J.WAHL, EXISTE, PERO NO SE VE
“¿Qué es algo que tiene sombra pero
que no se ve la sombra?” ¡Un hombre parado a la hora del cenit!
Esa ocurrencia la tuvo Yuma el verano
pasado. Acampábamos en el Desierto de los Hohokams, Altar, Sonora, México, a 65
kilómetros al oeste de la Sierra del Pinacate.
En el extremo sureste de la Sierra
del Rosario, en el meridiano 114° 10´, hay dos cerritos y ahí levantamos las
tiendas.
Antes habíamos pasado por zonas de
dunas someras. Ahora estábamos precisamente a la vista de la nada. Una nada
llena de silencio como puerta de las grandes dunas que terminan 100 kilómetros
en el sur, hasta las aguas del Golfo de California.
De aquí en adelante, dijo Yuma, no
hay nada, ni agua y ni la más pequeña
sombra. Solo nuestra sombra…
En el desierto la sombra es una cosa real. Tan
real como una brújula. Con observar de qué lado tiene el caminante su sombra,
sabe para dónde está el oeste o el este, según la hora del día y,
consecuentemente, la estación del año atendiendo su ubicación con respecto del
norte y del sur.
En el extremo sureste de la sierra del Rosario.45 grados a la sombra. En los siguientes 100 kilómetro no hay una sombra ni de 10 centímetros. |
Sobre todo que el que tiene la
fortuna de encontrar una sombra en el desierto cuenta con cuatro grados menos
que en pleno sol. Y en un rango de temperatura que va de los 45 a los 50, la
variación de 2 o 4 grados puede ser
definitivo.
En un lugar promedio de temperatura
de 20 grados ( la Ciudad de México, por ejemplo) que el termómetro esté en 10,
o que esté en 30, sólo causará un catarro. En el desierto es diferente, en las
condiciones señaladas.
Está relacionado con lo que se llama “recorrido solar”. Si es
invierno el sol “anda” muy al sur, allá por Argentina y Chile. Si es verano
“regresa” al norte y de ahí otra vez “regresa” al sur.
El que no sepa estas cosas
elementales de boy scout más le vale
no poner un pie en el desierto. Porque aunque vaya armado con el GPS de señales
satelitales o una buena brújula Brunton, todo puede sufrir daño o perderse…
¡Nos ha ocurrido!
Recorrido solar |
Yuma tuvo otra ocurrencia. “Qué es algo duro que tiene una cosa que no se ve
porque no la tiene?”
Bueno, con 50 grados del verano lo
que se quiere es beber agua, no estar en los acertijos y nadie dio con la
solución.
La aguja, dijo Yuma. La aguja y su
agujero
(Agujero es donde se guardan las
agujas pero aquí se refiere al hoyo por donde pasa el hilo).
Parejamente (expresión de Ortega y
Gasset) algunos filósofos dicen: “la
cosa que se ve tiene algo que no se ve. Y lo que no se ve es más importante que
lo que se ve.” ¿Qué es?
Así piensan algunos de una cosa
material y la esencia de esa cosa material.
La cosa y su Idea. Lo finito y lo
infinito.
Y mientras la cosa material dure,
ambos son inseparables. Al estilo de la fábula del centauro. No puede haber
hombre sin caballo y viceversa. Ya no sería centauro.
En Hegel vemos que “no sería la
esencia esencia si no existiesen las cualidades no esenciales a que está vinculada,
de suerte que lo no esencial es esencial a la esencia.”
“¿Qué es...? Toci se disponía hacer otra pregunta y, como
respuesta, le arrojamos arena para que
no siguiera con los acertijos.
Pero la muchacha escaladora siguió,
en ocasiones citando literalmente a Jean Wahl, su filósofo francés favorito:
Platón dice que las Ideas existen más plenamente que las cosas sensibles...
En cambio Nietzsche y Bergson niegan la
esencia de las cosas porque veían en todas partes un Devenir, un movimiento, y
en ninguna parte un Ser estable…
Dicho de otro modo si el cuerpo tiene
alma. Si es así al morir el cuerpo esa alma se desprende y cada quien por su
lado, para ya no reencontrarse en “la otra vida”, si es que no se considera una
sola vida pero con etapas sucesivas: biológica, espiritual. Asuntos medulares
de la cultura occidental.
Nietzsche dice que no tenemos que
andar buscando debajo de las piedras algo que no existe.
Heidegger también rechaza la
legitimidad de la esencia porque no se podría separar de la existencia de un
hombre al morir algo abstracto que
rechaza su esencia.
Hegel, en contra tesis, insiste que entre el Ser y el No-Ser, de los filósofos citados, está, precisamente el
Devenir, el verbo. El verbo descubre, o describe, al sujeto.
Muchos filósofos, Kierkegaard entre ellos,
o Whitehead, aseguran que por sus hechos,
por sus obras, conoces no sólo la existencia del sujeto sino cómo es ese
sujeto. Es decir que, tantos siglos después, las Ideas de Platón siguen
alborotando…
Infinitas y grandes dunas Tenemos
enfrente. Parecen estáticas pero son en
realidad un Devenir de millones de granos de cuarzo llevados y traídos por el
viento.
Ese Devenir es el verbo del desierto
y en él se manifiesta el espíritu de
Altar, dice Yuma. Pero nosotros somos individuos del razonamiento empírico y no
entendemos el mensaje que nos dice de ese Devenir.
Yuma si lo intuye. Los del grupo conocemos el
desierto y lo practicamos como deporte, pero en realidad somos gente de la montaña.
Vivimos al pie de las grandes montañas nevadas del Valle de México y
practicamos el alpinismo.
Excepto Yuma. Él sí es hijo del
desierto. Del desierto de Chihuahua. De Tlamatzinco, a varias jornadas de
Janos. Sus padres le pusieron ese nombre por el Desierto de Yuma.
Yuma es el lugar donde el sol “pega”
más que en otra parte del mundo. El
Desierto de Yuma queda al norte de Altar, en el suroeste de Arizona, Estados Unidos.
Yuma, cita algo de Internet:
“Yuma posee un clima árido, propio del
desierto de Sonora. No supera los 200mm anuales de lluvia, y las temperaturas
superan los 40ºC casi 100 días al año (época estival, concentrados entre mayo y
septiembre). A estas elevadas temperaturas contribuye el elevado número de
horas de insolación, 4.127, que es el más alto registrado en el planeta.”
Yuma sí intuye la presencia del espíritu del
inmenso desierto que tenemos frente a nosotros.
La intuición es la inteligencia antes
de la inteligencia (las mujeres por sí tiene mucho de esto) y se define como
instinto más inteligencia.
Nosotros, como dije, somos del dos
más dos igual a cuatro…
En ese alboroto, de las Ideas y de
las cosas materiales, estábamos cuando oímos exclamar a Toci: “Miren, el sol ya
se “movió” y volvió a aparecer la sombra.”
Guillermo quiso seguirle al alboroto
preguntando si la sombra, exenta de átomos, es real o espiritual. Nadie le
siguió el juego.
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