Iztaccihuatl ruta sur

IZTACCIHUATL RUTA SUR


Es la ruta común del sur. Decir “Ruta común” es referirse a la ruta que sube la comunidad. Por lo mismo tiene un valor social benéfico incalculable sobre la que se puede (y se debería) escribir numerosas cuartillas. Se trata de un terreno-escuela para alpinistas principiantes y experimentados. Subestimar esta vía de ascenso ha costado centenares  de vidas. En términos de salud psicofisica esta ascensión ha salvado más vidas que las miles de farmacias de la ciudad de México.

Nosotros creeemos que la biología tiene un plan secreto para eliminarnos ( y dar cabida a las nuevas generaciones). Nos hace creer que con la ley del menor esfuerzo  nos protegemos acumulando energías para ocasiones especiales. Eso estaría bien para cuando eramos recolectores- cazadores. En la ciudad exageramos esa economía de esfuerzo y resulta al revés. Al sedentarismo pernicioso la medicina ahora le llama "patología de la inmovilidad".



Miles de individuos han subido por aquí pero nosotros no conocemos una guía de cómo llevarla a cabo. Esto se hace por una especie de tradición oral. Pero el alpinismo moderno necesita algo más concreto de lo que puedan servirse las generaciones de montañistas que están por llegar. Nadie quiere, o puede, escribir sobre lo obvio. Hay inclinación de relatar las  hazañas alpinas en las que participan dos o tres personas  pero no por algo que puede servir a las multitudes.
  Vía de acercamiento desde la ciudad de México
VIA DE ACERCAMIENTO DESDE LA CIUDAD DE MEXICO
 













 Vertiente occidental y el viejo albergue de Chalchaopan
1 Puerto Teyotl.2-Refugio Teyotl.3-Insecalables.4-Cumbre Cabeza.5-Cuello.6-Arista de la Luz.7-Pecho.8-Corredores Occidentales.9-Chalchoapan.10-Rampa de Oñate.11-Refugio Láminas.12-Pico Ezequiel Ordoñez.13-Pico José Aguilera.14 Glaciar Ayoloco.15-"Panza".16-Pies.17-Rodillas.18-Espinillas.19-Refugio Ayoloco.20-zona de refugios (Rep. de Chile y Esperanza López Mateos).21-Adoratorio El Solitario y roca del mismo nombre.22- Cabecera Cañada Hueyatlaco.23-Cabecera Cañada Milpulco. 24-Cañada Alcalican.
 

La cumbre más alta de esta montaña, conocida como El Pecho, tiene 5,286 m de altitud.


Comúnmente la ruta del sur es visitada por expertos y por un flujo ininterrumpido de montañistas que van por primera vez.
Prueban con ello cuatro cosas. La voluntad de ánimo, la resistencia física, la manera ( o la técnica) de caminar en terreno nevado y la disposición para enfrentarse a un eventual cambio climático. En ese orden.
Quemando colestrol malo y pagando alto precio por el sabroso hedonismo de la ciudad (dibujo de Manuel Sánchez)

La salud física y mental que esta ascensión trae consigo, para el que la lleva a cabo, es de repercusiones sociales, repetimos,  de dimensiones incalculables. Sobre todo estamos hablando de México, un país en el que, en los momentos que escribimos estas líneas, se han encendido los focos rojos, por parte de la Secretaría de Salubridad.  Acabamos de arrebatarle a Estados Unidos el primer lugar de individuos con sobre peso de masa corporal.
Resultado de una serie de conductas patológicas, entre las que destacan hábitos desordenados de comer, obsesión por las bebidas endulzadas y, sobre todo, el sedentarismo. Con esto se tendrá noción de la inmensa importancia de llevar a cabo  la ascensión del sur de esta montaña. Ir a esta larga caminata hacia arriba no es arriesgar el presente sino facilitarse el futuro. Para él, para la familia y para el país.
Ofrecemos algunas noticias que puedan ayudar a tal fin.
IZTACCIHUATL RUTA SUR Y EL SISTEMA DE CAÑADAS DEL OESTE

Una última consideración (exclusivamente para novatos, los expertos no la necesitan) es la relativa a la aclimatación a las alturas. Este aspecto es algo  que golpea  y,  con tal fuerza, que el montañista debe dar marcha atrás (después de vomitar o desmayarse) y en ocasiones morir ahí mismo o en breve tiempo. En México ese asunto se le conoce como “mal de montaña”.Es el precio que pagamos por subir en pocas horas lo que debería llevarnos días.
                                               Vista área de la montaña

Lo más propio es consultar a la ciencia médica del deporte respecto de este tema. Aquí damos una noticia sucinta del asunto. La intención es despertar el interés para que el individuo se documente más sobre este tema del mal de montaña.
Adolf Mokrejs, en su Guía practica del excursionismo II, (ediciones Roca, México, 1986, Pág. 112) dice que “El “mal de montaña o altura no es una enfermedad sino un indicio de que la aclimatación no ha tenido lugar”. Da enseguida unos datos. Se pueden dividir las diversas zonas de aclimatación. Abarcando cada una de ellas 1,500 metros de altura. Y exigiendo una semana de adaptación. Para la zona entre los 3,000 y los 4,500 se requiere una semana. Para la situada entre los 4,500 y los 6,000, dos semanas.
Es decir que para ir, de la Ciudad de México (2,200m.s, n. m.), a la cumbre del  Pico de Orizaba, necesitaríamos  ir subiendo, acercándonos,  gradualmente, de población en población, dos semanas. Como lo hacemos es en dos días. Uno de acercamiento por carretera hasta el albergue y el otro para subir a su cumbre. Imagínese la tremenda deficiencia en nuestro modo de subir altas montañas. ¿Qué de raro tienen todos esos dramas originados por el mal de montañas que vemos con frecuencia?


