Novela
ANTES QUE LA NOCHE ACABE
Registro Público del Derecho de Autor
Número 03-2008-030410220500-01 México,
D. F. a 24 de marzo de 2008
1
I
Toci volvió a decirle que las calles
de Mendoza estaban solas de alpinistas. Las expediciones habían empezado a
regresar a sus países desde hacía varias
semanas y ella estaba por terminar su último contrato con una expedición polaca
rezagada. ¡Veámonos, sal de ese desierto y vayamos a Matlatzincatitlán! Me
prometiste que acamparíamos una semana en el cerrito que está en el cercano sur
de la zona arqueológica de Calixtlahuaca.
O vamos a Irrititlán, entre tus
dunas, o a donde quieras. Quiero estar contigo. Si quieres te espero con tu
gente en Tlamatzinco. Dispongo de un buen plano del desierto de Chihuahua.
Solamente son tres días entre las dunas a partir de Janos. No tengo experiencia
en el desierto pero tus referencias al mismo me han servido lo necesario para
efectuar esa travesía. Lo conozco como
si hubiera nacido en ese lugar. Después de terminar mi compromiso con los polacos
asistiré a unas conferencias en Mendoza y regresaré al glaciar Tolosa a desmontar mi campamento.
Al día siguiente bajaré a Cuevas a despedirme de la familia en la que me
alojaba cuando estaba de paso hacia Puente del Inca. De inmediato regresaré a nuestro país. He empezado a
sentir la nostalgia de México…Las totillas, los tamales, el chile, el
pozole…Nos vemos en Tlamatzinco…O nos veremos en Coyoacán… Pero háblame…Sólo de
estar escribiendo estas líneas se me han mojado las pantaletas, háblame, por favor…
Esa separación respecto de la vida
del valle la unía más fuertemente con la gente. Tenía claro que lo cotidiano es
como un velo que acaba por esconder lo valioso de la vida. ¡Si la gente fuera
consciente de la enorme importancia que es el trato con la gente! Para ello
necesitaría separarse aunque fuera por un día. Como eso no sucede, lo que sigue
es la aparición del conflicto humano. Ese alejamiento permite vislumbrar un
contenido para la existencia. Sin contenido sólo hay existencia y, como los
viejos navegantes en alta mar, a los que les faltaba el ácido ascórbico, son
presa del escorbuto existencial.
Lo cotidiano eleva y consolida pero
también puede tener su antinomia. ¡Díganlo sino el altero de expedientes, de
solicitud de divorcio, que llenan los escritorios de los jueces! Robert
Redford, escritor, lo comprendió perfectamente, ya anciano y teniéndolo todo,
sobre todo una mujer bella que lo amaba. Para que todo eso no perdiera su
brillo se reunió con su amigo de toda la
vida. Hicieron su mochila y juntos emprendieron el camino de los Apalaches…
Mujer al fin, se dijo Cork, en
realidad Toci era susceptible de reaccionar como las amarillas, blancas o
negras. ¿Quién podría asegurar lo contrario? Después de todo hay libre albedrío
por sobre cualquier ritual milenario de la etnia. No olvidaba su devoción de la
muchacha por los escritores ingleses pero, que era a Petrarca el que más leía. O que al manejar
daba vuelta en sentido contrario en el que había puesto la señal. ¿Si así fuera
en el amor? Fue cuando decidió hacer aquella prueba. Si resultaba, bien. Sería
su esclavo étnico y amoroso. Le lavaría los platos después de la comida,
traería la leña del monte, la llevaría a pasear y a bailar y procuraría hacerla
gritar de placer en la cama o donde fuera, por el resto de su vida. ¡Hasta le
permitiría montar el caballo, cuando fueran al pueblo próximo, y él caminaría!
¡Esto ya era el colmo! ¿Si no? Cada quien agarraría su gabardina y se iría por
el boulevard en la dirección que quisiera. Después de todo, el mundo estaba
lleno de mujeres solteras esperando a su hombre y no había por qué hacerse la
vida pesada. Tampoco olvidaba que, decía
el Tonalamatl de sus abuelos del desierto, que cada cinco años se conoce una
mujer con la que se estaría dispuesto a pasar el resto de su vida. Y si lo
decía el Tonalamatl es que así era.
Toci recordaba las costumbres de la
civilización sólo cuando bajaba a Mendoza o a Santiago. En la montaña no se
lavaba los dientes y hacía sus necesidades fisiológicas sentada en cuclillas.
Por eso recién, cuando apenas tenía veintidós años, se dio cuenta que la taza
del excusado era seguramente el mayor invento del hombre. Las personas después
de los cincuenta años de edad se les dificultan estas actividades sino disponen
de esa taza. Y dependiendo del grado de flexibilidad que se tenga en las
piernas por la edad, las hay más altas
que el estándar. Comía de manera frugal carne roja, lo más que podía de pescado
seco para prevenir intoxicaciones y todas las verduras y frutas posible. La sal
en abundancia es el conservador del pescado seco, y hay el peligro con la hipertensión,
pero ella sudaba en las largas caminatas y eso compensaba. Lo que más se le
facilitaba eran las frutas deshidratadas. Desde luego que contaba con una buena
reserva de comida deshidratada que los norteamericanos llevan en sus
expediciones. De lo que no podía prescindir era de su baño diario. Como esto no
es posible en la montaña, se las ingeniaba para lavarse con un hisopo la
vagina, el ano y las axilas. Esta tarea se le facilitaba por la costumbre de
disponer de una tienda para ella sola. Si era de campamento, muy amplia, y si
de ataque, “ratonera”. Pero siempre tenía privacidad. Las únicas excepciones
eran cuando escalaban y la noche les llegaba lejos de la cumbre y debían
vivaquear. Algunas expediciones contaban con tiendas especiales para pasar la
noche colgados del vacío y ella reclamaba una para sí.
Solamente en tres ocasiones, durante esa temporada
de andinismo, tuvieron que pasar la noche en una hamaca de vivaque colgados
sobre el vacío. Fue en la sur del Ameghino. Era una cordada de tres. Dos se
quedaron en una hamaca doble y ella en la individual. Le horrorizaba oler los pedos de los otros y cuidaba de
expeler los suyos lejos de los demás. A todo esto se prestaba la individualidad
que siempre procuraba con respecto al
resto de los miembros de la expedición. Si bien, en el alpinismo, cuando se
juega a los dados con la dueña de la casa,
esa cuestiones fisiológicas a todos los escaladores les tiene sin
cuidado. Por lo demás, si podía lavarse las manos para comer, bien, sino comía
como los salvajes, sirviéndose directamente de las manos. Esa era Toci.Se dijo
que habría sido una buena mujer chichimeca. Y era lo que a Cork le gustaba de
ella. Casi una neandertal, decía riéndose. Usaba toallas higiénicas de algodón
u otro material degradable para sus menstruaciones. Las enterraba adecuadamente
entre la tierra o la rocalla suelta de la superficie de la pendiente y
apartadas de las corrientes de agua de la nieve que se fundía en las cotas
superiores. No usaba pantaletas. Eso le facilitaba, si
fuera necesario, como hacen las indias, orinar de pie…
Cuando regresó a las conferencias
otro se refirió al tema de la Edad Media
de una manera más frontal. Lo desarrolló en dos partes. En la sesión matutina
dijo que de mediados del siglo catorce, y durante los dos siglos que le siguen,
Europa va a estar con el cristianismo llenando sus vidas en los más diversos
sentidos. Monasterios llevando una vida de ascetismo y conservando todo lo que
puede de la cultura de la antigüedad clásica. Pero también centralizando la vida “laica”, si es que esto puede decirse
de algo que está alejado de la Iglesia pero que es difuso algo que pueda
parecer Humanismo. El modelo cristiano lo llena todo pero no todo es cristiano.
Hay mucho paganismo procedente de los bárbaros germanos vencedores, de los
otrora cultos romanos y de los exóticos
árabes. Por siglos se metieron todos en
un mismo caldero llamado Europa y circularon a la sazón las más diversas ideas
y bullen todas las ambiciones que son de imaginar. Todos con sus vicios, sus virtudes, sus prejuicios, sus mitos y
supersticiones que cada quien había traído a través de los siglos y desde sus paralelos. La única organización
que tiene coherencia es la Iglesia. Y, como puede, la Iglesia tratando de
enseñar desde el siglo tercero que Constantino dejó de perseguirla y la hizo
religión oficial. Esto crea malestar en
algunos sectores de los pueblos. Hacia el siglo quince se hacen más acentuados
los esfuerzos por comunicarse directamente con Dios, o con la razón,
prescindiendo de la jerarquía eclesiástica.
Toci no tenía inclinación de
“angustiosa”. Cierto que en ocasiones sentía miedo que la tempestad de nieve
arriba de los cinco mil no le permitiera alcanzar la tienda de campaña o el
refugio. Era cuando se acordaba de Peer Gynt: “El rigor de la angustia”. Las
razas de la cultura occidental necesitan la angustia tanto como una buena
fumada de opio”. O siquiera una taza de cafeína por las mañanas. Así fue como
inventaron la duda teológica y las megas
ciudades. Al contrario de las reducidas aldeas de los indios, los graniceros que, por su parte, a la
sazón, estaban muy ocupados haciendo
sus ritos sobre el Teocuicani a efecto de que este año también lloviera…Los
occidentales arrojaban, desde el avión, sustancias químicas para provocar la
lluvia y los étnicos elevaban, desde el suelo, humo de copal para propiciar las
lluvias. ¡Cuestión de métodos!
El orador seguía diciendo…al mismo
tiempo se acentúa una inquietud en el seno mismo de la Iglesia. Quiere
reproducirse el esquema que se está dando en la jerarquía civil y es una
asamblea de representantes de la burguesía (todavía con fuertes tintes de
feudalismo) que se resiste por la
supremacía del soberano. Y en el interior de la Iglesia empezó, desde entonces,
a considerase la idea de ¿Pontífice o Colegio Cardenalicio? O ambos. Se revisan
las Escrituras y se vuelven a encontrar a
Pedro y a los apóstoles... ¡Y a las mujeres religiosas, en medio de la
milenaria dicotomía, de ser fundamentales en la historia y en el rito, y a la
vez adyacentes en la práctica. El arte
pictórico, con ser creación de humanos,
no está al criterio de una asamblea.
Tampoco las cosas del cielo. La democracia más pura contempla el derecho
de las minorías.
El caso es que afuera, entre los
señores feudales, se rechaza la “Iglesia como es”. Se suspira por la “Iglesia
cristiana primitiva” aunque ello encierre una vocación escatológica de cuando
los cristianos eran arrojados a los leones. Es una eterna tentación eso de la
“Iglesia cristiana primitiva”. No hay que olvidar que siglos más tarde, ya en el seno mismo de las
iglesias cristianas liberales, se seguirá suspirando en “como debería ser la
Iglesia”. Entonces algunos protestantes protestarán contra los mismos
protestantes. Cansados de la intolerancia religiosa de los protestantes de
Inglaterra, un grupo de ellos surcarán los mares, lejos, lo más lejos que pueden
del Viejo Continente, en busca de la libertad religiosa. Son los que llegarán a
fundar las primeras trece colonias del noreste de América, de lo que, andando
el tiempo, serán los Estados Unidos.
A lo que dijo el conferenciante yo te
comento que Cristianismo y Humanismo son los extremos de una misma cosa que
componen lo que de manera genérica se llama “cultura occidental”. Los mexicanos
pertenecemos, mal que bien, conscientes o no, de grado o de fuerza, a este
mundo cultural desde el siglo dieciséis. Conocemos más a Virgilio que a Nezahualcóyotl,
leemos más el Quijote de la Mancha que el Popol Vuh o sabemos más de Salustio
que de Chimalphain. Laicismo y cristianismo son dos grandes dínamos que
enriquecen la existencia muchos pueblos y ponen en movimiento la vida misma. Su
famoso devenir y su famosa dialéctica. Los argumentos en ocasiones se exacerban
y llegan a las pasiones. Wyclif se brinca toda mesura y acude al poder civil
para emprender una acción directa. Es el exceso. Lo que te quiero decir es que,
ya para entonces, había aparecido el
laicismo no religioso, el cultural, a la
par que el laicismo político antirreligioso. Este ya tenía tiempo pero se
potencializó en los años finales del siglo dieciocho en Francia.
Se fueron a comer bifes toda la expedición a un restaurante de la calle
Coronel Plaza, dos calles al sur del Parque Central. Entre tanto servían los
platos Toci salió al patio y escribió a
Cork relatando algo de las pláticas de
la mañana y que reanudarían luego de la comida.
Sabía que Cork no usaba celular y
rara vez se comunicaba por computadora. Tenía reloj de pulsera que también era
teléfono. Bromeando le decía que era de los que usaba James Bond en sus
películas. Ahora esos relojes ya se conseguían en los puestos de baratijas
sobre una manta tirada en el suelo de
las banquetas de Coyoacán. Cada vez que usaba el teléfono de pulsera le
comentaba: “¡Lo que tendrá ahora Bond para que esto haya salido al “gran”
público!” Marcó el número y de inmediato obtuvo respuesta luego de
comentarle el mecanismo y contenido de
las conferencias:
-Te felicitó. Así me gustas, que sea
feliz y disfrutes la vida. De las conferencias no creas todo lo que digan.
Conozco escritores puritanos que escriben como si fueran Morrison la noche que,
cantando, se sacó el pene. Eso les da tono de liberales y suben la venta de la
editorial. Hablan de vaginismo y falismo que ni Sade se las creería. Parece que
siempre ha sido así. Emerson y Schopenhauer ya en sus siglos alertaban contra
esa maquinaria de propaganda diseñada para que hasta el más desconfiado caiga
en las redes y compre el libro del momento. Siento los estragos de la
deshidratación pero no te preocupes, sabré salir de esta. Por lo pronto toma a
mi salud medio litro del vino tino de la provincia de San Juan…P.D. Como te digo, no les creas todo. Recuerdas a
Platón en el Teetetes: “Esos escritores han hecho más caso de quimeras y
fantasmas que de la verdad, y han concluido por parecer ignorantes a sus propios
ojos y a los de los demás”… Lo que salva estos escritores imaginativos es la cultura. Si no fuera por la cultura con
el puro vaginismo y el falismo mejor no hubiéramos quedado de lemúridos.
Por la tarde, el último orador de la mañana,
siguiendo con el tema, se situó en el
siglo catorce europeo. Las ideas empiezan a sucederse a un ritmo acelerado. Y
parecería que la fuerza del movimiento tiende a subestimar lo que ayer
era sostén ideológico de la sociedad. No hay tal pero a la sazón se han
acumulado una cantidad enorme de inventos que, definitivamente, da la impresión
que se trata de una nueva época. En breve, cuando Constantinopla sea tomada por
los turcos, el hecho será
aprovechado por los historiadores como
una pauta para declarar oficialmente terminada a la Edad Media. Idea por demás
curiosa. Te imaginas que al día siguiente alguien se asome a la calle y
exclame: “Anoche terminó la Edad Media”.
Entre tanto hay la moda de considerar
todo como mito. El mensaje del cristianismo es clasificado como un mito y
después, con la imprenta y la artillería, llegará el mito del progreso que, a
su vez, será desplazado por otro mito. La euforia impide ver que se trata del
desarrollo de un todo y se cae en el
error de pensar en “derribar” a otros logros aunque, uno sea de naturaleza
material, propiamente del área de la tecnología, y el otro espiritual.
Se cree que se habla de antagonismos
aunque un hito en la tecnología sirva para lo mismo. La imprenta suplió la
tarea de escribir a mano las copias de la Biblia a los conventos y la reprodujo
por miles de ejemplares. La construcción de los primeros relojes que llamaban
desde las plazas públicas a trabajar, también marcaban la hora de asistir a la
celebración de la misa. Es decir que los cambios se están dando en lo
aleatorio, no tanto en lo fundamental.
Se trataban todas estas invenciones
de la actividad de la burguesía pero ya no de “aquella burguesía” que seguía
buscando la manera de ganarle la partida al soberano. Ahora era “esta burguesía”, inquieta, práctica, que
sigue creyendo en lo que se creía en los últimos dos mil años en materia de
religión. Empero, ahora inventa cosas
prácticas como hacer mapas del cielo y otros
para cruzar los mares (se mencionan en este periodo los nombres del
flamenco Vesalio, el italiano
Fracastori y el polaco
Copérnico) hasta cacharros para la
cocina de la casa. Pero pongan atención que al hablar “del mundo” se está
hablando en realidad del mundo un tanto reducido de los burgueses, como ahora
se habla de la clase alta. Con recursos materiales y conocimientos necesarios.
Si bien, en esto de la ciencia, como en la filosofía, la pintura y la
literatura, no se da nada de pronto. Eso es una mentira, dijo. La misma idea
que la Edad Media terminó un día de 1453 y a la mañana siguiente la gente
empezó a voltear para todos lados y decir: esta maña empieza la Edad Moderna,
es más bien curiosa. Para estos cambios
se necesita tener una “atmósfera” de antes y después. Sócrates no apareció como
filósofo de generación espontánea. En sus antiguos tiempos ya se hablaba de “otros hombres
remotos que empezaban a pensar cosas”.
Los tiempos de la antigüedad tuvieron
sus propias exigencias y sus respectivos satisfactores: los carros de guerra,
los puentes para los ejércitos, las naves, los escultores para las figuras de
los dioses y los héroes, la arquitectura de la capital del imperio, los
vestidos, las joyas, las incipientes medicinas, los versos de Séneca... Los romanos, los germanos, los
árabes, movidos por el afán de conquista,
a los finales todos vivían en Europa, como hemos dicho. Y llevaron sus respectivas
aportaciones técnicas traídas de sus países o reinos. Eso les bastó para
vivir los mil años que duró la Edad
Media.
Lo que marcó otra etapa, la del mundo
moderno, en realidad no fue la invención de más cosas, si no la manera de organizar esos conocimientos
mediante el método especulativo de la duda metódica, de la experiencia, de la
observancia y la medida. Así fue con estos innovadores al filo de la Edad
Media. No es exacto hablar que de pronto aparecieron los hombres que dieron
paso a una generación de inventores Y era tan de esa manera que ya a mediados
del siglo quince, propiamente en 1474, se aprobó una “ley de patentes”. Es
decir, ya para entonces proliferaban los inventos por todas partes. Muchas
cosas eran cuestiones modestas. Otras no tanto, como la del terreno de la
hidráulica que hacia correr el agua de abajo hacia arriba y que tendría una
aplicación enorme en la extracción del agua de las minas, etc.
En rigor no se quiere prescindir de
los valores espirituales y materiales de los siglos anteriores. En suma, lo que
se busca es ampliar los recursos del mundo, llámese Antiguo, Medio, Moderno o
Contemporáneo.
Otro conferencista le siguió con un
aspecto muy importante relacionado con la vida de las universidades y que, de
igual manera arranca con aspectos que nacieron desde la Edad Media, como eso
del laicismo. Dijo que laicismo es una palabra familiar a los que trabajan,
estudian y enseñan en la universidad pública. Algunos la van a escuchar por lo menos durante
treinta años. Si bien, hay casos en que
falta precisión del concepto. En rigor, laicismo no es una meta en si. Más bien
se trata de un camino para llegar a un fin. Este fin es el Humanismo.
Humanismo es donde
el individuo puede vivir con toda libertad de pensamiento en el universo
de las ideas y las artes tales como la
filosofía, el teatro, la literatura... En nuestros días resulta hasta
desconcertante estar escuchando a cada rato la palabra “laicismo”. Si hay
libertad en la práctica del Humanismo,
¿para qué estar repitiendo que se es
libre?
