Actuaba bajo
máscaras la gran actriz de una novela de W.S. Maugham, hasta que se olvidó, en
la vida real, quién era ella.
Ser del
interior y no actuar como el exterior, propone Cicerón en su obra Los oficios.
Actuamos, no
todos pero sí muchos, no como naturalmente somos sino según nos convenga o
según nos digan. Esto lo escribió el senador romano hace veinte siglos, cuando
sólo había unos cuantos millones de humanos, por ahí desperdigados en los cinco continentes, y
las comunicaciones eran más bien de boca a boca, como se dice, y escasísimos
libros, o rollos
En el siglo
veintiuno, cuando nos encontramos tan apretujados
en el planeta los seis mil millones,
como si fuéramos en el “metro”, la información de todo género que nos llega es inmensurable.
Televisión, radio, periódicos, revistas, libros, twitters, charlas de pasillo,
de café y de cantina, etc.
De pronto me doy cuenta que estoy hablando
como el programa televisivo que vi la noche anterior o como el periódico que
leí o reproduciendo alguna idea que “pesqué” mientras “subía el ascensor”. ¿Y yo? Es decir, ¿mi yo?
Parece
perdido entre tanta información. Ya no hablo como yo sino que hablo como los
otros.
De ahí que
las apreciaciones de Cicerón son más frescas
que cuando las escribió. Sus ideas en este tema son como la materia prima (que en realidad ya
venían desde los presocráticos) que después pensadores, de primer línea, han
desarrollado más acá ampliamente.
Luego de los
presocráticos algunos pensadores romanos nos legaron valiosos trabajos más extensos y detenidos de aquellas
sintéticas pero fundamentales ideas. Cicerón es uno de ellos. Coincidiendo o
chocando entre ellos, todo se fue enriqueciendo. No empobreciendo. La idea de
Cicerón es que el dialogo (de boca o de libros o de medios) enriquezca, no que
envilezca.
No sólo los luchadores llevan máscaras. |
Leibniz
habla de las ideas innatas y de las adquiridas. En Nuevo Tratado sobre el entendimiento humano (Libro Segundo,
Capítulo X) este filósofo del siglo diecisiete se refiere a esas ideas. Habla
de “ideas bien aplicadas. “Se refiere poder discernir lo nuestro interior de lo
exterior. Evitar hacer como el personaje de Maugham.
En otras
palabras evitar la revoltura disolvente y no perder de vista la mezcla
enriquecedora. “Retenemos también, y contemplamos, los conocimientos innatos, y
con frecuencia no podríamos distinguir lo innato de lo adquirido.”
Considerado
el asunto más allá de nuestra aldea, en el planeta siempre hay migraciones e
inmigraciones de pueblos, masas de gentes que de manera legal o ilegal se
desplazan de un país a otro o bien de manera transcontinental.
Llevan
consigo un aporte enriquecedor de ideas expresadas en otros idiomas y
costumbres. Cargan consigo no sólo su mochila con sus trapos y sus mendrugos de
pan, sino sus ideas innatas. Se trata que pueden proyectar un eclecticismo
enriquecedor. Como correr hacia home
sin perder la seguridad de la tercera base.
El problema
es cuando ese aporte se mezcla tanto que se pierde de vista lo original del
lugar al que llegan. Es el eclecticismo disolvente. Como el corredor que quedó atrapado entre la primera base y la
segunda…Sin una y sin la otra. Como la actriz de Maugham...
John Locke va directo al grano en su Ensayo sobre el gobierno civil: “Pero
aunque este sea un estado de libertad, no lo es de licencia.”
Ser del
interior y no actuar como el exterior, insiste Cicerón.
Sin el dialogo enriquecedor Tomas de Aquino
jamás hubiera entablado contacto con
Aristóteles. Ni Emerson hubiera viajado, en varias ocasiones, a Europa, para conocer ideas
de Kant o conversar con personajes vivos como Walter Savage Landor, Thomas
Carlyle, John Stuart Mill, Samuel Taylor Coleridge, William Wordsworth…
La manera de
orientarse, para no perder piso entre tanta multitud, que va y viene por la
avenida o por los continentes, según Cicerón,
la encontraremos muchos siglos después. Y es teniendo como sinodal a la
naturaleza. Con lo que vemos que la sabiduría, o para decirlo con tono modesto,
la sensatez, brinca de siglo en siglo, como un valor fuera del tiempo fenoménico.
Al contrario de la cháchara callejera que, poco de ella, no se lleva el viento.
Cicerón:
“El modo más
seguro y fácil de guardar el decoro que buscamos es atenerse cada uno a su
propio y natural carácter fuera de lo malo, y dirigir de tal manera nuestras
acciones, que en nada nos empeñemos contra el orden general de la naturaleza…La
cual no podrá conseguirse si por imitar las propiedades de otros dejamos de
cultivar nuestro propio natural.”
Cicerón |
“Marco Tulio
Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero1 (pronunciado ['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː]),
(Arpino, 3 de enero de 106 a. C. - Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un
jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de
los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República
romana.WIKIPEDIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario