad y demás cuestiones energéticas pueden tener otra
oportunidad con sucedáneos. Pero el agua no. No recuerdo si ya te habré contado
que hace dos décadas se perforaban pozos en el Valle de México a cien metros de
profundidad. Después los taladros debieron irse hasta los trescientos. Además
de estar sellando cada cincuenta para
evitar que la contaminación de los niveles superiores se filtre hacia abajo. La
tecnología y costo que eso implica es enorme. Pienso todo esto acuciado por la
sed. Como en la ciudad no se tiene sed, no se piensa en ello. En verdad te digo
que, con el agua que alguien lava su automóvil, se podrían salvar cinco vidas
en el desierto.
Estoy lejos de las aguas contaminadas
por el mercurio, el arsénico y el plomo. Creo que mi sistema nervioso está a
salvo de estos potentes neurotóxicos. En tres siglos de colonia española se
utilizaron en México cuarenta y cinco mil toneladas de mercurio para la
minería. Volátil por el calor, de los mantos freáticos se va a los ríos y
lagunas, el sol lo evapora y vuelve a precipitar. Algunos animales que cazo
para comer vienen de lejos, sobre todo las aves, y esos traen el mercurio. Si
las frágiles mariposas van de Canadá hasta Michoacán, da por seguro que esas
aves vienen de Zacatecas, Guanajuato, Hidalgo y San Luis Potosí, distritos
eminentemente mineros. Puedo refugiarme en mis latas de atún, salmón, pez
espada y tiburón que llevo en la mochila. Gran recurso. Los sedimentos de los
ríos, su cauce y sus estuarios, tienen altas concentraciones de mercurio. A esto
hay que agregarle el temible conservador “botulitis” de las latas. En las
plantas silvestres de las márgenes de los ríos y lagunas hay contaminaciones
altas de metal. Estas plantas silvestres las
comen las aves que a la noche estaré dando vueltas sobre las brazas de
mi fogata para una sabrosa cena. Me doy cuenta que necesito cambiar el rumbo de
mis deducciones pues de otra manera acabaré mis días en una sala de hospital
golpeado por el cáncer. Más tarde frente a la fogata, en tanto doy vueltas a mi
ave sobre las llamas, miro las estrellas y pienso en las culturas que se tragó el desierto, como hacia Kayam con un jarro de vino en la mano. Y
acabo diciendo en voz alta, como él, solo entre la noche y en la inmensa
llanura: un vaso de vino, una muchacha (es decir: Toci) y después otro vaso de
vino...
Si miras con más cuidado, encontrarás que, ya en un
plano más cercano, hay “estrellas” que se mueven de una manera que es difícil
encontrar la explicación del
desplazamiento increíble. He podido observar, por ejemplo, una” estrella
estática” que de pronto se pone en “movimiento” recto o lineal y en término de
diez segundos, o algo así, se hace tan pequeña a la vista que la pierdo en el horizonte. Otras estrellas, o lo que
sean, están “paradas” y al rato se ponen en movimiento pero siguiendo una
trayectoria completamente absurda. La manera más simple y exacta para
describirte esto es que te imagines a un “papalote” en el cielo llevado y
traído por el viento, en ocasiones cambiando de dirección bruscamente, en ángulos
de noventa grados o regresando de pronto, en ciento ochenta grados, llevando
instalado una fotolámpara brillante de esas que utilizan los fotógrafos. Ya
sabes que se han desarrollado hipótesis
de civilizaciones extraterrestres
que nos visitan o de armas secretas de los gobiernos. O brujas que viajan
montadas en sus escobas envueltas en una bola de fuego. Como sea, te aseguro
que estoy impresionado por estas cosas,
que pasan arriba de mi cabeza algunas noches. En ocasiones he sentido
temor. No lo vas a creer, pero hay
veces que hasta me he abstenido de
prender mi lámpara de mano o encender la fogata... ¿Puedes entender que siendo
yo el único habitante en una extensión de doscientos kilómetros de erg a la redonda,
y mil de llanura, o más, tenga miedo que alguien me observe desde las
estrellas? ¡Solo en mil kilómetros a la redonda! ¿Imagina el inmenso poder de
adaptación que tiene el humano! El mes anterior estaba en una calle atestada de
Nueva York, tomando cerveza con un marinero de origen irlandés, y ahora en la
planicie desolada. Solamente el tremendo calor sigue más allá de la
aclimatación que haya podido lograr. Los habitantes de las poblaciones situadas en climas templados no
creen mucho en esto de las altas temperaturas. Chicago, un poco al este y al
norte del país, se vio azotado de pronto en 1995 por una onda cálida y húmeda
procedente del Golfo. En tan sólo pocos días murieron quinientas veinticinco
personas a causa de temperaturas que
subieron a los cuarenta grados.
Pero te estaba contando de las cosas
próximas que tienes en el desierto y no
se alcanzan. Otra es el Sol. Los norteamericanos han instalado en Carrizo,
California, muchos kilómetros de celdas para aprisionar energía solar y la
están aprovechando de lo lindo. Tan lógico como el utilizar las caídas de agua
para el mismo fin.
Por las mañanas brota el sol, casi de
pronto, de entre las arenas, como cuando lo ves salir, grande y rojo de entre
las aguas del mar, frente a la Isla del Carmen en Campeche. Parecería que es
suficiente correr a lo alto de la duna de enfrente para poder tocarlo. En las
tardes es algo diferente pues su ocultamiento detrás de la sierra o de las
arenas rojas proyecta una sensación de lejanía.
La otra situación que sucede en el
desierto es que en ocasiones, en el cielo cercano arriba de la cabeza, se
juntan vientos de tan diferentes temperaturas que se arma una verdadera
revolución atmosférica de todos los diablos. Como si fuera a caer la más grande
de las tempestades. Y, sin embargo,
pueden transcurrir años sin que
en ese lugar caiga una sola gota de lluvia. Lo que sí cae es granizo como no te
lo imaginas. Son bolas de hielo tan grandes que matan al ganado. Golpean y hay que poner la mochila en alto a fin de
proteger la cabeza. Un poco en la exageración, algunos dicen que son del tamaño
de una pelota de béisbol, pero sirve para dar idea de lo grande de esos hielos.
Hay veces que veo indias casi
desnudas, en la aldea comanche, bailar por las madrugadas en derredor de una
enorme fogata orando de esa manera hacia la Luna, en el fondo de las grandes
dunas. Veo a Toci...Luego despierto y
tengo conciencia de las cosas. Pienso
en lo que me escribió cuando bajó a Mendoza: “Consulté a un médico.
Esperaba que me recetara algo para cuando pienso en ti y me sube mucho la
temperatura. Salió del consultorio a un cuarto del fondo. Regresó con su
miembro erecto y mostrándomelo. Dijo que era mejor que cualquier pastilla
sedante. Le arrojé el cenicero en la cara y llena de coraje salí a la calle.
Sobre todo enojada conmigo misma. Debí haber ido con una doctora. Eso me
proporcionó la oportunidad para poner en claro, o reafirmarme, en el propósito
de no traicionarte”.
No podrías traicionarme, le contesté.
En realidad no hay ningún compromiso entre tú y yo. Eres completamente libre.
En tanto no te comprometas y me prometas, en el centro de una ceremonia de la
etnia, ya sea religiosa o civil, que renuncias a tu soltería. Nadie te obliga a
hacerlo y yo no te lo pediré. Conmigo se acabaron esos tiempos. Entre tanto,
puedes hacer lo que se te pegue la gana con tu cuerpo. Hasta puedes permanecer
soltera. Llegado a este punto no te lo recomiendo. Estoy de acuerdo con
Lawrence cuando dice que toda mujer debería casarse aunque fuera con el hombre
que no le conviene…Más vale tirarse al agua y veremos qué pasa que permanecer
en la playa contemplando por siempre al mar. Acuérdate de una vieja y hermosa
melodía que cantaba una de las hermanas Landín y cuya letra decía en una de sus
partes: “la juventud se va aprisa como el viento. Hay que tener valor y darse
de una vez sin miedo, juguemos el albur, juventud hay una y nada más.” ¿Qué te
parece? Y me contestaba: “¿Que qué me parece? Que ahora ya somos ciento treinta
millones de mexicanos… Y pronto seremos el doble… Y tú sales con esas
ocurrencias. ¡Ah, y ni creas que te escaparás! ¡Te conozco y sé que piensas en
mí para siempre!”
III
En la tribu comanche los estereotipos
de cultura y sociales son patriarcales. Sus creencias duran cientos y hasta
miles de años. Tienen que ver con los mitos religiosos y con la forma de
organización del grupo. La actitud del conjunto a través de los ancianos. Sus
entornos de subsistencia y la referencia con los otros grupos semejantes o
diferentes a ella. En la ciudad la acción de la publicidad rebasa a la
enseñanza de las aulas universitarias, inclusive. Tiene una movilidad
vertiginosa. Se desplaza en función de la ganancia. Erige estereotipos o los
arroja a la basura. Tiene esta su servicio un ejército de capaces
profesionales. El enfoque de los masculino y lo femenino está en el centro de
la cuestión y desde ahí se mueve al comercio. La hepatitis mata más millones de
vida en todo el mundo y es un dato casi desconocido. En cambio la publicidad
asegura que el sida es lo más mortal y
en torno de ellos se desplazan muchas cosas de la industria. En la Universidad
Nacional el cincuenta y tres por ciento
de la matricula son mujeres (en la Facultad de Odontología el ochenta por
ciento).Te digo esto porque la publicidad está diseñada para señalarles
conductas a seguir en lo que destacan la
obsesión por la belleza y el mundo maravilloso de la compra fácil. La publicidad
no quiere estereotipos ajenos a los suyos y mucho menos que duren mil años. Se
deshidrataría como el microbio dentro de
un frasco de azúcar. Lo que necesita es vender.
La publicidad lo primero que vende es la idea y después vende el
producto para subsanar esa prefabricada necesidad. Nos dice de la inmensa soledad que padece el
habitante de la ciudad a la vez que empieza a fabricar celulares. Por eso vamos encontrando por
todos lados que la vida de la etnia parece un mundo anquilosado. Y el ataque es
más salvaje en la medida que sus productos suntuosos no pueden penetrar en
ella. La etnia tiene otro tipo de suntuosidad.
Toci sabía que Tom Sawyer era feliz yendo y
viniendo por donde se le pegara la gana. A la hora que quisiera y con quién él decidiera.
¡Hasta que conoció a Becky Thatcher...Si, Tom prefería ser, todo un año,
bandido en la selva de Sherwood mejor que presidente de los Estados Unidos toda
la vida, porque él no podría imaginar la vida sin aquello que tocaban sus pies
y llenaba su vista y su alma.
-Por lo pronto-le decía Cork- espero
que, en la Cordillera Central de los Andes, en el sector en el que te encuentras trabajando, traten bien al
turismo. Te digo esto porque ya sabes que el crecimiento de la población de las
ciudades es un factor importante que tiene que ver con los turismos
tradicionales y al que han llamado alternativo. Ambos generan muchos millones
de pesos al año. Por varias razones la ciudad es un lugar maravilloso para
vivir, por más deficiencias de planeación y lacras sociales que tenga.
-Tienes razón. Escuelas para
estudiar, teatros, oficinas, fábricas, cines, salas de concierto, parque de
esparcimiento, cervecerías...Siempre será una gran cosa haberla inventado. Pero
la excesiva proximidad de las personas hace que de manera cíclica la abandonen
temporalmente. Se van a descubrir lo que hay más allá de la última calle.
“Nadie quiere vivir donde está, todos quieren vivir una fantasía”, lo oí en la
película norteamericana Bajo el mismo cielo.Ven que hay montañas, bosques,
desiertos y valles bellos e infinitos. La cantidad de dinero que derrama el
turismo por todos lados es importante. Beneficia al comercio organizado y
también al improvisado. Este quizá sea el mejor librado porque no paga
impuestos ni renta. Empero, esta
industria no sabe cuidar a sus clientes de los depredadores. Pasa lo que en el
famoso barrio de Tepito de la Ciudad de México. Les interesa la ganancia pero
no están dispuestos a invertir en la seguridad de los que compran. Tanto el
turismo de las ciudades como el de la aventura alpina sufren continuos asaltos
y hasta asesinatos y desaparecidos. Hay pueblos en los que los atracos
reiterados quedan impunes para siempre. En el elevado puerto entre el Popocatépetl
y la Iztaccíhuatl hay diez kilómetros del más hermoso panorama alpino para
acampar. Los asaltantes suben de los pueblos de las vertientes oeste como de la
del este. Hace mucho que ya no se ve una tienda de campaña ni en Altzomoni ni
en la Joya. En la Iztaccíhuatl, arriba de San Rafael, ha habido asaltos a
grupos de jóvenes estudiantes que han robado y violado de manera
multitudinaria. En el cráter del Nevado de Toluca, lugar extremadamente hermoso
para acampar, arriba de los cuatro mil y al borde de la laguna de deshielo, ha
habido asesinatos sin que los
montañistas hubieran logrado siquiera salir de sus tiendas de campaña. La
carretera de veinte kilómetros para el Popocatépetl que lleva a las montañas
nevadas, saliendo de Amecameca, en el Estado de México, muy frecuentada por
toda clase de turismo, es lugar inseguro a partir de San Pedro Nexapa. Un poco
antes de llegar a Tlamacazcalco hay un sitio, en la margen derecha de la
carretera y próximo a ella, muy amplio entre el bosque. Bellísimo porque desde
ese sitio se tienen a la vista las dos grandes montañas nevadas y un panorama
alpino inmenso. Como el que se ve desde la cumbre del Tupungato. En la
temporada alpina, que en México comprende invierno y primavera, acampaban al
menos cincuenta tiendas de extranjeros procedentes de Asia, Europa y Estados Unidos.
Se iban y llegaban otros. Un día fueron asaltados por un grupo que llevaba
armas de fuego y, según dijeron, algunos hasta metralletas, como en las
películas y todos cubiertos el rostro con pasamontañas. Cuando regresaron a su país, dieron aviso del
hecho a las agencias de turismo del mundo. A partir de ahí una x se puso en los itinerarios a visitar de la
propaganda escrita. Desde entonces ese lugar permanece abandonado. De esta
manera México reafirmó en este renglón, el turismo de montaña, su fama de
bárbaro. Y abajo, en Amecameca, Chalco y la misma Ciudad de México, los
hoteles, moteles y restaurantes, vieron mermadas sus ganancias.
Al menos por negocio tendrían que
sanear las poblaciones subyacentes a los volcanes.
IV
Cualquier insomne en la montaña puede abandonar su tienda y
caminar un poco por el sendero del
bosque, me contaría más tarde Cork. Yo
no puedo hacer eso aquí en el desierto. La fauna nocturna podría dar cuenta de
mí en cualquier momento. Hay muchos ojos rojos atisbando hacia mi refugio de
tela. Entonces entiendo que es el tiempo
que me enderece dentro de la tienda y
encienda mi computadora para escribir. Al final pensaré si te la envío o se la
mando a Toci. El caso es que en la
primavera asistí a una conferencia sobre el pensamiento nietzscheano, en la
Facultad e Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. El público, todo
universitario, que llenaba el amplio auditorio, tenía un promedio de edad de
unos veinticuatro años. ¡Doscientos jóvenes potenciales dueños de la voluntad
de poder! Era en realidad la presentación de un libro recién salido de la
imprenta cuyo tema desglosaba algunos aspectos del pensador alemán: Apolo y
Dionisos, estar en posición de descubrirlo y estudiarlo todo a partir de la
muerte de Dios, el hombre fuerte sobre el hombre masa...Salí a tomar una taza
de café en el recibidor del auditorio antes que terminara la presentación. Fue
cuando daba el tercer sorbo a mi delicioso café negro que me llegó una frase
desde el recinto cercano: “Pensar desde la ausencia de perspectivas
establecidas”, recomendaba Nietzsche.
Era la muerte de la tradición. Imaginé a esos países que, para que produzcan un
geólogo, no cuentan por ahora en sus Facultades universitarias con la carrera
de Ciencias de la Tierra. Desde luego carecen de los estudios de postgrado como
maestría, doctorado y posdoctorado. Estaban en la posición ideal. Tenían que
partir de cero, como soñaba Nietzsche. Lo que se llama cero. Cuando puedan
establecer por fin un doctorado, habrán pasado cinco siglos. Y los países
que ahora tienen ya el doctorado, les
llevarán cinco siglos de ventaja. Y entonces
no sería difícil que se repitiera el infanticidio, de Herodes,
aplicado a los científicos en potencia. Podría ser por medio del presupuesto a
la universidad pública. Se me ocurrió que es así como un pensamiento, al parecer
revolucionario, puede llevar a la dependencia y a la esclavitud. ¡Que descubran
otra vez la vida mientras nosotros llegamos a las estrellas!
Si es verdad que nuestro ego creó el
universo (una de tantas maneras de restarle méritos a Dios como creador) debo
confesarte que mi ego, puesto en medio de la inmensidad de la nada del
desierto, se encuentra un tanto apaleado. Y más que creador me encuentro en la
posición de aprendiz. Esto del ego, es cierto, rebota lleno de suficiencia en
todas las oficinas y calles de la ciudad. Y es inevitable el choque de egos.
Pero aquí el ego está desnudo. No hablo del dionisismo nietzscheano ni de la
disolución del ego heideggeriano. Sólo que el mío está impresionado con el
hábitat. No quiero dominar el hábitat. Quiero sentirme a gusto en él. Tampoco
tengo dificultad en aceptar que aun puedo personalizar al desierto. Ninguna
novedad, por cierto. Nuestras etnias personalizaron y seguirán haciéndolo,
a los elementos naturales. No hay
montañas sin valle ni aparato volcánico sin rocas ígneas. ¿Por qué tendría que
haber un desierto tan bello sin alma? Yo no lo creo y, si es como pienso, ¿por qué tendría que
sentirme solo? Una de las creencias étnicas es que todo está animado por
sí. Es el rico panteísmo indígena. Sólo
que ahora algunas tienen forma de
cuarzo, saguaro, cuetzpalin o, como se dice en estos lugares, lagartija,
lechuza, serpiente, viento, humano. Esto último se parece a la metempsicosis…
¡Y enhorabuena! Hay respeto por cada manifestación de la naturaleza. ¡Mira a
qué grado de destrucción nos llevó el razonamiento puro! ¡Que vengan al
desierto todas esas voluntades de poder
y acabarán como perros flacos en medio
del Periférico en un día de viernes por la tarde! Casi puedo asegurarte
que, para explicar al mundo, recurrirán, como en una telenovela, al socorrido
recurso de deus ex machina, no al razonamiento lógico. Se reían los europeos
del siglo dieciséis cuando observaron que en México un sacerdote (nada de
sahaman ni héroe cultural ), a la cabeza de un grupo de gentes, y todo respeto,
quemaba copal antes de derribar a un árbol: “Debes de saber- le decía el
sacerdote al bosque-, que no es sin
motivo por lo que vamos a cortarlo. En verdad lo necesitamos”. El sacerdote
indio fue asesinado y arrojado al barranco. Y tras esa risa burlona llegaron
los aserraderos organizados y la tala sin compasión ni reforestación. La
Comisión Nacional del Agua tendría ahora
otro panorama por delante si nadie hubiera tocado, ni derribado, al Dios
Tlaloc de la cumbre de la montaña del mismo nombre...Ahora hay que perforar a
mil quinientos metros de profundidad en
la antigua laguna de Texcoco. En pocos años habrán llegado al nivel del mar…
No se puede romper el tabú y salir
incólume. Tabú es una señal de alarma frente a lo que hay que andarse con
cuidado. Sólo se le puede aproximar mediante procedimientos de reverencia y
precaución. Y hay que observarlo bajo peligro de perecer. Desde luego tiene su
lógica. Hubo quien se reía de eso y mataron a aquel sacerdote de Tláloc. Ahora
nuestros bosques han desaparecido. Hay en su lugar laderas desnudas y los
mexicanos se dan prisa en cruzar la frontera norte antes de perecer. Es como
cuando el médico le recomienda al joven iconoclasta que va a la fiesta donde
abundarán las bebidas embriagantes: no tomes más de un highball por cada hora
que permanezcas en ese lugar. Si el muchacho no hace caso a los mecanismos
metabólicos acabará loco y siendo el payaso o el terror de la fiesta. Algo
parecido sucede con el peyote o la marihuana laicizados. Nadie puede salir
ileso sino hay respeto frente a las potencias espirituosas. Puede perecer
víctima de actos irresponsables o amanecer en una celda de la que no saldrá con
facilidad, a menos que papá tenga toda la plata de las montañas de Hidalgo,
Zacatecas y San Luis Potosí. Pero en adelante, en lugar de tener enfrente a un
tabú llevará cargando un estigma por todos los días de su vida. Solamente en el
cristianismo apostólico romano puede el hombre enfrentarse con Dios,
desobedeciéndolo. Si después hay una reconsideración del transgresor todo
volverá a la armonía en el Cielo y en la Tierra. Ome Tochtli no es así. Es más contundente que el Dios de los musulmanes. Alá todavía
advierte. Ome Tochtli, dios del vino,
puso de tal manera las cosas que se van a la causa y el efecto de manera
inevitable y sin marcha atrás. El que se tomé libertades con El, tendrá que
pagar las consecuencias en la medida (o en la cantidad) de su falta. Si el
hombre es respetuoso, entonces será distinguido
por la deidad con el premio más apreciado por hombres y sobre todo por las mujeres y es la virilidad de su
miembro. Si abusa, la impotencia será la primera señal del castigo.
Al caer la noche encendió una pequeña
hoguera con ramas de pequeños y ralos arbustos que crecen entre la depresión de
las dunas. Luego de quitarle la cabeza y la piel a una víbora, que hacía tres
horas se le había cruzado en el camino, la arrojó entre las brazas. Fue una
fracción de tiempo corta en que se decidió el combate. De otra manera Cork
hubiera sido el que estuviera en ese momento recorriendo el camino lento pero
inexorable hacia el interior de la serpiente.
Rodeado de las crestas de arena
estaba protegido contra esos vientos nocturnos impredecibles que suelen
adquirir una destructora violencia. En otras ocasiones buscaba deliberadamente
instalar la tienda en lo alto de las dunas. Aprovechaba así hasta la más débil
corriente de aire que lo refrescara dentro de la temperatura agobiante.
Con la primera mordida que dio a un
trozo de carne casi carbonizado, recordó fugazmente todo un bagaje cultural de
su pueblo. Fortalecer el cuerpo con las proteínas y recuperar las energías
perdidas. Pero también la energía espiritual que aquel animal representaba.
Doble alimento. La base del canibalismo ritual. En México - Tenochtitlán sólo
se comía a los guerreros enemigos tomados en cautiverio. Jamás a los otros. De
otra manera no se podría explicar cómo, en el largo sitio de mil quinientos
veintiuno, morían muchos aztecas de hambre teniendo sus calles llenas de cadáveres.
¡Si la gente supiera cuantos ejércitos modernos, de nuestros tiempos, se han
visto en la necesidad de comerse, literalmente, a sus enemigos!
Todavía pensó, antes de dormir, que
la vida y la comunidad de una tribu se
deriva del pasado, por medio de sus tradiciones. A diferencia de la comunidad
de un sindicato que tiene su base de sustentación en el contrato colectivo que
siempre estará viendo hacia el futuro. Pero que una vez conquistado el CCT
también estará viendo en ocasiones hacia
el pasado pues será parte de su historia. La etnia sólo funde el tiempo
pasado-presente.
2
I
Tienes razón. El artículo sobre
Rembrandt lo elaboré sobre unas notas
tomadas en una conferencia que dio Rita
Eder, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, titulada “El
significado de la luz en la obra de
Rembrandt”. Fue en el Colegio de San
Ildefonso, de Justo Sierra, en el centro histórico, de la Ciudad de México.
Sola entre montañas, escribió Toci,
entiendo el insospechado valor que tienen los pueblos en las maneras de
comunicarse. Hablar y expresarse anímicamente. En la ciudad es un constante
comunicarse unos y otros. Y en tanto se habla se apoyan las palabras con los
movimientos de las manos, la cara y los ojos. El cuerpo todo. Hacerlo, y
recibirlo, ya sería suficiente para que reinara la felicidad. ¿Cómo se puede
sufrir soledad existencial en un ambiente cálido donde hay semejante interrelación? A los
treinta minutos de estar sola en la montaña
me doy cuenta que “estaré usando mi yo como contracción del nosotros”,
dijo la superficial Libby a la encantadora Bruja Adolescente, Sabrina. También
se descubre que es tanta la comunicación que más bien hay que seleccionarla.
Empezando por dejar de lado al que usa su yo como contracción del nosotros. Ese
se ama tanto que haría bien en plantarse frente a un espejo y hablar él solo.
Es monologuista de nacimiento. Trasmisor obsesivo. La versión humana del
aparato de televisión. Necesita receptores totalmente pasivos y sin que cuenten
con posibilidad de réplica.
Las mujeres de su etnia estaban
organizadas en la fabricación de artesanías desde dos generaciones atrás. Era
en realidad un pequeño negocio pero floreciente que había logrado extenderse,
con algunas mujeres mazahuas que vivían en Estados Unidos y en Canadá. En la
Ciudad de México Toci ayudaba a atender el negocio, en las banquetas de las
calles de Coyoacán, al término de las temporadas alpinas. Tenía una
maestría en matemáticas y su cultura,
que había abreviado desde niña leyendo cuanta obra de filosofía y novelística
caía en sus manos, era de un nivel
superior a cuanta secta literaria bogaba en
los presupuestos oficiales.
Todo eso le daba una comprensión real
de la situación en la que viven los jóvenes en algunos países al sur de la
frontera. Condenan sus gobiernos a
millones de ellos a no existir. A los cuatro millones de desempleados,
adultos, hay que añadir cincuenta millones de jóvenes no empleados y no
escolarizados. Los países que no tiene una economía sana no cuentan sus
habitantes con la manera de realizar sus potencialidades fiscas e intelectuales
y darle contenido a sus vidas. “No hay existencia sino hay un contenido de la existencia”,
leía en Jean Whal de su obra Introducción
a la filosofía. Sus sistemas de educación además eran pésima para los pocos
que sí lograban entrar a estudiar. México en 2016 era de los más bajos para la
Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE): “México se encuentra muy por debajo del promedio
de la OCDE en ciencias, lectura y matemáticas, al obtener en estos tres campos
una media de 416 puntos frente a los 492 de los 34 países que conforman el
organismo.”
Sola en la Cordillera aprecio todo eso. Puedo
cantar un rato pero, con quién hablar. ¿O con quién reír? Aprecio más que nunca
que, nada más sentarse a charlar con el otro, en una mesa del café, es todo un
acontecimiento. ¡Quiero hablar y que me hablen! Comunicarme con la computadora
es un buen sucedáneo. Pero así solamente veo lo que dices, pero no te escucho.
Me hace falta ver cómo apoyas las
palabras con los movimientos de tus ojos y de las manos.
En el silencio vivo de los cinco mil,
al borde del glaciar, parece una bobada el juego con el que los habitantes del
valles entretienen sus ocios. El anarquismo es una rebelión contra el
conservadurismo y el conservadurismo es una rebelión contra el anarquismo. Como
veo la cosa es que en los próximos cuarenta y cinco millones de siglos
seguiremos entretenidos con tan maravillosa antinomia.
En ocasiones, al descender al valle,
se metía en alguna ermita del desolado sendero andino y oraba al Dios de los católicos.
Se sentía a gusto con si Declaración de Principios que es la defensa de la vida a
través del amor expresado en la caridad. En dos mil años eso ha sido así. Recordando
las palabras de Chesterton: “La Iglesia no puede desviarse ni el espesor de un
pelo, si es que debe seguir su grande y osado experimento del equilibrio
irregular”. El oficio del alpinismo lleva a ver con frecuencia la proximidad de
la muerte( a semejanza del que limpia ventanas en los edificios altos del Paseo
de la Reforma, que los guerreros en combate, que los toreros o que los bomberos),
de ahí que las ideas que estén por la vida sean para ella bienvenidas. Se
inclinaba al Dios de los cristianos con el mismo respeto que lo hacía con ls
dioses de su etnia. Le gustaba la manera de practicar el amor al prójimo
mediante la fórmula que une al cielo con la tierra (eso que durante siglo han
buscado los filósofos con su razón práctica)y que se conoce como las tres
virtudes teologales. Fe, Esperanza y Caridad. Esta última es la que ha dado
fuerza a la Iglesia durante veinte siglos. Sin la Caridad, se decía a sí misma,
las dos primeras virtudes será puras paparruchadas. Y la Iglesia quedaría
convertida en una de tantas iglesias, nido de oradores y, para oradores, se dijo
la muchacha al colgarse su mochila al hombro, tenemos de sobra en cualquier
partido político, maestros de la sofistería. Se persigna y reemprende su
descenso por el sendero que la lleva a la aldea. Siente, mientras camina, que
el futuro está condicionado por el pasado pero ahora la Caridad supera la
antinomia de Evolución y Creación y es de esperar, con bases firmes, un ascenso
en la calidad de vida de las personas.
Va entre un mundo geológico de
inmensas laderas que se desintegran y se rehacen en su finitud. Recordó a su
filósofo favorito, Jean Whal: “dentro de esta finitud vamos más allá de
nosotros mismos”. Si la filosofía es la comprensión de la existencia real, la Caridad
es el boleto para el cielo de lo irreal.
Y en esta soledad del sector central
de los Andes, entre las más altas montañas del continente, percibo otra manera
de comunicación. Es la forma que tienen los pueblos por medio de la
arquitectura. Guanajuato, por ejemplo. Hay ahí todo un compendio de historia.
Política, cultural, tecnología, antropología... ¿Quién podría decir todo lo que
hay en la Ciudad de México? ¡Un caos de expresión! ¡Síntesis apretada de
historia! En los lugares en los que podemos descubrir homogeneidad es en los
fraccionamientos habitacionales. Funcionales lo mejor posible según el espacio
disponible. Más ya no es la expresión de un pueblo. Es la de cada individuo.
Nuestros arquitectos tienen la
preparación necesaria, pero el cliente, que es el que paga, no siempre la
tiene. Sólo quiere una casa “así o así”. El resultado es que la misma solución
de vivienda la encontramos en Brasil, Perú, Estados Unidos o en España. El
diseño de las viviendas ya no se elabora en el alma del pueblo, si no en las
mesas de trabajo de las compañías constructoras. Dejaron de ser expresión
cultural de la gente...
Yo acabó de leer un trabajo interesante sobre cosas
del idioma español. Créeme que nos parece que somos diestros en eso de escribir
pero luego de este trabajo que te mencioné como que empezamos a ver cosas, que dábamos por muy conocidas, de otra manera.
Arrigo Coen Anitua escribió un libro con
las faenas lingüísticas que van encaminadas al buen decir. Abundan las
etimologías y no son raras las consideraciones filosóficas. Es, en rigor, una
serie de relatos, experiencias del autor que casi siempre se detiene para
rastrear el origen filológico. Trabajo pensado para el público pero que debería
ser conocido por todos aquellos que de alguna manera u otra trabajan de
intelectuales. Ya sea porque su actitud profesional sea leer, escribir y
publicar o bien para el que escribe por
el placer de escribir. Con el tiempo, a algunos de estos el mundo los conocerá
como escritores cuyas obras alcanzaron los vuelos del ensayo o la novela.
Toci tenía desde niña el hábito de
leer cuentos, novelas y poemas. Todo después de haber leído su “tarea”
diaria del Copleston, que ella misma se
había impuesto desde esos tempranos días de su vida. Además, cosa inusitada en
el país, llevaba un diario personal. En ocasiones y debido a lo apresurado de las
actividades, era más bien “semanario”. Más en la primera ocasión se metía a un café y ahí lo ponía al día. Era una
pésima lectora de diarios. Compraba El País de España, los sábados, por el suplemento
cultural. Pero tardaba días en empezar a echarle un vistazo. “Para ser un país
centroeuropeo, con todos los siglos de cultura que tienen, mencionan pocos clásicos añejos”, se quejaba.
