Para el alpinista es vital encontrar la mejor manera natural de aclimatarse a la altura. Aclimatarse quiere decir encontrar un método efectivo contra el “mal de montaña”. Trastornos, debilitamiento, vómito, edemas pulmonares, muerte…
Está relacionada con la presión atmosférica y la consecuente cantidad de oxigeno que hay a determinadas cotas.
Si alguien está bajo los pernicioso efectos del mal de montaña necesita empezar a bajar de inmediato. Eso le salvará la vida. Más de una vez lo hemos comprobado de cerca. Los medicos recomiendas tomar mucha agua.
Recientemente los alemanes están haciendo experimentos sobre el mal de montaña: presión atmosférica, cantidad de oxigeno en la sangre, edemas,etc. Idearon una especie de capucha o escafandra, de plastico trasparente, sumanente ligera, colocada en la cabeza, acondicionada con una cortas mangueras para inyectar oxigeno hacia adentro. El resultado fue un exito. Pero todo eso está en la fase de experimentación.
La tabla de arriba fue tomada de Guía Practica del Excursionismo II de Adolf Mokrejs Ed. Roca, México, 1986, Pag.115
Pero no es asunto, primordial, del alpinismo llegar lo más alto posible sin el uso del oxigeno. Se ha emprendido una carrera ego maniaca de haber quién sube más alto sin utilizar tanques de oxigeno. Tan absurdo como si nos propusiéramos una competencia de haber quién desciende más las profundidades del mar sin tanques de oxigeno. Sería un experimento científico pero no deportivo.
Tomada del libro 28 Bajo Cero de Luis Costa. Ed.Frumentum, México, 1954.Pág.46
Lo que busca el alpinista es resolver problemas de la montaña, no de haber quién aguanta más dióxido de carbono en la sangre. La respuesta desde luego la tiene la medicina del deporte.
Proporcionamos dos tablas que permiten familiarizarnos con el tema.
La historia de no utilizar oxigeno artificial para subir montañas, en un plan puramente deportivo, tiene orígen político, no biológico. Se dio en el marco de los nacionalismos centroeuropeos del primer tercio del siglo veinte.
Los ingleses llevaban tanques de oxigeno más allá de ciertas cotas ( así se conquistaría el Everest).
Como contraste otros países se abstuvieron de llevar oxigeno.
Los mexicanos heredamos esa pugna pero, sin tener siempre conciencia del orígen del asunto, lo llevamos al plano grupal e individual. ¿Quién produce más globulos rojos o quién aguanta más dioxido de carbono en la sangre?
El tema, altamente yoico, sería una cuestión ociosa pero tuvo consecuencias deportivas. En ocasiones la cuestión se centró en si o en no llevar oxigeno y se dejó de pensar en los fundamental. En abrir rutas nuevas o abordar montañas aun no escaladas.
El tema central del alpinismo es abrir rutas nuevas.
Por favor no confundir, o no justificar, el uso del oxigeno artificial(recomendado por la ciencia médica) con algun empleo de doping.
El tema relativo a la aclimatación a las alturas es algo que golpea y, con tal fuerza, que el montañista debe dar marcha atrás (después de vomitar o desmayarse) y en ocasiones morir ahí mismo o en breve tiempo a consecuencias de lo mismo.Insisitimos: en breve tiempo.En cosa de horas. En México ese asunto se le conoce como “mal de montaña”.Es el precio que pagamos por subir en poco tiempo lo que debería llevarnos días.
Lo más propio es consultar a la ciencia médica del deporte respecto de este tema. Aquí damos una noticia sucinta del asunto. La intención es despertar el interés para que el individuo se documente más sobre este tema del mal de montaña.
Adolf Mokrejs, en su Guía practica del excursionismo II, (ediciones Roca, México, 1986, Pág. 112) dice que “El “mal de montaña o altura no es una enfermedad sino un indicio de que la aclimatación no ha tenido lugar”.Es necesario subir muy despacio. Da enseguida unos datos. Se pueden dividir las diversas zonas de aclimatación. Abarcando cada una de ellas
Es decir que para ir, de
Para subir al Popocatépetl, partiendo de
Si alguien quiere tener una idea real de lo dramatico que puede ser el mal de montaña vea el video donde se muestra la muerte de un joven andinista argentino llamado Federico Campanini. Murió por esta causa en el Glaciar de los Polacos, filo noreste del Aconcagua, el 19 de febrero del 2009.Está en Geoogle Internet.
Repetimos: el recurso más inmediato y eficaz para escapar al mal de montaña, que de prolongarse una horas puede ser mortal, es bajar lo más pronto que lo permita el terreno y la hora. Con perder altura,a tiempo, todo volverá la normalidad por si sólo.
Una anecdota que ilustra el tema.
El invierno pasado acampamos en la cueva somera por debajo de la cumbre del monte Tlaloc, en el lado sur, a los 4 mil m. s.n.m. En el grupo iba un joven alemán muy resistente en el ascenso. En la cueva era el más entero y se ofreció a prepara la cena para todos. Eramos ocho. Aceptamos gustosos y con humildad aceptamos que él estaba en mejores condiciones que cualquiera de nosotros.Hora y media después nos anunció que la cena estaba lista. Comimos con buen apetito. Nos sentíamos débiles pero, como quiera que sea, no era la primera vez que llegábamos al lugar y de alguna manera nuestros organismos respondieron. Cenamos y nos recuperamos. después de todo somos habitantes de la ciudad de México, lo que quiere decir: 2,200 m.s.n.m.
En ese momento nuestro joven cocinero se derrumbó bajo los efectos de un fuerte dolor de cabeza. Era tanto su malestar que no probó bocado alguno. Lo que nos alarmó fue que él consideraba que se sentía tan mal que podría acudir al laboratorio universitario donde desarrollaba un experimento para su beca de maestría, hasta el miercóles de la semana siguiente, y apenas era sábado. Era de esos tipos que llegaban al instituto a las cinco de la mañana en lugar de las nueve. Si pensaba que no se repondría hasta pasados varios días es que en verdad se sentía terrible. La altitud de su lugar de residencia en Alemania no era muy elevado sobre el nivel del mar.
Le aseguramos que al día siguiente, cuando empezaramos a bajar, se compondría. No nos creyó.Pero así fue.Al otro día cuando apenas llevabamos una hora en el descenso, se recuperó " de pronto" y totalmente. A tal punto que bajó corriendo y llegó primero hasta el pueblo de Río Frío que era nuestro destino para abordar el autobus.
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