EL ZOO HUMANO
Desmond
Morris
Supersexo y doping intelectual, recursos de la
mercadotecnia con base en el narcisismo.
Unos hacen
fortuna con los excesos y, los que se los creen, acaban deprimidos.
Eros y esperanza son los ejes que mantienen la estabilidad del planeta humano, en criterio de Alexis Carrel.
La depresión, patología de la modernidad,
es el resultado de una sociedad narcisista que se afana por el bienestar
material y se olvida del progreso cultural.
Buscar el trabajador la manera de
hacer honradamente su primer millón de euros, o bien buscar la manera de quitarle al empresario, o
al erario público, un millón de euros,
no deja tiempo para leer la Ilíada, el Quijote, a Tom Swayer o el Popol Vuh.
El Supersexo
lleva a la negación del eros, la
comunicación virtual pierde de vista el trato personal con el otro y, drogarse,
para mejor escribir, o para mejor pintar, o para mejor tocar, es un mito. Por
mejor decir, puro periodismo acrobático.
Ch.Bukowski:"Nunca mezcles pastillas con whisky |
Supersexo, comunicación virtual y drogarse,
dan la ilusión que se está con el otro, la realidad es lo contrario. El otro
desaparece cuando vuelve a salir el sol. Entonces llega la depresión.
De las diez
categorías sexuales que Desmond Morris apunta en su obra El zoo humano, dos son sobre las que se ha desarrollado la sociedad
humana, el sexo procreador y el sexo formador de pareja.
La categoría
de Supersexo es esa actividad sexual que vemos en las series de televisión.
Cuando una de esas parejas hace vida común y, luego de algún tiempo, ve que la intensidad sexual que observaba en la
pantalla no se ajusta a la realidad, llega la depresión o aparece lo que
Morris llama: “El club de los
corazones rotos”.
Por eso el
autor apunta que “Este peligro no es provocado por una propaganda antisexual, sino
más bien por un exceso de propaganda prosexual, que puede conducirlos a suponer
que la elevada intensidad de la fase de formación de pareja debe persistir aun
después de que la pareja haya quedado
plenamente formada. Cuando, inevitablemente resulta no ser así, imaginan que algo ha marchado
mal.”
Si todo
fuera cuestión de fluidos más, o fluidos menos, cada quien dispone de su
capital para depositar en su cuenta corriente del banco comercial. Sólo que el Supersexo impacta negativamente zonas del
comportamiento humano, tanto de la razón práctica como de la razón vital.
Byung – Chu -
Han, moderno filosofo alemán, de origen coreano, anota que “Hay una relación
directa entre eros y logo que pasa por descubrir al otro. Sin eso no hay posibilidad de verdad.
El eros tiene una relación vital con el pensar…el eros es la condición previa
del pensamiento. Sin el deseo hacia un ser amado que es el otro, no hay
posibilidad de filosofía.”
Y mucho
antes, en el primer tercio del siglo pasado, Alexis Carrel, en su libro La incógnita del hombre, le da mucho
peso a la esperanza y a la acción, como buena brújula para abrirse paso entre la selva más intrincada que, llevada a los
planos de la vida moderna, se le ha llamado depresión.
Contra la depresión la acción, pero
no la adicción:
“La
esperanza engendra la acción. Con razón la considera la moral cristiana una gran
virtud. Contribuye poderosamente al ajuste
del individuo a circunstancias desfavorables.”
Respecto de
los intelectuales que recurren al doping,
como se dice en el deporte, buscando profundizar en zonas de la creatividad, por
otra parte, lejanas del escritor sobrio, es un garlito sabiamente manejado
desde las técnicas del mercadeo.
Se les vende
la imagen de underground.
Javier
Aparicio Maiydeu ha escrito un interesante trabajo respecto de este tema
(diario El País, de España, 22-03-14,Pág.10).Dice que “Muchos se drogan y
crean, pero muy pocos crean mientras se drogan, y menos aun aceptan sobrios lo
que la droga les ha hecho concebir.”
Para
escribir se necesita lucidez, disciplina y sobriedad. Pero el underground no compra si huele
ortodoxia.
Entonces algunos escritores, duchos, anticipan una jugada. Es el juego de inteligencia contra pulsiones. Maiydeu se refiere a frases introducidas, o distorsionadas deliberadamente, por Joyce en el Ulises, y agrega:
Entonces algunos escritores, duchos, anticipan una jugada. Es el juego de inteligencia contra pulsiones. Maiydeu se refiere a frases introducidas, o distorsionadas deliberadamente, por Joyce en el Ulises, y agrega:
“pero estos perversos castigos infligidos al lenguaje resultan ser, en cambio, el fruto de
calculadas estrategias de experimentos
urdidos en el laboratorio racional. La heterodoxia gramatical no es fruto del delirio de psicopatías
inducidas, sino de ejemplos extremos de técnica o de virtuosismo, hijos todos
de la lucidez, jamás de desatados locos de atar.”
Como sea, Charles
Bukowski advertía seriamente al escritor: “nunca mezcles pastillas con whisky.”
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