Esta educación literaria la
alternaba, en las páginas de su cuaderno, con al menos cuatro factores de la
configuración sexual de los años de su niñez y adolescencia. Ella misma era uno
de esos factores. Seguían de manera inmediata las costumbres ancestrales de su
etnia. Luego los valores que se manejaban en la ciudad. Finalmente la
perspectiva, que había encontrado en Plotino y Lawrence, respecto que pudiera
ser diferente la educación de los hombres llevada a cabo por las madres y las
abuelas, cuando somos niños.
De esta suerte, era a la vez lectora
y escritora. Se preguntaba si alguna vez hubo un escritor que no fuera lector.
Le fastidiaba la cháchara en las que las mujeres se enfrascan, entre sí, en un
afán de competencia por las cosas y por los hombres o contra ellos. Con el
tiempo había aprendido que, las lecturas de cierto nivel, se podían abordar sin
importar la tendencia ideológica que contuvieran. Esto la remitía por lo
general hacia el terreno de la filosofía. Decía que los filósofos se observan,
aprenden y critican unos a otros procurando al menos un mínimo de información.
Porque le sucedía con frecuencia que se
encontraba con escritores de partido, y sus tendencias a aldeanizar todo, que
iban por el mundo ejerciendo la profesión de críticos literarios.
¿Es Heidegger tu guía existencial?,
recuerda que le había preguntado a Cork. No, contestó el otro, mi guía es Tom
Sawyer. Luego de un rato, Toci casi gritó: ¿Estás loco? Buena broma. La gente de la ciudad tiene necesidad de
aventurarse en su isla ignota, pero
siempre a la vista de la ciudad. Como una vez lo hicieron Tom, Huckleberry Finn
y Joe Harper. Siguiendo sus portentosos sueños, aprendieron, sobre las
incomodidades de las playas de la Isla de Jackson, mucho sobre la vida cómoda
que se tiene todos los días en la ciudad, empezando por los afectos. Heidegger
estudia la vida, y empezó a estudiar el fenómeno de la muerte. Tom Sawyer vive
la vida. Y lo hace con la inocencia de los grandes soñadores. Este personaje de
Mark Twain es para leerlo a los niños en la edad que juegan a las canicas o al
trompo. Y es el libro capaz de sacar lagrimas a los humanos que lo lean cuando
han alcanzado los setenta años de edad.
¡Es una broma, también me gusta Heidegger!
II
Esa noche y parte del día siguiente
cayó mucha nieve sobre el glaciar en donde Toci tenía instalada su tienda. De
tal manera que se vio obligada a permanecer casi cincuenta horas encerrada en
su pequeño refugio de tela. Pocos sistemas nerviosos resisten tal prueba. Desde
el fondo de la muy confortable bolsa de dormir sacaba la cabeza para investigar
respecto de las condiciones atmosféricas. Escuchaba al fuerte viento y a la
nieve azotar su refugio. Entonces se volvía a perder en el fondo de su sleeping
y, amodorrada por la inactividad, se quedaba otra vez dormida. Al despertar
encendía su estufa y calentaba agua para
el café negro.
Al día siguiente abrió su computadora y empezó a escribir. Toci anhelaba que Cork
le escribiera, a ella, cosas de amor
como hacen dos que no son indiferentes. Mejor aun, que le dijera de sexo,
aunque fuera por computadora. Era un experto. Si hubiera estudiado sexología de
seguro que tendría ya su doctorado en derredor de ese órgano femenino, pero,
¡estudiaba piedras! Y, por si fuera poco,
sabía que a ese muchacho le gustaban los temas viejos de la historia. En
cierta ocasión había viajado a Toscana
y anduvo vagando como un desapercibido turista durante dos meses por la vieja
Etruria entre el Tíber y los Apeninos, el mar Tirreno y el río Magra. Sentía
una fuerte atracción por el período etrusco. Resignada, Toci empezó a
escribirle algo de la vieja Roma:
La figura de dictador, o emperador,
debió llegar a ser repulsiva para los romanos de la antigüedad. Tal vez esta
experiencia les venía desde Troya o de sus cercanos y antiguos enemigos y
después aliados y finalmente romanos los etruscos. El caso es que, como una opción democrática,
el Senado llegó a ser órgano colegiado que gobernaba a Roma. ¡Ha, la bella
democracia! Los senadores eran las salvaguardas de la república. Esto sucedió
un poco más de medio siglo antes de nuestra era.
Pero, con el tiempo, alcanzó tan gran
medida la perversa voracidad de los senadores, tanto para los pueblos oprimidos
por las guerras de conquista, como para los romanos mismos, que llegó un día
que los romanos aceptaron la figura salvadora de un dictador. No se trataba de borrar
al Senado si no de que, por encima de él, existiera una figura con el poder
suficiente para hacerle equilibrio. Algo así como la figura del presidente dentro del sistema
parlamentario actual.
Pero el Senado estaba tan bien
estructurado que cualquier señal que amenazara sus posiciones políticas y
económicas depredadoras era borrada los más pronto posibles y para
siempre. Salustio dice que el número de senadores, en esos días,
se había elevado a seiscientos. Para meter en orden a semejante poder,
buscando la salud del pueblo, se necesitaba realizar una verdadera hazaña.
Desde luego que ya para entonces se hablaba de la necesidad de tener un sistema
parlamentario para lograr la salud del pueblo frente a un dictador. Y es que
cuando sucedía que llegaba un dictador lo primero que hacía era cortarles
cuantas prebendas podía a los senadores.
Como sea, la pugna entre los
senadores de esa época de Roma y el
emperador no va ser muy diferente de la pugna que más tarde, en la alta Edad
Media, van a sostener la monarquía y la nobleza feudal de los reinos romano -
germánicos. Es decir los otrora senadores que quedaran con vida después de la
caída de Roma y que pudieran convivir con los conquistadores germanos. Como
ves, te estoy hablando de los abuelos senadores, romanos, de los que más tarde
la historia conocerá como los terribles
señores feudales europeos.
El caso es que tres personajes de
mucho prestigio, en la guerra y en la política, se pusieron de acuerdo para constituir esa fuerza por
arriba de los senadores. Estos fueron Cayo Julio Cesar, Pompeyo y Craso.
Hicieron lo que sería conocido como el primer triunvirato. Un poco antes, otra
figura había intentado hacerse del poder absoluto de Roma y éste fue Catilina
que ya te he mencionado. Pero parece que esta
era una figura negativa. Al menos así la han transmitido los Senadores
que lo vencieron en ese pleito (porque luego sucede que los historiadores son
de la familia de los vencedores, o al menos
tienen que ver con sus mecenas, y ya puedes imaginar lo que conoce la posteridad) y al final
Catilina no contó con el suficiente apoyo.
Tal vez estemos de acuerdo en
que hay historiadores que mueven su
pluma según los intereses económicos y subjetivos. Cicerón se expresaba del rey
Deyotaro de Tolistobogi como de “excelente” porque era aliado de Marco Bruto.
Ya sabes que éste era amigo de Cicerón. Y cuando la suerte de la Guerra Civil
inclinó la balanza a favor de Cesar, Cicerón salió en defensa de Deyotaro en un
discurso pronunciado en el Senado. En una plática con Bruto y Tito Pomponio,
dice Cicerón. ”Fue nuestro fiel aliado”. En efecto, se trata de un diálogo
elegante entre estos tres altos personajes del Senado romano. Pero deja mucho
que desear de la veracidad de sus escritos respecto de los violentos acontecimientos
tanto políticos como guerreros que protagonizó el triunvirato Cesar, Craso y
Pompeyo. Y hasta hay ocasiones que, mediante un argumento justificante, se
comete con toda premeditación la inexactitud. Ático dice, en ese momento, a
Cicerón y a Tito Pomponio: “Como quieras, pues se permite que los retóricos
deformen la verdad en lo que se refiere a los hechos históricos para que sus
narraciones puedan tener más interés”. Esta frase ha hecho escuela en los
últimos veinticinco siglos a tal punto que nadie siente ya rubor ante la
inexactitud consciente. Con escepticismo, algunos escritores, desde Cicerón, actor principal de la conjura
contra Cesar, piensan el lema de la historia como contaremos lo que nos
hicieron y callaremos lo que hicimos. Todo acontecimiento tiene al menos dos verdades.
Cicerón decía en todos los foros, y en sus libros, que Cesar había asesinado a
la República. Los del lado de Cesar cortaron la cabeza de Cicerón y atravesaron
su lengua con una aguja. Postrer modo de
hacerlo callar y despejar el camino al hombre fuerte que vendría después.
Pero dejemos eso. El caso es que el historiador Salustio hace
un retrato de Catilina verdaderamente
repulsivo. Esta personalidad no le ayudo mucho a Catilina cuando tuvo que irse
a la guerra. En un momento quedó solo y murió en el campo de batalla.
Como sea, pronto el triunvirato
Cesar- Pompeyo- Craso empezó a combatirse entre sí, en la carrera por el lugar
número uno del poder político en Roma y todo el extenso mundo que esta potencia
dominaba por ese tiempo. Cada uno contaba con ejércitos que los seguían y morían por ellos. Los senadores, por su
parte, hacían su juego apoyando unos a éste y otros a aquel. Así se desgastaba
la figura del dictador y quedaban bien con él en caso de que llegara al poder
máximo. Este periodo de guerras intestinas es lo que se llamó la “Guerra Civil”
y de la cual Julio Cesar escribió varios
libros.
Mario Lucino Craso marchó a Siria
como procónsul. Se dice que cayó con sus
hombres en una emboscada tendida por los
partos y fueron masacrados en el año cincuenta y tres. Después de largas
guerras entre sí, Cesar venció a Pompeyo. Este se fue a refugiar a Egipto y, lo
mismo que Craso, cayó en una emboscada en la que también fue masacrado junto con
sus compañeros.
Finalmente, Julio Cesar alcanzó el
máximo poder en Roma. Era una figura muy querida por el pueblo de todos los
niveles, en particular por el estándar o, como entonces se decía, por la plebe
(a la plebe mexicana, de recién la independencia, Ward dice que está compuesta de
léperos). Está por demás decirte que la
gente de guerra llegó a considerar a Julio César como un dios. No era raro en
un imperio en que el emperador era la representación de Dios en la Tierra. Fue
un gran general y un ilustre historiador. Además de escritor sobrio y ameno.
Parece que no confiaba gran cosa en los historiadores y prefirió escribir su
versión de la historia. Gobernaba al pueblo del sótano, como ahora se le llama,
cuidándolo del abuso de los senadores.
Comprenderás que, por todo ello, llegó a ser un estorbo para los
intereses de estos magistrados.
Fue asesinado, masacrado, de más de
treinta puñaladas, por Marco Bruto y otros senadores conjurados en el año cuarenta y cuatro. Dijeron que lo habían
asesinado para que la república democrática volviera a vivir. En el discurso
que Bruto dirigió al pueblo,
inmediatamente, ese mismo día del asesinato, dijo: “Pueblo romano: Julio Cesar
es el muerto, yo soy el matador: la vida que le quité es la propia que él había
quitado a vuestra libertad: si en él fue delito tiranizar la república, en mí
ha de ser hazaña restituirla”. Recuerda, Cork, que Bruto era la persona más
querida por Cesar y a la que más confianza le tenía. De ahí la frase que se ha
hecho célebre cuando alguien traiciona a su amigo: “¿Tú también, Bruto?”
Debo decirte que Francisco de Quevedo y Villegas, ese escritor
español del siglo diecisiete, consideró que Marco Bruto era una figura
singular, culta y bien intencionada. Escribió una obra cuyo título es “Marco
Bruto” y en ella relata el magnicidio de Cesar con abundante detalle.
La guerra civil duró todavía algunos
años, entre Marco Antonio contra generales apoyados por el Senado. Y, como te
he dicho, tal antagonismo de los senadores contra la figura del rey o dictador
de hecho siguió durante siglos. Aquel episodio de Calígula que nombra senador a
su caballo es un reflejo de ese pleito de intereses. Pero, como los
senadores escribían la historia
inmediata, dijeron que este emperador era un engendro del infierno.
Como sea, se trata de magnífico
ejemplo de cómo los reinos o repúblicas entran en la disolución…
Perdemos el tiempo en lugar de
enriquecerlo. El afán de matar a Dios o de revivirlo, en cada página, es lo que
realmente ha maniatado el pensamiento. ¿Qué se gana o se pierde con eso? Si
existe o no ya lo sabremos algún día, dijo alguien en la película
norteamericana El Secreto del Éxito. Si es un ente que vive por sí mismo
nuestro entretenimiento es un juego de
niños pataleando porque no queremos comer el cereal. Es un ancla absurda. En el
siglo veintiuno mexicano seguimos en el solipsismo del siglo diecinueve. Un
pensamiento lógico con el ochenta por ciento de creyentes religiosos. ¡Igual
que si fuera al revés! El discurso de los políticos en campaña, en la Cámara de
Legisladores, en la industria cinematográfica, en la literatura y en el teatro,
se repite hasta el infinito y sin visos de imaginación que nos permita abrigar
la esperanza que eso pudiera cambiar algún día. ¡Que bueno que haya libertad de
pensamiento pero que malo que existan las anclas! La tesis sociológica con su
obsesión del parricidio y el matricidio nos impide avanzar. La idea
antropológica, en cambio, es el estilo
de la naturaleza que contempla despegar a las generaciones nuevas. ¡Entre el
análisis epistémico de los trabajos que los otros han logrado y la crítica de
la secta, que con frecuencia ejercemos, queda poco tiempo para desarrollar las
ideas propias!
El “hombre moderno” occidental empezó
hace dos mil seiscientos años, cuando se dio lo que puede decirse el
“Nacimiento”. El “Renacimiento” que tuvo lugar seis siglos atrás, de nuestros
días, en Europa fue porque desenterraron a aquellos grandes pensadores. Esa
valiosa tradición a su vez generó otros
grandes pensadores como los que aparecieron en los siglos posteriores en los
países del centro de Europa. Después de haber dado una exhaustiva revisión a lo
antiguo, ellos a su vez empezaron a decir lo suyo. Acuérdate que
Schopenhauer aconseja leer a los
antiguos. Los modernísimos tienen compromisos…
III
Esta noche he logrado una fogata para
hacer café, me escribió. Con su luz ilumino unos tres metros a la redonda y con
ello intento tener un control visual de
los animales peligrosos tanto chicos como mayores. Ellos poseen el gran recurso
del mimetismo pero yo espero descubrirlos mediante el movimiento. De pronto se
me ha ocurrido que estamos revolviendo biología con filosofía.
El desierto, con su inmensidad, es el
reino de las limitaciones. Sin pensamiento subjetivo los humanos estaríamos
atorados en el ascensor descompuesto. Pero muy lejos del empirismo, créeme,
andaríamos desvariando como borrachos al amanecer. Entrar al mundo de los
hechos es entrar al mundo de las limitaciones, leí en Chesterton y lo ilustra
con la idea que nadie puede pintar una jirafa con el cuello corto, pues, sabido
es, lo tienen largo.
Hay que volver al desierto y a las
montañas. De la misma manera los filósofos tendrían que volver a las fuentes
mismas. Si no es así nuestro mundo acabará llenándose de telarañas. Parecerá
una actitud nueva y radical esta rutina, en el panorama de la naturaleza
abierta, de la que nunca debimos habernos olvidado. No pienses que estoy en el lugar común de los aspirantes a
iconoclastas que empiezan por querer ponerle nombre nuevo a las mismas cosas.
Como las nuevas generaciones de escaladores que suben por donde escalaron otras
generaciones ¡y le ponen nombre nuevo a
la vieja ascensión! Y, ya en la senectud, después de haber escrito toda su vida
en ese sentido los iconoclastas, tienen que aceptar que sólo dijeron una de las
mil utopías que los hombres han imaginado a través de los siglos. Es decir que
ni destruyeron ni construyeron, sólo hicieron bronca generacional. Exaltados
arrebatos de lirismo como resultado del tedio y el aburrimiento.
Volver a dormir bajo las estrellas y
caminar entre la ventisca, aplastados por el Sol, es revitalizar esos grandes
sistemas de pensamiento de las construcciones teóricas en las que seguimos
creyendo. Volver a observar las ideas
establecidas y muy vilipendiadas
pero que siguen perenes. Es el famoso eclecticismo con síntesis.
No creas que se trate de hacer un
monumento a la costumbre. Después de todo, si al hombre desnudo lo arrojaras a
los bosques de las montañas y a la estepa, te lo encontrarías cien siglos más
tarde tan adelantado que ya habría construido un avión. Tendría una casa para él solo. Se lamentaría
de la decadencia de la filosofía. Sería
dueño de una televisión a colores con control remoto. Ella tres hombres y él
dos o cuatro mujeres. Ah, y una mochila con la que volvería lleno de nostalgia
a las montañas, el escenario abierto del que un día salió. Te pregunto: ¿con
las mismas cantidades de ácido desoxirribonucleico podría ser de otra manera? Nietzsche ha declarado muerto a Dios y no
quiere saber nada del etnocentrismo. Ahora se interesa por las cosas. ¿Otro
pensamiento con las mismas características hereditarias en la sangre? ¡Buscando
la esencia de las cosas! Veinte contra uno que volvería a aparecer otro Kant
con su Crítica, otro Heidegger con su Ser y su Tiempo y otros Schopenhauer
y Husserl con sus fenomenologías. Habría otro Marx
regresando a las cosas mismas. ¡Otro H.D. Thoreau señalándonos el camino hacia la naturaleza! Y otra Margarita Mitchell contándonos los
grandes sueños de los hombres cubiertos
de piojos y muriendo de diarrea. ¡No! Cien contra uno. Si hay tanto determinismo en la biología como en la
teología, ¿por qué no en la sociología y en la filosofía? Emerson se
refiere al granjero que, “colocado en un
nuevo planeta sabría precisamente por
donde comenzar”.
Volvería el hombre a vagar por los
bosques dando vida a los elementos,
como Nezahualcoyotl lo hizo. Como el
mismo Emerson personalizó a la caliza,
al agua, a la gravitación y al tiempo. Esto lo hizo cuando se encontraba en el
interior de un cueva. Maravillado por el
trabajo que estos habían hecho formando estalactitas y estalagmitas, les llamo
“ingenieros”. Vuelvo a la pregunta que si hemos concebido dos portentosos
sistemas de pensamiento llamados empirismo e idealismo ¿por qué nos afanamos en
borrar uno de ellos? ¿Tenemos acaso inclinación al robotismo más que al eclecticismo?
Los que dicen soy amante de la diversidad de pensamiento pero odio los
fanatismos. Y uno se pregunta a cuáles fanatismos se refiere a los vitales o a
los empíricos. Sospecho que la respuesta está entre las estrellas. Con que
nuestra “tarjeta” en el cerebro o en el ADN contuviera uno solo, ya estaría
borrado el libre albedrío.
Entre tanto, el campo de visión de mi
fogata se ha reducido a dos metros y me voy a dormir. Subo los cierres y pronto
estoy instalado en mi sleeping. A través de la tela del refugio veo crepitar la
fogata que se extingue. Los animales empezarán a acercarse más cada vez pero
será inútil. Sólo las fieras de uña pueden rasgar de un manotazo las paredes de
tela. Pero el humano, después de tres días de no bañarse, huele horrible. Y yo
llevo ya varias semanas ¡Estoy completamente seguro! Lo que querrán hacer esos felinos sería
apresurarse a poner distancia de por medio. Un poco antes de entrar a la región
del sueño sigo pensando en la física, en la metafísica y en la teología. Pensamiento
lineal y la invariable repetición.... ¿Qué sucedería si pensáramos en un
sistema lineal de rocas Ígneas,
sedimentarias, metamórficas, pero ahora sólo Ígneas, ígneas, ígneas, ígneas...?
Bueno, al menos estoy seguro que ni
siquiera los alacranes se me acercarán…
Conocí una aldea hopi en donde se procura una
formación plural para los niños. Desde luego tienen mucho cuidado con la
cantidad de tiempo que ven televisión y el contenido de los programas. Pero
aquí la conducta del individuo es observada, más que inducida. El niño sabe que
debe ir a la escuela, hacer sus tareas domésticas en el hogar, ayudar a tener
limpia la casa, lavar los trastes. Cooperar en las tareas propiamente
profesionales de los padres. De esta manera va recibiendo orientación
tecnológica. Luego está cómo relacionarse con los demás. Tal conducta la va a
seguir en las sucesivas edades por las que irá pasando. Cuando alguien se
vuelve adicto a alguna droga su proceder es conocido desde el momento que rompe
con el patrón de conducta comunal. En adelante su preocupación será conseguir
el estupefaciente y disfrutarlo. Estudiar, trabajar, compartir, dormir, tener
sexo e incluso comer, adquirirán para él una importancia secundaria. O hasta
mostrará desinterés completo por las cosas. Pero la misma falta de balance
en su vida tiene lugar si el individuo es absorbido por alguna actividad
lícita. Donde más se ve es en el terreno religioso. Igual dejará todo para leer
en lo sucesivo un solo libro y hablará de un solo tema. Lo que hace esta
comunidad hopi es, en el caso del adicto a las drogas, platicar con él y
canalizarlo con los especialistas de la ciudad más cercana en la que se
encuentran los centros de rehabilitación y orientación. En el otro caso, y sin
que abandone su libro, que lea otros libros y participe en actividades de la comunidad. Si al
individuo le da por la filosofía o
cualquier otra actividad científica, que no deje de ir a los bailes y que no se ausente de las tertulias donde se
platican cosas generales y hasta triviales. Me imagino que en este remoto lugar
del desierto de Arizona (o tal vez ya esté caminando en Nuevo México) no conocen a Heidegger pero acuérdate que
este alemán creía que dominar lo cotidiano es un arte. Y Kim Novak dijo en la
película Sortilegio de Amor a su tía, que se creía muy especial, que puede ser
agradable ser monótono.
De todas maneras les advertí que Heidegger sabía pensar pero nunca
aprendió a escribir…
Cork me decía desde alguna duna perdida en el desierto que
en este país hay universidades en todas
partes y abundan las instituciones privadas de enseñanza tecnológica. Además de
cursos a través de Internet. Algo similar
está sucediendo en México. Si bien aquí se busca entrar a la Universidad Nacional. La razón
inmediata es de orden económico. Se necesita gratuita y se prefiere su laicismo
no agresivo y mejor si permanece autónoma de todo poder hegemónico. Desde luego
nada está más en el centro de la tormenta recurrente que la Universidad
Nacional Autónoma de México. Es el precio que debe pagar por tales postulados.
La razón de fondo para querer estudiar en ella es que investiga, preserva, enseña y difunde la
cultura del pueblo mexicano. La mayoría de la investigación científica que se
hace en el país se lleva a cabo en esta universidad. Cuida los estándares de la
educación que se observan en los convenios internacionales. Una de esas
tempestades que sufre procede de las agencias privadas como parte de su
mercadotecnia que privilegia el negocio
de la educación. Una educación en la que
se ha eliminado el pasado indígena.
Me platicaba también que los niños indios norteamericanos se
enfrentan con la misma vulnerabilidad social que en los países del sur. Son
miembros de familias precaristas y deben incorporarse a la fuerza laboral antes
de haber dejado de ser niños. Los padres que pueden enviar a la escuela a sus
hijos ya adolescentes muestran comprensión ante la situación que estos deben
enfrentar los problemas propios del aprendizaje académico, al mismo tiempo que
las situaciones de su evolución social, biológica y psicológica. Es la edad
cuando se descubre el amor, el sexo, el alcohol y la convivencia con otros
muchachos de su edad con los que pueden hablar de las mismas cosas y fantasías.
Es una época intrínseca y valiosa en la que se aprende a fuerza de ir
descubriendo el mundo social y el mundo geográfico. Algunos se distraen de tal
manera que ya no pueden seguir avanzando
en la escuela. También deben buscar integrarse de manera prematura al mercado
del trabajo.
Quién pudiera tener la sabiduría de un Montaigne para
comprenderlos en esta etapa, decía.
IV
Cork me comentó después de una noche
de sueños eróticos que en el desierto no solamente se tiene sed de agua.
Recordaba la piel de Tocí, su olor y su mirada. Todo eso despertaba sus
sentidos y podía hacer abstracción de esa muchacha entre la multitud. Entre
todas las criaturas y las cosas del planeta y del cosmos, ella le importaba. No
le importaba su historia. Quería ser parte de su historia. Competir con sus
recuerdos y derrotarlos. Sabía que muchos están de acuerdo en que las mujeres
deben tener experiencias sexuales. ¡No faltaba más, los tiempos han cambiado! Y
empezaban a criticar los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa por no
haber incluido los Derechos de las Mujeres. Muy evolucionados pero a la hora de casarse buscan a una
virgen.
Sabía del amor y el deseo erótico que
Tocí sentía por él. Pero quería que se lo dijera con palabras. La palabra fija
la idea sobre los supuestos. Exige pensar una y otra vez. Cuando se dice, aun
la primera vez, es señalar que ya se tiene mucho andado en ese camino. El
universo estuvo en el caos hasta que apareció la palabra. Enseguida llegó la
metáfora como herramienta de enlace entre lo que se ve y no se ve. Pero en
tanto no se diga, hablado o escrito, no hay compromiso.
Esa noche no le habló de erotismo
sino de Joyce. Leí lo que me mandaste de Joyce. La cultura, al igual que la
política, se maneja por bloques. Cada bloque sigue intereses concretos. Menos
creas cuando te dicen que es el trabajo literario más grande. ¡Imagínate!
¿Quién puede decir qué es lo más grande en literatura? Es como cuando en los
concursos de belleza te presentan a la mujer más bella del mundo. Y en la banqueta
de la calle de la colonia popular te
encuentras a una muchacha igual o más bella que la del famoso concurso. Siempre hemos oído que el Quijote
es la novela más grande del mundo. No sólo del mundo de habla española sino de
todo el planeta. Y cuando se conoce la historia política del continente te das
cuenta que todo el calificativo se reduce a un pleito entre Santiago
Apóstol y San Jorge. Las reinas de
Inglaterra, entre ellas Isabel, se afanaban por conseguir balancear el poder en
Europa, ayudando a Flandes y desafiando
con ello a España. Los piratas, la Armada Invencible... Cervantes ridiculiza en
el Quijote la práctica de caballería tan extendida en los ingleses desde las
Cruzadas. Cuando advierte que no hay por qué adornar el libro del Quijote con
citas de filósofos “... esta vuestra escritura no mira a más que a deshacer la
autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de
caballerías...”. En estos autores hay altura pero para mi gusto Shakespeare
ocupa el primer lugar en la lista
de mis cien favoritos. Más, lo
que es una hipérbole para mí, no lo tiene que ser para ti sólo para darme
gusto. Dejarías de ser tú. Ahora que si coincidimos en ello, tanto mejor.
Extraviado por el excesivo calor,
escribía que caminar en el desierto es como el devenir que se queda en una potencialidad que no llega a ser. En un
eclecticismo sin síntesis. Cuando pensaba yo que estaba escribiendo bajo el
efecto de algún trozo de peyote, agregaba que al menos esa era la impresión que
tenía esa tarde. Y pensaba con intensidad que tiene calidez el hecho de vivir
entre la gente que llena las calles y los parques. Si bien esta vida
comunitaria puede entrar en la descomposición del hacinamiento. En México sólo
el diez por ciento de los niños juega en los parques. Sabía que la niñez que no
juega tarde o temprano acaba suicidándose de una u otra manera. La televisión
los tiene sujetos en el sedentarismo. La inseguridad de las calles les impide
la convivencia en el exterior. Y faltan áreas verdes. En el la Ciudad de México apenas se llega a tres
metros cuadrados de áreas verdes, por habitante, frente a las normas mundiales
de salud que establecen que estos espacios sean de doce metros. París cuenta
con veinticinco metros por individuo y Washington cincuenta. Una multitud tan
concentrada, como en el Valle de México, entra en descomposición social y
aparecen las conductas delictivas en los niños que más tarde serán los
depredadores de la sociedad. Las áreas verdes en la ciudad vienen siendo así
algo más que simples ornamentos de jardinería. Si al menos se le hiciera caso a
la arquitectura...La arquitectura, como
todo arte, condiciona el estado de ánimo: Teotihuacán…
Me contaba anoche, un poco antes de
irme a dormir en mi camarote de la pequeña plataforma petrolera en medio del mar, esta noche con olas
encrespadas y muy altas,que la historia
profana y la historia providencialista son dos maneras de ver la vida de los
pueblos que han hecho mucho ruido dentro de la cultura occidental. El hombre
como meta de la historia o el cielo como meta de la historia. Ambas
interpretaciones jalonean al hombre como en las competencias de la cuerda entre
dos grupos de individuos tirando en sentido contrario. La idea de Roma
imperial como ciudad eterna se quebró
cuando las invasiones de los bárbaros. Esa eternidad resultó ser finita. La
visión cristiana llevó la idea de la eternidad a un plano donde no pudiera ser
quebrada de nuevo y fue en el cielo. Agregó que los indios tienen el mito. En
estos pueblos jamás ha habido crisis de
credibilidad en el mito. Ellos son
creaciones directas de los dioses, dice el Popol Vuh, y no permiten que
nadie ni nada ponga en duda la veracidad de tal principio. Si deben
desaparecer, como muchos indios norteamericanos o como los aztecas, es que era parte
del mito. En la historia secular los humanos desaparecen reintegrándose a los
nutrientes del subsuelo. En el mito los huicholes pasan a ser parte del séquito
solar, sin perder su yo. Desde ahí iluminan el camino de los que aún quedan en
la tierra. De esta manera los pueblos indios alcanzan también la idea de la
Ciudad de Dios de San Agustín. Igual que la Jerusalén celestial sobrevive a las
múltiples destrucciones que ha sufrido la ciudad santa. El poeta mexica ya lo
había dicho mucho antes que llegaran los
blancos refiriéndose a su ciudad en el lago: mientras el mundo exista, la
gloria de México- Tenochtitlan vivirá. Los indios deben convivir con un mundo capitalista a la vez
que secularizado y espiritual. Pero como
no es ni su lógica ni su espíritu ni su capital, conservan sus valores míticos.
A la larga los otros vencieron con el poder de sus armas, pero su pensamiento
no fue lo suficientemente vigoroso frente al mito.
También me decía que los indios
tenían el conocimiento preciso de las hierbas medicinales de su lugar. De
alguna manera a través del tiempo la gente sabe para qué sirve este o aquel
preparado. De ahí que proliferen los que curan. Pero conocer con exactitud los
ingredientes y recomendar las cantidades, sólo ellos. Una misma planta curativa
podía calmar los nervios pero una sobredosis afecta la salud. En ocasiones
hasta el grado de envenenamiento. Por ejemplo el anís es un te aromático y sabe
agradable pero una variedad de él puede provocar convulsiones. O el sabroso
fruto del capulín si se quieren aprovechar sus hojas como infusión ya contiene
veneno. Este preciso conocimiento fue obtenido
con los siglos a base de prueba y error y con la disciplina de hacer
anotaciones en sus pinturas. Y cuando por azar de la guerra son los primeros que
mueren para acabar con los guías de ese grupo, queda un conocimiento popular
deficiente.
Observó que en estos lugares la comunidad
tiene varias granjas en las que cría
serpientes, liebres...Se aprovechan como alimento y para otros fines
prácticos. Son buenos curtidores de pieles y con las serpientes, además de
comer su carne, se fabrican zapatos, cinturones y chamarras. En este desierto
hay, les decía a los indios que le daban
alojamiento, millones de víboras. ¿Por
qué hacer granjas para criar víboras? También en los bosques había millones de
árboles, le contestaban, y ahora ya no hay bosques. Una granja es el
equivalente a cortar árboles y enseguida reforestar. “No somos cazadores
furtivos depredadores”, le decían. Tener a la vista la armonía del panorama,
con los animales, como sólo un arquitecto del paisaje podría lograr. Es cierto
que los animales como las liebres andan hasta en la calles de las poblaciones
del desierto. Pero son animales carroñeros que nadie aprovecha como alimento.