Esto era necesario hace siete siglos,
cuando en Europa se pensaba casi de una sola manera y era según el modelo
cristiano. Se buscó entonces un sustento
ideológico que no fuera pura teología. Podría incluir la teología, pero también otras disciplinas
culturales. Y lo que se encontró fue que
faltaba mucho trabajo original en ese
sentido. Mil años de teología habían producido pocos filósofos.
No hay que malentender, se apresuró a
decir. En todos los siglos de la Edad Media hubo filósofos centroeuropeos,
árabes…, pero eran más los teólogos. En las universidades medievales existieron
las cátedras de las llamadas ciencias humanistas pero por lo visto era el
tiempo que se necesitaba más de ello. Fue cuando se volvió la vista a la
filosofía de los griegos antiguos, su teatro, su tragedia, la escultura. La
expresión “occidental” se compone de tres elementos esenciales que son lo
griego, lo romano y lo religioso cristiano. Todo eso con su gran substrato de
ciencia y tecnología recogida de todas las partes que habían sido conquistadas
en el tiempo de los grandes imperios de la antigüedad y lo que más tarde ellos
mismos, los europeos, inventaron y descubrieron.
Si había más cristianismo es que
estaba faltando cierta nivelación de los otros
elementos. Es lo que en líneas
generales se conoce como “Renacimiento”. Ahora bien, es tesis limitada creer
que el laicismo es el producto de la rivalidad entre el Pontífice y el Rey,
situación que hizo crisis en el siglo catorce en Europa. El Humanismo es mucho
más que un pleito entre jerarcas. Es el anhelo de libertad de pensamiento y de
manera de vivir.
Si bien, el movimiento humanístico se
dio en las capas pudientes de la sociedad europea de entonces. Por eso a ese
Humanismo se le clasificará siglos más tarde como “humanismo burgués”. ¿Hay un
humanismo proletario? Preguntó el conferencista. Ignoramos que alguien haya
desarrollado alguna investigación en este sentido. Esperamos que nadie vaya a
cometer la barbaridad de creer que lo que las masas ven en la actualidad en la televisión sea alguna especie de Humanismo. Pero sí, el no creyente de las áreas populares de las
ciudades, al estar alejado de la vida y la cultura de la Iglesia, pero al que
también le faltan los fundamentos filosóficos de la antigüedad, quizá pueda
llamársele “humanista de espejo o de reflejo”, porque va a reproducir los
esquemas que la clase de arriba les haga llegar, pero con la limitación y
distorsión que a ella convenga. La Constitución dice que la educación debe ser
laica pero no prohíbe que haya materias de religiones. Y tampoco se enseña
filosofía que sería propiamente el laicismo. El pensamiento lógico. El
resultado es una pobre situación sin religiones y sin filosofías.
Los señores feudales de la Edad Media, en los que se podían localizar
áreas de conocimiento, ya para entonces se estaban trasformando en lo que más
tarde se conocería como burgueses, capitalistas y banqueros.
Señores feudales que absorbían la cultura que hombres acuciosos como
Dante, Petrarca y Boccaccio, entre otros, habían rescatado de los conventos
guardados hasta entonces por los frailes… Pero los señores feudales no sólo
absorbían cultura sino que también la producían, y en grande, de una manera u
otra, ya fuera directamente o bien como mecenas.
Cabe la aclaración, remarcó el
orador, porque, cuando se habla de trasformaciones en el campo de las ideas,
hay la tendencia a generalizar lo que en el origen sólo fue de grupos reducidos.
La gran base social, es decir el pueblo estándar, por desgracia, poco tuvo que ver, al menos en sus comienzos,
en este movimiento debido a sus limitados recursos económicos y de preparación
académica. Sigue sucediendo. En nuestros días las conferencias de personajes de
la cultura y la ciencia se dan en los auditorios, como es en este momento entre
nosotros, en este auditorio, entre tanto los trabajadores y obreros en general,
oficinistas, etc., se encuentran afanados en otras áreas lejanas allá afuera,
en la calle.
Como sea, el laicismo en sus orígenes
es no religioso, y de ninguna manera anti religioso. El laicismo se ocupa de fortalecer los valores del
Humanismo. Necesita paz y libertad para desarrollar sus ideas. En el caso de la
Universidad Nacional, donde la educación es laica, Humanismo es sinónimo de
autonomía frente a las ideas religiosas en general. Aunque eso no impide que en
ella se estudien las religiones. En el caso de la Universidad Nacional, cuando
se dice “educación laica”, se está expresando un anhelo humanista en el campo de las ideas. Pero no se está
diciendo que la universidad sea enemiga de alguien. Está a la defensiva, eso
sí, de que las iglesias no metan mano en su institucionalidad. Y también de que
al Estado o los partidos políticos, y
alguno de sus gobiernos, pudiera ocurrírsele influir en algún sentido.
Como el orador había estado viviendo
algunos años en México, y desempeñando el cargo de profesor en una de las
facultades de la Universidad Nacional, y como se percatara que yo era mexicana,
se refirió a que en la universidad hay una preparatoria, o mejor dicho, un
plantel de la Preparatoria Nacional, que se llama Justo Sierra, un auditorio
que se llama Narciso Bassols, el escudo de la Universidad Nacional es idea de José
Vasconcelos. A lo largo y ancho de la Universidad Nacional hay salas con enormes pinturas de Fray Alonso de la
Veracruz, de Felipe II, de Fray Juan de Zumárraga, de José María Luis Mora, un
busto de Benito Juárez en la Biblioteca Nacional, de Maximiliano de
Hapsburgo...¿Quiénes fueron, qué dijeron, qué hicieron? ¿Qué tuvieron ellos que
ver con el tema que estamos tratando, que es el laicismo? Todos ellos han
escrito respecto de los fines que persigue la universidad y de sus cómos o sus
maneras.
Normalmente la Universidad Nacional
Autónoma de México, dijo con conocimiento de causa, vive en la larga espera
Darwiniana, aprendiendo de la sociedad, enseñando, adaptándose y proponiendo.
Pero nadie puede evitar que el catastrofismo, tan defendido por Cuvier, se haga
presente en algún momento. Un meteoro puede volver a caer y ahora aplastar los
esqueletos de los dinosaurios. O bien en la explanada de Las Islas, de Ciudad
Universitaria, podría explotar otro Krakatoa y transformar radicalmente el
campus. Todo eso ha sucedido varias
veces en la universidad a lo largo de los siglos. Y todo esto, tú lo sabes
mejor que yo, Toci, tiene mucho que ver con el tema del laicismo.
Salimos a un descanso y tomar una
taza de café. Sentía nostalgia por volver a México pero también empezaba a ser
invadida por la tristeza de tener que despedirme en breve de aquella gente, de
Mendoza, sus vinos y su ambiente vivo y de calidad. El estándar tenía buena
cultura.
El último orador se refirió a la novela de Tennessee Williams
y empezó de esta manera: Alcohólico y, quizá homosexual, el personaje Brick
Pollit es probablemente el alter ego de Tennessee Williams, autor de la obra.
Esta novela, más bien un libreto para
la escena de teatro, mereció dos
premios: el Pulitzer y el de la Crítica.
Trata un asunto familiar que hace medio siglo (se publicó en 1955) causó
mucho alboroto en la sociedad norteamericana pero que, salvo el innegable
mérito del escritor, ahora pasaría como uno de tantos guiones de la televisión
comercial argentina.
Una familia entra en una inusitada
actividad de intriga, envidias y patadas en las espinillas porque el padre,
dueño de una considerable fortuna y nada menos que de una plantación cuya
extensión mide 28 acres del mejor terreno
en el delta del Misisipi, está a punto de morir de cáncer. ¡Y no ha hecho el
testamento!
Son dos hermanos Gooper y Brick y sus
respectivas esposas, Mae y Margaret. Es gente que no se anda por las ramas
sacándose la lengua. El jaque mate por delante: Gooper y Mae tienen cinco hijos
y otro que está por nacer. Además Gooper es abogado. Brick, en cambio, es
alcohólico. Otrora un gran deportista pero que ahora es por completo
indiferente a todo, incluida su esposa Margaret con la que ni siquiera se
acuesta. Margaret, además, no tiene
hijos. El alcoholismo de Brick hace que duerman separados y una cierta
incapacidad en la biología de ella no le permite concebir. En un momento ella
le dice a Brick: “No estoy viviendo contigo. Ocupamos la misma jaula”. No hay
duda de quiénes son los que van a aparecer
favorecidos en el testamento. El padre se inclina por Brick pero no ve claro.
Alcohólico, tal vez homosexual, y sin hijos...
Es cuando se revela el carácter y la
voluntad de Margaret. La vida la ha colocado en la posición más difícil.
Exactamente como se encontraría una gata a la que hubieran arrojado sobre un techo de láminas metálica
que estuviera muy caliente: “Me siento todo el rato como una gata sobre el
tejado de zinc caliente”, dice.
Y cuando el otro matrimonio echa las
campanas al vuelo, poniendo por delante
su fertilidad, y por otro lado la esterilidad de Margaret, ésta anuncia que
está embarazada. No le creen pero ella sigue sosteniendo su verdad. Finalmente
hace que el otro matrimonio entre en duda y vea que ha sido derrotado. La herencia
se irá para con Brick, el hijo favorito y que ahora, finalmente, va a tener
descendencia.
No es cierto que Margaret vaya a
tener un hijo pero se propone concebirlo para esa noche. Ha ido a ver al
ginecólogo y le dice que es su día fértil. Le esconde las botellas de licor a
Brick al tiempo que le dice: te las devolveré hasta que haya pasado esta noche.
Cuando esté embarazada los dos nos
emborracharemos celebrando mi embarazo. Y como Margaret es bella, está buena y tiene
un temperamento de esos que, proponiéndoselo no deja escapar ningún
espermatozoide, el otro acepta. Un alcohólico es capaz hasta de acostarse con
su mujer con tal de recuperar su botella de licor. Por lo demás, una de sus
frases de Margaret es que “El fuego no se apaga si no nos enfrentamos a él”.
En realidad la herencia para Margaret
está en segundos planos. Lo que la hace
tomar esa decisión es el gran amor que siente por su marido, aunque sea un
alcohólico y tal vez homosexual. Pero hay algo más de fondo. Quizá su
esterilidad se deba a cierto sentimiento de inferioridad de Margaret
frente a Brick. Es cuando se da cuenta
que, el otrora fuerte atleta ahora es un ser no tan fuerte, le dice: “Solía
pensar que eras más fuerte que yo y no quería que me dominaras. Pero ahora,
desde que das a la bebida...soy más fuerte que tú y puedo amarte
auténticamente”. Para ella todo está en función de amarlo, no de dominarlo. Y
en toda la obra no se encuentra una sola mención que ese amor sea una
inclinación masoquista por parte de Margaret.
Sí sale a relucir lo que algunos sociólogos han
escrito de los norteamericanos en el sentido que en esa sociedad la mujer es la
que dice y los hombres los que hacen (“exactamente como en mi etnia”, pensó
Toci). Como sea, la obra termina con estas palabras de Margaret hacia su
querido marido: “Ah, ustedes los débiles, ustedes débiles y hermosos...Los que
abandonan...Lo que quieren es alguien...que se encargue de
ustedes...dulcemente, dulcemente, ¡con amor! Y...yo te quiero de verdad,
Brick,¡te quiero!”
No hay final feliz en esta obra,
concluyó el orador. Se trata de un mundo familiar que se pudre día con día.
Sólo Margaret, con su gran voluntad, su enorme amor por el marido y su anhelo
de tener un hijo, puede revertir todo. Pero, en tanto no lo logre, esta gran
mujer se encontrará como una gata sobre el tejado de zinc caliente...
La historia de Margaret conmovió a la
audiencia y lo que iba a ser la última exposición provocó la intervención de
otros más.
Los oradores siguieron hablaron de los temas más variados.
Uno se refirió a Unamuno. En su novela Dos Madres. Otro conferencista relató
los descubrimientos de pinturas que se fueron haciendo en las cuevas en ambos
lados de los Pirineos en el siglo diecinueve. Arrancó con la de Altamira Y fue
que en 1868 se descubre esta cueva en una somera
colina en Santillana del Mar, España. Tiene pinturas de enorme calidad
artística, de la época glacial, con una antigüedad de hasta cuarenta mil -
treinta mil años. Leído así, esto parece no decir algo especial. Pero, si lo observan con detenimiento, hallarán contradicciones que los científicos
del siglo diecinueve no supieron cómo abordar. La lectura literal de la Biblia
dice que el principio de la vida, al menos la antropomorfa, tiene unos seis mil
años. Así se leía la Biblia en el siglo diecinueve ¿De dónde salieron esos
cuarenta mil años?...
Otro orador empezó diciendo que el
humano tiene un millón de años, o dos, así como lo conocemos en su capacidad craneana. Pero, ¿algo que lo
acredite como tal? Quizá su morada sea la contestación: la cueva. El humano de
entonces ya regresaba a la cueva donde había pernoctado, se iba al mar o al río
a pescar o a la pradera a cazar. Y regresaba a su cueva. Es decir que esa
criatura ya tenía desarrollado el
pensamiento cognoscitivo y estaba consciente que en cierta cueva
ya tiene un lugar en el universo.
¡Ya está! Ese humano, que todavía se cubre con pieles de animales, tiene
todo para elaborar un poema o llegar físicamente a las estrellas. Pero, ¿desde cuándo
se le puede seguir la huella a ese desarrollo? En Europa central los
investigadores encontraron unas piedras a las que llamaron “eolitos”. Según el
lugar en el que se hallaron tienen de doscientos cincuenta mil años a ciento ochenta mil años. En el principio dudaron mucho en que tuvieran alguna clase de
tallado artificial. Pero también era difícil asegurar que no tuvieran algo de
intervención intencional. Con el tiempo se descubrieron otros eolitos y ya no
hubo duda que estaban tallados. En las
cuevas también se encontraron, junto a los esqueletos humanos, algunas especies
de ofrendas. Pensaban que, después de morir, quizá las fueran a necesitar…
2
I
Dos horas llevaba vagando por la ladera pedregosa este
del monte Tolosa y cruzando en todas direcciones el bello glaciar. Por la noche, cuando se metió
a su bolsa de dormir, se dijo que necesitaba algo de cultura. Las conferencias
la habían motiva y ahora quería más. Lo
mismo que su intestino le exigía comer verduras y frutas si no quería acabar en
un drama de estreñimiento (estos argentinos son unos bárbaros, ¿cómo se puede
vivir con una dieta a base de bifes y churrascos?). Igual su alma necesitaba
asomarse a algo diferente. Recordaba las palabras de El Principito: “¡Lo más
importante no se ve!”. Pero al fin se quedó dormida.
Cayó en la cuenta, mientras dormía,
que en El Principito no hay mujeres.
Se necesitó que llegara la época del
feminismo para descubrir que ahí no hay mujeres….
Toci era una muchacha india, de tez
cobriza, hermosa como un cromo, con un cuerpo de diosa y que, a la hora de
acostarse a dormir, tenía en su cabecera para leer a Chaucer, Shakespeare,
Dickens, Kipling y Moro. Todos esos adjetivos llevan a muchas mujeres, poseedoras de los mismos, a
desarrollarse en otros tipos de ambiente de la sociedad. No precisamente a la
práctica del alpinismo y a la lectura como necesidad vital. El que aspirara a
tomarse alguna libertad con su trasero o cualesquier otra parte de su cuerpo,
podía hacerlo, así fuera el hombre más horrible del planeta, a condición que
tuviera un amplio conocimiento de alguno de estos escritores. Si así fuera, a
lo mejor se trataba del hombre más guapo de la región. Si conocía a los cinco
autores ella misma se ofrecía a bajar el cierre de su pantalón. Pero como ni
siquiera entre los ingleses se podía encontrar a estos especímenes, y Cork sí
llenaba el requisito, a eso se debía que a él lo buscara por todo el orbe.
Además no era feo. La apetencia se da en los animales igual que en el hombre lo
mismo que en la mujer. Pero la elección o determinación sólo tiene cabida en el
humano.
Estaba dispuesta a internarse en el desierto
de arena y cincuenta grados arriba del cero, sin agua. ¡Si al menos supiera en
qué parte localizarlo, lo haría! Ella podía cruzar cualquier sistema montañoso
(era su oficio) pero en el desierto era cosa distinta. Esto se debía a que pertenecían a etnias cuyos
asentamientos correspondían a entornos
geográficos diferentes. La región
mazahua estaba ubicada en la región fría
y elevada del Nevado de Toluca. Tlamatzinco, que era el lugar en el que había
nacido Cork, estaba en algún lugar de la
Gran Chichimeca, en el desierto
chihuahuense, al otro lado de la Sierra del Presidio, según le había dicho:
“debajo de Ciudad Juárez”. Pero, se dijo, en cuanto se decida a decirme en
dónde localizarlo, lo buscaré hasta el mismo infierno. Lo más probable es que
todavía se encuentre en el desierto de
los navajos. “¡Espero que no esté con
alguna cabrona comanche!”
Esta aparente frivolidad suya
correspondía en realidad a una situación compleja. Empezando porque ella y Cork
tenían valores sexuales de su etnia, que no eran los mismos de los caras
pálidas ni de los mexicanos mestizos (mal) occidentalizados. Estos tenían
coitos que duraban siete minutos. Tienen propensión al aburrimiento. Recordó un
personaje de Morris West: “ Si hoy se les daba el Paraíso, mañana, por puro
aburrimiento , soñarían con el infierno”.
Los indios no son así. Ellos sólo esperan cerrar el ciclo para… empezar
el ritual de otro ciclo milimétricamente igual. Era el “sueño tribal que
unificaba sus voluntades”.
Y, en último caso, pensaba, si a la
mujer le corresponde en el mundo ladino de estos tiempos, determinado sitio en
la sociedad, según se le trate sexualmente, Toci había diseñado la combinación
para entrar en aquella mansión. La clave era el paquete que hacían Chaucer, Shakespeare,
Dickens, Kipling y Moro. El que no conociera la respuesta, jamás vería a la
montaña franquearle la entrada. “No quiero unir mi vida con la de un
orangután”. Pero, en contrapartida, como no tenía vocación de abstinencia, el
que supiera esa clave, la vería tras de sí, siguiéndolo por donde él fuera. ¡Y
Cork conocía plenamente esa clave! Pero, cosa curiosa, no la utilizaba para
ejercer sobre ella ninguna suerte de dominio. Y esto, ¡exactamente esto!, era
lo que lo hacía doblemente necesario a los ojos de Toci. ¿Dónde estás?
preguntaba en voz alta en la soledad de las altas montañas andinas. La
respuesta era el silencio de la noche. Otras veces el ulular del viento helado
al desgarrase en las aristas rocosas cercanas. O bien el terrible drama de los
grandes bloques de hielo al romperse y que se precipitaban por el ventisquero.
O glaciar, como decían sus clientes de
la expedición francesa.
Empezó a bajar la cuesta helada desde temprano. A
medio día alcanzó la morrena y dos horas después estaba en la carretera. Llegó
a Cuevas en la primera hora de la noche. Al pasar frente a la casa de la
familia Orrego vio ya encendidas las
luces de la sala que daba a la calle. Se asomó por la ventana y en seguida de
saludarlos (estaban jugando ajedrez comiendo churrasco y tomando mate),
mediante el recurso de dar unos golpecitos con el piolet en el vidrio, siguió a
la puerta siguiente de la calle. Escuchó que contestaban el saludo con una suma
de gritos de toda la familia que la llamaba para invitarle un churrasco. Pero estaba
cansada y siguió su camino. Llevaba el piolet
en la mano.