Para subir al Popocatépetl, partiendo de la Ciudad de México, necesitaríamos una marcha de aproximación- aclimatación de  al menos una semana.  Lejos de eso, no es raro que salgamos en la mañana en automóvil de la ciudad, dos horas después estamos en Tlamacazcalco (base de la montaña) y tres horas más tarde en la cumbre del volcán. Cinco horas lo que necesitó una semana…


 Si alguien quiere tener una idea real de lo dramatico que puede ser el mal de montaña vea el video donde se muestra la muerte de un joven andinista argentino llamado Federico Campanini. Murió por esta causa en el Glaciar de los Polacos, filo noreste del Aconcagua, el 19 de febrero del 2009.Está en Geoogle Internet.


Cañadas de la vertiente oeste
La montaña vista desde el sur.Se ve la cresta que, partiendo del paraje La Joya (Pies), sigue hasta la cumbre del "Pecho"

 
Dibujo de Manuel Sánchez parodiando la tarea de tallar escalones en el hielo o nieve.
Ruta de ascenso. En primer plano se ve la ubicación del refugio Esperanza López Mateo      








Por desgracia hay en la actualidad una enorme inseguridad para los montañistas que van a la Iztaccihuatl.
El 5 de marzo del 2012 salió publicada esta nota en el diario El Universal. Se trata de un asalto a montañistas en la Iztaccihuatl. En esta caso, como en el del Nevado de Toluca, las autoridades castigan a los montañistas impidiéndoles  el acceso a esos lugares, en lugar de buscar y sancionar a los delincuentes.



"TLALMANALCO, Méx., marzo 5 (EL UNIVERSAL).- La zona boscosa de San Rafael, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, es muy peligrosa para montañistas que visitan el lugar ya que operan bandas de delincuentes que fuertemente armados los asaltan y violan a las mujeres, advirtieron los propios excursionistas.

Según las propias autoridades municipales, se presentan hasta ocho atracos al mes en contra de deportistas extremos que acuden a este lugar, sobre todo los fines de semana, porque no hay vigilancia de ninguna de las corporaciones municipales, estatales y federales, ni de los ejidatarios que controlan el parque.

Juan Carlos Durán Gutiérrez, director de Protección Civil de Tlalmanalco, reconoció que cada fin de semana se registra un robo en diferentes parajes del ejido, pero hay ocasiones que son hasta dos, principalmente en “Las Trancas”, el más alejado de la caseta de vigilancia del área que administran ejidatarios que cobran una cuota a los visitantes.

El domingo 26 de febrero, 60 personas que acampaban y comían en el paraje “Nexcoalanco”, fueron asaltadas por 25 hombres armados y encapuchados que golpearon y causaron heridas a más de 20, incluyendo a un niño de ocho años y abusaron de tres mujeres.

Los ladrones, vestidos con ropa camufleada, cubiertos de la cara con pasamontañas, salieron de entre los matorrales armados con rifles, escopetas, pistolas y machetes para rodear primero a un grupo de aproximadamente 40 personas que acampaban y comían.

Luego sometieron a otras más que venían bajando, amarrándolas a todas, hasta sumar más de 60, incluyendo niños y mujeres.

Los encapuchados hicieron disparos al aire y a casi todos los hombres les pegaron con machetes y pistolas, causándoles lesiones a por lo menos a 20 en cara, cuerpo y cabeza, entre ellos Fernando, de ocho años, a quien le pegaron en la espalda.

A Alejandro, de 27 años, le fracturaron la nariz con la cacha y a Salvador lo hirieron de una pierna con una pistola de diábolos.

Un perro bóxer que acompañaba a campistas de Cuautitlán fue baleado en el cuello con una escopeta.

“Entregamos celulares, carteras, dinero, relojes, cámaras, equipo de montaña y luego nos quitaron los zapatos que aventaron a una camioneta Chevrolet para luego amarrarnos de pies y manos con las agujetas”, recordaron.

La misma suerte corrió un profesor y 11 alumnos de la primaria Juan Jacobo Rousseau, del Distrito Federal, que acampaban en la zona.

El jueves pasado, el ayuntamiento clausuró el parque ecoturismo “Dos Aguas” por carecer de licencia de funcionamiento y por falta de medidas de seguridad para protección de los paseantes.

El lugar se mantendrá cerrado, hasta que la empresa no regularice su situación administrativa ante el gobierno local y tome medidas internas para garantizar la seguridad de quienes semanalmente visitan el sitio".




Noticia por televisión mexicana del 23 de julio de 2015:en Tlalmanalco ( pueblo de tránsito obligado  antes de llegar a San Rafael).SW de la Iztaccihuatl, la policía agarró a tres que se dedicaban  a asaltar a montañistas.


 






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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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