En las granjas tenemos control de limpieza. Pero la idea de calidad es que
enseñamos a nuestros jóvenes a respetar el mundo. No hay que olvidar que en la
actualidad el segundo delito que más dinero deja, después del narcotráfico, es
el comercio de especímenes y pieles. En África los colmillos de elefantes y
rinocerontes…Lo comete una sociedad que no tiene necesidad de exterminar de esa
manera pues sus requerimientos son con fines suntuarios, no primarios.
Las familias indias que pueden, y aun
las que no pueden, de todas maneras intentan hacerlo, llevan sus hijos a la
escuela para que hagan de esta practica una forma de vida. Difieren de la
concepción no india que envían a sus hijos para que aprendan una actividad en
la que se pueden insertar en una economía de mercado. Ambos desembocarán tarde
o temprano en la búsqueda de recursos para vivir, pero el medio es diferente.
En una concepción, muy orientada hacia el solipsismo, tienen bien marcadas las
etapas de la edad con los grados de escolaridad que para entonces se deben haber
alcanzado. En la otra manera de entender la situación importa más el valor que
tiene lo que se está aprendiendo. En unos se atienden valores tales como la
belleza, dignidad, justicia. En la otra la persecución de la ganancia hace que
los individuos entren en un campo de batalla cuyo primer requisito para tener
las posibilidades de quedar triunfadores es el solipsismo. Atendiendo a la idea
de hacer líderes, los programas de enseñanza de las escuelas privadas y
públicas se modifican de tal manera que se busca eliminar de ellas los valores
del humanismo. Se privilegia la formación de los hijos que a determinada edad
ya estén ganando tal cantidad de dinero, no que hayan leído a Sócrates, Catulo
o Ezra Pound. La historia enseña que precisamente los mundos de triunfadores en
la violencia acaban colapsándose. La tendencia mercantilista de la producción
es la violencia. Los otros son los que no sólo le dan trascendencia sino que
ofrecen un panorama lleno de belleza y moral en la literatura, la
interpretación de la astronomía, el estudio de las ciencias de la Tierra, la
arquitectura...La sociedad comercial se apresura a decirse heredera del
progreso en tanto los que permanecen
pegados a la naturaleza humana son considerados como seres obsoletos...
3
I
Toci aprendió desde niña, en su
etnia, que frente a la naturaleza hay que conservar la armonía o de otra manera
llega el desequilibrio. Para ella y para
la naturaleza. Más tarde entendió que frente a los libros era necesario
proceder de la misma manera. Cuando Don Quijote era como toda la gente, gustaba
de ir de cacería y estaba al pendiente de la administración de su hacienda.
Convivía con su sobrina y con su ama de casa. Y aun observaba cómo su mozo
ensillaba el rocín y manejaba la podadora. Después se metió a leer libros y fue
cuando se volvió loco. No porque leía libros sino porque leía de un solo tema.
De caballería. Se especializó tanto que se imaginó ser caballero. Todos los
otros temas fueron dejados de lado. Aprendió que el que lee acaba por ser escritor.
Y puede ser que de la letra salte a la acción. Como Don Quijote. Más los grados
de su horizonte van a depender de la
variedad de temas y el cuidado que le haya puesto a su lectura. Antes en la
ciencia los sabios eran los que tenían un conocimiento universal de las
ciencias. Ahora la especialización obliga a detenerse en un solo punto pero eso
no debería impedir al menos leer los demás. Don Quijote no hizo caso de tal
principio y acabó hablando de un modo que ya no era el de la generalidad. Pudo
haber hablado como un caballero pues sus lecturas le habían costado pero
descuidó la manera de irse comunicando
con los demás. Igual que Hölderlin o Nietzsche o Van Gog. Soltó amarras y un
día la gente se dio cuenta que entre ella vivía alguien con el que ya no podían
platicar. En su comunidad mazahua había un grupo de Alcohólicos Anónimos que,
de la misma manera, hablaban un lenguaje
tan especializado que ya ni con su propia familia podían comunicarse. Ella no
quería entenderse nada más con el mundo de los alpinistas. Por eso cuando
estaba en México se apresuraba a consultar la Gaceta de la Universidad Nacional
en la sección de “conferencias”. Apuntaba los temas que le interesaban y
asistía con entusiasmo. Iba al mercado donde tenían su taller las otras mazahuas,
que fabricaban muñequitas de trapo, que vendían en las banquetas de la calle, y
les ayudaba en sus tareas. Y en su hábito de leer diario libros seguía cuidando
la diversidad. Aun la diversidad de una misma disciplina. Y observaba divertida
cómo hasta los filósofos habían acabado haciendo sus sectas.
¡Y los poetas sus “corrientes”! ¡Y
los pintores sus “escuelas”!¡Y los indios sus “etnias cerradas”!
Iba entre cactáceas de muy grandes
variedades. Sabía que en el planeta hay muchos tipos de ellas pero en las zonas
áridas se puede apreciar su mayor diversidad. De crecimiento lento y vida
longeva. Biznagas de cuatrocientos y setecientos años. Las había que ya estaban
ahí desde mucho antes que Sócrates viviera. Conocía bien que son de manejo
delicado. Que se les mantiene bajo control y hasta con beneficios terapéuticos.
En tanto se ritualiza permanece en conexión con los dioses. Pero que unos
alcaloides laicizados suelen llevar a la destrucción del individuo.
Ni siquiera Tocí conocía el nombre
totémico de Cork. Igual que Isis, la gran hechicera, se las había ingeniado
para que el dios egipcio Sol Rá le revelara su nombre. Así Tocí lo había
intentado pero ella sin éxito y el otro seguía sin decirle su nombre original.
- ¿Por qué no quieres decírmelo? – le
preguntaba.
El sabía que iría corriendo con las ancianas de su grupo y quemarían
yerbas, copal y comerían hongos ceremoniales con tal de trazar entre las
estrellas un sendero que lo arrojaría en
sus brazos. El la deseaba intensamente pero no quería llegar con los brazos
atados. “Despréciame y me tendrás por siempre a tus pies”, le había escuchado a
una de las tías de Sabrina la Bruja Adolescente. Lo que deseaba era el
equilibrio. Pero sabía que en el amor el equilibrio es infinitamente más
difícil que cruzar caminando en un alambre sobre las Cataratas del Niágara.
- ¿Por qué lo escondes?- volvía a
preguntar.
- Para que la muerte no me encuentre-
le decía riendo - . Por más modernizada que esté, siempre buscará en su
computadora en el archivo de los nombres totémicos. No en el de los inventarios
industriales. Mientras guarde yo el secreto, estaré a salvo.
- ¿No confías en mí?
- Las dos son mujeres...Aun
cuando tú y yo estemos en buenos
términos, puede ganarte la tentación de hacerle un comentario al respecto. Y si
alguna vez nos enojamos, correrías a decírselo...
Tenía elementos para relacionar su nombre totémico con Ome Tochtli: nunca se
emborrachaba…
Quería que Tocí fuera ella misma, no
un retrato o remedo suyo. Que tuviera cultura de manera independiente. Etnica
pero que conociera la o las culturas del mundo. Por eso le urgía a que le
contara un libro o le desglosara algún hecho histórico. De preferencia algo que
él ignorara. Le proporcionaba información cultural propia pero no como un
legado insuperable para ella. No tenía que pensar como él. Le decía que por
terrible que parezca el capítulo doce de La Tournée de Dios, de Poncela, hay
que convenir que se acerca a la realidad de una manera tremenda. Ya sea por
agradar a su hombre o por carecer de temas y repetir las que oye al compañero, la mujer pasa a ser una
copia. Si el marido es taxista ella
hablará de tenencias, placas y permisos. Si es revolucionario se parecerá a la novia de Marcos de Chiapas. Si es
magistrado estará recitando en cada reunión códigos y leyes con sus amigas. Si
es mormón ella sea apresurará a aprenderse las enseñanzas de Joseph Smith. Si es boxeador habrá que cuidarse de esa
mujer. Si es futbolista será fanática del equipo tal. Y cuando él cambia de
giro ella también lo sigue. ¿Qué clase de democracia es esta? Puede ser
formidable que haya coincidencia de gustos pero a condición que se establezca
desde el principio de la relación o posteriormente con toda autonomía. Y sin
que haya guerra por esta causa.
El prefería servirse de las cactáceas
como alimento. En especial el nopal.
Había observado que duraba buen tiempo sin descomponerse. Tal vez se debiera al
clima caliente y seco pero observó que
muchos alimentos de la aldea hopi permanecían sin sufrir daño por ciertas
clases de toxinas que en otras partes afectan a las frutas secas, lácteos y
especias. La inocuidad de algunos alimentos no eran afectados por los hongos.
Nopales y papas crudas en el fondo de su mochila siempre daban confianza cuando
ya los otros alimentos se habían agotado. Varias veces alcanzó la siguiente
aldea cuando ya sólo le quedaban esos últimos recursos...
Observó que el nopal no se “oxidaba”
en tanto no le quitara las espinas…
-¿Cómo lo sabes?-le preguntaba Toci.
Sabía que de la intuición Cork pasaba a formular una hipótesis y ver si acierta
o se equivoca. En cualquiera de los dos casos salía ganando. Era algo muy ecléctico.
Es de los que creen en el método científico y no que los átomos anduvieran en
un rebotar anarquista fuera de toda causalidad.
-Lo sé- y agregaba-: Bueno, después
de todas no creas que soy tan ajeno al hábitat, como lo sería, por ejemplo, un
suizo. O un mexicano habitante de la ciudad sureña. O una mazahua como tú, cuya etnia ha tenido siempre su
asentamiento en los bosques altos y fríos al pie del Nevado de Toluca. Por
miles de años nosotros hemos vivido en el desierto. Acuérdate que pasando la
ciudad de Zacatecas empieza el gran desierto. Y durante diez generaciones los
de Aztlán caminaron por el desierto en busca del gran lago alto al pie de las
montañas nevadas. Durante diez generaciones comieron serpientes cascabel,
alacranes, lagartijas, tunas y nopal de donde extraían agua y azúcar. Azúcar
natural. Y peyote. Durante diez generaciones comprobaron que la noche pertenece
al mundo de los espíritus. Y en todo ese tiempo aprendieron que el peyote puede
convertirse en dueño del hombre, por más
fuerte que éste sea. Sólo los que tienen permiso de los dioses pueden comerlo
sin sucumbir. Como yo no soy de esos
privilegiados, me parece que lo mejor es saludarlo con respeto y pasar de
largo. En un combate, de poder a poder, no tendría yo la menor oportunidad.
Quedaría convertido en una piltrafa. Solamente siendo humilde se le puede
vencer. Y hasta ahora lo he logrado. La vida nos urge a conocer nuestras
fuerzas y nuestras debilidades. Hay que verlas de frente. El otro que también
conocía sus debilidades era Ulises, el de la leyenda griega, ¿te acuerdas? Por
eso pidió que lo amarraran al mástil de su barco al pasar frente a la isla
habitada por las encantadoras sirenas...En la vida he conocido a muchos que
desafiaron a este poder y acabaron con el hígado destrozado en una cama de
hospital. O en un manicomio. Un tiempo, en mis años de estudiante, trabajé como
fotógrafo en el anfiteatro de la Facultad de Medicina y sé de lo que te estoy
hablando...
Cuando los navajos sabían que no llevaba sueros contra los crótalos o los
alacranes, le decían con afecto al despedirlo: “Adiós maloliente perro”.
Siempre le divertía esa antelación del adjetivo con respecto al sujeto. No
sabía si lo decían por los días que no se había bañado o pensando que en breve
podría estar convertido en composta, debido a una mordida de víbora... En el desierto no es nada raro que un
orgulloso humano aparezca, un mes más
tarde, en forma de excremento de
víbora....En ausencia de sueros le hacían dar una vuelta en derredor de sus dioses de madera... Los tótems indígenas
no son sus dioses vivos y presentes, si no la imagen de lo que es y permanece
detrás de los totems. La vida comunitaria, la práctica endógena y la relación
simbólica con algún animal o elemento de la naturaleza...El Sol detrás del sol.
El Águila Solar. El Viento, el Venado, como en los huicholes, etcétera. Es el
eterno y polémico tema de la idea y la
representación. De la dualidad del ser y del fenómeno que tanto preocupaba a
Heidegger en su Ser y el Tiempo o a Schopenhauer con El Mundo como Idea y Representación. Por cierto, me recomendaba, que debes leer a Heidegger. Es cierto que da
palos de ciego porque pierde el camino y luego lo vuelve a encontrar. También
que sabe pensar aunque le faltó la brillante prosa de Nietzsche. No corta la
redacción. Sus largos párrafos “pegan” varias ideas y entra cierta confusión.
Pero nada de eso le quita que sea un pensador que ayuda a vivir. Y si pensamos
que este tipo de intelectuales no se dan en maceta...
Ya sabes que me gustan los lugares comunes, seguía. Las frases
gastadas. Saboreo todo esto. Digo que
pocos se ponen a pensar a estas alturas
en la inmensidad que significó para todos el invento de la lámpara
incandescente. ¡Ni siquiera les impresiona ya ver cientos de toneladas de
hierro a diez mil metros de altura surcando las nubes y además llevando en su
interior a cuatrocientos pasajeros! ¡Los millones de vidas que salvó la
penicilina! Sostengo que se trata de conquistas que tuvieron lugar en algún
momento de la historia de la sociedad y que se siguen conservando. ¡Son
extraordinarios lugares comunes!, si cabe la expresión. Los exquisitos no
deberían olvidarlo. ¡Al menos yo estoy dispuesto a recordarlo hasta el último
día! ¡La repetición oral diaria y eterna
en la tribu de los huicholes! Los mismos relatos de nuestros padres que
escuchamos durante tres décadas o más. Homero se sabía un gigantesco lugar
común que iba repitiendo por toda Grecia. Escribir con la misma ortografía, las
máximas de Confucio, el eterno repetir
El Corán con toda exactitud, sin quitarle ni agregarle una de sus 323,
631 letras y 77, 934 palabras. Volver a leer el libro que tanto nos gustó.
¡Siete veces he leído El Gran Gatsby, de Fitzgerald! Es como
moverse estando encima de una banda sin fin. El Eterno Retorno de Nietzsche es
una mayúscula repetición de frases. Recuerda Guillermo: no me hables del
solitario que maldice la rutina y busca
la soledad pero viviendo entre uno de los pisos del condominio y a media tarde
se dirige a comer a Sanborns. Es como haber perdido la capacidad de asombro
ante algo que nos gusta. San Francisco
de Asís y el Marqués de Sade son los dos extremos de una misma cosa, o persona.
Me quedo con el hombre rutinario y mediocre. El que construye y conserva en los
mejores términos a la sociedad de todas partes. El hombre mediocre es el que
reúne en una sola persona al innovador revolucionario y al conservador. Al
hombre rutinario y mediocre no le gusta que lo aldeanicen ni lo conviertan en
la mitad de algo. Pero es una gran
tentación para los sectarios, que se lo quieren llevar para su cubil. Por eso
el rutinario debe leer y más leer.
II
Al abandonar por las mañanas su
tienda entre las arenas veía hacia el este y exclamaba ¡Maravilla, volvió a salir! Otro lugar común es dejarse ir de cabeza en los 37 grados de la mañana, a
través de los horizontes en los que todo
está por comenzar. El eterno comenzar una aventura también llega a ser una
rutina. Pensaba en los héroes de la
leyenda. Pensaba en las grandes batallas que el individuo tiene que librar
consigo mismo todos los días. El fumador de sesenta cigarros al día. En el que
no puede dejar de beber alcohol en cualquiera de sus manifestaciones. La gran
batalla contra la báscula... Primero es
necesario conquistarse uno mismo y después pensar en salvar al universo. ¡Si es
que el universo en realidad necesita ser salvado! Decía que es fácil ser
reformador de la sociedad y las grandes utopías llenan nuestros libros. Pero
que la empresa que tenemos frente a
nuestras narices cuando nos vemos en el espejo... El individuo que conoció en
Nueva York fumaba como Bruce Willis en El Ultimo Boy Scout y como Juan Orol en
Gangster contra Charros del Tenampa, se la pasaba hablando de la libertad que
el humano debería de tener.
¿Y dónde cabrones quedó la libertad
en medio de tanto determinismo?, decía. Si escupes para arriba la saliva te
caerá en la cara, si tu familia murió de diabetes tú, si te descuidas, morirás
de diabetes. Veinticinco años más tarde, cuando la acidez cambia o el
tricomoniasis que hasta entonces permanecía agazapado e inocuo en alguna parte
de la vagina, empieza a manifestarse. “Uno no debe confiar demasiado en sus
propios planes pues la Fortuna tiene los suyos”, recomienda Petronio. Y el
urólogo agregaría que se pueden emprender los más atrevidos proyectos en tanto
no empiece a crecer en los hombres esa
membranilla llamada próstata. Mientras eso no suceda se pueden hacer berrinches
reclamando la amada libertad. Pero igual no se puede jugar con el colesterol más allá de ciertas
cifras. O con la glucosa o con los triglicéridos o con el ozono o con la
democracia. Seguiría el caos y la dictadura. Stalin parecería un ángel de Dios
ante el imperativo de tomar pastillas para controlar esto o aquello todos los
días que quedan por delante.
- Es posible dormir a pierna suelta
en las sabrosas y oscuras horas de la noche. Pero cuando las placas
Norteamericana y Cocos se muevan allá abajo, hay que salir corriendo si no se quiere terminar aplastado-, le contestaba para seguirle
la corriente.
El tipo estaba ya
borracho por completo.
- Acuérdate lo que dice Gosling de la
droga laicizada.
- No he leído a Gosling.
- Un inglés que escribió un enorme
trabajo crítico sobre las ideas de Platón. Tipo curioso. No creía en el filósofo
y pasó su vida estudiándolo. Pero lo hace desde la episteme y por eso vale la
pena conocerlo. Bueno, este Gosling dice que si alguien busca en lo personal o
defiende públicamente, pasar la vida tomando estupefacientes, está propugnando
por un proceder que conduce a la
destrucción... ¿Por qué los ebrios, en lugar de ver una sola cosa, ven dos?, le
preguntó el geógrafo a El Principito
- No sé pero yo me he preguntado
¿hasta dónde nuestro ácido desoxi le permite al cerebro volar sin necesidad del
peyote? Me acuerdo que Emerson decía, en su mundo cada vez más utópico, que los
hombres van donde los lleve su costumbre. Los hombres de fe religiosa al
templo, los lectores a sus libros, los futbolistas a la cancha de las espinillas rotas y nosotros aquí estamos, en
el bar.
¿Hay remedio? ¡Un núcleo hirviendo y
moviéndolo todo! ¡Y no hay que olvidar que el cambio viene desde el exterior,
como pregonaba Spengler! ¿Del cielo? Si quieres. Las fuerzas del universo
presionan la corteza terrestre...Pero déjate de pendejadas. ¡Mejor maravíllate
si mañana vuelve a salir el Sol y, si esto sucede, exclama como Kayam: “un
jardín, una jarra de vino y una joven!
Ayer caminaba entre una zona de
saguaros, me contó por la compu. Empezaba a buscar un lugar para pasar la noche
cuando una tormenta de polvo empezó a barrer el chaparral. Como de todas
maneras ya pensaba parar de caminar e instalar la tienda, se apresuró a armar
los dos aros de la estructura en forma de iglú. Es cosa de tres minutos pero
aun así apenas tuvo tiempo de arrojar la mochila hacia adentro e introducirse
en el lugar. Subió todos los cierres y quedó aislado en el interior del refugio
de tela. Escuchó durante una hora cómo eran golpeadas las superficies por los
granos de cuarzo de todos tamaños arrojados
por el viento. Pero en el interior se
estaba bien y ni siquiera las partículas más finas molestaban las vías
respiratorias. Encendió la pequeña estufa para preparar el café. Como después
de dos horas el huracán seguía allá afuera, moviéndose dentro de una temperatura
de cuarenta grados calientes, se puso a
leer un poco. Después abrió la pequeña computadora para enviar hasta los Andes
la reseña de algo que había leído estos
últimos días. Leía por las mañanas antes de empezar a caminar y por las
tardes, cuando ya había instalado el campamento, aprovechaba
la luz antes que oscureciera. O bien leía a la luz de la vela ya que procura no emplear mucho la
lámpara con la idea de proteger la vida de las pequeñas baterías.
Le enviaba las impresiones de la mencionada lectura. Pero
antes le decía que ya con los últimos
minutos de luz salió un poco de la
tienda para los inevitables procesos fisiológicos de la condición humana. Se encontró con el maravilloso espectáculo
del atardecer de un día de tormenta de arena. Una espesa nube de polvo fino cubriendo todavía el chaparral sobre el que sólo destacaban los altos
saguaros. Y en el cielo, entre la noche que ya había caído, una enorme Luna semivelada en su parte inferior por el polvo
de arena. Desde su sitio parecía velada la mitad inferior de la deslumbrante esfera blanca. Encima el Lucero de la Tarde
¡Tlahuizcalpantecutli! brillando fuertemente un poco arriba del medio círculo
de Meztli! Son esas escenas que taladran
el cerebro y quedan grabadas para siempre en el alma...
Tenía mucha sed y poca agua. Piensa
que la recirculación del agua en las ciudades y en los ríos contaminados ya es
viable. Pero muy costoso el proceso. ¡Y el avance tecnológico va muy adelante
con respecto a la irresponsabilidad de la gente para manejar este vital
recurso! No hacemos caso cuando escuchamos por todas partes que el mundo
tecnológico no humaniza. Aquí están las consecuencias. Tirar mil litros a la
alcantarilla no les dice nada. ¡En el desierto-lo repetía- puedes salvar la
vida con la cantidad de agua que necesitas para rasurarte! Tiene sed y recuerda
que es el tiempo en el que los flamboyanes florecen en México y las bugambilias
llenan las calles de Cuernavaca. Las banquetas se cubren de enormes manchas
color blanco y azul pálido por las moras que caen de los árboles. ¡Ni siquiera
en un cuento de hadas podría haber tanta belleza! Por esas calles caminaron los
personajes alcohólicos de Lowry. ¿Te acuerdas de Malcon Lowry?, me preguntaba.
Estar en el desierto y cruzarlo tiene aspectos idénticos, en cierta manera,
con el acto de escalar. Hay temor y angustia en la medida que el acto de
escalar es potencial y se encuentra a la distancia. Esa situación, vista ya de
cerca, intensifica el sentimiento de angustia. Ascender los primeros centímetros
de la roca o caminar los primeros metros en la estepa, casi borra todo lo
anterior. El gozo que se experimenta se
debe a la realización en sí que está teniendo lugar. La solución inmediata del
siguiente tramo exige atención, fuerza y audacia. Pero también hay gozo porque
la acción ha desplazado toda aprensión. Por eso el insomne anhela que ya
amanezca para librarse de los pensamientos que
han encadenado su mente y no lo sueltan.
La última consideración sería que por fin se ha dejado de sufrir con la espera.
Esta espera que implica tanta angustia.
Los peligros que llegaban a la
mente no existen ya o han sido
superados.
Se dijo que lo mismo en el amor.
Imaginó a Toci temblando de emoción, en los helados Andes…
Despierta al oír que las paredes de la
tienda se agitan entre la noche cerrada.
Busca la cuerda a la que le ha amarrado un mosquetón. Es todo su arsenal
bélico. Si un puma, lobo o coyote lo atacara, ese mosquetón, su inteligencia y
su adrenalina tendrían que sacarlo del apuro. O sus ligeras piernas para correr
más que el depredador. De otra manera,
se decía riendo, el otro se habrá ganado su almuerzo. Cargar con un arma de
fuego ya le parecía vesánico. No se consideraba con propensión a matar ni
tampoco creía sentir un miedo tan grande como para llevar una escopeta.
Dejemos esos instintos guardados a buen
recaudo. Tranquilos, que nadie los despierte. No era de los que negaban que los
mexicas llegaron a hacer de la guerra un deporte y la ceremonia familiar,
después del sacrifico gladiatorio, era comerse los corazones de sus
prisioneros. Atravesar con la lanza el
vientre de la mujer embarazada de la etnia enemiga o azotar al niño contra las
rocas hasta que muriera era una elemental medida de táctica preventiva de los chichimecas.
Ellos no tenían campos de concentración. Se los llevaban para las comidas
ceremoniales. Los aztecas eran poetas y grandes observadores del cielo. Los
salvajes eran los chichimecas que gustaban de comérselos crudos y sin sal. Ahora hay que dejar que la
naturaleza haga su juego. Sin la ventaja de la tecnología. El mosquetón manejado con habilidad al menos
igualará el poder de las garras de las fieras. “Acabaré en su panza o él
acabará en mi plato”.
Pero no había tal peligro. Era el
vientecillo frío del norte el que agitaba las paredes de tela. Había instalado
la tienda en lo alto de la duna para aprovechar hasta le ráfaga más débil. Se
asomó por la mirilla del mosquitero y vio entre la oscuridad que la arena se
levantaba unos veinte centímetros. Al chocar los granos de cuarzo hacían un
rumor que iba por las crestas de las dunas y descendía hacia los valles.
Todavía no llegaba el rocío nocturno y las arenas no se habían humedecido. Se
quedó viendo hacia la oscuridad. No podía penetrar la noche con la vista pero
esperaba descubrir algo que le indicara cómo se presentaría la situación
atmosférica. Cómo estaba la relación de los vientos fríos y los calientes. Eso podía desatar el infierno. Después las
arenas se fueron apaciguando hasta quedar otra vez en reposo. Miró hacia las
estrellas. Siempre lo hacía. Casi era para poner los pelos de punta. Qué
impresionante serpiente monstruosa se retorcía sobre su cabeza. Miles y
millones de cosmos queriendo llenar a Tezcatlipoca eterno. Buscó hasta
localizar a las lejanas Cabrillas. El Paraíso de los mexicanos en el cielo. Y
siempre que miraba se acordaba de Cronin. Las estrellas miran hacia abajo. Y
Cork se preguntaba ¿o miran hacia arriba? Si así fuera entonces lo que lo
mantenía pegado al planeta eran los dos metros por uno del piso de su tienda.
Entendió que no podría conciliar el
sueño tan fácilmente. Extrajo su pequeña
estufa alemana de escalador de la bolsa
de su camisa, la desplegó y puso a calentar el agua para prepararse un café.
Prendió la vela y consultó su Alaska. Había una nota de Toci. Todavía medio
dormido no entendía de qué se trataba. Por fin fue leyendo que Don Quijote imita a Lancelot du Lac en
su figura de caballero andante y se sirve de algunos de sus versos. Lancelot es
el personaje romántico que da vida a novelas y leyendas bretonas. La obra de
Cervantes es una sabrosa parodia entre dos naciones enemigas que divierte a los
españoles a costa de uno de los grandes personajes de la literatura inglesa de
ese tiempo. Imagina, le decía, a El
Chapulín Colorado que divierte a millones de indoamericanos y latinoamericanos
de los países del sur a costa del Superman de los angloamericanos. Pero es una
parodia tan bien escrita por Cervantes que llegó a gustar a ingleses como
Chesterton. A lo mejor por eso muchos ingleses no quieren a Chesterton. Lo que
mueve a Lancelot es algo que tiene que
ver con la espiritualidad plasmada en la búsqueda del Santo Grial. Cervantes
circunscribe el leit motiv de la actividad de su personaje a un antropocentrismo
cuyo destinatario va a ser una mujer tan idealizada que ya nada tendrá que ver
con la Aldonza Lorenzo de carne y hueso propensa a que se le descalcifiquen los
huesos o se le piquen las mueles. Dulcinea está más allá del tiempo.
III
Camina dentro del calentamiento del
desierto y del planeta. Piensa que la gente está familiarizada con las épocas
de las glaciaciones. Sino de recubierta helada general sí en los polos. Pero le
parecería extraño, me escribía Cork, que le hablaran también de la contraparte
que son los calentamientos globales de la Tierra. El calentamiento presente
coincide con la aparición de la civilización industrial y sus emisiones de
dióxido de carbono a la atmósfera. Ha llegado la paranoia. La inclinación del
eje de la Tierra, las características y los cambios del suelo, la vegetación,
los océanos, los volcanes y la radiación solar hacen lo suyo. Entretanto el
hombre carga ya con el sentimiento de culpa de haber enviado desde los motores
de sus máquinas, una importante cantidad de dióxido de carbono. Alguien tendría
que decirles que puede dormir tranquilo. Es más bien una manifestación de ego.
Su orgullo saldría lastimado si se pusiera a medir fuerzas con la Tierra y
provocar un sismo de cinco grados a lo largo de mil kilómetros. Lo que está fuera de duda es que
el calentamiento global provoca la proliferación del mosquito anofeles…En los
frentes de guerra, en el Canal de Panamá, ha causado miles de muertes de
humanos.
La tercera semana caminaba entre el
matorral con cincuenta y dos grados. Me
diría después que tenía la impresión que deliraba pues le pareció de pronto que
la obra del escritor ruso era imperecedera porque hablaba de cosas inmortales
como son los instintos en la perspectiva de los hábitos. Le gustaba la
habilidad del autor para hurgar en la conducta humana. Le gustaba su
experiencia y técnica como escritor. En ocasiones sentía que Dostoievski
necesitaba lectores masoquistas sobre todo en Crimen y Castigo. Pero aquí es el
mundo de los jugadores. El propio Dostoievski es un jugador y sabe de lo que
habla. Es un adrenalínico y necesita esa tensión de alto voltaje para vivir
muriendo. Miserable y luego millonario en sólo dos minutos o el tiempo que
necesite para que la ruleta se detenga una vez que ha sido puesta en movimiento
bajo la mirada llena de tensión de los apostadores y de los mirones, la mayoría jugadores arruinados. O millonario y luego
miserable en ese mismo lapso de tiempo. En realidad no importa el resultado. Lo
esencial es vivir la tensión del juego. Como un morfinómano, un alcohólico, un fumador,
un apostador de carrera de caballos,
un sedentario que juega el juego mortal echado en el sofá, un escalador compulsivo, un torero, un soldado en el frente de batalla...De una u
otra manera el resultado destruirá a la larga
o a la corta. Pero no importa, lo que importa es jugar el juego de alto
riesgo. Cuando Alexei Ivanovitch gana y vuelve a ser rico, se apresura a
despilfarrar ese dinero. Lo que él
quiere es el juego, no el dinero...En
quince días vive como ni siquiera un rey soñó. Y una mañana se despierta con
que no tenía ni siquiera para el almuerzo. Trabaja por ahí en cualquier empleo
manual que le haga ganar algunas monedas. Digamos, un sueldo mínimo o dos. Con
impaciencia esperará a que abran el
casino y pondrá cinco pesos al zero o al rojo o al negro. Y, con suerte, en una
hora volverá a ser rico. Y si lo limpian, si en su bolsillo no queda ni
siquiera para pagar el pasaje urbano...
Al llegar a la cima de la primera
duna se sentó a mirar el panorama y
beber un trago de agua. Había tantos grados que serviría para preparar un café negro...La soledad era
tan impresionante que se olvidó de
Dostoievski. En cualquier dirección que mirara sólo había desierto, cielo y un
sol deslumbrante. Siempre acababan juntándose. Sintió un nudo en la garganta y
una enorme nostalgia por encontrarse entre la gente. En la esquina del café El
Jarocho de Coyoacán. Ni siquiera el
preso que ha permanecido un año en la celda de castigo podría entender esta
soledad. Sabe que al otro lado de la pared se encuentra la gente. O que alguien
le arroja la comida por debajo de la puerta sin siquiera verlo. Se rio en tanto
pensaba en los que escribían de la soledad. O como dicen los norteamericanos, franceses
y españoles: se enmierdarían. Pero ni siquiera estas materias fecales
malolientes daban idea del asunto. Solamente existe una palabra en el universo
que puede dar idea de tal estado de ánimo: chingada. La chingada, como todos
los mexicanos saben, se localiza más allá de todas las galaxias...