Abrió y penetró en el ambiente cálido
del departamento que alquilaba en la población montañesa. Eran apenas dos
habitaciones y los servicio de cocina, baño y un patio posterior, para tender la
ropa lavada, tan amplio como la misma cordillera. No necesitaba más. En
ocasiones, cuando se hacía tarde, llevaba hasta ahí a los del grupo que había
guiado y los alojaba en la habitación del fondo. Los que no cabían levantaban
las tiendas en el patio, bajo las estrellas y la Cruz del Sur.
Un solo vistazo descubría que el
lugar era habitado por una mujer ordenada. Pero como esta mujer era una
alpinista, debido a eso se podía observar una casi absoluta escasez de cosas.
En cierta manera, alguien que ejerce la profesión de guía de alpinistas, es
como un militar en activo. Puede permanecer largas estadías en la montaña o,
algún día, ya no regresar más. ¿De qué, pues, serviría acumular tantas cosas?
Unos libros y cuatro retratos: Cork,
Ibsen, Shakespeare y Jaeger. Pero era
Epicteto al que le había leído que estuviera siempre al pendiente porque un día
puedes ser “llamada Y procura no encontrarte lejos porque el barquero no puede esperar”.
Procedente de una cultura donde Mictlantecuhtli
es el dios- muerte, Epicteto le era completamente familiar. Y Séneca la había
enseñado a que se puede vivir sólo con dos o tres cosas. En broma Cork le
decía: “Me vas salir barata”. Pero el muchacho pensaba en Schopenhauer cuando
advierte: Una sonrisa, una sola sonrisa propia, y con eso basta para que la
mujer se adueña de tu libertad, de tu dinero y de tu semen. ”Ah, y cuídate si
tienes seguro de vida, tus días están contados”.
Todo estaba limpio en la habitación.
Esperanza, la señora de la familia que acababa de saludar, se encargaba de
quitar el polvo de los muebles y del piso. Sin ninguna necesidad material, lo
hacía por la amistad que habían desarrollado estas dos mujeres. Ella, de edad
que se aproximaba a los cincuenta años, se preocupaba cuando Toci partía para
la montaña. Le aseguraba que si algún día sufría algún accidente ella movería
el mar y el cielo para sacarla de las montañas. Sin ánimo de lastimarla o
preocuparla, Toci le respondía “Te lo agradezco pero, los cadáveres en la
montaña no deberían preocupar a nadie. Más tarde o más temprano los vientos y
las tempestades de nieve y los cóndores
acabarán por hacerlos desaparecer. Bajarlos, en cambio, significan una serie de
molestias sin fin y pérdida de tiempo y recursos para los que quedan con vida.
Un rescate suele costar mucho dinero. Estaría mejor que estos recursos se
emplearan en servicios para los que nada tiene. Los muertos ya no tiene prisa ni nada necesitan, en cambio ellos
deben de seguir en la brega de la vida. Pero, no te preocupes, nada me pasará.
Te lo aseguro. Siempre volveré y tomaremos mate y comeremos churrasco.
¿Estamos? Era una expresión que había aprendido en Argentan. ¿Estamos? Toci
hubiera dicho: ¿De acuerdo? Además, lo que realmente quería estaba lejos, en el
desierto de los hohokams o en el navajo.
O tal vez en el desierto hopi.
-
¡Estamos!- respondía Esperanza. Pero enseguida preguntaba cómo podía estar
segura que nada le pasaría.
-
En montaña no hay ninguna garantía pero probabilidades…Conozco uno de los más
grandes secretos de la montaña. El mal tiempo. Este actúa como un
guerrillero. Cuando menos lo esperas te pega por sorpresa y se retira tan
pronto como llegó. Las tempestades son la causa del mayor número de accidentes
mortales en la cordillera. Es el arma escondida bajo la manga que tiene la
montaña para sorprender a los alpinistas.
-¿Te
has encontrado con esa situación?
-Varias
veces. Pero, ves este pequeño bulto? Es mi tienda tipo iglú de menos de un kilo
de peso y tela especial de resistente para los aires violentos de las alturas.
. Tiene dos arcos encontrados y desmontables
que soportan el peso de la nieve que le cae encima. Me meto en mi saco
de plumas y hasta me doy el lujo de dormir mientras el guerrillero golpea y
golpea. A la mañana siguiente puede que el sol vuelva a salir y continuaré mi
ascensión o bajaré.
-¿Y,
si no sale?
- Esperaré otro día o lo que sea
necesario. En dos ocasiones he tenido que salir corriendo, abriéndome paso
entre las cortinas de nieve, camino del valle.
A su regreso, Esperanza se apresuraba
a platicar y preguntar cómo se encontraba. ¿Qué ruta de ascenso habían seguido,
el estado del tiempo? Sobre todo le interesaba
saber de qué país había sido el grupo expedicionario que había
conducido. ¿Cómo eran, la habían tratado bien? Esperanza también se encargaba
de recibir los mensajes que le llegaban a la muchacha.
-¿Cómo es México?
-Es el lugar más bonito del
planeta…después de Argentina y Chile…
-¿En política?
-Le abre los brazos a los perseguidos
de todo el mundo…Y los cierra frente a
los suyos…De tal manera que si los perseguidos del mundo logran la nacionalidad
mexicana, y se esperan dos generaciones, también estarán encontrando brazos
cerrados… ¿Interesante, no?
-¿Cómo son los mexicanos?
-En México hay mexicanos…
- No entiendo.
-En México hay mexicanos. Mexicanos y
mexicanos…Y entre más mexicanos tenga el individuo, menos dinero tiene…
-
Coquimbo- le dijo al entregarle la hoja de papel que había sacado de la
computadora. Un grupo suizo quiere que lo lleves…
-¡Alto
– gritó Toci-. No más. Necesito reunirme con Cork. ¡Urgentemente! ¿Tú entiende
Esperanza?...
-Naturalmente…
Toci
vio hacia el monte Tolosa. Resaltaba en
toda su blancura sobre el cielo azul. De manera automática inquirió a dónde
querían ir los suizos.
Esperanza
leyó:
-A
Las Tórtolas.
Toci
se dejó caer en el sillón. Después exclamó:
-¿Sabes
que por nada del mundo dejaría de ir a Las Tórtolas?
-¿Qué
hay ahí que tanto te interesa?
-
Trastos, ruinas y probablemente personas momificadas.
- ¿Queda alto ese lugar?
Toci leyó el mensaje.
-
Arriba de los seis mil...Debo partir mañana temprano. Gracias Esperanza.
Necesito descansar. Pero eso no impide que, después de bañarme (tengo dos semanas
sin meterme bajo la regadera y apestó a león. Digo, a leona), tomemos mate.
¿Estamos?
-
¡Estamos!
Cuando pasaba algún tiempo y Toci
permanecía en el glaciar, Esperanza le
preguntaba, cuando volvía a verla:
-
¿No te dan ganas de ir a la ciudad a divertirte y no sólo ha leer libros?-
¿A ver esos programas de televisión?
-
Bueno, hay algo más que la televisión...
-
En las ciudades del valle los individuos producimos, consumimos y, si podemos,
acumulamos. A esto se reduce nuestra existencia. Los museos, las salas de
conciertos, las bibliotecas están casi vacíos. Hay pocos y están vacíos. Las
casas editoras de libros están cerrando en todas partes. Ya sabes que de cuando
en cuando bajo a Uspallata o voy hasta Mendoza. O bien a Santiago en el lado
chileno. Me instalo en algún buen hotel. Voy al cine, en ocasiones a cenar en
la calle en un apacible restaurante. Si encuentro un sitio confiable me pongo a
bailar. Veo alguna película y...Acabo por concluir lo mismo de siempre. Que en
la montaña no hay lugar para los aguijones del remordimiento que tanto torturan
a la gente del valle. Más bien no hay tiempo para regodearse en conmiseración. No hay tiempo ni lugar para
que el niño con su llanto atraiga los cuidados de los otros. Cuando esto
empieza ya hay que agarrar de nuevo la mochila y emprender el ascenso por la
cuesta empinada. El esfuerzo que eso implica va a hacer que el sudor expulse
cualquier toxina de la decadente idea.
Allá enfrente espera un problema y necesitamos todas las fuerzas y toda la concentración
posibles para enfrentarlo con éxito. El perfeccionamiento encierra el peligro
de la frustración con posibles consecuencias morbosas. En la montaña no hay
perfeccionismo. Ni siquiera técnico. Se acierta y se yerra. Se gana y se
pierde. Y cuando regreso a mi hotel acabo por concluir que alguien diseña nuestros gustos desde el otro extremo
del cable eléctrico. La figura del maestro ha sido burlada y ridiculizada. Lo
que él enseña durante todo un año la pequeña pantalla lo puede trastocar
en sólo un programa. Quiere decir todo
esto que estamos divorciados de la naturaleza y, en mucha medida, de las
corrientes religiosas. El gran barullo de los partidos políticos, que no acaban
por salvar a ningún pueblo, es tan estridente que no dejan pensar en otra
cosa. Lo que tenemos en todo momento es
la televisión. No es la tecnología la que nos inspira prevención si no el uso
que de ella se hace. Prefiero vivir
allá, arriba.
Como tenían confianza, en una ocasión
Esperanza le preguntó:
¿Prefieres
tener relaciones con aquel muchacho que llamas Cork, por medio de la
computadora, y a quinces mil kilómetros de distancia?
Sin pensarlo dos segundos la muchacha
contestó:
-¡Prefiero así!
-
Conversas con él por medio de otros cables electrónicos. Es como si tuvieras
como compañero a un holograma.
No-
contestó Toci-. Cork es de carne y hueso y nervios. Además es formidable. Si él
quisiera mañana mismo estaría llegando a mi tienda en el glaciar. ¿Sabes que ha
escalado la sur del Ameghino? ¡Eso quiere decir que ha estado en Punta de
Vacas, cerca de aquí.
-
¿Querrá alguna vez?...
-
¡Puedes jurar que así será!
Cuando quedó sola trató de
comunicarse con Cork. ¡Nada! La pantalla de la computadora estaba en blanco.
Intentó otra manera y fue a escribirle algo. Después de hacerle un breve
resumen de lo que había vivido en Mendoza durante esa semana de conferencias,
empezó su relato con un tema que sabía
le gustaba:
-“Sófocles sometió a indecibles
torturas a su personaje Edipo al hacerlo esposo de su madre y padre de sus hermanos.
Su inmenso dolor (él mismo no lo soporta y se saca los ojos) nos informa de lo
bien establecido que estaba hace veinticinco siglos el matrimonio monógamo
entre los griegos y además que se mantenía lejos el incesto. De otra manera no
se hubiera dado una experiencia traumática de esa escala, como nos la cuenta el
comediógrafo…La ciencia de los primeros
tiempos también fustigó a Edipo sin piedad y casi con sadismo (recordarás que
su trilogía se compone de las obras para
teatro de Sófocles y son Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona) al
hacerlo proclive de incesto...Lo que veo es que estas obras de arte, en el que
se desplegaba un verdadero ingenio de ir acomodando a los personajes y a las
circunstancias, las aprovecharon de algún modo para ir desarrollando tesis de
la incipiente ciencia sicológica. Así pasó con Sófocles y Shakespeare, no se
les escaparon Plauto ni Sor Juana Inés
de la Cruz, ni Juana de Ardo ni Santa Teresa de Ávila…
A la maña siguiente lanzó un grito
apenas hubo echado un vistazo a la pequeña pantalla ¡”Resultó!” dijo al ver,
sin detenerse a leer todavía lo que era, a un montón de palabras.
Enseguida leyó: Sé que te encuentras
en los Andes pero ¿concretamente en que parte del sur del continente? No me
digas el nombre del lugar sólo escribe las coordenadas. Eres alpinista y debes
estar familiarizada con los paralelos y los meridanos que estás pisando. No
sólo en grados sino en minutos y segundos. Leí lo de las conferencias y te
felicito. También seguí con interés lo que escribiste de la primera pieza del
ciclo edípico. Yo me encuentro en estos
días en los 114’ 10`` y es otoño. Y para que veas que me mantengo al tanto de
la literatura de aquellos tiempos te voy a contar lo de Antìgona.Y es que el único
que sobrevive a esta prueba es Creonte, el rey, hermano ambicioso de Edipo. En
los días que le quedan de vida, este rey deberá entender que, precisamente, él
fue el perdedor. La mortal espada no puede herir tanto como enfrentar al gusano
roedor de la conciencia de sus actos pasados. La locura o la muerte podrían ser
su salvación. Pero él continúa con vida...
En tanto se preparaba para su viaje a
Las Tórtolas, pensó de nuevo en la región de los ranqueles. Le interesaba saber
si la lengua ranquela seguía hablándose. Entendía que la inmensa variedad de
lenguas que se hablan en el planeta es muestra de la pluralidad genética,
lingüística y cultural. Meter esto en una sola lengua es como eliminar del
árbol todos los ecosistemas y sólo quedara una especie ¡Como para cambiarse de
planeta! ¿Se acabaron los ranqueles, se
acabó esa cultura? Varias tribus norteamericanas se extinguieron y con ellas su
lengua. Con la expansión azteca de los siglos catorce y quince el náhuatl había
llegado hasta el centro del continente. Con la conquista española se había
retraído de manera alarmante. En la primera oportunidad le preguntaría a Cork
si a la lengua navajo le espera largo
tiempo…En México existen más de cincuenta lenguas originarias que fueron
duramente combatidas por los mismos mexicanos mestizos después de la Colonia.
Pero ese país tuvo la fortuna que, no obstante la espada de los conquistadores,
llegó la locura de la fe en Cristo. En su afán de cristianizar a los indios de
las diferentes regiones y lenguas, los frailes les enseñaban el español y
aprendieron y escribieron diccionarios con lenguas autóctonas. Durante siglos
los mexicanos mestizos, con algunas excepciones de hombres cultos que tanto
sabían latín como náhuatl, etc, combatieron sin piedad la diversidad de lenguas
precristianas. Estas pudieron sobrevivir hasta el nacimiento de lo que, con el
tiempo, sería el Instituto de Investigaciones Antropológicas y las cátedras de
la Facultad de Filosofía y Letras, todo eso bajo la protección actual de la
Universidad Nacional Autónoma de México. Volvió a preguntarse: ¿existirá la
lengua ranquela?
Recordó que Ikram Antaki dijo, en uno
de sus programas semanales radiofónicos que tenía en Radio Red 1110 AM en
México, que son las poblaciones mismas las que consideran sus propias
tradiciones lingüísticas como arcaicas y aspiran a adoptar el modelo
triunfador, aquel que defienden los medios.
Toci se horrorizó al pensar que Antaki tenía razón. Muchos campesinos de
lengua náhuatl, y otras cuarenta y nueve lenguas propias, que se trasladan a
vivir a la capital de México, esconden la propia lengua y se apresuran a
aprender la espantosa jerga que escuchan en algunas estaciones de radio y de canales televisivos.
Es lo que se llama “lengua viva” que, años más tarde, desplazará en el
diccionario al correcto español. Ella sabía lo que decía pues en la región
matlazinca les enseñaban el español y
también el nahuatl de manera sistemática. Toci era decidida defensora de la
lengua étnica, de la regional como lo era del español y del inglés, la última
que en estos tiempos es la “internacional”. Recordó que en Estados Unidos ya no
existían lenguas que todavía hace cien años se hablaban… Pensó más vivamente
en los ranqueles de Argentina.
Antes habían tenido un pequeño
altercado. Cork le decía que no conocía ella la Divina Comedia porque… se la
pasaba pintándose las uñas. Sabía que sí la conocía pero le gustaba hacerla
enojar. En efecto, la contestación no tardó en llegar:
- En parte tienes razón y disculpo el
tono insolente que acabas de enviarme, y esto porque se tiene la impresión de
que ahora la lectura de La Divina Comedia ha quedado circunscrita a los salones
de estudio. La expresión “dantesco” es muy familiar. Sin embargo, a diferencia
de la enorme influencia que este gran poema tuvo en las literaturas europeas,
en nuestro medio cultural no se deja sentir la misma opinión. En México se leen
pocos libros por persona al año por lo que, es de suponer, se prefieren
trabajos menos complicados. También se debe a que la obra tiene un enorme
contenido metafísico. Al menos ese es el ambiente en que se desarrollan los
acontecimientos de este trabajo. Es una visión épica que Dante tiene del más
allá. Así, el contenido de La Divina Comedia se vuelve menos comprensible en la
medida que la sociedad se aleja de los temas teológicos. En la Edad Media lo
religioso llenaba el panorama y el tema
era de lo más accesible. Pero en nuestros tiempos, en los cuales todo tiende a un laicismo (laicismo pozolero, no filosófico),
Dante es realmente una cuestión extraordinaria. El mismo Dante se refiere a
este asunto ya muy avanzada la obra cuando, en el canto II del Paraíso,
advierte: “no se internen en el piélago,
porque quizá perdiéndome yo, quedarán también perdidos”. Y la nota
explicativa correspondiente, que es la
número mil cuatrocientos setenta y dos, dice que el apóstrofe lo dirige Dante a
los lectores de su poema que le siguen sin más preparación que de las ciencias
humanas. Y para que veas que sí la
conozco, y no nada más de oídas, te diré que se trata de un viaje imaginario de
los poetas Virgilio y Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso...
Pero hay más de fondo en esto de Dante y la Divina Comedia. Debido a
acontecimientos políticos de su tiempo, y conflictos armados, Dante se
encontraba identificado con el bando contrario a la Iglesia. Perdida la
partida, el poeta tuvo que huir por un tiempo al extranjero. A eso se debe que
entre los personajes que colocaría en su extenso poema como habitantes del
Infierno, se encuentren varios papas. Cuestionando de esta manera la vida del cristianismo.
Es uno de los primeros grandes episodios documentados en que aparece por
primera vez en la literatura el laicismo como arma punitiva contra la
Iglesia. Empezará como un laicismo
meramente no religioso, pero no antirreligioso, que después sería la tónica de
las expresiones políticas. Por eso es que en la Divina Comedia, dicha, o
escrita en plena Edad Media, Dante va a ser el modelo temprano de Lutero que
tardará casi dos siglos en llegar.
Dante nos parece como el eslabón perdido entre el Eneas de Virgilio
y el Dante (como viajero del submundo) de Dante. Nacido en el último siglo
antes de Cristo, Virgilio escribirá dentro del paganismo su Eneida. En
esta obra Eneas, el personaje principal
de la caída de Troya, se introduce en
una enorme cueva que, poco a poco, va
configurando al submundo habitado por muertos que Eneas conoció en vida. De alguna manera hay una línea directa,
literaria e histórica, entre Virgilio, Dante y Lutero...
Y, como no quería volver a perder
comunicación con Cork, le hizo enseguida la siguiente pregunta: Ahora que estoy
en el sur del continente me ha surgido una cuestión a la que no le veo
respuesta. Y es la siguiente: ¿Como
mexicana de estos días, ¿qué soy? Indoamericana, Hispanoamericana,
panamericana, latinoamericana?
La respuesta le llegó esa misma
noche:
Tú eres mazahua, ¿ya lo olvidaste?
