La brújula |
En la actualidad ya no se justifica el empirismo que nos hacía vagar casi perdidos o momentáneamente extraviados por las montañas. En cualquier café Internet de la calle podemos entrar a Google Earth y tener al instante todos los detalles en línea y en imagen de la región que nos interesa. Y con un poder de acercamiento que hasta las piedras del camino se distinguen, valles, laderas, hondonadas, cordilleras, pueblos, ciudades.
El Altímetro |
Brújula y las curvas de nivel |
Altura y altitud |
Lo mismo si se trata del cerro de Iztapalapa, dentro de la ciudad de México, que de Shangrilá en el perdido macizo montañoso del ignoto continente. Así fuimos nosotros al lado noreste del Aconcagua sin guía profesional, sin amigos de allá, sin haber estado en el sur del continente y sin tener el más remoto conocimiento directo dónde estaba esa montaña. Con un buen plano topográfico de la región, una brújula y un altímetro, llegamos con toda precisión como si se tratara del cerro de Iztapalapa.
Diccionario de la Montaña, Agustín Faus, Barcelona España, 1963 |
Termómetro |
Meridianos y paralelos |
Latitudes y longitudes |
Estos dibujos son creación de Manuel Sánchez.
Por mi parte creo ser el redescubridor de un método de orientación muy general que debió ser utilizado en tiempos prehistóricos. Es mediante la figura del conejo. Sistema de orientación usado por nosotros, de manera adyacente (o de confirmación), al cruzar el desierto de Altar, en Sonora, México, y el desierto de Samalayuca, en Chihuahua, del mismo país.
La brújula de los chamanes |
La que observamos en la tarde-noche nos dice que estamos en el oeste con relación a la Luna y el “filo” de la izquierda es el norte.
Lo real de la cartografía y lo subjetivo del humano no siempre se ponen de acuerdo...En todo caso el plano topográfico también sirve para encender la fogata... |
Esta manera de orientación se puede comprobar desde la ciudad sin necesidad de esperar a estar en el desierto, en alta mar o en la montaña.
La figura del conejo nos dice que es en la tarde, estamos en el oeste y el “filo” de la izquierda es el norte.
Tomado de El magnetismo de Raymond Holden,Editorial Novaro S.A. |
Con brújula y plano topográfico a través del bosque |
Una palabra sobre la luna en el mito mexicano.
En la leyenda teotihuacana del Quinto Sol la luna es masculino. Es Meztli-Tecuciztecatl (conejo-dios, animal y divinidad) La vanidad y el temor del dios Tecuciztecatl no le permitieron lanzarse en primer lugar a la hoguera mítica. Por eso ocupa el segundo lugar en el cielo visto desde la Tierra. Es el Sol Nocturno. El dios Nanahuatzin se arrojó primero y de ahí salió el Sol de Día. Merced a la trasformación dejó de ser invocado como Nanahuatzin y ahora se le invoca como Tezcatlipoca “el más grande de los dioses”. Entonces había ya dos soles que iluminaban igual de día que de noche. Los dioses teotihuacanos arrojaron un conejo a la luna y esta perdió brillo. Por eso la luna tiene la forma de un conejo visto desde el hemisferio occidental.
Para efectos prácticos de orientación, según hemos mencionado, los viajeros del desierto que están familiarizados con la luna encuentran en ella un buen referente de orientación geográfica. En el mercado se pueden encontrar “calendarios lunares” que ilustran las diferentes fases por las que pasa este satélite natural de la Tierra en el transcurso del año.
Ahora bien, todo viajero del desierto descubre que la luna del desierto no es la misma que la luna de la ciudad. En la ciudad la luna apenas significa una luz más en el cielo. Es pálida, insignificante y esporádica.
En el desierto es una presencia deslumbrante de orientación geográfica pero, sobretodo, de profundo significado mítico y cultural para los pueblos de origen mesoamericano. En el desierto la luna no es parte del cielo, es parte del desierto.
El Sol de Día visto de frente quema la retina de los ojos. El Sol Nocturno se mete en la mochila del viajero y se viene con él a la ciudad. Para siempre.
Salambó, la heroína cartaginesa de la novela de Flaubert, invoca a la luna como diosa Tanit. Una parte de su oración dice: “¿A dónde vas? ¿Por qué cambias de forma perpetuamente? Tan pronto delgada y curva te deslizas en el espacio como una galera sin mástiles, o bien en medio de las estrellas te pareces aun pastor que guarda su rebaño. Luciente y redonda, rozas las cimas de los montes como la rueda de un carro.”
Diccionario de la Montaña, Agustín Faus, Barcelona, España, 1963 |
Orientación mediante el "GPS"
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