Cuando estaba en la ciudad añoraba la
soledad de las montañas. Era el eterno oscilar del péndulo. Sabía que el
individuo puede recibir influencias del medio ambiente pero seguirá siendo como
fue troquelado por su composición genética. En el centro de una manifestación
de un millón de personas o solo en la
soledad del desierto, será lo que siempre fue. Internarse en el desierto es ir
con ánimo de no descartar lo inesperado o alguna expectativa no considerada en el
plan general de la travesía.
En las manifestaciones más
multitudinarias y apelmazadas de la calle la persona encuentra su relación con
respecto a los otros y con ello afirma su individualidad. Chesterton encierra
en pocas palabras todo el complicado asunto que los filósofos llaman devenir:
“Un hombre se sube al ómnibus porque está cansado de caminar o camina porque
está cansado de estarse quieto.”
El tema de la antropofagia volvió a
su mente. Pero no supo por qué.
Al otro día lo mismo. ¿Acaso tenía
hambre?
Al tercer día lo mismo. ¿Sentía
miedo? Al cuarto día pensó que la antropofagia podría volver a nuestro mundo…
La economía…La sobrepoblación… La gente evita este horrible pensamiento…
Un cuervo volando a baja altura lo
previene que en las proximidades puede encontrarse un coyote. El cuervo
localiza desde el aire algún animal muerto. Después, por un extraño mecanismo
de asociación, el cuervo desciende y con ello el coyote llega al cadáver y el
ave se aleja elevándose. Por lo general el coyote anda en pareja para
facilitarse la caza de comidas veloces. La liebre corre en grandes círculos.
Dicen los indios que un coyote la sigue
media vuelta y el otro coyote la otra media vuelta. Así es como acaba por
detenerse extenuada. Los indios adoptaron esta técnica de caza de liebres. Cork
observaba el vuelo del cuervo. Si perdía altura se desviaba de la dirección en
que el ave iba descendiendo. De esa manera él evitaba el lugar en que con mucha
probabilidad se encontrarían los coyotes... Los ancestros de Cork llegaban al
Valle de México y al regreso en el desierto contaban de las grandes poblaciones
de aves endémicas. Y en especial de la migratorias. Grandes polinizadores que
ayudaban en el control de insectos y roedores. Hacía ya doce siglos caminaban a pie durante meses
desde Arizona y Chihuahua. O de regreso de Chihuahua hasta el desierto que
llaman de las Cuatro Esquinas, en lo que sería Estados Unidos. Al alcanzar las
pequeñas serranía de Tepeyacac, en el Valle de México (en ese tiempo Valle de
Anáhuac) se consideraban al final de su
camino. Caminaban treinta kilómetros hacia el sur hasta llegar a Tenayuca. Aquí había (aún está) un hermoso templo a el dios del norte, “el más grande de los
dioses”. Siglos más tarde los aztecas construyeron calzadas entre el enorme
lago y hubo que caminar otros veinte kilómetros hacia el sur. En México –
Tenochtitlan estos habían construido otra bellísima pirámide a Tezcatlipoca,
como se llama al dios más grande. Ahora solamente dos horas les llevaba llegar
en avión a la capital desde los desiertos del norte y otra media hora en taxi
para entrar al recinto del antiguo templo en el “Zócalo”. Pero siguen fijándose
en las aves. Ahora, debido a la contaminación brutal eso casi
ha llegado a su fin. Ya sólo
quedan unas cuatrocientas especies endémicas. Todavía llegan las migratorias
pero también estas han disminuido mucho. Solo un lugar muy reducido les ha
quedado en el centro de lo que es la cuenca de la antigua laguna a la que
arriban cisnes, patos y gansos. De las otras han podido distinguirse palomas,
gorriones, tordos, colibríes, golondrinas.
Olió el aire sobre la duna. Caliente
y seco. Se dijo satisfecho que estos son dos factores que mantendrán lejos a
los “contaminadores” Si bien el desierto no está a salvo de que las corrientes
de aire que le dan la vuelta al planeta traigan contaminantes. Pero todavía no
son una amenaza. Pensaba que la deforestación, erosión y contaminación de suelo
y agua no son extraños fenómenos a los
desiertos. Aunque somera ya pueden estar ocasionado una señalada merma en la
población de reptiles. Además está el tráfico ilegal de animales. Tal vez no
falte mucho tiempo para que el balance del ecosistema desértico se
descontrole...De trescientas especies de serpientes que hay en el país sesenta
son venenosas y siete son temibles para el humano. El monstruo de gila, una
especie de lagarto de los llamados
“enchaquirados” o “perlados” y las
“coralillos”. Hasta estas están bajo amenaza por la lejana pero incontenible
contaminación del mundo moderno.
Se dio cuenta de inmediato que aquí no había
estridencias. Como sea, consideró que al menos veinte decibeles habían
desaparecido en el trayecto de Nueva York al principio del desierto. Como los
reflejos agresivos son para la vista, y la gente utiliza lentes polarizados
para atenuarlos, así el exceso de decibeles. Con la diferencia que los altos
ruidos se producen de manera deliberada. Una generación sorda de la ciudad no
tendría mucha oportunidad de sobrevivir en el desierto. Aquí hay que poder escuchar el aviso de unos
mortales cascabeles que advierten...O el
minúsculo trasiego del escorpión que se acerca...O el trotecito monótono de los
coyotes o el muy esporádico reacomodo extremadamente silencioso del lince que
observa desde el otro lado del bosquecillo de la gobernadora o el vientecillo
que empieza a agitar las arenas y en quince minutos más puede haberse
convertido en un tornado...
4
I
Una de las tribus hopis por la que pasó era
centenaria. Una de las razones de su
existencia se debía a su manera de gobierno, tan común a todas ellas. La otra a
que la libertad de que gozaban, como elemento de equilibrio a la mencionada
autoridad, estaba sustentada en la lectura de los libros. Tenían una buena
biblioteca común. Además que en las casas, el libro era parte de los enseres y
cacharros de la casa. Abundaban por todos lados junto con los zapatos, las
bolsas de cosas o los trastes. En el retrete habían instalado un mini librero
para consultar cualquier cosa en tanto permanecían sentados. Sabían que las
ferias de libros servían para difundir y vender textos. Pero que el hábito de
la lectura sólo en la casa y en la escuela se forma. Otras tribus entraron en
el desacato de la autoridad a la vez que
descuidaban la lectura cultural. Con el tiempo presentaban una tendencia
a la desaparición. Finalmente, cuando ya sólo quedaban unas veinte familias,
buscaron salvarse y rescatar sus
costumbres uniéndose a otras tribus. Eclecticismo integrador. Cuatro de esas
familias fueron recibidas en la tribu hohokam. Desde la primera tarde sus niños
fueron llamados a que se integraran al círculo de lectura.
Cork se refería al eclecticismo disolvente que
impera en las ciudades.
-La ciudad es el mundo moderno de la ciencia y
la tecnología, y la cultura-arguía yo.
-¿Qué ciencia, qué tecnología, qué cultura?
-Replicaba.
-¿Con menos de 3 mil doctores graduados, por
10 mil habitantes, en el año 2008 en México, contra 49 mil en Estados Unidos? 1(uno)
científico en México en el año 2 000 en 10 mil habitantes, por 39 en Alemania.
Con el 0.35 de gasto % del PIB en
ciencia y desarrollo en el año 2 000
contra 4,27 en Suecia…Si eso no es eclecticismo disolvente dime cómo se llama
lo sucede en nuestra maravillosa ciudad.
Sólo se tomaba unos segundos para agregar:-
-Es sólo la mitad del asunto. La otra mitad es
que esos científicos egresados no encuentran fuentes de trabajo sustentable.
Sólo el empleo en contratos renovables cada mes, en trabajos de obreros, sin prestaciones, que
nada tiene que ver con la naturaleza de sus estudios universitarios.
-¿Cuál es la solución, según tú?
-No hay recetas de cocina. Pero es obvio que
los “países de punta”, del planeta, en este siglo veintiuno, están ahí porque
le dan mucha importancia a su desarrollo de ciencia y de tecnología pero,
primordialmente, a que procuran mantener, en niveles lo más bajo posible, a la
corrupción y a la impunidad de su población.
-¿Y quién es el guapo que llevaría a cabo tan
revolucionario cambio?
-Lo primero compete a las universidades. Lo
segundo a las iglesias y sistemas filosóficos que privilegien los valores
éticos.
Cork sabía
que muchas de las bibliotecas públicas de México son meras bodegas de cachivaches…
Las vetas de oro, los yacimientos de petróleo
o la adquisición del espacio vital siempre fueron detonantes para las guerras
de conquista, ¿estás de acuerdo? Me preguntaba a mí, que me la pasaba
explorando o explotando pozos de petróleo. Pero enseguida entendí por qué aquel
viajero solitario del desierto lo hacía. Bueno, lo mismo podría suceder en
breve tiempo por carencias en el abasto de agua. ¿No crees? Escucha. Al menos
cuarenta países están ahora en esa perspectiva. Créeme. Si no hay acuerdos de
cómo utilizar los acuíferos podría haber
crisis internacionales con inevitables escenarios bélicos. Como en el
pasado. Unos matarían o morirían por
controlar el agua. No es ninguna idea loca. Hay en la actualidad países del
desierto arábigo muy ricos por los hidrocarburos pero que deben importar agua.
Imagina si este líquido dejara de llegarles...Pero también en América y África
y en otros continentes se piensa en los aseguramientos de las fuentes del agua,
ríos, afluentes, veneros o costas de seguridad nacional. Piensa en Egipto y en
Sudán con respecto al río Nilo. En el pasado se cortaban cabezas de reyes y
plebeyos y los ejércitos invadían naciones, al grito de ¡viva la libertad!
Concepto con el que bien se podía uno
pasar al menos un año filosofando sentados en torno de una mesa tomando
cerveza. Imagina cuando se trata de algo con lo que puedes morir si te falta
cuatro días...Créeme que el 22 de marzo, que es cuando se conmemora el Día
Mundial del Agua, está destinado a ser más importante que cada 16 de
septiembre, 4 de julio o Primero de Mayo o cualquier otra fecha gloriosa que se
te venga a la memoria...Estarás pensando que el setenta por ciento de nuestro
planeta se encuentra cubierto por el agua. Es cierto pero de esa cifra
considera sólo el tres por ciento de agua dulce. Y de esta nada más el uno por
ciento está al alcance de nuestra mano y pésimamente mal distribuida. No
necesitamos ir lejos para verificar este fenómeno. En Chiapas hay más ríos que
en el mismo Tlalocan. En cambio en el norte del país...Para acabarla de
empeorar al calentamiento global ya no le queda mucha nieve de las montañas blancas para fundir. Y
lo que por la misma causa se derrite en
los polos, se mezcla en el agua salobre de los mares...
El agua es el primer jardinero, observaba
Emerson, porque siempre planta hierbas y flores. Dos siglos más tarde la
princesa heredera de Suecia patrocina un premio anual para quien, entre los
jóvenes, presente el mejor trabajo que considere cómo preservar el líquido. En ese país fue creada
la Fundación del Agua. No obstante en México el diez por ciento de la tierra
con riego se abandona por escasez del agua. Los mantos freáticos se secan y el
noventa por ciento de los ríos están contaminados. Esto sucede en un lugar que
albergó, en una de sus montañas arriba
de los cuatro mil, al dios del agua y que Cork conocía bien desde niño.
Ascendía a la cumbre y estaba familiarizado
con el mito. En el siglo dieciséis se
derribó su ídolo representativo de esa
cumbre. Sí, a partir de entonces se dejó de transmitir a las generaciones que
siguieran la sabiduría ancestral y respeto por el agua. ¡Ahora estamos
entrampados en nuestra propia trampa! Se laicizó el agua y los niveles
freáticos están secos. Si solamente hubieran entendido que se trataba de una
imagen, un ídolo, un símbolo que representa algo que no se puede destruir a
riesgo de destruirse a sí mismos. En realidad todos saben que el agua jamás se
destruye. Pero si cambia de lugar. Los que se quedan en ese terreno, si no
quieren sucumbir por la tala, la erosión y la ausencia del agua, deben emigrar
para acá, para Estados Unidos. Sí Guillermo, se desterró a la mitología y con
ello se fue también el agua. La Comisión Nacional del Agua, de México, ahora
pasa grandes apuros para llevar el líquido a la ciudad. Hace un siglo se
derribaban bosques y cegaban sus lagos para edificar conjuntos habitacionales.
Ahora ya no hay bosques y en cambio, por cada cuarto de litro de orina que
expulse de sus riñones, cada individuo de esos edificios, se necesitan siete
litros para desalojarlos de la taza. Dato nada romántico pero cruelmente real.
Como sea, Tláloc no se ha olvidado de su pueblo.
Cada tormenta que se generaliza en el Valle de México, al oeste del Popocatépetl,
es como un embudo de cien kilómetros por sesenta que envía millones de metros
cúbicos al suelo. Pero sus hijos cabezas duras se dan prisa en regresarla al
mar mediante los canales de las alcantarillas y el drenaje públicos. Paralelo a
eso apresuran la empresa de talar los bosques sin reforestación.
Toci encontró una comunicación de Cork que
decía: “En tres días llegaré al Tlalocan”. Casi se horrorizó al leerla. ¿Era literal
o metafórica? Lo primero quería decir que, efectivamente, había alcanzado
Kaibito. Y aunque no se tratara naturalmente de un paraíso, de seguro que la
población tendría sus prados verdes. Pero, si fuera una metáfora significaría
que estaba agonizando y en tres días estaría en el Tlalocan espiritual, lo que
geográficamente se conoce ahora como Sierra Nevada, en el sureste del Valle de
México. Los grandes aparatos volcánicos al este de la Ciudad de México con sus
extensos y helados bosques sobre los
tres mil. Al escribir esas palabras Cork sabía que Tocí entendería. Tenía
cultura para ello. En la Ilíada Aquiles dice a Ulises que piensa retirarse del
sitio de Troya y llegará en tres días a la fértil Phta. Sócrates en su celda le
comunica a Critón que ha tenido un sueño y una mujer bella, esbelta y vestida
de blanco, le decía al filósofo: “Dentro de tres días llegarás a la fértil
Phta”.Critón le dice que puede comprar a los guardias y él podría escapar. Es
decir que, en caso de que no acepte, en ese lapso de tiempo Sócrates ya habrá
muerto. Jesús en el Huerto de los Olivos vive también el inminente peligro de
su fin. Si lo apresan pronto habrá muerto. Jesús siempre había dado a
entender que después de tres días que todo hubiera acabado él estaría sentado
junto a su padre en el cielo. ¿En qué
sentido Cork escribió estas líneas? Toci se comunicó conmigo para contarme esa
situación que para ella resultaba alarmante pues no tenía nada claro. Le
contesté que, efectivamente, en tres días Cork llegaría a Kaibito. Es decir,
que hacía ya dos semanas que debería haber llegado a ese lugar.
II
Sucedió entretanto que yo había viajado a México para tomar parte en
los festejos de la Semana de la Ingeniería Petrolera. Lo último que recordaba
era el momento de llegada al gran patio del Palacio de Ingeniería. De pronto vi
al menos veinte vasos de cerveza que se dirigían hacia mí de antiguos colegas
de clases. Cada quien andaba ahora por prácticamente todo el planeta. Pero
cualquiera podía apostar que este día se encontraría en este lugar, con un vaso
en la mano para brindar.
Días más tarde, cuando estuve en posición de pensar con alguna claridad
y viajar de regreso al centro de América, fue cuando por fin pude contestar a
Toci.
En el mundo blanco y mestizo se cuidan por la relación que hay entre lo habitable de
las casas y la calidad de vida que tiene esa familia. La relación de vida
familiar depende mucho cuando el
inmueble no es adecuado. Le dan todo el peso a los ambientes artificiales.
Procuran cuidar la privacidad y evitan el hacinamiento. Y a pesar de esto, se
encuentran en el ambiente fuertes tensiones entre sus miembros que en ocasiones
alcanzan repercusiones mayores. Antaño vivía una familia india en una misma
tienda. Al dormir sus cuerpos hacían los radios de la circunferencia interior.
Comían algo parecido como lo que
ahora se conoce como “buffet”. Los víveres
dispuestos en la mesa y todos sirviéndose a gusto propio. Y pocos pueden
imaginar una convivencia tan paradisíaca como a la hora de ir al retrete común.
Un enorme cuarto excavado en el suelo y encima un piso de madera. Y sobre éste
una larga tabla con tres o cuatro hoyos practicados en la madera donde sentarse
a defecar. Platicando tranquilamente y algunos, entretanto, fumando
desapercibidamente. La vida occidental, con sus individualidades, no ha borrado
tales costumbres por completo en las etnias mexicanas. Salma Hayek, en la
película Sólo los tontos se enamoran, 1996, sentada en la taza del
excusado, plática con su novio Alex
(Matthew Perry).Este se retira por cierto pudor pero aquella se levanta, con
las pantaletas abajo, lo regresa, ella se vuelve a sentar en la taza y reanuda
la conversación…
Ahora todo se ha hecho tan complicado que
hasta los orinales públicos de la ciudad son individuales…Entre menos natural
más refinados. Como los romanos en su última etapa…
Cincuenta y dos grados calientes suben por la movible superficie de una duna. Es
cuando tiene la idea que hay gente en la ciudad que se pasa negando cosas o
seres que a su juicio no existen. Si no existen ¿para qué negarlas? Tenía un
amigo que una mañana le había dicho que había terminado con su novia a la cual
no quería más. Por la noche seguía escuchando que, en verdad, había dejado de
quererla. Un mes más tarde oía lo mismo...Como un alpinista que durante el
atardecer se embelesara en contemplar el paisaje de picos nevados y lejanos
valles profundos bordeados por el bosque. Y al llegar la oscuridad de la noche
asegurara que todo aquello ha dejado de existir. Le asaltan recuerdos y se dice
que no porque Joseph Conrad se negara a hablar de Dostoievski quiere decir que
el ruso no existía. O Berkeley persiguiendo a la razón vital no por eso la
materia no existía. O por más que Paúl Valery se inclinara por el catolicismo y
los jesuitas, el protestantismo no fuera una realidad. O porque Goethe se rebelara
contra los determinismos del cielo no aceptara los determinismos de la
naturaleza rebelados en la biología. O porque Beriloz haya negado todo genio a
Beethoven, después de haber escuchado las últimas y más geniales de sus obras,
haya impedido que Bakunin saltara sobre su butaca fuera de si trasportado aun
antes que Wagner terminara de ejecutar
la Novena.
Se podrán contar los sucesos en verso o en
prosa y de entrada ya tenemos la diferencia. Y esto es un principio también
desde Aristóteles. La prosa, herramienta del historiador, dice cómo pasaron los
hechos. El verso del poeta dice cómo debieran haber sucedido las cosas según él
o los intereses del grupo al que pertenece.
Hace mucho tiempo que en los asuntos indios los historiadores se la
pasaban escribiendo en verso para agradar al poderoso que con frecuencia era su
mecenas. Hasta que la Academia universitaria decidió poner orden. Ya pocos
vivillos podían colarse hasta esas sabias y tranquilas esferas del
entendimiento. Era cuando los fenomenólogos y los metafísicos se sacaban la
lengua en tanto hablaban de libertad.
Solamente en el segundo nivel, los medios, lo
siguen haciendo. De eso dependen las ventas…
III
En un medio geográfico tan
brutalmente seco como es el desierto, todo debe organizarse y procurar su
desarrollo con la máxima economía posible para efecto de evitar despilfarros de
energías. El desierto no es el mundo del consumo y desecho de la ciudad. En ese
panorama de cosas la sociedad de las etnias es matrilineal. Lo demás es perder
el tiempo y desaprovechar potencialidades en experimentos que ya la naturaleza
hizo desde milenios pero que la civilización occidental fue cambiando
artificialmente. Se construyeron grandes presas y se desviaron los ríos y, te
aseguro, que la naturaleza se la cobrará. Se desatarán los cielos, las ciudades
se inundarán y las montañas, reblandecidas, se vendrán abajo con todo y
poblaciones afincadas en sus laderas.
Sí. Todo empezó a hablar en singular y se fue olvidando de lo plural. En
la ciudad manda el que gana más dinero. El dinero es el poder de su firma. Por
eso tanta angustia de no perder su posición económica y la defenderá así tenga
que ir contra todo principio elemental de convivencia y aun estar dispuesto a
mejor vivir en la cárcel por el resto de sus días. Es el individuo llevado a extremos del cuento de Somerset Maugham “cada uno para sí, y al último que se
lo lleve el diablo...No hay sino una fórmula para triunfar en la vida, y es
hundiendo al que se atreve a hacernos frente”.
Cork recordó en voz alta que así era la ciencia clásica hasta el siglo
diecinueve. Cada disciplina vivía y procuraba desarrollarse solita. Hasta que
se aceptó que la vulcanología, geología, sismología y meteorología pueden
avanzar más si se interrelacionan. Así es la sociedad pero no falta quien saque
ganancias del grupo sin comprometerse a colaborar en lo mínimo... ¿Por qué se
acordaría de Critón tratando de salvar a Sócrates urgiéndole a la huida?
Conocía bastante bien los principios de la cultura occidental para saber que
ésta había sido traicionada. Si la
cultura griega sólo hubiera escrito un libro, uno solo, Critón, con eso
hubiera pasado a la eternidad.
Se dio cuenta que estaba desvariando. Consultó su termómetro y se sorprendió pues apenas llegaba a los cuarenta
y tres... Hace poco en las ciudades españolas tuvieron cincuenta grados. Es la
cantidad de líquidos que se tengan a la mano lo que hace grave la situación. En
la aldea la abuela y la madre trazan las conductas a seguir, aunque su capital
económico esté en ceros. Pero como está
acostumbrada a disponer, también procura
tener alguna presencia en los procesos de producción
Tiene mucha sed y se da cuenta que le queda
poca agua. Sabía bien, como habitante que también era del desierto, que con el proceso de deshidratación no se
juega.
Me escribió que Toci es capaz de pasar largos
ratos viendo televisión. Decía que era pura filosofía negativa. Se aprendía
mucho más que lo que encontraba en Aristóteles. Si eres capaz, solía decir, de
encontrar el contra molde, o antinomia, de cada basura de lo que ahí pasa, entenderás
la riqueza de lo que se llama filosofía negativa.
¿Cómo imaginar, nos decíamos Cork y yo, a una
joven india de pura cepa, con sus vestidos multicolores de su etnia estilo que
no se parece a ninguna otra etnia, caminando por vocación sin zapatos para
sentir el contacto directo con Chicomecoatl, la Madre Tierra primordial de los
pueblos indios de México, leyendo a
Frederick Copleston?
Al cerrar la pantalla y meter su “Alaska”, en
la otra bolsa de la camisa, en donde la
cajetilla de cerillos ocupaba más espacio, con la que le había escrito un
correo electrónico a Tocí hasta la cordillera central de los Andes, pensó en
los escritores del primer tercio del siglo veinte. Escribían con lápiz para
después pasar el escrito a máquina en su
Rémington. Enorme, pesada. Bella, como diseñada para terminar en una
sala de museo. Y, ¿cuándo mi “Alaska”,
que ahora puedo ocultar con solamente cerrar la palma de la mano, haya
que mandarla al museo? ¿Qué habrá en su lugar? Ni idea.
Habrá lo que ahora no podemos imaginar. El pensamiento, las ideas... No
necesitaremos computadoras ni celulares para comunicarnos. La materia no
existirá…Berkeley...
No importará. Mientras haya ideas, lo demás
serán medios de comunicación. Que importa volver al tambor o a las señales de
humo…La tragedia sería que del otro lado no hubiera alguien con quien comunicarse.
No creas, le decía, que nada más es armar la tienda en cualquier
punto del infinito desierto. Sabes que en la montaña tampoco se puede eso.
Tienen que tomarse en cuenta la dirección de los vientos dominantes o la
comunicación con el resto del grupo. En el desierto hay razones menos visibles
pero también poderosas. Si decido que su
puerta esté orientada al oeste ya estoy echando a andar todo un mecanismo de
espacialidad y arquitectura que tiene que ver con los parajes. También con el
panorama cosmogónico. Con el cultural. ¿Te he contado que el cementerio inglés
de Real del Monte, en el Estado de Hidalgo, tiene orientadas sus tumbas hacia
Inglaterra? ¿Y que las cruces de los caídos en el Nanga Parbat himaláyico “miran” hacia Alemania?
Regreso a pensar en los “Jardines regados por
corrientes de agua”, como prometió Alá.
Conocí un lugar que se ajusta a esta mención del cielo mahometano. Es el oasis
que está en el extremo noroeste de la Sierra de Samalayuca, en Chihuahua.
Apenas a unos treinta kilómetros de Tlamatzinco, mi casa en el desierto de Chihuahua,
al otro lado de la sierra del Presidio.
Siempre regresaba a Tlamatzinco. La
cultura de que formas parte, los libros que has leído, las arenas que el viento
arroja han golpeado su rostro, el Sol con una fuerza como pocas veces se encuentra
en otras partes del planeta. ¡Eso es él! Tan cierto como la composición
sanguínea que va por sus venas. Los que no sienten esto, decía Xyster a Cork en la taberna “Los átomos de Demócrito “en aquel suburbio
de Nueva York, o son anarquistas o nacieron en un avión cuando cruzaba dos
fronteras. Se puede ser universal, pero sin alejarse de su clan tribal, como
universal es Shakespeare y que nadie
niegue que nació en Stratford-upon-Avon, Inglaterra.
Para conocer toda la potencialidad que esta
frase: “Jardines regados por corrientes de agua” encierra, es necesario estar
ahí y poder conocer el contraste. No se trata de sólo jardines. Piensa en
jardines regados por corrientes de agua, ¡pero en medio del desierto seco,
infinito e inclemente! Entonces se tiene una aproximación a la idea del Paraíso de los árabes de la
religión de Mahoma. Para que tengas una idea piensa que muchos en la ciudad,
que vagan con la mirada pérdida a través de las calles de la desolación,
encuentran su oasis en la sonrisa de una mujer.
Aquí se puede estar seguro. Llegará el día en
que el agua cueste más que el petróleo… ¡De hecho ya…Un litro de petróleo
cuesta cinco pesos y uno de agua diez.
Cuando al atardecer llega la hora de agarrar
el libro me encuentro con que la geografía me indica el tipo de lectura. Heidegger se me facilita cuando hace frío. Es
decir, sólo en las madrugadas. Pero en los treinta grados de las nueve de la
noche sólo tengo ánimo para leer las travesuras de Tom Sawyer. Seguía con
interés y riéndome en la soledad con los desesperados empeños de la Tía Polly
para convertir al travieso en un muchacho con futuro. Se me ocurre que si
Heidegger hubiera sido capaz de meter su filosofía dentro de la forma
literaria, su Ser y Tiempo habría llamado más la atención del pueblo estándar
que el mismo Zaratustra de Nietzsche. Pero la restringió para un panorama casi
de especialistas. “Hablar entre ellos”
siempre tuvo connotaciones sectarias.
Ver el desierto es como estar ante una obra de
arte en el interior del museo. Puedo ser lo más crítico que se me pegue la gana,
pero hasta ahí. Las cosas están dadas sin haber intervenido nadie de los
presentes en su elaboración a través de
los siglos. Es una creación que satisface a su creador. Sea el hombre o la
geología. Con independencia del criterio del observador. La administración del
museo la está mostrando, no está
pidiendo ninguna opinión al respecto. Si alguien se identifica con lo
que tiene enfrente, o lo rechaza, es algo que atañe al espectador, lo cual al
administrador lo tiene sin cuidado. ¡Ya sabemos que la obra de arte no se
somete a votación democrática! Pero encuentro que sí puedo ser parte del
desierto. Esto en la medida que me interne en él. Que lo viva alegre, que lo
sufra. Inclusive que esté dispuesto a
arriesgar mi vida misma por él. Es el
mensaje más profundo del cristianismo enunciado por Cristo en Getsemaní. No
quiero morir ni siquiera sufrir. Pero en
último caso no parece que haya otra solución para conseguir tal conquista. Yo
sé que lo entenderás con facilidad. Un escalador ama la vida. Pero, ¿cuál es el
precio que ofrece por hacer la práctica de la escalada? ¡La vida! Parece que la
vida no es lo más importante, después de
todo. Por la libertad muchos se juegan la vida, por escalar también, otros en
la fería de San Fermin en Pamplona, otros hasta por asaltar un banco…
Me imagino al viejo Schopenhauer riéndose de
nuestras ocurrencias…
México – Tenochtitlán está bajo la sombra de
Meztli. Se trata de un dios del mito teotihuacano bajo el binomio Meztli –
Tecuciztecatl. Satélite y mitología. Pero la poesía náhuatl convirtió todo esto
en algo distinto. Colloxahuqui. Su corazón se lo arrancó su hermano
Huitzilopochtli y lo arrojó a la laguna. Todo el simbolismo del águila y la
serpiente descansa entonces sobre un
símbolo femenino. Una ciudad fundada sobre el corazón de una mujer, la misma
ciudad que en el siglo dieciséis se volvió machista.
Tlaxcala es la cuna, la primera cuna,
del mestizaje de todo el continente, pero al precio de haber sacrificado la
mujer su hegemonía en el hogar.
Más el Sol sigue siendo un cronocrátor. Cuando
el Sol se ponga este día, se habrá cerrado la historia del presidente número
cuarenta de los Estados Unidos, dijo George Bush en junio del año 2004, en el
sepelio de Ronald Reagan.
Bueno, estamos en el siglo del razonamiento lógico
pero, por las dudas, oriento mi tienda al oeste.
Una práctica que Cork encontró en algunas comunidades de los navajos es que
forman figuras simbólicas en el piso a base de arena de varios colores. Tal costumbre la conservan también algunos
mexicanos de la capital. Estos hacen las imágenes religiosas, principalmente de
la Virgen de Guadalupe. Sobre el suelo y
a base de aserrín que pintan de varios colores. Por lo general dura
especialmente para ese acto. De manera invariable se lleva a cabo con la
celebración oficiada por el sacerdote.
Los navajos fueron desde la antigüedad india,
es decir, de tiempos precristianos, cazadores, guerreros y depredadores como
todas las tribus del norte de América. Pero no quedaban ahí. De todos lados
aprendieron a hacer tejidos hermosos con dibujos propios, diferentes a como lo
hacían las otras tribus. Cuando llegaron los españoles aprendieron de ellos a
hacer verdaderas obras de arte. De los mexicanos la alfarería a la que
imprimían sus propios símbolos. El azteca era un pueblo que había emprendido el
camino de las luces. Como un día lo hicieron los olmecas o los griegos. Pero no
tuvieron tiempo. Su mérito es que no cayeron
en los argumentos de la conquista. Se adaptaron a los nuevos tiempos y
ahora tratan de aprender de la ciencia occidental mediante el pueblo norteamericano y tratar de
descubrir quién está detrás de la
transmisión de la noticia. Trabajan en fábricas e ingresan a estudiar a las
universidades. En el terreno de las ideas metafísica siguen siendo ellos. El modo occidental la ha emprendido contra el tótem, y el concepto del
símbolo, pero ellos siguen danzando en derredor de la hoguera y cuando es Luna
llena. ¡La naturaleza sigue llena de
animismo inmediato y concreto! Se resisten al mesianismo religioso. Siguen lo
que todos hacen sin perder de vista a la individualización. Esa búsqueda que explora pero que tiene en el fondo un
gustillo de poner distancia de por medio de las necesidades del grupo.