Tienes tu idioma, tu historia, tus costumbres y tu modo de ver el universo como
otros no lo tienen. Esperemos que la famosa Ley Indígena, que para estas fechas
está traspapelada en algún “fólder” de
la Cámara de Legisladores, sea aprobada antes que el ladino acabe con las
etnias. Tú no eres de la etnia “mexicana”, o mexica, azteca, eres mazahua. Pero
si quieres más precisión dentro de la actual generalidad que nos indica la Constitución,
te diré que el sólo observar estos términos o clasificaciones, que me has
mencionado, nos revela la riqueza racial, histórica, cultural, filosófica y
religiosa del pueblo mexicano. Y es que, recuerda, que a lo largo de la
historia de este país han llegado extranjeros de prácticamente todas las
regiones del planeta. Unos en plan de guerra, pocos como aliados, otros como asilados políticos y, los menos,
como científicos. A los “legales” y a los “ilegales” de la región geográfica
del centro del continente, que hay por miles en México, ya ni deberíamos
contarlos como algo aparte, pues de hecho somos lo mismo en todo. Lo único que
nos separa, y eso teóricamente, es el
Usumacinta.
Tu y yo sabemos que muchos de los
extranjeros están añorando y escribiendo, y lo van hacer toda su vida, respecto de la ruptura
con su país de origen y el trauma del destierro. Pero, por una causa o por
otra, ya no regresan a su tierra en donde les cortaron el ombligo y se quedan a
vivir en México. De tal manera que ellos, como tú, algún día también acabaran
por hacerse esas preguntas: ¿qué soy, de allá o de aquí y si soy de aquí en cuál grupo o denominación me ubico?
Acuérdate que a resultados de la Guerra Española, en mil
novecientos treinta y nueve llegaron, aparte de los contingentes españoles y
judíos, por lo menos cinco mil
internacionales de todos los países de Europa que también se quedaron a vivir
en México. Unos lustros después también llegarían al país varios miles de los países
del sur de América. Todo esto trajo una rica aportación de ideas y formas de
ver la vida inmediata y sus enfoques
respecto de la trascendencia. Si bien, no sólo ellos, sino que también sus hijos se estarán preguntando ¿qué soy?
Para la tercera generación de ellos esto casi habrá desaparecido y será ya una cuestión académica, y
no más.
Y entonces es cuando el “mexicano”,
es decir, la suma de todo esto que te acabo de mencionar, se pregunta también:
¿quién soy? Y esto da igual que haga la pregunta un huichol de Nayarit, un kikapú de Nuevo
León, que un descendiente de alemán, de negro, de irlandés, paraguayo, español
o armenio. Están a la misma distancia todos ellos. Esto porque el huichol, el
irritila, el tlaxcalteca y cincuenta etnias más, ni siquiera son “mexicanos”.
Es decir, no son aztecas. Los aztecas desaparecieron junto con su hermosa
ciudad del lago y se integraron al Sol desde el primer tercio del siglo
dieciséis. Según la antropología salieron de la nada, alcanzaron al Sol y
regresaron a la nada. Tú y yo sabemos que, según la cosmovisión azteca, desde entonces son parte
de la trayectoria solar. ¡Son el Sol! Los otros siguen siendo huicholes u otomís.
Acabamos de verlo en la última marcha de los que vinieron desde Chiapas a
reclamar sus derechos de etnia. Ellos son chiapanecos. Sí, mexicanos, pero
antes son chiapanecos. El internacionalismo está bien para el discurso pero
reúnelos en un banquete y verás que el alemán buscará las salchichas, el indio
mexicano los chilaquiles, el español la paella, el suramericano el churrasco y
la pascualina... Recuerda que los
mexicanos de influencia del siglo diecinueve y principios del veinte, fueron
los más vesánicos enemigos del mismo indio mexicano. Más aun que los
despiadados españoles de la conquista y que los gringos de mil ochocientos cuarenta
y siete. Más, mucho más.
Bueno, te comento que hay un libro
excelente que responde con toda seriedad a muchas de estas preguntas. Yo te las
puedo contestar como si las supiera desde antes de todos los siglos, como le
hacen muchos escritores, pero quiero que tengas la bibliografía. Se llama “Las
categorías de la cultura mexicana” y su autora es Elsa Cecilia Frost. Esta
interesante obra la publicó en mil novecientos noventa el Centro Coordinador y
Difusor de Estudios Latinoamericanos, de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
Para entrar en materia la autora
dice, citando a Víctor Raúl Haya de la Torre, que los términos de
hispanoamericana e indo latina corresponden a las distintas etapas históricas
del continente. Hispanoamérica es correcto pero sólo se refiere a la época
colonial, es decir, a la etapa que va
desde el descubrimiento hasta las guerras de independencia. Y ahí acaba. El que
la siga utilizando es que sigue viviendo en ese periodo trasnochado o anhela
que tal situación regrese. Latinoamérica es el nombre que se adopta en la época
republicana del siglo diecinueve y, por lo tanto, también ahí acaba.
Indoamérica es el nuevo concepto revolucionario creado por el aprismo. Pero
solamente se aplicaría con propiedad a la región comprendida a los países de
origen indio como son Perú, México, Bolivia, el centro de América, etcétera.
Aunque en este etcétera también cabrían los Estados Unidos de
Norteamérica, Canadá y Argentina.
Respecto del panamericanismo casi resulta innecesario añadir que tras este
término se oculta la intención de los yanquis, dice la autora.
Más adelante se refiere Frost al mito
de nuestro latinismo y se detiene con el nombre “América Latina”, que más bien
parece referirse a los pueblos americanos colonizados por los ingleses pero que
sin embargo tiene un origen francés. Te pongo otra vez el ejemplo de Canadá. Después hace referencia
a las categorías de nuestra complejidad cultural como son la “matizada”,
“fusionada”, “de síntesis”, “mestiza” y “superpuesta”. Como ves, no es una
tarea fácil desenredar la madeja para un “mexicano”. Pero se trata de un
trabajo, el libro que te mencioné,
integrante, no excluyente, en el que todos los mexicanos, del México
actual, podemos encontrar con más claridad nuestro lugar de tipo cultural.
Ahora que, te diré, hay orígenes
extranjeros, habitantes permanentes en México desde hace varias generaciones,
más mexicanos que muchos mexicanos. Viven en los principios, no precisamente en los intereses pecuniarios.
Desde luego no hay que perder de vista
que México vive, desde su nacimiento en el siglo catorce, y después se acentúa
con el arribo de los conquistadores y le
sigue con la llegada del elemento negro, el “efecto tinaco”. Entran ciudadanos de otras partes del mundo
y salen mexicanos hacia otras partes del mundo. Esto es un fenómeno
constante. Te recuerdo que hay cuarenta
millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos y otros contingentes en España, Canadá…Aparte
de todo esto estoy seguro que te encantará leer a Frost. En una parte dice que
“La verdadera cultura de México es la indígena que nos hemos empeñado vanamente
en negar”. Entre ellas, desde luego, la bella Mazahuatitlan…Cuando la
independencia había el noventa por ciento de indios en México. Queda el diez…
Fue cuando Tocí pensó si a Cork le
podía alcanzar el peligro del fenómeno migratorio internacional que se da al
cruzar la frontera con Estados Unidos. Quinientos individuos mueren al año. Los
investigadores sociales acaban de publicar una estadística de población de
habla española que ya vive en aquel país del norte. Treinta y seis millones. 21
mexicanos, 5 de centro y sur América, 4 de Puerto Rico, 2 de Cuba y 3 de otras
partes del continente. ¡Y eso aumentará! Ahora la razón no es sólo económica o
de la inconmensurable inseguridad social, sino que se han establecido lazos
sociales, familiares y culturales muy fuertes que van y vienen a través de las
vallas de contención. La gente sigue haciendo muros. En varios estados de la
Unión Americana existe ya la reproducción, clonación, de poblaciones mexicanas
que se llaman como en el sur: “Oaxaquita”, la “Nueva Gómez Palacio”,
“Zamorita”. Las festividades religiosas y civiles se dan como en el lugar de
origen. 12 de diciembre, 16 de septiembre, 6 de enero. Desde luego el 5 de
mayo. Le recordó que esta festividad experimentó el efecto bumerang. Comenzó
por los angloamericanos en suelo estadounidense. Festejaban la derrota de los
franceses en suelo mexicano. La tomaron más tarde los mexicanos como imitación
y ahora la siguen los mexicanos residentes ya en Estados Unidos…5 de Mayo es la
historia del Destino Manifiesto pero, esa ya es otra historia.
También pensó Tocí que México,
efectivamente, como país, está destinado a vivir eternamente el “efecto
tinaco”. Su vocación es de ser el receptor de cuanta humanidad del mundo ya no
cabe en sus países de nacimiento, principalmente por los conflictos políticos.
Y a la vez México es el país expulsor de
su población autóctona. Ahí están las cifras. Cuando los frentes de guerra se
hundieron en España y terminó así la República Democrática, en los años treinta
del siglo veinte, 30 mil europeos llegaron a México para quedarse definitivamente. 5 mil de todos los países de
Europa y algunos asiáticos. 25 mil
españoles. En ese tiempo una cuarta parte de millón de campesinos
mexicanos cruzó subrepticiamente la frontera norte. Los investigadores sociales
no hablan del “efecto tinaco”.
También aumentará la población que
llegará a México a refugiarse y quedarse a vivir en él. Antes se les
llamaba “refugiados”. Después “asilados
políticos”. Más tarde “asilo
diplomático”, “asilo territorial”. Los investigadores sociales sensibilizaron
el término y ahora es “asilo humanitario”. Crecerá porque hay 175 millones de
seres humanos en el mundo que son emigrantes. Millones de individuos que
finalmente encontrarán un país que les de asilo, como este se llame, e
incidirán en la cultura local. Tal es el caso de los mexicanos en Estados Unidos y los españoles en México. Ambos añorando en todo momento su cultura
madre y tardarán mucho tiempo, hasta la quinta generación, en asimilarse a la
tierra que les da cabida. Y todavía hay ingleses, descendientes de los que
vinieron a explotar las minas de Hidalgo
en el siglo diecinueve, que piden que al morir
los entierren “viendo” hacia
Inglaterra...Recordaba el delicioso relato de Ward en tierras hidalguenses.
Pensaba que Cork tiene razón al decir
que debemos cuidar los adjetivos que hacemos hacia los gringos. ¿Cómo criticar
un país donde viven realmente unos 40 millones de mexicanos? También los
suramericanos deberían olvidarse de lo que les enseñó Sarmiento, al referirse a
los “antropológicos indios mexicanos”. México es ahora, y desde hace mucho, la querida patria de millones de
suramericanos. Sarmiento tenía razón al decir eso, pues jamás conoció Teotihuacán.
Cada quien haciendo instituciones para
humanizar a los suyos. Los españoles del
39 fundaron en México instituciones que facilitan la migración europea hacia
México, principalmente a los españoles. Sus hijos y nietos han continuado con
esta labor. Los judíos. Los mexicanos en Estados Unidos han creado también
instituciones que facilitan la migración de mexicanos hacia los Estados Unidos. Los estadounidenses
hacia México, en plan de residentes, lo hacen por medio de su embajada...
La muchacha se quedó mirando hacia la
nieve del glaciar. Después se tranquilizó. El meridiano 114’ 10’’ en el que se
encontraba Cork, estaba muy al oeste de
las rutas de la migración ilegal...
Muchas veces en su campamento de la montaña había
entablado comunicación con Cork por
medio de su computadora de bolsillo marca “Alaska”, de apenas cien gramos de
peso y del tamaño de una caja de cerillos. Tecnología occidental, se dijo.
Recordó que Cork le había explicado que
el hombre occidental, para ser occidental, necesita la tecnología occidental.
Un árabe, un indio mexicano Kikapú, un africano, es occidental si utiliza la
tecnología occidental. Desde chico él conocía la obra del pensador español
Julián Marías, donde dice esto, y se refería a ella con frecuencia. Pero Cork
gustaba añadir que ojalá ese ir y venir por los planetas y ganarle velocidad al
tiempo, conquistando siempre el menor esfuerzo, llegue a hacernos tan felices
como lo son los huicholes. Repitió aquello de que no porque el avión vaya más
rápido que el caballo, el mundo está mejor, dijo Harry Street - Gregory Peck,
en Las Nueves del Kilimanjaro. ¡Si ellos dos pudieran establecer más
comunicaciones mentales, como lo habían logrado algunas veces, sin necesidad del mundo digital. Es tan viejo
como la humanidad que hay comunicación entre los humanos sin necesidad de
hablar. Para lo cual, al estilo del pensamiento, no existe la distancia ni el tiempo. La clave
debía estar en lo afectivo. Lo habían logrado pero, al menos ella, debía aceptar que había acentuada torpeza o mucho desconocimiento para ellos en
ese terreno.
Volvía a lo de la tecnología occidental. Helenismo y cristianismo. Sin alguno de estos
elementos será otra cosa, pero no cultura occidental.
-¿Los
japoneses, tan asiáticos, son occidentales?
-
Sin duda. Y, por el contrario, un individuo o comunidad puede vivir en el
centro de Europa, o en Detroit, pero si es ajeno a la tecnología, no puede
contarse como integrante de la cultura occidental.
-
¿Grupos como los menonitas tradicionales son occidentales?
-
Ni pensarlo. La otra rama de ellos, sí.
El caso es que por fin había logrado
comunicación digital con Cork. Toci pensó que si Cork tuviera idea de los
cambios fisiológicos por los que pasa la mujer, y su consecuente cuadro
psicológico, correría hacia ella para apoyarla con su amor. Su sola presencia
cambiaría el color del horizonte cordillerano. Esa mañana en el fondo de su
saco de dormir se sentía fuerte en todos
sentidos. Pero también pensó que para un disfrute completo de la vida era
necesario llevar una vida sexual plena. ¿Qué hará Cork en estos momentos?
El coyote estaba muy lejos, en lo
alto de una duna. Su figura imprecisa, casi ingrávida, a resultas de las
vibraciones solares de la primera hora de la tarde. Su flaco cuerpo se hallaba
orientado con la cabeza hacia el norte. Debía, dados los cuarenta y cinco
grados calientes, estar echado en la sombra de algún chaparral. De ser un
lobo me habría alarmado-le escribió- por
su modo de cazar en manada. Desde su elevado sitio estaría enviando una señal a
sus congéneres. Pero un coyote es de existencia solitaria. En algún momento lo
perdió de vista. Seguramente descendió por el lado de sombra de la duna, que es
la pendiente más pronunciada.
-¡Ven- le habían aparecido de pronto,
en la pantalla de su “Alaska”, las palabras tan esperadas por ella- .Ven y
viajaremos por el mundo. Visitaremos lugares de interés para ambos. Tú conoces
sitios y temas que me llaman pero de los que poseo poca información.
-
Sí – dijo ella, llena de alegría – “La única ventaja de estar sola es que la
pasta dentrifica dura el doble” – recordó haberle oído al gran Bob Hope en una
película.
-
Bueno, era el tiempo en el que el cine norteamericano incluía dos o tres frases
dignas de guardar en cada película. Ahora con tanto balazos, y gritos
orgásmicos, ya no hay tiempo de frases dignas de recordar.
-
Tienes razón. Desde que esa industria hace disparar doscientas balas en el
primer minuto del film ya no hay lugar para frases memorables. Hasta los westerns
encontraban la manera de decir algo interesante. “El hombre es como es y no hay
manera de cambiar” dijo Shane al niño cuando acababa de salir por última vez de
aquella taberna del pueblo. Hablaba como Schopenhauer.
-
Su estado de ánimo era de pronto de alegría y bienestar. Por fin encontraba
plenitud en las cosas. Las mismas cañadas oscuras, nevadas y llenas de brumas
densas y heladas, le parecían ligeras y maravillosas. Era la absoluta libertad
para decidir su destino. El pleno libre albedrío para decidir ya no ser libre,
pensó. Ese era el amor. Una sonrisa, una sola sonrisa masculina, pensó con
picardía, y te convierten en su amante, sirvienta, enfermera y administradora de su raquítico
salario. Un acto de maravillosa obnubilación. Lo maldecirá o lo bendeciré en
los días que estaban por venir. Su recuerdo acumulado le hará ver pajaritos en
el aire o, de lo contrario, será una cosa horrible, como una fea mancha en la
ropa que ya no se quita con nada. Sólo hundiéndose en la locura. Los manicomios
están llenos de individuos que quieren olvidar. Pero ella era escaladora y
estaba acostumbrada a jugarse todo en una sola decisión. Todo eso podía
suceder, estaba consciente, pero esta mañana era como una mariposa
absolutamente incapaz de resistir al llamado del Sol. ¿Cómo saber sino jugamos
los dados? Y no quería resistirlo. ¡Anhelaba ir a su encuentro! Era necesario
confiar. “Se vive solamente una vez”, decía una vieja canción romántica
mexicana, “hay que tener valor y darse de una vez sin miedo porque... la
juventud se va. Y se va aprisa como el viento”. ¡Lo óvulos se van! ¡La rigidez
del miembro también se va! Recordó a Anaxágoras cuando decía que el mundo era
obra de una inteligencia y por lo tanto ordenaría bien las cosas. Eso también
lo dice Leibniz. Se rio. Aquel viejo griego pensaba como los dioses indios de
su etnia. Ellos eran los creadores pero los humanos los llamados a conservar la
obra de los dioses. De esa manera los hombres venían siendo coautores del
mundo. Volvió a reírse. Gran cosa han resultado como cuidadores de la obra de
los dioses. Todo está lleno de basura. Empezando por las ideas. La corrupción.
¡Los hombres! ¿Qué sabían ellos de cuidar una casa? Todavía ya viejos necesitan
que les laven los calzones, como hacía mami, cuando eran niños. ¡Ella vigilaría
por la buena marcha de su hogar! ¡En
lenguaje mazahua quería decir que ella dirigiría…!
3
I
Así
fue como Toci se situó esa mañana, ¡por fin!, en el lugar que, durante miles de
años, las mujeres mazahuas ocupaban en su pueblo. Ellas eran el centro. Cuando
a los hombres les daba por jugar canicas o jugar a la guerra, ellas eran las
que barrían el campo y reconstruían el universo. Por ellas el pueblo mazahua no
se había extraviado. Por ellas viviría para siempre...
Su madre le había enseñado a Cork, con una vara de
membrillo en la mano, cuando era niño, que la mujer es una educadora natural y
que a ella había que preguntarle.
Pero, de pronto, la duda… Toci empezaba a pensar, desencantada, que
Cork la necesitaba como guía nada más. Quiere ahorrarse la paga del guía.
¡Maldito! ¡Así hacen muchos hombres cuando quieren una sirvienta. ¡Se casan con
ella para no pagar sueldos ni días festivos
ni vacaciones ni vales de
despensa ni la tercera jornada que, por tratarse de horas nocturnas, deberían
costar el triple! Pero brotaron las letras que iban conformando el propósito:
-
Sobre todo quiero verte. Escucharte. Olerte. Y cuando tu plática se haga
incontenible, empezaré a desabrocharte la blusa (sintió que en ese momento su clítoris se endurecía)... Si te
interesa la idea, y crees en la sinceridad de mis palabras, y no piensas que
sigo intereses mezquinos, nos vemos en cinco días en la plaza de
Tezcatlipoca-Tlaloc, de Coyoacán, ahora conocida como de San Juan bautista, de
México- Tenochtitlán. Te estaré esperando, a las cinco de la tarde, arriba del
quiosco. Pero como no tienes manera de comunicarte conmigo, ni tampoco te voy a
decir dónde me encuentro, te esperaré sólo el tiempo que necesito para tomar un
vaso de café “El Jarocho”. Entretanto, te voy a recomendar que no veas
televisión. Me han dicho que las mujeres están tan entusiasmadas viendo esos
programas que ya ni en los hombres piensan.
-
“¡Maldito!” - volvió a decir- . Quiere utilizarme de guía gratis- .Pero en tanto pensaba esto,
decía al mismo tiempo: - ¡Ahí estaré. Te prometo que nos veremos, y a tiempo,
en ese lugar. Antes que hayas tomado media taza de tu café, yo llegaré!