Es interesante, me decía, ver cómo el mundo
indio conserva costumbres que son diferentes al gran mundo blanco que lo rodea
por todas partes. En este, la mujer blanca ha emprendido desde hace dos siglos
una lucha tenaz por nivelar la balanza frente a su compañero hombre blanco. La
mujer india, en cambio, se mueve en su entorno como alguien que dispone desde
hace milenios cómo deben de ser las cosas y las costumbres. Como un ejemplo te
diré que ni siquiera necesita hablar para hacerse entender. Con una mirada le
está diciendo a su hijo cómo comportarse. ¡Y la abuela se lo dice al hijo nieto
casado! Con otra clase de mirada la muchacha
le señala al hombre que pueden hacer el amor. Con otra le puede estar manifestando a alguien su odio.
La mujer blanca debe experimentar uno de los desgarres más profundos del
alma cuando se separa de su pareja. Tanto que eso la marcará toda su vida. Al
grado de tener que consultar, las que pueden hacerlo, al psicólogo. “Vamos a
dejarnos, y después a llorar por haberlo hecho” dice Eugenia León en una de sus canciones. Además entablar toda
una batalla legal para que sus hijos y
ella no queden desamparados económicamente. Y el infaltable síndrome de Medea:
¡haber quién se queda con los hijos! Y desde el lugar de los hijos casi siempre
se van a encontrar con un enemigo declarado o soterrado en el padrastro o en la
madrastra.
La mujer navajo simplemente cierra la puerta de su casa, el gran símbolo
de su cuerpo, y no la vuelve a abrir para ese hombre. Y, como dice Faulkner,
¡ahí acabó todo! ¿El odio a la suegra? ¡Ni pensarlo en este mundo femenino!
Pero si crees que el hombre navajo e indio en general es falto de carácter, te
equivocas de la A a la Z. Fueron proverbiales sus dotes de guerrero. Escucha lo
que al respecto dice Oliver La Farge: “Para los apaches y los navajos, la guerra
era su ocupación. Hablando con propiedad, no era guerra, sino un latrocinio,
armado, acompañado con actos de brutalidad...Se convirtieron en los más
duros seres humanos, diestros en el
combate, agudos observadores, y capaces de ocultarse hasta un grado que parece
de magia. Todas estas cualidades las poseían cuando llegaron los blancos y los
presionaron. Los cochises, por ejemplo, con menos de doscientos guerreros,
mantuvieron a raya al ejército de los EE. UU. Durante más de diez años y al
final forzaron al Gobierno a hacer la paz con un enemigo a quien no pudieron
vencer”.
La presencia de la mujer en la tribu es carne
y sangre a través de las generaciones. Ellas son las que hacen el mundo a
través de los procesos generatrices, trabajando los campos, luchando en los
frentes de guerra bajo la legendaria figura mexicana de “Adelita”, levantando las viviendas
después de la guerra y produciendo en las fábricas. Entre tanto, criando, es
decir, educando, a sus hijos. La mujer india no es ninguna presencia suntuosa. Eso da el resultado de la solidaridad en el
grupo. Naturaleza y sociedad. Presente y pasado. La presencia femenina en la
tribu es como el ácido desoxi en la sangre: no se ve pero nos mueve. El hombre
es el que se mueve y por eso está seguro que es el que marca la pauta...Pero no
hay que pensar en que hombre y mujer compiten, se rebasan y dominan, como es la
pugna en la ciudad. Aquí se complementan, como el colibrí y la flor. Espero que
puedas apreciar esta manera tan poética de decir las cosas. Ya puedes imaginar
cómo lo hubieran dicho Bukowski y Fadanelli...
Agregaba. Observo el rostro impertérrito de la
mujer india y me pregunto si de verdad sale incólume de todo esto. Pienso en
las heroínas de las comedias de Eurípides. O en las valkirias germanas. Lo que
puedo ver es que ella no se queda en el
esplín. Ocupa su tiempo en trabajar y
cuidar de sus hijos. Los propios y de las otras mujeres de la tribu. Abuelas,
madres, hijas e hijos hacen una
comunidad (como una guardería o kindergarten)
que se mueven en pos del trabajo diario.
Pero dejemos eso. Ahora lo que te quería
comentar es un trabajo de Graham Greenne en el que Querry es un arquitecto
inglés al que le fastidia que lo crean especial y le molesta la fama
profesional que ha alcanzado en Europa. Harto, esa es la palabra que utiliza,
se larga a China. “Esas mismas personas que arruinaban mis iglesias eran las
más entusiastas, después, para elogiar mis construcciones. Los libros que
escribieron sobre mi obra, las piadosas motivaciones que me atribuyeron...Bastaron
para hartarme del tablero de dibujo”. Por algún detalle de última hora en las
salidas del aeropuerto no alcanza boleto. Bien, dice, que sea a cualquier otra
parte. ¿África? ¡Está bien, a África! De esa manera va a dar a cualquier lugar del
continente negro. Sólo que ese “cualquier lugar” es un lazareto edificado y
atendido por sacerdotes y monjas. Irónico porque él es ateo. No obstante, acaba
por sentirse a gusto en aquel lugar de dolor, austero y apartado. Trata de ser
útil y les diseña algunas construcciones que están por edificarse para los
leprosos. Cerca hay una plantación de palmeras que atiende André Rycker y su
esposa Marie, a los que visita en una ocasión. Los padres del lazareto se dan
cuenta que Querry anda huyendo de algo. ¿Tal vez de algún lío de mujeres? Casi
hasta el final se darán cuenta que anda huyendo de la fama. Pero no es fácil
que Querry logre tal propósito. Parkinson es un periodista que, como todos
ellos, anda en busca de noticias. No tarda en descubrirlo y fabricarle una
historia haciéndolo pasar como un hombre de ciencia que ha ido al lazareto para
ayudar en esa misión inhumana a los sacerdotes... Lo pone casi como un santo. ¡Un ateo santo! (¡O un ateo que se
toma en serio la ética!). Desde luego Querry se molesta por lo que dice de él y porque lo ha vuelto a hacer famoso. O porque lo ha sacado de su
anonimato.
Entre tanto, Marie no soporta a su esposo
Rycker e intenta una especie de huida de la plantación de palmeras. Aprovecha
que Querry va al pueblo cercano al lazareto en su auto y le pide que la lleve
hasta ese lugar. Esa tarde, y esa anoche, intiman un poco bajo los efectos del
vino, sin llegar ni a menores ni a mayores.
Marie acaba de darse cuenta que está
embarazada. Desde luego es de su marido Rycker pero miente y dice que es de
Querry. Usted sabe que no es verdad, le
dice éste. Entonces ella le da una ingeniosa aunque sincera explicación.
Sucedió la vez que usted nos visitó en la plantación de palmeras. Cuando estaba
con mi marido pensé en usted. Lo hice con tal intensidad hasta lograr humedecer
mi vagina: “Si no hubiera pensado todo el tiempo en usted, habría estado
completamente seca, y en esos casos los niños no vienen tan fácilmente. En
cierto modo, es hijo suyo”. Al final ella regresará sola, y su embarazo, a
Inglaterra.
Entre tanto
Rycker cree que el niño es de Querry, como Marie le ha dicho, y lo busca
borracho y furioso. Lleva una pistola y le da dos balazos. Querry muere. Los
sacerdotes lo enterraron en el panteón de ellos, no obstante haber sido Querry
un ateo. Llegaron a quererlo y lo respetaron hasta después de su muerte.
Deciden no poner cruz en su tumba.
En Un Caso Acabado, que es el trabajo al que
me estoy refiriendo, como en la Montaña Mágica de Tomas Mann, unos cuantos
personajes se la pasan dialogando en torno de los tópicos de la cultura
occidental: teología, filosofía, arquitectura, el dolor humano... Alguien le
dice al otro cuando opina que la religión es una mera superstición: “¿Y qué
importa? Si vivo por algo es por la superstición. Hubo otra superstición,
totalmente falta de pruebas, y Copérnico la sustentaba, según la cual la tierra
giraba alrededor del Sol. Sin esa superstición, ahora no podríamos disparar
cohetes a la luna. Tenemos que apostar por nuestras propias supersticiones.
Como Pascal apostó por la suya”
El que no respeta la memoria de Querry es Parkinson, el
periodista. Contra todo deseo que Querry tenía de vivir olvidado por el mundo
estando en el lazareto, él vuelve a escribir sobre la “Muerte de un científico
santo”.
A la postre, sin embargo, Querry logró lo que
andaba buscando. Descansar en un lugar desconocido y lejano de Europa.
Desde hace tiempo ese lugar lejano ya no es África sino México. Muchos
emigrados legales pero sobre todo ilegales.… También Estados Unidos, también
Europa.
La gente de la llanura lleva una vida idílica
y a la vez la más dura imaginable. Vivir en el desierto donde no hay agua,
tierra fértil ni agua y prevalecen temperaturas arriba de los cuarentas o en
las madrugadas por debajo del cero, es propio de los pueblos indios. Por lo
demás, esa lucha diaria la obliga a desarrollar actividades que implican un
gran gasto energético. Tiene hábitos alimenticios bien establecidos con
horarios definidos y en general su vida es más desahogada. La tensión y el
sobrepeso se mantienen a raya. A diferencia de la vida en las zonas urbanas que
es más propensa a desarrollar todo ese paquete de enfermedades que vienen de la
báscula exagerada en el que la fast food da tantos dolores de cabeza. ¡Y de
colón! Gente en la que abunda el tejido adiposo como consecuencia de comer
carnes sin moderación, azucares de todas
las formas imaginables y alimentos muy hervidos o abundantemente
guisados en grasas y aceites. Y su gran
cómplice la televisión que nos agarra de la garganta y nos mete sin remedio en
el sedentarismo. Es el mundo de más
calorías y menos gasto energético. El
universo del bisturí para borrar la acumulación de grasas pero que no puede
desaparecer la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las arritmias
y la diabetes mellitus.
“Creo que me he convencido a mí mismo una vez
más”, dijo Cork y echándose la mochila al hombro emprendió el descenso de la
duna. Y en tanto lo hacía hundiendo sus pies en la arena movediza, recordaba a
los que seguramente en ese mismo tiempo corrían y caminaban dando vueltas en
los Viveros de Coyoacán. Gente que se afana por ser responsable, decía.
Todo eso decía para si porque, de todas
maneras, a Cork le sobraban unos cuantos kilos. Debido a una interpretación con
el tonalamatl, a la hora de bautizarlo, uno de los sacerdotes indios de su
aldea del desierto, hizo lo necesario para que nunca se emborrachara y por eso
ganaba en cuanto concurso de cerveza participara.De lo que no podía librarse
era del “sobrepeso cervecero”.
I V
En uno de esos Encuentros de filosofía que se
dan en la Universidad Nacional Autónoma de México, me escribió Cork, le escuché
a Juan Manuel Navarro que es necesario plantear cuestiones actuales, pero que
provengan de una tradición, porque de la apropiación de las tradiciones surgen
actividades críticas, cívicas y políticas vinculadas con el quehacer
filosófico. Juan Manuel Navarro era a la sazón decano de la Facultad de
Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.
Una cuestión actual, que proviene de una
tradición, en la etnia de Toci, es el orgasmo. Como la cuestión social es
diferente en su gente y la mujer lleva la batuta, sabía que, llegado el caso,
tendría que no fingir orgasmos, como lo hacen en los personajes femeninos de
las películas... Ni tampoco echar mano de alguna clase de frigidez para
triunfar sobre el hombre. Ella no trasladaría a la cama la lucha por los
derechos femeninos. Ella pondría su cuerpo, la humedad de su vagina, la mirada
más dulce posible y la mejor voluntad para realmente llegar al orgasmo. Si yo
no lo logro ya era cuestión mía, no de ella. No sería menos mujer si su hombre
no lograba la eyaculación. ¡Quién sabe qué carga de situaciones desfavorables
trajo ese día! Además, le había comentado su idea de no tener muchos hijos.
Creía que las mujeres de su etnia no se habían dado cuenta, después de casi
cinco siglos, que en México ya no hay Tlalchinolli. “Siguen con sus familias
numerosas como en los tiempos de la guerra como deporte. Ahora hay que jugar
otra estrategia contra la economía que se maneja desde lejanos centros
financieros…La gran fecundidad, como elemento de política expansionista, estaba
ahora en manos de otros pueblos, pero no del mazahua. Pero, había agregado,
cuidarse de una gran contracción de la natalidad al punto de llegar a
desaparecer”. Ya desde ahora se daba cuenta que ella tendría que observar un
inteligente equilibrio entre la voluptuosidad y la frigidez. Después de todo,
recordó algo de Stekel, la calidad de un Estado no depende de la cantidad de
individuos, sino de su aptitud para la vida.
Ese asunto ya estaba decidido por ella.
Tendrían la cantidad de hijos suficientes para no condenar a su etnia al
suicidio, como había sucedido con algunas tribus norteamericanas por diversas causas. Y con el
etnocidio se extinguieron su lengua, su religión y sus costumbres. Sucumbieron
los hombres de la sabiduría. Precisamente las clases pensantes de todos los
países, en la actualidad, abrigan el anhelo
que todos los habitantes del planeta fueran cultos y supieran tanto como
ellas pero, oh contradicción, son las que menos hijos tienen. ¿A quiénes van a transmitir sus adquisiciones éticas y
culturales? En cambio, la que prolifera es la clase que carece de oportunidades
para educarse…La universidad pública sería la esperanza… Los presupuestos que
recibe son cada vez más miserables…Cork sonrió al ocurrírsele lo que
probablemente sería la última utopía, de tantas que ha imaginado la humanidad.
Que los filósofos copularan tanto y tuvieran tantos hijos, o más, que los
campesinos… Pero la mayoría de los filósofos viven con sus libros, no con sus
mujeres.
Arriba un cielo despejado exhibiendo tal
cantidad de estrellas que casi le daba miedo. Abajo, en el fondo de las dunas,
y a dos metros de la entrada de su tienda, una hoguera. Y entre las llamas una
víbora que había puesto sobre una vara y que, junto con el café negro sin
azúcar y las tortillas duras, constituiría su deliciosa cena. Proteínas, carbohidratos, cafeína y agua…
Pensaba
a la distancia, en el tiempo, a cinco años de la caída de México –
Tenochtitlán, cuando todavía no se retiraban la totalidad de escombros de las
pirámides, ya los primeros conventos estaban ofreciendo instrucción elemental a
los hijos de los nobles indígenas. A quince años de haber caído en el silencio
los atabales que llamaban de día y de noche a los aztecas para combatir a los
extranjeros, los frailes agustinos y los dominicos ya habían organizado la
enseñanza superior bajo la dirección de Fray Alonso de la Veracruz. Les
seguirían los jesuitas que se encargaron de la educación intermedia. Cinco años
después abrió sus puertas el colegio de Santa Cruz en Tlatelolco. Los cronistas
coinciden en que esta fue la experiencia educativa más audaz del gobierno
colonial. Los indígenas cursaban en ese lugar los estudios medios y superiores
como lo harían de haber tenido una universidad. Y tan sólo a tres décadas de
que la ciudad de los aztecas dejara de existir, la universidad de México ya
había sido fundada, empezando sus cursos de manera formal dos años más tarde,
el 5 de junio de 1553.Una experiencia nueva en esta tierra pero con cuatro
siglos de antecedentes dentro de la sociedad medieval europea. Apenas dos
siglos tenían de haberse detenido las invasiones bárbaras que invadieron el
corazón de Europa y ya la influencia cultural y científica de la India, Grecia
y Arabia, habían permeado gran parte de ese continente. Si bien todos gustan de
señalar El Pensadero, como Aristófanes llamaba a la humilde casa de Sócrates,
como la primera universidad, y a la Academia de Platón, ya más organizada como
instituto de investigación y enseñanza, como la segunda. Pero, pensó Cork, en
tanto daba la primera mordida a su víbora, una realidad viene arrastrándose
desde las universidades medievales y es que nunca ha sido satisfactoria la autosuficiencia económica de sus maestros.
Desorganizados al principio, fue el Papado, al comienzo del siglo trece, que otorgó
el reconocimiento oficial a la corporación de los docentes. Y en 1179 el
Concilio Luterano dispuso que no se negara la licencia, otorgada por el obispo,
a ningún aspirante a estudiar que fuera idóneo y les recordaba la obligación de
concederla gratuitamente. Así las autoridades de las universidades medievales debían oscilar entre el Papado y
el poder laico para obtener su presupuesto económico y modos de conducirse.
En el siglo veintiuno, se dijo Cork, cuando la
segunda mordida, sigue esta historia pero ahora los rectores de las
universidades públicas mexicanas deber de ir cada año a tocar puertas entre la
Cámara de Diputados y las del Gobierno Federal a través de su Secretaría de
Educación Pública. Y, por más fuerte que toquen…De ciento veinte millones de
mexicanos, a finales del siglo veinte, en 1996 solamente habían podido entrar
48 mil estudiantes a la Escuela Nacional Preparatoria, 59 mil al Colegio de
Ciencias y Humanidades, 15 mil posgrados en el sistema escolarizado y apenas
mil 900 personas en la investigación. Para el año 2 000 el número de
científicos en México era de 0,65 por cada 10 000 habitantes en tanto Japón
tenía el 42.0… Una idea formidable en la dirección que el pueblo estudie. Pero
cada vez el pueblo crece en número y presupuesto se torna más flaco… La universidad colonial Real y Pontificia transformada en
Universidad Nacional, de México a principios del siglo veinte, y menos de tres
décadas después la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre tanto, cabildeo y cabildeo cada año con
los legisladores.… También se preguntó Cork, cuando daba el último bocado de
carne de su serpiente asada, si su microscopio ya por
fin habría salido de la aduana…
V
Tenía tres meses viviendo en medio del océano,
entre bellos amaneceres y, con frecuencia, ciclónicos anocheceres, cuando pude
salir momentáneamente de ese mundo acuático para tomar parte en una mesa
redonda en ese país del centro del continente. Participaban varios países de la
región, México entre ellos. El tema era la densificación de las ciudades.
Me pregunté por qué había sido invitado. No
soy arquitecto ni sociólogo. Mi
profesión era extraer todos los días líquidos del subsuelo y pronto encontré la explicación. Esperaban
les hablara del agua. En varios países de América, donde se habla español, se
carece de una política de suelo urbano. Y entre todo este triste panorama
destaca la Ciudad de México, con sus
treinta millones reales de habitantes, la mayoría fijos y una tercera parte en
tránsito. Fue la primera ciudad en el país, de las vivientes, que empezó con
una planeación técnica con objetivos claros y definidos. Bella, con la traza
religiosa de la Cruz de Quetzalcóatl en México- Tenochtitlán y le siguió la
concepción europea con la conquista española. Ahí está, como una encomiable
muestra de museo vivo y actual que se conoce como “Centro Histórico”.
Después el caos provocado por una carencia
de política de suelo urbano. Y
entretanto una tremenda e imparable densificación horizontal de la urbe. Sin
tomar en cuenta el desequilibrio que se da entre la inyección y la extracción
del agua en el subsuelo. El Valle de México, en el que se encuentra la ciudad
central, es un embudo de ciento cincuenta kilómetros norte - sur por noventa
este-oestes para captar el agua de lluvia. Pero la densificación poblacional le
va impidiendo esa captación. El mayor
volumen lo envía por el drenaje fuera de la cuenca y el subsuelo se va quedando
con enormes cavernas vacías. Los edificios siguen hundiéndose y las grietas
aflorando a la superficie.
Con una fe ejemplar mis colegas en la mesa
seguían buscando un plan de desarrollo urbano que permitiera llevar a cabo el
redoblamiento poblacional en mejores condiciones para sus habitantes.
Por la tarde fuimos a tomar cerveza. Conocí una chica guapa que resultó
más divertida que los formales conferencistas de la “mesa redonda”. Por la
noche, cuando había logrado introducir mi mano entre sus piernas, escuché que
me preguntaba:
-¿A qué te dedicas?
- A extraer líquidos…
Pero retiré mi mano, pagué generosamente a la
muchacha y el resto de la noche me dediqué a tomar cerveza. Sin poder desterrar
un pensamiento al que le faltaba el entusiasmo de los otros conferencistas que
con encomiable afán continuaban buscando la solución de la urbe.
Entre trago y trago pensaba que la ciudad
central está llena de colonias populares, villas de miseria, inmensos
fraccionamientos modernos y muchas zonas residenciales de verdadero lujo. Como
sea, me dije en la madrugada que regresaba borracho a mi hotel, todos piden
agua. ¡Y pocos la pagan!
Mis colegas continuarían al día siguiente buscando la solución a los grandes
males de la ciudad como son la falta de empleo, la inseguridad, el transporte,
miles de toneladas de basura cada día y el acceso a la universidad.
Uno de los sociólogos seguía sosteniendo la
tesis que responsabiliza a los pobres de ser generadores de la violencia. Un
día perdían su empleo y a la mañana siguiente agarraban la metralleta y se iban
a asaltar bancos y matar gente. Quince años más tarde, con varias cuentas en
los bancos de Suiza, propietario de una mesa de juego en Monte Carlo y un
agente en la Bolsa de Nueva York, ese pobre desempleado seguía asaltando
bancos…
Yo era
primitivo. Seguía pensando en las cavernas del subsuelo que van cediendo
su paso a la retirada de los mantos acuíferos. El siguiente choque, me dije
mientras eructaba con sabor a Bohemia, el siguiente choque de las placas Cocos
y Americana harán el resto…Ya no necesitarán los irresponsable el agua para
llenar los socavones…Es un planeta vivo…
Una semana después le envié una nota a Cork, donde se encontrará, en la que le
comentaba que había asistido a un partido de futbol en esta encantadora nación
centroamericana. Toda la población estaba esa noche en el estadio. Se jugaba
contra el equipo de otro país de la región. Una verdadera guerra entre naciones
en la que no hubo un solo muerto pero sí
algunos heridos. Le decía que me pareció que el futbol era la versión moderna
del atlachinolli de los aztecas. Al final todos volvían a sus casas luego de
haber liberado una enorme cantidad de energía acumulada. El encuentro se
esperaba desde dos semanas atrás y se comentaría por las otras dos semanas
siguientes. El efecto terapéutico servía para un mes. La gran meta era ganarle
al equipo de Estados Unidos. No se le podía disputar en un verdadero encuentro
en el campo de batalla y al menos buscarían vencerlo en el pasto del estadio.
Eso era antes. Ahora varias figuras mundiales del futbol han sido contratadas
por los “gringos”. Ya han empezado a golear a los otrora imparables, entre ellos
a México, ¿Sabías que el origen de la palabra gringos viene de Irlanda? El
futbol es un gran deporte que sirve a las sociedades no nada más mundiales sino
también locales. Sin este deporte ¿qué harían esa semana los muchachos del
barrio para sobrevivir al tedio?
El otro terreno de juego de las naciones es
en el “ranking” mundial que ocupan las
nueve mil instituciones de educación superior. En la clasificación
correspondiente, a las artes y las humanidades,
México estuvo situado este año entre las primeras veinte universidades.
Sólo superado por Harvard, Oxford, Cambridge, Berkeley, Yale…Berkeley, le
recordaba entre paréntesis, es aquel filósofo de la razón vital y poco o nada
de la material. Sí, el mismo por el que un Estado de Norteamérica se llama así,
lo mismo que una de sus universidades.
Pero el campo de las ciencias requiere mayores
recursos económicos y la Universidad Nacional Autónoma de México no ha podido
remontar por ahora el lugar 93 en la clasificación anual que hace The Times
Higher Education Dupplement. En algunos estados sus universidades tienen los
sueldos de sus maestros en la precariedad y ya ni pensar en la investigación
científica…
¡Cómo no podemos remontar el “ranking”, seguiremos jugando futbol!
5
I
En Puerto Peñasco alquiló una lancha
de motor que lo llevó sobre las aguas azules y frías de la ribera noroeste del
Golfo de California. Se detuvo en la playa de La Purísima, en la punta de la
Bahía de Adair. Se antojaba el lugar más solitario del universo. Antes de
emprender el regreso el propietario de la lancha le preguntó:
- ¿Está seguro que quiere que lo deje
en este lugar solo y lejos de todas partes?
- Sí. Estaré bien. No se preocupe.
Gracias.
- Podría apuntar el número de mi
celular y enviarme una señal si se encontrará en alguna emergencia...
- Voy hacia Tacna, en el desierto de Yuma. ¿cómo podría auxiliarme?
- En Caborca hay un equipo de
salvamento aéreo. Yo me comunicaría con ellos.
- No tengo celular.
- ¡Vamos hombre, le doy el mío! Yo
puedo conseguirme otro llegando a Puerto Peñasco.
- Se lo agradezco pero no quiero
llevar ningún celular ni nada que se le parezca.
Se rascó la cabeza.
- No entiendo que bicho raro le picó
que quiere quedarse en este desierto- fue cuando se dio cuenta y gritó: -
¡Desierto de Yuma! ¿Está loco? Se encuentra en el paralelo más lejano del
Desierto de Altar y piensa llegar a Yuma? …No se olvide que en el desierto hay
al menos cinco cosas por lo que es probable no se llegue a alcanzar nunca la otra orilla Y son que se pierda, que se le
termine el agua, el veneno de las serpientes, el no menos letal veneno de las
arañas y la de los alacranes. ¡Cinco, no
se olvide!
-Lo tendré en cuenta. No sabe que un
irritila es un caminante por excelencia. O debería serlo. Se sorprendería más si le dijera que he caminado a través del
tiempo… Si me oyera decir que sé que hace tres mil quinientos millones de años
el planeta era… un mundo lleno de volcanes rodeados de agua, con muchos
pequeños continentes y mares poco profundos. Con estanques de agua caliente y…
bacterias…
Cuando el otro se perdió con su
lancha en la distancia marina Cork se
dio vuelta hacia el desierto. Percibió mucho silencio hacia adentro del
continente. En los lados las olas frías
morían en las arenas. En esas horas el Sol producía sobre las playas
silenciosas un enceguecedor color plateado de lejanía en el este. Es de mañana
cuando empieza a andar y alejarse del Golfo de California. En esa medida me
desalejo del desierto de Yuma - me escribiría esa tarde-. Antes, es cierto,
tendré que cruzar el desierto de Altar. Inútil hacer la reflexión si dispongo
de agua suficiente para tal empresa. No iría a ningún lado más allá de dos jornadas en dirección norte.
¿Y le había mentido al lanchero! No
llevaba celular pero sí una computadorcita del tamaño de una cajetilla de
cerillos. Pero esta tampoco la usaba siempre. Lo que tenía era un
reloj-teléfono de pulsera. Como la que usa James Bond. En la década anterior
era una arma secreta del espionaje internacional, en efecto.
Vuelto hacia el desierto arenoso, que
termina en las mismas playas heladas, se encuentra en la nada y en ninguna parte. Pero algo es absolutamente
cierto y es que no se siente extraño. Piensa que los genes de sus ancestros
vagaron por estos lares por lo menos veinticinco mil años. Seguramente algunos
hohokam llegaron alguna vez hasta Samalayuca, del desierto de Chihuahua. Y lo
siguen haciendo! El hombre es como es, dijo Alan Ladd en Shane. Cork pudo agregar que el hombre es de donde
es, no tanto donde se encuentra. ¡Los
genes hablan! Como las mariposas que viene de Canadá, y mueren en el trayecto,
pero ya dejaron la información de todo el programa a seguir en los capullos que
están por abrir.
Es cierto que para poder gozar de un
panorama de libertad primero hay que ser libre uno mismo. Puedes estar en la
estepa infinita y ser presa de horribles angustias y temores, se dijo en voz
alta y sus palabras se perdieron entre el ruido del oleaje del Golfo.
Hacia la sierra del Pinacate, que
veía a la distancia desde ese lugar, había una región en el que se habían
encontrado restos arqueológicos de grupos hohokam que vivieron hace cientos de
años en esas regiones, cuando el clima era diferente. Algunos entierros con
cuentas y tiestos, y con ello la creencia en un mundo después de la
muerte.
Una pregunta que siempre se han hecho
los montañistas, y arqueólogos de
aquellas regiones en las que ahora se encuentra Toci, es si el Aconcagua
permaneció al margen de toda actividad
religiosa. Hasta hora lo que se ha encontrado,
en mil novecientos cincuenta, en
el collado cimero que une a las dos cumbres más altas de esta montaña, es el esqueleto de un
huanaco. El enigma es que sólo de manera muy inexplicable pudo haber llegado
hasta ahí por impulso propio. Es todo. Como ves en este lugar tan famoso,
jubiloso y trágico para los alpinistas
que llegan cada año de todas partes del mundo donde se practica
alpinismo, queda con respecto al Aconcagua, todo el misterio arqueológico por
delante. Personalmente pienso que
la altitud no pudo detenerlos.
Los adoratorios del Llullaillaco solamente tienen menos de trescientos, con
respecto al Aconcagua. Actividades religiosas, más allá de los seis mil metros, desarrollada cientos de años antes de
la llegada de los europeos a América.
Procedente de Kaibito, había pedido un “aventón” en la carretera
191. Pasaron muchos vehículos sin detenerse. Con sólo verlo se daban cuenta que
llevaba kilos de mugre y apestaba a perro muerto de varias semanas. Finalmente una camioneta descubierta
lo levantó. Antes de llegar a Chinle pidió que lo dejaran en el primer motel
que pudo divisar. Pagó una habitación, se dio un baño en la regadera y después
permaneció varias horas nadando en la alberca. A la mañana siguiente viajó hacia el sur hasta Sanders, tomó la 40,
luego la 17 y finalmente llegó a Phoenix. Compró un boleto de avión para
Caborca. Por la tarde se encontraba tomando una cerveza “Corona” en “El Cañón
de Bachimba”, una cantina donde servían carne seca de burro como botana, conocida en el país como
“chito”.
Habló por teléfono a México, al instituto de investigación donde trabajaba, y
preguntó por su microscopio. Todavía no sale de la aduana, le dijeron. ¿Ya
terminaron mis laminillas delgadas de las muestras de roca que dejé? Escuchó que dijeron, desde el
hermoso valle al pie de los grandes volcanes llenos de nieve: “Se descompuso el
disco donde se devastan, pero ya encargamos un engrane que mueve la polea.
Consideramos que en dos semanas podremos reanudar con ese trabajo”.
Esa noche durmió lejos, hacia el oeste de
Puerto Peñasco, y ya muy lejos de las
frías aguas del Golfo de California.
Caminar solo de noche entre la vegetación de la llanura...
ilustra con exactitud lo que Epicteto dice del hombre en el sentido que no son
las cosas en sí lo que perturban sino la opinión que él tiene sobre las cosas.
Se necesita poseer todo un baúl lleno de simbolismos para creer que una simple
rama de arbusto es alguien o algo que tiene vida. Siempre sabrá que se trata de
la rama de un arbusto pero lo que saltó primero fue lo que él creyó que era. Ya
de día, iluminadas las cosas en sus justas proporciones por el Sol radiante,
seguirá en cierta manera ese subjetivismo. Veinte personas observando una
pintura de Rafael, tendrá cada una de ellas opinión distinta. Otra vez la
racionalidad cedió el paso a la simbología. Por eso la dificultad, dentro del
salón de clases, no es entender lo que dice el maestro sino ajustar la
simbología propia a la simbología del maestro.
Ir a través del desierto es caminar
entre la magia de la cultura original de los indios y en especial de los
mexicanos hohokam. Lo más común es encontrar una serpiente o escuchar su
cascabel. Coatepantli se llama el Muro de Serpientes, de la pirámide de
Tenayuca, en el noroeste de la ciudad de México. Ciento treinta y ocho
serpientes de roca labrada en derredor de su basamento. No sólo eso. Los
solsticios de verano y de invierno están representados y orientados por dos
serpientes pétreas.
Aplastado por los cincuenta grados de temperatura,
piensa en Nietzsche que
se resiste a ser como los demás. Encarnaba el espíritu individualista
que arremete por la despersonalización y la burocratización. Y que la devoción
que los jóvenes indios profesan por sus guías ancianos no debe confundirse con
el parricidio que anidaba en el alma de este filósofo. Veía un gobierno
ancestral de respeto. En otro era un mundo
que tenía enfrente al estado totalitario que destruía individuos y
familias.
Y más allá de los ancianos indios, la
autoridad de la mujer. Mariano Rojas, un indio ranquel, de autoridad entre los
suyos, siempre hablaba con Mansilla de la autoridad (decía “acción”) que tiene
la mujer sobre el hombre. Bob Hope decía lo mismo de la blanca sociedad norteamericana...
Apenas hubo levantado la tienda, tomó
un largo trago de agua que a la sazón, como había caído la tarde y bajaba la
temperatura, esa agua debió de
tener 40 grados.
50 grados en la ciudad no es lo mismo que 50
grados en el desierto. No para el humano. En la ciudad la gente tiene (sin
mencionar la calefacción artificial) al menos dos recursos para luchar contra
ese calor tan elevado.1-la sombra de las casas.2- líquidos para rehidratarse y
bajar la temperatura corporal.
En el desierto no hay nada de eso.
Se quedó inmóvil, como tratando de recuperarse
del esfuerzo desarrollado durante la jornada de bajar y subir montañas de arena
por demás inestable. Se sacudió al mirarse las manos y la ropa. Tenía finos
granos de cuarzo hasta en las pestañas, orejas y entre el cabello. Recordó su libro El Americano Impasible. Una trama de
corte policíaca entre los asiáticos. Graham Greene era un escritor al que podía leer en cualquier momento sin
importar el estado de ánimo o cansancio que experimentara. Recordaba con
claridad las notas del instrumento de
cuerdas que servía de fondo a la película El Tercer Hombre, novela con trama al
final de la Segunda Guerra Mundial y su mercado negro con penicilina alterada. Había conseguido una
edición de bolsillo y le era práctico llevarlo en la pequeña bolsa de su
“short”. Lo cerró y dio otro trago de agua.
Hasta entonces empezó a extraer las
cosas de la mochila. Volteó para todos lados aguzando el oído. En verdad que el
desierto de Altar era un país solitario. Pensó que no sería exagerado decir que
él era el único humano en cien kilómetros a la redonda. Puerto Peñasco, en el
sureste, y San Luís Río Colorado en el noroeste, se encontraban a un universo
de distancia. No dijo “Tezcatlipoca” esta vez, sino “Orenda”, en voz baja. Como
si Orenda escuchara mejor en tono quedo.
Orenda, como el Dios de los cristianos, no se le ve por ningún lado.
Pero, decía Nube, siempre está por ahí cerca, en alguna parte. Como un padre
que quiere que su hijo actué con toda libertad y no quiere imponerle su
presencia. Lo verás si corres hasta el otro lado de la duna. O si volteas de
pronto. Tal vez descubras que no te pierde de vista. Como si quisiera negarse
para dejar que pienses en ti. Así nacieron ciencias como la filosofía y la
psicología. O “corrientes” tan interesantes como el Humanismo y el
Existencialismo. Si no se ve, entonces cómo saber que está ahí. Oppenheimer
decía que estaba seguro de ir por buen camino cuando se le paraba el pelo de la
nuca. Este comentario se lo había leído a Norman Mailer. No sucede así con el
criterio mercantilista que sólo conoce costo y beneficio y no valores. La
filosofía a través de los siglos nos ha legado el Humanismo. ¿Qué encontrarán
nuestros sucesores después de siglos de consumo y deshecho.
-Más ofertas-le decía yo.
-¡Llegamos a las estrellas!- había
exclamado Xyster. Y agregado:-. Con el tiempo, a corto plazo más o menos, esos
conocimientos llegan a la gente de la calle.
- Es progreso que llega al que lo
puede pagar. Resuelve necesidades
inmediatas. El pensamiento humanista, en cambio, puede llevar bienestar hasta a los ricos...
¡Llegaron los norteamericanos, nosotros no lo hemos logrado!
“el instinto-dice George Steiner en una entrevista que publicó
el diaro El País de España- me dice que no tendremos otro Shakespeare ni un
Mozart ni un Beethoven ni un Miguel Ángel ni un Dante ni un Cervantes el día de
mañana. Pero sé que tendremos nuevos Newton, Einstein, Darwin, Hawking…”
El año anterior Cork, Armando A.A. y
yo, habíamos dado la vuelta a la base del Poyahutécatl (Citlaltépetl) y más
conocido como “Pico de Orizaba”, en una altura de los cuatro mil doscientos
metros. Necesitamos cinco días para volver al albergue de Piedra Grande, en el
norte, de donde habíamos partido. Dos días estuvimos en el lado este, que es el
barlovento para esta montaña, pues de ese lado le llegan los vientos cargados
de agua procedentes del Golfo de México. Todo el tiempo, desde las ocho de la
mañana hasta las seis de la tarde, escuchamos el ruido que hace la sierra
eléctrica. Pasamos, en nuestro alto recorrido, por varios aserraderos casi en las cabeceras de las
cañadas.
Recientemente conocí el trabajo de
Víctor Luís Barradas Miranda que ha hecho estudios en esa vertiente hacia la
región de Xalapa. Propiamente en la también alta y amplia montaña Nappatecutli
o Cofre de Perote. A la sazón él era
integrante del Laboratorio de Ecofisiología Tropical del Instituto de Ecología
y trabajaba con especialistas de la Universidad Veracruzana.
Le envié una nota a Cork en la que
Víctor Luís Barradas decía que, debido a la deforestación, en la región del
Cofre de Perote, el número e intensidad de las lluvias había disminuido,
situación que afecta a la ciudad de Xalapa y a diversas comunidades en
Veracruz. Aquí los mantos acuíferos
habían dejado de recargarse. El bosque mesófilo estaba perdiendo humedad, lo
cual podría cambiar la biodiversidad de ese ecosistema, desaparecer ciertas
especies, así como alterar la composición y la estructura florística. Añadió
que se trataba de bosques fragmentados y perturbados, enfermos, no de plagas
sino por la presencia humana y la extracción ilegal de madera, a pesar que
desde 1932 el Cofre de Perote es un Parque Nacional. Aseguraba que no basta la
reforestación, que en la mayoría de los casos sólo es efectiva en 30 por ciento
o menos, y la cual implica, como mínimo, medio siglo para lograrse. Sino que
también era necesaria la participación de las autoridades, los dueños de las tierras,
de los científicos y las comunidades para lograr el cuidado óptimo de los
recursos forestales de esta extensa y bella región.
II
Cork sabe que en el momento que ataca
la duna, una duna entre un millón de dunas, en medio de la nada, hombres respetables de Europa, Asia, América
y África, diligentes y preocupados por el bienestar de la humanidad, hacen
desde los foros universitarios una revisión al desempeño financiero del orbe. Lo
que no impide que en otros frentes en este mismo minuto, antes que llegue a la
cima de la duna, estén desarrollándose veinte guerras y cien guerrillas en el
entramado de paralelos y meridianos del Planisferio. Se rio de su inocencia al
sacar de su inventario, de preocupaciones nacionales, y abogar por el uso de energéticos fósiles por
renovables como la energía solar, la eólica, hidráulica en pequeña escala, la
mareomotriz y la geotérmica… Casi llegó
a sentir afecto por la gente que en ese día, buscando escapar del estrés,
buscaba otras opciones para controlar y manejar el malestar, recurriendo al tai
chi, a la musicoterapia y a la
meditación. Se acordó de la bella Clemencia, aquella bella muchacha que hacía meditación en
Kumarila, del bosque de Chapultepec. Así como hay gente que entra de vez en
cuando a la clínica de cirugía facial, ella se retiraba cada cierto tiempo a su
sobria y confortable salita de Kumarila y se entregaba a las prolongadas
meditaciones….Como contraste, otros siguen impertérritos, como los hombres del
canotaje, en pos de los más peligrosos “rápidos” que pudieran encontrarse en
aquel temible río. Trajo a la memoria que
en México ocurren anualmente cincuenta mil muertos por consumo directo
del tabaco. Vuelan hacia el Sol igual que el intrépido que muere en el río. El
fumador deja tras de sí graves daños en la familia y en el entorno comunitario.
Es un problema emergente en el área médica que exige recursos de manera
inmediata e inaplazable. Con frecuencia hay que desviar partes importantes del
presupuesto nacional de la Secretaría de Educación para el Sector Salud. Los
maestros protestan, cierran las calles con sus marchas desatendidas y la
economía del comercio de esas arterias de la ciudad capital se va a pique.
Luego volteaba hacia su tienda.
Reducida en el sistema solar y más
pequeña, sólo un punto, en el universo. Pero que importante era este espacio
tan reducido de su tienda. ¡Y los cacharros esparcidos en los rincones eran un
tesoro que no cambiaría tan fácilmente! Era su universo lo que tenía a la mano
y lo que le permitiría seguir viviendo en el desierto. La Vía Láctea, fría y
hermosa, después de todo, no tenía más valor que una escenografía. Muy
impresionante el cielo de Sonora. En ese solo cuadrante, que percibía desde la
ventana de tela, había más estrellas que en toda la Ciudad de México…Y al igual
que el que viaja en el carrousel de la fería de diversiones y ve que la ciudad
gira en su derredor, así Cork veía que el cielo entero pasaba por encima a su tienda a una velocidad realmente impresionante. ¡Y luces que iban
para allá y para acá más veloces que las otras! ¡O se paraban de pronto! Un
mundo en constante e inusitado
movimiento que ha dado pie para las más diversas interpretaciones…Una de
ellas, lo había visto en un programa de televisión, es su procedencia de la
Alemania nazi. Otra, los extraterrestres.
Se imagina en la mañana tomando un
vaso de café negro. Casi hirviendo, sentado en la banca de una calle de
Coyoacán. Hojeando un diario y esperando con toda su alma encontrar congruencia
periodística y honestidad intelectual en las primeras páginas. Sólo tiene un
ejemplar, no tres del mismo día y del mismo nombre, como hace Xister. Temiendo
la deformación de la realidad y la
mezquindad como común denominador de algunos diarios. De los que se dará un
“refrito” en los “diarios de la tarde”. Cediendo a menudo a esa fuerza
publicitaria que son los políticos de primer nivel. Y en “páginas de adentro”,
si bien en una etapa intelectual superior, algunos historiadores declarando
“haberse atrevido a sugerirle” significados y sentidos a la historia.
Reconociendo que si bien la historia tiene un método científico pero que en si no pueden establecerse leyes de nada.
Construyendo historias con documentos de “autores afines”, con frecuencia. No antagónicos,
se decía, para que se eche a andar la
dialéctica.
Entre tanto la Universidad Nacional
Autónoma de México, y la Sociedad de la Función Pública, realizando su tercera
edición de Premio Anual en Investigación sobre Corrupción en México. Estudiando
y proponiendo cómo combatir la deshonestidad y mejorar el ambiente moral y ético del país. Mediante el desarrollo de
trabajos e investigaciones. Pensó que a
México le sucedió como a Europa cuando quiso laicizarse al filo de la Edad Media.
Con la diferencia que allá el nivel filosófico sí laicizó al grueso de la
población. En tanto en México se llegó el
laicismo a llenar ese vacío por su sustento filosófico a nivel de la
población general. Laicismo es una parte de la filosofía, a conocer y
practicar, no solamente una declaración de principios. Ahora se ve por la
Academia que es necesaria la educación mediante la preparación de mujeres y
hombres con un alto sentido ético y moral. Con “un recto comportamiento en
sociedad conforme a las disposiciones legales”. Y aquí estamos, Sócrates, con
un reto a que la universidad forme nuevas generaciones de ciudadanos
comprometidos con el laicismo filosófico, había dicho Xyster-.
“La riqueza pierde mucho de su valor
si no sirve para comprar vino”.Era un acertijo que le había puesto Xyster en la
taberna cochambrosa de Nueva York, La Navaja de Ockam.
Por no recordar el autor de ese
pensamiento había perdido la apuesta que
le costó cinco rondas de cerveza. Con la sed lo recordó:¡Emerson!”
Llevaba otro libro de un cómodo
formato para “lectores de calle” que podía transportarse para todos lados. Una
novela de John Updike titulada “Busca mi rostro”. Un párrafo que leyó le dio la
idea del contenido que debería tener su próxima nota que escribiera a Toci. “…Europa
estaba a la vista, aunque la gente olvida lo encarnizado que fue el avance
hacia Alemania, aún no parecía imposible que Hitler nos hiciera retroceder de
nuevo al Canal de la Mancha. Hitler hizo lo imposible. Era una figura
surrealista, era el coco que se escapó del subconsciente colectivo y encontró
un país al que dirigir…”
Dice
que fue en ese preciso momento que se hizo la pregunta ¿cómo andaba la
muchacha mazahua en historia contemporánea mundial?
Se pueden imaginar muchos peligros en
la noche del desierto (Pero sólo el dos
por ciento que los de la noche de la ciudad). ¡La cantidad de peligros está en
la medida del neurótico que los imagina! Sabía que lo más sano es esperar ver
cómo se presenta la realidad. Con frecuencia ésta ofrece intersticios
circunstanciales que ni nos imaginábamos y podemos acceder por ahí a la
solución satisfactoria. Además de aliviar el efecto que la emoción tiene sobre
los riñones y más adelante en el hígado, que es el lugar donde empieza la
diabetes. ¿Cuántas diabetes se desarrollaron por causa de una preocupación que
nunca se hizo realidad? En esa línea se inscribía su actitud de emprender la
travesía de un desierto con cuatro litros donde se necesitarían por lo menos
trescientos para un solo individuo… Desde luego sabía que en la parte
estadounidense de ese desierto habían perecido cientos de hombres y mujeres por
falta de agua…El iría lejos de las rutas de emigración ilegal pero era el mismo
desierto. Esperaba que la patrulla fronteriza aérea no fuera creer que era un ilegal
y disparar desde el helicóptero antes de haber investigado…
Pensó en Toci y en su erotismo. Cork
no era de los hombres que le echan la culpa a la ciencia. En el caso de no
alcanzar la plenitud sexual con Toci, no diría que la psicología es la ciencia
de conocimientos hipotéticos. Por el contrario creía que la mujer insensible no
existe. Lo que hay son amantes inexpertos. O impedidos. Si hay alguna que lo cree es sólo que no ha
encontrado aun la manera de su plena satisfacción. Por fortuna Toci era una
mujer étnica y no había el riesgo de las
cien frigideces de que habla W. Stekel.
Pero no por estar pensando en las
nalgas de Toci descuidaba su entorno en la arena. Sabía bien que en México hay
dos especies de arañas por demás ponzoñosas. La “viuda negra” y las conocidas
como “violinistas”. Tienen un veneno neurotóxico que causa dolores abdominales,
adormecimientos de extremidades inferiores y superiores y paros cardiacos. Su
veneno es necrótico y destruye el tejido en el área donde muerde. En el caso de
los alacranes están ocho especies de importancia médica que pertenecen al
género centruroides. Examinó su lugar y se dijo en voz alta:
“Me gustaría saber si la línea
internacional entre México y Estados Unidos detiene estos arácnidos. En ambas
direcciones”. Resignado agregó:” Se estima que en el mundo hay ochenta mil especies de arañas…”.
En la zona de dunas solía recurrir al
recurso de comer hormigas. Pero en la llanura de matorral tenía más
posibilidades de ampliar el menú. Serpientes y mariposas pasaban a enriquecer
su dieta. Debía ser cuidadoso para no caer en su propia trampa. Por el afán de
ir tras las mariposas podía descuidar su visión del piso y quedar a la
distancia que una víbora necesita para lanzar la mordida. La civilización
industrial ha alcanzado las estrellas pero apenas empieza a explorar las
posibilidades alimenticias que ofrecen los insectos. Estos, como los hongos, en
el reino vegetal, son muy conocidos
desde siempre por las comunidades rurales pero habrá mucha resistencia para que
la gente de la ciudad empiece a
aceptarlos. ¡El hambre nos obligará!
El otro recurso es mojar el desierto.
Con semejantes temperaturas esto sería un granero inagotable. Pero en el
desierto hay tanto calor que la lluvia se evapora antes de llegar al piso. Solamente
los huracanes barren con todo. Desde hace tiempo se han llevado cristales
artificiales de hielo para provocar la lluvia. O las partículas de yoduro de
plata esparcidas por una avioneta entre las nubes para producir agua.
Encontraba irónico que el 70 por ciento del planeta fuera agua y él no
tuviera en ocasiones ni siquiera para llenar un vaso. Sabía que en Berguen,
costa oeste de Noruega, ni siquiera se imaginan que pueda haber tanta sequedad.
Hacen un festival del agua. En 1990 la lluvia cayó sobre ese lugar durante 83
días. Por eso, cuando Toci le escribía para quejarse diciendo “Me estoy
congelando” Cork le respondía: “Tienes treinta y cinco grados bajo cero pero
llevas un saco de dormir para cincuenta grados…Hay que aprender a vivir con el
tiempo que prevalezca en la región. El equipo y nuestros mecanismos de
adaptación nos sacarán adelante…Y la dieta”
El clima seco del desierto tenía
algunas ventajas que Cork sabía apreciar. En Ciudad del Carmen, frente a las
masas de agua salada, podían pararse en su cuerpo hasta mil mosquitos en un
minuto. Algo para enloquecer a cualquiera. En San Luisito, el barrio de
Monterrey, que es cruzado por un río, el pequeño mosco Anófeles le había
inyectado la malaria, fiebre que hasta la fecha sigue cobrando miles de vidas
al año en todas partes. Desde entonces prestaba especial atención a esos
pequeños bichos. Cuando iba a navegar a los pantanos, entre la Laguna de
Términos y Jonuta, o los grandes ríos de Veracruz y Chiapas, llevaba una enorme
manta gasa para cubrirse, Simplemente se la ponía encima y quedaba aislado del
peligro letal, aunque lo siguieran miles de
chupasangre y preparados con sus hipodérmicas inyectadoras de quién sabe
cuántas pestilencias mortales. Por las noches, cuando se echaba a dormir en el
fondo de la canoa, bamboleándose sobre las aguas del río, simplemente se cubría
con el velo y ya podía dormir plácidamente
sin preocuparse del ruido que hacían diez centímetros de su rostro desesperados
por no poder alcanzar su sangre. Y cuando estaba de buen humor, se despedía en
voz alta: “Buenas noches Anófeles”. “Buenas noches zica”.O algo del cuento del
Deshollinador: “Por la chimenea entre los tejados se asoma la luna”. En el
desierto no había encontrado hasta entonces
zancudos pero sí arañas casi
invisibles por su tamaño. Y tan mortales como los zancudos. De modo que, aunque
estuviera dentro de la hermética tienda de campaña tipo iglú, se cubría con la
manta de gasa.
Podía sopesar las diferencias pues
había estado en Finlandia. Cubierta la tienda por la nieve durante cuatro
meses. ¡Pero un día llega el Sol! En el desierto la nieve podía llegar durante
tres días cada diez años. Vivió en el paisaje lacustre de Finlandia, con sus
sesenta mil lagos y millones de pequeñas islas. También, como aquí, se puede
vivir sin toparse con otro humano al menos en
una vida. En el sector central había pasado cuatro meses viviendo en sus
islotes. Cualquier mañana levantaba su tienda tipo iglú y echando las cosas en
la pequeña lancha se cambiaba de islote. Después llegó la nieve y tuvo que
refugiarse en Lisalmi.
En ocasiones en Altar escuchaba,
dentro del sueño de la madrugada, el ruido de alguna avioneta que pasaba no más
allá de trescientos metros de altura sobre las crestas de arena. Quería
volverse a dormir pero la continuación de la idea de la avioneta lo mantenía despierto todavía por unos
minutos. O bien se levantaba a preparar,
en su pequeña estufa plegable de escalador, de débil luz, una taza de café
negro. Se acordaba de un pensamiento que había leído en un café de Coyoacán:
“El café puede ser veneno, pero debe actuar de forma muy lenta porque hace 85
años que lo tomó y me siento muy bien”. Se lo adjudicaban a Voltaire.
Vivir en el campo, la montaña o el
desierto, hace que el humano piense en el valor de las cosas como jamás hubiera
pensado en la ciudad. Cualquier alpinista que ha llegado a los cincuenta años
sabe que el más grande descubrimiento que ha hecho el hombre, en los últimos
tres mil años, es la taza del retrete. Cuando Robinson Crusoe descubrió el
vegetal aloe y la caña de azúcar, se puso muy contento. Pero acto seguido,
cuando quiso aprovechar los recursos que tales descubrimientos le podrían
proporcionar, tuvo que confesarse que no sabía: “no llegó a conclusión alguna”.
Desligado de la evolución tecnológica de la humanidad, había dado un salto
enorme hacia atrás en el tiempo. Confeccionar una pala, un cesto, le parecieron
empresas por demás formidables. Meticuloso en un principio, para llevar la
cuenta de los días, acabó por “perder el hilo”. Yo tuve la idea, y se la dije a
Cork, que una escala para medir la vejez se podría llamar “Escala Huehueteotl”
o “Huehueteometro”. Consiste en, llegados a los cincuenta años de edad,
sentarse en cuclillas. A más edad menos se puede hacer el cuerpo hacia los
talones. Todos nosotros éramos jóvenes pero yo había visto que en provincia los
campesinos viejos deben defecar casi parados por no poder flexionar ya sus
rodillas. Pero ese inmensurable invento de la humanidad jamás lo podrán
apreciar los que habitan la ciudad.
Platón creía, y lo seguía Leibniz,
que el universo debe interpretarse como algo organizado inteligentemente. ¡El
mejor de los mundos posibles!
Casi de inmediato nos llegó una nota
desde los Andes, de Toci, que en esos días daban, ella y sus clientes
japoneses, la vuelta completa al monte Ameghino, con la idea de trazar en el
futuro algunas nuevas rutas. Se refería al mundo perfecto de Leibniz.
-Leibniz-decía la muchacha mazahua -
encuentra la existencia de Dios en su idea de la armonía preestablecida.
Schopenhauer dice que, por el
contrario, es el peor de los mundos dada la inclinación de los hombres al
conflicto, agredirse y hacer trampas mil entre ellos.
Robarse “legalmente” algunos políticos el dinero del pueblo,
meter a la cárcel a inocentes, etc.
A tal punto es la corrupción, y la
impunidad, dice este pensador, que es mejor que el mundo no existiera.
Pero, ya que estamos aquí, mejor
confiar en los perros, que en los hombres. “Entre más conozco a los hombres más
quiero a mi perro”, era su lema.
Edgar Lee Masters escribió en su obra
sobre Emerson:
“La naturaleza se empeña en crear cerebros con una diátesis (predisposición
orgánica a padecer una enfermedad) para la superstición, la violencia, la
codicia la lujuria, la ignorancia incurable, por lo que su tarea no se
encamina siempre a conducir al país por el camino que lleva a la justicia
y a la nobleza.”
Se llega a tener esta impresión, del
mal dominándolo todo, por los
noticieros, los informativos, de los medios. Más los electrónicos. Destacar la nota roja como
recurso que la televisora rival no le
gane en el rating.
Es una abstracción comercial que deja
fuera toda otra actividad de la sociedad emprendedora.
Copleston ha observado que no es tan
sencilla la religión de la armonía
proclamada por Leibniz. Verla con detenimiento parece plantear más
problemas que los que soluciona. La libertad del individuo, por ejemplo, que
parece más bien quedar robotizada.
“La doctrina de la armonía
preestablecida hace esos problemas aún más agudos de lo que son, en todo caso,
en una filosofía teísta.”
Como sea, Leibniz busca alejarse de
escepticismo, como el de Schopenhauer, y de toda corriente decadente que
intenta llevar los valores esenciales al mundo de la fenomenología y que
destaca, como los programas referidos, la nota roja en una abstracción sin
hacer caso de la generalidad.
(Siempre hay irresponsabilidad en
utilizar el término escepticismo como sinónimo de ateísmo. Copleston mismo
anota que un escéptico puede tener una fe más profunda y por eso indaga, duda,
cuestiona, practica la antítesis contra la tesis, al estilo de san Agustín,
antes de su conversión al cristianismo)
El delincuente más famoso, de este
lustro, ha ocupado la atención de millones de televidentes.
Ya pocos se acuerdan que en el mundo hay miles
de investigadores científicos buscando
la verdad, en la última revelación de la materia, que les permiten sus
instrumentos de laboratorio. Pero estos no cuentan para el rating.
Y otros miles de individuos, de
religión, que buscan la verdad en los mundos ininteligibles. Estos tampoco
cuentan para el rating.
La idea de la armonía preestablecida
de Leibniz busca apoyarse en estas
filosofías de progreso material y espiritual, no en las patologías sociales.
En cosas del bien y del mal no vale
la democracia. No es cuestión de mayorías. Ya desde la antigüedad escuchamos
que alguien intentó detener la
destrucción de una ciudad por estar habitada por perversos. Hasta a los
ángeles, que llegaron de noche, querían tirarse.
El último justo que quedaba en ese
lugar trató de salvar a la ciudad ¿si quedan diez justos suspenderías la
destrucción? ¿Si quedan cinco justo suspenderías la destrucción? ¿Si quedara un
solo justo suspenderías la destrucción? Un solo justo salvaría a todos.
Sabido es que no perdonó porque la armonía preestablecida se
había roto. Aléjate y llévate a tu
familia porque voy a destruirla.
Y con la destrucción se puso claro
que hay recompensa y castigo. Así como entre los humanos hay leyes que hablan,
y aplican las recompensas y castigos, cuando la armonía social se rompe.
Por eso hay contratos colectivos
patrón-sindicato para dejar preestabelcida una armonía de trabajo. Y sus
cláusulas de sanción cuando esa armonía se rompe.
La idea de Leibniz, dice Copleston,
es que todo apunta en la vida hacia el bien, hacia la armonía:
“En todo caso, la pretensión general
de Leibniz es que hay incomparablemente
más bien que mal en el mundo, y que el mal que hay en el mundo pertenece
al sistema total al que es como totalidad como hay que considerar.”
Pero la idea de la armonía
preestabelcida no quiere decir que la
vida cabalga en la filosofía perenne, caduca, inmóvil y ¡vamos a echarnos a
dormir en la hamaca porque ya todo hecho para nosotros!
Todo lo contrario, el espíritu de la
cultura occidental es la acción, el movimiento, la persecución utópica de lo
nunca alcanzable. Por eso Copleston anota:
“Al decir que el mundo es el
mejor de todos los mundos posibles,
Leibniz no quería dar a entender que en
cualquier momento dado haya alcanzado su máximo estado de perfección: el mundo
progresa y se desarrolla constantemente. Eso es todo con respecto a Leibniz,
¿qué les parece?
III
Desde luego, aceptaba, Cork, que en
el desierto hay fuerzas en armonía, en equilibrio. Sólo el humano ha ido a
meterse sin siquiera pertenecer a él.
Sobre todo su sed lo hace pensar en
la escasez del agua por la desertización y la degradación general de tierras
debido al recalentamiento de la Tierra. Nada queda incólume de este proceso. La
urbanización vertiginosa y la industrialización de algunas regiones afectan
áreas lejanas como África y Asia. Pero este aumento de la temperatura global
que perjudica a las grandes selvas como Amazonia, también causa estragos en las
regiones polares como la Antártica y el Ártico. Sabía que tal fenómeno empieza
a poner en apuros serios a físicos y ecólogos y a las comunidades que viven en
las islas de poca altura o ciudades erigidas a la orilla del mar. Pensaba que
a la nueva capital de la cultura
mundial, ciudad de Xyster, decía éste, se la puede llevar la chingada envuelta
en olas. Ya Nueva Orleans había pasado lo suyo. Ya imaginaba las botellas de
cerveza, de La navaja de Ockam, flotando
hacia la calle y perdiéndose en el mar. Eso si que puede ser una tragedia.
Y, sudoroso, se apresuró a
preguntarme cómo andaba el mundo. Sigue
dinámico, como siempre, le contesté. La gente va y viene llenando el día con
cosas de valor y también se da tiempo para las actividades propias del ocio.
Ahora la gente habla mucho por teléfono celular que lleva en la mano. En cuanto
a la actividad de los políticos, a nivel de relaciones internacionales, puede
resumirse su conducta con aquellas palabras que Robinson Crusoe le dedicó al
pobre cabrito que apresó un día al matar a su madre. Recordarás que quiso
alimentarlo para que no pereciera de hambre: “Como no quería alimentarse de mi
mano, me vi obligado a matarlo y comerlo”. Por cierto que Robinsón dejó de
llevar su diario en la Isla de la Desesperación cuando se le acabó la tinta. Tú
y yo no tenemos esa preocupación. Nuestras computadoras no necesitan tinta para
poder comunicarnos. Si Crusoe hubiera dispuesto de una computadora, y con el
poder de observación que desarrolló en su soledad, de seguro habría escrito una obra más voluminosa y más interesante. “No necesita
tinta pero sí requiere baterías”, pensé.
Robinsón pudo haber observado que el
cascabel de la serpiente advierte que hay que mantenerse alejados y de esa
manera ahorrará su veneno para cuando lo necesite. O que en junio hacen
cincuenta grados centígrados en Altar. Que en agosto hay mucha electricidad en
el cielo queriendo hacer contacto con la tierra. Que las serpientes de cascabel
se aparean en otoño, que es cuando se dan los rituales combates entre los
crótalos. Pero que será un encuentro de fuerzas solamente, porque una mordida
de cualquiera de ellas sería mortal para su enemigo. Habría descubierto que el acto de beber agua
es más amplio que el que nos imaginamos. Cierra los ojos e ingiere medio litro
y tendrás suficiente para rehidratar tus tejidos por lo pronto. Pero si acumulaste la deshidratación en el caminar por la estepa
y bajo cuarenta y cinco grados por largo tiempo, eso no basta. Necesitas mirar
el agua antes de beberla. Es como si la mente, que tanto ha pensado en la sed,
necesitara también su imagen del agua. Imagina
una analogía con el erotismo y habrás encontrado mucha semejanza.
Robinsón encontraría especies desaparecidas y otras en peligro de
extinción por estar seriamente amenazadas. Material genético perdido para
siempre. Ecosistemas destruidos por la explosión demográfica. O mercado
potencial de las especies silvestres. En el pasado ha habido destrucciones por
causas naturales como fenómenos climáticos globales. Habría coincidido que la actual destrucción
se debe a la civilización. Que ya no es
necesario que el hombre esté cerca. Los fenómenos de destrucción ecológicos se
han globalizado y cabalgan sobre el viento a grandes distancias. Si alguien
fuma un cigarro en Coyoacán, ese humo dará la vuelta al planeta calentando y
contaminando, Hong Kong montado en alguna corriente de aire, decía una y otra
vez.
Otra cosa que hubiera observado es
que el contacto con la naturaleza descansa los nervios, vigoriza el cuerpo y
tranquiliza el espíritu. Que encerrarse en las ciudades es lo contrario de lo
anterior. Aquí se sobrevaloran las cosas. Aun las necesarias prácticas o
intelectuales. Uno, dos o tres individuos en medio del desierto o en la montaña
o en el mar, no se pueden dar ínfulas con su ego. Para salir con bien tiene que
ser humilde. O para decirlo de otra manera, tiene que desarrollar una actitud
muy parecida al animismo. “Sino respetas tu entorno, mueres”, dice el Corán.