Ahora era la una de la mañana.
Descender por el glaciar en esa oscuridad resultaba arriesgado y decidió
esperar a que se aproximara el amanecer. De todas maneras se comunicó por medio
de su computadora y apartó un boleto de viaje sencillo con destino a la Ciudad
de México. Para dos días después en la tarde. Por fortuna no era temporada alta
de turismo y le pareció que su idea de emprender el vuelo, en menos de
veinticuatro horas, sería posible.
- Esos vuelos son en la mañana, no
por la tarde-, le habían dicho.
- Bien, que sea para dentro de dos
día (tendré que llegar a Coyoacán directamente del aeropuerto).
Volvió
a meterse en su bolsa de plumas. Consultó el termómetro sacando la mano de la
tienda y encontró que marcaba cuarenta grados por debajo del cero. Pensó en los
dos cadáveres que estaban al otro lado del glaciar. Una muchacha de veinticinco
años de edad y un hombre de cuarenta. Tenían
ocho años en ese lugar. Ella tres meses viviendo con semejantes vecinos…
Habían sido miembros de una expedición japonesa. Cuatro habían cayeron de
quinientos metros más arriba, al cruzar la zona de grietas. Dos de ellos se
habían perdido para siempre entre el
abismo y hundiéndose en la nieve arriba
de la zona de fundición.
-
En nuestras montañas, cuando tiene lugar un accidente de montaña, sale una
partida del Socorro Alpino y en dos o tres días
bajan el cuerpo. Pero en las
cumbres andinas, de este apartado sector de la Cordillera, mueren tantos alpinistas en sus laderas que
ahí permanecen por un tiempo indefinido. El ejército es el que puede ir por
ellos. Ellos son los únicos que hacen la labor de limpieza de cadáveres en las
montañas. Para tal efecto necesitan organizar una recua de mulas y aprovechar
el viaje para traer dos o tres muertos. Y pasará algún tiempo antes que vuelva
a salir otra “expedición de limpieza” hacia las cumbres. Entre tanto, los
muertos permanecerán en las mismas rutas por las que seguirán subiendo las
expediciones futuras de alpinistas que llegan de todo el mundo. Sobre todo de
México. Por lo general estos cadáveres no tienen ojos. A las aves de las
tempestades les gustan los ojos de los alpinistas.
Los hombres, cuando están sanos, piensan con horror y desdén en
la muerte. Y, como patos que se regodean en derredor del estanque, hasta se dan
el lujo de filosofar en torno de “Ella”. ¡Fríos, implacables, en sus desplantes
racionalistas! La vida tiene algo o
mucho de hedonismo. ¿Por qué morir si se pueden tener tantas cosas deliciosas
en la vida? Y entonces se entra en una
angustia por tener que dejar estas delicias. No es lo mismo cuando se ha
entrado en la etapa terminal de cualquier enfermedad. Entonces la muerte es una necesidad y entre más pronto
llegue la dueña de la casa, tanto mejor. Toci conocía casos de inimaginable
desesperación. Cuando en las noches cruzaba algún caserío perdido en la sierra,
escuchaba, a mucha distancia, desgarradores gritos de dolor por el cáncer en
los cuerpos de los hombres o de las mujeres. Faltos de todo auxilio de la
morfina, suplicaban entre estertores que alguien les diera un balazo. Y llegó a
ver cómo, hombres y mujeres, se arrodillaban a la entrada de esa casa, a rezar
un rosario para...Pero, ¿aquella gente que moría en la montaña, precisamente en
la plenitud de sus facultades? ¿Cuántos proyectos inconclusos y cuántas
angustias inútiles? El miedo es una herramienta necesaria y muy útil para el
escalador. A reserva que no pase de ciertos límites. Pero qué cúmulos de
temores, y muchos de ellos muy agudos, que jamás se materializaron. Si alguien
pudiera tener un control consciente de estos sentimientos viviría con placidez
casi envidiable. No obstante, parecería que el humano tiene necesidad de esas
angustias. El crea sus propios fantasmas que lo mantienen despierto en las
horas de la madrugada. Y se despierta sudando frío. Un individuo de ochenta
años de edad ya puede hacer el balance de los miedos de su vida y verá que muy
pocos se materializaron. ¡Puras imaginaciones ¡ Los temores pasaron sin haber
tenido razón de ser y sólo para dar lugar a otros temores. Son temores
imaginados que, no obstante, dejan su huella en el humano. Gastan su resistencia y lo envía al
hospital. En ocasiones muy joven aun. Ahora ya nada de ello importa. Después de
varias temporadas de fuertes tempestades de nieve, los cuerpos de esos
alpinistas han pasado a ser parte de las rocas de la montaña. Y han quedado
temporalmente ocultos por el hielo.
Esta noche todo esto perdía su
atmósfera sombría para Toci. La llamada de Cork había vuelto a pintar el mundo
de colores. Volver a comunicarse con él y la perspectiva de que se vieran, la
había excitado. Pero era necesario dormir. Lo último que pensó antes de poder
conciliar el sueño otra vez fue la ira que Cork manifestaba cuando se refería a
la capital de su país: ¨ ¡Ese lugar se llama México- Tenochtitlán! ¿A qué
caterva de legisladores se le ocurrió nombrarle “Ciudad de México”. Esto era
cuestión de los medios de comunicación que buscan un efecto sensacionalista.
Pero no de la gente. Los nombres nahuas corresponden a características geográficas.
¡Hasta hay despistados que al Popocatépetl
le llaman Gregorio! Y Toci sonreía al recordar su encantador rostro enojado
cuando entraba en explicación de esos toponímicos.
Bueno, había una comunicación más y,
ya media dormida, la leyó. Se trataba del tema favorito de Cork y era el
de esos tiempos al filo de la Edad Media:
114’ 10’’ grados calientes- Leía
con felicidad-.Se dice que el arte
girando en derredor del humano fue la esencia del Renacimiento. Más parece que
fue la victoria de la representación de la idea divina agarrando como modelo la
figura antropomorfa. A la expresión que
a Dios nadie lo visto, el Renacimiento respondió con un rotundo y magnífico
Padre en su famosa pintura de La Creación, de Miguel Ángel. Príncipes del mundo
y de la Iglesia fueron las grandes mecenas de los artistas de ese periodo.
Sobre todo estos últimos: “A partir del siglo XIV y, sobre todo, en Italia,
donde el interés por lo antiguo eran más activo, fue arraigando la idea de que
los modernos (como se consideraban ellos) no sólo podían aprender de los tiempos de gloria de Roma, si no que
debían basarse en esos conocimientos para alcanzar unas cotas más altas en el
terreno del saber y de la literatura, de la arquitectura, la escultura y el
arte” Esto lo escribe Paul Jonson en su excelente libro “El Renacimiento”. Te
lo recomiendo para que lo leas, desde luego, no sólo para que adornes tu
biblioteca.
El caso es que ante el surgimiento de
pintores de la talla de Rafael, Leonardo da Vinci, Masaccio, Brunelleschi,
Donatello, Ghiberti, Della Robia... papas y obispos encargaban trabajos para
sus templos y catedrales y el Vaticano mismo. “Los propios papas fueron a veces
humanistas, como demuestra el caso de Pío II o en cualquier caso mostraron su
simpatía hacia los objetivos que perseguía el Renacimiento. Podemos afirmarlo
así de todos los pontífices de Sixto IV, elegido papa en 1471, a Clemente VII,
elegido en 1523. Si tenemos en cuenta que el Renacimiento fue, en uno de sus
aspectos más importantes, un canto a los valores intelectuales y artísticos de
la Antigüedad pagana y a su aplicación a la vida civilizada de la época, el
grado de tolerancia de que hicieron gala
fue muy notable. Que la cabeza de la Iglesia permitiera la plasmación de
escenas de la mitología pagana y las pagase, se consideró una norma indiscutible”.
Así fue como Italia, donde dio principio el Renacimiento, y gradualmente el
visto bueno de los países de Europa,
vieron aparecer miles de pinturas de primer orden del tema religioso, y muchas
de ellas excelentes.
Y como el modelo eran los griegos y
romanos antiguos, las figuras masculina y femenina eran hermosas y abundaban,
prácticamente, en toda la jerarquía
celeste, los cuerpos casi desnudos. Algo parecido será en el terreno de la
escultura. Esto terminó con la Reforma. Los puritanos se escandalizaron y, ante
la tormenta que se vino encima, la Iglesia Católica cambió su actitud con
respecto a las artes visuales. Aconsejó
a los artistas que no siguieran pintando como lo habían hecho hasta
entonces. En adelante las figuras humanas que servirían como imágenes
religiosas serían cubiertas con abundantes y hermosos ropajes que sólo dejarían
ver el rostro y las manos.
A mi me parece que en el fondo hay
mucha incongruencia en todo esto. Cantamos el Renacimiento los mexicanos porque
a partir del siglo dieciséis tenemos mucho de la Europa meridional. Su
perspectiva en la pintura, sus colores, la figura humana, esa manera tan
hermosa de enfocar la arquitectura y la escultura. Ahora bien, dime Toci, ¿qué
es lo que tenía enfrente todo este movimiento artístico?
-¡Nada menos que el gótico de la
Europa nórdica! Este estilo había aparecido ya de manera definida hacia mediados
del siglo doce. Se trata de un mundo igualmente hermoso en todos los aspectos.
Esas bóvedas de crucería, los pilares y contrafuertes. Las paredes con enormes
vidrieras ya fueran emplomadas o pintadas. ¡Y, qué belleza la de la
representación visual con sus dibujos carentes de profundidad! O bien, muchas
de las esculturas difícilmente desprendiéndose del plano de la pared. Es la
belleza del Renacimiento enfrentándose a lo bello del gótico.
- ¿Qué tenemos aquí Toci? Eso, el gran estilo de la Europa nórdica
y la manifestación artística de la Europa meridional. Y sobre todo esto: el
termómetro dictando sus leyes. Los países del norte con sus grados bajo cero
cubriendo los cuerpos hasta el cuello. Y el sur con sus climas cálidos
desnudando esos cuerpos, incluido el de Yavé y Adán de Miguel Ángel y las
multitudes de ángeles ¡Y no se diga el enamoradizo Zeus! Hay, pues, una Europa
gótica que hacía pensar en los dioses nórdicos y sus leyendas que anunciaban
desde los bosques llenos de niebla y de nieve. ¡Y que llegó y se posesionó
hasta la misma península italiana y perduró aun en los tiempos del
Renacimiento! ¡Pero también tenemos una
Europa renacentista que aparece y conquista y cabalga sobre lo gótico! Y ambos
movimientos, con sus respectivos siglos, son profundamente religiosos
cristianos. Después llegó la Reforma de Lutero y hasta el iracundo Dios del
Antiguo Testamento, y su Hijo, tuvieron que cubrirse con adustos ropajes, como
te había mencionado, como si tuvieran frío. Así fue como la Reforma protestante
“Supuso el fin de la Edad Media, y acabó de un plumazo con la infinita
inventiva y la imaginación laberíntica
que había producido muchas obras de arte espléndidas, tanto de estilo
gótico como renacentista, en las que el cristianismo se confundía con la mitología pagana”.
Bueno, como te habrás dado cuenta, no
he podido evitar la abundancia de adjetivos “hermoso” y “bello” que prevalecen
en esta comunicación. Pero te aseguro que no me fue posible permanecer indiferentemente libresco ante las
manifestaciones artísticas y de pensamiento que representan estas dos
corrientes. ¡Qué tontería separar a los pueblos
de la antigüedad clásica!,
exclama Jaeger.
Pero Toci estaba en otras
consideraciones y le escribió llena de celos: Ni sigas buscando entre las
mujeres comanches. He ganado en lo que va de la temporada de montaña lo suficiente como para vivir varios años en cualquier
parte sin preocuparnos. Después nos dedicaremos a confeccionar pintorescas
muñecas de trapo y venderlas en las banquetas de México o de Nueva York,¿te
parece?
Esa noche y parte del día siguiente
cayó mucha nieve sobre el glaciar. De tal manera que se vio obligada a
permanecer casi cincuenta horas encerrada en su pequeño refugio de tela. Desde
el fondo de la muy confortable bolsa de dormir sacaba la cabeza para investigar
respecto de las condiciones atmosféricas. Y preguntaba en voz alta: ¿Hola, ya
empezó el “Despuésdelposmodernismo”?
Escuchaba al fuerte viento y a la nieve azotar su refugio. Entonces se volvía a
perder en el fondo de su sleeping y, amodorrada por la inactividad, se quedaba
otra vez dormida. Pero al día siguiente abrió su computadora y empezó a escribir. Toci anhelaba que Cork
le escribiera, a ella, cosas de amor
como hacen dos que no son indiferentes. Mejor aun, que le dijera de sexo,
aunque fuera por computadora. Pero sabía que le gustaban los temas viejos.
Resignada, empezó a escribir:
La figura de dictador, o emperador,
debió llegar a ser repulsiva para los romanos de la antigüedad. Tal vez esta
experiencia les venía desde Troya o de sus cercanos y antiguos enemigos y
después aliados y finalmente romanos los etruscos. El caso es que, como una opción democrática,
el Senado llegó a ser órgano colegiado que gobernaba a Roma. Los senadores eran
las salvaguardas de la república. Esto sucedió un poco más de medio siglo antes
de nuestra era.
Pero con el tiempo, alcanzó tan gran
medida la perversa voracidad de los senadores, tanto para los pueblos oprimidos
por las guerras de conquista, como para los romanos mismos, que llegó un día
que los romanos aceptaron la figura salvadora de un dictador. No se trataba de
borrar al Senado si no de que, por encima de él, existiera una figura con el
poder suficiente para hacerle equilibrio.
Como sea, la pugna entre los
senadores de esa época de Roma y el
emperador no va ser muy diferente de la pugna que más tarde, en la alta Edad
Media, van a sostener la monarquía y la nobleza feudal de los reinos romano -
germánicos. Es decir los otrora senadores que habían quedado con vida después
de la caída de Roma y que habían podido convivir con los conquistadores
germanos. Recuerda que gustan de escribir “Edad Media” y hasta la dividen en
tres. ¿Puede alguien decir dónde está el centro de una cadena circular de
eslabones? Acuérdate que el devenir, en el mundo fenoménico, es igual hacia
adelante que hacia atrás. No hay principio ni fin, como si hay en la metafísica.
II
Acababa de regresar con la expedición polaca
de las agujas rocosas de la Tierra del Fuego. Tan pronto alcanzó el emplazamiento de su tienda (mil
trescientos veinticinco metros por encima de la última vereda), en el glaciar
del monte Tolosa, consultó su saldo. Efectivamente, sus clientes polacos habían
depositado en su cuenta el importe de sus honorarios por el trabajo de guía.
Pero notó un pequeño retiro de dinero que ella no había hecho. Por la noche
encontró un correo. Era de Mario Campos Borges. Estaba eufórico. Tenían dos
horas de haber llegado, él y Salvador Alonso Medina, a su campamento base, en
los cuatro mil, al pie del monte Ameghino. Acababan de trazar la tercera
“directa” en el sector este de esa pared sur. Tres intentos en tres semanas.
Primero una tormenta de nieve que los detuvo antes de poder superar el primer
tercio. Luego de vivaquear una noche, soportando vientos fuertísimos y
seguramente de cincuenta grados bajo cero, decidieron descender a su campamento
base. Durante dos días más siguió cayendo la nieve y ellos permanecieron
cuarenta horas metidos en sus bolsas de dormir. Su única actividad era preparar
la comida, comer y descomer. Por fortuna tenían cerca un arroyo de deshielo,
procedente del Glaciar de los Ingleses, vertiente noreste del Aconcagua, para
abastecerse de agua. Enseguida el frío los obligaba a volver a los sleeping.
Su impaciencia les llevó empezar a
subir tan pronto volvió a brillar el Sol. El resultado fue que una enorme
acumulación de nieve se les vino encima cuando habían alcanzado la mitad de la pared. Comprendieron que habían
hecho una salida tempranera y que más arriba los couloirs y los diedros estaban llenos de nieve inconsistente. Casi
veinte horas necesitaron para volver a alcanzar la base. Varios rappeles y más
abajo una marcha dificultosa entre un
campo de torres de hielo cortado por el viento. En una altitud que el sólo
estar quietos ya es un esfuerzo.
No quisieron cometer el mismo error y
decidieron esperar al menos una semana para efecto de dirigir el nuevo intento.
Pero (y aquí es donde entras tú, querida Toci, como entusiasta colaboradora en
la conquista de esta vía) consideramos que los víveres se nos agotarían en
breve. Fue cuando Salvador tuvo la idea
de comunicarnos por computadora con el banco en el que depositas. Como si tú ordenaras.
Dimos el número de cuenta tuyo que nos proporcionaste para alguna
emergencia…Enviaron una pequeña cantidad a Punta de Vacas, a nombre de nuestro
baquiano, señor Orrego…Nos comunicamos con él, también por correo, diciéndole
que de inmediato saliera con víveres para el emplazamiento de nuestro
campamento base y una recua reducida de tres mulas como máximo. Una para los
víveres y dos de repuesto para que él remontara los ríos Vacas y Guanacos y su
regreso. Así lo hizo y al tercer día por la mañana el señor Orrego alcanzaba
nuestro campamento. Como tenía compromiso para llevar a otra expedición, sólo
descansó tres horas, almorzamos juntos y emprendió el regreso, dejándonos bien
avituallados, como para otras tres semanas de asedio a la pared…
Cuando consideramos que la nieve de
las alturas se habría endurecido lo necesario, volvimos a atacar. Nos llevó
tres días y dos vivaques. Diedros, cornisas, extraplomos y planchas de hielo…Al
final alcanzamos la cumbre. Salimos
tarde y de inmediato emprendimos el descenso con la idea de perder altura y así
adentrarnos en regiones menos frías y con más oxígeno. Dormimos en algún punto
de la ladera oeste que es por donde regresamos hacia el collado entre el
Ameghino y el Aconcagua.
En agradecimiento de tu ayuda
económica, a esta ruta le pusimos el nombre de “El camino de la Abuela”. P.D.
No te preocupes, no volveremos a frecuentar tu cuenta bancaria y la cantidad
retirada, te lo repetimos, en realidad fue insignificante. Por lo demás, el
alpinismo mexicano se ha cubierto de gloria con este éxito que, estamos
seguros, conmoverá al mundo alpino internacional…”
Al cerrar su computadora, Toci se
quedó mirando hacia el cielo helado y lleno de estrellas de la alta cordillera
andina. Sólo acertó a decir: “¡Par de hijos de la…! Me tiene sin cuidado lo que
piense el alpinismo internacional…Mi cuenta…”
Ocho días más tarde, cuando ya casi
había olvidado el episodio del Ameghino y su cuenta bancaria, recibió otro
correo. Salvador y Mario tenían dos días perdidos de borrachos en un bar de
mala muerte de Uspallata. Apenas tres líneas: “Estamos festejando nuestro
triunfo sobre la sur del Ameghino. Algo, una bagatela en realidad, nos sobró de
lo que retiramos aquella ocasión de tu cuenta…Apenas hemos podido comprar un
par de litros de vino tinto, suelto para más barato, de la provincia de San
Juan…Y unos bifes muy económicos, casi flacos…
Toci bajó a Mendoza a despedirse de la familia
del guía muerto en el Mercedario. Y de algunos
amigos andinistas de la localidad. Bebieron vino de la localidad,
cantaron tangos y canciones rancheras de Jorge Negrete. De manera insistente la
concurrencia le pedía cantara de Luis Aceves Mejía, que desde hacía décadas
gozaba de increíble popularidad y que en México ya casi nadie cantaba.