En sus noches de inmenso calor, y
falto de agua en sus cantimploras, Cork se acordaba del poema de Emerson “Árboles con cabelleras verdes y movidas por
el viento”
Caminar a través de la estepa sólo,
durante semanas, da significado a la existencia de Cork. Aunque en medio de tan
altas temperaturas y amaneceres helados no ve claro cómo puede alcanzar así la
perfección última. Aunque ni siquiera está seguro que sea esto lo que anda buscando. Siempre ha dicho
que no tiene la vocación de los krisna.
Pero si así fuera, y por más importancia que ello pueda tener en lo individual,
no ve cómo algo o alguien lleguen a ser perfecto sino se puede realizar dentro
de lo que se llama el interés común. Los
anacoretas cristianos de los primeros tiempos lo comprendieron así y acabaron
por reintegrarse a la masa. Comunicarse él solito, para él, con la Perfección,
le parece que es la mejor manera de hacerse pendejos. Mas le valdría
ponerse frente a su narcisista espejo…El
solito comunicándose con su Dios y a los otros que se los lleve la…
Al despertar, Cork pensaba en ese
día. Era como una página en blanco frente a la que era ineludible una decisión.
Podía dejarla en blanco y eso ya era una actitud a desarrollar. Como el que no
acude a las urnas a votar. Si no vota ya está votando. ¡Me gusta que todo siga
tan podrido como hasta ahora! Personalmente pensaba que sería estupendo dejarla
la hoja en blanco. ¿Cuanto podía garrapatear en ella? Ahora bien, ¿qué
escribiría? ¿Deslizar el lápiz haber qué se le ocurre? O intentar plasmar
algunas ideas. ¿Narcisistas ideas? ¡Tampoco vas a presumir de original! Con
honestidad hace cinco mil años todos venimos citando pensamientos que el otro
ya dijo pero lo hago desde mi subjetividad, que es lo que me salva. Conque no
le ponga comillas ya es mío.Ideas que siempre nacen de todas partes. Que
rebotan de aquí para allá. O bien que son originales de cada individuo. Era la
tradición que siempre nos sale al encuentro, aun para los originales que
descubrieron ese día la generación espontánea. Era necesario calcular en lo
posible el potencial contenido y la superficie de la que disponía. De otra
manera corría el riesgo de dejar incompleta la idea. Así era la vida de cada
día en el desierto. Desarrollar las diferentes etapas propuestas era su leit
motiv sobre la marcha. Mucha importancia había tenido la jornada anterior pues
le había hecho fuerte para este día. ¿Qué podía escribir sino tuviera la
experiencia del ayer? ¡Podía escribir a priori! ¡No, eso es para Kant! Pero
ayer había quedado atrás y era necesario dejarla en su justa proporción de
referente. Como un banco de datos al que se le consulta de vez en cuando. Pero
no vivir en él. El Sol de ayer ya se ha
ido, dicen los Alcohólicos Anónimos. Y la jornada de mañana quedaba aun lejana
e imprecisa. ¿Qué características
presentaba el primer kilómetro de ese día? ¿Cuánta agua quedaba en la
mochila- cantimplora? En todo caso, Tezcatlipoca – Orenda señalaría el camino.
Cualquier camino…
Después de todo, se repitió esa
mañana al empezar a caminar, y mientas se acomodaba la mochila en los hombros,
si los árabes creen en una alfombra voladora, los judíos en una roca de la que
brota el agua con tan sólo tocarla con una vara, y los cristianos en Lázaro
saliendo de la tumba para regresar a la vida después de haber muerto, ¿por qué
no creer en que Orenda habita entre las dunas? Los valores esenciales están en
todos los continentes y en todas las épocas. “Curiosa la idea que la divinidad
se haya circunscrito en un solo continente”, había dicho Xyster en tanto se
limpiaba los bigotes llenos de cerveza de un tarro que acaba de engullir de una
sola vez.
Cork me escribía que su reloj
fisiológico seguía funcionando muy bien en esas
condiciones extremas que hay en el desierto de Sonora como son excesiva
luminosidad, alta temperatura y sequedad. También frente a la invisible pero
poderosa presión que significa la amenaza de los depredadores. En especial los pequeños
como la serpiente y el escorpión. Sabe que por la falta total de agua puede
agonizar durante dos o tres días. Pero de la mordida de uno de estos animales
sólo sería cuestión de pocas horas.
Conocía de la existencia de arañas mortales tan pequeñas que ni siquiera
sentiría la mordida. Tal era el caso de la “Araña Violín”. O bien la “Hormiga
de Fuego Roja” que han causado estragos
en las poblaciones del suroeste de Estados Unidos. Se dice de la última que puede resultar más peligrosa
que las serpientes mismas. Originaria del Brasil, llegó a Estados Unidos en
1977. Su mordedura, y las consecuentes sustancias que inyecta de esta manera,
afectan el sistema inmunológico de las personas. Se presentan reacciones
alérgicas, se cierra la garganta, se dificulta la respiración y puede conducir
a la muerte. Todo esto en pocos minutos. Recordó la experiencia de haber
observado bajo el microscopio una araña que a simple vista resultaba pequeña.
Fue mientras buscaba meter en el área de enfoque aquel espécimen que descubrió,
sobre la ramita, aquella otra araña cuyo tamaño era imposible de observar sino
se recurría a instrumental tan especial como el que se encontraba manipulando.
Semejante micro fauna ya no podía ser detenida por ninguna cremallera que
cerraba la puerta de su tienda o por las áreas de la misma que sirviéndose de
tela de malla le permitía observar hacia el interior y obtener ventilación.
Su sistema circadiano le había permitido hasta
entonces, con su gran adaptación al medio, no caer en el terror y salir
corriendo enloquecido ante la idea de micro arañas invadiendo su refugio. ¡Dios
santo, me dijo que se dijo, cuantos eones de tiempo necesitó el humano para
llegar a adquirir los sistemas que tiene su cuerpo que le permiten ir y venir
con posibilidades de éxito por los más increíbles ambientes del planeta! Y de
ahí pasó a la pregunta obligada. ¿Cuánto contribuye la ciudad a conservar esos adelantos
fisiológicos o cuánto los deteriora? ¿Qué habrá pasado con el libro de Alexis Carrel, aquel norteamericano, Premio
Nobel en medicina que aconsejaba vivir
periódicamente al aire libre bajo los efectos del viento, sol, frío, sed,
fatiga…? ¿Acabaría en el cesto, como
tantos viejos premios Nobel que el siglo
veinte arrojó a la basura?
Otra pregunta que se había hecho
Xyster-en tanto vaciaba otro tarro de cerveza-¿hasta dónde puede considerarse
reducible un grano de arena, más allá del átomo?
Recordaba haber asistido en Ciudad
Universitaria, apenas dos semanas antes de partir para el desierto, a una
conferencia del alemán Hans G. Erkert,
que hablaba de la evolución del sistema circadiano y cómo regula éste la
función del organismo en mamíferos y en el hombre. La evolución de los
organismos no ocurrió en un ambiente
constante o aleatorio. Se efectuó en diferentes zonas bioclimáticas
sujetas a diferentes periodicidades geofísicas ocasionadas por la radiación
solar y la gravitación. El resultado son las marcadas periodicidades
ambientales diarias, anuales, lunares y de mareas. Un reloj fisiológico que
representa una adaptación previsible a los grandes cambios periodos de muchos
factores geofísicos y biológicos…
Antes que alguien pudiera inventar la
cantimplora para almacenar agua y poder intentar cruzar el desierto, otros
cambios habían tenido lugar para que él pudiera encontrarse este día sobre las
dunas…
6
I
¿Cómo fue que tus genes llegaron a
México?, me preguntó esa tarde cuando ya había levantado la tienda para
preparar la cena. Se disponía a pasar la noche entre el lugar donde confluyen
los vientos de varias direcciones en esa parte del desierto. Queda en el
extremo sur de las sierra del Rosario. Este sistema montañoso, de treinta
kilómetros de extensión norte- sur,
desvía para allá las corrientes de aire y provoca una configuración
caótica de elevadas montañas de arena, solitarias y bellas. Se puede jurar
que ese lugar es el sitio más desolado del planeta.
Fue la maldita obsesión que Cork tiene por la
historia que me hizo recordar cosas de mi familia. Muchas, muchas, veces se las
había escuchado a mi abuelo y las tenía grabadas en mi mente de manera
indeleble. Siempre se decía abuelo para referirse a un antepasado que había
vivido Dios sabría cuántas generaciones antes. Aquel lejano abuelo se las había
transmitido al abuelo más cercano. Había
jurado, ante San Patricio, que yo sería el último abuelo. Que conmigo acabaría
ese relato. Pero… Adivinando mi
resistencia, Cork me había preguntado: ¿Cómo no hablar de aquellos hombres
blancos de pelo rojo que fueron
ahorcados en San Ángel, Tacubaya y Mixcoac? Fueron los que trajeron los genes
de los que tú naciste…
El relato de los abuelos siempre
empezaba así: tu abuelo Guillermo Stenbergheen llegó con el ejército de invasión de los Estados Unidos en
el siglo diecinueve. En algún momento de la campaña por razones religiosas y
sociales análogas a las de los mexicanos, y sociales históricas entre Irlanda e
Inglaterra, se pasaron al bando del ejército mexicano él y otros doscientos
irlandeses. Hicieron la campaña con valentía a lo largo de todos los combates
hasta el momento de la última batalla en Churubusco en que, al mando de Anaya,
se perdió la guerra y junto con los mexicanos, fueron hechos prisioneros.
Semanas más tarde los irlandeses empezaron a ser ahorcados en diferentes
poblaciones del sur oeste del valle de México. Desde entonces todos los
descendientes del abuelo Guillermo Stenbergheen se llaman así. Guillermo Stenbergheen.
Por eso tú te llamas Guillermo Stenbergheen.
En el lado oeste de la plaza de San Jacinto, arriba de San Ángel puedes
encontrar su nombre, entre otros que murieron en ese lugar.
En recuerdo de estos irlandeses, la plaza del
ex convento de Churubusco lleva su nombre: “Plaza de los Irlandeses”, así como
una calle que converge al mismo lugar. A unos metros a la derecha de la puerta
de la entrada principal al ex convento, cerca también a uno de los cañones
utilizados en esta guerra, se encuentra una placa metálica que dice: “Plaza
Batallón de San Patricio” y más abajo: “En memoria de los mártires irlandeses
de la guerra de intervención de 1847”. Esta placa fue puesta el 13 de
septiembre de 1981 por el entonces presidente constitucional de los Estados
Unidos Mexicanos, José López Portillo. Y una calle que converge directamente a
esta plaza lleva el nombre de: “Capitán John O’ Reilly, comandante del Batallón
de San Patricio”. Según la tradición, este capitán fue el primero que decidió
pasarse al bando de los mexicanos y después lo fueron siguiendo otros
irlandeses. Te repito que fue aquí, en San Angel, que murió el primer Guillermo
Steenberghen. Su hijo, que sería el primer abuelo, nació tres meses después que
a él lo mataron. En recuerdo de su padre, su madre mexicana le puso a su hijo
Guillermo Steenberghen. Y, como diría
Faulkner, eso fue todo.
Esa semana marcó un “punto muerto” en
cuanto actividades de los tres. Y lo aprovechamos para escribirnos. Toci
acababa de regresar de la provincia de Salta y se recuperaba en su casa de
Cuevas. Cork se había propuesto acampar en aquel asentamiento de la tribu hopi,
a la que acaba de arribar, con al idea de rehidratarse de las jornadas de poco
agua al atravesar aquella parte del erg del desierto de Arizona. Y yo debía
permanecer otras dos semanas en la plataforma, del pozo en la fase de
exploración, en medio de cien kilómetros a la redonda de océano frente
a las playas de Costa Rica. Conectamos el maldito Internet y nos enviábamos
escritos, al mismo tiempo, que cada quien
iba componiendo, si bien con base en algo que había leído. Yo fui el
primero:
“Un amor
templado es mucho más duradero que un amor violento que somete al
individuo entero y lo hace juguete de las pasiones”. Esto lo dijo Wilhelm
Stekel, psiquiatra, hace casi un siglo en un tratado que escribió sobre la
psicopatología de la vida amorosa de la mujer. Las palabras de Stekel podrían
servir de epígrafe para este cuento del novelista inglés W. Somerset Maugham
titulado “La Carta”. Otro epígrafe para el mismo cuento sería algo nuestro
en la pieza musical del género de
danzón, muy popular a mediados del siglo pasado, y que se llamó “Olga la Tamalera”.
Eran relaciones tan violentas que un día
Olga mató a su pareja sexual y lo preparó en tamales. Luego se puso a venderlos
con su bote tamalero en la calle... Los hombres que maltratan a las débiles y
abnegadas mujeres ignoran que con esa
actitud están despertando al tigre.
Y no hay que olvidar a Medea. Sigue
diciendo Stekel: “Las potencias repulsivas que aspiran a la separación
reaccionarán con mayor violencia... Hay pequeñísimas disonancias y un día tiene lugar la catástrofe;
el odio explota con una violencia elemental. El odio aspira a la destrucción
del individuo odiado”.
El cuento de W.Somerset Maugham
comienza cuando una mujer, Leslie Crosbie, descarga seis tiros de pistola sobre
un individuo llamado Hammond. Dijo que había intentado violarla. Enseguida
llega John Witers, el jefe del distrito. Tres horas más tarde llega también
Roberto Crosbie, el esposo de Leslie. Tanto él como sus amistades comprenden a
Leslie y se afanan en rodearla de atenciones. De seguro, dicen, las autoridades
tomarán en cuenta que Leslie haya
defendido su libertad y su persona. Claro que
está el extraño detalle que cuatro de los seis tiros hayan sido
disparados cuando el cuerpo de Hammond se encontraba ya en el piso...
Hay que tomar en cuenta, les dije,
que la homosexualidad de este gran novelista que es Maugham lo va a llevar a
repetir el estereotipo que desempeñan las heroínas de sus novelas y obras de
teatro. Capaces de las actitudes más violentas. En contra tesis de la actitud
mesurada de los hombres. Así fue en sus novelas Servidumbre Humana, Al Filo de
la Navaja, La Otra Comedia...
Leslie fue acusada de asesinato y
encarcelada a pesar de que todos estaban de acuerdo en que había obrado en
legítima defensa. El proceso duró varias semanas. Ella demostraba una entereza
enorme y causaba la admiración de los jueces por la precisión de su relato.
Roberto, el esposo, estaba indignado de la lentitud de la justicia y muy
especialmente de que la última audiencia del día siguiente fuese pública. Al
final Leslie fue absuelta por los jueces y se convirtió en heroína. De
inmediato pudo reunirse con su marido en su plantación de caucho, en la que
vivían, y en la que había tenido lugar la tragedia, en los alrededores de
Singapur.
Mientras duró el proceso se habían
desarrollado algunas situaciones que darían un giro a los acontecimientos. Un
abogado chino, llamado Ong Chi Seng, sabía de la existencia de una carta que
Leslie le había enviado a Hammond. Le pedía encarecidamente que se reuniera con
ella en su casa.
En realidad Leslie y Hammond eran
amantes pero éste estaba a punto de abandonar a Leslie. Había otra mujer de por
medio, una china. Leslie le reclamó a Hammond y hubo una escena de celos muy
fuerte. Pero al final Leslie terminó aceptando la situación al declararle que
no podría vivir sin él. No obstante, Hammond se mantuvo firme en su intención
de dejarla e irse a vivir con la china. Y esto fue lo que Leslie no pudo
soportar. Aceptaba el triángulo pero no que la dejara por la otra. Fue cuando
sacó el arma y le disparó dos balazos mortales. Y aun muerto Hammond, y
yaciendo en el suelo, le disparó otros cuatro balazos.
El chino Ong Chi Seng le dijo a
Joyce, un amigo de la familia de Leslie, que tenía la carta y que la china
pedía por ella diez mil dólares. Era una cantidad enorme y Joyce tuvo que
decirle la verdad a Roberto, el esposo de Leslie. De otra manera la carta iría
a dar a manos de los jueces y el caso se reabriría. Leslie seguramente sería
condenada a morir ahorcada.
La carta se pagó, Leslie quedó libre
definitivamente, la verdad del asunto se puso al descubierto al interior de la
familia y Roberto abandonó a su esposa.
Los que lo conocían sabían que a la postre acabaría regresando con Leslie pues
la amaba y era un hombre noble.
Fatigada y soñadora, Leslie bajó al
jardín. La Luna la perseguía por el camino, alcanzando su figura vaporosa donde
no la cubrían las sombras profundas de la plantación y, por un segundo, la Luna
iluminó también otra figura que sigilosamente pasó detrás...Joyce salió ,
acompañado por Roberto, alarmado a buscar a Leslie cuando pasó el
tiempo y se percataron que no regresaba. Fueron llamándola por el jardín. De
pronto tropezaron con un cuerpo inerte al borde del camino. Era Leslie que
yacía muerta. “En el suelo brillaba una daga china y junto a la hoja, húmeda y
letal, parecían destilar odio los ojos fosforescentes de un dragón”. Leslie no
perdonó a Hammond que la dejara por la china, pero la china no perdonó a Leslie
que hubiera matado a Hammond...
II
Por lo visto Cork no estaba para
cosas serias y nos envió algo ligero:
La acción se desarrolla en el tiempo
que Estados Unidos y la Unión Soviética eran enemigos pero sus respectivos
espías llegaban a amarse apasionadamente. Al menos así sucedió con Donald Evans
y Olga Zarkov.
Jacob Kessler es el maldito astrónomo
alemán que después de la Segunda Guerra Mundial instala, nada menos que en Florida, un enorme laboratorio para construir satélites
provistos de bombas nucleares y desde el aire destruir a Estados Unidos y a la
Tierra misma. Piensa dominarla o destruirla. Después de lo cual, de todas
maneras, se irá a habitar a otro
planeta. Ya ha puesto a prueba sus armas destruyendo en el espacio adelantos
científicos que hacen los norteamericanos. A este proyecto el alemán lo llama “Andrómeda”.
Como en el principio los
angloamericanos no saben quién los ataca, llaman a Donald Evans para que
descubra al enemigo. Evans es un superagente al servicio del Departamento
Atómico Nacional de Seguridad (DANS) y su clave es EO- 002. (Apenas iban en el
“002”). Está entrenado para descifrar cualquier enigma, salir ileso de cuanto
peligro se encuentre y de paso destruir
al enemigo trátese en singular o de un grupo de matones. Maneja desde una
automática de mano hasta un complicado tablero para hacer explotar bombas.
Pero, sobre todo, está capacitado para amar a cuanta mujer hermosa y “buena” se
cruce en su destino. Y como todas las que van a su encuentro son espías enemigas, al final tiene que
matarlas, por buenas que estén.
Desde luego que el tenebroso
científico Jacob Kessler dispone de una extensa organización de agentes y asesinos. Estos intentan acabar en varias
ocasiones con el 002 pero el supera gente se les adelanta y los aniquila. Al
final 002 descubre la ubicación del laboratorio en el que se desarrolla
el proyecto Andrómeda.
Logra introducirse en él y acaba con
todos. Una bella agente enemiga que intenta detenerlo es desintegrada.
¡Carbonizada! con una arma secreta de la cual dispone Evans. ¿Qué arma es esa?
Un oftalmólogo especialista le ha practicado una operación en la córnea. Si
cierra los ojos y los abre tres veces seguidas, sale de ellos un rayo que
carboniza al oponente. También el científico Jacob Kessler muere carbonizado
por una mirada mortífera de Evans y ahí acaban sus sueños de dominar al
mundo. Donald Evans, el agente del
imperialismo norteamericano y Olga Zarkov, la espía bolchevique, acaban
haciendo el amor entre las nubes en tanto viajan en la avioneta desarmable que
el agente 002 lleva a todas partes dentro de un pequeño maletín...Cork comentó
al final:
Si en México se leyeran al menos 12
libros, como promedio al año, por individuo y el contenido de la lectura fuera
de cierto nivel, este género de literatura que acabo de relatarles sería poco
menos que nada. Pero según cifras de la Secretaría de Educación Pública, el
promedio es de dos libros al año, eso quiere decir que no hay que apresurarse a
opinar.
Por lo demás esta literatura es un
fenómeno que deberá llamar la atención a todo aquel que escribe con la idea de
ser leído. Trabajos de filosofía e historia, con tratamiento cuidadosamente
epistémico, salidos de nuestros centros de alta cultura, tal vez agoten una
edición de mil ejemplares en quince años. La novelita ligera que acabo de
relatar vende millones de ejemplares al
año. En abril de 1994 la portada de este libro dice: 24 millones. Y lo que
debemos aceptar, y buscar, es que estas publicaciones deben ofrecer otras cosas
más que el mensaje subliminal. ¿Por qué tienen un éxito de venta semejante? Lo
primero que salta a la vista es el manejo que se le da a su redacción. Es ágil,
sencillo. Breve y a base de diálogos.
Ni los teóricos de los partidos
políticos ni los filósofos han logrado en México semejante habilidad de
redacción. Véanse las publicaciones de los partidos políticos que, pese a los
adelantos de diseño computarizado, de ahora, son auténticos ladrillos, casi
como los que se editaban a mediados del siglo veinte. Sólo Nietzsche, con su
personaje Zaratustra y sus aforismos, logró incursionar en el nuevo modo de
hablarle de filosofía a las masas no especializadas. También Holderlin con su Hiperión.
Heidegger ni pensarlo. Si tuviéramos a la mano las cifras de venta de los
libros de estos tres pensadores veríamos de una sola vez el contraste de lo que
estamos diciendo, esto al margen de los contenidos y tratamientos de sus
respectivos temas. Así pues, si nuestros
escritores no se han decidido redactar para llamar la atención de las multitudes,
habrá que seguir leyendo al 002 contra Andrómeda. Al menos una cosa se habrá
conseguido con eso y será el hábito de la lectura. Y ya armados de este vital
recurso, es probable que se incursione en la lectura de otros géneros.
Le tocó el turno a Toci y lo hizo con
una obra de don Pedro Calderón de la Barca:
“Yo sueño que estoy aquí/ destas
prisiones cargado,/ y soñé que en otro estado/ más lisonjero, me vi”.
Este año se cumplen exactamente 381
años de haber sido editada por primera vez “La Vida es Sueño”, dijo. Una obra,
multicitada pero en realidad poco leída, que es un portento de filosofía
expresada en verso. El llamado “verso calderoniano” lleno de metáforas e
imágenes retóricas. El panorama cultural español en el que tuvo lugar fue el
Barroco. Se trata de uno de los más bellos poemas que ha propiciado y
“producido” la humanidad. No basta con hacer sino que hay saberlo captar para
describirlo. Y esto es lo que hace Pedro Calderón de la Barca.
Se refiere a lo real y a lo falso de
las cosas y a los hechos. Un panorama social donde la realidad es llevada y
traída por los más encontrados intereses. “¿Tan parecidas a los sueños son las
glorias,/ que las verdaderas que son/ tenidas por mentirosas,/y las fingidas
por ciertas?”
Pero no es el tema del empirismo sino
de la libertad. ¿Cómo considerarse libre si al despertar tenemos enfrente un
panorama existencial y social que nos lleva para acá y para allá? ¿O cuando
estamos soñando, lo antes vivido nos lleva dormidos, por otros rumbos? Y ya despierto hay
cuestiones contra las que soy impotente imponiéndome un estilo de vida con el
que no estoy conforme. Sobre peso, neurosis, hábitos negativos como el fumar,
beber, etc. Todo eso es más fuerte que mi cacareada libertad. ¡Hasta de mis
hábitos buenos soy esclavo para no caer en los malos!
Estamos programados genéticamente
para ser libres pero, si estamos programados ya no somos libres. ¡Pura ilusión
que somos libres! ¡El cielo me traza un camino y la genética me traza también
un camino! Las cadenas que tiene prisionero a Segismundo, el personaje central,
en una celda del castillo de Polonia, son una metáfora de sus arranques
destructivos. Todos estamos prisioneros en nuestro castillo de Polonia aunque
vivamos en Coyoacán o en Nezahualcóyotl o en el Pedregal o en Juriquilla...
Del castillo de Polonia Segismundo es
sacado para que asuma el papel de soberano. Recibe muchos aplausos y comete
numerosos errores. Después hace la guerra al rey, su padre, y lo vence. Vuelven a levantarse los aplausos. Aquí es
donde Segismundo asume la experiencia de la primera. Es cuando Segismundo se
detiene pues conoce ya la volatilidad de los aplausos.
La obra es actual más que nada.
Cuando escuchamos declarar en la televisión a multiasesinos que asaltaban
bancos porque “les gustaba vivir bien”. Se la pasaban años escondidos de la
justicia, eran reaprendidos, seguían años en la cárcel de donde volvían a
escapar para esconderse otros años y,
vuelta a ser apresados. Así Segismundo fue regresado a su celda del castillo de
Polonia (o volvimos a caer en el hábito de fumar o en el sobre peso) y Pedro
Calderón de la Barca dice: “Que vida infame no es vida”.
Pero también hay filosofía en la
obra. Los poetas nahuas se preguntaban simplemente: “¿Vivimos o sólo soñamos?” Calderón dice: “La vida es sueño, y el sueño
es al despertar como la vida al morir”. En la primera experiencia Segismundo
tiene empañada la razón a través del
poder. En la segunda experiencia hay una cierta conversión y busca actitudes
que trasciendan a base de apoyarse en valores positivos para el individuo y
para la sociedad, dentro del orden establecido.
Uno de sus biógrafos dice:
“Segismundo es la personificación sucesiva de dos grandes posturas del hombre
ante el ejercicio del poder político. La primera es la concepción de la vida
como soberbia, y sirve de fondo a toda la primera época de Segismundo,
traduciéndose prácticamente en el maquiavelismo con que actúa el príncipe...La
segunda es la concepción de la vida como sueño, que logra derrocar a la
anterior por el triunfo del desengaño, y sirve de base definitiva a toda la
época posterior de Segismundo, inspirando el prudencialismo de su política”
Tenía 35 años de edad el poeta cuando
vio publicada la obra a la que me estoy refiriendo. Ignoro cuánto tiempo
necesitó para gestarse en su alma, en su experiencia y en su técnica literaria.
Tuvo que pensar mucho en la persecución que los hombres hacen del poder,
ejercerlo, escuchar los halagos y los embriagantes aplausos y...después perder
todo eso. Los aplausos se los ha llevado el viento y en su lugar queda el
silencio. Peor aún: los antiguos amigos y los antiguos enemigos se han
unido en el vituperio...
Dos soliloquios de Segismundo ilustran la
obra. Cuando tiene el poder:”Sueña el rey que es rey, y vive/ con este engaño
mandando,/disponiendo y gobernando;/y este aplauso, que recibe/ prestado, en el
viento escribe,/ y en cenizas le convierte/ la muerte...”. Cuando es aclamado
para que ejerza otra vez el poder Segismundo exclama casi espantado: “ ¿Otra
vez queréis que sueñe grandezas/ que ha de deshacer el tiempo?/¿Otra vez
queréis que vea/ entre sombras y bosquejos/ la majestad y la pompa/ desvanecida
en el viento?”
Aguijoneado por la fiesta que le
habíamos hecho por su “Andrómeda”, Cork cambió de giro y nos envió algo del sur
del continente: ¿Será cierto que estamos o sólo soñamos? Este pensamiento del
poeta náhuatl desconocido puede ser una síntesis apretada para explicar la
novela Todos los nombres. Todos los nombres que existen en los expedientes de
los vivos en el Registro Civil. Todos los nombres de los muertos que hay en los
expedientes del Panteón civil. ¿Cuál es la diferencia de fondo? En los dos se
registran. Con que a los del panteón se les quite la cédula de defunción ya no
contarían entre los muertos. ¡Regresarían de alguna manera al mundo de los
vivos!
Entre la brutal realidad del Registro
Civil, y la febril imaginación de don José, el lector se va metiendo en un
relato raro al principio y misterioso más adelante, aterrador y a la vez encantador.
Sólo la imaginación de un pobre y oscuro escribiente puede cambiar y dar
realidad a tan extraordinaria aventura.
Don José es un modesto escribiente
que durante más de veinte años se la ha pasado anotando los datos de las
personas en los expedientes del Registro Civil. De pronto le da por investigar
la vida de una persona de un documento que de manera fortuita se le cae de las
manos. Era el de una niña pero que ahora ya debe ser una mujer de treinta y
tanto años. Le dedica las siguientes semanas a esta labor y sólo para descubrir
que era casada, divorciada y acababa de
suicidarse. Eso no lo detiene y empieza a sentir una pasión necrófila hasta el
punto de ir a conocer la tumba en la que la mujer fue enterrada.
El mismo Saramago explica, ya muy
avanzada la novela, todo el meollo de la trama: “ una mujer que se suicidó por
motivos desconocidos , que había estado casada y se divorció , que podría haber
vuelto a vivir con los padres después
del divorcio, pero que prefirió
continuar sola , una mujer que como todas fue niña y muchacha, que ya en
ese tiempo, de una cierta e indefinible manera, era la mujer que llegó a ser,
una profesora de matemáticas que tuvo su nombre de viva en el Registro Civil
junto con los nombres de todas las personas vivas de esta ciudad, una mujer
cuyo nombre de muerta volvió al mundo vivo porque este don José fue a
rescatarlo al mundo de los muertos, apenas el nombre, no a ella, que no podría
un escribiente tanto”.
Es otra vez la metáfora del hombre
solo aprisionado por la sociedad en la que hay
compañeros de trabajo, pero no amigos, y cada uno de estos son
potenciales enemigos, siempre impacientes a manifestarse para agradar al jefe.
El sol, la risa de la gente, el calor de la familia, el trato próximo y
cotidiano de la mujer no existen para don José, personaje central y casi único
de la novela. Es otro de esos trabajos en los que predomina el soliloquio sobre
el diálogo.
El Registro Civil, donde trabaja don
José, despiadada institución que lleva la memoria de los nombres de los individuos
vivos. Sombría, obsoleta tecnológicamente y a la vez eficaz en su cometido.
Tarde o temprano cada uno de los nombres formará un expediente que será
arrojado a sus polvosos anaqueles.
Como
en Camus, es la vida sin color, el destino implacable que avanza
impertérrito con sus engranes triturándolo todo a su paso. Schopenhauer, el
patrono de los escépticos, parece estar detrás de todo esto, dictando página
tras página al autor y dirigiendo los pasos de los personajes.
Sin embargo no es la prosa de Dostoweski
que exige lectores casi sádicos para seguir la trama. La prosa de Saramago es
amena, familiar y en todo momento invita a seguir leyendo. Es como si su
escritura buscara en todo momento no incomodar al lector. Y, como te digo,
Saramago no te vende argentinidad.
Cierto que su redacción, como la de
varios novelistas suramericanos, parece
tener la influencia de Joyce. Usa los puntos y seguidos y el aparte. Pero con más frecuencia pone una
mayúscula después de una coma. No utiliza los recursos para saber quién está
hablando o deja de hacerlo. Tampoco los
signos de admiración. En el mismo renglón pueden estar dialogando dos
personajes, sin separación previa que
advierta este hecho. Y ahí mismo el autor meterá sus observaciones en tercera
persona a rajatabla. Confiando que sea el cerebro del lector, no la técnica de
redacción, la que separe convenientemente todo el embrollo.
Más no hay problema de entendimiento
en este anárquico modo de presentar la redacción. Efectivamente, la mente del
lector va ordenando, separando y uniendo las diferentes partes del asunto
aunque muchos elementos del mismo estén juntos a lo largo de un párrafo de
cinco o diez páginas. Es como en el relato oral en el que el interlocutor no
necesita que el que habla vaya diciendo: punto y aparte, sigue coma, ahora
punto seguido. Simplemente oye y ordena el relato.
Desde luego también podemos ver a don José como una criatura
nietzscheana rebelde que se levanta desde su mundo gris contra el sistema, la
rutina, la tradición y el Estado. Saramago, al igual que Camus, escribe
llenando la imaginación de públicos antitéticos. Es el escritor que ofrece con
éxito la Fata Morgana entre los
intelectuales. Las diversas ideologías lo reclaman para sí: “Es de los
nuestros”, se les oye decir.
Entre tanto la obra fue adquiriendo, casi de pronto, un
cierto ambiente de ultratumba, como en Juan Rulfo. Un extraño pastor que lleva
a sus rebaños de ovejas a comer al panteón y se entretiene en cambiar de tumba
los nombres de los muertos ahí sepultados. Aquí es cuando Saramago ofrece una
reflexión para los que en esta vida se la toman muy en serio. Hay una escena en
el panteón en la que el curador del lugar ordena presentarse en persona a unos
contendientes. La moraleja parece ser de qué sirvió pelearse en esta vida, ser
vanidoso, fatuo y neurótico, si al final los huesos de todos andarán para allá
y para acá, revueltos, impotentes, entre la tierra del panteón.
III
Para la semana siguiente Cork se había internado de
nuevo en el desierto. Toci volvió al Aconcagua. Yo tuve que defenderme como
gato boca arriba porque a la sazón había llegado, a nuestro mar Caribe, un
ciclón de categoría 5 que amenazaba barrer la plataforma donde me encontraba.
Casi todo el personal fue evacuado con anticipación. Yo fui uno de los seis que
nos quedamos de “guardia”… En dos ocasiones tuvimos que subir a lo alto de la
torre y amarrarnos con cuerda y mosquetón para no ser barridos por las
gigantescas olas…
En un “correo electrónico” le dije
que acababa de leer un libro interesante de psicología recién salido de la
imprenta, y presentado por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, cuya
autora era Nicole Diesbach. De entrada me mandó al Diablo. Dijo que no quería
saber nada de esa ciencia. ¿Por qué, le preguntaría más tarde? Me contestó que
los psicólogos mexicanos estaban como los alpinistas mexicanos: no escriben. En
el país hay noventa mil psicólogos y échale un vistazo a su aportación
bibliográfica.
- Mayor razón para que se lea lo que
haya salido de nuestras imprentas- le dije.
- Tienes razón, envíamelo- me
contestó en seguida.
Entonces le remití hasta su
computadorcita Hacia un nuevo paradigma.
Después me comentaría que veía con
buenos ojos a la psicología porque siempre está rascando en la memoria, en la
historia del individuo y en la del grupo. Le gustó el trabajo de Diesbach. Y
pasó a citarme algo de Will Durant: “La cordura del individuo se basa en la
continuidad de su memoria, la del grupo en la continuidad de la tradición. En
ambos casos la rotura de la cadena implica reacciones neuróticas y disturbios
que hacen peligrar la vida”. Y agregó:”Si dudan de esto que dice Durant les
recomiendo vean más de cerca algunos casos de personas atacadas por el Alzheimer:
quedarte parado en la calle y no saber ya quién eres ni dónde vives ni quien fuiste”
Y aprovechó para contarme algo del
estilo de gobierno que tienen en las tribus. Una especie de oligarquía de los
ancianos que ha sido puesta a prueba por los siglos. Propiamente se trata de un
“servicio” o apostolado pues no se recibe remuneración alguna. Pasaba a observar que el Estado de los
blancos, aun el parlamentario, se ha tenido con frecuencia como un ente
represor. Pero si no existiera un Estado
de todas maneras los fuertes cometerían arbitrariedades con los débiles. En
cambio los ancianos de la tradición india son individuos que ya han vivido
etapas y el cetro del poder en sus manos no es garantía contra el error pero sí
contra la injusticia, en lo que esto cabe dentro de la naturaleza humana.
Cavilaba que la sabiduría de la tribu nos parece
“anquilosamiento” a través de una serie invariable de ceremonias rituales
atrapadas en el tiempo. Pero ellos desde su campo simbólico han observado que
las revoluciones que triunfan acaban con la libertad del individuo y que el
ideal que gana pronto se convierte en un represor. Si la escala de la historia
humana: Egipto, Grecia, Roma, México - Tenochtitlán, Mayapán…se pudiera ver en
la escala paleontológica, asistiríamos a una serie de confirmaciones de lo
anterior. Y volvía a citar a Durant cuando dice que la aglomeración de gentes
en las ciudades deshace la moral de buena vecindad que era fuente de orden espontáneo.
Todos los impulsos egoístas quedan libres bajo el anonimato protector de la
multitud. “Donde el orden natural es todavía fuerte, como ocurre en las
comunidades rurales sencillas, hacen falta pocas leyes y donde el orden natural
es débil, como sucede en las grandes ciudades, la legislación se hipertrofia”.
De nuevo sacó a colación lo de las
cosas que, laicizándolas, se vuelven contra la comunidad. Me recordaba aquel
caso sucedido hacía algunos años en la Costa Grande de Guerrero. Un hombre de
veintidós años de edad había matado a once personas. Esta tragedia fue en San
Jerónimo, cabecera municipal del municipio del mismo nombre. A setenta
kilómetros al noroeste de Acapulco. Todos “suponían” que había sido bajo el
efecto de las drogas, revueltas con esa otra droga tan familiar y también
laicizada que es el alcohol. Había empezado por matar a golpe de roca a su
sobrina de diez meses de edad. Con el rifle que le quitó a uno de los policías
de la localidad se había ido después por la calle matando a cuanta gente se
cruzara en su camino, uno de ellos fue el médico local. Las autoridades
tuvieron que llamar a la Policía Preventiva Federal. Siguió poniendo
resistencia y lo mataron ahí mismo. Comentaba que la droga laicizada saca al
hombre de la influencia de la comunidad, lo lleva hacia la individualidad de, todo para él y,
por último, como en este caso del Estado de Guerrero, lo vuelve contra la
comunidad.
Por mi parte recordaba que en los
primeros años de este siglo se habían aprobado más de ochenta leyes nada más
para una ciudad: México. Y todo mundo se preguntaba ¿Cuántas cosas torcidas
había que se necesitaban tantas leyes? Con lo que un observador avezado
repetiría que tanto los que poseen demasiado, que viven en esa ciudad, como los
que nada tienen, son enemigos poderosos de la comunidad. Este estado de cosas
provocaba una tremolina constante que requería aprobar al menos ochenta leyes
en un año…Y luego estaba aquel proverbio chino que dice que una nación que
comenzaba a tener muchas leyes es que está cayendo en la senilidad.
Después de esto Cork regresaba al
punto inicial: más educación científica y humanística y menos leyes. Pero, ¿si
el presupuesto anual para las universidades públicas se toma como un molesto
renglón que hay que atender después de otras prioridades… Y se sumía en una
serie de reflexiones relacionadas con la educación que a la sazón tenía lugar
en México: tapón para los investigadores jóvenes. La investigación, la docencia
y el apoyo administrativo y técnico de la Universidad Nacional Autónoma de
México, lo llevan a cabo en su mayoría gente de la tercera edad. Con tan
raquíticos salarios nadie de la gerontocracia quiere jubilarse. En los
institutos, las facultades, las oficinas y los talleres es frecuente ver salir
a la gente con los pies por delante antes que jubilarse. Entretanto un penoso
panorama de decaimiento físico y mental muy propio de cuando la juventud se va
quedando cada vez más lejos y Alzheimer más cerca cada día. Siempre hay
dignidad en las canas pero donde no hay dignidad es en el horizonte económico
de nuestra sociedad. Hacía una cita: “Hacen falta por lo menos otros 500
centros científicos y 20 mil plaza en universidades e institutos de
investigación”, había dicho José Luis Fernández Zayas, coordinador general del
Foro Consultivo Científico y Tecnológico”.
Me encontraba en una animada reunión
de chapopoteros que acabábamos de regresar del mar. Hasta el fondo del bar “Los
átomos de Demócrito”, el ambiente estaba caliente con música tropical, rones y
chicas hermosas y buenas. Una chapopotera, no muy bonita pero con unas curvas
en el cuerpo de esas que para nada necesitan ninguna cara bonita, y con la que, por razones de economía,
compartía mi habitación en el hotel, me entregó dos cuartillas de algo que el
pesado de Cork me acaba de enviar desde quién sabe que meridiano del desierto.
Es difícil leer cuando se está en una tertulia en la que van para todas
direcciones senos, copas y risas y todos hablan al mismo tiempo y nadie
entiende un carajo de lo que se intenta decir porque la verdad nadie termina la
frase empezada. Pero eran dos cuartillas y
aquel desgraciado solitario había encajado un tema serio entre tanto
bullicio y por un rato no me fue posible apartarlo de mi mente.
Decía que en la lenta pero imparable
fusión de los pueblos de los tres países más septentrionales de América, se
están dando desde hace tiempo fenómenos sociales más trascendentales que el
valor de sus respectivas monedas. Las masas del idioma español,
predominantemente indoamericanos, aridoaméricanos, más que hispanoamericanos,
llevan una preparación inicial deficiente de tecnología. Y también, justo era
reconocerlo, de conocimientos
religiosos. Pero que esa pobre preparación
teológica encierra el germen de algo que no tiene precio. Y es la libertad tan
esencial para la creación artística. Esto fue desde el principio del
Renacimiento europeo en el que había tantos mecenas laicos como Papas y
obispos. De otra manera los cuerpos semidesnudos de Dios y el Hombre de Miguel
Ángel no habrían podido darse.
Ese dinero tan anatematizado de las clases
sociales de arriba, es lo que facilita el acceso a esa ventana de la cultura. Y
la parte norte de América ahora tiene ese dinero. Tom Wolf, el novelista
norteamericano, lo dice de esta manera: “cuando hay una clase compuesta por
zánganos lo bastante indolente como para escribir y leer esas cosas, aparece la
literatura”. Y si las masas de indoamericanos creen que esos zánganos todo
pueden representarlo ya sea con el pincel, el cincel o la pluma…En el México
prehispánico hubo una gran escuela de tlacuilos, artistas que pintaban en los
códices la historia. Cuando los mexicanos en México se hacen protestantes,
borran toda clase de representación de la idea que otrora llenaba las paredes
de sus habitaciones. En adelante dedicarán todos los momentos de su vida a los
cantos, lejos del taller del artista y de los debates de las mesas redondas de
los filósofos…Los católicos en cambio pueden leer al católico Shakespeare, al
escéptico Shopenhauer, al católico Cervantes, a Tolstoi con su raro
cristianismo, a Victor Hugo con su también raro
cristianismo, al agnóstico Hegel, al irónico Voltaire. Y hay quienes
aman al descreído Mark Twain.
De todos modos, me dijo, no pierdo de
vista que me encuentro en un país donde, en materia de religión, los peregrinos
puritanos de Nueva Inglaterra querían marcar a los cuáqueros con hierros
candentes porque no pensaban como ellos (Como hicieron tlaxcaltecas y españoles
con los de Tepeaca). Y en el que los católicos romanos de Maryland establecieron
la primera libertad de cultos en Estados Unidos. Y para complicarla más,
insistió que no estaba hablando de religión, sino de arte.
Para que éste florezca, añadió, tiene
que haber libertad. Imagina a este
pueblo sin arte ni belleza. Sobre todo que desde mediados del siglo
veinte empezó a trasladar, o a clonar, la capital de la cultura de Europa hacia
Norteamérica. Además que tenían valores por mérito propio, hicieron como
después harían con el fútbol soccer. Muchos pensadores y gente de la cultura y
la ciencia psicológica vinieron de Europa por un tiempo o a quedarse, cuando la
Segunda Guerra Mundial, como Jean Wahl, Werner Jaeger… Así se fue enriqueciendo
todo culturalmente. Sin dejar de mencionar a valores propios, como el gran
Emerson. Me considero, dijo, conocedor de la literatura norteamericana pero más
bien de la vieja guardia. Te menciono a Irving, Cooper, Poe, Thoreau, Melville,
Whitman, Beecher Stone, Dickinson…Por supuesto ya sabes que Margaret Mitchell
es mi preferida.
Agregó que el mayor enemigo del arte y la
belleza es la práctica del cristianismo que busca encerrarse en cantos
estridentes y suprime a la representación de la idea. “Sin imagen no hay religión” dijo alguien que
ahorita no recuerdo quién, tal vez Santayana. En tal ambiente las masas del
proletariado no tienen esperanzas de respirar oxigeno. Como una vez lo hicieron
los católicos con el Renacimiento.
Al final de la nota decía que al
hablar de esa apertura mental estaba pensando
en el elemento indio, sobre todo. Y recordaba que en 1524, apenas a tres
años de la destrucción de México – Tenochtitlán, cuando aun había escombros de
pirámides por todas partes… los indios ya habían aprendido latín, español y
daban clases no solamente a los hijos de los principales mexicanos que habían
sobrevivido a la guerra de conquista sino a los hijos de los mismos
conquistadores…
Como sea, pensaba en tanto regresaba al mundo
de las bellas y de los rones y de los ritmos alegres, que girara el mundo, como
girara, una cosa resultaba cierta y era que aun éramos jóvenes pues nos
comunicábamos para contarnos libros o cosas vigentes de la vida. Al contrario
de cuando los amigos son viejos y se reúnen y pasan horas desgranando
enfermedades…Y cuando ya no tienen más enfermedades que desglosar, se ponen a
hablar por su teléfono celular...Me di cuenta de lo anterior porque, aun en
medio de las sucesivas murallas de agua verde que se nos venían encima estando
en aquella torre perdida literalmente en
el océano, pues por momentos permanecíamos sepultados por el agua, me acordé de
un relato de Salgari…Cuando su buque era llevado y traído por la tormenta, como
una simple cascarita y el fin era inminente, los corzos amarraban pequeñas
bolsitas que contenían aceite en derredor de la nave y esta adquiría cierta estabilidad.
¿Sería cierto? Me pareció un tema para comentar en la siguiente comunicación
con mis amigos (si es que salía de
aquella tempestad). Y entre chubasco y chubasco pensé si Salgari…Había sido uno
de los autores favoritos de mi niñez pero…Algo me decidió. Si Cork había salido
con el maquiavélico investigador alemán y su Andrómeda... ¿Por qué no? ¿Por qué
perder la sencillez en la lectura? Por
qué no iba yo a contar de Salgari…Y, ahora que me acordaba, en Salgari hay
mucha observación de la naturaleza… ¡Estaba decidido, la próxima vez les
escribiría de Salgari…!
Esa noche Cork le escribió a Toci una
nota (que por hipervínculo también me llegó a mí) un poco antes de quedarse
dormido: “Me despido por ahora haciéndote la observación respecto de lo que dije
que dice Schopenhauer, de los que leen mucho.
En efecto, trina contra los que leen
mucho, pero se refiere a los autores modernísimos. Les tiene fobia por los
compromisos de grupo que los mueve o sus intereses por los premios. La sed de
ser famosos. Hecha esta salvedad, recomienda conocer a los antiguos, en
especial para todo aquel que, de lector, quiera o necesite ser escritor: “Para
llegar a ser un gran escritor es hasta indispensable formarse por la imitación
de los modelos de la Antigüedad, antes de entrar, motu propio, en la
composición”.
Por eso la naturaleza le dio orejas
y, ojalá, dice el filósofo, las tuviéramos tan grandes como la de los
murciélagos pues oiríamos mejor. Percibiríamos a mayor distancia el cascabel de
la serpiente que acecha. También le dio al hombre (ni esperes que Schopenhauer
diga el y la, como ahora se acostumbra en los tiempos de la lucha de géneros,
sólo dice el hombre) la vista, el olfato
y la adrenalina para huir o para atacar. Si hubiera hecho al hombre para pensar
nada más, lo hubiera dotado de cerebro, ya que lo demás, vista, nariz y orejas,
lo distraen. Pero la naturaleza le dio todo eso. Pero además, le dio algo que, muy debatido por teólogos y
filósofos, es la fe, la cual, sabido es,
no se ubica en parte alguna del cuerpo. Y es la facultad de emocionarse
ante una puesta de Sol tras las dunas. Y verlo aparecer de nuevo detrás de
otras dunas en la dirección contraria...
7
I
Se quedó dormido. A la mañana
siguiente encontró la contestación de la muchacha:
- No están obligados a saber los
filósofos occidentales de Tezcatlipoca,
Negro Rojo… Nos recuerda el nacimiento y el ocaso…O el ocaso y el nacimiento…
En la noche de ese día Cork le volvió
a escribir y le previno del uso de los estupefacientes como alpinista. Son una
muestra de incapacidad intentando igualar lo que de manera normal se ha hecho:
“La historia alpina de una montaña así lo prueba en todo el planeta, le decía.
En el principio esa cumbre era imposible para todos. Finalmente alguien
“extraordinario” la conquistó. Después de eso pasó a ser el coto sólo de los
mejores escaladores. Más adelante tuvieron acceso a ella un mayor número. El
paso siguiente fue que la subió absolutamente todo el que quisiera hacerlo.
Finalmente llegaron a su cima “los niños y las damas en ropa de domingo con un
paraguas sobre su cabeza para protegerse del Sol”.
Este proceso, tan viejo como la
historia del alpinismo, nos demuestra que no era cosa de enervantes sino de
inspiración. De buena alimentación, de
constante preparación físico- técnica y de ideología. Solamente los
alpinistas que carecían de todo esto, y querían hacer lo mismo, recurrían a las
drogas. Tomaban el alpinismo como competencia, no como deporte. No se trataba,
entonces, de hacer algo más allá de lo
normal, sino igualar a lo normal.
Le ponía como ejemplo la escalada de
la pared norte del Abanico, en la vertiente
del Popocatépetl. Su primera integral a la directa, por el centro, fue
hecha en los años sesentas, del siglo veinte, por cinco escaladores. Sin
recurrir a estupefacientes. Desde entonces no se ha vuelto a lograr esa
escalada ni siquiera bajo el influjo de la droga.
Finalmente le dijo que esto se
aplicaba a la literatura. La gran
construcción del pensamiento lógico de la cultura occidental se logró,
desde Sócrates, bajo condiciones
normales. Llevados por lo que de manera genérica se ha llamado “inspiración” o
“musas”. Píndaro evocaba a las “Gracias” para escribir sus Odas. Así se
lograron desde entonces grandes novelas y los memorables poemas. Pero también
en este terreno hay casos de “licérgicos” que quisieron alcanzar la
originalidad de los normales. Soñando siempre con invertir los términos de la
moral aceptada. Caminando a contracorriente de la dirección en la que marchan
las multitudes y, por lo tanto, ¡creyéndose especiales! El escritor podría tal
vez frecuentar las drogas como manifestación de su libertad individual, pero es
diferente si lo hace para poder escribir.
Y Cork aprovechó la ocasión para
preguntarle qué sabía de Salgari…
Se le había terminado el agua y
literalmente se dejó caer en el piso de su tienda apenas logró levantarla. Al
día siguiente alcanzaría, hacia el medio día, un riachuelo en el cual volvería
a acampar con la idea de dar tiempo a que sus tejidos se rehidrataran. Pero esa
noche, con apenas dos postreros tragos de agua en su bolsa de líquidos, estaría
marcada por la sed. No podía comer. Es algo que en la ciudad no se piensa jamás.
No hay saliva para la masticación y esa falta de humedad impide pasar bocado.
Lo más cercano a esta situación, en el terreno del sexo, lo tendrían las mujeres de cierta edad cuando
su vagina ya no se humedece. ¡Es simple mecánica del cuerpo humano!
Más tarde sintió la necesidad de leer
algo. Su estado de ánimo en ese momento sólo podía leer a Bukowski. Lo abrió al
azar. Se trataba de los agobiantes trabajos de un cartero que debía repartir su
abundante correspondencia. Pero las condiciones del tiempo eran tan tempestuosas que las calles estaban
inundadas y era necesario meterse a la corriente que le daba a media pierna.
Lo que hizo reír a Cork fue que el
pobre Chinasky, que tal era el nombre del cartero, recibía tanta agua de la
lluvia que, escurriendo por la espalda, los calzones se le fueron cayendo hasta
la entrepierna. No podía subírselos pues su mano sujetaba la correspondencia y
con la otra se aferraba a algo para no ser llevado por el torrente. Y así fue
por las calles trabajando con los calzones caídos. Cork iba a hacer una
reflexión filosófica de alguien que se muere de sed en el desierto y otro que
está a punto de ahogarse que hasta los calzones... En lugar de eso se rió a
pierna suelta. Sólo que al abrir la boca para la carcajada una gruesa liga como
de hule le quedó por dentro pegada al paladar y a la lengua. Era el resto de
humedad que se había endurecido. Tuvo claro que sino bebía líquido, en menos de doce horas, estaría muerto. En el desierto así son las cosas.
Sin embargo siguió leyendo las
aventuras de Chinasky. Y entendió por qué le gustaba Bukowski. Era audaz para
escribir y, en ocasiones, no hacía mucho caso de la forma. En una parte se le
podía encontrar la expresión “me metí en el agua” y medio
renglón más abajo “me metí las
llaves al bolsillo”. O bien “subí para arriba” y también “salí para afuera”.
Esas maneras de expresarse, impensables en los textos de otros autores, son los
que le quitan lo plano a la redacción de Bukowski. Bukowski transgredía a
propósito y eso es uno de sus recursos
literarios que mantienen en alto el interés del lector.
Pero lo sabe hacer. Cork conocía
escritores que se hicieron famosos por brincarse las reglas. A falta de ideas
llamaron la atención por apartarse de la redacción y hasta de la ortografía.
Escritos de quinientas cuartillas sin punto seguido, sin coma y sin
mayúsculas…Bokowski no era de esos. Sus recursos anarquistas no provocaban
rechazo. Era como un niño al que se sigue con atención por sus travesuras. El
manejo del fondo era también original. No eran los sendos, obsoletos y
aburridos tratados de economía “entre opuestos” que agarran como modelo al
pobre obrero. Ni los sistemas filosóficos llenos de escepticismo al estilo de
Schopenhauer. Ni el furibundo rayo nietzscheano que fustiga al humano. Chinasky
llega a las once de la noche a su casa sin haber tenido tiempo para comer. Pero en lo que
piensa es “pegarse al cálido culo de Betty”. Pero tan cansado se siente que
cuarenta y cinco segundos después está totalmente dormido sobre la espalda de
su amada.
Bukowski le mostraba a Cork un mundo
lastimado pero no como Gregorio Samsa sino con el optimismo de un Mario Moreno
Cantinflas. Chinasky se daba cuenta de las fuerzas que lo aprisionaban. Una de
esas era el Jefe de Servicio “un sujeto con cabeza de buey llamado Jonstone”,
el representante perfecto no de la burocracia efectiva , sino de esa súper burocracia
inservible y costosa tan ciega que…sabido es desde el siglo antepasado que los
Jonstone son las piezas que juega la civilización, cada vez más tecnificada,
para hacer que la gente de la calle rechace el trabajo de la “baja burocracia”
y justifica con ello el despido de miles, de millones, de empleados que serán
substituidos por dos o tres que manejen las máquinas…”
Lo formidable de Chinasky es que tres
horas después, todavía en la madrugada, está de nuevo listo para reanudar su
tarea de organizar la correspondencia que habrá de repartir cuando llegue el
nuevo día. ¡Cuando llegue el nuevo día! Esta era la clave de toda nuestra
cultura occidental. ¡No un mundo perfecto que se desmorona, como le sucedió a
Hegel y también a Milton, sino un mundo destruido que es necesario reconstruir!
¡Empezar desde las ruinas! ¿No es eso lo que hace la psiquiatría y la fe de las
iglesias? Chinasky es el hombre ejemplar
que necesita dinero para comer y trabajo para vivir…Después de eso, se dijo
Cork, mañana estaré de pie, otra vez dando la pelea al desierto. Si Chinasky lo
hacía cada vez, yo también podré…
El invierno pasado había visitado
Cacaxtla, la bella zona arqueológica de la región tlaxcalteca. Cork me pidió
que se la describiera a la manera polifónica. En el primer instante pensé
mandarlo al diablo. Pero el otro insistió. Dijo que en todas partes se ve la
preocupación porque la gente pueda engancharse en el hábito de la lectura y la
escritura. Pero, ¿qué leo o cómo
escribo? Es cuestión de gustos o de recursos culturales. Para expresarse
tenemos la novela, o su versión corta de cuento de hasta una cuartilla, relato,
reportaje, poema o ensayo. Muchos prefieren
el modo unilineal para decir sus cosas. Otros la manera polifónica. En
el primero nada más uno habla, el autor. En el segundo hablan dos o tres o más
y el autor.
Pasaba a decir que hay lectores
pasivos que han visto mucha televisión y les gusta la exposición unilineal.
Otros lectores son participativos con lecturas polifónicas porque se van a
reflejar en alguno de los personajes del relato. Este es uno de los secretos
del éxito de La Guerra y la Paz de Tolstoi. Tiene más de cincuenta personajes y por fuerza con alguno de ellos
se identifica el lector. Y hasta hay trabajos polifónicos en los que ni
siquiera habla el autor. Las andanzas de don Quijote y Sancho no las relata
Cervantes sino el moro Cide Hamete Benengeli.
Y luego decía sin miramientos que hay
trabajos literarios excelentes unilineales que llegan a cansar cuando apenas
vamos en la segunda página del libro. Están los casos de filosofía como Hegel,
Heidegger, Husserl…Hay que leerlos por la necesidad de informarse pero no
porque su lectura sea amena. Otros autores, en cambio, escogieron el modo
polifónico. Daba un ejemplo y era Zaratustra. En lugar de que Nietzsche nos
haya acatarrado con un discurso dogmático respecto de lo mal puesto que, según
él, estaban las cosas y costumbres de
los humanos, buscó la polifonía. Inventó un personaje, lo sacó de su cueva, lo
bajó de la montaña a las plazas de las ciudades y Zaratustra empezó a hablarles
a los hombres. Y éste ser tan estrafalario se encontró, como Jesús al regreso
del desierto, con otros hombres que también le replicaban o lo interrogaban.
Otro filósofo del siglo veinte, Will Durant, puso a dialogar a Marx con Anatole
France, a San Agustín con Napoleón, a Nietzsche con Voltaire…Se le atribuye a
Cervantes esta manera polifónica de presentar sus ideas por medio de personajes
como venteros, supuestos caballeros, mozas, sobrinas y frailes. Es una leyenda
que le han fabricado a Cervantes pues contemporáneos antes que él ya lo habían hecho.
Pero en realidad la polifonía viene desde más lejos. Recuerda que Sócrates y
Platón desglosaban temas con dos o tres personajes. El mismo Cicerón, el
romano, quinientos años después de los griegos, en Cuestiones Académicas, se pone a dialogar junto con Varrón y otros
sobre temas de arte e historia. Solamente les fealtó mover a sus personajes
para allá y para acá como lo hizo Cervantes….
Me decidí y, mandándolo al diablo, cerré
mi computadora y no le conté nada de Cacaxtla. Me estaba recomendando el
recurso polifónico y él se iba por el modo unilineal…
Cork sabía que para cruzar hasta
Yuma necesitaría unos trescientos litros
de agua para beber, y sólo podía cargar diez sobre su ya pesada mochila. Se
hizo una filosofía de emergencia. ¡Creía que podía cruzar el desierto! Era un
pragmatismo casi religioso que necesitaría para cuando se le acabara el agua.
Sabía de la enorme influencia que la fe tiene sobre las posibilidades mismas de
nuestras acciones. Se lo había leído a William James y él lo había
experimentado muchas veces antes de
leerlo. Por eso sabía que James estaba en lo cierto. Faltaba ver si la
deshidratación también se lo creía… El invierno pasado, que es la temporada del
año en que Cork se enferma de la tos, puso en práctica el remedio que Kant
recomienda contra la tos: olvidarse que se tiene tos. No le dio resultado.
Familiarizado con el fenómeno de la
evolución climática, Cork sabía que para finales del siglo aquello estaría por
lo menos cuatro grados centígrados más arriba. Los veranos serán más calientes
y secos. ¡Habrá que venir en invierno al desierto! Cuatro grados más en la
mañana no es de mucha preocupación. Pero cuando el individuo, habitante de las
ciudades del Altiplano mexicano, se mueve en la frontera de los cincuenta
grados en las primeras horas de la tarde, un solo grado puede ser de consecuencias desastrosas. En lo
alto de las dunas podría superarse pero si hay que descender hacia una región
encerrada… Y siempre hay que bajar hacia los valles de las dunas. En Samalayuca
habían pasado, él y otros dos, Armando A.A. y Luis B. P. por una situación
semejante. Pudieron superarla haciendo alto, organizaron una sombra con el
delgado y amplio toldo de la tienda y bebiendo mucho agua. Hasta tres horas
después, cuando avanzó la tarde y el termómetro bajó unos grados, pudieron
seguir.
Esa tarde leyó en su campamento una
nota que yo le envié comentado los desastres que había ocasionado el huracán
Stan en esta región centroamericana. Le decía enojado que son desastres
producto de la negligencia pero que siempre se culpa a la naturaleza. Los
gobiernos no quieren invertir lo
necesario en instituciones, como la Universidad Nacional Autónoma de México,
para que estudien las variaciones
climatológicas y sistemas de planeación y social. Y cuando sucede el desastre
tienen que destinar fondos que
probablemente no existen y hay que pedir al extranjero con sus consecuentes
altos intereses que no se pagarán en un año y, mientras tanto, la otra
temporada de ciclones ya está otra vez haciendo estragos sobre las poblaciones
nuevas reconstruidas en los mismos viejos asentamientos…En 2005 México tuvo que
destinar veinte mil millones de pesos para recuperar diversos bienes materiales
y reactivar la economía de los estados destrozados por el “inesperado”
fenómeno… Algunos mandatarios de
Provincias, de países al sur de
Bravo, esperan con ansia que llegue el
otro desastre “natural” para pedir al
gobierno del centro envié recursos de
una partida que se tiene destinada para estas contingencias…
Esa mañana se sintió optimista. Se
dijo que el desierto era una especie de metáfora de la vida. Nada en blanco y negro. Exigía ser un poco estoico
ante los infaltables reveses. Para subir montañas el alpinista lo hace a base
de resolver obstáculos. Nunca espera encontrar una escalera eléctrica que lo
lleve suavemente hasta la cima. Y había que abrir los ojos para no perder lo
que valía la pena del paisaje. Se acordó de la bella muchacha comanche. No
quería sexo de formación de pareja o sexo de mantenimiento de pareja o de sexo
de procreación de la pareja y ni siquiera era sexo comercial. En ella sólo era
sexo por aburrimiento, por no tener otra cosa qué hacer. Y es que en aquella
aldea se leía poco. Era la Madam Bovary india.
Pensó en la inmensa libertad del
desierto. Pero también tenía sus limitaciones. Un recluso en su celda no podría
imaginar siquiera las posibilidades de libertad que él tenía en el desierto.
Pero aquel tal vez nunca considere la posibilidad de morir de sed. Y a Cork en
el desierto eso podía sucederle, dentro de su inmensa libertad, en las
siguientes veinticuatro horas. Pensó en
el estafador señor Calloway, el cuento mexicano de Graham Greene. Inmensamente
rico pero que no podía moverse de aquel miserable pueblucho, careciendo de
todo, por temor que la policía lo atrapara. En tanto observaba con nostalgia
que un perro mestizo podía ir y venir libremente por las calles…
Como digo, dice que dijo, la vida no
es en blanco y negro y es necesario abrir los ojos. El agua se me puede
terminar, pero sino dejo de caminar es posible que alcance alguna fuente. Me
faltan trescientos litros de agua para llega a Yuma y ya sólo me quedan seis.
Creo que es hora de ir echando mano de esa fe de la que hablaba James…
Si el punto más alto de la
deshidratación llegaba antes de alcanzar la fuente… Pensó en su encantadora
Toci…Por un tiempo llorará. Espero que no sea más allá de tres meses. Pero como es muy hermosa y está tan buena, tal vez dos semanas… Para
qué la quiero yo lloriqueando sobre mi tumba en lugar de que viva la vida.
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