A la mañana siguiente les dijo adiós.
Casi abordaba el autobús que la llevaría de regreso a Cuevas por última vez. La
alcanzó el administrador del hotel Promenade.
- Sus amigos están en la cárcel - le
dijo.
-¿Qué amigos?
- Un tal Mario y Otro Salvador.
- ¿Mario Campos Borges y Salvador
Alonso Medina?
- Bueno, son muchos nombres para sólo
dos individuos…
- ¿Sabe qué sucedió?
- Regresaron de la sur del Ameghino.
Estaban felices del éxito de la escalada. La primera noche en Mendoza
fueron a cenar. Al salir los alcanzó una
patrulla de policía cuando caminaban por la banqueta y a sólo una calle del
hotel. Iban tranquilos cuando los
policías los pusieron contra la pared, parados sobre las puntas de los pies y
apuntándoles con metralletas, como si fueran delincuentes. En el restaurante de
seguro había algún agente de la policía. Se dio cuenta que no eran
suramericanos. Además tenían una barba de tres semanas…Supusieron que eran
guerrilleros o algo así y esa noche durmieron en la cárcel.
Toci pagó la multa y fueron a
desayunar a un restaurante del centro de la población. Grandes trozos de
churrasco y salsa chimichurri.
Cuando Mario levantaba su vaso de
vino para brindar, lo bajó.
- Me sabría a vinagre. Saben – dijo
señalando hacia la calle-. Creo que la policía de aquí ve moros donde hay cristianos… ¡Estoy hasta la madre
que me pidan el pasaporte cada dos calles… En México no es así… Creo que es
hora de pensar en el regreso…Sólo dos litros más de vino y nos largamos. Ya
tenemos apartados los boletos… ¡Directos hasta la ciudad que fundó Tenoch...!
-Como México no hay tres-dijo
Salvador.
Dos semanas en Cuevas y volvía a su
campamento del glaciar. Al tercer día, en la mañana, después del desayuno, se
disponía levantar el campamento y emprender el descenso a Cuevas. Veinticuatro
horas más tarde abordaría un vehículo y
bajaría a Santiago. Cuarenta y ocho horas después se encontraría en Ojinaga, tomando una taza de café en
compañía de Cork. A esa sola idea sintió como el ritmo cardiaco se le
aceleraba, su cara se encarnaba y su
ropa interior se inundaba de un líquido orgásmico. Originalmente había dicho
que se verían en Coyoacán de México- Tenochtitlán. ¿Por qué cambiaría de idea?
Más
adelante lo haremos - le había contestado -. A últimas fechas han estado llegando noticias, hasta estos
paralelos en los que me encuentro, que los pueblos serranos del sur del Valle
de México han tomado la justicia en sus propias manos. Agarran a saltantes de
microbuses y maleantes de toda índole y los matan sin más trámite. El caso más reciente fue por el rumbo de
Milpa Alta en donde mataron a tres asaltantes. A la otra semana cuatro asaltantes
robaron a los pasajeros que iban a Toluca y al bajar, en La Marquesa, uno de
los viajeros sacó la pistola y mató a los cuatro. Cuando el pueblo de México
(muy propenso a las festividades y a las buenas relaciones comunitarias) se
hace justicia directa, es muestra inequívoca que entre las instancias oficiales
de justicia, y el hampa, han
desarrollado cierta empatía. Y, hasta que esa atmósfera se limpie, mejor nos
vemos en Ojinaga.
-
¿Por qué diablos en Ojinaga, apenas me imagino
dónde queda eso?
-
En el norte del Estado de Chihuahua, sin duda la tierra más bella del planeta.
Y la idea es hacer una travesía en el desierto, caminando, de este lugar, a
Villa Ahumada. Te mostraría cuántas estrellas hay arriba del desierto.
-
¿Qué distancia es?
Unos
doscientos cincuenta kilómetros.
-
Ha ver si te entendí: ¿es una travesía a pie, caminando, de doscientos
cincuenta kilómetros de desierto? ¿Qué temperatura promedio hay?
-
En realidad un poco más de trescientos kilómetros. Tú sabes, aunque sea
desierto de todas maneras es necesario dar vuelta y más vueltas ya sobre el
terreno. Y entendiste bien: es caminando, sin vehículo y si bestias de carga.
Tú y yo solitos. Cuarenta grados promedio. En Villa Ahumada abordaríamos el
autobús hacia Ciudad Juárez, de ahí al Paso y luego directos a Londres. ¿Qué te
parece? ¿O tienes miedo?
Y,
aunque Toci no tenía experiencia en desiertos y su etnia era de una tierra alta, fría y
boscosa, cerca del Nevado de Toluca, contestó de inmediato:
-
¡Aunque fuera el doble de distancia, y ochenta grados, estaría dispuesta a
hacerlo! ¡Aquí entre nos está más caliente mi cuerpo que tu desierto!
El otro le contestó:
-¡No
esperaba menos de una hermosa india mazahua. Además una muchacha que puede
vivir sola, durante meses, en los cinco mil metros, entre hielos en una
temperatura de menos de treinta y cinco grados...Bien puede vivir en mi tienda
del desierto en una temperatura de más de cuarenta grados.
Esa
noche volvió a pensar en las rejas que
tiene la mujer de la ciudad y que se llama fobia social. Uno de los
padecimientos psicológicos de alcance mundial, no nada más de México, de tanta
presencia que sólo es superado por la dependencia al alcohol. Un trastorno de
interacción social. Hipersensibilidad para evitar situaciones con la gente. Un
terror casi insuperable a tratar con otras personas. El desempeño laboral y la
calidad de vida pueden ser devastadores. ¿Se ha enamorado de su cantante de la
televisión pero evitaría a toda costa encontrarse con él? ¿Prefiere soñar que
vivir en la realidad? ¿No quiere casarse porque teme que el amor desaparezca?
¿Ha tenido varias decepciones, por culpa de sus novios, pero aun así se siente
impulsada hacia nuevas aventuras?¿Le atraen los hombres que tienen novias
atractivas? ¿En el deseo de quitarle el marido a una mujer habrá alguna
reminiscencia de su padre? ¿Siente que es más fuerte cuando odia? ¿Toma
pastillas?
Toci
pensó y casi lo dijo en voz alta: esos barrotes deben caer… ¿Cómo ser fuerte
con semejantes…? La liberación de la mujer no va más allá de la última
calle de la ciudad.
Por la mañana, todavía de noche, consultó su correo por si había alguna
indicación de última hora de parte de Cork. En efecto, la había…Pegó un grito
que debió de haberse escuchado hasta la base del glaciar: “¡Dios mío!” Siguió
leyendo y agregó: “¡No me hagas esto, por favor!” Después de eso cerró su
computadora “Alaska” y se quedó viendo hacia las lejanas cumbres de la
cordillera. Unas nubecillas blancas, perezosas, iban por el rumbo de San Juan a
beber un vaso de su delicioso vino.
La comunicación empezaba con ciertos
rodeos: ¿Sigues leyendo o ya te refugiaste en tu inspiración? Si no lees a
escritores de otras generaciones, si no vives y si no envejeces, ¿no sé de qué
me puedes hablar? Después de todo esto aun
te faltaría el genio. Recuerda a Cees Nooteboom: ”Lo que importa es dejar entrar la poesía y
aceptar el misterio”. Pero éste no lo puedes sacar de la Lámpara de Aladino si no escribes todos los días.
Sólo hasta que hayas reunido lo anterior no podrás contar por escrito las cosas
que pasan por tus narices todos los días. Recuerda, la mujer es la gran
educadora de sus hijos...
La pregunta concreta que Cork le hacía, era en estos términos:
“¿Antes de marchar a Ojinaga, dime, qué sabes de la Batalla de Stalingrado?
¡Porque no creas que voy a intercambiar mis líquidos seminales con una muchacha
que no sabe nada de ese tema!”.
Nada sabía de esa batalla. Algo había
visto en las películas. Después de un largo rato entendió que era inútil viajar a México. Tres veces abrió su
computadora esperando que se reanudaran las epístolas electrónicas y se
encontró con la misma pregunta: “¿Qué sabes de la Batalla de Stalingrado?” La
cuarta ocasión que abrió la computadora
encontró estas palabras: “Cuando sepas
de lo que te estoy preguntando reanudaremos el diálogo y en menos de una semana, te lo juro, subiré
hasta ese maldito glaciar, o llegaré a donde te encuentres, así sea el fin del
mundo, o nos veremos en Ojinaga. Iremos por todo el planeta. ¿Te gusta la idea
de conocer Castel Gandolfo? El Papa Francisco ha decidido convertir en museo
esta lujosa residencia de los papas, inaugurada en 1626 por su antecesor el papa
Urbano VIII. Luego iríamos al visitar el Santo Sepulcro. Para estas fechas ya
está abierto al público la tumba donde la creencia cristiana sitúa el
enterramiento de Jesús. Tres confesiones guardan el lugar y son los
franciscanos, los greco-ortodoxos y loa armenios.
¡Antes te besaré como no lo imaginaste ni siquiera en tus sueños más volcánicos! Hasta
entonces, adiós”.
Todavía logró una última
contestación. Y era en el pensamiento que después de esto seguramente a Cork se
le ocurriría otra cosa y sería el cuento de nunca acabar. Se acordó de
Platón en el Teetetes: La
lengua ha jurado, pero el corazón no ha prestado juramento
“¿Qué se estará creyendo que tengo vocación de célibe?” Al caer la tarde
fue cuando estableció contacto y le preguntó por medio de la computadora.
¿Después de esta maldita Batalla de
Stalingrado, me aseguras que nos
veremos?
-¡Desde
luego!
-¡Júramelo!
-¿No
crees en la palabra de un caballero?
-¡Júralo!
-¡Está
bien, te lo juro!
Toci sabía que a las palabras se las
lleva el viento. Sólo había algo por lo que Cork no juraría jamás en vano.
-¿Lo juras por Tezcatlipoca?
-¡Lo
juro por Titlacahuan!
-¡Por
Tezcatlipoca!
-¡Lo
juro por Teyocoyani!
-¡Por
Tezcatlipoca!
-¡Lo
juro por Moyocoya!
-¡Por
Tezcatlipoca!
-Lo
juro por Teimatini!
-¡Por
Tezcatlipoca!
-¡Lo
juro por Tlamazíncatl!
Y fue hasta que vio este nombre en la
pantalla, que se dio cuenta que Cork se había estado refiriendo a los
diferentes nombres del mismo Dios. Tlamatzincatl es el que habita Tlamatzinco, el pueblo en el
gran desierto donde Cork había nacido. Precisamente en el centro del triángulo
entre Ciudad Juárez, Ojinaga y Chihuahua, al otro lado de la Sierra del
Presidio. Tlamatzincatl es el nombre que recibe desde hace setecientos años el
lugar del Templo Mayor dedicado a Tezcatlipoca, en el lado sur de la gran pirámide
a Huitzilopochtli, en México- Tenochtitlán. Pero, a riesgo de que se
interrumpiera la comunicación de una vez por todas, volvió a decir:
-¡Júralo
por Tezcatlipoca! – se preparó para seguir leyendo otros nombres pues
Tezcatlipoca tiene al menos otros diez nombres. Pero, lo que leyó en seguida,
la llenó de felicidad: -
-¡Lo
juro por Tezcatlipoca!
-¡Ya
está!- gritó consciente de que, sin proponérselo, había hecho que Cork jurara
nada menos que seis veces por el mismo Dios. Ahora podría dedicarse, con toda calma y
confianza, a estudiar la etiología de la batalla de Stalingrado. El cielo
estaba limpio de nubes y las cumbres nevadas del horizonte inmediato resaltaba
con sus grandes detalles blancos ahora entre la oscuridad.
Lo último que le había dicho Cork no
podía ser más formidable:
-Y
ya que estemos en aquel continente, iremos al Museo Británico, en Londres. Te
mostraré las dos miniaturas del Manuscrito Harley. Ya sabes que pocas cosas me
causan tanto placer como poder contemplar las pinturas góticas. Con su ilógica
distribución del espacio y la preeminencia de la línea. En especial esas
miniaturas. Me refiero al placer estético, no te enojes...Estas obras se mueven
en la tradición anglo - francesa, del siglo trece, cuando todavía la pintura
italiana no lograba influir al gótico con su profundidad espacial y el volumen
de sus figuras, las luces y las sombras...
Ella
lo tendría bajo su gruesa falda de lana negra por vida pero, acepto que él
también le había tomado la medida…
En un esfuerzo por hacerle ver que
ella también estaba interesada por lo gótico (aunque la verdad prefería la pintura renacentista), le
contestó que, ya que estuvieran en aquella parte del planeta, podrían
aprovechar para viajar a Florencia, a la Galería de los Uffizi y poder contemplar la Maddona Rucellai, de
Duccio di Buoninsegna. La Virgen con su manto negro teniendo al Niño Jesús en
sus piernas, en tanto ella está sentada en una silla de madera que parece una
catedral de pura arquitectura gótica. Rodeada en primer término por seis
ángeles y en el borde del marco treinta retratos en miniatura de personajes de
la jerarquía eclesiástica. ¡Y lo que Cork no rechazaría por nada del mundo,
sería visitar Chartres, considerada como la reina de las catedrales...¡Es
decir, después de la de México - Tenochtitlán, claro!
-¡Lo
que tú quieras! – le había contestado Cork - ¡Acepto gustoso! ¡Pero antes la Batalla de Stalingrado!-
En efecto, la quinta vez que conectó la
computadora, la pantalla estaba en blanco. Miró una vez más al cielo. Estaba
sereno. Azul y hacía mucho frío.
Esperaba encontrar una señal. Dice que pensó en escribirme para que yo buscara
que Cork cambiara de parecer pero desistió. Luego cerró los ojos. “Siguió
durante largo rato con los ojos cerrados, sentada, creyéndose en el País de
las Maravillas, aunque sabía que con
sólo abrir de nuevo los ojos volvería a la monótona realidad”. Tenía veintidós
años. En su etnia mazahua una niña de trece años de edad ya es mamá. A los
veinte tiene siete niños. Cuando ella decía veinticuatro años sabía que ya
tendría la edad de una abuela. Era demasiado. Y estaba consciente de la
connotación que le daba a la difícil palabra demasiado. Sus óvulos estaban
frescos como para tener media docena de chilpayates.
Dice que en el primer momento pensó
en la absoluta facilidad con que se le presentaba la cuestión. Había por lo
menos dos mil versiones de esa historia. Tendría mucho material. Acto seguido
ya tenía la conclusión que ese era precisamente el problema. Al menos mil
novecientas de estas historias eran basura desprovistas por entero de episteme.
Así había sucedido con la historia antigua de México y su conquista. Sobre ella
habían opinado tipos llenos hasta las nalgas de prejuicios. Otros escribieron
sendos volúmenes del tema sin siquiera haber estado en América. En la
actualidad tal vez eso sea admisible pues con sólo apretar una tecla de la
computadora ya se tiene abundante materia del asunto y buenos mapas. Gosling, por ejemplo, no conoció a
Platón y tiene un excelente trabajo crítico del filósofo griego. ¿Pero, en el
siglo dieciséis, cuando ir de Europa a América era toda una lenta y por demás
accidentada epopeya? Con que ella le ofreciera una versión “chatarra” de esta
batalla no volvería a encontrar jamás a Cork.
De manera instintiva su pensamiento
fue hacia la vez que Cork le contó de la Universidad Nacional y su gran labor editorial. “pero necesitas ir
a hurgar en sus departamentos de venta de libros. La Universidad Nacional de
México es una potencia editorial en el continente. Pero es una pésima
divulgadora de sus publicaciones. Algunas de estas no ven la luz jamás. Y no
todo lo que ahí se hace es de fiar que tenga epistémica calidad. Busca ciertas
series editoriales. Ahora me acuerdo de
Estudios Clásicos y de Biblioteca Scriptorvm Graecorvm Et Romanorvm Mexicana.
Después Cork se volvía fastidioso.
Por desgracia estos excelentes trabajos
epistémicos son para leerse en un atril. Sus proporciones no son para traerlos
por la calle para allá y para acá. Yo, por ejemplo, leo en el metro. O los
llevo en la mochila para abordar la lectura del día, cuando he alcanzado algún
refugio de montaña. Entonces me doy cuenta de lo inconveniente que resultan las
dimensiones de tales libros.
Cork le comunicó que acababa de leer El
Sofista, de Sócrates - Platón. Tuvo miedo que empezara con sus chingaderas de
que el desierto estaba lleno de nada. Y que por lo tanto la nada llenaba todo.
Es decir, la nada es algo. O si al decir que el unicornio tiene un cuerno es
afirmar que el unicornio no es tan sólo un mito, etcétera. Estaba lista para
contestarle que su vagina era la que estaba...y que era necesario que él
acudiera a ella....
Como si el otro adivinara lo caliente
que estaba su vagina, le había escrito diciendo algo de Parménides y las letras
estaban ordenadas de este modo: “a lo varón este principio mueve a mezclarse
con la hembra y de nuevo, en contrario sentido, la hembra impele, con el varón
a mezcla”. Luego algo que a ella le pareció una burla: “El reloj vuela para una
mujer”. Esto se lo oí a Woody Allen en una película. Sabía que Cork se
deleitaba con el arte de aquel pequeño
judío gran actor.
Enseguida se puso tierno y le dijo
que él estaba seguro que a Toci le gustaría conocer la estatua de Hildegard von
Bingen, aquella mujer alemana de la que le había hablado algunas veces. La
poetisa teutónica. Era una religiosa que nació al finalizar el siglo once. Fue
nombrada por un Papa como doctora de la Iglesia. Decía que él también deseaba
conocer el convento en el que la monja vivió en plena baja Edad Media. “No
tengo por el momento una idea en qué parte de Alemania se encuentra pero de
seguro lo encontraremos. Fue autora de dos tratados de medicina, tres obras de
visiones místicas y compuso setenta y siete sinfonías ¡vaya mujer!”.
Y volvía a ponerse pesado. Te
recuerdo un consejo que don Quijote dio a Sancho para que supiera conducirse
cuando por fin estuviera gobernando su ínsula: Toci, cuando llegue el día en
que nos encontremos “no comas ajos ni cebollas, porque no saque por el olor tu villanía”. Era el colmo pues
Cork sabía que las mujeres mazahuas, como las konk àk, del noroeste, no tenían
halitosis y… ¡decididamente era el colmo!
Toci buscó en su computadora: “El
Papa Juan Pablo II dijo de ella: "Enriquecida con particulares dones
sobrenaturales desde su tierna edad, Santa Hildegarda profundizó en los
secretos de la teología, medicina, música y otras artes, y escribió
abundantemente sobre ellas, poniendo de manifiesto la unión entre la Redención
y el Hombre". Benedicto XVI la dedicó dos Audiencias Generales, los días 1
y 8 de Septiembre de 2010, y entre otras cosa dijo: Las visiones místicas de
Hildegarda se parecen a las de los profetas del Antiguo Testamento:
expresándose con las categorías culturales y religiosas de su tiempo,
interpretaba las Sagradas Escrituras a la luz de Dios, aplicándolas a las
distintas circunstancias de la vida [...] Las visiones místicas de Hildegarda
son ricas en contenidos teológicos. Hacen referencia a los principales
acontecimientos de la historia de la salvación, y usan un lenguaje
principalmente poético y simbólico. No eran los primeros Papas en reconocerlo
porque Eugenio III y el Concilio de Tréveris -1148- habían dicho lo mismo en
vida de Hildegarda. Que tres papas y el concilio de Tréveris declararan a Santa
Hildegarda, "auténtica, fidedigna y en todo semejante a los antiguos
profetas", es un privilegio único, una garantía de fiabilidad que la
Iglesia no había dado antes a nadie y que nunca más ha vuelto a dar.”
Cork pasó a justificarse en su última
comunicación por lo de Stalingrado: “Era bastante obvio que el mundo no se iba
a enderezar después de la Primera Guerra Mundial”, escribió William Carlos
Willams. Este apriorismo te puede reafirmar en la idea de un mundo que no está
fuera de la causalidad. Si investigas hacia atrás encontrarás la misma lógica
de los acontecimientos. En la seguridad que donde se interrumpa la lógica ahí
la historia ha sido cambiado por la mercadotecnia. “Hay que guardarse de la
tendencia a mentir en aras de la propaganda”, añadía el poeta.
Con la deshidratación castigando
todas las células de su cuerpo, por un momento Cork estuvo consciente que en
algo era superior a todo: ni Dios, ni el Diablo ni la Novena de Beethoven
podían morir, él sí. Los animales también pueden mueren, pero no lo saben, él sí.
4
I
Por fin se decidió.
Se había acordado de lo que Jane
Fonda dijo a Robert de Niro: “Todos aquí se levantan, trabajan, comen y duermen
y se levantan al día siguiente, comen y duermen. Me gustaría que alguien fuera
más allá.”
-
Creo que permaneciendo en esta montaña por más tiempo no encontraré el recurso
desesperado del deu ex machina. Tendré
que marchar a esa biblioteca y construirme mi propio final...Tengo
veintidós años. Creo que esta investigación
me llevará unos dos años.
Se acordó de una frase que Cork había
encontrado citada en Heidegger. Era respecto de la virtual duración de la vida
del humano. Una vez que ha nacido, puede morir: “Tan pronto como un hombre
entra en la vida, es ya bastante viejo para morir” ¡Y ella ya tenía veintidós
años! Esto le hizo sentirse realmente como una abuelita! Lo que la hizo estar
de nuevo, en punto, fue un pensamiento de Catón que le gustaba citar a Cork, a
su oído, y lleno de picardía: “...invítame ya, si vas a hacerlo, que acabo de
comer y, panza arriba, atravieso la túnica y el manto”.
- ¿No estaré muy vieja a los
veinticuatro años? - Hizo una pausa. Siempre había pensado que el llamado
“salto hormonal” es la manera en que la naturaleza empieza a preparar a los
humanos para convertirlos en composta. Se preguntó qué lejos estaba ella de ese
brinco hormonal.- .Después agregó decidida: - ¿Pero sólo por la estrategia de
la cultura lograré sacarlo de entre las piernas de esa muchacha comanche o
navajo o quien maldita sea! ¿Pero en realidad existe una mujer navajo o es mi
imaginación? ¡Como sea, lo cierto es que hay un desierto de por medio! ¡En un
año o dos haré que me de sus coordenadas
completas y lo encontraré en cualquier lugar
en ese abrasador mundo de las Grandes Llanuras! ¿El 114’ 10’’ pertenece
a las Grandes Llanuras? Lo que recordaba es que era parte del territorio
hohokam.
El
brutal medio geográfico de la Cordillera le hace pensar que en la ciudad se
tardan sesenta años en aceptar las reglas de la libertad. Cualquiera puede
reírse de la ética judicial que nos señala el conjunto de deberes para
asumirlos y vivificarlos todos los días. La ciudad es un medio en el que los
mejores suelen cambiar de parecer. Recordó un personaje de Irving Wallace: “La
cuestión estriba en lo que tú busques”. Cuando se juega con estos criterios en
la ciudad lo que se pierde es la libertad. En la montaña se pierde la vida.
Aquí no hay que esperar sesenta años para aprender la lección.
Difícilmente
alguien podría explicarse cómo era que una muchacha podía vivir por varios días
al borde del glaciar cerca de los cinco mil, desempeñar el oficio de guía
alpino y asistir a reuniones literarias en su tiempo libre. El carácter esencial de su etnia era el vulcanismo. Los
pueblos mazahua vivían entre altas sierras frías de origen volcánico. Y desde
niña había escuchado una rica tradición oral que era una mezcla de mitos
indígenas, pensamiento lógico occidental
y vidas de filósofos y novelistas occidentales. Montañas verdes y
blancas con tardes bucólicas del estío o barridas por el salvaje viento helado
tempestuoso del otoño mexicano de la meseta mazahua cuando en los paralelos
norteños tienen cuarenta arriba del cero.
¿Por
qué tienes preferencia por los autores europeos o norteamericanos? Le había
preguntado en cierta ocasión Cork cuando paseaban en una trajinera de Xochimilco.
La literatura, dijo ella, debe tener en el centro la elevación del individuo y
del pueblo. Pero la literatura de mi país huele demasiado al eterno pleito
decimonónico de liberales y conservadores. Es una literatura que huele a secta.
Coincidía
con Hipólito Taine en que las producciones del espíritu humano, como las de la
naturaleza viva, no se explican más que por el medio en el que viven. La
fórmula observada en la Filosofía del Arte, como requisito para que aparezca
una pintura, un trabajo de literatura, una escultura o una pieza musical, es la
misma para las ciencias sociales. El medio ambiente que irá construyendo las
condiciones necesarias para que se dé el prototipo. Sócrates, Tlacaelel,
Schopenhauer, Beethoven, y Woody Allen, no surgieron en el centro de la nada.
Los académicos de nuestras universidades
o los asesinos que llenan las cárceles,
tampoco. La cultura que significaba la vida con Cork era pensando en los hijos
que ambos podrían tener: “Los padres deben formarse veinticinco años antes de
que el niño nazca”. El último que dijo esto, después de veinticuatro siglos que
se viene repitiendo, fue Napoleón. Un falo se puede encontrar a la vuelta de la
esquina pero falo ya lo tenían los orangutanes…
En
el valle una flor es bella y delicada. En el medio agreste de la alta montaña
necesita ser fuerte para sobrevivir, aunque no sea tan bella. “A veces no hay
más que sudar y echar músculo” dijo Starrett en la película Shane. Toci era la
que invadía medios geográficos. Era bella y delicada en la ciudad y también era
fuerte en la montaña. Cuando sentía ablandarse se acordaba de Peer Gynt:
“¿Acaso sería posible el triunfo en un rincón amable y tranquilo, junto a la
estufa?”. Y por esa locura atravesó mares, defraudó a las mujeres que lo
amaron, fue huésped de un manicomio en Egipto, vendió esclavos, perdió su juventud, fue un solitario…
Encontró
una nota mía que le enviaba desde el centro de América, “Rocamérica”,
“Carboamérica”, “Petroamérica”, con la escueta expresión “¡No sé”. De esta
manera contestaba a un requerimiento que la muchacha me había hecho en el
sentido que le investigara una fecha. La fecha en la que Cork debería ir a
México – Tenochtitlán. . México- Tenochtitlán no es la ciudad de México, es el
centro, la parte antigua, de la ciudad que los aztecas habían fundado en
memoria de su gran guía Tenoch. Hacía seis siglos que la familia de Cork
visitaba, una vez al año, el sagrado templo de Tezcatlipoca, “el más grande de
todos los dioses”, edificado en el lado izquierdo, sur, del templo de
Huitzilopochtli. El primer ancestro suyo
que lo hizo se llamaba Tlacaelel. Cada cincuenta años en la familia
había al menos un “Tlaca” (el que llega de día por la mañana). Ignoraba si el
“Tlaca” de los aztecas…
Para
tal efecto recorrían a pie dos mil kilómetros durante cuarenta días
desde el desierto del norte. Al llegar a la sierra de Tepeyacac, luego de
visitar el santuario de Tonantzin, se internaban en el gran lago caminando
sobre la calzada de diez kilómetros entre el agua. Ya al pie de la pirámide de
Tezcatlipoca quemaban copal y oraban mediante la danza de las evoluciones
circulares. A partir de la conquista la parte superior del edificio fue
destruido y edificaron en su lugar el Palacio del Arzobispado. El rito quedó
prohibido.
Su
familia, junto con gente de otros pueblos, siguió acudiendo al lugar,
puntualmente, en la fecha que siempre lo habían hecho, que era el quinto
mes del Calendario Azteca, llamado Toxcatl.
Pero ahora turnándose, como comerciantes que vendían en la acera de enfrente,
pegada a la pared norte del Palacio Nacional. En la actualidad es un museo que
conserva en exhibición una parte del antiguo templo de Tezcatlipoca. La gente
sigue haciendo guardia desde su puesto en la banqueta, siempre bajo la
apariencia de comerciantes, y llamándolo, para mayor discreción: “Titlacauan”,
que es uno de los nombres menos conocidos del dios de dioses. Por turnos la
guardia es relevada el día que le toca por calendario establecido en los
grupos. Al final visitan el lugar, entrando a la izquierda y se despiden para
regresar al año siguiente en la misma fecha.
Entrado
el siglo veintiuno el avatar original de Tezcatlipoca, el espejo, de unos
quince centímetro, por diez por dos, desapareció al tiempo que el lugar pasaba
por una remodelación. Trascurrió una década sin que nada se supiera de su paradero.
Fue hasta el 2016 que las guardias de la etnia de Cork constataron que el
espejo había regresado a su lugar original. Tú y yo haremos la guardia de 2017,
le había dicho. ¡Apúrate con lo de Stalingrado!
Desde
niño Cork había asistido, entre la familia, a esa guardia. Y Toci sabía que
dejaría de hacerlo hasta el día que hubiera muerto. Antes ni pensarlo. En una
ocasión regresó desde Irlanda, “el país
más hermoso de la Tierra, después de México”, en el que tenía meses trabajando
y haraganeando. Más bien lo segundo. Yo, que
sí había nacido en México y de padres irlandeses, estaba con una pierna en Irlanda y otra en México y no
sabría nunca qué decir y mejor guardaba silencio, con respecto al “país más
bello”. Cork decía que estaba desarrollando en Irlanda un programa de investigación respecto de las
rocas sedimentarias (mientras su microscopio de investigación encontraba la
salida de las bodegas de la aduana de México). La verdad es que vivía de ganar
concursos de bebedores de cerveza. Los
rudos bebedores irlandeses no sospecharon
que Cork era un protegido del Tonalamatl y que tomara la cantidad que
tomara no perdería la vertical jamás. Ni
cien Guinness lo emborrachaban.
En
esa fecha del mes Toxcatl Toci podría encontrarlo con toda certeza en la
ciudad de Tenoch. Pero era el caso que yo ignoraba el día exacto de esa veintena. “No sé”, le escribí. Aunque
nunca me lo creyó. Sucedía que ese día “exacto” se “movía” según el Tonalamatl.
Por
la mirilla de mosquitero vio las luces de Cuevas, en el fondo de la sima de dos
mil metros. Gente disciplinada. La naturaleza agreste de la Cordillera no sabe
otra cosa que de disciplina, si es que quiere seguir viviendo. Y se divierte
leyendo mundos kaput que inventaron los beats y los bukowski. Se sonrió al
pensar que en la primera borrachera
beat en la noche descubierta de la
cordillera su cuerpo amanecería invadido por
treinta grados bajo cero. ¡Lindo para la ciudad de Nueva York pero en
los cinco mil y en la lengua del glaciar!
Salió
una ocasión en la madrugada a obedecer
las leyes de su sistema digestivo. Pocos saben lo que significa dejar el
trasero expuesto a treinta grados bajo cero, cuando los orines apenas llegan al
suelo ya están convertidos en carámbanos de hielo amarillo. Sus ojos le dolían
por el frío y los cerró. Al abrirlos de nuevo volteó hacia el cielo de la noche
limpia y profunda.
Por
esta vez se detuvo a observarlo con cierto detenimiento. Cork le había escrito
en su computadorcita que Lucía Adame y Paola D´ Alessio, dos astrónomas
mexicanas de la Universidad Nacional, acababan de participar en el
descubrimiento del primer objeto subestelar con masa planetaria rodeado por un
disco de gas y polvo. Se trataba de un insólito objeto llamado Cha
110913-77344. Localizado a 500 años luz de distancia en la constelación de
Camaleón. “Muy pequeño para ser estrella y tampoco es planeta, porque no orbita
dando vueltas a ningún sol y tiene un disco de gas y polvo en su alrededor”. ¿Dónde diablos está la constelación de Camaleón? Sus ojos le
seguían doliendo y parpadeo con frecuencia para evitar que se le congelara el
cristalino. El universo se movía. Unas luces iban y otras venían en todas
direcciones y en diferentes planos. Como aviones, le había explicado Heriberto
Salazar, otro escalador que tenía treinta años surcando los cielos
internacionales como comandante de trasportes de pasajeros, siguiendo cada uno su propia ruta programada.
¿También los astros estarán programados? ¿Por quién y para qué? ¿La
constelación de Camaleón? Percibió una inmensurable soledad entre las
estrellas. Se dijo en voz alta que “aunque haya vida en esas estrellas, no
cambiaría la mía por nada”… ¿Dónde podría encontrar otro Cork. Un muchacho que
al verme, ría de felicidad… Sin esa risa
todo vale una chingada. Por cierto, mi intestino grueso es más importante que
las constelaciones como se llamen. Como en las altas montañas no hay agua en
cualquier lado puede llegar el estreñimiento. Con tres días y todo habrá acabado…Así
de frágil es la vida”. Trató de recordar el nombre del filósofo que dijo que el
estómago es el que da las órdenes, incluso al cerebro, para que le consiga
comida, pero no logró recordar. En esa temperatura, efectivamente, las ideas se
congelan. Y el intestino grueso no
siempre obedece al estómago mismo. ¡Qué lío! Limpiarse el trasero…Quién sabe si
alguien, que no sea alpinista de las altas montañas, pueda imaginar que eso es
todo una epopeya. Quitarse los guantes bajo treinta grados…
Recordaba
que Cork le decía que en el sótano de su casa del desierto chihuahuense, por
debajo del nivel de las arenas, tiene un cuarto grande dedicado a coleccionar
cervezas de cuantas partes del mundo pueda reunir. Y dos o tres toneles de vino
Johnnisberg legítimo. Como diría Taine, es su biblioteca de grados Gay Lusac.
En el otro único piso, el del “nivel de las arenas”, guarda su cava de libros.
Dos o tres ediciones antiguas. Entre
ellos uno de proporciones minúsculas titulado “Historia de los Reyes
Católicos Don Fernando y Doña Isabel”. Una revista de deportes, editada en
1938, que explica las peripecias que debía hacer una expedición alpina para ir
del Zócalo de la Ciudad de México hasta las Fuentes Brotantes de Tlalpan.
En ambos niveles dispone de un espacio amplio
para los “repetidos”. Cinco cartones de cerveza Guinness (draugth) o bien tres
ejemplares del Gran Gatsby o cuatro biblias católicas y una de Valera más dos
ejemplares de la obra de teatro de T.S. Eliot. De Shakespeare y de Ibsen tres
montones de libros y le regalaba uno a
todo el que se asomaba por ahí.
Por
las tardes, cuando vuelve de Janos, tiene
costumbre, deleite y religión, asistir desde su cobertizo a la puesta
del Sol. Decía que solía preguntarse si
es la puesta del Sol la que le daba tan agradable sensación, o había algo antes
en él que le permitía apreciar la
belleza de la puesta del Sol. ¡Se acordaba de Platón! También recordaba que hay
el criterio en algunos psiquiatras que los agresores sexuales ya estaban
enfermos por otros motivos antes de leer un libro pornográfico. Lo mismo podía
decirse tal vez de los adictos a los estupefacientes. Hay algo que los llevó a
las adicciones. Para legalizar la venta de drogas (no el consumo) tendrían que
observarse condiciones mínimas de salud en la sociedad. Es decir que ni los
libros pornográficos ni los estupefacientes son peligrosos. Ni las armas de
fuego. Todo depende del uso que se haga o no de ello. Shane ya se lo explicaba
al niño, cuando le daba lecciones de rapidez al disparar una pistola. Creer que
las cosas, drogas, películas o libros, nos influyan es permanecer en la etapa
del ánimo. Cuando los legisladores se oponen a la legalización de la venta es
que tienen conciencia de que están ante una sociedad que carece de bases sanas.
O de una sociedad que no ha llegado a su mayoría de edad.
Otras
veces, ya cuando el desierto había
desaparecido en la noche y su lugar había sido ocupado por las estrellas,
gustaba de complicarse la vida: ¿Y si los libros no enseñan al individuo, para
bien o para mal, entonces para qué
tendría que leer libros? Al menos los libros de geología sí enseñan…
5
I
La
cabaña a la que volvía Cork, al principio del invierno de cada año, se ubicaba
en pleno desierto de arena, a tres jornadas caminando y saliendo de Janos.
Desde el cobertizo su padre le había enseñado a orientarse cuando apenas tenía cinco años de edad: “Donde te
encuentres mira hacia la Luna. Su “filo” va en dirección norte-sur. A la
derecha el este y del otro lado el oeste. ¿Qué tiene en el centro?, recordaba
haberle preguntado. Y la respuesta nunca la olvidaría: “¡Es un Conejo!”
La arena de las dunas, el sol
inclemente y el frío de las madrugadas las llevan en la sangre la gente del
norte mexicano. De cualquier modo los niños se asoman azorados hacia el desierto que les parece infinito. Fue cuando
Kiva, su madre, le dijo que el hombre sobrio es aquel que es afectado por los
sentimientos de placer y pena y miedo, pero no se deja dominar por ninguno de
ellos. “También recuerda, pues eso te ayudará mucho en la vida, que los libros
tienen ánima.
Siempre
introducía una práctica que a Toci le costaba
conciliar con la belleza cálida y relajante de los ocasos del desierto.
Gustaba de leer cada tarde dos o tres páginas de la Paideia, no más. Como si
temiera llegar a la última página. Y cuando esto sucedía, simplemente anotaba
la fecha en la última página del libro y, ¡volvía a empezar!
-
¿Estás loco?- le decía Toci. Aunque no olvidaba que ella le había presentado a
Jaeger.
El
reía. También leía cosas como El Agente 007,
La Filosofía del Futbol y veía El Chavo del Ocho.
-
Es bueno, para todo aquel que cruza el desierto comprobar, al finalizar el día,
si la brújula no ha sufrido algún desperfecto…Todo cristiano tendría que
comprobar su brújula leyendo a Plotino.
Pero si quiere evitar perderse en la mansión de los elementos atmosféricos,
puede comprobar el funcionamiento óptimo de la brújula con Frederick Copleston.
De
todas maneras, Cork tenía sus limitaciones intelectuales. Apenas había leído
cinco o seis obras de poesía en su vida (Shakespeare, entre ellos). Del primero
decía que, leyéndolo, ya había leído a numerosos autores teatrales ingleses
posteriores… “La poesía es una cuestión muy personal”. Frecuentaba poco el
teatro por temor a encontrarse con una “adaptación”. Su género preferido era la
novela pero procuraba las “pesadas”, al
estilo de Bajo el Volcán, de Lowry o Middlemarch, de Mary Ann Evans o La Guerra
y la Paz de Tolstoi.. Se divertía con las de vaqueros pues: “a un mismo guion
sólo le cambian los nombres de los personajes” .Y no despreciaba las policiacas: “No vas a
entender absolutamente nada hasta la última media página de la obra. Una novela
policiaca son como caminar por la ciudad
de México en la actualidad: todos son sospechosos”.
-¿Por
qué no lees a Sade - le preguntaba Toci
queriendo introducir un tema que
lo hiciera pensar en su hermoso trasero.
-
Lo leo y me gusta su prosa. Pero no creo en personajes que tengan una potencia
sexual capaz de hacerlo diez veces en una misma noche, menos, cien. Mejor leo a
Superman sin kriptonita…
Otras
veces las preguntas que se hacía eran
más locas. Le parecía que la técnica era semejante en Monet, Renoir, Loiseau,
Pissarro, Vlaminck, van Gogh y Murillo (Dr, Atl). Pero esa técnica ya había
quedado plasmada en las paredes de la cueva de Altamira, Pirineos, treinta mil
años atrás…
Y
así seguía en su cobertizo bajo las estrellas, hasta que el intenso frío del
desierto nocturno lo regresaba a la realidad. Apagaba la lámpara de petróleo,
estilo ferrocarrilero que iluminaba el cobertizo, y se refugiaba en el interior
de su cabaña. Toci soñaba con esa cabaña
entre dunas de arena, Sol de cincuenta grados y vientos fríos por la noche...
“Bueno,
se dijo Toci, basta de pensar esas cosas, creo que la temperatura ya ha bajado
hasta treinta y cinco, mi hermoso trasero debe tener color azul y, es hora de
quitarse los guantes…”
Había
pasado unos días en México y al regresar al paradisiaco país de
Petroleoamérica, le envíe un mail a la escaladora de los Andes. Asistí a una
conferencia de Richard Rorty en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de
la Universidad Nacional. El filósofo norteamericano decía que, fuera de los
departamentos de filosofía en las universidades, la gente no sabe cómo es que
los profesionales de la filosofía contribuyen a la cultura. Aseguraba que
muchos intelectuales han llegado a convencerse de que es la ciencia, y no la metafísica, la que nos dice cómo funciona el mundo. Y que a
la filosofía le ha quedado o bien la
tarea de hacer historia intelectual o crítica
cultural como antaño Heidegger,
Dewey, Arendt o Habermas. O bien
desarrollar un programa de investigación
en el cual está sea una disciplina autónoma, al modo de Kant o Frege.
Y mientras Rorty exponía, yo pensaba
que las “reservas” del fútbol soquer, en el equipo Pumitas de la
Universidad Nacional, son un ejemplo para los filósofos. Volver a empezar la
vida leyendo a los niños cuentos como
Alicia en el País de las Maravillas, El Principito, los viajes de Julio
Verne y las aventuras de Salgari. Salgari y sus
fieros bucaneros cuyas novelas eran ricas en relatos ecológicos. A fuerza de describir la flora, la fauna y la geografía de las selvas que atravesaban los piratas, mientras iban a
rescatar a alguna dama o a castigar al español malo del libro. La universidad
siempre se ha preocupado por la formación de lectores. Le recordé que
hacía poco más de un año, el Centro
Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (CUIB), inauguró el Segundo
Seminario de Lectura. Se dijo entonces que era necesario contar con un espacio
grato para la lectura relajada y solitaria, la lectura de placer, esa que a
veces invita a la charla, porque esto no es sólo responsabilidad de la
biblioteca pública o escolar, también es un espacio que debería estar presente
en todo tipo de bibliotecas, incluso las universitarias y especializadas...
Recuperar el terreno perdido frente a las leyes del mercado y encontrar el
equilibrio con los avances tecnológicos.
El equipo de futbol soquer tiene sus “reservas” o sea jóvenes encargados de
hacer “ambiente futbolero”, impactar a las masas y que más adelante ocuparán
los primeros lugares del equipo. Así los filósofos. Tener sus “reservas” entre
la niñez, antes de convertirse en una especie en extinción. No sólo limitarse a
enseñar a pensar a los muchachos que
tocan las puertas de la Facultad porque es un grupo reducido y ya predispuesto
a aprender filosofía, sino a los de allá afuera que son la mayoría...Que las
revistas de filosofía se vendan hasta en las carnicerías. En otro ciclo de
conferencias que se llamó El que Sabe, Sabe, efectuado en el auditorio de la
Biblioteca Nacional, Juliana González, profesora emérita, afirmó que “En los tiempos
que corren, debe conciliarse la materia y el espíritu, la naturaleza y la
cultura y la ciencia y las humanidades, así como propiciar un encuentro entre
tecnología y humanismo e integrar la memoria y el proyecto, es decir, nuestro
pasado y futuro”...
Te recuerdo que el Renacimiento europeo fue aquel acontecimiento cultural
importante entre la filosofía y la
teología. El Humanismo cultural se hizo un lugar dentro del sistema religioso
que lo llenaba casi todo. La vida se enriqueció con la literatura seglar, la
pintura, el teatro, la arquitectura y los viajes. Más adelante apareció el
humanismo beligerante. Entonces nos
sucedió a los mexicanos como a los
nahuas del siglo dieciséis. Estaban tan ocupados combatiéndose aztecas contra
tlaxcaltecas que no vieron llegar el enemigo que sojuzgaría a ambos. En
nuestros días teólogos y filósofos han sido sorprendidos en su rancio pleito
por el mercado, la tecnología y la informática. Ahora parecemos una película de Los Tres Chiflados.
El hombre tiene atenazada por el cuello a la teología y las leyes del mercado están estrangulando el
cuello del hombre. “La verdad ha dejado de tener importancia”, escribe Antony
Beevor, historiador británico (diario El País, 29/10/16). Teocentrismos,
antropocentrismos y tecno centrismos dándose de almohadazos unos contra otros,
como en el Gordo y el Flaco. Sólo que
las leyes del mercado no conocen de juegos…. Ya no se trata de conocer, se dijo
en el ciclo de conferencias de la Biblioteca Central, sino de dominar...
Juliana González agregó: “Está ocurriendo la pérdida de lo humano a través de
la hegemonía del mercado, de la tecnología, de la informática...Hay quienes no
desean el fin del Humanismo, quienes
pueden generar un neo humanismo y un nuevo Renacimiento. Puede surgir una nueva
idea del hombre que refundamente nuestra libertad, que nos ponga de nueva
cuenta en nuestro sitio de seres libres
y con dignidad...”
Como si fuera la primera vez que lo
hacía, Toci se asomó por la mirilla del mosquitero de la tienda. ¿Cuánto tiempo
permanecerían aquellas torres de roca que adivinaba entre la noche más negras
que las sombras? Era el mundo de la constante desintegración. El viento, la
lluvia entre las fisuras que luego se congelaba y hacía estallar a los grandes
bloques y los movimientos oceánicos transformando todo aquello sin
interrupción. Un volcán siempre puede rehacerse. La franja de fósiles marinos
en los seis mil metros de la ladera norte… Se dijo que esto se parece más a
Spengler que a Darwin. ¿Y el hombre qué hace en este mundo tan abruptamente
cambiante?
Hacía mucho tiempo, apenas recordaba ya
las líneas generales, había asistido a una conferencia en la Facultad de
Filosofía y Letras. La sustentaba Diego Sánchez Meca de la Universidad Nacional
de Educación a Distancia, España. Era el Primer Congreso Internacional El
Retorno de Zaratustra con el pensamiento de Nietzsche frente al mundo contemporáneo
y la crítica que éste pensador
hacía a la ciencia moderna.
Nietzsche no acepta la idea de un
perfeccionamiento creciente como sentido determinado y necesario de la
evolución. Solamente admite el azar que
sirve tanto a fuertes como a débiles. Cualquier vía causante de un
perfeccionamiento unilineal no es más que el fruto de una fe religiosa y por lo
tanto residuo de una superstición
teológica.
Qué implicaciones tiene, la
alternativa que Nietzsche plantea frente al concepto de verdadera ciencia, se podría pensar en lo que su
crítica lanza a la teoría darwiniana de
la evolución. Quedan enfrente la voluntad de poder y el mecanismo de la
selección natural. Para Nietzsche no hay leyes generales que regulen
uniformemente las relaciones entre los seres vivos y el medio, determinando
cada variación siguiente.
Prefiere una lucha entre diferentes
centros de fuerza que no se unifican,
bajo ninguna tendencia global, hacia ninguna meta universal, a través del
comportamiento de todos los individuos que aquella teoría trata de englobar.
Por el contrario, cualquier situación
alcanzada no es más que el resultado provisional de equilibrios dentro del
enfrentamiento de fuerzas, las cuales no buscan la adquisición de su
posibilidad. De ahí que el filósofo alemán no puede aceptar la idea de Darwin
de una evolución de las especies guiada por el mecanismo de la selección
natural, a modo de un progreso unilineal irreversible hacia formas superiores y
más perfectas.
La lucha misma es la que se encuentra
en el origen de las funciones lógicas y lo que preside el desarrollo y
evolución del conocimiento científico. Y la elevación de la vida, a niveles
cada vez mayores, de fuerza y poder, tiene lugar también a través de la
superación de teorías e interpretaciones
científicas. Estas se han visto cada vez
más restringidas por otras capaces de incorporar más perspectivas que permiten
vislumbrar nuevas cosas.
Porque son esos momentos de creación,
de nuevos conceptos y nuevas categorías para la organización de la experiencia,
y de nuevos lenguajes que amplían el dominio y el poder sobre el mundo, lo que
resulta de una confrontación intelectual en la que se expresa un nivel máximo
de dominación y de dominio de la voluntad del hombre.
Es decir que el nivel más elevado, de
conocimiento científico, sería justamente aquel en el que la función ya no
pretende valer abiertamente como una verdad definitiva, sino que comprende el
devenir del mundo, como la cambiante expresión de una lucha de fuerzas
creadoras y destructoras, que se satisfacen en una especie continua de
recreación y de destrucción constante.
¿Pero dónde está el hombre natural
negado por el apócrifo? Para ello el
conferencista se e refirió a lo que
Nietzsche entiende como lo que es
el arte de leer bien. Si es posible diferenciar de unas lecturas sobre las
otras, será sobre la base de un arte de leer, capaz de descubrir determinados
vicios de interpretación cometidos a partir
de la intervención de determinadas actitudes. Esa es la falta de rigor filológico en la que se
piensa a partir del modelo del palimpsesto. Es decir, cuando un texto segundo
se sobrepone al original hasta
convertirlo en ilegible haciéndolo desaparecer para presentarse él mismo como
el texto primero y verdadero.
Es el tipo de falsificación al que ha
sido sometido el texto original del hombre, como hombre y naturaleza, al que
otros textos secundarios están destinados a enmascarar su condición natural…
La conducta del humano, le decía yo a
Toci, es como la del péndulo y le cuesta
trabajo encontrar el punto medio. Primero pura teología, después pura filosofía
y ahora pura tecnología. Ahora ya todos traemos un celular en la mano en lugar
de un libro. Alexis Carrel, aquel científico Premio Nobel de Medicina, nos dijo
que las grasas las consumen las razas conquistadoras y los mexicanos comimos
carne hasta quedar gorditos. Entonces fue necesario empezar a comer veduras en la búsqueda de balancear la dieta.
Ahora estamos anoréxicos... De la misma manera los filósofos se agarraron
hablando entre ellos, tal como dijo Rorty,
y la sociedad, necesitada de ideas, volteó la cara para otro lado y lo
que encontró fue la televisión... Parece
que es hora que los niños empiecen otra
vez leyendo las fantasías de Julio Verne y las metáforas de El Principito o las
aventuras de Salgari...Sin “reservas”, los filósofos, es decir, el Humanismo
cultural, acabarán tocando la armónica... Y ya sin esperanzas que la
intelectualidad acuda a nuestro rescate, sólo nos quedará hacer la pregunta de Will Durant: ¿A dónde
tenderemos que ir para encontrar
cordura? ¿Cómo Don Quijote ridiculizando al Rey Arturo? ¿Es todo? ¿Sólo ridiculizar
al de enfrente? ¿Exhibiendo lo que nos hicieron y callando lo que hicimos?
Se hizo una pregunta: ¿Quién cabrones revolvió tanto las cosas? ¿Sade que
empezó con su fábula de cien orgasmos en una sola noche? Don Quijote es algo culturalmente inacabado.
No es Homero ni es Hesíodo. El ideal aristocrático de los guerreros griegos de
la antigüedad no lo lleva a plenitud. Y el ideal del trabajo, de Hesíodo,
tampoco. Por andar en sus aventuras descuida su hacienda. También Sancho acabó
pensando y hablando diferente de cómo hablan los trabajadores. ¿Es un intento consciente o inconsciente de
la España de su tiempo para rebajar la
legendaria Inglaterra del rey Arturo?
¿Quién revolvió todo? En relación con
las guerras mesenias escribe Jaeger que “es también Tirteo nuestra fuente, puesto que la crítica moderna ha demostrado que la tradición de los
historiadores posteriores es total o predominantemente ficticia”. Para Chesterton
todo es claro: “Es fácil ver por qué una
leyenda es tratada, y debe ser tratada, con más respeto que un libro de
historia”. Sólo le faltó decir que si se cree en los cien orgasmos de Sade,
en una sola noche, se puede creer en
cualquier cosa.
Antony Beevor dice que El código Da
Vinci es el tope superior, para muchos, en cuanto a conocimientos de historia.
¡Hasta ahí llegaron!
La Batalla de Stalingrado se le presentaba
ahora intrínsecamente complicada. ¿No se volvería frígida por estar pensando en
esas cosas de la historia? Y después ya ni gritos orgásmicos…
Fue
cuando, por primera vez, Toci sacó a la
luz un pensamiento que se le había atorado en ocasiones y que le daba miedo.
Sabía que los psiquiatras hacen enormes esfuerzos frente a la mujer de la
ciudad en el sentido de acostumbrarla a vivir sin su enfermedad. ¡Labor titánica!
Primero enfrentarse a una enfermedad que hace infeliz pero a la que de alguna
manera se le quiere y se le consciente. Después que ha sido erradicada la
enfermedad hacerse el difícil hábito de ya no vivir con esos bastones de la neurosis. Los mecanismos
masoquistas son más complicados de lo que se cree. ¡Hay resistencia a ser
normal! ¡Defender todo con el propósito de permanecer enferma e incurable, en
caso de que llegara a ablandarse! ¡Eso la incapacitaría para el amor y para el
orgasmo con Cork!
Los de la ciudad nada más necesitan siete
minutos para alcanzar el orgasmo. Después se sientan a comer palomitas frente
al televisor. Ella tendría que lograrlo en no menos de una hora… ¡No te
ablandes!, seguía escuchando la voz que le llegaba desde el desierto
Fue cuando tomó la decisión. Abrió
otra vez su computadora y consultó la cantidad de dinero que tenía depositado en el banco. La
temporada de montaña había sido excelente en términos monetarios. Se encontró
con que disponía de una reconfortante cantidad en dólares y otra en euros. ¡Y como reserva la tarjeta
que Cork le había entregado cuando se despidieron en el aeropuerto de México:
“Por si llegara a morderme el monstruo de gila o el tornado subiera mucho en la
escala Fajita y me enviara hasta las estrellas”...
-No tiene gracia lo que dices-le dijo
ella.
-¡Ya vete a tus churrascos y a tu vino de San Juan!
En tan sólo un minuto trazó su plan
que consistiría en bajar al valle y estudiar, durante dos años enteros, todo lo
relacionado con La Batalla de Stalingrado.
Sabía que Cork no se
limitaría a movimientos de tropas, como
lo había hecho con Waterloo. “Me va a preguntar por los antecedentes
históricos. Esto probablemente me va a llevar al siglo prusiano. ¡Si no es que
hasta el imperio romano! Esparta, Grecia, Troya… Algo le dijo que tenía muy
presente y es que tendría que batallar duro en su investigación ya que, como
escribe Copleston “La imparcialidad en historia es un mito.” Necesito vivir
durante un año o más cerca de una buena biblioteca. ¿Cuál? Consultó su
computadora: “bibliotecas del mundo”
Tenía los nombres de las mejores cinco. Era necesario decidirse por una.
¡Ya está- dijo, y en su voz se escuchaba la mayor determinación-, Londres,
Inglaterra!
Al momento de meter su computadora en
un envase de plástico, del tamaño de una caja de cerillos, me envió un postrer
mensaje. Era en realidad una pregunta: Dime, Guillermo, por qué los habitantes
de la ciudad se vuelven tan nerviosos y cambian sus valores de conducta en las
sociedades, a veces tan radicalmente como cambia de dirección el polo
magnético. Acuérdate. Ayax, el de la remota tragedia griega, lucha contra los
toros en el campo y los degüella creyendo que son sus enemigos. Cuando se da
cuenta se mata avergonzado de su locura. Siglos más tarde Don Quijote, también
llevado por la locura, lucha contra molinos de viento pero aquí llevamos
exactamente quinientos años alabándolo y hemos acabado por convertirlo en
paradigma. Edipo, otro griego, se da cuenta de la tragedia que de manera
involuntaria envuelve su vida y rechaza el parricidio sacándose los ojos. En
cambio Macbeth, el de Shakespeare, busca y se solaza en el parricidio al matar
a Duncan, su padre y rey de Escocia…Te cito otros dos casos, ahora al filo de
la cultura precristiana. En el siglo dieciséis en México murieron muchos miles
de guerreros resistiendo la espada del Apóstol Santiago que venía a esclavizar
a los mexicanos. Y en la actualidad se venera a Santiago con todo y caballo y
espada de bulto, en muchas partes del país. Asimismo, en Anáhuac, lo que ahora
se conoce como Valle de México, las leyes de Nezahualcóyotl señalaban pena de muerte para el que cortara un solo árbol con fines
mercantilistas…
Le contesté que no sabía. Yo extraigo
petróleo, no soy etnólogo. No sé por qué cambian los valores de conducta
de los hombres. Es decir, con excepción
de los pueblos étnicos de México. Ellos tienen todo claro. En teología todo
está hecho y sólo en la filosofía todo se está haciendo, por siempre
jamás… Es la imagen del devenir que
tanto gusta a los occidentales, y el olin para México. En el mundo del fenómeno
hay devenir para adelante como para atrás. No hay principio, sólo eslabones de
una cadena circular… El olin eterno que sucederá la noche y
día.
-Al menos los 4500 millones de años del
fechado radiométrico que dice el material de los meteoritos- pensó Toci
divertida…
En las primeras horas del día
siguiente, antes que la noche terminara, apenas pudo distinguir las formas de
las montañas del sector del lado este,
abandonó su saco de dormir y salió a la nieve del glaciar. El termómetro,
colgado a la entrada de la tienda, señalaba treinta y nueve grados bajo cero. “si
no me muevo quedaré convertida en estatua de hielo”, pensó.
Recordaba las palabras de Cork que
acabaron por derrumbar toda resistencia, de su parte, con lo de la
investigación de Stalingrado: “El punto está en tu perfección. Si no dudas, si
no piensas, no eres tú. Eres aquel, eres aquellos, eres los otros, eres la televisión,
eres la radio, eres el diario, pero no eres tú.”
Luego de desbaratar el campamento y
haber metido todo en la mochila miró por última vez el lugar, en el que había
vivido durante semanas, que era ya parte de su vida. Se echó la mochila al hombro y emprendió el descenso.
Más abajo, en el nivel que los hielos
del glaciar se funden, hizo alto. Se quitó la chamarra de plumas y la guardó
bajo la tapa de la mochila. Recogió una
flor blanca de los primeros prados donde
terminaba la morrena. Era una flor blanca, bella y muy resistente. Se la colocó
en el lado derecho de su lacia y negra cabellera. Entonó una canción mientras
bajaba dejándose deslizar a través de la arena negra.
Abajo los valles se habían llenado de esa
encantadora luz solar matutina y los colores inundaban de nuevo al sector central de la cordillera de los Andes.
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